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Meter miedo por el futuro de las pensiones

logo¿Qué se pretende con ese informe de expertos sobre sostenibilidad de las pensiones, llenos de fórmulas actuariales, que debería servir de base para una nueva ley del sistema de pensiones? Estamos seguros que no tanto asegurar el futuro de los actuales trabajadores cuanto el aumentar el miedo de que sean tan reducidas que lleve a los ciudadanos que puedan a establecer un plan de pensiones con un sociedad bancaria privada. Y el gobierno colabora gustosamente en esta operación que desvela el siguiente artículo:

Pensiones: ¿demografía o lucha de clases?

Juan Torres López

Público.es, 08 de junio de 2013

Los bancos y las grandes compañías de seguros (cuyos representantes tienen amplia mayoría en el grupo de sabios que creó el gobierno para que proporcionara las claves de la nueva reforma) llevan muchos años tratando de gestionar en provecho propio el gran volumen de fondos que mueven las pensiones públicas. Con tanta liquidez como la que maneja la seguridad social se pueden obtener grandes ganancias en unos mercados financieros como los de hoy día, en donde las nuevas tecnologías permiten invertir con rentabilidad a una velocidad de 250 millones de dólares por segundo.

Pero las pensiones públicas son un derecho muy querido por la población y un instrumento que la gente sabe que es el más eficaz para evitar la pobreza de la mayor parte de nuestros mayores: ¿cuántas personas ganan lo suficiente como para ahorrar con su solo sueldo mientras trabajan lo suficiente para vivir con dignidad cuando se jubilan? Por eso les resulta tan complicado a bancos y seguros conseguir directamente la opción a la que realmente aspiran, privatizar las pensiones públicas para gestionarlas por entero.

Y por eso es por lo que han tenido que elegir un camino intermedio, debilitar progresivamente al sistema público para que la gente, temerosa de que sea insuficiente para garantizarle una vejez decente, trate de cubrirse las espaldas (quienes pueden) ahorrando en planes privados.

Para conseguirlo, la estrategia seguida por los bancos y por los que defienden sus intereses ha sido muy clara: asustar constantemente a la población diciéndole que dentro de unos años no se podrán financiar las pensiones públicas, así que lo más razonable y previsor es justamente eso, ahorrar en planes privados. Y la convicción se ha conseguido divulgando hasta la saciedad un argumento que aparentemente es indiscutible: como cada vez vivimos más y hay más personas jubiladas resulta que la factura a pagar por las pensiones públicas será tan cara en un futuro próximo que el sistema será materialmente insostenible.

Con el fin de convencer a la gente de esa idea los bancos y compañías de seguros vienen financiando generosamente a un buen número de economistas que periódicamente presentan sus previsiones siempre de la misma forma. Con gran cobertura mediática informan a los cuatro vientos de que dentro de tantos o cuantos años la seguridad social tendrá un déficit insuperable y que eso colapsará el sistema público de pensiones así que hay que rebajarlas, atrasar la edad de jubilación y, en suma, hacer más difícil que realmente sirva de protección suficiente en la vejez.

Es muy significativo que ninguno de ellos (he dicho bien, ninguno) haya acertado nunca. Algo normal porque sus modelos son muy sofisticados pero concebidos a propósito para “demostrar” lo que estaba establecido de antemano para asustar: que habría déficit en 1990, en 1995, en 2000, 2005, 2010, 2030, 2060…. Y es verdaderamente sorprendente que los bancos y compañías de seguros hayan seguido pagando buena cantidad de millones a esos mismos autores a pesar de que no acertaban nunca en las previsiones para los años a los que ya se ha llegado. Un caso único en los anales de la historia: nunca los bancos han mirado tan mal por su dinero gastándolo en economistas que no aciertan nunca en las previsiones que se le piden.

Muy sorprendente salvo, claro está, que no busquen argumentos científicos y rigurosos sino excusas para presionar y sacar adelante su estrategia.

En todos esos informes los argumentos que dan para asustar a la gente y lograr que el mayor número posible de personas salga corriendo a suscribir planes de ahorro privados son aparentemente muy sofisticados y se presentan como el último grito del conocimiento científico. Pero en realidad son una manipulación grosera de los hechos y de lo que de verdad sabemos sobre las pensiones y la evolución de los sistemas de seguridad social.

