Artículo publicado en Público, 3-12-2013
La Iglesia en las periferias
La dimisión de Benedicto XVI marcó el final del paradigma neoconservador en la Iglesia católica que se desarrolló durante más de tres décadas conforme al calculado programa de restauración del cardenal Ratzinger. Juan Pablo II y Benedicto XVI vaciaron el espíritu reformador del concilio Vaticano II, en el que habían participado activamente. Reforzaron la estructura jerárquica y patriarcal hasta imponer un gobierno personalista. Acentuaron el carácter dogmático de la doctrina católica, impusieron el pensamiento único y laminaron el pluralismo del Vaticano II. Condenaron la modernidad, a la que Benedicto XVI calificó de «dictadura del relativismo». Hicieron alianza con los nuevos movimientos eclesiales y anatematizaron a los movimientos cristianos de base y a las teologías en que se apoyaban.
Mutaron el programa de reforma conciliar por el de la contrarreforma preconciliar y tornaron la cálida primavera de Juan XXIII en frío invierno. Frenaron la investigación teológica y pusieron límites muy estrechos a la libertad de expresión. Numerosos teólogos y teólogas, algunos asesores del Vaticano II, fueron apartados de la docencia y sufrieron la censura de sus libros como en la inquisición. El final del paradigma neoconservador se produjo por agotamiento y por el mal ejemplo de no pocos dirigentes eclesiásticos, y se precipitó por los escándalos en la cúpula de la Iglesia católica, las deslealtades y la corrupción en el Vaticano, y, más grave, por la pederastia, cáncer extendido por todo el cuerpo eclesial, que se tradujo en décadas de violencia sexual contra más de 100.000 niños, adolescentes y jóvenes, practicada, muchas veces impunemente, por cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos.
La elección de Francisco marcó el comienzo de un nuevo paradigma entre la continuidad y ruptura. El Papa argentino generó desde el principio grandes esperanzas en amplios sectores dentro y fuera de la Iglesia. Esperanzas fundadas inicialmente en su lenguaje llano, la renuncia al boato y la predicación con el ejemplo, las sanciones contra jerarcas incursos en comportamientos alejados del evangelio.
Tres características definen el comienzo del nuevo paradigma: el cambio de prioridades, la reforma de la Iglesia y la opción por los empobrecidos y marginados, las tres complementarias y en estrecha relación.
1) Francisco dejó claro desde el principio que sus prioridades no iban a ser el aborto, el matrimonio homosexual y el divorcio, cuya condena llegó a convertirse en obsesión de los pontificados anteriores y muy especialmente del episcopado español. Aun manteniéndose dentro de la doctrina tradicional en estos temas, su tratamiento me parece más comedido, su actitud más respetuosa y su tono más comprensivo, aunque creo necesario un cambio profundo de planteamiento al respecto.
2) La palabra reforma es una de las más frecuentes en el discurso de Francisco y constituye el punto fundamental de su programa de gobierno como se pone de manifiesto en sus gestos y manifestaciones públicas y, recientemente, en la exhortación apostólica La alegría del Evangelio. Esta reforma empieza por una crítica severa de la Curia, cuyo principal defecto consiste, a juicio del Papa, en ser «vaticano-céntrica», y de los obispos y sacerdotes que actúan como simples funcionarios y viven como príncipes. Implica, según la exhortación, la «conversión del papado», la descentralización, la transformación de las estructuras eclesiales, el reconocimiento de la responsabilidad de los laicos, una presencia más inclusiva de la mujer en los lugares donde se toman las decisiones, un mayor protagonismo de los jóvenes. Una Iglesia inclusiva de aquellas personas y colectivos hasta ahora excluidos.
3) La reforma de Francisco se traduce en la construcción de una Iglesia pobre y de los pobres, en sintonía con el cristianismo liberador, donde han de tener su lugar preferente la gente sin hogar, los drogodependientes, los refugiados, las comunidades indígenas, los migrantes, las personas ancianas y las mujeres objeto de maltrato, violencia y exclusión. Una Iglesia que acoge a quienes la globalización neoliberal margina y que es solidaria con las víctimas del sistema capitalista, que, según el Papa, es «injusto en su raíz», impone una nueva tiranía y diviniza el mercado.
