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La Iglesia-institución como ‘casta meretrix’

BoffQuienes han seguido las noticias de los últimos días acerca de los escándalos en el Vaticano, dados a conocer por los periódicos italianos La Repubblica y La Stampa, refiriéndose a un informe de 300 páginas sobre el estado de la curia vaticana, preparado por tres cardenales designados a tal efecto, naturalmente han debido quedar horrorizados. Me puedo imaginar a nuestros hermanos y hermanas piadosos que, fruto de un tipo de catequesis exaltatoria del Papa como “el dulce Cristo en la Tierra”, deben estar sufriendo mucho, porque aman lo justo, lo verdadero y lo transparente y jamás desearían vincular su figura a las notorias fechorías de sus ayudantes y colaboradores.

El gravísimo contenido de estos informes reforzó, en mi opinión, la voluntad de renunciar del Papa. En ellos se comprobaba un ambiente de promiscuidad, de luchas de poder entre “monsignori”, una red de homosexualidad gay en el Vaticano y desvío de fondos del Banco Vaticano. Como si no bastasen los crímenes de pedofilia en tantas diócesis, que han desmoralizado profundamente a la Iglesia-institución.

Quien conoce un poco de historia de la Iglesia ̶ y los profesionales del área tenemos que estudiarla en detalle ̶  no se escandaliza. Ha habido momentos de verdadero desastre del Pontificado con Papas adúlteros, asesinos y traficantes. Desde el papa Formoso (891-896) al papa Silvestre (999-1003) se instaló según el gran historiador cardenal Baronio la «era pornocrática» de la alta jerarquía de la Iglesia. Pocos papas escaparon de ser derrocados o asesinados. Sergio III (904-911) asesinó a sus dos predecesores, Cristóbal y León V.

La gran transformación de la Iglesia como un todo sucedió, con consecuencias para toda la historia posterior, con el papa Gregorio VII en 1077. Para defender sus derechos y la libertad de la Iglesia-institución contra los reyes y príncipes que la manipulaban, publicó un artículo que lleva este significativo título «Dictatus Papae», que traducido literalmente significa «la dictadura del Papa». En este documento, él asumía todos los poderes, pudiendo juzgar a todos sin ser juzgado por nadie. El gran historiador de las ideas eclesiológicas Jean-Yves Congar, dominico, la consideraba la mayor revolución que ha habido en la Iglesia. De una Iglesia-comunidad se pasó a una institución-sociedad monárquica y absolutista, organizada en forma piramidal, que ha llegado hasta nuestros días.

Efectivamente, el canon 331 del actual Derecho Canónico se une a esta comprensión, atribuyendo al Papa poderes que en realidad no corresponderían a ningún mortal, sino sólo a Dios: «En virtud de su oficio, el Papa tiene el poder ordinario, supremo, pleno, inmediato y universal» y en algunos casos específicos, «infalible».

Este teólogo eminente, tomando mi defensa contra el proceso doctrinal impulsado por el card. Joseph Ratzinger por mi libro Iglesia: carisma y poder, escribió un artículo en La Croix (09.08.1984) sobre “El carisma del poder central”. En él decía: «El carisma del gobierno central es no tener ninguna duda. Pero no tener dudas acerca de uno mismo es, a la vez, magnífico y terrible. Es magnífico porque el carisma del centro es precisamente mantenerse firme cuando todo vacila a su alrededor. Y es terrible, porque los hombres que están en Roma tienen límites, límites en su inteligencia, límites en su vocabulario, límites en sus referencias, límites en su ángulo de visión». Y yo añadiría límites en su ética y en su moral.

Siempre se dice que la Iglesia es «santa y pecadora» y debe ser «reformada siempre». Pero eso no es lo que sucedió durante siglos, ni después del deseo explícito del Concilio Vaticano II y del actual Papa Benedicto XVI. La institución más antigua de Occidente incorporó privilegios, hábitos, costumbres políticas palaciegas y principescas, de resistencia y de oposición que prácticamente impidieron o desvirtuaron todos los intentos de reforma.

