Entre los numerosos comentarios, que lógicamente está suscitando la noticia de la dimisión del papa Benedicto XVI, echo de menos una reflexión que, a mi manera de ver, me parece la más importante, la más urgente, la que más puede (y debería) influir en el futuro de la Iglesia y su posible influencia en bien de este mundo tan atormentado en que vivimos. Me refiero a la reflexión que distingue entre los que es y representa la persona del “papa”, por una parte, y lo que es y representa la institución del “papado”, por otra.
Por supuesto, nadie duda que es importante analizar, enjuiciar y saber valorar los aciertos y desaciertos que ha tenido el papa Ratzinger en sus años de pontificado. Por supuesto, también, que es seguramente más importante aún proponer y saber elegir al hombre más competente que, en este momento, tendría que ocupar el cargo de Sumo Pontífice. Todo eso, nadie lo duda, es de enorme interés en estos días.
Pero, por muy importante que sea enjuiciar a las personas, tanto del pasado como del posible futuro inmediato, nadie va a poner en duda –me parece a mí– que es mucho más determinante detenerse a pensar lo que representa, y lo que tendría que representar, no ya este papa o el otro, sino lo que realmente es y hace la institución que, de hecho, es el papado, tal como está organizada, tal como funciona, y tal como es gestionada, sea quien sea el papa que la ha presidido o que la puede presidir.
Porque, vamos a ver: ¿es lo mejor para la Iglesia que todo el poder para gobernar una institución, a la que pertenecen más de mil doscientos millones de seres humanos, esté concentrado en un solo hombre, sin más limitación que la que le imponen sus propias creencias a ese hombre, el que ocupa el papado? Tal como está dispuesto en el vigente Código de Derecho Canónico, así es como está pensado, legislado, y así funciona el papado (can. 331; 333; 1404; 1372). Porque, entre otras cosas, el papa quita y pone a los más altos y más bajos cargos de la Curía. Quita y pone a cardenales, obispos y cargos eclesiásticos de toda índole. Y hace todo esto sin tener que dar explicaciones a nadie y sin que nadie le pueda pedir responsabilidades. Además, esto se mantiene así, sea quien sea el papa reinante, la edad que tenga ese papa, la salud que goce o padezca, su mentalidad, sus preferencias y hasta sus posibles manías.
Más aún, no echemos mano ingenuamente de la presencia del Espíritu Santo y su presunta inspiración constante en la toma de decisiones del papa reinante. No. Esa presunta intervención del Espíritu Santo no está demostrada en ninguna parte. Como tampoco está demostrado, ni hay argumentos para probarlo, que el obispo de Roma, por muy sucesor de Pedro que sea, tenga que acumular todo el poder que el papa y sus teólogos incondicionales aseguran que acumula por voluntad de Dios. ¿Dónde está eso dicho? ¿En qué argumentos se basa? El mejor conocedor de toda esta historia, que la Iglesia ha tenido en el último siglo, el cardenal Y. Congar, dejó escrito en su diario personal que todo eso era una manipulación organizada por los intereses de Roma, cuyas raíces llegan hasta el siglo segundo de la historia del cristianismo. En todo caso, lo que es seguro es que, en todo el Nuevo Testamento, en ninguna parte consta que la Iglesia tenga que estar organizada así y así tenga que ser gestionada. Y, ¡por favor!, que nadie me venga ahora con el famoso texto de Mt 16, 18-19. Entre los mejores estudiosos del evangelio de Mateo, cada día aumenta el número de los que aseguran que esas palabras no salieron de boca de Jesús. Es un texto “redaccional”, muy posterior al texto original, añadido al evangelio por el redactor último del evangelio que ha llegado a nosotros.
En fin, por hoy, basta con lo dicho. Seguiremos hablando de estas cosas en los próximos días. Pero me parece importante terminar diciendo que la Iglesia está, precisamente en estos días, en un momento privilegiado para afrontar sin miedo estas cuestiones, que apuntan a los problemas de fondo que la Iglesia tiene sin resolver. Y que, si no se afrontan y se toman en serio, esta Iglesia seguirá perdida (y callada), por muy lúcido y muy valioso que sea el papa futuro. Porque, insisto, el problema de la Iglesia no es el papa, es el papado, tal como está organizado y tal como funciona, sea quien sea el hombre que ocupa el trono papal.
Olga,
Parece que este hilo murió con tus últimos párrafos.
Terminas diciendo que “Aunque la organización se modifique, se modernice etc mientras tenga un Estado Propio con paraíso fiscal incluido, con bancos e inversiones en industris químicas y de armamentos, mientras viva el Obispo o el sínodo de Obispos en palacios, no representa a nadie sino a ellos mismos.