¿Tendrá éxito el nuevo paradigma de Iglesia que da sus primeros pasos? Sí, a condición de introducir en ella la democracia paritaria, eliminar el clericalismo, incorporar a las mujeres a todos los ministerios eclesiales, ejercer un liderazgo compartido, cambiar de amistades y compañías, luchar contra la corrupción, y, como Francisco dice, ubicarse en las periferias, pero no para ejercer la beneficencia, sino para trabajar por otro mundo posible sin periferias.
J.J. Tamayo, Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.
Estimada Ana: No hay lugar a disculparse. Agradezco mucho su mensaje. Conozco y sigo a Tamayo y lo que me atemoriza es que porque parezca que él le atribuye la reforma se desate hacia Francisco la tendencia idólatra de conventirlo en otro “evento mediático” como hicieron con Juan Pablo II y a ese efecto escribí. Tamayo está lejos de mi alcance con su trayectoria y por eso solamente escribi “parece que”.
De todos modos respeto que usted termine esta conversación y que lo haga para concentrar su atención en otra cosa más importante. No tiene que enviarme el CV de Tamayo. Como le digo en mis librerías hay lo que he podido comprar de su autoría (no compro libros que no lea) y admiro su pensamiento y su postura intellectual, docente, etc.
Puesta la reforma de Francisco en contexto, en realidad solamente responde a la inevitable necesidad de adecuar la dirección de la jerarquía de la Iglesia reposicionandola hacia algo que la Iglesia seglar, los laicos hace mucho que estamos haciendo, pidiendo (me incluyo a pesar de que yo no sea comparable con ninguno de ustedes que han tenido la oportunidad de estudiar bajo profesores de la estatura de Tamayo y que opinan seguramente con más autoridad que yo).
Un abrazo, si me lo permite.
George, he pensado que si quieres saber casi todo de Tamayo puedes buscar en Wikipedia por Juan José Tamayo Acosta, y ahí te darás cuenta de cuál es su línea crítica con la Iglesia y la teología, siempre desde la teología liberadora, desde la esperanza y siempre con propuestas alternativas. No creo que ponga la infinidad de artículos publicados en todo tipo de medios escritos.
Quizá con este repaso de su actividad y su línea teológica te darás cuenta de mi asombro ante tu misiva hacia él.
Espero dar por terminado el tema Tamayo en este momento para centrarnos en el Papa Francisco y el Vaticano, que es de lo que trata el post.
Estimado George, primera aclaración: la palabra repajolera no existe, existe la expresión “Ni repajolera idea”, que es una expresión coloquial que indica nula idea, nunca con sentido ofensivo ni otro tipo de connotaciones negativas. Perdona si esta expresión no fue adecuada, pero a veces escribimos como hablamos incluidos ciertos localismos.
Respecto a tus deducciones del escrito de Tamayo creo que son equivocadas, incluido el caso de eso que decimos de que un texto siempre tiene un contexto, en este caso, el autor y su trayectoria, y por eso quise hacer un breve perfil de su personalidad. Aunque en el escrito en cuestión no veo en ninguna expresión que se pueda deducir que Tamayo pone a Francisco en un pedestal, ni que reduzca el cambio al liderazgo de una sola persona. De hecho él mismo está, con su vida y sus escritos, intentando el cambio desde la base, que es donde cualquier líder puede afrontar cambios de fondo. Lo que ocurre que en una institución jerarquizada como la Iglesia, el líder tiene que dar el pistoletazo de salida a eso que las bases demandan, de lo contrario, el fracaso está garantizado.
No se trata de hacer justicia a Tamayo, sino de hacerte ver que tu mensaje dirigido a Tamayo está justo en las antípodas de la realidad, cuando escribes: “Id y decidle a Tamayo que:
ü las mujeres opinan y publican y enseñan en universidades y retan a los teólogos misóginos porque han hecho uso de su fuerza,
ü Los divorciados vueltos a casar comulgan,
ü algunos curas abandonaron sus sotanas y se deshicieron de las cadenas antinaturales de su celibato porque su sacerdocio era legítimo pero su abstinencia antinatural y descubrieron la luz del amor,
ü los católicos somos cada vez más ecuménicos porque la política territorial de los jerarcas se ha vuelto insignificante,
ü las monjas han descubierto su autonomía y andan,
ü los seglares desenmascaran a los curas viciados y desafían a los obispos y cardenales corruptos virando las mesas del “Patio de los Gentiles”,
ü cada vez los homosexuales y lesbianas son mejor tolerados en las comunidades,
ü los pobres son cada vez más reconocidos en su significado a pesar de su silencio
ü en fin, que las reformas que quiere emprender Francisco no son de él a solas.”