Sólo que esta vez se ha llegado a un punto de altísima desmoralización, con prácticas incluso criminales, que ya no puede ser negada y que requiere cambios fundamentales en el viejo aparato de gobierno de la Iglesia. De lo contrario, este tipo de institucionalidad tristemente envejecida y crepuscular se debilitará hasta llegar al ocaso. Los escándalos actuales siempre han existido en la curia vaticana sólo que no había un providencial Vatileaks para hacerlos públicos e indignar al Papa y a la mayoría de los cristianos.

Mi sentimiento del mundo me dice que estos males en el espacio sagrado y centro de referencia para toda la cristiandad -el Papado- (donde debería sobresalir la virtud y la santidad) son consecuencia de esta centralización absolutista del poder papal. Él hace a todos vasallos, sumisos, ávidos de estar físicamente cerca del portador del poder supremo, el Papa. Un poder absoluto, por su naturaleza, limita y hasta niega la libertad de los demás, favorece la creación de grupos de anti-poder, camarillas de burócratas de lo sagrado unas contra otras, practica ampliamente la simonía, que es la compra y venta de favores, promueve la adulación y destruye los mecanismo de transparencia. En el fondo, todos desconfían de todos. Y cada uno busca su satisfacción personal como puede. Por eso siempre ha sido sido problemática la observancia del celibato dentro de la curia vaticana, como se está viendo ahora con la existencia de una verdadera red de prostitución gay.

Mientras ese poder no se descentralice y no dé más participación a todos los sectores del pueblo de Dios, hombres y mujeres, en la conducción de los caminos de la Iglesia, el tumor que causa esta enfermedad perdurará. Se dice que Benedicto XVI pasará a todos los cardenales el mencionado informe para que cada uno de ellos sepa los problemas a los que tendrá que enfrentarse caso de ser elegido Papa, así como la urgencia de introducir cambios radicales. Desde la época de la Reforma se oye el grito: “Reforma en la cabeza y en los miembros”. Porque nunca ocurrió, surgió la Reforma como un gesto desesperado de los reformadores de realizar por su cuenta tal empresa.

Para ilustración de los cristianos y de aquellos interesados en los asuntos eclesiásticos, volvamos a la cuestión de los escándalos. La intención es desdramatizarlos, permitir que se tenga una noción menos idealista y a veces idólatra de la jerarquía y de la figura del Papa y liberar la libertad a la que Cristo nos ha llamado (Gálatas 5:1). En esto no hay ningún gusto por lo negativo ni el deseo de añadir desmoralización sobre desmoralización. El cristiano tiene que ser adulto, no puede dejarse infantilizar ni permitir que le nieguen conocimientos de la teología y de la historia para darse cuenta de lo humana, y demasiado humana, que puede ser la institución que nos viene de los Apóstoles.

Hay una larga tradición teológica que se refiere a la Iglesia como casta meretriz, tema abordado en detalle por un gran teólogo, amigo del Papa actual, Hans Urs von Balthasar (ver Sponsa Verbi, Einsiedeln 1971, 203-305). En varias ocasiones el teólogo J. Ratzinger se ha referido a esta denominación.

La Iglesia es una meretriz que todas las noches se entrega a la prostitución; casta porque Cristo se compadece de ella cada mañana, la lava y la ama.

El habitus meretrius de la institución, el vicio del meretricio, fue duramente criticado por los Padres de la Iglesia como san Ambrosio, san Agustín, san Jerónimo y otros. San Pedro Damián llega a llamar al mencionado Gregorio VII “Santo Satanás” (D. Romag, Compendio de historia de la Iglesia, vol 2, Petrópolis 1950, p.112). Esta dura denominación nos remite a aquella de Cristo dirigida a Pedro. Por su profesión de fe lo llama “piedra”, pero por su poca fe y por no entender los designios de Dios lo califica de “Satanás” (Evangelio de Mateo 16,23). San Pablo parece un hombre moderno hablando cuando dice a sus opositores con furia: “Ojalá sean castrados todos los que os pertuban” (Gálatas 5,12).

Por tanto, existe espacio para la profecía en la Iglesia y para las denuncias de irregularidades que pueden ocurrir en el medio eclesiástico y también entre los fieles.

