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La renovación de la iglesia es tarea de todos

CastilloEl papa Francisco, por las cosas que ha dicho desde el día que fue elegido y, más aún, por su llamativa forma humilde y sencilla de presentarse en público (ya desde que era arzobispo de Buenos Aires), ha despertado tales expectativas de renovación en la Iglesia, que, con razón, se ha visto en él una evocación de Juan XXIII. El reciente libro de José Manuel Vidal y Jesús Bastante dejan muy claro este aspecto del nuevo papa. Por no hablar de los interminables comentarios, en el mismo sentido, que los medios difunden a diario y que, en cantidades asombrosas, circulan por la red. Es evidente que son muchos los católicos que ven la renovación de la Iglesia, no sólo como una posibilidad, sino incluso como una probabilidad cercana.

Nadie va a poner en duda que esta posible (incluso probable) renovación de la Iglesia es una esperanza excelente, que se debe fomentar en todo cuanto esté a nuestro alcance. Pero, ¡atención!, que esta esperanza de renovación está erizada de amenazas y peligros, que no son ninguna tontería. Ni son, desde luego, problemas imaginarios.

Para empezar, lo más importante de todo es que la renovación de la Iglesia no depende sólo del papa. Por más genial que sea este hombre, por más evangélicamente que viva y por más original y firme que sea en la toma de sus decisiones, la Iglesia es tan enorme, tan compleja y, en no pocos e importantes asuntos, una institución tan complicada, que un solo hombre no puede (ni podrá) renovar la Iglesia como la Iglesia necesita ser renovada, en este momento y tal como están las cosas.

No nos hagamos, pues, falsas ilusiones. La renovación de la Iglesia depende, por supuesto y en medida destacada, de lo que diga y haga el papa. Como depende también lógicamente de la Curia Vaticana. Pero, si es que hablamos en serio de renovación de la Iglesia, no olvidemos nunca que la Iglesia somos todos. Y, por tanto, de todos depende la tan esperada y ansiada renovación.

Al decir esto, no soy tan ingenuo como para estar imaginando que los más de mil millones de creyentes, que formamos parte de la Iglesia, vamos a cambiar de la noche a la mañana. Y así “tendremos servida” la deseada renovación. Es seguro que, si el papa cambia – en su estilo de vida y en sus enseñanzas – la Iglesia cambia y se renueva. Pero, tan seguro como eso, es que, si lo que los católicos esperamos del papa es que diga y haga lo que a cada uno nos conviene o nos interesa, en ese caso el poder renovador del papa quedará limitado, en no pocos asuntos. Y en cosas muy importantes, nosotros seremos los primeros en anular los mejores intentos del nuevo papa.

Hablemos claro y concreto. Si, por ejemplo, los teólogos que hemos sido censurados o incluso apartados de nuestros cargos de enseñanza en seminarios o centros superiores de estudios eclesiásticos, lo que esperamos y queremos del nuevo papa es que nos restituya, en la “¡dignidad perdida!”, mal servicio le haremos a la Iglesia.

En la Iglesia llevamos décadas en las que ha sido difícil la convivencia. Nos hemos dividido, nos hemos enfrentado, nos hemos hecho daño unos a otros. Con frecuencia, los que hemos tenido algo de poder (aunque haya sido poco, como creo que es mi caso), seguramente hemos dicho o hecho cosas que han causado sufrimiento y han humillado a otras personas. Si ahora yo espero una renovación de la Iglesia, que consistiría en que el papa me dé a mí la razón y se la quite a los que no piensan como yo, con semejante esperanza no busco, desde luego, la renovación de la Iglesia. Lo que buscaría, en ese supuesto, sería mi propia promoción, mi triunfo sobre los demás. Con lo cual, lo que haría es el más repugnante servicio que se le puede hacer a la causa de Jesús y su Evangelio. Y eso es el peor servicio que se le puede hacer a la Iglesia.

