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Retorno al futuro

portada iglesia y sociedad

El viernes pasado, en el Colegio Cheminade de Madrid, se presentó un libro del historiador Casimir Martí sobre la historia de las revistas Pastoral Misionera y Frontera. Intervinieron, además del autor, Eubilio Rodríguez, Rafael Díaz-Salazar y Juan Martín Velasco. Dio cuenta de estas intervenciones Antonio Albarán en Religión Digital.

En Atrio presentamos hoy la intervención de Eubilio Rodríguez. Pensamos publicar también las otras cuando nos lleguen. Este libro es muy importante pues refleja lo que han sido cincuenta años de posconcilio en España, que, si hay una primavera eclesial, podría ser una ruta para una presencia cristiana en España, no clerical sino al servicio del pueblo.

RETORNO AL FUTURO. Por Eubilio Rodríguez

“Pongo estos  seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles”

Mario  Benedetti, “Botella al mar”

Estos versos reflejan el ambiente del último consejo de redacción en de la revista “Frontera”, en el otoño de 2010: Nos veíamos obligados a cerrar, pero creíamos que lo fundamental de lo que veníamos diciendo en sus casi cincuenta años de vida, sus experiencias y orientaciones, seguían siendo válidas. Como Galileo, detrás de nuestra renuncia a seguir, proclamábamos:  “Y sin embargo … “. En medio del “naufragio” de muchas de nuestras ideas y propuestas, poníamos estas últimas páginas como una botella lanzada al mar con la esperanza de que a alguien, en algún momento le pueda servir.

De ahí el título de este último número de la revista, “Perseverar en la misión” y el esquema de sus contenidos : 1.- Los grandes temas abordados por la revista en sus contextos socio-históricos a lo largo de los cincuenta años . 2. – La validez que conservan para ofrecer propuestas y orientaciones ante las situaciones sociales y eclesiales de hoy. 3. – Su fundamentación teológica

Casimir Martí, el último director del consejo de redacción, se hizo cargo de la primera parte. Pero, cuando comenzó a redactarla, su rigor de historiador y su pasión de protagonista en la aventura que había significado la revista, no le permitió despacharlo con un simple artículo y fue extendiéndose en sus investigaciones hasta dar lugar al libro que presentamos.

Las ideas y propuestas que habían dado vida a la revista durante casi cincuenta años no eran otras que las peripecias de la puesta en práctica de las grandes intuiciones del Concilio Vaticano II en el contexto sociopolítico de nuestra sociedad española en estos años. La pretensión de pasar de una pastoral de cristiandad y mantenimiento, de mera práctica cultual, a convertir las comunidades cristianas y los movimientos apostólicos en instrumentos de la realización del Reino de Dios en medio de la sociedad, como habían proclamado las Constituciones conciliares.

Entendíamos también que las orientaciones conciliares nos habían invitado a realizar este modelo de presencia eclesial y de misión en la sociedad, no desde las plataformas de poder, sino desde la presencia en los grupos sociales, como el fermento en medio de la masa . No pretendíamos, por ello, conformar una sociedad católica sino, estar presentes como católicos en medio de la sociedad, aportándole el saber y el sabor del Evangelio.

Pensábamos, al cerrar la revista, que este proyecto cada vez tenía menos predicamento en los medios de la jerarquía eclesiástica. Y “sin embargo …”, antes de lo que esperábamos, algo parece estar  moviéndose hoy en la cúpula eclesial. Algunos de los gestos y palabras del papa Francisco nos resultan particularmente familiares y sugerentes en este sentido.

Cuando en su carta apostólica recientemente publicada “Evangelii Gaudium” insiste en: “evangelizar es hacer presente el Reino de Dios y supone la transformación personal pero también la transformación de las relaciones sociales, de las estructuras de pecado”. Cuando resalta “la urgencia para toda la iglesia de salir, de descentrarse de sí misma, de llegar a las periferias sociales y culturales”. O cuando nos invita a “la propia e impostergable renovación eclesial”

Juan Rubio, director de “Vida Nueva” acaba de publicar :”El fin de la era Rouco”, definiendo la era Rouco como “ La apuesta por la sociedad católica”. Lo que nos evoca los debates antes aludidos de los años 80 sobre el modelo de presencia en la sociedad entre “Cristianos de Presencia-Cristianos de Mediación”. Nosotros nos situábamos entonces como cristianos de mediación.

Entendíamos, como decía antes, que nuestro proyecto era la construcción  de una sociedad de ciudadanos libres e iguales. Y queríamos realizar nuestra aportación particular como cristianos desde las plataformas que la propia sociedad se da. No pretendíamos montar partidos-sindicatos cristianos, sino actuar como cristianos en los partidos, sindicatos , junto con otros muchos que luchaban por una estructuras socio-políticas democráticas.Esa era nuestra manera de construir el Reino, al servicio del cual está la iglesia.

