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La raíz última de la crisis ecológica: la ruptura de la re-ligación universal

BoffLas causas que han llevado a la crisis ecológica son muchas. Pero tenemos que llegar a la última: la ruptura permanente de la re-ligación básica, que el ser humano ha introducido, alimentado y perpetuado con el conjunto del universo y con su Creador.

Tocamos aquí una dimensión profundamente misteriosa y trágica de la historia humana y universal. La tradición judeocristiana llama a esa frustración fundamental pecado del mundo y la teología, siguiendo a san Agustín que inventó esta expresión,pecado original o caída original. Lo original aquí no tiene nada que ver con los orígenes históricos de este anti-fenómeno, por lo tanto, con el ayer. Sino con lo que es originario en el ser humano, que afecta a su fundamento y sentido radical de ser, por lo tanto, con el ahora de su condición humana.

Este pecado tampoco puede ser reducido a una mera dimensión moral o a un acto fallido del ser humano. Se refiere a una actitud globalizadora, por lo tanto, a una subversión de todas sus relaciones. Se trata de una dimensión ontológica que concierne al ser humano, entendido como un nudo de relaciones. Ese nudo se encuentra distorsionado y viciado, perjudicando todos los tipos de relación.

Es importante enfatizar que el pecado original es una interpretación de una experiencia fundamental, una respuesta a un enigma desafiante. Por ejemplo, existe el esplendor de un cerezo en flor en Japón y simultáneamente un tsunami en Fukushima que arrasa todo. Existe una Madre Teresa de Calcuta que salva moribundos de las calles y un Hitler que envía seis millones de judíos a las cámaras de gas. ¿Por qué esta contradicción? Los filósofos y los teólogos han venido esforzándose para encontrar una respuesta. Y hasta hoy no la han encontrado.

Sin entrar en las muchas interpretaciones posibles, asumimos una que va ganado cada vez más el consenso de los pensadores religiosos: la imperfección como momento del proceso evolutivo. Dios no creó el universo terminado de una vez, un acontecimiento pasado, rotundamente perfecto. Desencadenó un proceso en abierto y perfectible que hará su camino hacia formas cada vez más complejas, sutiles y perfectas. Esperamos que un día llegará a su punto Omega.

La imperfección no es un defecto sino una marca de la evolución. No traduce el designio último de Dios sobre su creación, sino un momento dentro de un inmenso proceso. El paraíso terrestre no significa saudade de una edad de oro perdida, sino la promesa de un futuro que está por venir. La primera página de las Escrituras es, en verdad, la última. Viene al comienzo como una especie de maqueta del futuro, para que los lectores y lectoras se llenen de esperanza acerca del fin bueno de toda la creación.

San Pablo veía la condición decaída de la creación como un sometimiento “a la vanidad” (mataiótes), no por causa del ser humano, sino por causa de Dios mismo. El sentido exegético de “vanidad” apunta al proceso de maduración. La naturaleza aún no ha alcanzado su madurez. Por eso en la fase actual se encuentra lejos todavía de la meta a ser alcanzada. De ahí que “toda la creación hasta el presente gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22). El ser humano participa de este proceso de maduración gimiendo también (Rm 8,23). La creación entera espera ansiosa la plena maduración de los hijos e hijas de Dios. Pues entre ellos y el resto de la creación existe una profunda interdependencia y re-ligación. Cuando eso ocurra, la creación llegará también a su madurez, pues, como dice Pablo, “participará de la gloriosa libertad de los hijos e hijas de Dios” (Cf. Rm 8, 20).

Entonces se realizará el designio terminal de Dios. Solamente entonces Dios podrá proferir la esperada palabra: “y vio que todo era bueno”. Ahora, estas palabras son profecías y promesas para el futuro, porque no todo es bueno. Bien dijo el filósofo Ernst Bloch, el del principio esperanza: «el génesis está al final y no al comienzo». El retraso del ser humano en madurar implica un atraso de la creación. Su avance implica un avance de la totalidad. Él puede ser un instrumento de liberación o una traba del proceso evolutivo.

