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Mi nuevo paradigma teológico -4-

Juan LuisAunque la atención se va hacia Roma, quien quiera desempalagar puede acompañar a Juan Luis en este bucear en este profundo curso-taller que continúa como estaba programado antes del ‘insignificante episodio’ de una dimisión papal. Joxema (Sarri) y Juan Masiá intervinieron con comentarios a este tema hace cinco años: http://agora.adg-n.es/?p=8#comment-257

II. DIOS SE HACE CARNE EN LA “CREACIÓN” (2ª parte)

II. 6 Dios, Principio y Fundamento, de toda la “creación”

Voy a pedir comprensión por la aridez de este párrafo. Es la base de todo. Todo pensamiento religioso se fundamenta bien o mal en la idea que podamos hacernos con el mayor rigor posible de la forma de entender la interrelación Dios/cosmos. Aquí se origina sea un discurso válido aunque modesto, sea una visión de pensamiento mágico. Un error en el comienzo condiciona todo el camino.

Estamos sólo en las bases del apofatismo: lo que la experiencia mística tiene tan claro por experimentarlo interiormente, la parálisis de todo lenguaje sobre Dios, la filosofía se ha empeñado siempre en perfilar algunos contornos. Pero nada válido puede decir de él; tan sólo tiene a su alcance el ámbito de su entorno y puede escudriñar las criaturas y utilizarlas como un cliché en negativo, como un pobre balbuceo sobre el ser divino. Sin embargo, en todas las religiones y particularmente las cristianas hemos imaginado un Dios como una figura más de las mitologías, aunque la más excelsa y la más cercana, que ha culminado la obra de su creación haciéndose él mismo hombre. Pero no pasemos por alto el primer episodio de su historia: la creación del mundo.

Si Dios es el artífice, el creador desde la nada del inmenso cosmos que nos rodea, después de semejante proeza ¿qué no podrá hacer sobre él? ¿Quién podrá extrañarse de que intervenga cuando libremente quiera? Ha quedado apuntado en el párrafo anterior: sin advertirlo, con la incorporación de la noción de Dios-Causa agente ha quedado abierta inevitablemente la caja de Pandora y, con ello, el inicio de una mitología más dentro de la cual el error inicial acarrea toda suerte de contradicciones. Baste señalar como exponente de la libertad divina la odiosa y arbitraria “elección” que constituye uno de los conceptos básicos de la Biblia judeo-cristiana. Dios elige a alguien y discrimina al resto. Y será inútil el recurso a la infinita presciencia divina o la responsabilidad del elegido a favor de todos para evitarle a Dios la sospecha de arbitrariedad. El accionar divino se embarra en dificultades sin cuento: ‘Concurso’ divino en cualquier acción libre (considerado en teodicea), providencia ordenadora de la historia personal y colectiva, “gracia actual” eficaz, predestinación… Dios “interviene” sin cesar: es el pecado original de la historia de salvación, el pecado estructural de la teología que acumula antropomorfismos de imposible inteligibilidad: un Dios que pasa del no hacer al hacer, de la potencia al acto, del ámbito de la nada a la existencia del mundo, de la existencia del mundo a su mutación sobrenatural…; magia y mitología se combinan sin saber dónde detenerse. Me parece claro que no podemos desbordar un ápice el concepto de Dios como Fundamento. Con el concepto de Fundamento Óntico llegamos a la raíz del ser eludiendo con el adjetivo al máximo el menor residuo metafórico del sustantivo.

La noción de Principio y Fundamento del ser creado la hemos asociado tradicionalmente al concepto de creación de la siguiente manera. Dios ha hecho el mundo. Y obviamente ello sucedió en el tiempo, de algún modo, cuando nada existía. Nos es difícil pensar fuera del patrón tiempo y así explicaremos: hubo una situación en la que sólo Dios existía y nada más (creación de la nada, decimos); ahora bien Dios abandona su soledad para construir el mundo. Por inofensivo que parezca, al añadir a Dios- Fundamento esta forma especial de acción (la de crear) ya se ha colado de rondón la carcoma de la magia que arguye así: donde y cuando nada existe todavía, un simple chasquido de la mano de Dios (valga la imagen) hace aparecer portentosamente el cosmos, sea ya completo, sea in nuce (big bang). Sin advertirlo hemos traicionado la sobriedad primera del concepto Dios-Fundamento y se nos ha ‘colado’ el concepto de Dios-Actor, Dios-Causa agente: Dios ha hecho el cosmos de la nada. En primera instancia el paso dado parece inocente y, en parte lo es porque aún no se puede hablar de autonomía creatural de la que Dios se desdiría. La dificultad no afecta a la autonomía de la criatura sino a Dios mismo al que parece difícil negarle una mutación en su “obrar”. No obstante todo ha quedado pervertido como se verá luego al estudiar de cerca el “accionar” de Dios. ¿Cómo recuperar, pues, en su totalidad la inocente desnudez del contenido estrictamente ontológico del Dios Principio y Fundamento? Porque, no me cansaré de repetirlo, con este simple concepto nos jugamos mucho si aportamos o no una explicación suficiente a la ultimidad de sentido que precisa cualquier ser existente, el cosmos, la evolución histórica toda, la realización y búsqueda de plenitud del ser humano. Es un concepto estrictamente apofático que apunta directamente a la criatura y sólo indirectamente a Dios: Dios fundamento óntico afirma escuetamente: todo existente es un ser-desde-Dios. Parece poco pero es el todo. Cualquier añadido desemboca en magia y mitología.