Te pido perdón por mi vehemencia, que no iba tanto contra tu persona sino a favor de una verdad que está ahí, y que justamente consiste en darle la vuelta a los reproches que le haces al autor.
No tengo tiempo en este momento de enviarte el curriculum de Tamayo, pero lo haré en el momento en que me sea posible. Ando un poco liada estos días y tengo que buscarlo entre la multitud de archivos que guardo.
Un saludo cordial.
ACLARACION: El infeliz a quien de nada le sirviera todo lo que studio sobre San Juan de la Cruz y tuviera la cuestionable fortuna de un secretario farsante omiti decir que fuera Juan Pablo II. Vele G P.
Amigo Ignaki (en este ordenador no se pueden utilizer las egnes o los acentos graficos lo que ruego perdones): Mandela tiene tambi’en una historia de montones de resistentes tras de el que le maduraron con toda certeza. Es pena que no haya tenido un amigo un pelin major que FC, pero ni lo primero ni esta mala fortuna segunda restan a su magnanimidad como hombre y seguramente como persona y, sobre todo, como ser humano combative y compasivo.
No se si a Mandela le hubiese interesado perder energias en batallar en el Vaticano, pero ojala que Francisco no sea convertido en un idolo, o como se dice ahora, en un “fenomeno mediatico”. El infeliz todo lo que studio de Juan de la Cruz no le sirvio de mucho y estuvo afortunado en la eleccion de un secretario farsante que le ocultaba las cosas.
Volviendo al Fidel, conoci al P. Llorente que fue el director spiritual de Fidel en el Colegio de Belen de los jesuitas en La Habana en el cual hizo la preparatoria, Llorente murio cansado de esperar que Fidel respondiera a su invitacion de sentarse a por una tacita de café y una conversada. Murio convencido de que hubiera un fondo valioso en Fidel lo que aca en Miami no te sera dificil suponer que fuese una idea muy poco popular y que sus problemas le causara.
En fin, lamento la muerte de Mandela pero (trabajo en Hospicio con moribundos) tambien me alegra de que descansara de sus sufrimientos y de que al fin le pasara el atardecer. Estoy seguro de que muy posiblemente pasara el juicio en el Amor.
Fidel tiene debajo de si mucho que explicar pero como todos los jefes de estado de cualquier bando, la politica no puede ser limpia, m’as aun tiene que ser sucia, es al fin y al cabo negocio de Dr. Fausto y del Mefisto mas que ninguna otra cosa.
A los cubanos nos cuesta comprender (no al que escribe) que nos confiamos demasiado a los gringos pensando que como siempre habian arreglado nuestros “desarreglos” se encargarian de este y resulto que decidieron mantenerlo y llevamos mas de cincuenta agnos pagando el desliz de su gesta. Lo demas es historia. Espero que el Estrecho de la Florida nunca se seque para que no aparezcan los miles de esqueletos de los que han huido locamente por encontrar algun horizonte de libertad o de bienestar y quizas no lo encontraron en estas cosas aunque muchos hayan mejorado de situacion en muchos sentidos. Yo fuera uno de esos que han podido salir un pasi adelante en sus vidas despues de la veintena de espera al permiso de salida.
Ya sabes donde tienes un amigo. Un abrazo
Hola, buenas noches:
Querido Tamayo, de Palencia y de Amusco, en concreto tenías que ser. Aparte de haber nacido a menos de 20 kilómetros, hemos coincidido siempre en ideas. Confieso que tu claridad me plantea un problema: ¿de dónde la sacas? Y creo que será de la oración, de la meditación, de la solitariedad del solidario; y del evangelio de Jesús de Nazaret. Que el papa Francisco está cargado de buenas intenciones, no me cabe la menor duda. Que va despacio, también. Que no quiere dar brochazos personales y quiere trabajar en comunión con… igualmente. Quizá puestos a limpiar se echa en falta, yo al menos sí, una mayor ligereza y una mayor decisión, porque a este paso le sucede como al bueno del papa Juan y nos eligen otro, eso sí en nombre del Espíritu Santo, que dé marcha atrás en todo o casi. Y seguiremos con los mismos obispos y cardenales, que menuda la que nos ha caído aquí en España, con el gallego a la cabeza, hasta ahora.