Como es lógico, lo que estoy diciendo debería ser aplicado, con libertad, audacia y transparencia, lo mismo a los grupos progresistas que a los conservadores. Lo mismo a los que quieren más “observancia” que a los que luchan para que en la Iglesia haya más “libertad”. En unos y en otros, creo yo, es el respeto, la tolerancia y la bondad los comportamientos que harán posible una Iglesia que se vaya capacitando para bajar, descender, acercarse a los millones de criaturas que no pretenden estar por encima de nadie, sino sencillamente vivir en paz, con honradez, con apertura mental ante las ideas o proyectos de los otros y, sobre todo, una Iglesia cercana a los últimos, identificada con los que menos tienen, acogedora siempre y con todos, tengan las ideas que tengan y crean en las creencias que cada cual ha podido asumir en su vida. Casa día que pasa, veo esto más claro. Todos sabemos que, en los dos últimos papados, anteriores a Francisco, los grupos más conservadores, precisamente porque la mayoría de los obispos era con esos grupos con los que contaban de manera incondicional, tales grupos han gozados de la cercanía de Roma, de muchos e importantes cargos de la Curia y, por supuesto, del favor de tantos y tantos obispos. Al tiempo que otros grupos – pienso en las comunidades y teólogos afines a la Teología de la Liberación – se han sentido olvidados o, al menos, marginados. Pues bien, si ahora lo que esperamos del nuevo papa es que, en unos casos se mantengan los privilegios o, en otros, se organicen revanchas, más o menos disimuladas, lo que haremos es que, en lugar de colaborar activamente en la renovación de la Iglesia, nos dedicaremos a la indeseable tarea de poner palos en las ruedas del carro de esta Iglesia a la que decimos que amamos, pero a la que en realidad hemos amado mientras ella nos ha mantenido en el candelero.

El fondo del problema está en que la “lógica de la renovación” de la Iglesia no es la “lógica de la razón”, sino la “lógica del Evangelio”, que es paradójicamente la “lógica del caos”. El “desorden” que Jesús provocó con su conducta, con sus conflictos frente al Templo y los dirigentes religiosos de su tiempo. La conducta evangélica que se tradujo en el “miedo a la bondad” y el “miedo a la ternura” que el papa Francisco les dijo a los Jefes de Estado (en la misa de su nombramiento oficial) que tenían que superar.

Por supuesto, que sólo con bondad no se gobierna ni se arreglan las cosas. A veces, hay que tomar decisiones dolorosas. Pero que las tome quien las tiene que tomar. Si cada cual pretende “tomarse la justicia por su mano” y que el papa le dé la razón a él, a sus ideas y a sus intereses, entre todos haremos fracasar a este papa y a todos los “franciscos” que se nos interpongan en el torpe y desorientado camino de nuestros fanatismos. El camino que muchos hemos llevado, incluso con estúpido orgullo, hasta este momento.

14 comentarios

  • Gabriel López

    Me asomo a Atrio y veo todavía muchoooooo Francisco. El artículo de Castillo en muchos aspectos es realista pero como casi siempre es una forma de ir hacia ninguna parte, que es el problema de los cristianos católicos que siguen sin encontrar  la salida al laberinto.

  • Paco

    Magnífico, como siempre, D. José María Castillo. Justo ayer estuve viendo un vídeo en Youtube con una entrevista que le hicieron hace unos años y disfruté mucho. Recordé un curso de Cristología al que asistí en el Centro Arrupe de Sevilla, donde nos deleitó a los asistentes con unas charlas extraordinarias. Cuando hace algún tiempo supe que había abandonado la Compañía de Jesús, me dio mucha pena. Un abrazo grande, y un sincero agradecimiento porque siga al pie del cañón, compartiendo con todos su siempre enriquecedor testimonio.

  • oscar varela

    Hola!

