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La mujer en las religiones

Honorio2Maite Lesmes nos ha enviado un texto que creo muy actual y que interpreta en clave planetaria, a lo largo del espacio y del tiempo, el fenómeno que hoy vivimos, esa presencia reforzada de las mujeres en la lucha por recuperar el espacio perdido por la religión en el mundo actual.

De paso, es bueno que practiquemos un análisis de los problemas a escala interplanetaria e intercultural, y que estudiemos los problemas de la mujer en todo el mundo como un solo problema.

Se trata de una entrevista a Michel Cazenave, antropólogo de las religiones y especialista en sicoanálisis publicada en Le monde des religions, que traduzco para ATRIO.

–¿Cómo analizar la misoginia de tantas y tantas tradiciones religiosas?

–Hasta donde sabemos, siempre son las mujeres las que transmiten la conciencia religiosa y la aprensión de un Infinito que sobrepasa desmesuradamente a la humanidad. Cuando el sicoanalista L. Lacan intenta definir el “placer sobreañadido”, que sería el de las mujeres, hace referencia a Teresa de Ávila y subraya que entramos en el territorio de la mística. Igualmente Carlos Gustavo Jung repetirá que justamente por la dimensión femenina nos abrimos a la que él llama presencia del Ser, es decir, la imagen de lo divino que vive en todos nosotros con mayor o menor intensidad.

Ahora bien, precisamente eso es lo que generalmente los hombres no han aceptado, al reescribir la historia a su conveniencia para justificar más cómodamente su toma del poder y más en particular la historia de las ideas y de las creencias.

Es así como Medea, a pesar de ser hija del Sol, va a convertirse en una horrible bruja; y como Medusa, hasta incluso según el mismo Freud, se va a convertir en el objeto de terror que todos sabemos; que las supervivencias de los viejos cultos femeninos del neolítico van a ser masacradas por las carnicerías en las que serán inmoladas tantas mujeres en el Renacimiento o en el siglo XVII… Después de todo, si las mujeres están en relación con el cielo, también pueden estarlo con las potestades del infierno hacia las cuales (¿quién lo habría creído?) les empujaría su sexualidad y hasta su mismo estatuto ontológico.

Es así como Hesíodo habla ya de Pandora, la primera mujer, como de una “bella desgracia”. Le espera el retorno del reino de Saturno, un período de abundancia en que los hombres vivían tranquilamente entre ellos, sin la presencia y control de las mujeres que les obligasen a trabajar, y este es un tema recurrente en la literatura grecolatina. Por eso, en fin, la tradición monoteísta, tal cual la hemos heredado, va a hacer remontar el pecado original a nuestra tatatatarabuela Eva que entre nosotros no recobrará su redención más que en una cierta imagen de María, según el juego de palabras capicúa que definiría que por su Ave la Virgen ha vuelto del revés el nombre y con ello la maldición de Eva.

–¿Este desprecio de la mujer es universal?

–Desgraciadamente, parece que sí. Muy pronto nos hemos dado cuenta de que toda la alquimia taoísta, aunque aboga por la complementariedad del hombre y la mujer en la práctica, tiene como fin absoluto garantizar la longevidad y el desarrollo del hombre. De la misma manera que entre los seguidores del tantrismo de India, de nada les vale considerar que la Diosa es lo Indiferenciado absoluto de donde todo ha salido, el Brahman, la mujer es definida siempre en relación al hombre: su padre, su marido, su hermano, el cual hombre se mantiene siempre como polo de referencia. Y si el mundo ha sido realidad, según los Vedas, los textos sagrados del hinduismo, por el poder de la diosa Vac, la Palabra “encarnada”, ello no impide que la oración del sacerdote vale más que la de la sacerdotisa. Una mujer, es bien sabido, no para de hablar. Por su silencio, el hombre parece acercarse más a esa zona inaccesible en la que habito Ello, que es a la vez el ser y el no ser.

Es como si los hombres tuviesen tal terror del poder de la mujer, que considerasen absolutamente necesario suplantarlo con su propio poder. Es como si les fuese necesario un golpe para afirmar su dominio, aunque fuese bautizarlo desde Aristóteles hasta el siglo XIX con fisiologías inventadas pero que se vendían como rigurosamente científicas. El desprecio en que eran mantenidas las mujeres no es la más pequeña de las paradojas, cuando uno recuerda que Jesús, por ejemplo, se detuvo a charlar largamente con la Samaritana, a la que salvó del adulterio, o que se apareció a María de Magdala, y que, según nos cuentan los evangelios, tuvo por única compañía al pie de la cruz a mujeres.