Dios es la raíz y sustento del ser, su explicación suficiente y sobrada, el Fundamento Óntico de cuanto existe. La brizna de hierba, el elegante alazán, la polícroma mariposa, los ojos de un niño, el arrepentimiento de un convertido, las lágrimas de una víctima dolorida, la entera salvación cósmica, todo tiene en Dios su razón de ser. Es cuanto podemos decir. Pero que nadie pregunte el cómo de esa relación fontal entre la divinidad y el cosmos porque transformará en burda mitología lo que acostumbramos a nombrar metafóricamente “historia de salvación”.

Esta ascesis apofática, que prácticamente sólo es posible desde una especialmente depurada metafísica, es simple respeto del misterio Dios/cosmos, el Uno de los orientales, según parece, el Uno y lo Múltiple de la tradición occidental. Estamos en el punto nuclear, vital, decisivo en el que se genera el nuevo paradigma. Dios no es a nuestra imagen, pero siendo nuestra imagen reflejo de la suya en nuestro espejo lo percibimos a él, al menos cuando en la unión mística el espejo está tan limpio que nada estorba para abismarse en el Creador.

Basta, pues, decir que Dios es el sustrato ontológico de cualquier realidad. Introducirlo, así pues, en el torbellino de causas, cambios, modulaciones del ser y de la historia es pura perversión imaginativa de nuestro conocimiento del Absoluto. Un error en este inicio de percepción de Dios lo distorsiona por entero, a Dios y a su criatura.

Resumiendo, pues. Cuando hablamos de lo que Dios puede hacer siendo omnipotente, el problema no reside en el “puede” sino en el “hacer“. Éste es un concepto que no cabe en el modo en que el nuevo paradigma concibe a Dios. El concepto de Fundamento Óntico es suficiente para entender cualquier evento, entraña el respeto apofático, mientras que el concepto de Causa Agente es innecesario y superfluo. Es además perverso y destructor: sobre él se asienta el montaje “intervencionista” con el que hemos pensado a Dios en la evolución cósmica y en el desarrollo histórico de la humanidad.

II. 7 Apofatismo no es deísmo.

Algún lector se ha quejado de que la expresión Fundamento Óntico sugiere un Dios lejano e indiferente, el Dios del deísmo que una vez fabricado el reloj lo abandona a su suerte. Igualmente se reprocha a tal expresión excesiva frialdad metafísica, carencia de vigor y vitalidad. Nada más equivocado. Es ignorancia entender como excluyente de otros uno de los varios ángulos de visión de una realidad. La función de nuestro concepto filosófico sólo pretende cerrar el camino a antropomorfismos no simbólicos sino ontológicos atribuidos a Dios. Es una función estrictamente negativa, es decir, apofática que descarta falsas o peligrosas ideas de Dios, tal, por ejemplo, la de Causa Agente en apariencia tan inofensiva. Es de la mayor importancia cerrar de entrada el camino que pretenda encerrar al Infinito en definiciones precisas. Incluso en el concepto de Fundamento estamos hablando más de la criatura que del Creador. La necesidad de ésta de encontrar para sí misma algo que no posee como es la ultimidad de principio y de sentido sugiere un Dador pero no lo define. La huella del caminante en el barro lo sugiere, no lo define.

La sobriedad de esta denominación indica que cualquier otro nombre o característica que se atribuya a Dios dentro del crisol de la analogía deberá gozar de dos condiciones: que no entrañe ningún aspecto de imperfección o negatividad y que lo que siendo estrictamente positivo se afirme de Dios análogamente y como “por exceso” (por excelencia”, se decía antes).

