Parece que los graves momentos que está viviendo la sociedad española nos han cogido desprevenidos. Observando los periódicos, las TVs, las campañas de las ONGs, las puertas de las iglesias y todas aquellas acciones humanitarias que vamos conociendo, a uno le recuerdan la época de Pérez Galdós, la del Madrid de Baroja y en general la del siglo XIX español. Y nos conviene pensar en ello, porque sería lamentable que nuestra forma de salir al paso de las desgracias sociales del siglo XXI fuera la misma que doscientos años atrás.
Vaya por delante, la admiración y agradecimiento que merecen infinidad de iniciativas en curso y cómo salta a la vista que la urgencia de los problemas no da tiempo de pensar en florituras, por no añadir que la escasez de gente involucrada tampoco se puede traducir en milagros.
De aquí que valga la pena pararse a pensar en esa desazón que menciono en el título y que se refiere a no poder remediar las desgracias ampliamente y a no poder hacerlo profundamente, como corresponde al siglo XXI.
No puede ser tanta apatía: la de unos porque no les gusta la política, la de otros porque los problemas son muy graves o por falta de imaginación, y no faltan los que recuerdan que también lo pasaron mal y nadie les ayudó en su momento. Deberíamos reflexionar, estudiar, hablar, actuar, colaborar… y quizá encontremos en esta escala un peldaño en el que remansarnos para acabar cada día con una opinión más favorable de nosotros mismos. 65 años han pasado desde que la Declaración Universal de los Derechos Humanos abarcó sus 30 artículos ¿qué sabemos de ellos y con qué detalle? ¿Ninguno de ellos reclama especialmente nuestra atención y nuestro apoyo?
Afortunadamente nuestra sociedad se está interesando por muchas deficiencias, pero ¿nos implicamos todos los ciudadanos que seríamos necesarios? ¿Atendemos a carencias y derechos, o solo a las necesidades?
¿Cómo nos gustaría hacerlo? Podría ser exigiendo a los políticos y profesionales que lo hagan mejor, y para ello recurrir a: foros de opinión, cartas a los directores de los medios de difusión, tertulias culturales o sociales… charlas de amigos, de familiares, de colegas; pertenencia a partidos políticos, etc. ¿Con qué herramientas? Después de algunos éxitos como el parón a la privatización de la sanidad madrileña y el parón a la zanja de Gamonal, no hay mucho que discurrir, aunque salir a la calle no sea lo único.
Yo añado acciones puntuales para asuntos de suma gravedad. No es la primera vez que grupos de amigos varones se confabulan para “tomar nota” del funcionamiento de algún prostíbulo y poder denunciar con datos lo que allí ocurre ¿Por qué creen ustedes que cada vez caen más redes en manos de la policía? Hace falta valor e imaginación, pero hay quienes lo tienen.
Vivimos en un mundo de gente de todas las edades que sufre por infinidad de causas y entre ellos estamos algunos honrados ciudadanos, profesionales competentes, artistas, científicos, mera gente sensata, creyentes religiosos, laicos, ateos, solidarios… Habiendo tanto que hacer y tantas formas de hacerlo animémonos a cambiar nuestro entorno y el de un poco más lejos, hasta abarcar el mundo… Pocas excusas encontraremos en nuestro foro interno para no hacerlo, al menos para no intentarlo. No oculto mi condición de creyente y practicante cristiana, pero si queremos ser eficaces deberíamos plantear una labor en la que colaboráramos todos los venidos de todas las plataformas de bien. Lo que está ocurriendo en España es serio y no se le va a poner remedio, porque la globalización es esto.
Hola Lola:
Me ha causado gran alegría poder volver a leerte en ATRIO.
Dices:
“Y nos conviene pensar en ello, porque sería lamentable que nuestra forma de salir al paso de las desgracias sociales del siglo XXI fuera la misma que doscientos años atrás.”
Planteas algo fundamental: “nuestra forma de salir al paso” de las necesidades ves que no es la correcta, que nos sentimos sobrepasados, que estamos continuamente tapando agujeros, poniendo parches ….