Lo único que los mantiene es la candidez de los creyentes y el “efecto” sotana, el creer en la santidad de los miembros del clero.
Cuando el pueblo creyente se organice en comunidades de tamaño humano hombres y mujeres por igual , esos que van a trabajar todos los días y que tienen hijos que educar para resolver juntos los problemas de cada día, toda esta cúpula estará de sobra.”
Efectivamente, yo también creo que los católicos (los creyentes los llamas tú), son en su inmensa mayoría como ovejas, consciente e interesadamente, pero como ovejas que se sienten a gusto en el redil en el que se han dejado meter por sus pastores de ‘efecto sotana’, disfrazados de santidad, los cuales se aprovechan de esas ovejas para el negocio eclesial de los depredadores.
¿Puede ser más falsa y dañina una iglesia así, como es la ICR?
Pero acabas haciendo un ejercicio de ‘buenismo profético’, Olga, en tu último párrafo: “cuando el pueblo se organice en comunidades de tamaño humano hombres y mujeres por igual …”
¿Cuándo será eso, Olga querida? No se ve ni el más mínimo interés del pueblo en organizarse en comunidades como las que dices, y por eso no se organiza como imaginas que en el futuro (lejano o muy lejano, pues próximo seguro que no es) hará el pueblo.
Entonces (profetizas para no perder la esperanza) toda esa cúpula estará de sobra. Ya, Olga pero ¿cuándo será eso?
Es como decir que, cuando el pueblo tome las riendas y lo haga todo bien, entonces nos sobrarán las cúpulas de depredadores religiosos papas jerarcas y curas, depredadores económicos, políticos y militares (que funcionan en connivencia todos ellos, formando lo que llamamos ‘los poderosos’, ‘los opresores’) que ahora asolan al pueblo para llenarse los depredadores de poder y riqueza.
Ya, ya, Olga querida: esos depredadores, papas, jerarcas, banqueros, dueños/controladores de grandes capitales, jefes de Estado, políticos de alto nivel, etc., esos depredadores no van a permitir que el pueblo tome las riendas, ni que se organice en comunidades como las que tú dices.
Los curas los pone el obispo del papa de turno, no los creyentes de la comunidad, no el pueblo. Los jerarcas los pone el papa. Y el siguiente papa lo pone también el papa, que se ha inventado sus cardenales para ello.
Esa ICR no dejará nunca de ser más que un instrumento al servicio de esos depredadores, para seguir manteniendo a ‘los creyentes’, a esas ovejas, adormecidas -consciente e interesadamente- en la ‘seguridad’/droga opio del pueblo que les inyectan en vena esos pastores, con tanta comunión y demás sacramentos.
Así creen (por eso son creyentes, esos llamados fieles) que el dios en que les hacen creer les protege y les salva (del pecado en esta vida –y si fallan un poquito, se confiesan y asunto concluido-)
Y creen sobre todo que ese dios que se han inventado les dará la vida eterna, la salvación/felicidad eterna por los siglos de los siglos (en plenitud, claro, no podía faltar la plenitud), y la película de su vida será preciosa y terminará felizmente por toda la eternidad, y qué bonito, ganando los buenos y todos felices y comiendo perdices).
Es esperar a Godot, pero viendo pelis en el cinematógrafo, para que todo quede muy requetebonito y la espera no se note.
Mientras siga imperando el pensamiento mágico del que se sirven esos poderosos, la cúpula de depredadores seguirá dominando absolutamente el cotarro, y las comunidades que dices no podrán existir. La cúpula goza de muy buena salud, se perpetúa desde hace muchos siglos, y nada hace prever que no vaya a seguir siendo así durante muchos siglos más.
Bueno, a ver si vienen esas comunidades y desaparecen las cúpulas de depredadores, vamos a mirar desde el observatorio más alto …
Las dudas sobre la pertinencia de la organización de la ICAR, una organización autocrática y piramidal en manos de una sola persona, es una cosa que puede ser corregible. Otra cosa son las bases físicas, económicas e ideológicas donde está asentada esta organización en el mundo moderno, en la institucionalidad del siglo 21. Primero que nada existe un Estado Vaticano, reconocido internacionalmente como tal, producto del Tratado de Letran. Este Estado es pero no es. El Papa es el Presidente autocrático para ciertos fines y no para otros. Sus embajadores no se sabe si son de un Estado o de una ideología asentada en un Estado. Así se suelen meter en la vida privada de otros países y cuando los emplazan como miembros de un Estado, zafan diciendo que son miembros de una religión. Su ejército, los curas de todos los países del mundo, dependen pero no dependen, según como venga la mano. La línea de autoridad es pero no es. Porque cuando los curas meten la pata, no existe relación laboral con sus superiores. Por otro lado los curas reciben sueldos de miseria y no imponen en las aseguradoras de salud y jubilación, violando las leyes de los países.