Este apofatismo se daba en los místicos como por instinto o, mejor dicho, como impronta del ser trascendente, del Totalmente Otro. Y sobre esa base, no acecha apenas ningún peligro de antropomorfizar a Dios. El místico más que idolizar a Dios tiende a abismarse en el silencio frente al Creador y “perder” la propia identidad. Paradójicamente el corazón prendado de Dios ya nada arriesga al dar rienda suelta a su emotividad poética frente al totalmente Otro. Ejemplo es el Cantar de los Cantares bíblico, la réplica de Juan de la Cruz con el Cantico Espiritual y toda la inagotable poesía mística de todas las culturas. Cualquier buen creyente percibe en algún momento la amorosa, apacible pero penetrante presencia-ausencia de Dios. Pero incluso en este caso lo esencial de esa experiencia mística no es el consuelo sensible; la cercanía real la aporta la fe desnuda por mucho que se inscriba en las sinapsis neuronales.

El simbolismo espiritual es inagotable: El ‘Abbá’ (papaíto), El Amor paterno, la unión entre esposos, “el tibio útero de la Diosa Madre”, la Luz cálida, el Agua viva, el Amigo del alma, la transverberación (Teresa de Ávila), el Océano infinito, el Pan de vida, el Banquete de Bodas, el Artífice cósmico, la Noche callada, el Espíritu consolador, el pálpito de la yugular (Mahoma), la Brisa tenue, la Zarza ardiente…Elenco inacabable de simbología mística. Símbolos todos que apuntan al Infinito Absoluto sin agotarlo, sin encerrarlo ni definirlo.

II. 8 La totalidad del Don de Dios en todo el devenir.

No sería acertado imaginar el misterio del Dios creador que hemos denominado Principio y Fundamento óntico como si Dios hiciera surgir donde y cuando nada existía un cosmos completo y definitivo. Primero porque, al parecer, la característica de algún comienzo temporal no es imprescindible para un concepto desnudo de creación; ésta no sé si desde la ciencia pero ciertamente desde la filosofía, no encierra contradicción por el hecho de afirmarla como eterna y coexistente con Dios. Tampoco Dios como Fundamento es la causa creadora del comienzo del mundo que habría de seguir interviniendo en cada una de las etapas y transformaciones posteriores. No es eso lo que los filósofos o teólogos denominan “creación continua”, al menos en el sentido de que la acción de Dios haya de estar generando, creando “ex novo” la aparición de cada “novum” de ser que surge como si la evolución no fuese un “continuum” sino una sucesión de puntos. La realidad es esencialmente dinámica, no estática. No es preciso pensar en una sucesión de “nova” (en neutro). La hipótesis misma del big-bang habla más bien de un despliegue de realidades contenidas en el núcleo inicial que explosiona: la materia ni se crea ni se destruye sino que se transforma. En el Alfa inicial va incluida la Omega final (prescindo ahora del enigma en dicha evolución constituido por el acto humano libre que quedaría negado, al parecer, por su inclusión en algo diferente y anterior a sí mismo).

La función, pues, de la realidad de Dios como Fundamento acompaña a la realidad creada que por naturaleza no es un ser estático sino evolutivo, en lo físico, en lo psicológico y en lo espiritual. Añadamos un nuevo ángulo de visión. La realidad es en su complejidad dilatada y esencialmente dinámica y nunca conoce un reposo final porque el puro Don divino nunca se extingue ni agota por haber llegado a término.

El Don Total es, así pues, otra expresión del mismo Fundamento óntico con el que intentamos dar razón de la ultimidad de principio y sentido del cosmos. Dios se da, se entrega al cosmos. Con el término Don estamos entendiendo la creación no como resultado de una acción divina sino como una cierta comunicación o participación del ser. El ser de la criatura está tan hondamente enraizado en el ser de Dios que roza la fusión. Siempre será un misterio -salvo en una visión panteísta estricta- que siendo Dios la Plenitud del ser, exista algún ser además de él, jamás IDENTIFICADO con él. Ésta es una expresión del Misterio creador que me parece más correcta que la de contingencia creatural por la que se afirma que las cosas existen pudiendo no haber existido. Porque tal vez han existido siempre, no por propia necesidad sino por intrínseca necesidad (no dependencia) del mismo Dios que es inevitablemente fecunda comunicación. Pero no me detengo en ello. El ser de lo creado es, pues, un ser regalado, dado. Dios se comunica, se da, es puro Don. Y siendo su ser infinito en plenitud, se da como es, en totalidad: ahí está ya incluida, por definición, cualquier mejora o salvación. La limitación no proviene de la cicatería del Infinito sino de la capacidad del receptor que inevitablemente limita el Don de Dios: Dios no es participado en igual grado de ser en la piedra, en el perrito o en el acto bueno salvador del ser humano consciente y libre. En la limitación de cada realidad se refleja parcialmente la infinitud del Don que, en el ser libre sobre todo, irá ampliando su presencia, sin nuevos añadidos, conforme a la capacidad evolutiva de la libre plenificación. De tal modo que si el ser humano consciente y libre está, según pienso, positivamente abierto y sediento de Plenitud el Don inicial responderá sin restricción a su llamada. Es pura mitología recurrir un mundo “sobrenatural” añadido al natural originariamente creado.