En el libro que Vicenç Navarro y yo acabamos de publicar (Lo que debes saber para que no te roben la pensión, publicado por Espasa) explicamos con claridad la falsedad de sus argumentos. Recomiendo vivamente que se lea y difunda para poder explicar a la gente las mentiras que nos están diciendo. Pero ahora simplemente quiero mencionar la falacia sobre la que la mayoría de los sabios convocados por el gobierno están basando sus conclusiones acerca de la sostenibilidad del sistema.

Parten de una idea también aparentemente indiscutible: hay que lograr que el sistema de pensiones públicas sea sostenible, es decir, que sus gastos no superen a los ingresos porque si no se vendría abajo. Y, para ello, como he dicho, lo único que se les ocurre es rebajar la cuantía de las pensiones. Una falacia porque equivale a decir que para que no bajen las pensiones en el futuro lo que hay que hacer es que bajen ya, desde ahora. Podemos afirmar que este tipo de argumentos son falsos porque, suponiendo que lo adecuado sea lograr la sostenibilidad equilibrando ingresos y gastos (en muchos países se financian a través de los Presupuestos del Estado), no podemos actuar solo sobre los gastos sino también sobre los ingresos.

Y resulta que es falso que los ingresos del sistema de pensiones públicas dependan solo de variables demográficas y particularmente de la mayor esperanza de vida (un concepto que, como explicamos en el libro, utilizan erróneamente). También dependen de otras variables, algunas de las cuales nunca se mencionan.

Una de ellas es el empleo, otra el nivel de salario y, por tanto, la desigualdad.

Pongamos un ejemplo muy fácil.

Supongamos que financiar las pensiones públicas cuesta 7 euros, que los ingresos totales de una sociedad son de 40 euros que se reparten al 50% entre los propietarios del capital y los asalariados y que éstos dedican la mitad de sus salarios a financiar las pensiones, es decir, 10 euros. Por tanto, en este caso, habría 3 euros de superávit (10-7=3) en el sistema de pensiones, dinero de sobra para financiarlas.

Pero ahora supongamos que se han aplicado políticas muy injustas que disminuyen los salarios en beneficio de las rentas del capital, por ejemplo, haciendo que a éstas últimas le corresponda 30 euros y a los asalariados solo 10 euros. Si aceptamos que la población trabajadora y los pensionistas siguen siendo los mismo, a las pensiones solo irán ahora 5 euros y por tanto, no habría suficiencia para pagar las pensiones, el sistema tendría un déficit de 2 euros (5-7= -2).

Es fácil comprobar, por tanto, que los ingresos con los que se financian las pensiones públicas se deterioran no solo porque vivamos más y haya menos gente trabajando (incluso esto puede ser un factor poco preocupante si logramos, como suele suceder siempre a lo largo de la historia, que los que trabajan sean más productivos y que menor número de empleados puedan mantener a más número de pensionistas). Como en el ejemplo que acabo de poner, el sistema puede entrar en déficit si la masa salarial disminuye, bien porque haya menos empleo, bien porque los empleados perciban menos salario.

Por tanto, basar la sostenibilidad del sistema solo en el factor demográfico del envejecimiento (sin hablar nada de la gran concentración de la renta a favor del capital que se viene produciendo) es un truco para rebajar la pensión y lograr lo que he dicho que de verdad persiguen los bancos y compañías de seguro.

Por tanto, lo que en realidad pone en peligro a las pensiones públicas (entre otras cosas que explicamos en el libro) no es que vivamos más años, sino las políticas de austeridad que crean paro, y que por tanto hacen que haya menos cotizantes. Y, sobre todo, la mayor desigualdad de rentas, que es lo que se viene produciendo en los últimos años, porque, como he mostrado en el sencillo ejemplo anterior, con la desigualdad disminuye la masa salarial con la que se financian.

En definitiva. El problema que amenaza a las pensiones no es de naturaleza demográfica. No. Lo que hay detrás es en realidad un conflicto de intereses entre grupos sociales, entre los de arriba y los de abajo, entre banqueros y financieros y la inmensa mayoría de la población que vive de su salario, entre propietarios del capital y asalariados. Dicho más claramente, es la lucha de clases. Ese conflicto que dicen que ya no existe para hacernos creer que los asuntos sociales son neutros y que solo los pueden arreglar los técnicos mediante fórmulas matemáticas (como las del grupo de sabios del PP) que nadie más que ellos puede entender.