Y a propósito de historia, de la historia de la humanidad, del mensaje liberador que supone el evangelio de Jesús, su vida, su actitud, su estilo, quiero recordar aquí las palabras de mi maestro, uno de ellos, Albert Camus: “Siempre estaré del lado de quienes sufren la historia, no de quienes la mangonean a su gusto e interés”. Puede que eso sea lo mismo, con menos palabras, que lo que tú dices, querido Tamayo, en tu tercera conclusión.
Y de nuevo estoy contigo Ana
Un abrazo
Secundino
Los líderes no hacen historia, como bien dices amigo George, pero sí que ayudan un poquito. En estos momentos no sobraría un Mandela al frente de la Iglesia Católica. ¿Lo será Francisco o habrá que seguir esperando, con el mazo dando?.
Retengo con especial interés la frase: La ley universal de la masa crítica para posibilitar cualquier cambio cualitativo, sigue dependiendo de la conversión de cada uno. Desde luego, el bla,bla, bla no es suficiente, para quienes nos hemos instalado en la catacumbas.
Ana: No Tamayo, sino su escrito al cual comento, refleja que el tome, al menos de momento, la postura habitual de que los lideres hacen la historia, y como el lenguaje, la historia la hace la gente. Francisco comienza a sufrir la tentacion que le ofrecen por doquiera de elevarlo sobre el pedestal y de atribuirle la causalidad de algo que teologos como Tamayo han estado pagando un precio muy alto porque ocurriera en la Iglesia y el credito de que Francisco pueda hacer lo que esta hacienda se debe a la sangre de muchos que como Tamayo han pagado su precio porque la Iglesia subsista a pesar de la jerarquia. Me juzgas y ese es tu derecho pero yo no he podido ser alumno de Tamayo pero hace agnos que cuando viajo de vacaciones me aseguro de traerme lo que pueda pagar de lo que el publica para estudiarlo y no me das ninguna noticia. Tu reaccion es virulenta. No se que quiera decir ” repajolera” aplicado a una idea pero en America el espagnol no incluye el vocablo aunque uno muy proximo es irrespetuoso. Asumo que tu libertad de usar tu idioma explique que mi ignorancia debido a los cambios idiomaticos no debe sino aceptar la inclemencia de tu torrencial reproche. Huelga decirte que agradezco tu vehemencia porque se haga justicia a Tamayo pero no veo por que no puedo reprocharle que en este particular escrito cometa el error de reconocerle a Francisco algo que en realidad hubiera que atribuirle primero a una ingente multitude de catolicos que hasta han pagado mas caro que Tamayo el uso de la libertad academica y, simplemente, la libertad de palabra que la dignidad de “hijos de Dios” les confiera. Un abrazo mojadisimo por el torrente de tu parrafo, pero abrazo afectuoso de todas formas, si me lo permites, desde luego.
George, mis ojos hacían chiribitas cuando te he leído: “Id y decidle a Tamayo que:” y te pregunto, ¿le envías este mensaje a Tamayo porque le consideras al margen de todas las propuestas que le haces, o qué has querido decir? No sé si yo estoy tonta en este momento y no te he entendido bien, o qué te ha pasado a ti.
Porque Tamayo, al que conozco a fondo desde hace más de 30 años, y que le leído muchas decenas de libros suyos, justamente se ha jugado el pellejo por defender todas las propuestas que tú le haces en plan de recomendaciones para que abra los ojos. ¡Qué fuerte! Él fue mi primer maestro feminista, el colgó la sotana, como dices tú, ha defendido con todas sus fuerzas el ecumenismo, etc.etc.etc.etc.etc. Es justamente el reverso del programa y trayectoria vital de este teólogo, sancionado y vetado constantemente hasta para dar una conferencia en algún salón parroquial o dirigirse a un congreso d la CONFER en el palacio de congresos y exposiciones de Granada. Eso sí, al elegir lugares civiles alternativos, la asistencia de público ha sido de lleno total hasta en los pasillos.