Es ininteligible, pues, que el Don de Dios se entregue fraccionado o en veces. O que después de crear Dios el universo haya de añadir un plus de ser en cada etapa de la evolución sea física, anímica o espiritual (un plus, por ejemplo, de salvación). Todo está dado y el Don constituye a la criatura en lo que es y en lo que, mediante la libertad, va a devenir. Hace que la criatura sea lo que es, constituida en su ser autónomo evolutivo y perfectible. Es decir que estando enraizada en el Fundamento es éste el que da consistencia a su autonomía de modo que no es pensable una intervención posterior que la modifique, la corrija o la complete.

El pensamiento primitivo -y el actual lo sigue siendo si no supera el pensamiento mágico- entendía la dependencia de Dios de tal modo que necesitaba su continua intervención para existir y para cualquier nueva modalidad de existencia. Dios movía cada astro (él o su ángel), Dios mandataba al príncipe de modo que su autoridad provenía de la elección divina (”por la gracia de Dios”). Por disposición divina existían clases sociales, ricos y pobres, libres y esclavos. No cabía ningún pensamiento autónomo, la filosofía era ‘ancilla theologiae’ Tal era la cosmovisión imperante por muy absurdo que hoy parezca. La mente humana era tan limitada que era incapaz de rebasar un cierto linde o barrera en el conocimiento o en la “salvación” espiritual. Barrera artificialmente introducida mediante el concepto de “elección” -o intervención divina no debida a la naturaleza humana- que desde ese momento servía de parteaguas entre el mundo de lo natural y el supuestamente constituído “sobrenatural” en virtud de una elección graciosa. De la elección arranca, pues, toda la serie de continuas intervenciones divinas en la historia santa: concepción inmaculada, concepción virginal, revelaciones, hierofanías, apariciones, milagros, vocaciones especiales, predestinaciones, intervenciones providenciales, “gracia santificante”, “gracias actuales”, gracias y carácter sacramentales, carismas especiales, poder de transustanciar, inspiración de la Biblia, especial asistencia del Espíritu a la jerarquía, oraciones de petición atendidas o no según los designios divinos, etc. Dios como Don se iba destilando como gota a gota, de modo fraccionado en la construcción del ‘pueblo elegido’ y su historia de salvación, fuera de cuyo ámbito por dogma definido no existía durante siglos ninguna otra perspectiva de salvación (o, al menos, no había sido revelada por Dios). Pero no hay mal que por bien no venga (aforismo providencialista): en aras de la salvación universal millones de misioneros y guerreros arrasaron pujantes culturas imponiendo su religión bajo anatema. Por fortuna, esta épica epopeya estaba bastante ‘descafeinada’ cuando me dio alcance suscitando mi vocación particular. Lo que no impidió que Pablo VI nos amenazara severamente…”quien, puesta la mano en el arado, vuelve la vista atrás…” Yo volví la vista atrás y me quedé sin trabajo y sin profesión ¡Quién hubiera dispuesto entonces del nuevo paradigma!

II. 9 Secularidad versus sacralidad

Tal es la cosmovisión artificial a la que se enfrentó el pensamiento ilustrado. Y en su rechazo se empeñaron los enciclopedistas de la Ilustración dando origen a una revolución que generó un segundo tiempo axial tan profundo y decisivo por lo menos como el de la revolución del neolítico. Si se pudiera destilar la esencia de la modernidad se resumiría en una palabra, AUTONOMÍA: Autonomía de lo secular y superación de toda sacralidad, salvo la del mismo Dios. La sociedad, la mente humana, la cultura, en general, acceden a la edad adulta y se emancipan de la omnímoda tutela de la religión. El mismo Vaticano II, después de las sucesivas condenas de las libertades modernas por los papas de hace un siglo reconoció no sin arduas resistencias y consagró la autonomía de la realidad del mundo pero el sector más conservador la entendió, como siempre, supeditada tal secularidad a lo religioso institucional. De ahí la crucial dificultad y los enconados debates que rodearon el reconocimiento conciliar de la libertad religiosa. Nada tiene, por tanto, de extraño que sea éste uno de los puntos de la involución integrista de los últimos decenios. Nada de extraño que el actual pontífice -que nunca ha entrado en la profundidad del problema- enarbole el fantasma de la secularización confundiendo pérdida de valores religiosos y morales y autonomía congénita de las realidades temporales.

