Hacemos una excepción a nuestro silencio sobre lo del Vaticano para incluir estas líneas de un viejo amigo, abogado sevillano que tanto ha hecho para defender los derechos de las personas inmigrantes.
“Viene de origen divino el elegir al obispo en presencia del pueblo, para que todos lo aprueben” afirmó San Cipriano que en 248 fue obispo de Cartago. Asi que me puedo permitir tener un candidato para presidir la Iglesia Católica Romana. Y lo tengo.
El mismo Cipriano que fue martirizado el 14 de sepiembre de 258 dejó escrito que el pueblo cristiano tiene el deber de apartarse de los obispos pecadores pues tiene “poder para elegir obispos dignos y rechazar a los indignos”. El derecho se ejerce llevandolo a la practica. Asi que tengo un candidato digno.
Es Gioan Baotixita Pham Minh Man, arzobispo de Ho Chi Minh ville en Vietnam, desde 1998 y cardenal en 2003, del título de San Justino.
No recibe dinero del Estado, no es favorecido en el ejercicio de libertades esenciales para nosotros, cultos occidentales desengañados, dedica tiempo a orar a caminar y a charlar.
Su iglesia tiene 680.000 católicos y ha trabajado para integrar en ella a 5.000 catequistas voluntarios, 900 coros musicales y 25 asociaciones de laicos.
Reunido con representantes de seis religiones, embajadores y autoridades civiles con motivo de las fiestas de año nuevo se ha limitado a decir un discurso más o menos equivalente a “Jesús el hijo de Dios encarnado ha venido a traer la paz”.
Solo ver el abriguico y la sotana, ya son un anuncio de lo que puede haber dentro de esa cabeza y de lo que ven esos ojos.
Alberto Revuelta.
¡¡¡TENEMOS PAPA!!!
Creo que es un pecado contra el pueblo, contra las personas, o sea contra dios si es que existe dios, el robar al pueblo su derecho a nombrar obispos, a elegir a sus representantes en la comunidad eclesial o iglesia.
Así que obispos pecadores hoy lo son todos los actualmente existentes, empezando y sobre todo por el de Roma, por los papas romanos, el dictador Jefe del Estado Vaticano, monarca absoluto que se arroga un poder ilegítimo como es nombrar a dedo a los jerarcas excluyendo al pueblo.
Así que el pueblo debe apartar a la actual jerarquía católica, por ilegítima, por pecadora, y empezando por el papa, tal y como dice Cipriano:
“el pueblo cristiano tiene el deber de apartarse de los obispos pecadores pues tiene “poder para elegir obispos dignos y rechazar a los indignos”.
Los obispos, es decir, los jerarcas, y por lo tanto los curas nombrados por éstos, serán dignos cuando los haya nombrado/elegido el pueblo.
Mientras tanto son indignos. NO valen componendas.
La situación actual es una dictadura, es un robo al pueblo de su derecho a elegir a sus obispos.
Y no rechazar a los jerarcas actuales es ser cómplice de ese robo al pueblo.
Pero el paripé seguirá, claro está; a parecer los católicos tienen que serlo por encima de todas las cosas …