Dices “Pero estas conclusiones de Tamayo reflejan que no ha realmente asimilado el cambio de paradigma del que habla.” Con estas palabras estás indicando que no tienes ni la más repajolera idea de la personalidad y trayectoria teológica de Tamayo, quien siempre ha ido muy por delante de cualquier paradigma novedoso para mucha gente. A mí siempre me ha sorprendido esa especie de intuición cuando a casi nadie se le han ocurrido cosas que él ha defendido. Y le dices que “no ha asimilado el paradigma del que habla” ¡¡¡mamma mía!!! Qué cosas….
Cofundador de la Asociación de teólogos y teólogas Juan XXIII y actual Secretario, ha sido el alma de los 33 congresos de teología en Madrid en los que se han roto todo tipo de moldes conservadores y neoconservadores adelantándose a los tiempos, y cuya clave siempre ha sido la del mensaje liberador.
En fin, podría estar toda la tarde hablando, pero solamente te recomiendo que te adentres un poquitín en el conocimiento de Juan José Tamayo Acosta, porque quizá te hayas confundido con otro, o hayas leído este texto en un mal momento tuyo, porque, no te he entendido nada.
Hemos aprendido tan bien la lección que seguimos pensando que los líderes hacen la historia. Las utopías revolucionarias cometieron el mismo error fatal. Las cosas que realmente cambian son las que cambian, a menudo a despecho de los líderes. La ley universal de la “masa crítica” para posibilitar cualquier cambio cualitativo sigue dependiendo de la conversión de cada uno.
Francisco cambiará cosas y las cambiará de modo más o menos determinante. Es cierto, pero solamente reactivamente, forzado el mismo por las circunstancias, aunque para ser justos ya había cambiado de rumbo por su cuenta, que haya evidencia material, desde Buenos Aires en el 2005 aunque no sé si estaba plenamente consciente de ello (cuando escribió su brevísimo pero sustancioso comentario a Doroteo de Gaza en “La acusación de sí mismo”).
Juan José Tamayo escribe del éxito de Wojtyla y de Ratzinger (algún crédito debiera darse también a la cómplices que se trajeron a Roma) para planear y efectuar el “deshacimiento” del espíritu del Concilio.
Pero estas conclusiones de Tamayo reflejan que no ha realmente asimilado el cambio de paradigma del que habla. Los teólogos seguirán opinando, ahora y algunos como él desde hace mucho, un poco diferente, pero como el Bautista, anda confundido.
Tamayo de alguna manera no ve desde su almena aunque mira en la dirección que debe.
Juan XXIII posiblemente no sucumbió en sus planes porque murió pronto y la curia no tuvo tiempo de hacer lo suyo. Nunca lo sabremos. Eso sí, al menos sentó el precedente de abrir las ventanas y dejar que algo de viento removiera lo establecido y con ello logró lo bastante para que el catolicismo de los “gentiles” de los de a pie se desperezara más rápido.
A Pablo VI no le han hecho santo pero quizás Francisco logre el coraje para hacerlo y su virtud heroica fue mantener un pie en la barca que se iba y otro en el muelle y parece que lograra no ser lanzado al agua.
Le siguió la nube veraniega del risueño Juan Pablo I, que debió ser un poco o bastante ingenuo. A éste le sucedió la tormenta del atleta de la política y de la identificación con su antiguo agresor y se trajo a Ratzinger para que hiciera el papel del policía malo y maltrataron a Arrupe y a Rahner y a muchos, como Herodes al Bautista, encumbraron a los poderosos sectarios, ataron el santo brazo y dieron cobija a los criminales que se colmaron de bienes. Todo esto a pesar de que debieron leer cada atardecer el Magníficat, una y otra y otra vez, pero no se dejaron amonestar por la letra ni por el espíritu de la Escritura.