Este Estado está exento de impuestos para el Estado Italiano donde reside, y no hacen el servicio militar. Manejan Bancos, inversiones en bolsas, pero no siguen las leyes de transparencia internacionales. Digamos que es un paraíso fiscal con un status especial de impunidad que desearía cualquier jefe de la maffia.
El inspirador de la institución fue un galileo pobre, que se puso en contra de la clase sacerdotal de su tiempo y aspiraba a un mundo en que la religión no estuviera en connivencia con el dinero. El Estado en que está asentado el papado hace todo lo contrario. A partir de los 750 millones de liras que recibió en 1929 como indemnización por la perdida de los “terrenitos” feudales, ha construido un imperio económico con mucha evidencia de lavado de dinero. Partiendo por el financiamiento y covertura de la fuga a América de nazis rumanos, croatas, húngaros y alemanes, con genocidios a cuestas, financiamiento de Solidaridad en Polonia y otros intentos de desestabilizar a Europa del Este, y otros negocios de particulares que son cuentacorrentistas en sus bancos y cuyos nombres no se revelan. ¿Eso es el papado? Aunque la organización se modifique, se modernice etc mientras tenga un Estado Propio con paraíso fiscal incluido, con bancos e inversiones en industris químicas y de armamentos, mientras viva el Obispo o el sínodo de Obispos en palacios, no representa a nadie sino a ellos mismos. Lo único que los mantiene es la candidez de los creyentes y el “efecto” sotana, el creer en la santidad de los miembros del clero.
Cuando el pueblo creyente se organice en comunidades de tamaño humano hombres y mujeres por igual , esos que van a trabajar todos los días y que tienen hijos que educar para resolver juntos los problemas de cada día, toda esta cúpula estará de sobra.
Volver a las raíces
Por Osvaldo Bayer – Desde Bonn, Alemania – Página 12 (Argentina 16/02/13)
El Papa.
El gran tema de los últimos días. Se siguen discutiendo las causas de su renuncia. La única explicación es: no tenía otra salida.
Los problemas de la Iglesia Católica son innumerables. Y para sanear toda esa antigua estructura de siglos, la única forma de seguir adelante era una sola: cambiar todo. Y para el papa Ratzinger, eso era imposible.
Él es un ultraconservador nato. La crisis del catolicismo en su propio país, Alemania, es tan grande en la actualidad que para buscar una solución debían aplicarse medidas que iban contra su pensamiento y filosofía de siempre. Repetimos, Ratzinger es un ultraconservador y no podía ahora ir contra esos principios de toda la vida. Y, justamente, los cardenales italianos conservadores lo eligieron Papa a él porque creían que, con sus pensamientos teóricos, el alemán iba a vencer todas las ofensivas de la izquierda católica.
Más, con la crisis que está viviendo el catolicismo alemán en estos momentos se hacen necesarias ya mismo medidas de cambio fundamentales.
Pero no, el camino de Ratzinger era: ante los problemas, rezar, pedir al Señor su benevolencia, pero seguir el mismo camino. Aunque finalmente, no vio salidas. Tenía que jugarse. Tenía que tomar verdaderamente el poder y modernizar la Iglesia desde sus bases. Más, a su edad y con el cardenalato conservador que lo rodeaba, era imposible. E hizo lo impensado para un Papa; renunció. Y aquí no se equivocó.
Deja el caos que no pudo ni quiso sanear desde la base. Y les deja el cadáver a los que vienen. La realidad lo dice: no hay otro camino para la Iglesia Católica actual que modernizarse. Avanzar, acompañar a los que luchan por un mundo sin violencias, injusticias ni guerras. Empezar, para ello, con su organización interna.
Terminar, por ejemplo, con la irracionalidad de la exigencia de la castidad para sus sacerdotes. El amor debe ser el sentimiento fundamental de la vida del ser humano. Acabar con el mito de que sólo los hombres pueden ser los representantes de Dios en la Tierra. Por ejemplo, antes, a las mujeres no se les permitía participar en la vida política. Ahora, sí. Y han demostrado que hasta pueden ser mejores que los hombres. Aquí, en Alemania, ha quedado demostrado que la actual primera ministra, Angela Merkel, es la mejor gobernante que ha tenido Alemania en ese cargo, desde los tiempos de Adenauer. Lástima que sea conservadora, opinan muchos.
Y el tercer cambio –entre otros muchos– sería acabar con esas representaciones un tanto fuera de época, con esos disfraces y bonetes cada vez más grandes y esas sotanas que les cubren el cuerpo. Y que sigan el ejemplo de esos curas obreros que vestían como trabajadores comunes, con total sencillez y ninguna pompa.
