Esta reflexión surgió a partir de comentarios hechos en ATRIO.
Por eso se le da un carácter de prioridad para iniciar un hilo.
Partamos de un aserto definitorio: La Biblia contiene la Palabra de Dios, pero no toda la Biblia es Palabra de Dios. Esto lo hemos estado escuchando en muchísimas ocasiones en este foro sin suscitar apenas algún comentario. Pudiera parecer como si manifestaran el convencimiento de que lo divino y lo humano estuviesen en una misma conjunción sin separación alguna. No podría ser de otra manera dada la naturaleza de nuestra fe cristiana fundamentada en un Hijo de Dios encarnado, en un ser humano revestido de naturaleza divina.
Cuando decimos, por el contrario, que la Biblia es enteramente de construcción humana, y donde lo divino es un supuesto, entonces no podemos estar en el convencimiento de que seamos participantes de una religión revelada, y nuestra espiritualidad tendría otras expresiones.
Para explicar este misterio hablamos de la trascendencia de Dios, que es un término más propio de la filosofía, muy útil como herramienta de autores e intérpretes, pero ausente en los textos sagrados donde se dice de Dios que es más alto que los cielos y su pensamiento más grande que el pensamiento de los seres humanos y donde se enfatiza también que es el mismo Dios quien se nos ofrece, se nos da a conocer, y ni siquiera Abraham, nuestro padre en la fe, para judíos, musulmanes y cristianos, fue un inquisidor de Dios. La Biblia explica, pues, que Dios se nos hace presente en nuestra historia de forma sorpresiva. Un Dios que se aparta de toda realidad que lo defina, mundana o localista, con su “Yo soy”.
Algunas personas le ven, otras siguen de largo, sin que percibamos si le han visto o le rechazan, porque la trascendencia, si con ello se busca explicar la Revelación, no es ninguna escalera hacia los cielos. Y si acaso somos fruto del azar, cualquiera que fuese la forma con que haya acontecido, la vida objetivamente no tiene sentido, salvo el valor dado a nuestra propia existencia.
¿Cómo explicar entonces esa dualidad que observamos entre lo sacro y lo profano? ¿Por qué situarlo como una “etapa en el devenir histórico” en el marco de la evolución general, y no como un valor cultural propio de la mentalidad griega? Fue el Helenismo quien se encargó de dar cuenta de dos realidades “existentes” una hacia la materia, lo físico, comprendido en el Cosmos y otra a lo espiritual, en un plano superior alejado de cambios y corrupciones. Ese elemento civilizatorio caló profundamente en el mundo grecorromano y se perpetuó en la Iglesia Latina de Occidente, que es nuestra Europa Occidental en la que estamos ahora. La vida se nos hizo dual desde entonces y con esa visión enfocamos toda la realidad, y nos vemos así, como una composición de cuerpo y alma.
Somos una unidad, sin abstracciones, pero difícil de interpretar así por la mentalidad tradicional que busca dos destinos distintos y por separado para después de la muerte.
Lo sacro y lo profano en ese contexto cultural adquirió sentido religioso, igual que la distinta valoración de lo material y lo espiritual, perpetuándose una visión dual del ser humano en cuerpo y alma. El Cristo perdió su esencia humana y el cielo de los redimidos, el de la presencia de Dios, se convirtió en el imaginario religioso en el lugar natural de las almas separadas del cuerpo.
Igual fortuna adquirió nuestra concepción de la Iglesia. La Institución, con su papado monárquico y demás jerarquía y su amplia feligresía suspirando por la redención de sus almas haciendo de tal sociedad el cuerpo, el soporte, cuya alma es la Iglesia Celestial junto a la presencia de Dios, donde está Cristo sentado a la diestra. Santa y pecadora en el sentido más dual del término como dos realidades que pueden cohabitar. Como dos naturalezas en una unión forzada, e inevitable, con reminiscencias platónicas. Y así, sólo el tránsito de la muerte libera y no antes con los méritos aplicados de la Pascua del Señor.