Me gustaría mencionar otro ejemplo tomado de un santo muy querido de la mayoría de los católicos por su candor y su bondad: san Antonio de Padua. En sus sermones, famosos en su tiempo, no es nada dulce y suave. Hace fuertes críticas a los prelados derrochadores de su tiempo. Y dice: «los obispos son perros sin ninguna vergüenza, porque de frente tienen cara de meretriz y por eso mismo no quieren avergonzarse» (uso la edición latina crítica publicada en Lisboa, 2 vol, 1895). Este fue el sermón del cuarto domingo después de Pentecostés (p. 278). En otra ocasión, llama a los obispos «monos en el tejado, presidiendo desde ahí el pueblo de Dios» (op cit p. 348). Y continúa: «el obispo de la Iglesia es un esclavo que pretende reinar, príncipe inicuo, león rugiente, oso hambriento de presa que despoja a los pobres» (p.348). Por último, en la fiesta de san Pedro levanta la voz y denuncia: «Miren que Cristo dijo tres veces: apacienta, y ninguna vez esquila y ordeña… Ay de aquel que no apacienta ninguna vez y esquila y ordeña tres o más veces… es un dragón al lado del arca del Señor, que no tiene más que apariencia, no la verdad» (vol. 2, 918).

El teólogo Joseph Ratzinger explica el sentido de este tipo de denuncias proféticas: «El sentido de la profecía en realidad reside menos en algunas predicciones que en la protesta profética: protesta contra la auto-satisfacción de las instituciones, que sustituye la moral por el rito y la conversión por las ceremonias»(Das neue Volk Gottes, Düsseldorf 1969, 250, existe traducción en español: El nuevo pueblo de Dios, 1972).

Ratzinger critica haciendo hincapié en la separación que hicimos con referencia a la figura de Pedro: antes de la Pascua, el traidor, después de Pentecostés, el fiel. «Pedro sigue viviendo esta tensión del antes y del después, sigue siendo las dos cosas: piedra y escándalo … Eso no sucedió a lo largo de toda la historia de la Iglesia, que el Papa fuese a la vez el sucesor de Pedro, la “roca” y el “escándalo”» (op.cit. 259)?

¿Adónde queremos llegar con todo esto? Queremos llegar a reconocer que la Iglesia institución de papas, obispos y sacerdotes, se compone de hombres que pueden traicionar, negar y hacer del poder religioso negocio e instrumento de autosatisfacción. Reconocer esto es terapéutico pues nos cura de una ideología idólatra en torno a la figura del Papa, considerado prácticamente infalible. Esto es visible en los movimientos conservadores y fundamentalistas laicos católicos y también en grupos de sacerdotes. En algunos existe una verdadera papolatría que Benedicto XVI ha tratado siempre de evitar.

La crisis actual de la Iglesia ha llevado a la renuncia a un Papa que se dio cuenta de que ya no tenía la fuerza necesaria para sanar escándalos tan graves. «Impotente, tiró la toalla» con humildad. Que venga otro más joven y asuma la tarea ardua y difícil de limpiar la corrupción de la Curia vaticana y del universo de los pedófilos, y eventualmente sancione, destituya y envíe a los más obstinados a un convento para hacer penitencia y enmendar su vida.

Sólo alguien que ama a la Iglesia puede hacer las críticas que hemos hecho, citando textos de autoridades clásicas del pasado. Quien ha dejado de amar a la persona amada, se vuelve indiferente a su vida y su destino. Nosotros, por el contrario, nos hemos interesado al igual que el amigo y compañero de tribulación Hans Küng (que fue condenado por la ex-Inquisición), quizás uno de los teólogos que más ama a la Iglesia y por eso la critica.

No queremos que los cristianos cultiven ese sentimiento de abandono e indiferencia. Por malos que hayan sido sus errores y equivocaciones históricas, la Iglesia-institución guarda la memoria sagrada de Jesús y la gramática de los evangelios. Ella predica la liberación, sabiendo que son otros los que liberan y no ella.

Así y todo vale la pena estar dentro de ella, al igual que San Francisco, Dom Helder Câmara, Juan XXIII y los notables teólogos que ayudaron a hacer el Concilio Vaticano II, y que antes de eso habían sido condenados todos por la ex-Inquisición, como de Lubac, Chenu, Congar, Rahner y otros. Hay que ayudarla a salir de esta vergüenza, alimentando más el sueño de Jesús de un Reino de justicia, paz y reconciliación con Dios y de seguimiento de su causa y su destino, que la simple y justificada indignación que fácilmente puede caer en el fariseísmo y en el moralismo. La Iglesia-institución tiene que volver a ser el hogar espiritual de todos los fieles.