********* ***** ********

(Pero en este tema de la relación Dios/cosmos la secularidad (desacralización) del mundo es un elemento sustancial e imprescindible a la hora de articular la aparente paradoja de la autonomía de todas las realidades con la tierna e íntima cercanía de Dios con todas ellas cuanto más perfectas son. Con ello abriremos la próxima entrega. Y siempre en la misma línea de que Dios se entrega por entero, se revela, se “hace carne” en lo que llamamos “creación” tendremos el camino expedito para entender desde una mente y corazón abiertos cómo 1) Dios se hace carne en el hermano, cómo 2) Dios se hace carne especialmente en Jesús y en todos los hombres y mujeres santos unidos a él y cómo 3) toda carne debe resucitar si no nos resignamos a que el mal, y la muerte en especial, tengan la última palabra y esta creación salida del corazón de Dios vuelva a la nada y sea un proyecto absurdo).

Logroño 28 marzo 08

9 comentarios

  • Javier Renobales Scheifler

    Honorio Cadarso,

    La única pregunta que has puesto en tu comentario del 5-3-13 a las 19:08 pm (menos mal que pone pm, para orientarnos) es la que va dirigida a mí ¿en qué crees tú, Renobales Scheifler?

    (por cierto, ahora me dices que “No me descubres nada nuevo en el católogo de tus creencias, que has repetido miles de veces en Atrio“; entonces, ¿para qué me has preguntado, si ya conocías la respuesta? ¿Acaso te gusta que repita en Atrio lo que tú ya sabes? Luego te quejas de que soy repetitivo y te aburro.)

    El resto de tu comentario del día 5 son todo afirmaciones tuyas, sobre las que al parecer pretendes que diserte Juan Luis.

    Así mucho me temo que no va a funcionar, Honorio; si quieres nos quedamos esperando a ver si funciona; y nos olvidaremos, pues Juan Luis así no creo que vaya a disertar sobre nada de nada.

    Oscar ha sido más concreto y ha entendido que tu propuesta era hacer una entrevista a Juan Luis. Como sabes, una entrevista se compone de preguntas al entrevistado, que o bien las responde, o se va por los cerros de Úbeda a pesar de la concreción de las preguntas.

    Creo que, si pides a los demás que hagan el esfuerzo de ‘grabar algo y que lo pase a escrito tu fiel compañera’, debes cuando menos hacer el esfuerzo de concretar las preguntas, en número de preguntas que te parezca adecuado para el tema o temas que quieres responda concretamente Juan Luis.

    Fíjate que llegas a hablar del dios verdadero y de la verdadera fe. No veo que Juan Luis lo haga, en este post al menos.

    SAbemos que tú y yo tenemos ideas bastante diferentes sobre dios. Pero de lo que se trata es de saber las ideas de Juan Luis a fecha de hoy (las ideas, las creencias, evolucionan a medida que la vida avanza y se acerca a su final, cada día un poco más -es ley de vida-)

    Creo que deberías redactar las preguntas a Juan Luis, Honorio, si quieres posibilitar que obtengamos respuestas concretas. Yo mantengo mi oferta, y supongo que Pepe Sala mantiene la suya.

    Y si quieres venir a Logroño con dos …  ¿como has dicho con esos ísimos …? Pepe es ateo, yo no. Los tres somos un tanto críticos. Bueno, iríamos un ateo, un padrino y tú mismo. Dondes estén dos o más reunidos en mi nombre … vamos, lo que digo, sería un día formidable. Tienes mejores compañías, seguro, pero …

    Te garantizo que pasaríamos un día formidable; te recojo en el portal de tu casa y te dejo a la vuelta en el mismo sitio, y a Pepe lo mismo.