–En tal contexto, ¿cómo explicar la persistencia de representaciones femeninas de lo sagrado?

–Cuando la religión se ha sentido en peligro, se ha vuelto hacia las mujeres, sin duda porque sabía que en el fondo ellas le son mucho más fieles, en el sentido original de esta palabra, que los hombres. Así cuando Roma no sabe ya a qué santo encomendarse frente a los cátaros y los valdenses, y luego frente a los cismas que la van a desgarrar, o la división de los Papas de Avignon que se prolongan hasta el siglo XV, son las grandes místicas desde Angela de Foligno a Catalina de Siena, pasando por Angela de Montefalco, por las beguinas o por Hadewigch de Amberes las que asegurarán su perennidad. hasta que pasado el peligro, los clérigos retoman el poder y vuelven a imponer de nuevo el orden del claro y cristalino pensamiento masculino. Estos años, con todo, son en los que especialmente en las filas franciscanas se verá florecer el culto de “Jesús nuestra Madre” que conocerá su apogeo al final de la Edad Media.

¿Sería desde que los hombres oscuramente y sin querer barruntaban en el fondo de sí mismos, desde el punto y hora en que se trata de comprobar, más que de recordar intelectualmente las estructuras de aquello que los antepasados llamaban el alma del mundo; será desde el punto y hora en que se trata de abrirse a aquello que San Basilio llamaba ya las “energías” de Dios, a través de las cuales El se manifiesta en su esencia comunicable permaneciendo sin embargo oculto en su esencia no comunicable, algo que en cierta manera no está muy lejos del retrato de la Sabiduría de la Biblia, de ciertas consideraciones de la Kábala o de la declaración de Ibn´El Arabi según la cual “la mujer es la forma más bella de Dios sobre la tierra”; sería esto pues lo que los hombres presentían más o menos que, por constitución a la vez corporal, síquica y espiritual, las mujeres mantenían un contacto que, sin embargo, (¿cómo podríamos saberlo? era preferible salvaguardar, con el “Por-encima-de-todo”?

Cómo explicar mejor que en la Francia del Sudoeste donde yo nací y donde el anticlericalismo ha conocido épocas de esplendor haya sido el minúsculo rebaño de las mujeres que asistían a misa los domingos y mantenían vivas las rogativas por las cosechas de las que se tenía tan gran necesidad, mientras los “cabezotas” de sus maridos les esperaban solazándose en el café, excepto en las fiestas mayores con volteo de campanas de Navidad, Pascua y la Asunción de la Virgen, sigue siendo cierto que la gestión de lo Invisible les estaba reservada. Con la idea de que si los hombres se ocupaban de las cosas serias de la tierra, dos precauciones valían más que una, y, aunque en público se profesase una cosa, era preferible no insultar excesivamente algo que no se podía ni dominar ni comprender. ¿Viejo vestigio de un “matriarcado pirenaico”? Pero estas persistencias a lo largo de siglos, o tal vez milenios, ¿no nos indican que las mujeres son las guardianas del tesoro y que ellas han dado vida a estas hadas que, testigos de otro mundo, velan sobre nuestra suerte, –a veces, preciso es reconocerlo– por nuestra más trágica desgracia?

———

Caras de lo femenino sagrado

Lo femenino sagrado es según Michel Cazenave lo femenino de Dios. Durante dos milenios el Occidente patriarcal ha rechazado esta imagen, incluso cuando la cultura, la literatura, la mística, el esoterismo y algunas corrientes teológicas con cierta sutilidad han salvaguardado el culto de la diosa o más sencillamente de la feminidad espiritual. El autor nos invita a retomar el diálogo con la diosa céltica Brigit, con la Sophia de los rusos, o incluso con la Madre Divina de la India.

Se trata de un hermoso viaje transcultural, feminista y poético.

Michel Cazenave ha publicado recientemente este libro, aún no traducido al castellano: Visages du féminin sacré, de Michel Cazenave. Éditions Entrelacs, 236 p., 2012.