    Ateniéndome a que acá se habla de la “Iglesia”,
    (sin definir si El Galileo tiene -o cuánto- que ver con ella),

    y en un gesto de brazos abiertos nos involucra a “todos”

    se escamotea las responsabilidades de los Organismos concretos que la hacen funcionar.

    Es una irreverencia a los seres humanos decir, p.e.,
    * que “todos” somos pecadores.
    * o que “todos” tenemos que poner el hombro;

    cuando los mismos Órganos de funcionamiento (legislativo – ejecutivo – judicial)
    se fueron encargando de des-cuartizar en “partes” al supuesto “todo”.

    No solo irreverente, sino una “mentira política“.

    ¿Tal vez, no?

    ¿Puedo ¡Ir todavía!? – Oscar.

  • Ildefonso López

    Amigo Javier, comprendo que haya personas y se crean de buena fe  y que  piensen son evangélicas,  como los casos que me expones. Pero hay una medida  para saber de su autenticidad evangélica. La misericordia, el perdón  y el amor desprendido hacia los demás. Pues el Dios que nos presenta Jesús es así, autentificado con su vida. Si no se cumplen estas premisas  me temo  que podemos llamarnos evangélico sólo de mente (ideología) pero no de corazón (convesión). Francisco de Asís  lo comprendio perfectamente. Por eso me alegro que  Bergoglio haya escogido el nombre del seguirdo más auténtico de Jesús de Nazaret. Un saludo

  • Javier Renobales Scheifler

    Ildefonso,
     
    Un problema difícil, quizá imposible, de resolver es qué es evangélico y qué no lo es.
     
    Por ejemplo la ICR actual, sin renovación de ninguna clase, para muchos es evangélica (pregúntale al amigo Santiago Hernández, en este foro, y te dirá que la ICR de Wojtyla y Ratzinger, que es la que padecemos, es evangélica, y que por eso está en comunión con ella, con su jerarquía, con su magisterio … Y probablemente también Luis GM te dirá lo mismo. Y los ultracatólicos, que son muchísimos).
     
    Para otros en este foro la ICR actual es traidora de Jesús, por lo tanto no acorde con el evangelio.
     
    Por eso algunos dicen que en la ICR hay dos ICR’s muy diferentes una de la otra.
     
    Para Castillo por ejemplo, la lógica del evangelio es la lógica del caos; el ‘desorden’ que Jesús provocó con su conducta, con sus conflictos frente al Templo y los dirigentes religiosos de su tiempo.
     
    Efectivamente eso es lo que hizo que lo asesinaran, a Jesús, que terminó enfrentándose físicamente a latigazos en el Templo –corazón/cerebro del judaísmo- por haber convertido en cueva de ladrones la casa de dios. Con ello firmó Jesús su sentencia de muerte, pero no se pudo aguantar ante tanta corrupción de la religión, creyó que dios intervendría en su favor y se equivocó: y por eso lo mataron.
     
    Los evangelios (los canónicos) empiezan por ser cuatro, no uno sólo, escritos por hombres que excluyeron totalmente a las mujeres, escritos hace casi dos milenios para problemas de hace dos milenios, para la sociedad de hace dos mil años, evangelios paulinos que intentaban atraer a los gentiles a sus diferentes comunidades cristianas, compuestas de judíos muchos de los cuales, ante la persecución de los romanos contra los judíos tras la gran guerra del 66 al 70, necesitaban diferenciarse de los judíos para no ser masacrados por los romanos.
     
    Todo ello ha ayudado a que, cuando se dice ‘el evangelio’, ya se esté falseando la realidad.
     
    Pues no es un solo evangelio, sino cuatro, y plagados de ambigüedad, porque trata de contentar a tirios y troyanos, a ricos y pobres, y sin molestar a los invasores romanos, la clientela estrella que finalmente se hizo con el cristianismo ya al principio del siglo IV, religión oficial del Imperio.
     
