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El perdón es liberación

DALBESSIO P

El amor triunfa, al menos en esta vida, no porque se elimine el mal de una vez por todas, sino porque se le resiste y se le vence de nuevo cada día. No nos aseguramos el bien para siempre con algún acto heroico, se le reconquista cada vez de nuevo, de manera repetida. San Pedro preveía un límite para el perdón. Siete veces  y luego el pecado se volvía irreversible. Pero Cristo le dice que el perdón se repite hasta el infinito (Merton, Thomas. Escrito en 1964. )

Quiero compartir con ustedes dos noticias –de culturas diferentes- y algunas frases que nos permitan reflexionar el tema del perdón y la reconciliación, La primera noticia nos cuenta que: “Durante siete años, la joven iraní Ameneh Bahrami estuvo consumida por el deseo de venganza. El pretendiente rechazado que arruinó su vida cuando tenía 26 años lanzándole ácido en la cara y dejándola casi ciega estaba condenado a sufrir un destino similar. Pero a último minuto, la víctima dio ayer marcha atrás.

“¿Qué quieres hacer ahora?”, preguntó el médico a esta mujer iraní, que ahora tiene 32 años. “Lo perdoné”, respondió ella, parada junto a su atacante en una sala de operaciones, en una dramática escena que fue transmitida ayer por la televisión estatal de Irán. Así, bajo fuertes presiones internacionales, Bahrami renunció a la ley del Talión, con la que una víctima puede aplicarle a su atacante el mismo sufrimiento. El brutal episodio sucedió en 2004, cuando la mujer y Mayid Mowahedi eran estudiantes en la Universidad de Teherán. Ella rechazó la propuesta de matrimonio de Mowahedi, quien, ante la negativa, respondió enfurecido, lanzándole ácido en la cara. La ley islámica permite el “ojo por ojo”, por lo que Bahrami obtuvo el derecho en una sentencia de 2008 de cegar a su atacante con dos gotas de ácido. Pero a último momento, se echó atrás. “Lo hice por varias razones: por Dios, por mi país y por mí misma”, dijo ayer a la prensa local, y añadió que su propia familia estaba en contra del castigo. Además, aseguró que la decisión la ha liberado. “Le doy gracias por su generosidad y me arrepiento en lo más profundo de mi horrible acto”, fueron las palabras del atacante, entre lágrimas. La familia de Bahrami también se mostró aliviada. “Esto traerá más paz a mi hija que la venganza“, dijo su padre.

Bahrami reside en España, donde está bajo tratamiento médico. Pese a varias operaciones, perdió la visión de uno de sus ojos y casi la totalidad del otro. Los cirujanos que la atienden creen que necesitará por lo menos cinco operaciones para cambiar su aspecto. Además, necesitará otra cirugía más compleja para devolverle la vista en un ojo.” (Agencias AP, ANSA y EFE)

Nos regalas el perdón. No nos pides negociarlo contigo a base de castigos y contratos. “Tu pecado está perdonado. No peques más. Vete y vive sin temor. Y no cargues el cadáver de ayer sobre tu espalda libre”.
No nos pides sanear la deuda impagable de habernos vuelto contra ti. Nos ofreces una vida nueva sin tener que trabajar abrumados por la angustia, pagando los intereses de una cuenta infinita. Nos perdonas con todo el corazón
(Oración de Theilard de Chardin cuyo título es Adora y Confía).

Aquí algunos párrafos de la carta de un sobreviviente al autor de los atentados en Noruega: “No vamos a responder al mal con mal“, le dice un adolescente de 16 años a Anders Beivik.

“No vamos a responder al mal con mal, como hubieras querido. Estamos luchando contra el mal con el bien. Y vamos a ganar”. El inicio es el tradicional “Querido Anders Behring Breivik”. “Tal vez creés que has ganado. Mataste a mis amigos y pensás que destruiste al Partido Laborista y a quienes creen en una sociedad multicultural”. Quien escribe es Benjamin Oesteboe, de 16 años, que perdió a cinco amigos en la matanza. “Que sepas que fracasaste”, destaca el chico en el texto publicado en Facebook y difundido por el periódico noruego Dagbladet. «Te describís como un héroe, un caballero. No lo sos. Pero una cosa es cierta: creaste héroes. En ese caluroso día de julio creaste algunos de los héroes más grandes que el mundo haya visto jamás», escribe Benjamin. El pasado 22 de julio Benjamin Oesteboe se escondió junto a algunos amigos en la ribera del río al escuchar los disparos de Anders Breivik, que irrumpió en la isla de Utoya vestido con uniforme de policía. Benjamin consiguió salvar su vida cuando alrededor de las 18.25, unos ochenta minutos después del comienzo del tiroteo llegó la policía. “Debés saber cómo funcionó tu plan. Sos el hombre más odiado de Noruega. Muchos están enfadados, pero yo no estoy enfadado. No tengo miedo. No podrás alcanzarnos, somos más grandes que vos», escribe Benjamin al final del texto. (publicado por el diario La Nación,  el 1 de agosto de 2011).

No eres un Dios de tantos por ciento en el amor. “A éste setenta y cinco y al otro sólo veintitrés”.  Hagamos lo que hagamos somos hijos cien por cien. Tu perdón es para todos.  No sólo cargas sobre el hombro a la oveja perdida, sino también al lobo manchado con la sangre de la oveja.
Perdonas siempre. Setenta veces siete saltas al camino para acoger nuestro regreso, sin cerrarnos el rostro ni racionarnos la palabra, por nuestras fugas repetidas.
Con el perdón nos das el gozo. No quieres que rumiemos en un rincón de la casa nuestro pasado roto, como un animal herido, sino que celebremos la fiesta de todos los hermanos, vestidos de gala y de perfume, entrando en tu alegría.
Te pedimos en el Padrenuestro: “Perdónanos como perdonamos”. Hoy te pedimos más todavía: enséñanos a perdonar a los demás y a nosotros mismos morales.

Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso. Te lo aseguro en e nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste, adora y confía (Oración de
Theilard de Chardin cuyo título es
Adora y Confía).