Lo cierto es todo lo contrario. El futuro de las pensiones públicas no depende de esas fórmulas sino de la fuerza que tengan los asalariados para defender sus derechos y para asegurar que sus ingresos no disminuyan constantemente como viene sucediendo.

— o — o — o — o

Y, como colofón, este comentario que nos envía Antonio Vicedo, leído en un diario de Alicante:

Morirse cuanto antes

baldomero r. díaz 09.06.2013 | 02:27 Del Diario INFORMACIÓN ,

¿Se han fijado con detenimiento en la fórmula ideada para calcular la pensión que cobrarán en el futuro? ¿Alguien en su sano juicio ha intentado de verdad entenderla? Después de examinarla una decena de veces no tengo claro si se trata de una propuesta seria o de un chiste, pero de bueno sospecho que tiene muy poco. Creo que los doce expertos nombrados por el Gobierno para encontrar la pócima con la que salvar el futuro de los nuevos jubilados no han debido estrujarse demasiado la mollera, porque de todo lo leído y explicado no cabe la menor duda de una cosa: que la mordida a nuestros merecidos emolumentos durará hasta el día en que aparezcamos en la página de las esquelas.

Para llegar a esta conclusión no hacían falta cónclaves de catedráticos, expertos en seguros y hasta sindicalistas. Dado el penoso estado de nuestras cuentas públicas hubiera sido mucho más sencillo y eficaz entregarle a Rajoy una copia de “La balada de Narayama” en vez de tanto rollo plagado de quebrados, decimales, exponentes y cifras elevadas a la enésima potencia. El largometraje de Shohei Imamura, para quien no lo sepa o no se acuerde, da una solución muy aseada, radical y fácilmente entendible para nuestro presidente del Gobierno. Los viejos que no están en condiciones de producir para entretener al estómago y dejar algo para los parientes, son llevados al monte Narayama, donde el frío, los cuervos y algún que otro gato montés se encargarán de transportarlos al más allá sin que el funeral salga demasiado caro. La película me impactó allá por los años ochenta, porque me dio mucho que pensar en lo crueles que los humanos podemos llegar a ser. Y con las perspectivas que a la generación del baby boom parece que nos ofrece el terrible “factor de sostenibilidad” empiezo a pensar que lo mejor para todos va a ser empezar a morirse cuanto antes.

5 comentarios

  • Carmen (Almedralejo)

    ¿Meter miedo. De eso se trata. O de dar un pelotazo mayor en los años que se esté?
    Tengo 56 años, bueno mejor dicho prácticamente 57, he cotizado unos 11 años, los últimos de mis 57… Por esta reglas con las cuales la política se está rigiendo ¿Cuando podré jubilarme?
    Pero, cuando podré quedarme en casa, al enfermar… Hasta hoy, tan solo este invierno estuve con algo de gripe, fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta, dolor de pecho… Y todo estos dolores los pasé de pie trabajando.
    Gano 900€, si pago gasto de combustible para 35 km, más el desgaste del coche, el desayuno, y me quitan en un mes en los primeros 9 días el 50 por ciento… ¿qué me queda?
    Bueno, paso… No voy a preocuparme de cuando podré jubilarme, porque en mi mano está seguir viva trabajando, el día que no pueda, hacerlo para eso está el prozac… una buena dosis, y le salgo más barata.
    No voy a vivir amargada por estos asesinos de buenos sueldos, los perdonados por la gran católica iglesia, claro es que ella nació jubilada cobrando del robo de nuestros sueldos…

  • X. Gundín

    Por cantidad y calidad, por perjudicados y beneficiados, por condiccionamiento del futuro, la posible reforma de las pensiones en España es uno de los asuntos más importantes del momento. Véaso, además del trabajo de Juan Torres, el matizado parecer del catedrático Xaquín Álvarez Corbacho (http://gl.wikipedia.org/wiki/Xoaqu%C3%ADn_%C3%81lvarez_Corbacho) hoy publicado:
    http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2013/06/10/reformas-vienen/0003_201306G10P10995.htm

  • ana rodrigo

    ¡¡A qué límites de perversión política estamos llegando!!!!
     