10 comentarios

  • ana rodrigo

    Querido Pepe Sala, ni me has disgustado, ni me has amargado la mañana, tampoco me ha extrañado la interpretación del autor del texto que expones. Ya sabes que a los textos “sagrados” se les hace decir una cosa y la contraria, por eso escribí el otro día que nunca diré que una cosa es verdad porque lo diga la Biblia, aunque la Biblia diga verdades. Como no creo que la Biblia sea palabra de dios alguno, tampoco es para mí fuente de autoridad moral, excepto cuando coincide con el sentir común de los mortales en cuanto a ética, justicia, derechos, etc. Es decir, la autoridad es a la inversa. Y con esto no pongo en duda que, mucha doctrina sobre justicia y derecho del AT y la mayoría de los textos del NT sea un referente ético y religioso, muy válido, aunque se le haya deformado el rostro hasta, en ocasiones, quedar irreconocible. (Por si alguien se escandaliza, lo dijo con otras palabras, el CVII)
     
    Seguro que en la mente de Pablo no estaba el tema de la igualdad real de hombres y mujeres (no estaba “de moda” esta cuestión), y sí la que dice el autor del texto citado, pero también es verdad que el mismo Pablo consideró a muchas mujeres en igualdad a los hombres a la hora de tener responsabilidades en las comunidades de su época, cosa que despareció muy pronto cuando los hombres cayeron en la cuenta del poder que da ser los corresponsales, intermediarios y mediadores de Dios. Jo! ¿se podía aspirar a más? “Dios dice, Dios quiere, es voluntad de Dios, esto no entra en los designios de Dios….”, y se quedan tan anchos y panchos….
     
     
    Tod@s recordamos a Sadan Husein y a Bush invocar a su dios respectivo para justificar la guerra.

  • ana rodrigo

    Perdona, Román, el pasado está super investigado, estudiado y es archiconocido. Sobre el presente no hay nada que investigar, lo que hay que hacer, es reconocer y cumplir con los derechos de igualdad de las personas.
     
    En la sociedad civil, allí donde se ha hecho, las mujeres hemos podido demostrar que somos igual de inteligentes e igual de torpes que los hombres, y, sobre  todo, que somos personas iguales a los hombres, sin categorías de primera y de segunda.
     
    Las religiones siguen viviendo en el paleolítico, dicen que es voluntad de sus dioses respectivos, se lo creen y ponen paños calientes a la situación de la mujer en cada religión tratándonos de tontas. ¿Acaso alguien puede creer que algún dios, summum de bondad y justicia, puede cometer las tropelías que las religiones cometen contra las mujeres? Lo que no entiendo es el conformismo que está generalizado en las y los creyentes, como si esta situación tuviese que resolverla algún dios despistado que caiga por este planeta.

  • pepe sala

    Siento disgustarte, Ana; pero el versículo que utilizas ( “ya no hay varón o mujer” ) tienen muy diferente interpretación por parte de la ICAR.   He encontrado este comentario al respecto:
    ——
    “”
    ¿Qué hay acerca de Gálatas 3:28?

    “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gá 3:28).

    Con frecuencia, éste versículo es usado para sostener la idea de que las mujeres pueden llevar a cabo los oficios de anciano y pastor debido a que no hay hombre ni mujer en Cristo. El argumento declara que si todos somos iguales, entonces, las mujeres pueden ser pastores.
    Desafortunadamente, aquellos que usan este versículo de esta manera, han fallado en leer el contexto. El versículo 23 habla acerca de “aquella fe que iba a ser revelada” y cómo hemos sido traídos a Jesús convirtiéndonos en hijos de Dios por la fe. Ya no estamos más bajo la Ley, sino bajo la Gracia y somos “ciertamente linaje de Abraham… y herederos según la promesa.” (v. 29)2 El punto de este pasaje es que somos salvos por la gracia de Dios de acuerdo a Su promesa y que no importa quién es Usted: si Judío, Griego, esclavo, libre, hombre o mujer. Todos somos salvos de la misma forma: por gracia. Aquí, no hay ni hombre ni mujer.
    Este versículo no está hablando acerca de la estructura de la Iglesia; está hablando acerca de la salvación “en Cristo“. Este versículo no puede ser usado para sostener que las mujeres sean pastores ya que no está hablando acerca del tema. Más bien, para encontrar más acerca de la estructura de la Iglesia y del liderazgo se necesita ir a los pasajes que hablan acerca de esto: 1ª Timoteo 2 y Tito 1.””
    ——-
    Lo siento, pero el autor del comentario tiene  ” razón”, desde la perspectiva orgánica de la ICAR. Si yo fuese mujer no pisaría una iglesia ni para que me enterrasen, pero como siempre digo al respecto:
    ” Cada uno es cada uno y seis media docena”.
     