“Quién decide perdonar elige romper las cadenas de la memoria pasada y opta por un futuro completamente nuevo. Perdonar es construir una historia nueva. Es un ejercicio de autonomía y libertad. Pero hay una clara diferencia de contenido psicológico entre la palabra opción y el término decisión. En cuanto opción, el perdón es una propuesta para el libre arbitrio, mientras que como decisión tiene un carácter imperativo. La decisión pertenece a las mismas víctimas, que comprenden la imposibilidad de vivir toda la vida condenadas a sufrir las consecuencias producidos por las ofensas. Quien perdona se cura, y al curarse, aumenta la potencia y la calidad de sus relaciones cotidianas. La decisión de perdonar implica también la determinación de no buscar hacer justicia por sí mismo. La decisión de perdonar exige, sin duda, un fuerte componente de sacrificio por parte de la víctima. Pero trae salud, liberación, paz profunda, porque vuelve sagrado lo que era profano” (La Revolución del Perdón, de Leonel Narváez Gómez y Alessandro Armato, San Pablo, 2010. Leonel Narváez Gómez es uno de los fundadores de las ESPERE (Escuelas del Perdón y la Reconciliación) que funciona en Colombia. Se puede conocer y consultar en: http://www.fundacionparalareconciliacion.org ).


[1] Merton, Thomas. Escrito en 1964.

71 comentarios

  • Sergio Dalbessio

    JUECES CHILENOS PIDEN PERDÓN POR LA DICTADURA DE PINOCHET E INVITAN A LA CORTE A REALIZAR UNA REVISIÓN….

    internacional.elpais.com/internacional/2013/09/05/actualidad/1378356025_053445.html

  • M.Luisa

    Por eso, Oscar,  me atrajo tanto  a mí también  pensar el PERDÓN  desde otro  ángulo que no fuese el religioso. En esta misma línea donde se inscribe la superación sea por vía de la entropía,  sea por vía de la resiliencia quería situarme para afrontar el tema del perdón y considerarlo     no, como ya dije,  como un deber impuesto a cargo de instancias religiosas cual  compensación no es si no  al final mostrarnos lo  buenos que somos  al tiempo que  nos sustraen  de  nuestra  propia capacidad.   Sino que en tal situación  sucede,   como en otras tantas en  las que   llevados  los humanos por las tendencias a tener que enfrentarnos con las cosas como realidad, nos hallamos volcados sobre sí. En este volcarse sobre sí  es cuando el ser humano descubre sus dos dimensiones  o  mejor, sus  dos modos de ser de la  realidad  unitaria en la cual  consiste. ¿Qué significa estar sobre sí? En palabras de Zubiri, “Consiste en que el hombre es una realidad tal que en aquello en que efectivamente es, no puede menos de salir de su “mero” estar, para colocarse o  estar justamente sobre sí “ Es en ese sentido por el que  se me ha de entender cuando tantas veces remito  al carácter de alteridad inscrito en la persona. No es que haya un yo y un super-yo a modo de propuesta psicológica, sino que se trata de una disyunción  en la que la persona se ve abocada necesariamente a una superación, es decir a lanzarse a otro modo de ser. En difinitiva A ser dueño/a  de sí,  a incorporar actos de volición a sus meras tendencias.

  • oscar varela

    Hola!

    Casi al comienzo de este Post yo intenté una línea de reflexión que nos pusiera en otro andarivel diferente al “religioso” a pensar el PERDÓN como algo conectado a la ENTROPÍA. Decía:

    oscar varela – 17-Agosto-2013 – 0:12 am
    Tal vez valga un intento de comprender el PERDÓN como:
    INVENTO humano para sub-sanar la Entropía social existente en todo trato humano.
    ……………….

    AHORA quiero aprovechar la ocasión que me da un Artículo de Marcelo Colussi sobre otro concepto: RESILENCIA; tal vez como algo de ataque necesario a la ENTROPÍA.
    ……………

    Resiliencia: Un concepto discutible
    Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)
    http://www.argenpress.info/2013/08/resiliencia-un-concepto-discutible.html

    “El camino del infierno está plagado de buenas intenciones”. ¿Por qué empezar diciendo esto? Pues porque muchas veces, más allá de la “buena voluntad” en juego, los efectos conseguidos con una determinada acción pueden ser cuestionables. O incluso desastrosos. En el campo de la práctica científica ello no es raro en absoluto. El concepto de “resiliencia” nos lo permite ver de forma palmaria.

    “Resiliencia” es un término controversial, que tanto puede asociarse con “intervenciones pobres para los pobres” (lo cual recuerda aquello de “atención primaria o ¿primitiva? de la salud”, que cuestionaba el epidemiólogo argentino Mario Testa), hasta la promoción de un conformismo con resonancias conservadoras, de la mano de la ideología adaptacionista que prima en las ciencias sociales de cuño estadounidense, dominadoras del ámbito académico en buena parte del mundo. Por lo pronto, es la versión española de la voz inglesa “resilience”, o “resiliency”, término que proviene del campo de la metalurgia y que hace alusión a la capacidad que tienen los metales de deformarse sin quebrarse, retornando luego a su estado original.

    En el ámbito de la psicología, aparece utilizado por primera vez en un artículo de Barbara Scoville en el año 1942. Más tarde, en la década de los 70, el término va adquiriendo mayor prevalencia, aunque la mayoría de los primeros investigadores que hacían referencia a este concepto tomado de la metalurgia, en principio no utilizaron la expresión “resiliencia”, sino que se referían a esta cualidad describiendo a quienes la portaban como “invulnerables” o “invencibles” (Lösel, Bliesener y Koferl, 1989). Para la década de los 90 el término ya es ampliamente utilizado, y así llega a los países latinoamericanos.

    ¿Qué es, en definitiva, esto de la resiliencia? “La capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”, según la 23ª edición del Diccionario de la Real Academia Española. La “capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas”, de acuerdo a la definición de Grotberg (1995). O también el “proceso dinámico, constructivo, de origen interactivo, sociocultural que conduce a la optimización de los recursos humanos y permite sobreponerse a las situaciones adversas”, según María Angélica Kotliarenko e Irma Cáceres (2011). O si se prefiere: “la capacidad que tiene un individuo, una familia, un grupo y hasta una comunidad de soportar crisis y adversidades y recobrarse”, de acuerdo a lo que definen Melillo y Suárez Ojeda (2002). Es decir, tomando lo afirmado por Kotliarenko, la resiliencia consiste en “un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan una vida sana en un medio insano”.

    Según todas estas aseveraciones, el concepto hace alusión a una capacidad positiva que tendríamos los seres humanos, o algunos seres humanos al menos. Capacidad, por tanto, que debería ser saludada positivamente y, en la medida de lo posible, expandida. De la mano de esta visión, un pensamiento progresista, de izquierda incluso, podría levantar gustoso la idea de resiliencia y fomentarla como un camino de esperanza, una luz ante tanta adversidad.

