Una semana después quedan los ecos del récord de beatos que Rouco logro celebrar en Tarragona.
Los obispos catalanes, sin cuya complicidad no hubiese sido posible la reafirmación, empeiezan a plantearse lo de pedir perdón: el abad de Montserrat (ver Tablón de Atrio) y el Arzobispo de Tarragona.
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