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El verano y la edad

IñakiReflexión dominical desde y para ATRIO, de un vasco-vasco

A margen de todas las crisis, el verano es siempre la estación de la exaltación del cuerpo. Calor y playa, esculturales bellezas, fiestas a lo bestia en cualquier rincón, sugerentes atracciones, programas de TV especialmente diseñados para no pensar, etcétera. Visto el panorama desde la atalaya de una tercera edad con demasiado mundo sobre los hombros, el espectáculo despierta curiosidad. El cuerpo, más o menos castigado, se escapa del frenesí veraniego incapaz de seguir su ritmo.

La mente, por el contrario, con una evolución divergente no deja de descubrir nuevos aunque brumosos horizontes. Al ir acumulando años, hasta la negrura de la muerte puede llegar a emitir destellos de cierta luminosidad. Según se nos va acortando el recorrido vital tangible van surgiendo a borbotones infinidad de preguntas. Son como fascinantes Perseidas, chisporroteando en el firmamento de nuestro yo más intangible. Un viejo no rejuvenece dando saltos o corriendo la maratón. Más bien lo hace intentando ser un entrometido indagador, infatigable buscador de respuestas trascendentes. A partir de cierta edad, el cultivo de la mente puede llegar a ser el mejor antídoto contra el aburrimiento.

En esta evolución personal hacia la revalorización de la misteriosa parte intangible de la persona, uno se asoma a abismos que pueden llegar a rozar la irracionalidad. La desconexión idealista de la persona de su cuerpo tangible, suele traer problemas. Una mística que te haga sentirte superior al resto de los mortales, puede acabar deformando tu propia personalidad. ¡Qué miedo me dan los presuntos santos que, como todos, comen y descomen ! En este Siglo XXI de nuestras penas y alegrías, parece que se estrecha el cerco a toda hipocresía religiosa. Es una pena que nuestras parroquias vayan dejando de ser una referencia ética, para convertirse en guetos para minorías. No son buenos tiempos para vivir de las apariencias en la actividad pastoral. ¿Dónde queda el evangélico por sus obras les reconoceréis? ¿Dónde queda el tuve hambre y me diste de comer tan terrenal? ¿Hemos de dejar de creer en el Dios tangible encarnado en la persona necesitada? ¿La Iglesia forma o deforma, al adoctrinar desde sus propias obsesiones, por ejemplo, sobre el sexto mandamiento? ¿No hay nada limpio e inmaculado fuera de la virginidad o el celibato? ¿Todo comportamiento sexual heterodoxo presupone un alma enferma? Suma y sigue.

Día a día entiendo mejor la necesidad de un equilibrio entre lo tangible e intangible de la persona. El desarrollo humano de cualquier persona así lo exige. Cualquier Mister o Miss Universo con el coco hueco, puede acabar siendo un desastre. Simultáneamente, el intelectual sea filósofo, teólogo, etc., irrespetuoso con las leyes naturales de su propio cuerpo se auto-condena a alguna forma de deshumanización. ¿Y qué hace nuestra Iglesia jerárquica en este orden de cosas? Por lo general condenar al cuerpo. Está anclada en una teología espiritualista y no avanza hacia otra más humanista y ligada al hombre de Nazareth. El Papa Francisco debería mover ficha, cuanto antes, sin esperar milagrosas soluciones llovidas del Cielo. Al fin y al cabo, lo que no hagamos las personas nadie lo va a hacer.

Ha llegado la hora de enfrentarse con rigor realista a una serie de temas hasta ahora tabú. El celibato sacerdotal. El papel de la mujer en la Iglesia. La homosexualidad dentro y fuera de ella. La injusta desigualdad material entre las personas. La relación entre las comunidades de base y la ortodoxia vaticana. La pobreza evangélica y el patrimonio monumental de la comunidad católica. La unidad de los cristianos y su acercamiento comprensivo al Islam y demás grandes religiones orientales. El excesivo compadreo de la Jerarquía eclesiástica romana con los poderes terrenales, etcétera. Por otra parte, importantísimo recuperar para el cristianismo a la Universidad, al mundo del trabajo y la empresa, a la intelectualidad jubilada, etc., situando además a la mujer en su sitio. La mies es mucha y exige grandes dosis de humanismo acompañado de un profundo cambio hacia una estructura organizativa eclesial más cercana a la literalidad evangélica. Resulta doloroso el estar viendo, en los diversos niveles jerárquicos cristianos, como se intentan apagar escandalosos incendios en el vasto campo de la moral y las buenas costumbres de sus propias elites consagradas.