    Así, entonces, una perspectiva de avanzada de nuestra actual situación lleva a decir a Aldo Melillo, cuando prologa el libro “Descubriendo las propias fortalezas” de María Alchourrón y Edith Grotberg, que “la exclusión y la pobreza se extienden sin freno en los países desfavorecidos por la globalización y la concentración económica, y la mano invisible del mercado no ha dado signos de derramar ninguna riqueza a los pueblos. Si a ello se suman las situaciones de riesgo que conllevan la enfermedad, la cárcel, el deterioro personal, familiar y social sin que se vislumbren soluciones globales desde la economía y la política, el panorama resulta francamente desolador. Sin embargo, hay niños, adolescentes y adultos que son capaces de sobrevivir, superar las adversidades y, más aun, salir fortalecidos de ellas. Esa capacidad es conocida como resiliencia, concepto sumamente fértil a la hora de actuar en el plano social, porque desplaza el enfoque tradicional sobre las carencias y los factores de riesgo para situarlo en las fortalezas y la creatividad del individuo y de su entorno. (…). Con la convicción de que este concepto debe desplegarse e instrumentarse en los programas sociales (…), en tiempos de empobrecimiento y exclusión la construcción de resiliencia comunitaria que se evidencia en la capacidad de ciertos pueblos de enfrentar catástrofes de todo tipo constituye una posibilidad cierta de lucha contra las iniquidades de la sociedad actual”.

    Entendida desde esa lógica de la esperanza, la idea de resiliencia podría ser, sin dudas, una cantera donde encontrar la energía necesaria para plantearse transformaciones, para seguir creyendo que las utopías son posibles, en el sentido que nos hacen caminar, como dijo el uruguayo Eduardo Galeano. Y justamente alguien como él, un comprometido con las luchas sociales a quien nadie podría acusar de cómplice del sistema, dijo en el Foro Social Mundial de Porto Alegre en el 2005 refiriéndose a las transformaciones que esa idea de resiliencia puede acompañar, que no “son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Baba. Pero quizás desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.

    En este sentido, el concepto en juego puede tener una carga positiva. Por allí puede leerse de los beneficios que trae aparejados la resiliencia. Buena noticia, por supuesto. ¿Y qué beneficios aporta? “Las personas más resilientes tienen una mejor autoimagen, se critican menos a sí mismas, son más optimistas, afrontan los retos, son más sanas físicamente, tienen más éxito en el trabajo o estudios, están más satisfechas con sus relaciones, están menos predispuestas a la depresión”. Ahora bien: estos supuestos “beneficios” abren interrogantes que cuestionan radicalmente las esperanzas que proponían las visiones arriba expuestas. ¿Es un beneficio “criticarse menos”? ¿En qué sentido entender lo de “más éxito”? ¿Estamos seguros que entronizamos el optimismo, o más cautamente seguimos a Gramsci, quien proponía “el optimismo del corazón junto al pesimismo de la razón”?

    Es entonces cuando empieza a hacer agua este dudoso concepto. ¿De qué se trata realmente la resiliencia? ¿Qué elemento positivo nuevo aporta efectivamente? Que mucha gente tiene esa capacidad de rehacerse, de no quebrarse y salir airosa de las peores situaciones, no es ninguna novedad. Si el concepto consiste en describir eso, pues no es un concepto científico en sentido estricto que inaugure un nuevo campo de conocimiento produciendo una ruptura epistemológica, sino que no pasa de la mera descripción. “El patito feo también puede ser lindo”. ¿Podemos llamar a eso un concepto novedoso que aumenta el saber y la capacidad de actuar en el mundo?

    Si abrimos una crítica en torno a la idea de resiliencia es por los peligros ideológicos que allí anidan, peligros que pueden pasar inadvertidos en tanto la forma con que aparece el concepto pareciera que ayuda a caminar, en tanto “prueba que la realidad es transformable”. Pero junto a esa cuota de esperanza –para lo cual no es necesario creer que se está ante un nuevo concepto, pues la descripción más obvia nos muestra que siempre “después de la tormenta sale el sol”– no podemos dejar de ver también que hay un transfondo de resignación: no se trata de saber soportar la adversidad (para lo que, incluso, se puede dar un largo catálogo de recetas prácticas… Y así surgen las propuestas de autoayuda y toda la parafernalia de “Usted puede, no sufra, técnicas para ser exitoso”). No se trata de saber adaptarse a la realidad y poder sobrellevarla. ¡Se trata de transformarla!

    Más allá de las mejores buenas intenciones que puedan desplegarse –al menos en algunos casos– apelando a esta noción, lo que se transluce es la pasividad y la aceptación de una ya estatuida normalidad, obviando la idea de conflicto como motor perpetuo. El conflicto está, siempre, tanto en lo subjetivo como en los procesos masivos: el sujeto escindido no dueño de sí mismo con que nos confronta el psicoanálisis, el sujeto deseante que no sabe qué desea con precisión, o el sujeto social producto del enfrentamiento a muerte de clases divididas en torno a la tenencia, o no, de los medios productivos, siguen siendo “el fuego eterno” del que hablaba Heráclito hace 2.500 años y que retoma Hegel en el siglo XIX. La dialéctica en tanto lucha perpetua de contrarios, dirá el pensador alemán, no es un método filosófico: ¡es la realidad misma!, es la estructura de lo real. La realidad está constituida por el conflicto, verdad inobjetable. La idea de resiliencia, sabiéndolo o no por parte de quien la usa, apunta a la “suavización” de la crudeza de esa realidad.

    Una prótesis, en definitiva, un bálsamo. En otros términos “técnicas de aprendizaje, es decir prácticas correctivas de conductas, sin tomar en cuenta los procesos sociales y psíquicos que bloquean potencialidades”, dirán Ana Berezin y Gilou García Reinoso en su texto “Resiliencia o la selección de los más aptos” (2005) “El ideal de la resiliencia parece ser la funcionalidad, la eficacia de los sujetos y sobre todo del sistema. Así, lo que parece simple –y obvia– descripción de situaciones de hecho implica peligros: bajo un nombre nuevo se retoma el viejo concepto de “desviación”: en el campo de la salud, con el modelo médico; en el de la educación, con el modelo pedagógico; ambos remitiendo al concepto de normalidad y adaptación, con sus consecuencias de orden teórico, ético y político”.

    Aunque no se diga en estos términos, la ideología que está a la base es: ¡sea fuerte! Lo cual, irremediablemente recuerda al tango: “fuerza, canejo, sufra y no llore / que un hombre macho no debe llorar”. ¿Hay que estar contra las adversidades o hay que saber sortearlas? ¿Cuál es la sutil línea que separara el afrontamiento de la resignación?