    Saludos y disculpa por amargarte la mañana del sabado.

  • Román Díaz Ayala

    La cultura francesa tiene la capacidad de prsentarns cualquier tema desde un trasfondo cultural propio de las grandes elucubraciones,
    mientras que nosotros expresamos nuestra racionalidad dsde una locura muy lúcida (Ahí está el Realismo Mágico del otro lado, con un Páramo que rompe todos los esquemas)
    ¿Hace el autor filosofía sobre la mujer, o le hace un guiño amoroso?¿Es la religión manifestaciónde los contenidos culturales sobre la mujer, o la génesis de su valoración? Para poder llegar a saber el fondo del pensamiento del autor tendremos que leer todo su pensamiento, es cuestión sujeta a investigación.
    El autor es antropólogo y sabe muchísimas cosas que yo ignoro.
    A nadie se le escapa que el papel y valoración de la mujer vienen insertos en una institución a la que llamamos patriarcado y que es anterior o coincidente el tiempo, por la misma dinámica de las cosas, con las religiones históricas. Los asentamientos trajeron las diversificaciones de funciones y la gran necesidad de adquirir muchas manos de obra. El patriarca existió en el nomadismo, pero éste no fue una etapa previa al modelo civilizatorio del neolítico, sino una de sus funciones. Por primera vez se vió que la tierra, el territorio podía ser dividido en diversas funciones. Una para la agricultura, otra para mantener la crianza y cuidado de los animales anteriormente objeto de captura, y otro para los asentamientos. A la mujer le correspondía la función reproductora por delante del esfuerzo productivo.
    Luego tenemos que concluir que la base de todo esto no es religiosa sino de racionalización económica.
    La evolución cultural humana sigue los mismos pasos de la evolución genética: innovación o cambio, éxito, fracaso, volver a empezar.
    Hace apenas diez o doce mil años ensayábamos el patriarcado, pero la humanidad ( homo sapiens sapiens) la única especie que prosperó llevaba unos 150.000 años extendiéndose y ocupando el territorio.
    Ahora nos toca entrar en un nuevo ciclo civilizatorio, pero no creando nuevos mitos (aunque existirán de todos modos) y en la comprensión de muchas cosas que armonicen mejor con la realidad que se nos impone
    No es tanto en el pasado donde encontraremos las mejore respuestas, sino en la comprensión de nosostros mismos ( aunque le demos un repaso al pasado)
    todo ello para mi está siendo objeto de investigación
     
    roman

  • ana rodrigo

    Pili, y lo peor es que tras la lectura se dice “palabra de Dios” y todo el rebaño dice “te alabamos, Señor”. Si esto no es tragar con ruedas de molino como dice Honorio, es que las cosas están peor de lo que creemos.
     
    A mí en una ocasión, hace años, me pidieron que leyese en la Vigilia Pascual la lectura de la masacre egipcia en el mar Rojo con Dios como ejecutante, y al terminar dije, “de esto se puede decir cualquier cosa menos que es “palabra de Dios”. La gente adormilada mentalmente, de repente se despertó con la consiguiente sorpresa.
     
    Es que, es que….., si hiciésemos una hoguera virtual al estilo de la noche de San Juan, y limpiásemos tantas tonterías y barbaridades, otro cristianismo tendríamos. Pero, los libros “sagrados” son intocables porque todo es sagrado, ¡mamma mía!

  • mª pilar

    Ana:
     
    Pablo también dijo aquello tan lindo para las mujeres:

    “Sean obedientes a sus maridos, sumisas y unas cuantas lindezas más…”   ¡Increíble!
     
    Lo peor de todo es, que hoy, se sigue leyendo tan bonita sumisión… ¡Qué barbaridad!
     

    Una abogada de Zaragoza muy conocida por su labor incansable con los/as  jóvenes, para que su formación fuera íntegra.
     

    Un día durante la Eucaristía, le invitaron a leer una de las lecturas del día y cuando vio que era la que he citado de Pablo, se volvió al sacerdote y le dijo que no la leía tal cual estaba escrita.
     