  • h.cadarso

      Lo de anticatolíquísimo, descreídísimo y ateísimo, amigo Renobales, creo que puede deducirse con cierta lógica de todos los textos en que te has expresado en Atrio. Pero no tengo ningún inconveniente en retirar mis palabras si no estás de acuerdo con ellas: no soy un gallo de pelea ni un discutidor empedernido.
      No me descubres nada nuevo en el católogo de tus creencias, que has repetido miles de veces en Atrio. Yo te invitaría a distinguir entre lo que significa “creer” y lo que significa “saber por evidencia científica”. La existencia de Dios quizá no es una evidencia para nadie. Se puede no tener evidencia de la existencia de Dios y sin embargo creer en él, digo yo.
      En cuanto al cuestionario a elaborar para presentarlo a Juan Luis, mi cuestionario creo que está bien claro en el texto de mi primera exposición, no tengo nada más que preguntar. Creo que tampoco necesito explicar mis creencias porque creo haberlas expuesto ampliamente en todo lo que he escrito en Atrio. Y no tengo  seguridades ni absolutas certezas, intento comprender lo que dicen los demás, respetar sus puntos de vista, subrayar las cosas en que estamos de acuerdo y dejar de lado las que nos separan.
     

  • Javier Renobales Scheifler

    Pepe Sala,

    Los padres de la idea han sido Honorio Cadarso y Oscar Varela. La pelota está pues en su tejado:

    1º: Si hacen los cuestionarios, que son el contenido de la grabación que dice Honorio y le parece bien a Oscar,

    2º: se los paso a Juan Luis (se los puedo leer/releer incluso por tfn directamente, para no dar la lata a Reyes), 

    3º:  le propongo grabar las respuestas en Logroño -lo más depuradas posible, para evitar improvisaciones- cuando a Reyes y a él les venga bien, 

    4º: y luego las transcribo y se las paso a Antonio Duato para que procese como le parezca oportuno, si le parece que la cosa encaja en el foro que tan amablemente pone a nuestra disposición.

    Imagino que Juan Luis, como todos, evoluciona y la manera de expresar sus ideas ya no es la misma que la que fue en 2006 cuando publicó Religión sin magia.

    Oscar y Honorio tienen estudios.

    Fueron curas y, aunque son muy distintos, sabrán tocar los puntos más interesantes de este post, imagino yo.

  • pepe sala

    Ya sabes, Jabitxu, que tus deseos son órdenes para mí.
     
    Supongo que sería conveniente recabar los deseos del protagonista , Juan Luis Herrero y de su fiel compañera Reyes.
    No vaya a ser que acabemos siendo una carga en vez de ser una visita deseada.
     
    Por lo demás estoy totalmente de acuerdo con tus apreciaciones respecto a MAR y su encantador compañero. ( qué ilusión me hizo encontrar en Logroño a personas tan interesadas por la NATURALEZA ( Y obviamente por Liébana. No se me escaparán en la visita prometida a Liébana…)
     
    Prepara lo que creas conveniente y aquí estará el ” jabalín lebaniegu” para lo que haga falta.
     

  • Javier Renobales Scheifler

    Pepe Sala, te hago esta propuesta (inducido por Oscar), jabalín venido a kanguro cuida nietas:

    Vamos a tener que volver a Logroño tú y yo,  a ver a Juan Luis, y disfrutar de la divina mano de MAR Medina, que es la prueba científica de la existencia de la diosa de todo el universo (incluso dios se habría retirado a la plegaria como Ratzinger, ante semejante maravillosa diosa).

    Bien vale, si aceptas volver a Logroño como hace unas semanas, yo me proveo de los medios técnicos que sirvan (sin vídeos en colores ni odaliscas, Oscar, que Euzkadi es un país pobre comparado con ‘mí Buenos Aires querido …’) para grabar las respuestas/explicaciones de Luis Herrero. No incordiamos a Reyes, que bastante curro tiene, y les invitamos a comer, y a Mar Medina y a su marido Santiago con Juan Luis Y Reyes, que ya os pinplasteis algunas botellas en su casa el otro día -aprovechando que conducía yo- … Santiago, el marido de MAR, qué tipo encantador …

    Oscar, ahijado porteño, atiende: vos preparás un cuestionario -con preguntas y eso, ya sabes ¡entendés, ché?-, y Honorio que nos prepare otro, a su leal saber y entender. Oscar, con lenguaje sencillo, llano, directo ¿eh?, sin metáforas ni sacáforas de esas que te derriten, ahijado mío, que tratamos de profundizar, no de ahogarnos.

    Recibidos los cuestionarios, los del norte pondremos en marcha la entrevista (perdón, que José Luis no ve) la entrehablada, trataremos de obtener con calma y tiempo de reflexionar y dar tiempo a Luis a concretar las respuestas, y las recogeremos, para transcribirlas luego y enviarlas a Antonio Duato para su tratamiento y demás que requiera el proceso.