    En verdad, más allá de las buenas intenciones (y ahora puede entenderse por qué empezábamos el presente escrito con esa referencia provocativa), es para pensarlo bastante en qué medida este concepto tan problemático, traído desde un campo extraño a la reflexión de las ciencias sociales, aporta teórica y prácticamente. ¿En cuánto, cómo y por qué realmente “constituye una posibilidad cierta de lucha contra las iniquidades de la sociedad actual”? Sabiendo de dónde viene (las ciencias de la conducta estadounidenses, ingeniería humana funcional a los poderes constituidos, anestesia que sirve para domesticar y no como instancia emancipadora), ¿qué nos deja esto de resiliencia para un planteo transformador? Saber que hay quienes pueden resistir infinitamente no nos dice más que eso: que algunos no se quiebran nunca. ¿Qué podemos transformar con eso? ¿Esperar que todos sean igualmente aguantadores?

    Con la incorporación de este discutible concepto se corre el riesgo de quedar entrampados en un planteo adaptacionista, reeducativo. ¿Hay que acallar el malestar, o hay que encontrarle su sentido, para poder entenderlo y, eventualmente, modificarlo? ¿Se trata de acallar el sufrimiento acaso, promover el “éxito” personal, tapar el síntoma? ¿No podemos así, sin saberlo, devenir cómplices de una maquinaria trituradora que busca la construcción de normalidades y adaptaciones peligrosas, que obliga a ser “uno más”, fuerte y bien portado, silenciando las voces discordantes? En el medio de la dictadura que asoló Argentina entre 1976 y 1982, cuando se producía la desaparición de 30.000 personas que disentían del régimen, que buscaban un mundo distinto, el gobierno de los militares presentó una propaganda por medio de todos los medios de comunicación donde se veían distintas escenas con ruidos enloquecedores (un taladro, un bebé llorando, etc.), sobre los que aparecía una enfermera indicando que “el silencio es salud”. El silencio ¿es salud? ¿Qué significa en ese contexto ser resiliente? ¿Callarse la boca y aguantar, o luchar contra esa flagrante inequidad? Si es esto último, ¿de qué nos sirve llamarlo “resiliencia”?

    Es por todo ello que puede abrirse la crítica contra el concepto, porque su utilización no necesariamente aporta algo y porque, en definitiva, puede ser un lastre ideológico cuestionable. Parafraseando la Tesis XI sobre Feuerbach, de Marx, podría decirse entonces que no se trata de saber soportar el mundo (¿resignarse?, ¿adaptarse?, ¿“saber” como no quebrarse?). ¡Se trata de transformarlo! ¿O acaso las ideologías neoliberal y postmoderna reinantes nos quitaron la idea de utopía? ¿O acaso se trata de aceptar y no cuestionar la normalidad?

    Ya que anteriormente citamos un tango argentino, permítasenos cerrar con una cita de otro poeta de esa nacionalidad, más irreverente quizá, o más pertinente para situar esta lectura crítica de la resiliencia: “que muerda y vocifere vengadora ya rodando en el polvo tu cabeza” (Almafuerte).



    ……………………………………………………………….
    Pedro Bonifacio Palacios – ALMAFUERTE-
    http://www.los-poetas.com/n/pedro1.htm
    ¡Avanti!

    Si te postran diez veces, te levantas
    otras diez, otras cien, otras quinientas:
    no han de ser tus caídas tan violentas
    ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

    Con el hambre genial con que las plantas
    asimilan el humus avarientas,
    deglutiendo el rencor de las afrentas
    se formaron los santos y las santas.

    Obsecación asnal, para ser fuerte,
    nada más necesita la criatura
    y en cualquier infeliz se me figura
    que se mellan los garfios de la suerte…

    ¡Todos los incurables tienen cura
    cinco minutos antes de su muerte!

    ¡Più Avanti!

    No te des por vencido, ni aún vencido,
    no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
    trémulo de pavor, piénsate bravo,
    y acomete feroz, ya mal herido.

    Ten el tesón del clavo enmohecido
    que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo,
    no la cobarde estupidez del pavo
    que amaina su plumaje al primer ruido.

    Procede como Dios que nunca llora;
    o como Lucifer, que nunca reza;
    o como el robledal, cuya grandeza
    necesita del agua y no la implora…

    ¡Que muerda y vocifere vengadora,
    ya rodando en el polvo, tu cabeza!

    ¡Molto Più Avanti!

    Los que viertan sus lágrimas amantes
    sobre las penas que no son sus penas;
    los que olvidan el son de sus cadenas
    para limar las de los otros antes;

    los que van por el mundo delirantes
    repartiendo su amor a manos llenas,
    caen, bajo el peso de sus obras buenas,
    sucios, enfermos, trágicos, sobrantes.

    ¡Ah! Nunca quieras remediar entuertos;
    nunca sigas impulsos compasivos;
    ten los garfios del Odio siempre activos
    y los ojos del juez siempre despiertos…

    ¡y al hecharte en la caja de los muertos,
    menosprecia los llantos de los vivos!

    ¡Molto Più Avanti Ancora!

    Esta vida mendaz es un estrado
    donde todo es estólido y fingido,
    donde cada anfitrión guarda escondido
    su verdadero ser tras el tocado:

    No digas tu verdad ni al más amado,
    no demuestres temor ni al más temido,
    no creas que jamás te hayan querido
    por más besos de amor que te hayan dado.

    Mira cómo la nieve se deslíe
    sin una queja de su labio yerto,
    cómo ansía las nubes el desierto
    sin que a ninguno su ansiedad confíe:

    Maldice de los hombres, pero ríe;
    vive la vida plena, pero muerto.

    Moltíssimo Più Avanti Ancora!

    Si en vez de las estúpidas panteras
    y los férreos, estúpidos leones,
    encerrasen dos flacos mocetones
    en la frágil cárcel de las fieras:

    No habrían de yacer noches enteras
    en el blando pajar de sus colchones,
    sin esperanzas ya, sin reacciones,
    lo mismo que dos plácidos horteras;

    Cual Napoleones pensativos, graves,
    no como el tigre sanguinario y maula,
    escrutarían palmo a palmo su aula,
    buscando las rendijas, no las llaves…

    ¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
    a escrutar las rendijas de tu jaula!
     

  • M.Luisa

    Por razones de tiempo, dejé un poco en el aire, días atrás  el tema  de la Entropía,  a propósito de las objeciones  que se me hacían  al interpretar una cierta  pretensión por mi parte    de   aplicarla  en filosofía. No obstante pienso  que  el asunto ha de verse de forma contraria    pues  fue,  precisamente,  al poner yo  atención  a lo que se decía   sobre este  fenómeno físico y luego en las explicaciones de Pepe,    cuando advertí no su  posible aplicación sino ya su previa   presencia  de ella  en la base analítica de ciertas concepciones filosóficas.
     