    Les vendían a todos la salvación eterna de su almainmortal para todos –punto de amalgama de la clientela, producto/mercancía del cristianismo, común para todos, la misma para todos, para atraerlos a su comunidad, a cuantos más clientes/fieles mejor.
     
    Todo ello en un mundo teocrático en el que muchos estaban convencidos, más o menos interesadamente, de que dios intervenía en todo lo que hacían. Y proponiend, la lógica de esos evangelios, unas normas de comportamiento (los diez mandamientos) que hacían buena la sociedad romana, pues eran bien compatibles con ella (como así quedó demostrado al vender el cristianismo al Imperio Romano a cambio de ser la única religión verdadera en el Imperio, perseguidora de las demás religiones).
     
    Si no entiendo mal a Oscar Varela, otra ICR es imposible; yo creo que la ICR no tiene remedio; Bergoglio le va a lavar la cara lo necesario, posiblemente mucho, para contentar a cuantos más; y así todo seguirá igual en lo esencial.
     
    Si alguien cree que Bergoglio va a hacer de la ICR la iglesia de los pobres, como ha prometido Bergoglio, puede esperar sentado.
     
    La ICR tendría que enfrentarse de plano al capitalismo, que es la causa de la pobreza en el mundo, y eso es muy duro, sobre todo en una ICR rica y plagada de católicos ricos, que se fugarían de esa ICR si fuera pobre y de los pobres.
     
    Por eso desde el principio el Reino de los pobres se trasladó al reino de los cielos, y los pobres se tradujeron en los evangelios en ‘pobres de espíritu’ (que podían ser ricos de patrimonio y fortuna), y el camello que tenía que hacer, para entrar en el cielo, el imposible físico de pasar por el ojo de una aguja, pero en el mismo evangelio se dice inmediatamente que dios puede hacerlo (o sea que los ricos no tienen de qué preocuparse, pues si le rezan mucho a dios, dan muchas limosnas a la iglesia –los diezmos y primicias- y cumplen sus 10 mandamientos, pueden perfectamente ser ricos y dios salvará su almainmortal, amén)
     
    Vamos que Franco era católico, Hitler era católico, Bush es cristianos Blair es católico Aznar es católico, muchos multimillonarios son católicos, y la ICR lo bendice todo mientras cada día mueren de hambre y miseria decenas de miles de personas, y la ICR celebra con Bergoglio preciosas y teatrales impúdicas misas con 40.000 flores traídas de no sé qué países extranjeros para dar gloria a … la ICR.
     
    Esta ICR sólo permitirá que cambien algunas cosas de apariencia, de fachada, pero en lo esencial no tiene remedio.

  • Antonio Vicedo

    He intentado meter el asunto que expone Castillo en el ambiente evangélico de la Boda de Caná en la que estaban presentes como invitados Jesús y María su Madre.
     
    Llega un momento que el ambiente de boda está en peligro de no poder continuar, o continuar sin la alegría característica propia por la amenaza de carencia del elemento natural incitador a la alegría festiva en la época, el vino.
     
    Lo que pasó entre la Madre y el Hijo queda de sobra claro detallado en la narración evangélica para tomar conciencia práctica y aportar la solución efectiva requerida.
     
    Me interesa, por su convergencia con la situación real de la Iglesia y aún de la Humanidad, destacar el modo como, Madre e Hijos, planifican la efectiva y posible solución.
     
    La amenaza y urgencia del remedio excedía los modos normales de avituallamiento de un elemento tan indispensable como fuera del alcance de las posibilidades normales en aquellas circunstancias concretas  para los esposos, organizadores y comensales, lo cual no eximía a nadie de lo importante de la solidaria aportación.
     
    Y María dice a los criados, normales servidores y cuidadores de la fiesta:
    “-Haced lo que Él os diga.”
     
    Ellos ofrecen su disponibilidad real para hacer lo que esté en sus facultades realizar (razón, acción, libertada y responsabilidad humanas)
     
    Y Jesús les señala las tinajas vacías y les pide. “-Llenadlas  de agua.”
     