La doctrina teológica introducida por el Concilio Vaticano II, que ayudó al acercamiento a las realidades terrenas desde el Magisterio y la Pastoral, puso en evidencia que nuestra Eclesiología, propia de una mentalidad arrastrada de los siglos pasados, y por confrontación a los movimientos de reforma de entonces, obedecía más a reacciones culturales que a una serena y profunda comprensión de la Revelación en cada momento.
Y a causa de una Eclesiología mal enfocada, por razones de una mentalidad que obedecía más a criterios culturales que al Depósito de la Fe, hemos ido despojando a los textos evangélicos de su valor de gracia en la búsqueda del valor de lo humano, considerando a priori que toda la Revelación trasmitida y su expresión dogmática fuese un error histórico construido por la adulteración del Mensaje en la era apostólica tras la muerte de Jesús.
Y todo ello gracias a que la teología liberal de raíz racionalista llevaba ya un amplio recorrido, y con la ayuda de los notorios avances de las ciencias históricas y de los estudios de textos y del lenguaje, había hecho avanzar una interpretación de las Escrituras despojada de toda connotación con lo divino. Ahora lo profano invade lo sagrado y la Iglesia Católica se ve envuelta en el proceso de secularización sin encontrar las claves del enigma.
Con lo expuesto hasta aquí no se explica enteramente la crisis intelectual que acompaña la fractura social de nuestro Catolicismo, pero puede servir de ingrediente para que podamos configurar un nuevo pensamiento que supere las actuales dificultades.
Tenemos que poner en valor todo lo que de Palabra de Dios encierran las Escrituras y a su luz, y no desde nuestra visión moderna reduccionista, enjuiciar los modos y maneras con que el cristianismo más primitivo organizaba su vida de Iglesia y se enfrentaba al mundo, dentro de su contexto cultural. Al fin y al cabo toda reforma supone siempre una vuelta a la pureza evangélica y el último intento serio lo hicimos con el Concilio de los años sesenta del pasado siglo XX. Lo que siguió después no cuenta, si no alcanzamos a comprender que en Cristo se ha hecho sacro lo profano y que la Creación y la Redención son hitos dentro de un mismo y único plan divino de Salvación.
Román, no podía dejar pasar esta oportunidad para felicitarte por éste tu interesante artículo, que es ademas de oportuno, resulta muy actual en la presente crisis espiritual que vive la humanidad….Me recordó un libro que leí hace mucho tiempo con el título del “Valor divino de lo Humano”….que entonces como hoy nos presentaba la realidad cósmica en la que vivimos sumergidos…y su verdadera perspectiva trascendental…
Porque no solo estamos todos llamados a participar “en este modo de existir de Cristo” en su humanidad que es propiamente llamado la divinización del ser humano, sino tambien lo contrario es verdad y que corresponde a la humanización de Dios…
El Creador y el ser humano, pues, se comprometen a un maravilloso intercambio que no destruye la estructura específica de la naturaleza humana, sino que, al contrario, la conduce a completarse totalmente en el mismo Jesus, el Verbo encarnado que nos asume a nosotros totalmente…
Por eso Pablo de Tarso, que es tan actual como tu artículo, doctor de la Ley antigua, como tu bien señalas en tu ultimo comentario aquí,… “pinta” en su carta a los Efesios un verdadero cuadro de la divina belleza de la creación que es el Cosmos y cuanto contiene. Porque no solamente presenta Pablo el misterio de los consejos divinos, sino tambien el plan magnífico de la redención, el designio misericordioso que acaricia Dios desde toda la eternidad y que luego realiza en la plenitud de los tiempos y revela, además, todo lo que es la obra de la creación, ya que el DESIGNIO misterioso de Dios era pacificar a todo el mundo creado, y reunir y fundir a la humanidad entera en CRISTO JESUS. Pues Cristo Jesus, hombre y Dios a la vez, es el centro adonde todo converge, lazo que todo lo une, cabeza mística de este organismo que vive, donde se asocian en un cuerpo y en una vida, y en un amor, JUDÍOS Y GENTILES, hombres y ángeles, las criaturas y el Creador…
Por eso, Pablo comienza la epístola asi: “Pablo, apóstol de Cristo Jesus por la voluntad de Dios..Bendito sea el Dios y padre del Señor Jesucristo quien nos BENDIJO con toda bendición espiritual en los cielos en Cristo..en El cual tenemos la redencion por su sangre, la remisión de los pecados, según la riqueza de su gracia que hizo DESBORDAR sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia (Efesios 1, 1-7) (Las mayúsculas son mías)
Un abrazo de Santiago Hernández
Me siento un poco abrumado,
han sido tales las muestras de afecto, y la extrema delicadeza con las que en las intervenciones me han mostrado las disconformidades con el contenido de mis afirmaciones, que no podía, tal que no quería, quebrar esa atmósfera creada a propósito de mis reflexiones.
