Julius Nyerere, profeta africano

De cómo el neoliberalismo y el FMI
segaron la independencia de ÁFRICA

Dentro de la historia del socialismo en el mundo, África tiene su propio modelo de experiencia y de fracaso de esa misma experiencia, y en ese modelo africano Julius Nyerere ostenta un protagonismo indiscutible y unos resultados quizá los más positivos. Sus profundas convicciones religiosas y su sentido de respeto a todas las creencias y religiones dan a su aportación un sello especial.

Hay un período de “subidón” del ideal socialista en el  primer momento del acceso a la independencia por vías pacíficas en el que participan estados como Senegal, Ghana, y Tanzania. Un segundo impulso sucede a guerras independentistas en Guinea, Zimbawue, y la última etapa registra el acceso a la independencia de las excolonias portuguesas de Angola y Mozambique.

Julius Nyerere asume el liderazgo en la creación del estado de Tanzania por parte de Gran Bretaña. Educado en universidadess de Inglaterra, hijo de un feje de tribu de Tanzania, convertido al catolicismo a los 25 años, diseña un programa de desarrollo político y económico de su país cimentado en la convivencia pacífica de las distintas tribus y religiones y en la organización de la economía más o menos copiada del modelo de Mao Tso Tung, la “ujamaa”, que hace de la comunidad rural propietaria de las tierras y organiza a los campesinos en colectividades de trabajo y, al mismo tiempo, nacionaliza las pocas empresas industriales y de turismo que existían.

Nyerere proclama solemnemente que sus fórmulas parten de la tradición y las estructuras sociales de Tanzania. Y por supuesto pretende encuadrarlas en una visión cristiana de la persona humana y de su dignidad. Lo cual le exige por encima de todo prescindir e incluso combatir las formas de religiosidad y de práctica religiosa “importadas” por los misioneros desde la cultura occidental.

Con 42 millones de habitantes, 45% cristianos, 35% musulmanes, 20% animistas, Nyerere ha consolidado una convivencia pacífica y cordial entre todas las religiones, lo cual tiene una relevancia mayor por el hecho de que la antigua Tanganyka se convirtió en 1962 en Tanzania mediante la incorporación a ella del archipiélago de Zanzíbar, con un 99% de población musulmana.

Al dejar el gobierno, en 1985, Nyerere pudo alardear de que el 91% de la población estaba alfabetizada, contaba con miles de ingenieros, médicos y profesores, y la renta per cápita se elevaba a 280 dólares.

En su haber hay que apuntar además que fué él quien derribó al dictador Idi Amin de Uganda, que ayudó al Movimiento de Países no alineados, y que consiguió mantener relaciones amistosas tanto con la Unión Soviética como con Estados Unidos, China, Cuba… Y que lideró el intento de Unidad africana que luego degeneró en la actual organización OUA, muy lejos de lo que Nyerere soñara.

A pesar de todo, Nyerere se retiró del gobierno a su aldea con la sensación de haber fracasado en su política económica, por no haber podido conseguir elevar el nivel de vida de sus conciudadanos. Tanzania era considerado unos años después como uno de los países más pobres del mundo, y el Banco Muncial y el FMI le perdonaron la deuda externa, generada en una parte por obras no demasiado útiles para el país.

Pero fueron las duras condiciones impuestas por el FMI a Tanzania para recibir ayuda exterior las que le movieron a retirarse de la política: Heredamos un país con el 85% de población adulta analfabeta, dos ingenieros y 12 médicos. Cuando renuncié, 1985, el 91% de la población estaba alfabetizada, el rédito per cápita de Tanzania era de 280 dólares. En 1988 disminuyó a 140 dólares. Pregunté a la Banca Mundial ¿cómo pudieron fracasar? En los últimos diez años, de 1978 a 1988, Tanzania firmó todo lo que le exigían el FMI y la Banca Mundial.”

Profeta de la era neoliberal, Nyerere denuncia con tanta serenidad como firmeza la necesidad de una relación justa y razonable entre los países ricos y el Tercer mundo: En su opinión, la gente condena a sus gobiernos por su incapacidad de resistir las exigencias del FMI que observa cierta norma universal impuesta por el Norte rico, o por reducir aún más los niveles de vida de los pobres… Los representantes del FMI que vienen con esas exigencias en materia de política, acompañadas de la amenaza de imponer sanciones al país, se cuidan de volver a sus casas antes de que se apliquen las políticas que exigen. Es el gobierno el que se convierte en blanco de la ira de la gente… Los países ricos y poderosos predican la democracia para los países pobres, y cuando les conviene, aplican sanciones contra los que definen como antidemocráticos o que lesionan los derechos humanos. Pero esos predicadores de la democracia a nivel nacional COMBATEN ACTIVAMENTE CUALQUIER TIPO DE DEMOCRACIA A NIVEL INTERNACIONAL.

Estas palabras, dichas en la década de los 80, tienen hoy rabiosa actualidad y perfecta aplicación a las recetas que el FMI intenta aplicar en Europa, Gracia, Chipre, Portugal, España…Brasil, Cuba,América del Sur, en todo el Tercer Mundo.

Julius Nyerere ha visto desde su aldea de Tanzania el futuro del mundo: el socialismo ha sido barrido del mapa, o intentan barrerlo hasta las raíces, por un neoliberalismo que a nivel mundial es enemigo de cualquier forma de democracia.

En estas condiciones, resulta un tanto ridículo reprochar a Cuba las carencias de política y economía socialista. Tal vez el FMI y el neoliberalismo habrían preferido que Castro hubiese desistido de su intento como Julius Nyerere…

Pero al parecer, Fidel no es cristiano como Julius Nyerere.