    Es tarea que cae dentro de su posibilidad responsable y la aceptan llevándola a termino.
     
    Jesús espera; no quiere suplantar posibilidades, ni libertad responsable.
     
    “-Ya están llenas”, le dicen cuando han cumplido su humana tarea.
     
    Y Él les dice, sólo entonces, sacad de ellas el vino y ofrecédselo al maestresala.
     
    En el Evangelio de Juan (recuerdo testimonial, o texto magisterial) queda indicado como se resuelven los problemas que superan las posibles limitaciones humanas.
     
    En la Iglesia hay realidad humana y trascendente, como en el Jesús real.
     
    Lo humano se realizó en Él,  con aporte testimonial y magisterial humano, como hemos recordado estos días.
    Él llenó de agua la tinaja vacía  haciendo humana su humanidad.
    Y el vino de incalculable calidad humana, que sigue siendo Vino (Hombre Resucitado), se saca de la tinaja llena del agua del amor humano, llevado hasta el extremo de su entrega humana en su muerte.
     
    A los criados humanos de hoy; seamos  Pedros o Juan Pueblo, se nos dice que llenemos las tinajas vacías del agua que a todas nuestras capacidades racionales y prácticas les es posible aportar hasta poder decirle cada uno a Jesús (eso exige coherencia con Él):  -Ya la he llenado.
     
    Y esto, sin que a nadie se nos ocurra decirle:– Aquí tienes mi vino diferente al de otros, cuando solo podemos aportar agua como la de los demás.
     
    Por eso lo importante es que nadie se atribuya, ni el Papa, aportar a la Iglesia y a la Humanidad más que su agua, o el VINO en el que Jesús haya convertido su agua, o toda la aportada por los demás criados. (Porque:”-Como el Padre me envió, ASÍ os envío yo a vosotros)

    Ya que,  si el Pedro, el Pablo , el Juan o el Perico de los palotes se consideran productores del NUEVO VINO, al tiempo que se distinguen falsamente de la generalidad de criados, lo único que servirán, si es que algo queda, es vino viejo y caduco, amenaza del fin de la fiesta de bodas, dificultando que otros consideren asunto propio recibir el encargo de Jesús y la recomendación de su Madre.
     
    ¡Si se empezara a aceptar que los cubos de todos los criados lo que pueden y deben llevar es agua para llenar las vacías tinajas!
    Seguro que pronto estaría disponible al abundante vino de extraordinaria calidad para asegurar la fiesta de la humana Humanidad.
    Porque SUYO, y no nuestro, es EL PODER que se identifica con EL AMOR.

  • Ildefonso López

    El problema está en convertir el mensaje evangélico en idiológico.  Entonces bienen los enfrentamientos. A mi me da igual que  el nuevo Papa sea más o menos conservador en conceptos de fe y moral. Lo importante es que si es evángelico , y por lo tanto seguidor de Jesús, nacerá   en él  el diálogo y  la comprensión para todos. Intuyo que  eso es lo que nos va ofrecer Francisco. Y ya es bastante, después de  cerca de cuatro décadas de papados ideologizados en una corriente conservadora.

  • oscar varela

    Hola!

    Me parece muy lindo lo que nos dice don Catillo.

    No solo “lindo“, sino “consabido“; quiero decir “usual”, y por lo tanto “gastado”.

    Me es comprensible esto porque pienso que “la teología no da para más“.

    Encuentro más “rica” la posición de Boff; entiéndasé “dentro de la teo-eclesiología“.
    ……………..

    Mirando el “planteamiento eclesiológico” de don Pancho cuando nos habla de un Jesucristo (ya este “título” es un poco extraño ¿no?) golpenado p’afuera (de la Iglesia o periferias), mejor que p’adentro (siempre “de la Iglesia“), veo que la cosa esta y queda “acotada al Jesucristo y la Iglesia“.

