¿Verdad que muchos hemos oído estos días hablar de las cláusulas suelo de las hipotecas sin tener mucha idea de qué se trataba? Y eso que podemos ser muchos los afectados. Me refiero a los españoles. Perdonen los muchos de la otra orilla, donde no sé si los bancos aplican este invento financiero. Bueno, pues este artículo de Salvador López Arnal
publicado hoy en Rebelión deja las cosas bien claritas.
Las cláusulas suelo son los límites mínimos aplicados por algunas entidades financieras españolas (sin exclusiones, en este caso, por regiones, naciones o nacionalidades) para el cálculo de los intereses hipotecarios. Se evita así que puedan reducirse más cuando la suma del euríbor más el complemento bancario “negociado” en el momento de la petición y adjudicación de la hipoteca suman una cantidad menor que el límite fijado (y que apenas ha sido explicado, cuando ha sido el caso, al suscritor del crédito). No hace falta apuntar quienes han salido y salen ganando con esta singular “operativa financiera” que acaso haya sido premiada en algún Máster o incluso con algún doctorado en las Facultades de Economía y Empresa -antiguas Facultades de Económicas- de Universidades como la Pompeu Fabra, la de Andreu Mas-Colell, o de escuelas de negocios como ESADE, la “gran” institución barcelonesa donde estudiaron y ejercieron su inconmensurable magisterio creativo-financiero los señores Urdangarin y Torres. Tras varias sentencias judiciales esas cláusulas abusivas (un ejemplo de libro de lo que ahora llaman “iniciativas emprendedoras”, “imaginación financiera” o términos afines dependiendo del día y la circunstancia, impura demagogia e ideología neoliberal tardía) no son válidas si su inclusión en el contrato del préstamo no fue completamente transparente. Nunca lo son en general. Los bancos, como Mr. B. Obama y el Pentágono, no están precisamente para ser transparentes.
BBVA, Novagalicia y la cooperativa Cajamar han sido condenadas “por aplicar estas cláusulas sin explicarlas con suficiente transparencia a sus clientes” [1]. La sentencia judicial ha declarado nulas sus cláusulas por seis razones (como seis soles): falta de información suficiente, advertencias sobre el coste comparativo con otros productos, la relación entre suelo y techo. Etcétera.
El BBVA, el rostro más alargado de esta Santísima Trinidad financiera, ha tenido la desfachatez de decir (es decir, de publicitar, de generar estúpida pero orientada cultura empresarial) que estaba esperando una aclaración judicial “para tomar medidas tajantes”: dejará de aplicar -¡al fin!-, con efectos desde el 9 de mayo de este año, las cláusulas suelo en las más de 400 mil hipotecas -¡unas 425.000 en total!- que tienen esta condición [2]. Como el cemento… Por si acaso, aviso para navegantes hipotecados (condición que comparto desde luego) vigilen la corrección anunciada y la operativa matemática que le es anexa.
Según cálculos del propio banco, con la aplicación de la nueva medida reducirá sus ingresos en unos 35 millones mensuales, unos 420 millones menos anualmente (el importe, desde luego, no es exacto porque depende de la evolución del euríbor y del número de hipotecas en activo). En España, hay aproximadamente -son datos de 2010- 1,7 millones de préstamos con ese límite (cuatro veces los créditos hipotecarios afectados del BBVA). Una de cada tres hipotecadas en activo tiene ese cláusula “creativa”.
¿Cuánto dinero se ha sumado a las cuentas de resultados de los bancos que han operado en España durante estos años? Si el número de hipotecas afectadas es 4 veces superior a las del BBVA, el importe anual -si confiamos candorosamente en los cálculos de la propia entidad- sería de 1.680 millones de euros. Calculemos generosamente, a favor de bancos, cajas y demás seres maléficos. Tomemos 1.500 millones como importe. Pensemos en estos 10 últimos años. Supongamos, también generosamente, que el promedio de ganancias-.extras de todos los bancos implicados ha sido menor, de 1.200 millones de euros. Así, pues, los bancos afectados han “incorporado” (¿robado es demasiado fuerte?) un beneficio extra -injusto, ilegal incluso- de 12.000 millones de euros (dos billones de las antiguas pesetas).
Nada, nada importante. Unas pesetillas para pagar la pensión de jubilación acorazada de algunos entregados y admirables ejecutivos.
Banco Santander y La Caixa, las otras dos mayores entidades españolas, no aplicaban cláusulas suelo a sus hipotecas. Pero entidades como el Banco de Sabadell, el banco de los encuentros y de las sesudas reflexiones con Guardiola, Figo, Luz Casal, Julia Otero, Ferran Adrià, etc [3], sí las aplicaban y las siguen aplicando. No han dicho, hasta el momento, esta boca es mía o esta sed insaciable de beneficios es corregible. ¿Van a seguir con la estafa-chollo?
La sentencia judicial no tiene efectos retroactivos sobre lo pagado antes de mayo de 2013. Estaba cantado. ¿No debería tenerlos? ¿A lo h echo pecho? Bueno, bueno… ¡Todo sea por Dios, por el euro y por las cuentas bancarias de resultados! ¡Todo por la Patria y por la Banca!
Notas:
[1 ] I. De Barrón, “Adiós a las ‘cláusulas suelo’ de las hipotecas”. El País , 13 de junio de 2012, p. 29.
[2] El suelo medio que aplica el BBVA es de un 2,8%. El euríbor está actualmente en torno al 0,50% (puede bajar al 0,25%). El interés se calcula sumando ese 0,50 (0,25) y un punto o menos incluso, dependiendo de la “categoría” del cliente. Para muchos ciudadanos hipotecados, la nueva situación creada, la que debería haber regido desde siempre, supondrá un descuento de entre 1,3 y 1,8 puntos en el interés que pagan por su hipoteca.
[3] Por cierto, ¿quién dirigió esas “conversaciones” filmadas?
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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