    Esto era algo que necesariamente   tenía de ocurrir  por cuanto todo el andamiaje filosófico con el paso  de la vieja a la nueva física  se hubo de reconstruir con respecto a los nuevos hallazgos. En este sentido  no sé por qué,  si una filosofía que va al unísono con la ciencia y ésta  en la actualidad  es  la cuántica  no veo porque se le haya de acusar al filósofo de depositar  en ella   un conocimiento certero  y como cerrado cuando en el caso por ejemplo de Zubiri  es todo lo contrario. Sus categorías conceptuales  por estar dotadas  de   contenido  real  están abiertas a ltodo cuanto  esté por venir, Son conceptos  que como dije hace tiempo  son utilizados  en el avance de algunas disciplinas.  Un ejemplo de ello   lo tenemos en  el concepto de “sustantividad”un término fundamental  en la filosofía zubiriana que se contrapone al de sustancia  y que, por cierto, Benjamín Forcano  alude a él en su Post. del pasado 15 de Agosto donde habla de bioética.
     
    Sustantividad es un término, como digo, creado por Zubiri como consecuencia de su análisis de  la realidad. Otro ejemplo de ello se puede ver en este enlace

    Donde el filósofo Jesús  Conill da una conferencia con el titulo ¿Neurofilosofía en perspectiva zubiriana? Está distribuida en cuatro videos pero si no se dispone de tiempo recomiendo sobre todo   para ver hasta que punto se retroalimentan ciencia y filosofía  el tercer video en el cual puede uno/a  deleitarse en la combinatoria analítica mente-cerebro.
     
    Por ultimo retomando el fenómeno Entropía el cual como se dijo puede  referirse a :
     
    La tendencia natural de la  pérdida  del orden o  el grado de desorden que poseen las moléculas que integran un cuerpo, o también,  el grado de irreversibilidad alcanzada después de un proceso  que implique transformación de energía.
     
    Pues bien,   respecto a esto  no se advirtió acaso  en la descripción  que hice días atrás   del hecho de la aprehensión humana en la cual decía,   si el sentir humano  en la filosofía tradicional  ha sido considerado erróneamente   como desorden   y ahora  por el contrario se ve  que es desde este desorden  donde el ser humano alcanza la homogeneidad y el equilibrio,  en esa estructura pues donde media la alteridad (lo otro)  no se ve  acaso  ahí, repito,  un proceso irreversible?
     
    Y esa irreversibilidad no está acaso al alcance del ser humano experienciarla?

  • Iñaki S:S,

    Amigo Román, suscribo tu comentario sin cambiarle ni una coma. Se ve que tienes las ideas bien claras. Eskerrik asko.

  • M.Luisa

    Recupero, ahora  mi comentario anterior pero antes de centrarme en el punto donde lo dejé quisiera tras haberos leído, sobre todo releído  el comentario de  Oscar del pasado día 24,  3.11am  que refiriéndose al perdón en su posible relación con la entropía y  mencionando a Pepe B. en su apreciación sobre la  misma, sí que encuentro, en efecto,  que puede haberla.  Aunque  pienso que,  de ninguna manera se le pudiera   atribuir al perdón como un invento  para “favorecer la conservación de la especie(…)”
     
    Más bien  diría  que el perdón en tanto mecanismo evolutivo (en esto sí estoy de acuerdo) y en coherencia con lo que dije  de él en mi primer comentario, el perdón es una realidad que forma parte o mejor,  es una dimensión  constitutiva del ser humano. Recordemos  lo que dijo Masia en su Post,  hace unos días. El crecimiento puede considerarse cuantitativo (especie) y cualitativo (personal)  entonces,  en  lo que aquí concierne sobre el perdón  entiendo que  éste se inscribe  en el ámbito de lo cualitativo. Es decir el yo personal  que no el yo egóico  o sea fijándonos en  el yo que supera lo circunstancial, en su viabilidad, en su posibilidad de seguir siendo  se apropia por experimentación, es decir ejerciendo el perdón, se apropia, digo  de su  realidad subsumiéndola en la suya propia y por tanto  creciendo en su cualidad  personal. Ahí es, a mi manera de ver,  donde se inscribe lo que de liberación aporta   el perdón pues la libertad como se sabe  no está dada  sino que se conquista y es también a ese nivel donde lo moral emerge.

    No se ve ahí acaso, no un invento  que luego se hubiera  de esquematizar  en un  deber,  en un tener que perdonar, en fin en una predicación sobre el perdón,  sino que se ve como  un esfuerzo  ( un paso) una alternativa  emanada  de nuestra propia realidad,  para disminuir  precisamente los grados de Entropía?
     
    Con lo dicho me vale de momento pues  las notas que tenía preparadas al rozar lo científico  están necesitadas de más  desarrollo por lo que me tomaré más tiempo.
     
    Pepe ya estará de vacaciones! Desde aquí le deseo que sean felices!

  • Román Díaz Ayala

    Gracias Iñaki por retornarnos a nuestra realidad local, tal como yo sugiría quese podría hacer en mi prmera intervención aprovechando la visión de las cosas que nos ofrecían los argentinos, y en general nuestros paisanos y paisanas del otro lado, que de dictaduras militares saben un rato.
    Yo creo, y ya de antemanos pido mis más sinceras disculpas, porque el tema de la convivencia en España es tan visceral que cada cual lo sufre y lo expresa de distintas maneras,
    yo creo, sigo, que en el proceso de cambio que llamamos Transición Política cometimos varios errores que estamos pagando, por no existir voluntad alguna de rectificar hojas de rutas.
    En primer lugar, no se quiso ahondar más porque existía un miedo cerval a los ruidos de sables, por muy reales que se hubiesen demostrado después.
    En segundo lugar, debió quedr claro en el ordenamiento y en las instituciones, que sí existía una ruptura total con la pretendida legalidad (por razones históricas de cambio generacional según se alegaba) de los 38 años anteriores.
    No existe perdón donde no hay reconocimiento de culpa, ni se puede construir algo nuevo sin hacer abominación, como una especie de catharsis colectiva, como sucedió por ejemplo a propósito de los Juicios de Nueremberg.
    Aunque no se quiera reconocer la tentación a la violencia que siguió después del proceso se fundamenta en cierta base lógica. Esa lógica no fue desmontada por la via de los hechos, que habrían sido siempre actuaciones políticas.
    Pretender que porque ahora seamos demócratas, con apenas treinta años de rodaje no pdeomos retrotraernos a los polvos que causaron estos lodos. El principio que alimentó el proceso fue que las leyes estaban para ser cambiadas de acuerdo con las aspiraciones de la ciudadanía y de unos valores, que aparte ser haber sido consensuados emanaban de los propios principios democráticos, la verdad, el bien y la libertad.
    Continuamos cometiendo errores y fuimos apartando de la vida publica y de la relevancia social a aquellos valiosos elementos, hombres y mujeres,que al vivir aquel momento histórico sí conocían los más recónditos elementos para la configuración social
    Pero se instaló en el sistema la presunta idea de que una nueva generación que cogiera el testigo sería la prueba más relevante de la normalidad democrática.
    Y así nos va,
    Esa fractura del pensamiento en dos generaciones distintas que ni se conocen ni se entienden son ahora un handicap para solucionar nuestros actuales problemas de convivencia de todos los pueblos de España de una forma normal y sin crisis aledañas.
     