Nacer fue un regalo inolvidable de una madre no virgen, pero bastante santa. Llevo viviendo unos cuantos años como de propina y no sé cuantos más me quedan, antes del salto hacia lo desconocido para el cuerpo, aunque sugestivo para el poder imaginativo del alma. Si consideramos la variable tiempo como una ficción científica frente a la eternidad, la muerte corporal se convierte en un fenómeno natural poco inquietante, Puede llegar a ser un faro en el caminar hacia el enigmático tránsito. Merece la pena mantenerse siempre expectante y activamente curioso.

18 comentarios

  • Javier Pelaez

    Quería comentarle al vaco-vasco ,que habló de su “añorado Ibarretxe”,que en Madrid han instaurado el “plan Ibarretxe sanitario”,para tres hospitales privatizados concursa a la concesión una empresa de Puerto Rico,el estado libre asociado que inspiró el plan Ibarretxe.Se inaugura así el modelo de “hospitales libres asociados”.Lo màs gracioso es que la empresa puertorriqueña dice que quiere hacer negocio trayendo a esos hospitales “turistas” del Magreb y de Europa,cosa que no se puede hacer en un hospital público aún privatizado.Estos los ha traído engañados Lamela que se dedica al “turismo sanitario” para que no quedara desierto el concurso de tres hospitales….

  • Iñaki S:S,

    Tener la posibilidad de comentar temas y debatir ideas con pesos pesados como Ana Rodrigo, Pepe Blanco, Oscar Varela , etc., además de con los amigos vascos del portal, es un auténtico placer. Me hace pensar que, de la mano de Antonio Duato, voy entrando en la familia ATRIO. Y, de verdad, estoy encantado porque aquí  aprendo mucho.
     
    Nacer en un rincón cualquierade la aldea global, no impide ser un ciudadano del mundo más, sin ninguna otra pretensión. En este sentido, defender la propia identidad como francés,  español, argentino o vasco,  etc. es algo natural y no tiene nada que ver con pretender sentar cátedra. Yo, al menos, soy consciente de ser muy poquita cosa, un pendejito que dirían en Venezuela, y nunca se me ocurriría considerarme superior a nadie.
    Besarkada bat.(Un abrazo)

  • oscar varela

    Hola!
     
    Estaba pensando un poco qué es una “vida-sin-esperanza”.
     
    A primera oída, no suena nada bien ¿no?
     
    Entonces sigo pensando y me encuentro con que esa “sin-esperanza” se refiere a una “vida”.
    ¿A cuál?- me pregunto.
    A una vida-en-vejez– me respondo. Ese es nuestro asunto acá.
     
    Acepto que “la vejez no es sino culatazo” e.d., “una vida que se ha disparado toda”.
     
    ¿Y entonces; qué significa eso?
     
    A mi parecer significa que –como lo dijo F. Vela- “el recuerdo vive por sí mismo”.
     
    Entonces me doy cuenta que el “recuerdo que vive por sí mismo” no es una mala definición de lo que llamamos “costumbre”, “hábito”, una habitualidad.
     
    ¡Felices aquellos que pasan o han pasado por la vida fomentando una habitualidad felicitaría!
     
     
    Poco a poco ir logrando una de las cosas más gratas de la vida, una habitualidad. Acostumbrarnos unos con otros. Creando así sitios de encuentros estables. Porque eso es el verdadero sentido del mundo: crearnos un pequeño mundo donde habitar-nos.

  • oscar varela

    Hola!
     
    El Secretario de la Revista de Occidente, Fernando Vela, perseguía a su Director, José Ortega y Gasset, para que se sentara a conversar con él de algunas cuestiones.
     
    Entre ellas era la de que Ortega escribía artículos tratando cuestiones que no terminaba de resolver; o que lanzaba asuntos sin que luego los siguiera.
     