Nota: Más reflexiones de este orden están en mi libro Iglesia: Carisma y Poder (Record 2005), especialmente en el apéndice, con todas las actas del proceso habido al interior de la ex-Inquisición en 1984.

Traducción de Mª José Gavito

12 comentarios

  • Javier Renobales Scheifler

    Si los poderes que el papa se autoadjudicó a sí mismo en el año 1077 correspondían a dios -tal y como dice Boff-, creando con ello la iglesia-institución, ello evidencia que dios no ejercía esos poderes, porque no intervenía de ninguna forma, ni directa ni indirectamente.
     
    Al no ejercerlos dios ni directa ni indirectamente, la iglesia-comunidad fue corrompida por sus dirigentes, y entonces se vieron obligados esos dirigentes (qué curioso poner al zorro a cuidar a las gallinas) a crear al dictadura del papa quedándose el papa con todos los poderes. Yá.
     
    Si el papa se los tuvo que adjudicar, (esos poderes del canon 331 o dictadura del papa de la Dictaus papae, que corresponden sólo a dios según Boff –pero que son humanos, no divinos-) porque la perversión y corrupción las habían instalado en la iglesia comunidad los dirigentes de ésta, ello evidencia que con mandar al carajo la iglesia-institución no resolvemos nada, porque la iglesia-comunidad se corrompe o la corrompen sus dirigentes lo mismo que la iglesia-institución.
     
    Los dirigentes son los mismos, en la iglesia institución y en la iglesia comunidad.
     
    La corrupción también es la misma, y las personas son las mismas.

    La casta meretrix no es sólo la iglesia-institución, también lo es, lo fue antes, la iglesia-comunidad.
     
    Da la impresión de que, con dejar de lado la iglesia-institución, no se obtiene una iglesia mejor, no se resuelve ningún problema.
     
    Además la iglesia-institución es muy poderosa: no se va a quedar de lado así como así. Por el contrario: va a seguir como si tal cosa, sin cambiar nada.
     
    Por el momento los que se han quedado dejados de lado, ignorados aunque dentro de la ICR, son los disidentes.
     
    La solución del papa cobarde dimisionario, que no se ha atrevido a expulsar a los corruptos de la curia vaticana, es poner –que el sistema endogámico de los papas ponga- a otro papa más joven, pero igual que él, en su lugar.
     
    Ningún motivo ni para soñar, ni para la utopía, ni para nada de nada sino para más de lo mismo.

  • oscar varela

    Hola!

    (Ya que todos tenemos instalado el slogan “signo de los tiempos”)
    …………….
    Las Cúpulas de Intereses o Asuntos se Reúnen

    * Económico-Financieras (G7 y sus siguientes; Davos, etc)

    * Cambio Climático …

    * Estados Políticos …
    …………..
    A estas Cumbres se le han venido oponiendo CONTRA-CUMBRES (estilo FOROS)

    ¿Se prepara alguna CONTRA-CUMBRE “forera” a la del Vaticano elector?

    Tal vez en algo de esta línea está impulsando Atrio.org ¿no?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • pepe blanco

    Hola Oscar Varela,
     
    No entiendo bien lo que me has querido decir. Pero sí tengo claro lo que quise decir yo. Para empezar, y por si había alguna duda, no me refería a los comentaristas de Atrio, sino  a los “comentaristas” que escriben en la prensa y algunos de cuyos artículos he leído estos días. (Tenía que haber escrito “articulistas”, “vaticanòlogos” o algo por el estilo).
     
    En sus artículos, está bastante extendida la especie de que Benedicto XVI ha renunciado por verse incapaz de afrontar el estercolero de mierda en el que parece haberse convertido el Vaticano. O por no saber cómo hacerlo. O por no poder hacerlo en la práctica. Es decir, por falta de lucidez, por cobardía o por falta de libertad.
     
    Y, sí, es posible que sea por alguno o varios de esos motivos. Pero también es posible que no. Antes o después, se verá.

  • oscar varela

    Hola pepe blanco!