Pero el Espíritu, el mismo que debió inspirar el Magníficat y en nombre del cual ocurrió la preñez de María, prosiguió su trabajo… La Iglesia “de a pie” sobrevivió el diluvio y ha hecho posible a Francisco y a sus reformas. Id y decidle a Tamayo que:
ü las mujeres opinan y publican y enseñan en universidades y retan a los teólogos misóginos porque han hecho uso de su fuerza,
ü Los divorciados vueltos a casar comulgan,
ü algunos curas abandonaron sus sotanas y se deshicieron de las cadenas antinaturales de su celibato porque su sacerdocio era legítimo pero su abstinencia antinatural y descubrieron la luz del amor,
ü los católicos somos cada vez más ecuménicos porque la política territorial de los jerarcas se ha vuelto insignificante,
ü las monjas han descubierto su autonomía y andan,
ü los seglares desenmascaran a los curas viciados y desafían a los obispos y cardenales corruptos virando las mesas del “Patio de los Gentiles”,
ü cada vez los homosexuales y lesbianas son mejor tolerados en las comunidades,
ü los pobres son cada vez más reconocidos en su significado a pesar de su silencio
ü en fin, que las reformas que quiere emprender Francisco no son de él a solas.
A Francisco solamente le queda confirmar a millones de católicos que han desoído a los últimos papas y han escuchado a Jesús por su cuenta, mientras las vocaciones al curato que aumentan son mayoritaria y precisamente las que no debieran.
Francisco sabe que centenares de templos católicos han sido cerrados porque los católicos de a pie han dejado de dar sus dineros (los otros, los poderosos posiblemente han aumentado sus donaciones) y tanto los “levitas” dedicados al carrerismo al menos donde pueden cuanto los Sumos Sacerdotes diocesanos solo han empeorado en su ceguera y su cojera y sus vicios innombrables y en alguna medida Ratzinger y Juan Pablo II no pudieran deshacer los avances que Juan XXIII propulsó porque algunos de los más pequeños, a pesar de la oscuridad en la cual se les mantenía, no se detuvieron.
Decidle, en fin, que si Roma ahora habla es porque, parafraseando en contrario a Agustín (Sermón 131.10), “la causa sigue abierta porque Roma no deja de observar que la Iglesia Universal ha dejado de hablarle…” y por lo tanto, si quiere “concluir el argumento”, tiene que hablar de cambio…o perece aunque las puertas del Infierno no prevalecerán contra el Galileo y quienes “den el paso” para seguirle.
Creo que somos bastantes los que seguimos espectantes y esperanzados. Vivir para ver!…mientras cada uno tratamos de aportar nuestro granito de arena. No me tocará ver una ruptura con el pasado, pero espero que los gestos iniciales vayan evolucionando hacia una reforma en profundidad. Algún día el papado acabará instalándose en algun rincón remoto de Asia, África o América latina….o dejará de existir.
A estas alturas, y en pocos meses, este Papa va dando certeramente en muchos resortes que sólo recién apuntados, ya está generando bastante esperanza y, supongo, bastante incomodidad (por no decir otra cosa) en el rancio neoconservadurismo que le rodea. Esto que dice Tamayo de cambiar de amistades, lo tiene difícil. Pero creo que va pasito a pasito abriendo camino a una nueva etapa eclesial.
Señala también el autor cómo Francisco va cambiando el fiel de la balanza desde cuestiones casi morbosamente centradas en la moral sexual, eso sí, hacia los demás, sin mirarse a lo que tenían dentro, para poner en primer plano las cuestiones que realmente se ponen de parte de los más desfavorecidos y en contra de la estructura económica que sustenta una situación sangrante en los seres humanos que poblamos el planeta.
Hay que ser realistas, nadie, por muy Papa que sea y por muy claro que lo tenga, puede hacer todos los cambios de gran calado que requiere la Iglesia. Mi opinión es que éste lo va haciendo sin forzar en exceso la rigidez de la estructura, pero suavemente va dejando caer ideas y gestos que darán sus frutos, si lo dejan.
Difícil tarea reconocer si Francisco será el motor, o ha sido la mecha que inicie la explosión controlada para el derribo de las estructuras malsanas
Si es sólo el primer paso de n camino más largo de reformas, o si todo se llevará a cabo con una rapidez inaudita.
Pero una reforma, sin un trasfondo claro de renovación de todo el pueblo católico, estará a merced de nuevos o posteriores intentos de restauración
Quienes busquen esa renovación con el concurso de una novedosa visión de Jesús aceptable a nuestra racionalidad, no olviden que tambien hay quienes buscamos la “voz de Dios”, los signos claros de los tiempos, en un Jesús vivo, siempre permanente en su Iglesia.
Se impone la concordia.
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