    Así fue cuando Ortega le dice:
     
    – ¡Hombre! Me obliga usted a leer lo que he escrito. Eso no lo he hecho casi nunca… me importa el futuro…La memoria no es sino el culatazo que da la esperanza.
     
    – ¿Y entonces los viejos? En los viejos el recuerdo vive por sí mismo porque no hay esperanza- le replicó F. Vela.
     
    – Claro, eso apoya mi idea. Eso quiere decir que la vejez no es sino culatazo. Es que la vida ya se ha disparado toda.”
    ……………..
     
    ¿Vamos todavía? – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!

    He aquí, Iñaki, un poeta entrerriano (argentino), que amó mucho la República española, quien vivió humildemente con su silenciosa esposa y su perro.

    Tenía, Juan Laurentino Ortiz, toda la parsimonia de un viejito, al contemplarlo andar por entre arboledas junto al río, que desde su casita subiendo la barranca se divisaba: el majestuoso Paraná.

    Podemos sentir con juanele:

    1.- esa “dulzura” del amor y amistad:

    ¡Oh, qué dulzura…

    ¡Oh, qué dulzura estar esta tarde así unidos.
    sentados frente a frente, mirando los tejidos
    tenues de la llovizna, conversando, leyendo,
    escribiendo yo un poco y tú un rato tejiendo,
    mirándonos los ojos profundamente, y
    sonrientes quedándonos en éxtasis así…

    ¡0h, qué dicha. Señor, tenerla ya en mi vida
    a mi ensueño constante como una gracia asumida
    muy quieta y silenciosa, aunque llena de amor,
    cuando sobre el papel me distrae el ardor
    lírico que me infunde con su dulce belleza,
    inmediata y lejana por su misma pureza…
    ……………

    2.- O la dicha de haber construido nuestro lugar:

    ¡Oh, vivir aquí!

    ¡0h, vivir aquí,
    en esta casita.
    tan a orilla del agua,
    entre esos sauces como colgaduras fantásticas
    y esos ceibos enormes todos rojos de flores!

    Una penumbra verde la funde en la arboleda.
    Así fuera una vida dulcemente perdida
    en tanta gracia de agua, de árbol, flor y pájaro.
    de modo que ya nunca tuviese voz humana
    y se expresase ella por sólo melodías
    íntimas de corrientes, de follajes, de aromas,
    de color, de gorjeos transparentes y libres…

     
    ······················

  • ana rodrigo

    Vamos a ver. Llegar a mayores es muy fácil siempre que la vida te lo permita, con cumplir años, ya está. Llegar a viejos, dándole el sentido popular que habitualmente se le suele dar a la palabra viejo, ya es otra cosa.
     
    Yo ayer, cuando escribí, hablé como una persona mayor en buenas facultades físicas, síquicas y mentales, llena de cariño y amistad por todas partes. Pero supongo que si se deteriorasen mis facultades, en parte o todas juntas, la cosa cambiaría; supongo que es en este caso cuando me llamarían vieja.
     
    Quizá sea ésta la etapa más difícil de la vida humana. Pero este deterioro no tiene que corresponderse precisamente con la edad; yo tuve un amigo que le dio alzheimer a los 60 años, y tengo mucha gente conocida que, pasados los 90, están en perfectas condiciones. Tengo una tía con 99 y sus facultades mentales al cien por cien. Así que, mientras podamos hacer uso de nuestras facultades, disfrutémoslas, lo demás ya se verá.
     
    La gente mayor de ahora solemos poner de nuestra parte para mantenernos en forma como nunca se había hecho. También es verdad que la esperanza de cumplir muchos años tampoco se había conseguido de forma generalizada como ahora.
     
    La vida es la vida, la que tenemos entre manos, no sabemos, aunque lo deseemos, de otra, así que habrá que darle calidad a tope. No vale la pena desperdiciarla en tonterías y malos rollos, sino disfrutarla en plenitud.

    A los jóvenes, estas conversaciones le parecerán cosas raras, pero quienes hemos pasado el rubicón de los 65 sabemos de lo que hablamos.

  • roman diaz ayala

    por favor,
    ¿Alguien me puede enseñar cuándo se llega a viejo?
    Yo sigo con mis ojos llenos de futuro.
    Enhorabuena a mis coetáneos y coetáneas !!!!
     
    roman
     

  • ana rodrigo

    Aclarados los equívocos surgidos sin mayor trascendencia, vamos al tema propuesto.
     