    Te leo:

    – “Muchos comentaristas parecen empeñados en negarle a Ratzinger lucidez, inteligencia, coraje y libertad en la decisión de la renuncia al papado.”-

    Estimo que cuando tengas unos añitos más y algunas responsabilidades “públicas” de ni siquiera el 1% del orden de las del Sr. Ratzinger -que se atribuye o se le atribuyen-, no te extrañarás de ver faltar lucidez, inteligencia, coraje y libertad.

    Los viejos tenemos que aprender a ser viejos: “Beber del pozo y dejar el lugar a otro” ¿No te parece?

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • pepe blanco

    El gravísimo contenido de estos informes reforzó, en mi opinión, la voluntad de renunciar del Papa“.
     
    Tu quoque, Leonardo, fili mi!
     
    Ni siquiera los más alternativos de los cristianos son propensos a aceptar que tal vez, en el fondo, Benedicto XVI renunció al papado, porque sí, porque le dio la gana. Muchos comentaristas parecen empeñados en negarle a Ratzinger lucidez, inteligencia, coraje y libertad en la decisión de la renuncia al papado. Bueno, es posible que tengan razón. Ya se verá.

  • olga larrazabal

    Este es el destino de las construcciones de la cultura ya sean físicas o ideológicas.  Suben, tienen un climax que puede durar unos 200 o 300 años, decaen, se reconvierten bajo otras condiciones conservando el cascarón y el nombre, hasta que ya no se sostienen y caen dejando ruinas arqueológicas.
    Los últimos sacerdotes de Osiris, los últimos filósofos de Alejandría, pasaron por lo mismo, pero no pudieron evitarlo.  Boabdil lloró, y también Hitler en su bunker cuando se le cayó el Reich de los 1000 años y los miembros del Soviet ante la caída del Muro de Berlín, y los españoles el año 98 cuando perdieron sus últimas posesiones de ultramar. Pero es utópico remozar una idea encadenada a una estructura  que ya no cree en esa idea, es casi insano.  Porque  para tratar de preservarla hay que hacer concesiones que horadan el propio objetivo.  Nunca el fin justifica los medios.

    A  las ruinas de Italica
    Rodrigo Caro

    Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
    campos de soledad, mustio collado,
    fueron un tiempo Itálica famosa.
    Aquí de Cipión la vencedora
    colonia fue; por tierra derribado
    yace el temido honor de la espantosa
    muralla, y lastimosa
    reliquia es solamente
    de su invencible gente.
    Sólo quedan memorias funerales
    donde erraron ya sombras de alto ejemplo
    este llano fue plaza, allí fue templo;
    de todo apenas quedan las señales.
    Del gimnasio y las termas regaladas
    leves vuelas cenizas desdichadas;
    las torres que desprecio al aire fueron
    a su gran pesadumbre se rindieron.
    Este despedazado anfiteatro,
    impío honor de los dioses, cuya afrenta
    publica el amarillo jaramago,
    ya reducido a trágico teatro,
    ¡oh fábula del tiempo, representa
    cuánta fue su grandeza y es su estrago!

  • mª pilar

    Querida Olga:

    Me uno a tu grito de ¡¡¡Basta ya!!!

    Si tienen que sufrir, convertirse, y comenzar de nuevo:

    ¡¡¡Adelante!!!

    Solo verlos vestidos como van (pecata minuta al grito ardiente de Olga…)
    Tienen que desnudarse de todo aquello que los ata a tiempos y costumbres humillantes y dolorosas, especialmente y sobre todo ¡para las mujeres!… y los más apaleados de este mundo.

    ¡Gracias Olga! Un abrazo entrañable.

    pili

  • Javier Renobales Scheifler

    Cierto Olga, están fascinados por su ICR.

    Me alegro de que tú también emplees la misma palabra, la misma idea que ya he dicho yo varias veces en Atrio: les tiene fascinados su ICR.

    Tanto que, aunque la critican un poquito, lo hacen porque querrían lavarle la cara, querrían cambiarle un poco el peinado y otro poco la indumentaria para cambiar su apariencia, vestirla un poco de pobre aquí y allá: pero su objetivo es mantenerla en todo caso, servirla, servir a ‘la iglesia’ (como ellos la llaman, como si no hubiera otra).
     
    Fijémonos por ejemplo L.Boff, cómo tira de imaginación mágica de cuento de hadas, cuando dice en el post: “La Iglesia es una meretriz que todas las noches se entrega a la prostitución; casta porque Cristo se compadece de ella cada mañana, la lava y la ama.
     