    roman

  • Iñaki S:S,

    Magnífico curso de verano el que nos han ofrecido Pepe Blanco y compañia. Eskerrik asko, muchas gracias a todos. Tambien a Antonio Duato por mantener vivo este portal. Geniales las aclaraciones sobre  la entropía termodinámica, estadística y social. Por otra parte, a mi que siempre he estado reñido con logaritmos, derivadas, integrales, etc., casi han empezado a gustarme sesenta años después. Solo falta que me expliquen el logaritmo neperiano.
     
    Después de tanta teoría me vais a permitir que, pensando en Euskadi y el perdón, esté mas interesado en la entropía social y la irreversibilidad. Aquí continuamos caminando por el alambre de una convivencia aceptable, pero sin llegar a consolidarla definitivamente en una paz nacida de la justicia. Es hasta lógico que me ciña mas a los discursos de Pepe Sala y Oscar Varela.
     
    Estoy con P.Sala cuando afirma con rotundidad que el perdón es personal e intransferible. Algo así como que solo puedo perdonar un pisotón, cuando afecte únicamente a mi callo. La cosa cambia cuando la víctima es un colectivo, sea familia, comunidad o pueblo. En estos casos  hablar de perdón colectivo es una quimera. Solo la equilibrada balanza de una justicia, ciega de verdad y defensora de los derechos humanos de todos, puede solucionarlos.
     
    En los pasos para la reconciliación de Oscar V., me atasco en el primero. En el  examen de conciencia colectivo. Y es que no hay forma de llegar  a un relato mínimamente común, de la memoria histórica sobre lo ocurrido, en Euskadi, a lo largo de los últimos ochenta años. Sin salvar este escollo es inítil hablar de arrepentimiento, proposito de enmienda, confesión, reparación, etc…… ¿de quién?.  Retengo con especial interés un par de  frases suyas.
    Los que habiendo recibido dones y encargos de la Comunidad convivencial y no los ejercen, los descuidan o los tergiversan, NO TIENEN PERDÓN DE NADA NI DE NADIE”.
    “Se trata de encontrar los instrumentos o instituciones que les hagan pagar el MAL causado por el sistema”.
     
    ESPERO que la situación convivencial en Euskal Herria no sea IRREVERSIBLE.
     
     

  • mª pilar

    Pepe Blanco:
     
    ¡¡¡Felices vacaciones!!!
     
    Gracias.
    mª pilar

  • ana rodrigo

    Pepe y Paco, buenísimas vacaciones!. Un abrazote

  • oscar varela

    ¡Ok y gracias pepe blanco!
     
    Para tus vacaciones (¡Bon voyage!) te dejo pensando no sólo en el número “e” sino en las ecuaciones “exponenciales” que no se pudieron resolver hasta la aparición del LOGARITMO: “el logaritmo de un número es aquel al que hay que elevar su base para obtener el número dado”.
     
    Qué tenga qué ver esto con la Vida humana y la Metáfora, lo dejamos para cuando vuelvas ¿ok?
     
    Oscar.

  • pepe blanco

    Me resistía a participar en este debate por la razón aducida ayer (me parecía que podía resultar algo excesivo, tanta física junta de repente) y, además, porque sabía que no iba a poder seguir el debate. Este lunes nos iremos por fin de vacaciones, a pasar nuestra semanita anual en Francia. Y llevo unos días pelín estresado resolviendo asuntos pendientes de última hora.
    Así que, de momento, me temo que tengo que detener aquí mi participación en este debate (y en cualquier otro).
    …………………………………..
    Como esta página no admite superíndices, enplearé el signo ^, de tal forma que, por ejemplo, 10^2, querrá decir “diez elevado al cuadrado” (espero que sí admita el acento circunflejo)
    ………………………..
    Lo primero, gracias Rodrigo, por el enlace ofrecido. Le echaré un vistazo. El inglés me podrá resultar problemático o no, dependiendo de quien lo hable y cómo lo hable. En cualquier caso, por lo que cuentas, tiene buena pinta.
    ………………………………
    Me resulta imposible ahora mismo comentar algunas de las reflexiones de Mª Luisa y de Oscar Varela. Pero sí quiero recoger, en la medida de mis posibilidades, el guante lanzado por Oscar Varela sobre la importancia del número e. Un par de comentarios al respecto, hasta donde llegan mis conocimientos, que no es muy lejos.
     
    Yo también me he preguntado muchas veces por qué el número e sale continuamente. Sin duda, hay dos razones obvias:
     
    1ª.- La función exponencial, es decir, e^x, es la única función conocida que es igual a su derivada, lo que la convierte en un instrumento muy, muy útil para resolver ecuaciones diferenciales sencillas que, por otra parte, son las que rigen muchos procesos físicos comunes. Por ese motivo, en sus soluciones, siempre aparece la función exponencial, es decir, el número e.
     
    2ª.- La relación de Euler -que para Feyman era la relación matemática más maravillosa-, que nos dice que e^ix = cosx + isenx, que se puede demostrar desarrollando por Taylor ambos términos de la igualdad y que nos permite relacionar la función exponencial con las funciones trigonométricas, facilita los cálculos en muchos ámbitos de la Física (en Óptica, Electrodinámica, Cuántica, etc.), tanto esa expresión como otras que se derivan de ella. Operar (integrar, derivar) con la función exponencial es muy fácil. Por eso es habitual pasar de funciones trigonométricas a la función exponencial compleja, operar con ella y, al final, si interesa, regresar a las funciones trigonométricas. El resultado será el mismo y se habrá obtenido mucho más rápidamente.
     
    – No obstante lo dicho, para mí sigue siendo un misterio la versatilidad y el “poderío” del número e.
    ………………………..

  • oscar varela

    Hola!
     