    Honorio, estás invitado a venir a Logroño, si te encaja (y si hacés el cuestionario, claro, no vale escaquearse …).

  • Javier Renobales Scheifler

    Me preguntas (después de calificarme exultante imputándome varios ‘ísimos’ a cual más pintoresco), y medio parapetado tú en Juan Luis Herrero, que te responda yo diciendo en Atrio en qué creo yo.
     
    Pero … tú no has dicho en Atrio en qué crees tú ¿o sí?  Amigo ¿qué es esop de pedir antes de dar? ¿es alguna nuevo descubrimiento místico?

    Dime dónde y explica en qué crees tú, ya que me preguntas.

    (Espero que Ana Rodrigo no vea un ¿cómo ha dicho? encontronazo’ en esta forma de preguntarte (en tu forma de preguntarme seguro que no ve ni encontroñazo ni contrincante alguno. -Nuestra querida amiga Ana Rodrigo tan pronto ve paseándose por Atrio contrincantes incómodantes como encontroñazos molestos, cuando algo le molesta en el foro-)

    Tengamos Pax Ana, aunque no pax romAna.
     
    Pero somos amigos, Honorio Cadarso, no pasa nada (aunque nunca me dejaste ayudarte en tu huerta, como si me vieras débil para esos pasatiempos. Tenías bonita tu huerta bien cuidada con amor, la última vez que la vi. Eres un amigo muy completo, con huerto y todo, me enorgullezco de tu amistad).
     
     Yo he dicho varias veces en Atrio en qué creo: en la vida, y en el amor humano (que tu colega Castillo, teólogo de la liberación, afirma con razón que es dios), y en el espíritu humano (el mío y el tuyo) en la fuerza del espíritu humano, el único que sopla en nuestras vidas y en el mundo –a  mi modesto modo de ver-.
     
    Te copio una frase de Richart, en el hilo de la ‘corrupción vaticana’, que con gran acierto como es habitual nos ha puesto la Redacción de Atrio –gracias, Antonio Duato y demás de la redacción-:

    Concluyamos que efectivamente la estulticia nos permite vivir sin desesperar. Más y mejor que la fe en un ser hipotético supremo

    Entiendo que Richart concibe a dios como una mera hipótesis, un mero ser hipotético.

    Para mí, dios es una hipótesis. Pues podría no existir. Por honestidad y amor a la verdad hemos de reconocer, incluso en los trances más místicos, que no sabemos si hay dios o no. Ni los trances psíquicos en los que algunos místicos dicen experimentar a dios son evidencia de la existencia de dios, por mucho que los hagan santoa a esos místicos, l omismo que hicieron santos a los desconocidos evangelistas. 

    La antidad católica siempre ha sido muy interesada, utilizada para barrer para el negocio eclesial católico, tan boyante.

     No tenemos, nadie tiene, ninguna evidencia racional de dios, ni los místicos tampoco, por muchas pajas mentales que se hagan

    Por el contrario tú Honorio, nuestra amistad, tu familia, tu amor humano, el amor humano … eso no son nunca una mera hipótesis, sino la vida misma, nosotros mismos, nuestro espíritu que sopla donde lo hagamos soplar (cocreación lo llaman algunos, un poco creacionistas ellos).
     
    En eso creo yo, Honorio. Yo soy la vida, la verdad … de la vida; soy el camino … de la vida, de la verdad,  dijo Jesús, si hemos de creer al desconocido evangelista, que vete tú a saber si Jesús dijo lo que dice el evangelista, o qué dijo Jesús.
     
    Espero haberte respondido sin dejar nada sin responder.

  • oscar varela

    Hola!

    Leo de honorio:

    – “(Juan Luis) podrías grabar algo y que lo pase a escrito tu fiel compañera“-

    ¿No se podría hacer a J.L.H. del Pozo una especie de Entrevista en Audio-Video?

    Así ¡Iremos mejor todavía ¿no?! – Oscar

  • M.Luisa

    Hola querido y recordado Juan Luis!, me satisface enormemente  leer de nuevo  tus escritos  porque   al repensarlos  de nuevo   no puedo evitar reconocer  en ellos  una combinación de ideas propias,  encontradas según vas leyendo y, sorprendentemente, como si de un   puzle se tratara,  compruebas que a su término todas las piezas  configuran una  misma unidad de pensamiento.
     