    La vida es lo que es en cada una de las etapas, niñez, juventud, madurez y vejez. Iñaki nos plantea la última de las etapas de la vida, por supuesto, muy diferente a las anteriores. Ya no estamos metidos en proyectos a largo plazo, construyéndote un futuro, ayudando a construir el tus hijos/as, centrada en el trabajo profesional, intentado hacerlo mejor posible, etc. etc.
     
    Llega la jubilación y con ella la cuesta abajo, la última etapa de la vida. A mí me costó mucho, muchísimo aceptar este cambio tan brusco de vida, parece que estás preparada, pero no es tan fácil. Por lo menos para mí.
     
    Pero, como diría alguien, “o tragas o revientas”, así que hubo que ponerse a “filosofar” respecto al pasado, en sus muchos aspectos, y respecto al presente; del futuro es mejor no pensar demasiado porque sirve para poco, los miedos al deterioro son paralizantes y es mejor centrase en el día a día.
     
    Como dicen los que calculan las pensiones, la esperanza de vida es larga, y se pueden vivir 20 años en esta fase que llamamos de jubilación. ¡¡¡20 años!!! Nada más y nada menos… así que ¡a vivirlos! Hay tanta cosecha de la que disfrutar…La propia trayectoria vital, la descendencia, especialmente los nietos y las nietas (experiencia indescriptible), el disponer de mucho tiempo libre, la madurez conseguida, relativizar infinidad de cuestiones en otros momentos consideradas de vida o muerte, valorar cada momento de tu salud, de tu lucidez, de tus posibilidades, de tus aficiones…, no pensar demasiado en la muerte si no es como lo que tiene que ser y lo único que no falla, así que, cuando llegue, pues llegará y punto.

  • pepe blanco

    Gracias por la explicación, Antonio.
     
    La verdad es que el texto de Iñaki me gustó. Podría suscribir mucho de lo que dice. Por eso me inquietaba que naciera de su vasquidad-vasquidad, pues podría ser indicio de estar sufriendo yo una metamorfosis personal hacia la vasquidad-vasquidad sin ser consciente de ello. De repente me vi ondeando una ikurriña, y me sobresalté un poco.

  • ana rodrigo

    Pues yo no me había fijado en tu encabezamiento, Antonio, sino el el de Miren. Es que entre lo del lenguaje argentino y ahora lo de vasca vasca, corremos el riesgo de compartimentarnos  escorándonos hacia el lugar de nacimiento como condición sine quam non para ser más que otros o menos que otros. No me gustan estas, como he dicho, lo que yo considero chorradas.

  • ana rodrigo

     
    Pues yo, que tampoco soy vasca, me da que pensar qué plus aporta a la vejez el haber nacido en un cacho de terruño del planeta y del que yo vaya a estar privada. ¡Vaya chorradas!

  • Antonio Duato

    No tiene que ver nada, Pepe Blanco.

    Ha sido sólo una broma mía, ya que habían coincidido en enviar colaboraciones dor “atrieros” residentes en Euskadi aunque no los dos vascos de nacimiento.

    Ya sabes que los post de los comentadores habituales tienen preferencia. A ver cuando tenemos ese que estabas escribiendo…

  • pepe blanco

    A este no vasco-no vasco que suscribe, le atormenta el alma una duda inquietante: ¿tiene algo que ver el SER vasco-vasco del autor del artículo con el contenido del texto que nos ofrece?

  • Iñaki S:S,

    Hola Miren Jone
     
    Eskerrik asko por habernos hablado de la posibilidad de cambiar mas por dentro que por fuera, de morir antes de morirse, de vaciarse….y así alcanzar algún tipo de inmortalidad.

  • Iñaki S:S,

    Aupa Oscar. Como parece que eres de mi quinta (1938), me permito la confianza. En tiempo de mis aitites (abuelitos),75 años eran muchos años. Ahora, como es tu caso, hay quien se conserva animoso como un chaval. Es de agradecer tanto tu labor infatigable como animador de ATRIO, como la profundidad del conjunto de tu mensaje.
     