    Según Boff, (quien se figura al parecer que se comunica con dios por skype, o por correo electrónico o algo así), Jesús viene cada mañana del mundo sobrenatural en el que vive, y se dedica a lavar y a amar a la ICR.
     
    Y Boff es un líder de primer nivel de la disidencia católica, un importante líder de la teología o iglesia de la liberación de América Latina (donde más católicos hay), no es ningún débil mental a quien le patina un poco el cerebro.
     
    ¿Estos van a purificar la ICR? ¿Estos van a cambiar algo en la ICR?
     
    ¿Para qué, si todas las mañanas mañanitas viene ya el hada madrina Jesúscristo con su varita mágica y contrato de trabajo de duración indefinida y permanente, y le pega una lavada integral al vapor a su supuestamente amada ICR, la desinfecta hasta la médula de todo mal y podredumbre (incluida la prostitución, a pesar de que según el evangelista, la idea de Jesús era que las prostitutas nos precederán en el reino), y la ama?
     
    El objetivo de los católicos, disidentes incluidos, es la ICR; servir a la ICR. Y así, ponen a su Jesús a amar a la ICR que aman los católicos. Si bueno, y también a su decir su objetivo son los pobres, también los pobres son ¿cómo le llaman? Ah, sí, la centralidad, o sea, poner en el centro a los pobres … ¿en el centro de qué? ¿de la ICR? Exacto: poner a los pobres en el centro de la ICR.

    El objetivo son los pobres, no la ICR, para nada ninguna iglesia fue el objetivo de Jesús. 

    Y tienen contratado estos católicos para su ICR un servicio de limpieza diario que te quedas con la boca abierta, Olga, un servicio de limpieza diaria que, según Boff, no falla nunca: Jesúscristo.

    Pero vamos a ver, señor L.Boff: Jesús a qué se dedicó, ¿a los pobres o a lavar iglesias?

    Si yo no entendí mal, se dedicó a los pobres y excluídos, y por eso lo mataron los sacerdotes de la iglesia.

    Y ¿ahora ya habéis cambiado de oficio a vuestro Jesúscristo, y lo habéis puesto a trabajar de limpiador de ‘la iglesia’?

    ¡Qué imaginación la tuya, señor Boff, qué fascinado andás: Jesús dedicado a limpiar  vuestra ICR, que os tiene seducidos¡

    Ya vale de manipular a Jesús.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Hoy me levanté temprano porque tenía que hacerme unos Estudios medicinales en ayunas.
     
    Leí este Art. de Leonardo. Y me salió el lloriqueo de un tanguito que compartí.
     
    Quedaban todavía algunos minutos para el momento de salir a la Clínica y veo que Olga estaba escribiendo. Eso que escribió.
     
    Me explicó su bronca, que me pareció de alto valor de dignidad.
    Ella había percibido como un flechazo ardiente lo que yo había percibido solo como molestia.
     
    Le agradecí que fuera como era. Me encanta seguir aprendiendo y tener la sensibilidad de sentirme “en ayunas” para muchas cosas de la vida.
    ……………..
     
    Mientras viajábamos a la Clínica hube de recordar lo que ya he contado alguna vez.
     
    En los años aprox. 2005/6 pasó Leonardo por Bs. As. dando unas charlas a la que asistí como Periodista. A estos trotadores los maltrata la Empresa que los saca a ventilar por el mundo; en ese caso era AVINA.
     
    Fue en esa ocasión que le pregunté al Conferencista Leonardo Boff en su doble carácter de 1) Teólogo de la liberación, y 2) autor de La Carta de la Tierra:
     
    – “¿Está la teología de la liberación
    en condiciones de liberarse de la teología;
     
    No sea el caso que La Carta de la Tierra
    no sea la última
     
    sino que la última sea otra Carta religiosa
    guardada en una ocultadora manga teológica?
    …………………….
     
    Boff, ahora, saca de la manga histórica eclesiástica esta cartita de “la Puta que lo parió”
     
    Me es comprensible, pero nada justificable.
     