Y aquí reside el drama: la evolución cuando llega al nivel humano alcanza el estadio de la conciencia y de la libertad. El ser humano fue creado creador. Puede intervenir en la naturaleza para el bien, cuidando de ella, o para el mal, devastándola. Comenzó, quien sabe si desde el surgimiento del homo habilis hace 2,7 millones de años, cuando creó los instrumentos con los cuales intervenía en la naturaleza sin respetar sus ritmos. Al principio podía ser solamente un acto. Pero la repetición creó unaactitud de falta de cuidado. En vez de estar junto con las cosas, conviviendo, se pusopor encima de ellas, dominando. Y ha ido en crescendo hasta nuestros días.

Con esto rompió con la solidaridad natural entre todos los seres. Contradijo el designio del Creador que quiso al ser humano como con-creador y que mediante su genio completase la creación imperfecta. Pero éste se puso en el lugar de Dios. Por la fuerza de la inteligencia y de la voluntad se sintió un pequeño “dios” y se comportó como si fuera de verdad Dios.

Esta es la gran ruptura con la naturaleza y con el Creador que subyace a la crisis ecológica. El problema está en el tipo de ser humano que se forjó en la historia, más una «fuerza geofísica de destrucción» (E.Wilson) que un factor de cuidado y preservación.

La cura reside en la re-ligación con todas las cosas. No necesariamente ha de ser más religioso, sino más humilde, sintiéndose parte de la naturaleza, más responsable de su sostenibilidad y más cuidadoso con todo lo que hace. Necesita volver a la Tierra de la cual se ha exiliado y sentirse su guardián y cuidador. Entonces el contrato natural será rehecho. Y si además se abre al Creador, saciará su sed infinita y obtendrá como fruto la paz.

Leonardo Boff escribió Opción Tierra: la solución para la Tierra no cae del cielo, Nueva Utopía 2011.

Traducción MJ Gavito Milano

5 comentarios

  • olga Larrazabal

    Cuando yo estudiaba Economía entre los años 60 y 70 del pasado siglo, se estaban perfeccionando las técnicas de Evaluación de Proyectos, y se hablaba de Evaluación Privada y Evaluación Social.  La Evaluación privada hacía sus proyecciones para determinar la rentabilidad del proyecto, basada en la tasa de interés del mercado supuesta para el futuro, en espacios de tiempo también supuestos y estudios de mercado.  La Evaluación Social se daba plazos de tiempo mucho más largos ya que un país se tiene que proyectar en el largo plazo, e incluía  los costos y los ingresos ambientales y sociales.
    Junto con introducir el Neo Liberalismo como la Filosofía subyacente detrás de las Constituciones políticas de los países, se adoptó como único modelo de evaluación en las instituciones de gobierno de los países, el modelo de Evaluación Privada con un tiempo de futuro de no más de 10 años, plazo en que hay que recuperar la inversión y producir utilidades, y se excluyen todas las externalidades propias de una visión social, dejando que ese ente misterioso que es “el mercado” resolviera, no me pregunten como, los desastres derivados de proyectos que solo consideran la tasa de interés y 10 años de proyección como el tiempo máximo para recuperar la inversión.  10 años en la vida de un país no es nada y menos en la vida del planeta..
    Así se caen los puentes, no se invierte en Educación o en Salud, o se instalan Centrales Atómicas  sin pensar donde se van a echar los desechos. Los gobiernos cambian y nadie se hace cargo de las embarradas que van quedando por el camino.
    Y como los economistas  son los nuevos sacerdotes de la nueva religión cuyo Dios es el dinero, deciden lo que es bueno o es malo, según el texto donde estudiaron su profesión.

  • George R Porta

    Lo de la religazón es directamente proporcional al poder decisorio que se tiene y asumir, tabula rasa, que mi religazón con la naturaleza pueda ser la misma que las de los directivos o accionistas de las grandes empresas industriales que descargan sus basuras en los río o el mar para inflar sus ganancias, es un pensamiento demasiado des-ligado de la realidad. No se puede universalizar el problema.
     
    Claro que yo reciclo mi basura, pero aun montones de países en los que el reciclaje ni siquiera está organizado en las ciudades y menos en los suburbios pobres de fabelas y villa-miserias. Boff sigue pensando y escribiendo desde su torre de marfil como si preparara una homilía de domingo en una parroquia afluente o una clase para la universidad de estudiantes desatentos.
     