    El sacerdote muy amable, se levantó, se acercó, y le pidió que la leyera, que luego en la homilía la explicaría…
     

    Como era una mujer muy educada así lo hizo, y al terminar dijo con claridad meridiana:
     

    “La he leído por educación, pero conste ¡que no estoy en nada de acuerdo con lo que aquí dice Pablo!  y espero que el celebrante lo explique”
     

    No sé si hubo aplausos… pero si puedo asegurar, que muchas personas al terminar la Eucaristía se acercaron a ella, para darle las gracias por su actitud, yo entre esas personas,  le di las gracias de todo corazón.
     

    Cada día comprendo mejor aquello que dijo Jesús:
     

    “Este pueblo me honra con los labios, peo su corazón está lejos de mí.
    El culto que me dan es inútil, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”
    Mc. 7, 6-7
     

    No hemos cambiado mucho, creo que cuanto más ricos y poderosos son,  más se alejan  de su Proyecto de una vida humana en plenitud.

    mª pilar

  • ana rodrigo

    Román, dices. Tenemos mucho que investigar,” ¿qué hay que investigar? ¿si son galgos o podencos?
     
    Si abrimos los ojos y vemos que los que han creado las religiones, los dioses, su sustancia, su ser y, sobre todo, su voluntad sobre los seres humanos han sido y siguen siendo hombres, ¿me quieres decir qué es lo que hay que investigar? Sabes de alguna mujer que haya sido elegida por algún dios para constituirse en autoridad religiosa, a la que le haya hablado como lo ha hecho a hombres? Si hasta Dios le dijo a Benedicto XVI que dimitiera y, en cambio no le dijo que reconociera los derechos de las mujeres a acceder al sacerdocio, ¡qué casualidad! ¿No crees que es muy sospechoso que Dios dé mensajes interesados a los hombres y se olvide de nosotras?

     

    Si a San Pablo que dijo aquello de que ya no hay hombre ni mujer…porque todos somos iguales, no sólo no le hicieron caso alguno entonces, sino que enseguida intercalaron aquello de que la mujer debe estar callada en la asamblea.
     
    Si siempre omiten que en la última cena estaban todos los amigos y las amigas de Jesús, y han eliminado a éstas para quedarse con el sacerdocio –el poder- para los hombres. Si ven metáforas, alegorías y demás figuras literarias en mil cosas del NT y, en cambio, lo de los doce apóstoles-hombres se lo toman al pie de la letra.
     
    Y en el siglo XXI ¿has visto a algún obispo, cura, sacristán o laico hombre barriendo el templo o lavando los manteles? Si hasta el Papa Francisco dio a entender el otro día que ni siquiera conocía la teología feminista. Si la elección de la mujer que ha nombrado para que le asesore en cuestiones económicas ha provocado que los tiburones de la Curia ya le estén enseñando los dientes.
     
     
    Conclusión, por mi parte: no hay que investigar nada, todo está muy clarito, lo que hay que hacer, es tomar decisiones rotundas, ya. De lo contrario ¿en qué Dios tan injusto creemos que discrimina a las mujeres de una manera tan descarada y se pone en manos de unos manipuladores que barren (aquí sí) siempre para casa?.

  • Román Díaz Ayala

    El hecho de que se generalice el papel de la mujer y la posicióny consideración que ocupa en las d iferentes religiones y filosofías, y en un repaso por el mundo antiguo, no creo que signifique que sea tan universal y tan perpetuo en la hisotia.
    He tenido siempre el barrunto de que existe en el fondo una realidad económica. Es así porque convenía en la nueva configuración de las sociedades humanas que se asentaban en los neolíticos.
    Por eso Jesús dijo : “Eso no fué así en un principio”… y San Pablo sabe y expresa abiertamente que no puede haber distinción entre hombre y mujer en la nueva economía de la gracia…
    Otra cosa es que los principios chocasen con los elementos de las culturas por donde se expandía el mensaje de Jesús.
    Tenemos mucho que investigar, más todavía por restituir.
    roman

  • mª pilar

    Gracias Honorio:

    Este art. Invita a repasar la historia desde muchos ángulos  y es   asombroso como las mujeres:
    “Entran y salen” “Suben a la superficie y vuelven a sumergirse en las profundidades de la historia”
     

    Da que pensar y preguntar: ¿Qué ha pasado en este estar y desaparecer?
     