    Y en esto no hay nada nuevo, lo que me reafirma mi Tesis, si se quiere: un poco tonta, de que “Otra Iglesia es IM-POSIBLE“; solo es posible “la-que-hay” … un poquito mejor … un poquito peor; una especie de columpio revelado.
    …………..

    NOTA: En Santiago de Chile se está dando el Film italiano “HABEMUS PAPAM“, que es del 2011.
    Desde mi punto de vista, esta Cinta refuerza mi Tesis tonta de que “Otra Iglesia” es im-posible; y “La-que-hay” no es potable para un “Mundo-de-pedir-cuenta-y-razón-de todo”; por lo tanto que su destino histórico es “esfumarse”, como la vida adolescente en la edad madura.

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Javier Renobales Scheifler

    Pepe Sala,
     
    ¿Te imaginas que, en lugar de despilfarrar el dinero en 40.000 flores de vivos colores, Bergoglio les hubiera dado el dinero a los pobres? 
     
    Bueno, sí, sería un gesto propio de un extremista fanatizado y obsesionado, por eso no lo habrá hecho Bergoglio, pero no me digas que a los pobres a los que les hubieran dado el dinero de las 40.000 flores no les habría alegrado el día (pan para hoy y hambre para mañana, sí, pero menos da una piedra, o una misa de Bergoglio).
     
    En la especializada teología/doctrina de Bergoglio probablemente dios (el de Bergoglio, me refiero) disfruta más de las 40.000 flores en su casadedios, que si el dinero de esas flores se hubiera dado a los pobres y éstos se hubieran alegrado un poquito por lo que les aportaría ese dinero ese día.
     
    Algunos dirán que el frasco de caro perfume que la mujer vertió a los pies de Jesús fue rechazado por algunos pero Jesús les corrigió porque le gustó el gesto y el perfume … y eso que dice el evangelio.
     
    Pero todo ese boato del caro perfume que vertió la mujer del evangelio ya lo han puesto con muchísimas creces con el ostentoso becerro de oro que es el Estado Vaticano, capilla Sixtina incluida.
     
    Hay tanto colorido y riqueza en el cónclave cardenalicio que el espíritusanto se niega a ir en forma de paloma, mientras no se le autorice a utilizar la forma de un pavo real con la cola desplegada.
     
    Bueno, habrá que seguir esperando, no sé cuántos meses proponían por ahí que hemos de esperar, creo que muchos, ni sé si será esperar a Godot; por el momento, esperamos a Godot.

    P.D. No hagas caso de lo que te dice Pascual respecto de Groucho Marx: él no sabe qué habría dicho Groucho con más ingenio, pues si lo supiera nos lo habría dicho Pascual.

  • Javier Renobales Scheifler

    Por lo menos en este post no se pretende que hay o deba de haber dos ICR, sino una sola, renovada sí, pero una sola, no dos.
     
    No se pretende que la ICR va a la deriva, como se decía hace poco en Atrio por algunos.
     
    Tampoco se pretende que en la nueva ICR, la renovada:
     
    1.     ningún católico pase necesidad. Si se pretendiera, aumentaría el número de católicos, quizá con avalancha de pobres, en este planeta hambriento. Quizá hubiera importante huida de católicos acomodados, de los que tienen la vida material asegurada de por vida, que se pasarían de la ICR a otras iglesias cristianas protestantes que les aseguren la salvación eterna de su almainmortal, en países ricos como USA, Alemania, Francia … etc.
     
    2.     Tampoco se habla de la democratización de la ICR (los católicos eligiendo, entre los candidatos, a sus curas y obispos, incluido el del Estado Vaticano, con voto secreto en elecciones limpias con supervisión externa).
     
    3.     Ni de la firma de los derechos humanos en toda la ICR, para cumplir el mensaje de amor al prójimo como a nosotros mismos y como nos amó Jesús.
     