Parece oportuno seguir tu consejo: “nos conviene pensar en ello”,
En mi opinión lo que está sucediendo es que lamentablemente el sistema de adelantarnos a as desgracias, el sistema de bienestar garantizado parar todos, el sistema de seguridad social y solvente no solo ha dejado de construirse y afianzarse, sino que se está intentando desestructurar por parte de determinados intereses.
Y así se deja caer sobre los hombros de los ciudadanos y de las personas .de buena voluntad e incluso de las O.N.G, tareas que deben corresponder al poder público al Estado.
De ahí tu acertada sensación de que estamos volviendo a una situación como la de la España de hace 200 años, es decir al siglo XIX.
Quizá con tu mentalidad científica lo que hechas en falta es que no tenemos “sistema” parar abordar adecuadamente los problemas y sin “sistema” muchos esfuerzos resultan inútiles y otros de muy limitada eficacia.
De ahí tu afirmación inicial: “Parece que los graves momentos que está viviendo la sociedad española nos han cogido desprevenidos (…)”
Nos han cogido desprevenidos y nos ha empitonado el toro. Con lo que los remedios “a posteriori” resultan inútiles para evitar el mal y parciales para paliar los daños.
Tú nos marcas un camino parar salir de esta situación : la colaboración de las personas e instituciones más allá de ideologías y creencias partiendo de la existencia mayoritaria de ciudadanos de buena fe. “(…) pero si queremos ser eficaces deberíamos plantear una labor en la que colaboráramos todos los venidos de todas las plataformas de bien (…)”.
Parar nuestra satisfacción vemos que hay atisbos de esperanza. La noticia de la paralización de la privatización de los hospitales de Madrid es, a mi entender, fruto de la presión ciudadana y también del ecuánime, justo y eficaz funcionamiento de los tribunales de justicia.
Se ha parado, parcialmente la deconstrucción del sistema. Es ahora el momento de que, con nuestro voto en las elecciones, intentemos seguir afianzando un sistema público de prevención y protección que lógicamente tiene como elementos necesarios inexcusables la educación, la adecuada preparación y ejercicio profesional, teniendo en el horizonte unos valores cívicos y éticos comunes al ámbito de los ciudadanos en general
Ello no va a anular ni impedir del todo el que tengamos que “salir al paso” de determinadas situaciones de necesidad, pero podremos hacerlo dentro de un sistema que asuma el grueso de lo necesario y no tendremos la angustiosa sensación de estar achicando agua con un cazo mientras el agua sigue entrando a torrentes por todas partes.
Gracias.
La desazón a veces adquiere otros tintes distintos a ese sentimiento de que estás en medio de una catástrofe sobrevenida, un incendio, por ejemplo, y te encuentras en medio rescatando personas, pero son tantas las voces que piden auxilio que adquieres la consciencia de que muchos van a perecer aunque tú te muevas
La desazón es producida por la comprensión clara de que no hay ningún terremoto o sunami, ningún hecho casual que explique la tragedia sino la avaricia de unos pocos, los menos, con poder y capacidad suficiente para concertarse y aunar voluntades en un círculo bien definido de intereses.
En Argentina Doña Cristina trata de capturar las divisas necesarias para pagar las facturas del petróleo y se enfrenta a los cientos ( podemos decir también miles) de “pescadores de dólares”, a quienes eufemísticamente se les llama ahorradores. No es el Gobierno y su sistema los que están deteriorados en Argentina, sino la masa social, porque se le ha presentado un modelo de vida y unos objetivos que dañan seriamente la covivencia.
Aquí en España, la generación de gente madura, que conoció otros tiempos con otras circunstancias, sí eran ahorradores natos. La prueba reside en que se ha atenuado el conflicto social, porque en la tercera edad nos hemos dedicado a la solidaridad familiar vaciando nuestras cartillas de los bancos y cajas de ahorros.