Nadie se puede imaginar hasta dónde valoro, que en Atrio se encuentren estos remansos tan alejados del lenguaje bronco y de los nudos de crispaciones que se respiran en la vida públivca, en la social, la política y hasta la religiosa de nuestra sociedad española. Una crispación que vengo observando como nacida en la primera parte de los años noventa, que venía a sustituir las salvajadas de aquel elemento bunkerizado que se opuso a las reformas política alentadas por las reformas políticas de la Transición, pero que en los noventas nació como un elemento de lucha política, que obedecía a una estrategia bien planificada.
Sufrí mucho con los rebrotes de los años 2004 – 2005 y de lo cual hice un registro mecanografiado en un seguimiento de casi un año. Aquello nos costó a Feli y a mí, un gran vacío dentro de la comunidad parroquial de la que formábamos parte.
En nuestros ambientes de Iglesia corríamos de forma paralela aunque no es el caso que me dedique aquí y ahora a hacer descripciones de situaciones pasadas.
Pero debo responderos con la misma honestidad. Quid por quo.
Y empiezo por explicar que si yo hubiese tenido el convencimiento de que quienes participan conmigo en las reflexiones que aquí expreso hubiesen sido personas convencidas de que prevale la autoridad de la Palabra de Dios, sobre otros condicionamientos, habría empezado mi artículo citando la Epístola a los Efesios y de la misma habría hecho depender mis conclusiones.
Pero ni Pablo es objeto de vuestra devoción, pues tiene una mala prensa, creo que inmerecida, en estos lares, ni habría manera entonces de explicar lo obvio: que la Plenitud de Dios es superior incluso a su Revelación positiva, entendida en los estrechos límites en que los creyentes “oficiales” la hemos tradicionalmente colocado.
Pero os puedo hacer una confidencia. La Epístola a los Efesios es para el Cristianismo de este siglo XXI que ha empezado, como fermento renovador, lo que la epístola a los Romanos supuso para los movimientos de reforma nacidos en el siglo XVI. Entonces se discutía la virtualidad de la fe, como el supremo bien salvífico, y ahora se necesita hacer la necesaria síntesis en Jesús el Cristo, de la Creación-Redención, según los planes de Dios.
Pero, en fin, parece como si estuviera hablando de otros temas que apenas rozan las cosas que se han venido comentando.
Lo siento, pero son muchos los espacios, que todavía debo recorrer.
A mí me gusta que otr@s comentaristas discrepen de lo que yo digo porque me hace replantearme las cosas por si acaso ando errada (por eso de la ventana de johari), lo agradezco porque, además, me hacen cuestionarme mi pensamiento. Pero también agradezco que se me den alternativas porque aún aprendo más. Resaltar solamente los aspectos negativos suele dejar mal sabor de boca, porque no siempre la botella está medio vacía y porque, ver lo que l@s demás hacen mal, es lo más fácil.
Ana ¡También lo vi!
Y cuanta tristeza entreví, en lo duro que es su camino por las trabas que constantemente le ponen los poderosos.
Los que poseen la riqueza ¡siempre conseguida de mala manera! No les interesa que el país prospere, solo, que sus valores económicos no mermen.
¡Qué cercano es, y que mirada tiene tan franca!
mª pilar
Rodrigo… Ummm:
Te parezca lo que te parezca, para mí:
¡No es lo mismo!