    Pienso, que no es, porque seamos extraordinariamente mejores, pero sí, diferentes en la manera de afrontar los avatares que la vida nos pone por delante.
     

    Y el hombre siempre ha sentido “temor” ante esa capacidad de aunar competencia con corazón; y a salido a defender sus feudos, con maneras muy poco “humanas” pasando a enterrar todas esas “maneras” y castigarlas hasta tal punto, que desaparecían casi de escena todas las posibilidades de compartir cómo  llevar a cabo los cometidos necesarios en cada época.
     

    Y así hasta hoy; bueno en justicia hay que reconocer, que cada día hay más hombres, que están más cercanos a nosotras y comparten mucho más que antes:
     

    “Dialogar los cómos, las vías, los conocimientos, compartir trabajos en la ciencia, la enseñanza, el trabajo, la vida, el hogar, la educación y cuidado de los hijos etc…”
     

    Pero aún falta mucho… Cuando el hombre y la mujer, no aprendan a verse como iguales en sus diferencias, se respeten mutuamente en todos los sentidos ¡¡¡en todos!!!
     

    La situación de las mujeres no llegará a buen puerto, ni el hombre llegara a su plenitud como tal, porque caminará “cojo” de alguna manera.
     

    Esa es una labor que hay que llevar a cabo en común, a saber valorar todo lo bueno que ambos poseen; a educar a los niños/as en los mismos valores, sobre todo el que más deteriorado está, el tratarlas como personas, no como objetos de uso (sea para lo que fuere).
     

    Solo desde una educación igualitaria, un trato de igual a igual con sumo respeto a la otra persona por ambas partes; no será posible un cambio.
    No todo lo hacemos bien las mujeres, pero siempre nos hemos llevado la peor parte, y se nos ha convertido en art. de uso y consumo en todos los sentidos.
     

    Dura labor mirando a un futuro mejor; y mucha parte de esa labor (como siempre a sucedido) la tenemos que llevar las mujeres adelante, para que no se pierda nunca el trabajo duro y muy costoso que otras mujeres llevaron adelante ante que nosotras hoy.
     

    ¡¡¡Educación, educación, educación!!!
     
    Cosa que nuestro gobierno hoy, no le ha temblado la mano  al reducir todas las posibilidades de mejorar la enseñanza, si no que hemos vuelto atrás más de 40 años.
     

    Así no es posible llegar a buen puerto; ni ellos mejorarán y nosotras tendremos que seguir luchando a brazo partido por seguir adelante.
     

    Que no falte el ánimo ni la esperanza, cada día muchos hombres (como algunos antes) ya están en ese camino de mirar desde otra óptica a las mujeres.

    Mª pilar

  • ana rodrigo

    En primer lugar, gracias, Honorio por habernos traducido este texto. En segundo lugar un tirón de orejas a Maite Lesmes que, a pesar de sus circunstancias familiares, sí podría prodigarse un poquitín en atrio.
     
    Intuyo que el autor del libro que se menciona lo que hace es constatar hechos ya consumados en la historia. Otra cuestión es analizar los porqués así como las consecuencias para la sociedad, las religiones y, sobre todo, para las mujeres.
     
    Si, como apunta en entrevistador, los hombres hacen lo que haga falta para conseguir el poder en cualquier ámbito de la vida, queda claro que la situación de la mujer a lo largo de la historia proviene del poder ejercido sobre ellas por los hombres.
     
    En las religiones en general, y en el catolicismo en concreto, han convertido la iglesia en una cosa para mujeres pero hecha, dirigida, pensada y dogmatizada por los hombres.
     
    Me propuse al iniciar este comentario no cabrearme, pero es que es imposible no hacerlo. Los hombres nos han dicho quién es y cómo es Dios, cuáles son las creencias ortodoxas y cuáles las heterodoxas, Cuáles son los ritos y cómo deben ser, qué tipo de moral es la que Dios quiere incluida la moral sexual……, Ellos desde el Vaticano, desde el episcopado, desde las parroquias, desde las homilías, piensan y deciden por nosotras y para nosotras que somos (son) las que llenamos los templos, las que no fallamos, las que en los pueblos siguen teniendo las llaves materiales de los templos, pero, de puertas para dentro quien las tiene es el cura. ¿Habrá mayor barbarie humana en la relación entre personas hombres-mujeres?
     
    Sí, ya sé que aún es peor en otras religiones, ¡menudo consuelo….! Uf, insoportable!!!!!