    La única y real causa del desastre ecol’ogico es múltiple y no poco de ello es responsabilidad de los industriales y la actividad publicitaria del mercadeo que promueve productos contínuamente sin detenerse a mirar el impacto negativo ecológico que pueda tener su producción.  Le sigue la expoliación de enormes extensiones de continentes como Africa que fuerza la emigración de nativos fuera de sus prácticas habituales de sobrevivencia, la eclosión urbana de China que por ejemplo en otro hilo se ve como promisoria cuando en realidad es descuidada y movida por intereses estrictamente especulativos a despecho del cuidado de sus propios recursos naturales.
     
    Este artículo de Boff como el que dedicó a justificar la situación ética global con el desplazamiento de la figura del padre en la sociedad hace un par de meses más o menos, es otra de sus múltiples muestras de des-ligazón con la realidad.

  • M.Luisa

    La cura reside, nos dice Boff,  en la re-ligación con todas las cosas. Esto quiere decir que el cuidado que de ellas los humanos hemos de tener,  no es algo que nos hubiera de venir   como consecuencia de un deber tener que hacer,  es decir, un tener que hacer esto y no aquello como si de una exigencia  proveniente de  una predicación establecida  se tratase, sino que el cuidado es un carácter de las cosas mismas cuando éstas  en su presentación las tomamos como reales y no como meros objetos.
     
    Con las cosas objetos nos relacionamos, ciertamente,   pero  con las cosas realidad al sernos presentadas   como reales lo que tenemos con ellas  más que una relación es una previa  conexión. Por tanto si pasamos por alto  este hecho de la conexión  anteponiendo  entre nosotros y las cosas   tan sólo una mera operatividad de relación entre ellas,  eso  ya  no nos dejará, por el   múltiple carácter  intencional que albergan las relaciones,   darnos cuenta,  ver  con retrospectividad  aquella  primigenia  conexión que a la fin es la razón de ser de la solidaridad en el mundo  y del cuidado de las cosas en él.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Recién hablaba yo del otro “arbolito”; el de la VIDA.
     
    – “Cuando Adán apareció en el Paraíso, como un árbol nuevo, comenzó a existir  esto que llamamos vida. Adán fue el primer ser que viviendo se sintió vivir. Para Adán la vida existe como un problema.
     
    ¿Qué es Adán, pues, con la verdura en torno, circundado de animales; allá, a lo lejos, los ríos con sus peces inquietos, y más allá los montes de vientres petrefactos, y luego los mares y otras tierras, y la Tierra y los mundos?
     
    Adán en el Paraíso es la pura y simple vida, es el débil soporte del problema infinito de la vida.
     
    La gravitación universal, el universal dolor, la materia inorgánica, las series orgánicas, la historia entera del humano, sus ansias, sus exultaciones, Nínive y Atenas, Platón y Kant, Cleopatra y Don Juan, lo corporal y lo espiritual, lo momentáneo y lo eterno y lo que dura …, todo gravitando sobre el fruto rojo, súbitamente maduro del corazón de Adán. ¿Se comprende todo lo que significa la sístole y diástole de aquella menudencia, todas esas cosas inagotables, todo eso que expresamos con una palabra de contornos infinitos, VIDA, concretado, condensado en cada una de sus pulsaciones? El corazón de Adán, centro del universo, es decir, el universo íntegro en el corazón de Adán, como un licor hirviente en una copa.
     
    Esto es el humano: el problema de la vida.”-
     
    (de “Adán en el Paraíso” – Ortega y Gasset – OCT1)
     
    NOTA: esto fue escrito hace 103 años (1910) cuando “pepe” tenía 27.
    Leonardo Boff no tuvo acceso “perceptivo” de Ortega, sino que se quedó con la filosofía existencial alemana de Heidegger, Gadammer, y todo esa linda Gente, pero in-suficiente para n/tiempo.
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    He aquí un claro paradigma de “teología-habitual”.
     
    Leo al final:
     
    – “(el ser humano) ha de ser más humilde, sintiéndose parte de la naturaleza”-
     
    Pareciera que esta “habitual-teología” nos seguirá proponiendo ser algo no muy alejado de la hortaliza en el Jardín del Edén ¿no?
     
    Si en esa “huerta”, el arbolito del “bien y del mal” trajo sus consecuencias;
    prefiero el otro arbolito: el de la Vida, que también andaba por ahí, pero “a la vuelta”.
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.