    Le agradecí a Olga haberme hecho partícipe de su perspectiva vital.
    …………………….
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • olga larrazabal

     Veo que existe entre Uds. mucha compasión hacia la iglesia y que la han cosificado, más que nada le han dado una personalidad femenina.  Madre y maestra o casta y meretriz.  Mi opinión es que toda esa creación de personalidad y comparación con lo femenino, hasta para insultarla, son desviaciones mentales propias de los que siguen bajo la fascinación de lo eclesiástico. Hasta los gays salen insultados, porque  esos mismos a los que la naturaleza creó  un poco diferente a la moda estadística, pero que no tienen por qué ser malvados, aparecen en sus filas reprimiendo a los suyos, reprimiendo la sexualidad natural del mundo humano.
    Me da asco todo lo que veo, filas de pollerudos  de sexualidad ambigua que han jorobado a la humanidad durante mil y tantos años,  sobre todo a las mujeres y los niños, y a muchos hombres decentes.  Que han sido el brazo  derecho de la represión de los poderosos, y se han ensuciado sobre los buenos y los pacíficos que creían en el evangelio.  Se merecen cada minuto del escándalo que están viviendo, así como otros sufrieron por sus escándalos y su maldad.
    Y esto va para todos los que amparados en el terror a irse al infierno  o a la cárcel, tuvieron que soportar los dogmas y la tiranía de los malvados.
    Basta de tanta compasión .  La cirugía mayor se impone.

  • oscar varela

     
    Hola!

    Mesurada y cariñosa exposición del Problema de la Institución religiosa.

    Me recuerda la situación dramática en que se encontraba el protagonista de un tanguito:
    http://www.todotango.com/Spanish/las_obras/Tema.aspx?id=sdV73rgH/os=

     
    SUS OJOS SE CERRARON –

    Tango 1935

    Música: Carlos Gardel

    Letra: Alfredo Le Pera

    Sus ojos se cerraron…
    y el mundo sigue andando,
    su boca que era mía
    ya no me besa más,
    se apagaron los ecos
    de su reír sonoro
    y es cruel este silencio
    que me hace tanto mal.
    Fue mía la piadosa
    dulzura de sus manos
    que dieron a mis penas
    caricias de bondad,
    y ahora que la evoco
    hundido en mi quebranto,
    las lágrimas pensadas
    se niegan a brotar,
    y no tengo el consuelo
    de poder llorar.

    ¡Porqué sus alas tan cruel quemó la vida!
    ¡porqué esta mueca siniestra de la suerte!
    Quise abrigarla y más pudo la muerte,
    ¡Cómo me duele y se ahonda mi herida!
    Yo sé que ahora vendrán caras extrañas
    con su limosna de alivio a mi tormento.
    Todo es mentira, mentira es el lamento.
    ¡Hoy está solo mi corazón!

    Como perros de presa
    las penas traicioneras
    celando mi cariño
    galopaban detrás,
    y escondida en las aguas
    de su mirada buena
    la suerte agazapada
    marcaba su compás.
    En vano yo alentaba
    febril una esperanza.
    Clavó en mi carne viva
    sus garras el dolor;
    y mientras en las calles
    en loca algarabía
    el carnaval del mundo
    gozaba y se reía,
    burlándose el destino
    me robó su amor.

     

  • Antonio Vicedo

    Lo humano conlleva limitaciones, desvíos y ab-usos como riesgo de la libre responsabilidad en los seres humanos, por lo  demás, limitados en perfección y condicionados por conscientes o inconscientes situaciones.
     
    Jesús compartió nuestra condición humana, en todo menos en lo moralmente malo, y nos comprendió hasta el extremo de alegar inconsciencia por nuestra parte en la defensa exculpatoria ante el Padre: “—,por que no saben lo que hacen”.
    Lo de las negaciones de Simón Pedro y la escampada de los otros discípulos, tampoco fue cosa de juego y lo arregló con ellos con un amoroso saludo de Paz.
    Yen ellos debió quedar el atisbo de que, tal vez,  el amigo Judas fuera la centesima oveja a la que salió a buscar y, con ella sobre sus hombros, regresaba pidiendo compartieran su gozo por haberla encontrado para completar SU APRISCO.
     
    Por ello, más preocupante que los fallos humanos, es el modo como en la Iglesia se enjuicián ciertas actitudes y comportamientos, sobre todo con tan clara acepción de asuntos, según desacrediten, y como, el poder y su fachada.