    Yo, como el Enrique del cuento, estoy en el último peldaño de la escala, dispuesto a saltar cuando haga falta. Lo de este barrio esta bastante visto, así que… ¿por qué no echar un vistazo, desde dentro, a esa etapa posterior?. Lo curioso es que, hasta en un par de ocasiones, he estado a punto de dar el tal salto, pero aquí sigo.  ¿Será la casualidad, la medicina o una mano amiga, la que me rescata en el último momento?.
     
    Pues nada,  a seguir dando la menor lata posible en el día a día, no mirarse tanto al ombligo y aportar algún granito de arena a quien lo necesite, en el entorno próximo. No hay cuerda para más. El poder hacer algo por los demás,(¿le podemos llamar amor?), me parece lo mas cercano a disfrutar desde ya de la inmortalidad.

  • Miren Jone Azurza

    Aquí una vasca-vasca que lleva desde hace tiempo la etiqueta   de
    viejecita. La experiencia que me ha sorprendido en esta etapa de
    mi vida es que he cambiado más por dentro que por fuera. Luzco
    canas y a la vez una alegría interior desconocida hasta ahora. Es
    formidable dedicarse a leer a los grandes maestros e intentar 
    seguir sus consejos. Por ejemplo, morir antes de morirse y así
    se acabó el miedo al trance. O vaciarse para  llegar al convencimiento de que todos y todo somos UNO, es decir la energía eterna que ES y que constituye el fundamento de todo cuanto existe. Nosotros le llamamos Dios pero otros le dicen
    de otras maneras …  ¡Animo, viejitos, que momento a momento, la
    vida nos sonríe! 

  • oscar varela

    Hola!
     
    ¿Dónde se aprende a “ser-viejo
     
    Quede para alguna “viejita” que cante la suya;
    a mí me basta tararear la mía, que es con “o” final!
     
    ¿Cómo llegué yo a estar convencido, teniendo 72 años,
    que a los 75 iba a cambiar mi vida?
    …………..
     
    Bueno, Iñaki anda preguntando por la vejez.
    (¿Iñaki o la Redacción de Atrio?)
    …………..
     
    Estoy convencido que se puede aprender a ser viejo;
    más aun, que es muy conveniente si no se quiere ser un estorbo;
    o, como te dicen en Argentina: “un viejo hinchapelotas”.
    ………….
     
    Quien parece anda queriendo aprender la Etapa subsiguiente es Enrique:
     
    Etapas
    http://cultural.argenpress.info/2013/06/etapas.html

    Con el tempo Enrique se dio cuenta de que su vida estaba siendo un continuo entrar en etapas.

    Secuencias, áreas diferentes en que, a veces, no sabía si lo que hacía era porque lo quería hacer o porque lo tenía que hacer porque era propio de esa etapa. Si era porque le gustaba o porque cumplía un deber.

    Una etapa en que, entrando en la adolescencia, trataba de coger con muchas mujeres (menos las feas y su mamá y sus tías, obviamente).

    Y después, la de cogerse una sola, su minita con la que después se casó.

    Y después, la etapa de ser padre. Cuatro hijos a los que trató de educar correctamente. Como él, que antes cumplió con la etapa de recibirse en la Facultad de abogado. Educarlos para que también estudien y tengan una profesión. Abogados, médicos, ingenieros. Profesionales.

    Cuando él estaba en la Facultad, algunos de sus compañeros eran marxistas y concordaban con la teoría del foco de Regis Debray. Como ellos estaba seguro de que la lucha armada, a partir de un foco que inevitablemente se extendería, sería la condición de la revolución de la que vendría un Hombre Nuevo. Que obviamente sería un hombre bueno. Certeza que, en esa época, era una fe, una convicción religiosa.

    Pero después, cuando se dio cuenta que la clase obrera, el pueblo, estaba en otra cosa, que lo único que querían era Perón, salió de esa etapa religiosa.

    Y entró en la etapa en que lo único que quería era ser un abogado eficiente. Y lo fue.

    Y el tiempo fue pasando. Hasta que una vez, cuando se miró al espejo, vio que le empezaban a aparecer pelos blancos.

    Se dio cuenta entonces que estaba entrando en la etapa de ser viejito.

    Y ahí se empezó a preguntar cómo sería, ¿que sería la etapa posterior a la de ser viejito?