    4.     La renovación comprendería también la supresión del celibato obligatorio y sacramento del orden para las mujeres, que podrían así en igualdad de condiciones que los hombres acceder a cualquier cargo para el que el pueblo quisiera elegirlas
     
    5.     Y la igualdad de matrimonio católico para heteros u homosexuales, e igualdad en cuanto a adopción de hijos … etc.
     
    Todo eso sería imprescindible y mínimo en una iglesia pobre para los pobres, renovada ¿no?
     
    Y no supone ninguna revancha ni venganza ni nada por el estilo.

    Eso sí, si es democrática, podrían dar marcha atrás si la mayoría de católicos así lo decidiera, en cualquier momento …

  • Pepe, eres genial pero Groucho lo hubiera dicho con algo más de ingenio. Te saludo.

  • pepe sala

    Menos rezos, Pascual, y muchas más OBRAS.
     
    De momento, absolutamente todo lo que viene haciendo Francisco es más de lo mismo. Y si ha renovado algo es para peor.
     
    Un ejemplo más es la misa de resurreción:
     
    http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1384539
     
    Y digo yo ¿ no habría otra forma más razonable de gastarse el inmenso dineral que se han gastado en flores, viajes  y… comilonas?
     
    No le vendría mejor al superbesado “discapacitado” que le financiasen alguna sesión de fisioterápia en vez de salir tanto en los medios de comunicación para regocijo del Papa y sus mariachis?
     
    Lo digo con absoluto conocimiento de causa. Me recuerda mucho cuando Zapatero cambió la Constitución española para cambiar el nombre a los minusválidos por el de discapacitados. En las mismas fechas cambiaron la Ley y les quitaron la ayuda económica ( miserable pero algo es algo) a miles de discapacitados. Luego ya les quitaron hasta el derecho a la Seguridad Social y al médico.
     
    Pero, eso sí… fueron capaces de cambiar la santísima Constitución española. Ahora, el Papa Francisco, es capaz de tomar en brazos y besar a un discapacitado, lavar los pies de las muchahitas ( yo también lo haría); mientras gasta millones de euros en ceremonias insufribles.
     
    Y las ceremonias semanasanteras… sin problemas económicos, oigan. Que las crisis no conocen de asuntos sacrosantos.
     
    Pues éso…

  • José María, como siempre, es humano y sensato e invita a dejar que Francisco, que tiene “muchos kilómetros”, haga con amor lo que Dios le dicte; que no va a ser ninguna revancha Digo esto porque somos todos testigos de la dinamita que hay en muchos de los doctos intervinientes que visitan a diario Atrio. Dios los bendiga y no pidan a Francisco que les arregle su particular parcela sino que sea Jesús de Nazaret el que le dicte. Y veremos con sosiego que lloverá a gusto de todos. Tiempo al tiempo y si hay que rezar, pues ¡manos a la obra!

  • Javier Pelaez

    Este artículo es muy de clave interna católica.Como ya apunta Castillo en otros artículos el problema es estructural.Esta Semana Santa estuve perdido en un pueblo de León de 13 habitantes.Como dice mi hija,sólo contando los perros llegaban a 13 habitantes.Visite Astorga y en el palacio de Gaudí que fue encargado por obispo catalán,un tal Grau,en la panta del sótano se lee carta de San Cipriano sobré el nombramientos de obispos.Viene a decir que los nombre el pueblo que conoce sus virtudes y defectos.Como hoy,a diferencia de en ese momento,el pueblo no es cristiano,menos católico,convendría seguir tal doctrina y el obispo lo debía designar el pueblo,excluidos por supuesto los católicos que os dejarais llevar por querellas internas…En Madrid saldría seguro alguno de Entrevías y así tendríamos un “defensor del pueblo”…Creo que este sería el sistema y no mandarnos a Cañizares como apunta religion digital que va a hacer el nuevo Papa…