    Vuelvo a leer lo de pepe blanco23-Agosto-2013 – 21:21 pm :
     
    – “a quien le interese, tiene la oportunidad de ventilarse un poco en el campo abierto de la ciencia, saliendo del ambiente cerrado de las iglesias donde viven Francisco y todos los suyos y las suyas… “-
    ………………
    Acordé el aspecto de LIBERACIÓN en la frase –“saliendo del ambiente cerrado de las iglesias”-
    ………………
     
    Ahora me importa señalar que:
     
    * el Proyecto de El Galileo-Jesús fue sufriendo una interpretación CONTRA-LIBERACIÓN en el correr del tiempo histórico hasta el denunciado “ambiente cerrado de las iglesias”;
     
    * pero que el Proyecto de El Galileo-Jesús tiene amplia vigencia para nuestro tiempo de predominancia “humana” con total prescindencia de “teologías”, cualesquiera que sean de las muchas que voy coleccionando.
     
    Por eso yo concuerdo con la interpretación de Salvador Santos; p.e. en el Fascículo 9 – EL REINO ES DE LO MÁS NATURAL (Mc. 4,26-29):
     
     
    – “Así es el Reino de Dios, como cuando un hombre ha echado la semilla en la tierra; él duerme y está despierto por la noche y por el día, y la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. Por sí misma la tierra va produciendo el fruto: primero hierba, luego espiga, luego grano repleto en la espiga. Y cuando el fruto se entrega, envía en seguida la hoz, porque la cosecha está ahí”-

     
    – Como la tierra para la semilla, la mujer y el hombre son el albergue natural para el proyecto que el Galileo presenta como definitivo (el Reinado de Dios).
     
    – La naturaleza humana reúne todos los requisitos para que ese proyecto logre su pleno desarrollo y conceda sus inimaginables beneficios.
     
    – Me parece que el nombre de la parábola podría ser, entonces: Lo natural es el Reino -afirmó convencida una contertulia.-
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Leo de pepe blanco23-Agosto-2013 – 21:21 pm :
     
    – “a quien le interese, tiene la oportunidad de ventilarse un poco en el campo abierto de la ciencia, saliendo del ambiente cerrado de las iglesias donde viven Francisco y todos los suyos y las suyas… “-
     
    ¡Ok! Esta es una manera de expresar lo que tal vez haya pretendido Sergio Dalbessio cuando al “PERDÓN” le adosó la “LIBERACIÓN” (saliendo del ambiente cerrado de las iglesias).
    ……………….
     
    Ya que p.b nos delata su afición (“todas estas cosas me gustan mucho”) le pediría que escudriñe el momento histórico en que aparece el “cambio de mentalidad” (metánoia): el HUMANISMO del siglo XVII; no el RENACIMIENTO, que es etapa anterior y pegada. El Humanismo tira p’adelante; el Renacimiento tira p’atrás.
     
    Allí notará que aparece el Álgebra (frente a la sola Aritmética). Entre las palabras claves de ese período están las de “análisis” y la de función”.
     
    Justo en ese tiempo aparece lo que p.b. ha usado en su fórmula algebraica “funcional”: “ln” (logaritmo natural).
     
    Bastaría echarle un vistazo a esos términos para desempolvar muchas cositas acerca de los vericuetos de la vida humana (yo + mundo):
    ·         ¿qué es y por qué empezó el LOGARITMO?
    ·         ¿Qué es y por qué hay esa insistencia de lo concreto en aparecer ligado al número natural “e”
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.
     

  • mª pilar

    ¡Gracias Rodrigo!
     

    Mi saber no os puede alcanzar… lo sé;  pero se me ha dado una mente “avispada” y cuando se explican bien las materias, suelo comprenderlas.

    Nunca sabría explicarlas con el leguaje adecuado, pero de verdad ¡creo! comprender y así, lo puedo aprovechar y poner en marcha en mi vivir cotidiano.

    ¡Gracias!

    mª pilar

  • ana rodrigo

    QQué gozada! Esto está tomando nivel y yo estoy aprendiendo cosas insospechadas, no sólo por eso que dice Rodrigo de que este mundo cuántico está sin explorar, sino porque para mí, es totalmente ignoto, no sólo el mundo cuántico, sino su comprensión tal como la estáis explicando.

     

  • mª pilar

    ¡Gracias Oscar!

    Me encanta el “giro” a lo social o “deber” labor, compromiso de:
     

    “Hacer lo que hay que hacer” en beneficio de todo cuanto hemos recibido y debemos:

    ¡No solo cuidar, si no mejorar en lo posible para los que vendrán…!

    ¡Gracias,  da gusto leer y aprender de tanto conocimiento como nos regaláis,  a los “mínimos” como yo!

    mª pilar

  • M.Luisa

    Hola Pepe!
     
    Me brindas , con tu magnifica explicación sobre la entropía,  la posibilidad de ampliar o quizá también de rectificar cuanto de este concepto utilicé en mi comentario del pasado día 18  para justamente traérmelo al terreno filosófico y dentro de él intentar averiguar qué función positiva desempeña el mismo en el sistema evolutivo de la intelección humana.
     
    En primer lugar quisiera decir que en  el citado comentario comencé exponiendo mi idea sobre el perdón, pero no necesariamente hice recaer sobre ella una relación con lo que luego sobre la entropía, a partir del párrafo que seleccioné de Rodrigo,  a modo de ensayo expresé.
     
    Luego también añadiré que durante el tiempo que separa mi último comentario del tuyo he estado haciendo mis propias pesquisas sobre el asunto y me satisface comprobar una coincidencia: la de que también encontré en el concepto de irreversibilidad la clave nuclear del problema en la dirección que a él le quiero dar.
     
    De antemano ya digo que hoy es un día de aquellos que a lo mejor no podré completar la idea que persigo  pero como ya de entrada esta mañana he podido hacer un pequeño borrador, segura de vuestra comprensión,  miraré que es lo que puedo adelantar.
     
    Hablar de intelección no es lo mismo que hablar de conocimiento. Éste, tradicionalmente, se ha concebido como algo cerrado, en cambio la intelección se concibe siempre como abierta. Esto le viene precisamente porque la intelección al ser humana es  a la vez sentiente.
     
    En cambio,  en la elaboración  de la teoría del conocimiento lo primero que se hizo  fue desentenderse de lo que para un conocer que se aprecie de  estricto,  la vulnerabilidad de los sentidos les ofrecía inseguridad.  Sólo fue válido para ello el de la visión  con lo de negativo que ha representado  el  hecho de  reconvertir la visión en el  transcurrir de la historia de la filosofía, por IDEA.
     
    El sentir humano más que un proceso habría que hablar de él como estructura sistémica. Ya lo insinué en mi comentario anterior. No es proceso porque en él hay un momento de ruptura pues como ya dije el sentir humano no se agota en el signo,  no se queda con lo que le afecta sino que va más allá de esta afectación. Es el momento estructural de la alteridad, es decir,  de prestar atención a lo otro a lo que se nos presenta en los sentidos.
     