Poner el centro en el ser humano, que ponerlo en la historia de un pueblo, donde (personalmente observo) va haciendo un dios a su medida.
Y al mismo tiempo, desde ese “berenjenal” salta una esperanza para los siempre machacados.
Por encima de todo, solo es mi manera de mirar.
Como he dicho muchas veces; el lenguaje está tan manido… que cuesta mucho salirse de él:
Juan Luis Herrero nos muestra ¡que otro camino es posible!
Que yo recuerde, no patea lo anterior, lo limpia, desbrozando cuanto en él hay de “apaño”.
Sinceramente Rodrigo, a veces siento, que todo te parece mal si no está dicho exactamente como tú quieres que lo expresemos.
En mi persona y pensamiento… hay un recuerdo agradecido por tanto bueno recibido a las personas que hicieron posible:
Mi despertar…
¿Qué tiene eso de malo? el resto que dices, si es por lo que escribo te digo; no sabes como estoy caminando ni por asomo, y no seré yo quien azote a los que deciden caminar distinto.
Puedo decir hasta el aburrimiento, que:
“Hay otra manera de caminar, que toda persona puede buscar y encontrar”
Pero jamás me instituiré como cabeza de nada; en mí, ha sido un proceso (y por experiencia sé) que no todas las personas están preparadas para quedarse “desnudas” de lo aprendido, tomando lo bueno de lo vivido y comenzar un camino nuevo.
Con cariño.
pili
A veces me da la impresión de que sólo se está cambiando unas supersticiones por otras, en apariencia más “modernas”, pero superstición a fin y al cambo. A veces me da la impresión que el “nuevo tiempo axial” con su “salto de conciencia cuántico” se queda reducido a un mero neomilenarismo. A veces me da la impresión que en vez del titánico esfuerzo de Juan Luis Herrero de purificar la religión del pensamiento mágico (Religión sin magia) distinguimos religión de espiritualidad para poder operar que toda la crítica de la razón y la ciencia sólo descalifica la religión y así podemos seguir adelante porque la espiritualidad quedaría intacta a la razón (Magia sin religión).
Así, pareciera que es un avance decir que “no toda la Biblia es palabra de Dios“… pero desde la crítica antropológica de los procesos culturales de divinización sigue teniendo validez que “toda la Biblia es palabra humana atribuida a la divinidad“. Y entonces el avance no parece avance tal, sino táctica de evasión para mantener en algún grado la divinidad de la Biblia.
Tienes razón, m. Pilar, el mundo interior está ahí y se puede taponar o, incluso, matar, para no querer tomar conciencia de algo más allá de aquello que nos rodea.
Acabo de escuchar la entrevista que Jordi Evole le ha hecho al presidente de Uruguay en el programa Salvados y no salgo del impacto que me ha producido tanta honradez, tanta coherencia, tanto talento, tanta generosidad, tanta sabiduría.
Decía que de los 13 años que estuvo en la cárcel, 9 los pasó incomunicado y sin tener acceso a un solo libro, pero ahí fue donde entró dentro de sí y dialogó con su propia persona, donde aprendió casi todo lo que sabe. Uf!!!! qué gran persona, él sí que llegó a la esencia de su propio ser y él sí que sabe cómo llegar al otro procurando justicia social, etc. etc.
Os leo con mucha atención Ana, Oscar en vuestro ten-con ten…jejeje.
Pienso en “voz alta” compartiendo, que…
Estamos tan saturados de “palabras, conceptos, divinidades, magia, misterios” que hacer “limpieza” interior, de “pensamiento, palabra, obra”…es una labor costosa y complicada para muchas personas; es, como si se quedaran desnudas… al “pairo”…
Se ha divinizado todo cuanto nos rodea con tanta persistencia; hemos “plantado a Dios” en todo cuanto nos rodea, desde una mirada distorsionada y especialmente “preciada” para un pequeño grupo (somos “pocos” en el universo los cristianos.)
