Irrumpiste en ATRIO con tu libro hace tres meses y nos enviaste desde el principio tu des-colocadora tarjeta de presentación.
Yo presentía que ibas a provocar una tempestad en este lugar en que nos encontramos gente con más años y, sobre todo, con hábitos intelectuales más racionalistas. Así fue al principio.
Pero aún no imaginaba la constancia y paciencia con que ibas a encajar las críticas, dialogando siempre y con todos con tu estilo y sencillez franciscana, tanto en tu curso-taller, cuya autoría quisiste desde el principio reservar sólo para Oscar, como en otros conflictivos hilos. ¡Gracias por todo, Nacho!
En poco tiempo te has alzado como una de las columnas maestras de este ATRIO y espero que sigas yendo con nosotros, aunque concluya la serie de los capítulos que aquí quedarán para quien quiera en el futuro recorrerlos, lo mismo que en tu libro que aparecerá a principios del otoño.
Por todo ello, Nacho, hermano, en el día de tu patrono, el de Loyola, ¡MUCHA FELICIDAD, PAZ Y LUZ INTERIOR!
En Atrio te queremos muchos.
Qué majos sois y como disfruto y agradezco vuestra página. abrazos,
Isabel
Amigos atrieros:
-Gracias por vuestro cariño y vuestra felicitación.
-Gracias a Antonio por sacar el textito de felicitación.
-Gracias, Pepe, por ser tú a la sombra y al solano. El de Loyola sería todo lo poco contracultural que quieras, per era íntegro. con gente íntegra y santa, habría más contracultura y, no lo niego, me gustan los jesuitas, aunque tenga algunas críticas contra ellos.
-Valga mi abrazo y cariño a todos.
Nacho.
Pepe, realmente no te falta sentido del humor. Fantástico.
Hola Ana,
A mí no me molesta que me feliciten por mi santo. Al fin y al cabo, ser padre putativo tiene su puntito de contraculturalidad 😉 Además, siempre me ha parecido muy sugerente ese “sí es, no es” (padre de Jesús). En la iconografía antigua y medieval, al pobre San José siempre lo representaban pequeñito y lateralizado, como es fácil de entender por qué.
Además, en mi caso, bautizarme con ese nombre supuso un autentico encaje de bolillos de diplomacia familiar: me pusieron José por mi bisabuelo paterno, que tenia fama de ser sensato y buena persona y de quien, con esa decisión, heredo nombre y apellido (además de una toalla y una mantelería con sus iniciales que, obviamente, coinciden con las mías y que son muy monas). Pero desde niño, en casa decidieron llamarme Pepe, por un tío materno, un hermano de mi madre que estaba como una cabra. Y así, las dos familias se quedaron muy contentas.
Ya ves que en mi caso, como en el tuyo, la biografía del santo carpintero fue mucho menos decisiva que las intrigas familiares, cuando decidieron ponerme José y llamarme Pepe…
Nacho, con un día de retraso, que no es nada, algo de especialidad en el constante recuerdo y aprecio agradecido por cuanto abres de brecha.
Que el testimonio del Cojo de Loyola te y nos ayude en la reorientación necesaria para no apartarnos de las huellas de Quien dijo ser también Camino, Verdad y Vida. Un fraternal abrazo. A. Vicedo.
Jajaja, mi querido Pepe Blanco, no nos pongas tan fácil el hacer chistes de los nombres de los que somos portadores, y su referente santo o santa….
Hola Nacho,
Después de haber leído tu libro, me asalta y me carcome esta duda: ¿te gusta que te feliciten el día de tu santo, en conmemoración de un señor que fue canonizado haciendo valer la hipotética prerrogativa papal de infalibilidad? ¿Te gusta que te felicitan por llamarte como el fundador de los jesuitas, que fueron tan poderosos, tan maquiavélicos, tan defensores del sistema, tan obedientes al papa, tan poco contraculturales?
Si te gusta, te felicito, por supuesto: felicidades, Nacho.
Nacho, en estas palabras, dices mucho de tu confianza personal en lo que de humanidad somos todos, al estar en aptitud abierta a la vida, a lo que es, al cambio continuo:
“Otra inquietud es aportar lo que pueda (no sé cómo) al salto cualitativo que la humanidad va a experimentar”.
Has aportado mucho ya de ti, sin pre-juicios cerrados ni miedos.
Muchas gracias. Siempre Bienvenido seas allá donde vayas… y estés…
Querido Nacho, sé que para ti la lucha es una fiesta, así que te deseo que seas feliz en esas inquietudes que te mantienen tan vivo, dinámico y comprometido.
Gracias por haber “revolucionado” y movido a mucha gente, la silla de la rutina a partir de esquemas mentales más o menos maquillados. Tu juventud espolea estas rutinas buscando, junto a quienes queremos caminar sin detenernos, un mundo mejor. Así que de “joven” a joven, como nos invita cada día Oscar, vamos pa lante
Un besote grande.
Nosotros los de Euskadi no podemos decir Ignacio sino cantando:
“Fundador, sois, Ignacio, y General
De la Compañía Real
Que Jesús con su Nombre distinguió”
La Legión de Loyola con fiel corazón
Sin temor enarbola su egregio Pendón…”
Y subimos a los montes día como hoy para celebrar al único santo que teníamos hasta hace apenas cuatro o cinco años, que nos canonizaron también a Valentín de Berrio Otxoa, para no hacer de menos a los vizcaínos, que estábamos un poco moscas porque los guipuzcoanos tenían un santo y nosotros ninguno (ya sabes, Nacho, que San Sebastián es un barrio en las afueras de Bilbao…).
Bueno, a lo que iba, felicidades Nacho, Iñaki, Inasio, Iñigo.
Hola NACHO!
Reitero mi augurio y pronóstico para vos:
-“HUMOR y PACIENCIA“-
Hubo quien me amplió el sentido del segundo hemistiquio:
PACIENCIA = AJO y AGUA
– ¡¿Qué?! – le pregunté
– “¡A-JOderse y AGUAntar!”- me esclareció.
¡Vamos carajooo todavía! – Oscar.
¡¡¡Gracias Nacho!!!
Has abierto un camino de esperanza, en un momento… para mí… triste y oscuro para esta humanidad nuestra.
Me uno desde la ¿lejanía? física, al caminar al que nos estás invitando; es un deseo que compartimos (salvando las distancias) soy una viejita de a pie, tú un caminante constante y lleno de vigor.
¡¡¡Gracias por compartirlo en este Atrio que muchos tanto queremos!!!
Un abrazo entrañable.
mª pilar