    ¿Qué tiene que ver la entropía con todo esto?
     
    Ahora es cuando abusando de vuestra comprensión lo he de dejar. Lo que sigue lo tengo  ya como medio barruntado  aunque todavía me falta  construirlo  en un formato inteligible, pero tengo un poco de jaleo hoy en casa.Creo que aquí es donde  me saldrá al paso  el concepto de irreversibilidad, en la conclusión
     
    Gracias, de nuevo Pepe, un abrazo

  • oscar varela

    Hola!
     
    Gracias p.b! Dos cosas:
     
    1)  PRIMERA COSA:
     
    Te leo:
     
    -“ Relacionar el perdón con la entropía me parece viable,
    * pero no por la vía del desorden,
    * sino por la vía de la reversibilidad.”-
    …………….
    Esto está en la línea de lo que dijiste el 15-Agosto-2013 – 0:19 am
    – “No parece que haya inconvenientes serios para considerar el perdón … como eficaces mecanismos evolutivos que favorecen la conservación de la especie.”-
    ……….
     
    Mis Comentarios partieron de ese enfoque tuyo:
    oscar varela 15-Agosto-2013 – 17:20 pm
    Leo de pepe blanco: -“el perdón … como eficaz mecanismo evolutivo”-
    Y, entonces decía:
    – “El PERDÓN es un invento humano; … para disminuir los grados de Entropía.”-
    …………….
     
    El Comentario 17-Agosto-2013 – 0:12 am  siguió por ese derrotero:
    – “Tal vez valga un intento de comprender el PERDÓN como:
    INVENTO humano para sub-sanar la Entropía social existente en todo trato humano.
    (donde tomaba la palabra ENTROPÍA como:)
    – como una “medida del desorden”; e.d. como una medida para poder acotar, reducir o eliminar la incertidumbre.
    ……………
     
    Gracias por enseñarme que la idea de “desorden” es confusa aplicada a este caso.
     
    Sin embargo, también la propuse: -“como una medida de la incertidumbre y de la información necesarias para, en cualquier proceso, poder acotar, reducir o eliminar la incertidumbre.”-
     
    Y esto se parece bastante tu explicación del Concepto encerrado en la Palabra “Entropía”, diciéndonos:
     
    * el quiz de la cuestión es la probabilidad.
    * la entropía cuantifica la falta de información sobre el sistema.
    …………………
     
    2) SEGUNDA COSA:
     
    Te leo:
     
    – “Para entender qué es la entropía termodinámica,
    es imprescindible entender antes qué es la entropía estadística”-
    ………….
     
    Veo interesante tu pivotear sobre el vocablo “entropía” para hacerla girar en dos direcciones significativas:
     
    * entropía termodinámica
    * entropía estadística (o matemática)
     
    Por mi parte, el vocablo “entropía” lo hice pivotear sobre otra dirección:
    * entropía social, (que es la del “trato humano”)
    ………………
     
    El uso del vocablo “entropía” no estaría diciendo nada exacto, sino sugiriendo un modo de considerar, e.d. una perspectiva.
     
    Los estudios sobre lógica se vieron sorprendidos de que el lenguaje no cubre con exactitud la idea; por tanto, que toda expresión es “METÁFORA”. Si lo que decimos, entonces, no coincide con lo que pensamos, se ha de entender que meramente lo sugiere. Y ese “decir” que es “sugerir” es la Metáfora.
     
    Brower (genio matemático y lógico) decía que la matemática es por completo independiente al lenguaje matemático.
     
    Pierre Boutroux: “El hecho matemático es independiente del vestido lógico algebraico bajo el cual intentamos representarlo”
     
    La “onda luminosa” de Huyghens es una metáfora en comparación con la “onda de agua”.
     
    Luis De Broglie: “La onda no es una reralidad física, es solamente una representación simbólica de las posiciones y de los estados del movimiento de un corpúsculo”
     
    Bergson: “El pensamiento no es con-mensurable con el lenguaje”
     
    En fin, una representación simbólica: eso es la METÁFORA.
    …………….
     
    Toda consideración “simbólica” (metafórica) la comprendemos como “analogías”; ni “iguales” ni “diferentes”.
     
    Pienso que en el pivoteo metafórico o de los analogados (en n/caso: entropía en sus analogados “matemático”, “termodinámico”, “social”) se originan y ordenan en torno a un “analogado primero o principal”. Para mí el que recibe esta preferncia principesca es “la Vida humana”.
     
    Los que habiendo recibido dones y en-cargos de la Comunidad convivencial y no los ejercen, los des-cuidan o los tergi-versan NO TIENEN PERDÓN de Nada ni de Nadie.
     
    Se trata de encontrar los instrumentos o instituciones que les hagan PAGAR la Entropía causada por la “irreversibilidad” del Mal causado al Sistema de la Vida.
    …………

  • Rodrigo Olvera

    Hola Pepe

    Sí que es un alivio leer una argumentación estructurada, con ideas claras y sin una sola cita bíblica 😉

    No sé si conozcas la página de PhDTV. Son gente que, entre otras cosas, publica explicaciones de 5 minutos sobre tesis de doctorados que están en marcha. Forzar a las personas doctorantes a explicar su investigación en 5 minutos y de forma tan sencilla que se pueda hacer una caricatura de ello es una iniciativa que a mí me encanta.

    Justo ayer publicaron el más reciente video, con una caricatura para explicar la “computadora cuántica”. Cualquiera que lo vea se dará cuenta que lo que se viene diciendo sobre espiritualidad cuántica tiene poco que ver con la ciencia cuántica real. En este video se menciona una distinción que tu explicación me hizo recordar: es diferente la  distribución de probabilidades asociada a la falta de información, que la verdadera superposición que se maneja en el nivel cuántico.

    Lamentablemente, está sólo en inglés sin subtítulos en otros idiomas. Pero para quien entienda el inglés, puede ser muy interesante ver este video. Así que pongo el vínculo, por si interesa.
    http://www.youtube.com/watch?v=T2DXrs0OpHU

     El video termina con otra afirmación que contradice a la enorme mayoría de personas que intentan la espiritualidad cuántica: “Hay todo un mundo cuántico allá afuera, que está mayormente sin explorar porque es sólo ahora en la última década que estamos desarrollando la capacidad  tecnológica para escalar los sistemas cuánticos y poder manipularlos y no sabemos a dónde podrá llevarnos, pero creemos que es excitante”.

    Enfatizo el “no sabemos” porque la mayoría de quienes aplican la física cuántica a otras áreas vitales lo presentan como si la física cuántica ya fuera conocimiento fijado certero; y no lo que realmente es: un área que permanece mayormente sin explorar, con más preguntas que respuestas. 

    Saludos