Pero la rapiña del sistema neoliberal buscó trucos, y sus agentes, inventaron los de las preferentes etc, para estafar a tantos pequeños ahorradores y pensionistas, porque había que debilitar la base social como fuese, para fragmentarnos en miles de pedazos y hacernos vulnerables al nuevo sistema.
Desazón porque nos están privatizando la vida para sacarnos de los espacios públicos y los resortes de nuestra convivencia. Y así hemos sustituído las plazas y lugares tradicionales de esparcimiento donde personas mayores, y niños, jóvenes y adultos, con sus perros se divertían y convivían. Han vaciado lugaresde encuentro como las iglesias, para llevarnos a los Centros comerciales, lugares de consumo masivo de productos y de ocio.
Y así han quebrado la sociedad civil, para convertirnos en piezas del mercado, como consumidores. Nos quieren dar otra identidad dentro de las tensiones nacionalistas, de género, religiosas etc, para que no vayamos a las raíces del problema.
Así, por ejemplo, mientras nos vendían la imagen de un gobierno preocupado por la ética pública y privada (valores tales como la defensa de la vida) en la Memoria que acompaña el Proyecto de Ley para prohibir el aborto, dejan traslucir que hay una base economicista que nos lleva a la mentalidad del régimen de Franco. Las mujeres tienen que parir hijos para la sociedad porque tenemos que asegurarnos unos buenos índices de natalidad que sostengan la economía. (Aunque luego emigremos por falta de pan o de libertades)
Pero lo que más desazón produce es que en zonas donde el neoliberalismo arrasó, como en Nuestramérica, por ejemplo, allí han descubierto dos coordenadas. La primera significa integración a todos los niveles, y han puesto a funcionar mecanismos que acompañen, no sin dificultades, ese movimiento hacia el centro (que es la unidad, no el centro geográfico)
La segunda está en la construcción de una nueva democracia a la que llaman “la democracia social” ( y recalco lo de social) que ponga el ámbito público por encima y sede administradora de la esfera mercantil.
Y se me hace un dolor insoportable, reconocer que nosotros íbamos en camino de ello a través del Estado del Bienestar( y de alguna manera la Constitución lo refrendaba institucionalizando derechos sociales, que ahora son pisoteados)
Y por eso estamos asistiendo, y somos sus víctimas, a una enorme fragmentación social y cultural ( a veces lo confundimos con el pluralismo)
Nos sentimos impotentes ante los poderes fácticos, pero cuando el pueblo se une logra doblegar, o por lo menos frenar, a esos poderes. Lo estamos viendo desde Burgos hasta Ucrania; eso sí, hace falta que sintamos como propias las injusticias que padecen nuestros vecinos.
Hay que volver sobre este artículo, una vez que lo leamos varias veces y lo interioricemos más.
Las grandes cosas se hacen con pasos muy pequeños.
Yo se de un matrimonio, ( él y ella -ahora hay que puntualizar) que guardan su diezmo de todo lo que ganan,y cuando val al Merdona del barrio hacen entrefa de su dinero a Vicent, un nigeriano (¿O de Liberia?, hay confusión de papeles/documentos)
vicent lleva tres años y medios en la puerta del Mercado, en invierno con frío y y en verano bajo un sol de castigo
Hace dos años alternaba su ocupación con irse a la recolecta de cebollas o de zanahorias, o a recoger coliflores, por Torrejón de la Calzada, Griñon… Pero ya no sale nada, tampoco la vendimia de la Mancha, donde las uvas son recogidas ahora por anteriores obreros de la construcción regresados a sus pueblos.
Ahora sólo depende de la solidaridad humana
Es habitual de la comisaría. Cuando los policías se aburren le llevan para que presente sus papeles de refugiado pendiende de expulsión por haber expirado su plazo de permanencia.
Y uno termina concluyendo que no basta la solidaridad humana si no va acompañada de algún tipo de acción que cambie la situación actual de cosas
E interviene la política. No queda más remedio.