    Pienso que este lazo de unión,  cuando se produce  se debe  a que desoyendo  a antiguas filosofías se llega el momento de    hacerle  caso   a la experiencia,  es decir,  tomar en serio el aspecto sensible de la realidad. Nada de  cuestiones puramente teóricas, sino más bien vitales que los  seres humanos  digerimos  intelectualmente  en nuestras  experiencias de vida.
     
    Por el contrario, cuando en el análisis de la realidad no media la experiencia, los caminos inexorablemente   no pueden  en su término converger, algo que el amigo Pepe Blanco  en otro hilo no ha querido comprender
     
    Leo:  “El concepto de Fundamento Óntico es suficiente para entender cualquier evento, entraña el respeto apofático, mientras que el concepto de Causa Agente es innecesario y superfluo. Es además perverso y destructor: sobre él se asienta el montaje “intervencionista” con el que hemos pensado a Dios en la evolución cósmica y en el desarrollo histórico de la humanidad”
     
    He aquí  dos posiciones  antagónicas de partida. El concepto de Fundamento Óntico  y el concepto de Causa  Agente.  El primero es el que siempre subyace en mis comentarios,  está  en la base  de mi línea de pensamiento en la que,  con respecto al conocimiento humano,  siempre insisto en decir que  antes de toda “percepción  cognitiva”  se nos “hace presente” la realidad en donde  lo que importa  o lo que hay que tomar en consideración  en este  hacerse presente  no es la presencia sino el “estar” mismo es lo que  en mi opinión debe entenderse  por respeto apófatico.
     
    En cambio, lo que se ha venido en llamar teología afirmativa, vía positiva o catafática  que es donde ubico,   en este contexto,  el concepto de “causa agente”    la capacidad de conocimiento queda ya de  entrada limitada   por la prioridad que  la inteligencia tradicionalmente  ha concedido   a la presencia,  con lo cual  sin este previo “estar físico”  lo que queda  entonces en la conciencia es mera representación visual. Este  es el esquema  que ha prevalecido en Occidente  y que  el  Nuevo Paradigma  debe superar.
     
    Gracias Juan Luis, te mando un fuerte abrazo

  • h.cadarso

      Amigo Juan Luis, paisano, hermano, maestro, porque todo esto me pareces ahora:
      Recurres con persistencia al encuentro que han tenido con Dios los místicos, salidos de cualquier religión, porque parece claro que han “salido” en la medida en que han superado las “andaderas” o el “taca-taca” de las religiones.
      Lo cual nos debería llevar a la conclusión de que este descubrimiento del Dios verdadero y de su relación verdadera con todo lo creado no fue un descubrimiento de la Ilustración del siglo XVIII, sino algo que han intuído muchos seres humanos a lo largo de la historia, aunque quizá es verdad que los primeros que han hecho una formulación científica y metódica y ordenada de esta tesis son los enciclopedistas.
      Creo que tu planteamiento nos lleva forzosamente a una nueva visión del problema del abandono de la religión y de las religiones por parte de nuestros contemporáneos. Quizá podría formularse que ese abandono que tanto lamentan los líderes religiosos, desde el Papa hasta líderes de otras religiones, es justamente todo lo contrario, es el descubrimiento de una vía mucho más segura para descubrir la religión, religiosidad o espiritualidad, llámelo cada uno como quiera, que nos enseñó Jesús y a su manera otros hombres y mujeres religiosos/as de otras épocas y de estas.
      O sea que uno podría alegrarse quizá de que las iglesias se vayan quedando vacías, de que el personal se tome a cachondeo eso de la elección del nuevo papa y del espíritu santo que inspira a los cardenales atravesando con harto dolor sus capisayos de púrpura y tafetán y forro de plástico, para conseguir llegar hasta sus corazones y a través de sus tiaras hasta sus cerebros…(!jua, jua!, !me escancio de riseces!) .
      Va a resultar que a nuestro ateísimo o descreídisimo y anticatoliquísimo Renobales no le faltan razones, salvo que tú crees a machamartillo en Dios, y él…¿en qué crees tú, Renobales Scheifler?
      O sea que no tiene razón el Camino ese de la Conferencia episcopal con sus soflamas antigays y antilesbianas, con sus lamentos de que los católicos progres están vaciando los templos…Que a mí me asusta el pensar que estoy apartando a los fieles del rebaño del Buen Pastor y de la verdadera fe…
       Ya me gustaría que pudieses escribir sobre todo esto con más fundamento que yo; podrías grabar algo y que lo pase a escrito tu fiel compañera, a la cual mando mis mejores saludos.