Unas veces con temblor y temor, otras por “magias”, castigos, salvaciones eternas, o condenaciones…etc.
Hay más caminos en este mundo, y vividos con corazón limpio todos son válidos y llevarán a un mismo fin.
Por todo ello, la carga es tan fuerte, que no hay iniciativa propia de “mirar-escuchar-bucear” en ese inmenso mar, para buscar en el, con mirada abierta y en constante renovación.
Estoy con Ana, hay que aprender a leer, a buscar, a mirar dese la base recibida pero “purificada”.
Leyendo el evangelio de hoy (como ejemplo) según avanzaba su lectura, pensaba:
¡Jesús, no se expresaba así! era más sencillo, más pegado a la realidad que le rodeaba.
Es bueno estudiar (en este caso la Escritura) y contemplar lo que en ella se nos cuenta para reconocer con bastante claridad, que no es toda ella palabra de Dios… porque entonces se daría de bofetadas con lo que Jesús decía.
Sigo pensando que todo ser humano de buen corazón… siente ese no se qué… que bulle en su interior y que le impulsa a tomar caminos concretos, acciones concretas, comportamientos concretos, muchas veces a la contra de cuanto sucede a su alrededor.
Quizá podríamos decir, como nos insinúa Gonzalo (cambiando el sentido) que:
En toda palabra humana, donde brille la justicia, el amor, la lucha por mejorar este mundo en todo aquello que nos rodea:
“Hacemos visible ese “Sentido-Esencia-Vida-Dios” que cada persona lleva grabado a fuego en su entraña…
Si no lo mata, al entregarse a su dios personal que le arrasa así mismo y cuanto pasa por su lado.
mª pilar-pili
Cierto, Oscar, la Buena Nueva es ese horizonte de cada cual donde cree que va a encontrar la meta, mientras tanto, caminando, olfateando, buscando sentido a la vida, ya es vida, esto es vivir, lo contrario es muerte en vida.
Ok! ana.
Te leo:
– “Obviedad: la Buena Nueva, Jesús, está en los evangelios, pero hay que buscarlo en sus textos enmarcados en su contexto a través de exégesis, hermenéutica, antropología y otras ramas de las ciencias sociales.”-
………………
Creo entender lo que quieres decir diciéndolo.
Pero hacia dónde yo te voy señalando con mi dedo preguntador,
es, precisamente, a atender a esa tu magistralmente definida “obviedad”.
En la “obviedad” es donde uno “hace pie”, “se afirma”, “cree” “descansa” “¡No jodan, ché!”.
La “obviedad” es el último “fondo”, es “el fondo”.
…………………
Tú pones (dices que “está”) la Buena Nueva (para ti = Jesús) en los evangelios,
pero (¡ay, ese “pero”!) hay que buscarlo …
Pienso que si “hay que buscarlo” es porque “no-está-a-mano” y por eso es “discutible”.
Y es cierto que en la vida discutimos con todas esas búsquedas en:
* “textos enmarcados en su contexto a través de exégesis, hermenéutica, antropología y otras ramas de las ciencias sociales”-
Pero la vida humana (ni ninguna vida) pende ni pendió de esas kalendas griegas de la discusión;
Porque la vida de cada cual es un disparo a quemarropa y hay que hacer algo, sea lo que sea AQUÍ y AHORA para poder llegar alguna vez (al que así lo crea) a esas kalendas griegas de nunca acabar.
Pienso que el “fondo o BUENA NUEVA:
Es el YO de cada cual, el MI MISMO que cada uno anda haciendo en el Mundo, buscándole su lugarcito para no afear la Foto y el Kino.
Poner el “fondo” o BUENA NUEVA
* en Jesús o en cualquier otra persona, asunto o cosa, que no sea el llamado de la circunstancia de cada cual,
* sería, a mi modo de ver y para mí:
– una trans-fugada hacia adelante,
– un “harakiri-existencial”.
– una gambeteada al Destino insobornable.
¿Ok?
¿Seguiré todavía? – Oscar.
Mi querido Oscar, me encanta tu faceta de preguntón (con perdón), o escudriñador (mejor?).