Este libro recoge el relato de lo que ha sido este modelo de evangelización y de presencia en la sociedad. Lo ofrecemos como una contribución al debate que hoy -2014- seguimos creyendo necesario dentro de la iglesia española. Sobre cómo diseñar la nueva etapa que parece abrirse en nuestra sociedad y nuestra iglesia, cómo trazar el modelo de presencia y de misión dentro de esta sociedad del siglo XXI. No pretendemos volver a empezar,   con una especie de nostalgia arqueológica, deteniendo nuestra vista en el pasado. No pretendemos “santificar” este modelo sino levantar acta de sus luces y sombras, sus aciertos y errores. Lo ofrecemos como un material de análisis y trabajo, abiertos por tanto a todos las valoraciones y críticas.

No creemos por tanto que la tarea de hoy sea volver a hacer simplemente lo que en estos años no se ha hecho. Es cierto que “no nos bañamos dos veces en el mismo río”. Sabemos que  las circunstancias socio-históricas no se repiten como en un eterno retorno. Pero también sabemos que “los pueblos que no conocen su historia se ven obligados a repetirla”. Y analizar críticamente el pasado, sus aciertos y equivocaciones, puede ayudarnos a descubrir el espíritu que lo animó y algunas pistas de actuación para el futuro.

Se trataría de una especie de ejercicio de “Regreso al futuro”: Para extraer las intuiciones básicas de este experimento, para corregir sus errores, descubrir sus aciertos, detectar las intuiciones básicas y el espíritu que nos movió. Para “reencarnarlo” en las circunstancias socio-culturales de esta nueva etapa que parece acercarse hoy a una sociedad que busca los caminos para construir una democracia real y para una iglesia que vuelve a sentir la urgencia de su renovación.

PARA ADQUIRIR EL LIBRO:

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4 comentarios

  • Antonio Duato

    Sólo quiero explicarle a Honorio que, como contiuación del Boletín de Consiliarios de la JOC, nació en 1965 la revista Pastoral Misionera. La editó durante treinta años la Editorial Popular, que publicaba además otros libros y colecciones. Pero esa editorial cambió de manos y el nuevo propietario se desentendió de la revista.

    Entonces se le propuso a ADG-N que había nacido para seguir la edición de Iglesia Viva, que estudiara la viabilidad de continuar la revista. Tras un año (1996) sin publicarse, la revista resurgió en 1997 con el nombre de Frontera-PM (posteriormente el PM desapareció también) pero con voluntad de seguir de otra forma la revista que tú conociste, haciéndola más seglar. Y así siguió hasta 2012 en que se interrumpió definitivamente. Muchos suscriptores continuaron con la revista hermana Iglesia Viva, que también está en proceso de una profunda renovación  o metamorfosis.

    Comprenderéis lo implicado que estoy personalmente con estas publicaciones y cómo me influyó esta experiencia para iniciar esta nueva, más libre y participativa, que es ATRIO.

    Agradezco a Julián Díaz Lucio el testimonio que da de su relación con  la revista y el recuerdo de Fernando Urbina.

  • Julián Díaz Lucio



    Para mí el libro ha supuesto una gozada, porque he estado suscrito desde el principio a dicha revista, y porque he conocido a los directores que ha tenido y a los principales colaboradores. La colección completa de la revista se la he regalado al archivo diocesano para que cuando yo falte se puedan aprovechar de ella otras personas con inquietud pastoral.
    Para mí, en tiempo de mi ministerio, supuso la revista una fuente de iluminación y reflexión pastoral que me entroncaba con el espíritu del Vaticano II.
    No hay tema eclesial y social de ese tiempo relacionado con la pastoral que no haya tenido su reflexión e iluminación desde la revista. Creo, como dice Comes en el Preámbulo, que nadie podrá hacer la historia de la Iglesia en España de estos últimos cincuenta años sin tener en cuenta positivamente la aportación de Casimir Martí en este libro. Esa es también mi impresión al terminar la lectura del mismo.
    Los colaboradores y autores de los artículos de reflexión eran “primeras espadas” al nivel teológico y pastoral. Todo ello desde una visión renovadora y encarnada en la realidad social, política y moderna. Lo que condicionaba los temas a tratar era siempre la realidad social eclesial.
    Y todo se trató con un denominador común: LA MISIÓN, es el tema que recorre toda la historia de la revista. Se tenía conciencia de que la época de cristiandad había pasado, y que la Iglesia, la tarea pastoral, o se ponía en estado de misión, o no había nada que hacer.
    El vehículo para esta acción misionera se veía en los Movimientos Apostólicos, empezando por la JOC, que es desde donde surgió la revista. Pero no solo a ellos, sino a todo grupo que llevara las características misioneras.
    De entre todos los colaboradores señalaría de una forma especial a Fernando Urbina, a quien conocí y traté. Es de las personas que he conocida con más profundidad humana, teológica y espiritual que he conocido en mi vida. Su aportación y reflexión a lo largo de la revista sobresale de todas las demás, como se podrá constatar en la lectura del libro.
    La tarea de Casimir Martí al confeccionar este libro no ha sido simplemente de resumir, sino que “ha tenido más bien el carácter de una aproximación interpretativa”, que ha ido centrando los temas tratados a lo largo de estos 45 años. Ha sido una labor dura y valiosísima. Gracias por ello. Quizás podría haber añadido algo, a modo de epílogo, de lo que ha supuesto para él el hacer este ingente trabajo.
    Para quien quiera profundizar más en los contenidos de la revista, este libro ofrece una guía segura para su estudio. Para todos los que se inician en profundizar en una teología pastoral concreta, puede servir de manual seguro de entroncar con las grandes intuiciones del Vaticano II y los grandes pastoralistas europeos.
    Julián Díaz Lucio
     