Por eso digo que tenemos que volver otra vez sobre el tema propuesto
roman
Lola, certero toque el de este artículo, empezando por el agradecimiento merecido por la infinidad de iniciativas en curso, aunque vuelva a repetirse aquello de que: para recibir la teta materna o el biberón sea necesario el lloro o berridos de los bebés, incapaces de libre responsabilidad.
Pero sucede que, conseguido el alimento, cesa también el motivo propio del lloro y viene el plácido sueño, aunque otros tengan que seguir llorando esperando su turno, para hacer lo mismo, repitiéndo la situación, porque la causa reproduce sus efectos, al no ser adecuadamente superada por el cambio fundamental desde la temporalidad de la imposible libertad infantil, a la actitud responsable de la adultez.
Y ello porque confiar del todo en el poder ajeno, es solo propio de esa época inicial de la vida que llamamos infancia en la que, la responsabilidad parental debe suplir, mas bien que mal, la carencia de responsabilidad ajena.
Por eso hay que poner bajo dura, amplia y profunda reflexión y crítica esa infinidad de iniciativas, impuestas intempestivamente a gentes materialmente adultas, aunque por imponderables propios o ajenos y fruto de una cultura (=cultivo) educativa falsa del sistema, en el que predominan los valores del tener y poseer bienes, sobre el del ser igualmente personas, realmente infantilizadas y por tanto dependientes a deshora de quienes, en ningún aspecto deberían haber asumido perennes pater-materno poderes, aun los considerados mater-paternalistas de lo que esa infinidad de iniciativas está impregnada.
Con clara y pertinaz contundencia hay que airear, proclamar y, en lo posible estructurar el que del estricto análisis de la realidad se desprenden dos verdades fundamentales:
1- Que todo ser humano es SUJETO dotado de racionalidad libre y responsable, admitidas, sin perdida de valor personal las deficiencias naturales.
2-Que en la sociedad humana global existe, por regalo de la naturaleza y fruto de rentabilidad práctica de las capacidades humanas, abundancia de bienes materiales para una vida personal digna de unos cuantos miles de millones más de los 7.000 que ahora formamos la Humanidad.
(Nos dicen los bien enterados que: la Renta por cabeza de la economía humana ronda los 80.000$)
De estos datos realistas, si no los falseamos, se puede diagnosticar sencillamente la pandemia de inhumanidad que nos amenaza, el virus que la provoca, mantiene y acrecienta, y la vacuna o terapia eficaz para recobrar la salud social:
–La pandemia es la clasificación de las personas por el falseamiento de su equivalente valor de ser tod*s SUJETOS LIBRES Y RESPONSABLES, independientemente de circunstancialidades. En esto tendríamos que corregir a nuestro filósofo, convencidos de que, el ser persona, no queda irremisiblemente condicionado por las circunstancias, sino estas quedan siempre subordinadas por nuestra condición de sujeto.
–El virus es EL PODER, desde el que nos atrevemos a considerar a l*s otr*s menos que lo que nos consideramos nosotr*s, entrando en una dinámica de COMPETENCIAS valorativas que acumulan y mantienen PODERES, cambiando la ley de vida de la fuerza de la razón, por la dinámica de muerte mediante la razón de la fuerza.
-Queda claro que: tanto la VACUNA, como la TERAPIA eficaces contra la pandemia de la INHUMANIDAD, es LA VERDAD que nos ofrece el fondo de la realidad Humana.
Por consiguiente: o humanizamos EL PODER, o LOS PODERES, distribuyéndolo por ejercicio práctico de verdadera JUSTICIA DISTRIBUTIVA (=Soberanía Popular de verdad en lo legislativo y ejecutivo), o permaneceremos por él deshumanizados, en permanente progreso de sumisión y amenazas y sentencias mortales, aunque de los poderosos dependerá siempre la dosificación de la mortalidad y la forma y tiempos de las situaciones agónicas, más o menos aceptadas como mal menor propio.
Termino con esta frase expresiva de Lola:- Lo que está ocurriendo en España es serio y no se le va a poner remedio, porque la globalización es esto.