Vamos por partes:
Dices “En ese hacer “limpieza a fondo”:* ¿con qué te has encontrado en el “fondo”? Te digo, es que aún no he llegado a ese fondo, estoy en plena limpieza, desconozco lo que me encontraré, pero mientras me quito las escamas, también me quito lastre para andar por la vida ligera de equipaje, entorpecedor en el caminar. De lo que se trata es de la limpieza, no tanto del fondo en sí mismo. No tengo miedo a la intemperie, pero sigo pensando que Jesús, como persona que vivió como humano entre los humanos, sigue siendo un buen referente de esos valores, anhelos y esperanzas que compartimos los seres humanos, seamos de la época y/o del lugar que seamos, con religión o sin ella. Claro que Jesús si no fuese por su aspecto religioso habría quedado en la penumbra de la historia. Y aquí es donde marca distancias significativas con otros personajes históricos, ¡casi ná!
Obviedad: la Buena Nueva, Jesús, está en los evangelios, pero hay que buscarlo en sus textos enmarcados en su contexto a través de exégesis, hermenéutica, antropología y otras ramas de las ciencias sociales. Los evangelios son el soporte, un soporte bastante alejado de la simplicidad con la que se “nos han leído” y con el que se ha hecho un guion con una marcada línea recta, sin entretenerse en detalles significativos por ejemplo, de porqué los evangelistas tienen tantas diferencias entre sí en su enfoque, en sus relatos o en la ausencia de algunos de ellos, etc.
Y termino repitiendo mi pregunta, pero quitando mayúscula “dios?, ¿qué dios?, su palabra ¿qué palabra?”. Como diría el autor del evangelio de hoy en boca de Jesús: “creedme, pero si no me creéis a mí, creed en mis obras”.
No tengo ni respuestas a todas las preguntas, tuyas o mías, ni certezas, pero esto no me inquieta, mientras, “voy yendo”, siguiendo tu afortunado hallazgo.
PD. No veas lo que tengo que pensar, estudiar, investigar, reflexionar para dicha limpieza. Esto es un regalo-oportunidad que nos hace atrio, es decir, equipo, Antonio Duato, y tod@s quienes escribís, de quien tanto aprendo. Aprovecho, una vez para darle-daros las gracias.
Anécdota: En una ocasión una persona le preguntó no sé si a un sabio o a una sabia ¿De dónde saca todo lo que sabes? -De los libros, le contestó. A lo que la persona que había formulado la pregunta le contestó “¡así cualquiera!”. Pues en ello andamos.
Hola ana!
Te leo:
– hacer limpieza a fondo de todo lo nocivo que se ha ido acumulando de parte de “dios”,
– para llegar a la esencia de la Buena Nueva, que no son los evangelios, sino Jesús”-
……………….
¿Repasamos algunas cositas?
1.- Dos buenas oraciones de infinitivo, sintácticas y sintéticas:
“hacer, para llegar”
2.- En ese hacer “limpieza a fondo”:
* ¿con qué te has encontrado en el “fondo”?
* ¿será con Dios luego de haber-te limpiado de dios?
3.- Ese “fondo” o arribada de Buena Nueva:
* no serían los evangelios
…
Hasta acá te podría casi-seguir, pero agregas que:
4.- Ese “fondo” o arribada de Buena Nueva:
* sería Jesús.
……………
Mi experiencia hasta ahora, es que ese “fondo”:
* no es suelo firme (fe o creencia; distinción con la que se entretienen los “nuevos teólogos”)
* me sería otro “dios” (tramposo)
* no hay tal “fondo” (¿qué hay, entonces?)
* hay “intemperie” (un ¡AFUERA!, donde me auto-sostengo con “lo que hay”)
NOTAS:
a) Jesús es alguien que hay; tal vez lo mejor que me-hay; sin asegurar que para otros sea él eso mejor que hay en su fondeado-¡AFUERA!
b) Lo que hice en este Comentario es solo tirar línea de lo que decías al escribir:
– “Dios?, ¿qué Dios?, su palabra ¿qué palabra?”- (aunque le pongas “mayúscula”)
………………….