    En primer lugar constatamos lo cobardes que son los gobernantes. Para quedarse a cubierto de su decisión, le encargan a los “sabios” que le digan lo que tienen que hacer.
     
    Y, si no son cobardes, son unos inútiles, porque, para que nos gobiernen unos “sabios”, pues que se presenten a las elecciones y así tengan legitimidad en lo que dicen que haga el gobierno.
     
    Amparándose en su “sabiduría”, como dice el autor del post, invaden los medios de comunicación hasta que la gente se lo cree, y, si no nos lo creemos, saben que que ya está lanzada la pelota y que eso va a ser así.
     
    Por otra parte, cuando en España vemos tantííísima corrupción y vemos tantos sobre sueldos, y jubilaciones de banqueros de más de veinte millones de euros, etc. etc., cómo vamos a poder soportar que se no cuenten tantos cuentos de esperanza de vida y demás historias.
     
    Eso, lucha de clases, de forma descarada. ¿Dónde está el dinero que hemos aportado cuando en España se llegó al 8% de paro y habíamos muchos cotizantes? ¿Dónde está el dinero del fraude de las preferentes? ¿Dónde están los 40.000 millones con los que el Banco Europeo rescató a los bancos? ¿Cuánto dinero nuestro, de nuestros sudores, hay en los paraísos fiscales?
     
    ¿Cómo podemos soportar tanta infamia? ¿Cómo podemos soportar tanto sadismo de estar todo el día metiéndonos un miedo atroz e insoportable? En fin, yo no sé cómo va a terminar esto.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Disculpe el Post, que haga no un Comentario, sino otra NOTA suscitada por el anterior.
    La “Oposición” argentina, que no la hay sino como “bolsa de gatos”, donde los “gatos” son el conjunto politiquero de viejísíma data; y la “bolsa” es el Monopolio mediático con Clarín a la cabeza;
     
    Esta “Oposición” se parece muchísimo a una Iglesia católica, con la que coincide en la misma característica: PERDIERON EL TREN DE LA VIDA y se fatigan corriendo desde atrás envidiando (“la Envidia anda flaca porque muerde y no come” – Quevedo) los esfuerzos de tanta gente -¡que la hay!- “de buena voluntad”, y que no necesariamente está acaparado este concepto por los llamados “pobres”.
     
    Le sería bueno y provechoso a los “evangelizadores” prestar un  poco de atención a qué se refieren con eso de “pobres”, repasando y entendiendo el diálogo de El Galileo-Jesús con el joven “rico” … pero PORQUE ERA CHORRO, e,d. “HABÍA COMETIDO FRAUDE”.
     
    Recogiendo la Tesis de Sergio Zalba podríamos preguntarnos si una cierta “Pastoral popular” no constituiría un FRAUDE … )¿solo “espiritual”?)
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Simplemente ¡¡¡CHORROS!!!
     
    Al haberme “jubilado-pensionado bajo el Régimen de las Privatizadas (a mí me enchufaron en la del Banco Boston, llamada “Maxima”) hoy no me rentan ni el mínimo salarial, habiendo aportado como Jefe de Obra.
     
    Hace unos pocos años el Gobierno las “des-privatizó” y la cosa -aunque no anda como uno quisiera- hubo mejorado. No pienso slo en los jubilados-pensionados, sino sobretodo el el País, que ahora puede disponer del vector hacia dónde quiere ir, al disponer de esa ingente masa de dinero.
     
    NOTA para Sergio Dalbessio acerca de su tal vez y en cierta manera acertada crítica hecha al actual Gobierno argentino por sus varios déficit y/o errores.
    1.- Ha que seguir criticando.
    2.- Hay que tener una sustentable “sociología” para darse cuenta que todo Gobierno, toda Política NUNCA es BUENA porque SIEMPRE son ORTOPEDIAS a la “frágil: a-punto-de-quebrarse” Sociedad.
    3.- Por lo tanto, y en el caso de nuestra actual Argentina, yo no veo que haya otra alternativa mejor en la llamada “Oposición”, la que también estuvo en el Gobierno y nos dejó los “regalitos”, uno de los cuales acá comentamos (las AFJP “privatizadas).
    Tenemos “lo que hay”; y eso “que hay” hay que criticarlo para mejorarlo y ¿cambiarlo? ¿con qué?
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.