  • Antonio Vicedo

    -Por si  sirve de algo, yo voy reflexionando, y no solo eso, al pensar en lo que quería Jesús que fuera adelante después de su partida, que el Ev. de Juan apunta a diana cuando recoge, o le hace decir a Jesús,   aquello de: Ju. XIII,35:_ En esto conocerán que sois discipul*s mi*s, en que OS AMAIS L*S UN*S A L*S OTR*S.
     
    Si, ya se que es simplificar mucho , pues habló de fe, de bautismo y sobre mas cosas, pero su testimonio de amor humano hacia los humanos y ese: Como yo os he amado, parece que no puede quedar fácilmente concretado en una estructura, sin que esta quede abierta a todas las estructuras relacionales humanas con tal de que en todas ellas la trabazón vital sea el AMOR DE VERDADERA HERMANDAD.
     
    Cierto que de, lo vivido y proclamado por el Galileo Jesús, desde su Encarnación a su Ascensión, se ha escrito y hablado doctrina y normativa llamada cristiana hasta hacer rebosar a las mas amplias bibliotecas , pero levantándolo todo, como en la era se levanta lo trillado, vuela el polvo y la paja y de grano queda:
    El cambio de mentalidad necesario orientado por la verdad de la realidad humana universal.
    Lo que fuera o sea el Bautismo que, bien se dice puede ser de fe y agua, de sangre testimonial, o del recto proceder coherente con la propia conciencia que, al escucharla con adulta responsabilidad, nos orienta certera y sencillamente con:
    Lo que no quieras para tí, no lo quieras para nadie; que tanto da como:
    Ama como quieres ser amado.
     
    La ASAMBLEA o COMUNIDAD CRISTIANA de l*s discípu*s de JESÚS es ese  NOSOTROS HUMANO VIVO Y COHERENTE,  del que procede la verdad del NUESTRO que añadimos a PADRE al invocar a DIOS, aunque  solo sea  con nuestras actitudes y comportamiento práctico con l*s demás. 


  • h.cadarso

       !Qué bueno que alguien se haya empeñado en hacer historia de aquella Revista que primero fue Pastoral Misionera y luego parece que fue Frontera…¿o fueron dos ?
       Lo digo porque yo le perdí la pista a Pastoral Misionera cuando decidí quemar las naves y pasarme con armas y bagajes al mundo de los trabajadores y al de la emigración a Europa…Como experiencia de aquellos años 1960, porque yo colaboré con Pastoral Misionera en aquella década, quizá antes del Concilio vaticano, me parece válida, pero quizá la fórmula de Pastoral Misionera no responde al grado e intensidad con que la Iglesia de Jesús debe identificarse e integrarse en el mundo de los pobres y romper amarras con el mundo de los poderosos y de los que tienen la sartén del mango…Yo lo vi así en aquel momento, y hoy  creo que lo sigo viendo de la misma manera.
       Tal vez me retienen en la iglesia oficial tantos y tantos “fieles” que viven con la exigua alimentación de esa que llaman “fe del carbonero”. A los que el reloj se les paró hace tiempo y solo esperan ser llamados a la Casa del Padre…
      Y luego vosotros, los nuevos cristianos, los cristianos de siempre, los cristianos que tenéis el reloj a la hora del siglo XXI. La verdad, en estos tiempos, con tantos Gallardones, Botellas y demás “fieles católicos”, uno no sabe si el atrio de los gentiles es ahora el Sancta Sanctorum de nuestra sacrosanta religión, y lo que hasta ahora era el Atrio  de los gentiles se ha convertido en la verdadera iglesia de Jesús.
       Ayúdenme a aclararme, hermanos…que desbarro…