¡Voy todavía! – Oscar.
Un par de anécdotas aclaratorias de que lo que acabo de decir es de plena actualidad.
El otro día una pareja amiga nos invitaron a comer para celebrar la primera comunión de su hijo. La madre nos relataba el sufrimiento y desazón de su hijo ante la confesión de sus pecados porque él solamente había encontrado dos mientras que un amigo suyo había hecho una lista de 24.
Otra anécdota: el día 15 de mayo en los ámbitos rurales se celebra la festividad de San Isidro que, cuando yo era pequeña, se le pedía lluvia (ya sabemos, “como agua en Mayo”), pues este año el santo se debe haber despistado porque llegó el calor antes que la lluvia, se han perdido cosechas enteras, pero ahí se sigue festejando las bondades del santo.
Según voy leyendo este escrito del buen amigo Román, percibo un esfuerzo en el que podríamos vernos reflejada tantísima gente. Percibo como un esfuerzo para salir del pozo de la superstición, de la ignorancia o del arcano lleno a tope de misterio (perdón por la redundancia) en el que nuestra tradición socio-cristiana nos ha metido desde que nacimos. Reciclar una educación que se ha incrustado cual insaciables lapas chupópteras en nuestra sustancia gris cerebral no es fácil si no es a base de un esfuerzo considerable individual y colectivo.
No coincido con Pepe Blanco en que Román haya perdido el tiempo en llegar a la conclusión a la que ha llegado. Como acabo de decir, hemos aspirado por ósmosis una cultura religiosa necesitada de un buen lavado de conceptos y formas, y, aunque nos parezca tan obvio, cuando salimos a la “calle” de la religiosidad en los países con fuerte tradición cristiana, observamos ese dualismo, esa separación de “mundos” sagrado y profano, ese arriba y abajo, dentro y fuera, trascendencia e inmanencia, con ese Dios-agente único y absoluto-heterónomo, etc., y nosotros sus siervos, pidiendo, clamando, obedeciendo a ¿? Dios?, ¿qué Dios?, a su palabra ¿qué palabra?.
Si, mientras el tiempo que estuvo prohibida la lectura de la Biblia, se hubiese prohibido hablar también a la mayoría de sus intérpretes oficiales, nos habrían ahorrado el haber caído en el pozo socio-religiosos en el que nos encontramos. Decir de la Biblia que es Palabra de Dios, me parece una salvajada, por las salvajadas que nos narra el AT como actos y dichos de Dios. Tanto aquella como éstos, nos ha dicho tantas barbaridades y salvajadas. Pienso que estamos en un momento óptimo para echar abajo ese “templo” del que hablaba Jesús refiriéndose a la religión judía, y hacer limpieza a fondo de todo lo nocivo que se ha ido acumulando de parte de “dios”, para llegar a la esencia de la Buena Nueva, que no son los evangelios, sino Jesús, al que hay que abrirle la puerta del sepulcro de nuestra ignorancia y de nuestros intereses.
Yo sí veo sumamente necesario hacer este tipo de reflexiones en voz alta, entre otras razones, porque ésta es la era que intentamos parir desde el corazón y la razón, ¿o es al revés?
Este oscuro mundo religioso que describo, no es cosa de minorías ni de otros tiempos, sino todo lo contrario, es la mayoría de la sociedad la que, aunque se haya apartado de la religión, llena procesiones, romerías, primeras comuniones, entierros, canonizaciones, templos, visitas papales, etc.
Escribe Román: “Partamos de un aserto definitorio: La Biblia contiene la Palabra de Dios, pero no toda la Biblia es Palabra de Dios.”
Y digo yo: Mucho menos que La Biblia contiene TODA la Palabra de Dios. Cada mañana yo abro el periódico del día para “leer la Palabra de Dios en el pueblo“
Descubro la Palabra de Dios en la ciencia que estudia nuestro cosmos. por ejemplo: Hasta el año 1827 todo el mundo – incluyendo Jesús, María y José, — todos los sabios, los papas y los filósofos y los teólogos: TODOS creían que “tal hombre engendró tal niño” y el gran macho, con su poderoso “bastón de la vida” puso la vida humana en el nido (útero) de la mujer para que ella la cuidara durante los 9 meses de gestación.
Pero en 1827 el científico Karl Ernst von Baer (trabajando con perras) descubrió la existencia de un “óvulo femenino” y en 1875 el científico Oscar Hertwig pudo descubrir exactamente el modo de conjunción entre el semen masculino y el óvulo femenino, eso es, la concepción.
Unos escolios interesantes: desde 1827 se enciende la chispa de mujeres reclamando sus derechos de igualdad frente a los hombres; en 1854 el Papa Pio IX proclama “La Inmaculada Concepción de María.
Como digo, no toda la Palabra de Dios se encuentra en la Biblia. La misma creación es su Palabra viva.
Justiniano de Managua
Sigo con el humor de Oscar para decir a los cuatro vientos que la imagen real de Román mejora ad infinitum la foto que nos ha ofrecido en atrio. Creo que se lo dije en persona, así que, Román, hazte justicia a ti mismo. Un abrazo.
– Román, la prueba del nueve para el discernimiento de lo divino en la Biblia fue introducido por lo así dicho : “La calidad del árbol se conoce por la de su fruto, porque ningún árbol malo da frutos buenos.” por Jesús, quien se atrevió a decir de si mismo: : “- Soy el Camino, la Verdad y la Vida”
Por eso : “Palabra del Dios”que es EL BIEN, esté en la la Biblia o fuera de ella; es la Palabra que, puesta en práctica, repercute en el BIEN VITAL DE TODOS LOS SERES HUMANOS, superando aquella aparente e inhumana consideración de que, lo que es bueno para unos, no lo puede ser para otros.
Otros gallos cantarían para la Humanidad, si en vez de teorizar tanto, convirtiéramos en tarea principal la practica realista del bien, según aquel sapiencial principio, o divino mandato elevado a la categoría y semejanza del principal:AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS, AMANDO A CADA PRÓJIM*, COMO NOS AMAMOS A NOSOTROS MISMOS.
Cualquier otra palabra que, llevada a la práctica concreta de la realidad, no produce este Bien, ya en ello queda calificada de no ser Palabra de Dios.
¿No estará en esto el meollo de la humanización práctica en testimonio vital de LA PALABRA (“In princio erat VERBUM”) que hecha Carne habitó rntre nosotr*s , …..Vino a su casa, pero los suyos no la recibieron..; La Ley fue dada por medio de Moisés, el Amor y la y la Lealtad se hicieron Realidad en JESÚS. el MESÍAS”.
Porque: -” A Dios nadie lo ha visto jamás; es el HIJO único, que es Dios….quien lo HA EXPLICADO.?
La solución del problema humano-religioso está en ese COMO Jesús lo ha explicado prácticamente con su Vida Mortal: -Amándonos hasta el fin
Prefiero decir que la Biblia -como los Upanishad, el Corán, o los Poemas de Tagore- son mensaje de Dios en palabras humanas. La trascendencia supone también la inmanencia. Lo profano siempre ha sido sagrado -no tenían por qué haberse distanciado- y nosotros hemos vuelto a reunirlos en Cristo. La realidad -como el amor- es una, pero puede manifestarse en forma más o menos intensa. Somos como el agua de lluvia, que se evaporó del mar y vuelve a la inmensidad del mar.
Hola Román!
Con tantos nietos dando vueltas por tu cuerpo,
comprendo que ni tú ni tu esposa
tengan tiempo de enderezarte la corbata.
¡Vamos, un esfuercito ¿a qué afear tu dulce imagen?! – Oscar.
“Lo que siguió después no cuenta, si no alcanzamos a comprender que en Cristo se ha hecho sacro lo profano y que la Creación y la Redención son hitos dentro de un mismo y único plan divino de Salvación.”
Román, para llegar a esta vieja y conocida conclusión, ¿para qué has perdido el tiempo escribiendo las 57 líneas que la preceden?