Además, acabar con esos rezos y exclamaciones tan teatrales e irracionales como aquella de “Dios, ten piedad de nosotros” o “Dios, en su infinita bondad”. Porque entonces habría que preguntarse: ¿por qué Dios, en su infinita bondad, permite las guerras y la muerte por hambre de miles de niños en el mundo?
No, la Iglesia Católica debe alejarse definitivamente del camino actual. El único futuro de progreso y triunfo sería que tome el camino de aquellos obispos como Angelelli y De Nevares (a quienes conocí mucho y conversé largo con ellos) que dedicaron sus vidas a un verdadero apostolado: luchar desde las bases contra las injusticias sociales.
Para que todos tengan trabajo y techo dignos y se acaben las injustas diferencias sociales, los conflictos, las guerras. Es decir, las verdaderas diferencias de total injusticia e irracionalismo que vive actualmente y ha vivido siempre el ser humano. Disminuir lo injusto de todos los días. Ir a las verdaderas enseñanzas de Cristo Jesús, que era un hombre cualquiera pero con los ideales justos y no el hijo de algún Dios y menos de una virgen. (Esto, lo de la virginidad de María, es un insulto al acto de procreación, una de las cosas más hermosas y apreciadas de la vida, siempre que se haga por amor y no por violencia.)
Basta a eso de arrodillarse y rezar, no. Hablar en voz alta y denunciar las injusticias de la sociedad.
Todo queda demostrado con este hecho cierto e indiscutible: mientras un alemán fue Papa, dejaron de pertenecer a la religión católica miles de alemanes. Y esto se debe precisamente al haberse comprobado los miles de casos de abuso sexual de niños en las escuelas católicas por parte de sacerdotes y “hermanos”.
No sólo aquí, sino también en Estados Unidos, Canadá y otros países con esa religión. Hechos que fueron reconocidos por las propias iglesias locales. Además, se sumó, en este país, la negativa de dos hospitales católicos de atender a una mujer violada que había solicitado “la píldora del día después” para impedir un posible embarazo. El motivo de la negativa fue “que un hospital católico se niega a apoyar toda clase de abortos”. El escándalo fue tan grande que tuvo que salir al paso el cardenal de Colonia, Meissner, a declarar que “la negativa había sido un error” y que a partir de ahora se iba a atender a toda mujer violada y, en el caso de comprobarse la violación, se le suministraría la citada píldora.
Pero igual, este paso atrás no alivió en nada la indignación de todos los sectores de la sociedad alemana. El cardenal Meissner y otros obispos alemanes salieron entonces a declarar que en Alemania se había preparado una campaña anticatólica que se igualaba al pogrom de la Alemania nazi contra los judíos. Esto agravó más la situación. La reacción fue peor. No se trata de lo mismo. Se considera un deber para la sociedad terminar con los delitos contra la infancia y dar ayuda a la mujer violada. El mismo papa Ratzinger, durante su mandato, fue observando y censurando esos inexplicables casos de pederastia. Y en algunos de sus últimos sermones, insinuó que era necesario debatir el tema y buscar una solución: asumió que la Iglesia, en su futuro, debía adoptar reformas. Aquí se veía que estaba abandonando su posición ultraconservadora. El, que siendo obispo estuvo contra la Teología de la Liberación. Pero luego, en su pontificado, parece que fue aprendiendo la lección.
La Iglesia Católica necesita una total renovación, así no tiene futuro.
Ojalá que el próximo Papa comprenda la nueva época que se abre y haga lo que dejó de hacer o no pudo hacer el papa Benedicto. Pero, claro, siguen estando en el poder inmediato los cardenales ultraconservadores. La masa mundial de católicos que quiera un verdadero cristianismo deberá moverse ya mismo y hacer conocer los cambios necesarios. No dar curso a la elección de un Papa elitista sino a la de uno de los tantos teólogos progresistas que fueron surgiendo en las últimas épocas. Sin ellos, no hay futuro para el catolicismo. Que Ratzinger sea la última experiencia del intento de conservar un sistema que se ha quedado en el tiempo. Acercarse a la Teología de la Liberación significaría un paso adelante, una actitud positiva para esa religión y para el progreso del mundo.
Volver a las raíces. Seguir el ejemplo de tantos mártires que dieron su vida por un sentimiento que proclamaba la solidaridad, la convivencia de los seres humanos y la mano abierta como única fórmula de llevar adelante el pensamiento de Jesús, para un mundo de paz y sin injusticias.
LAS VERDADERAS RAZONES DE LA RENUNCIA DEL PAPA BENEDICTO XVI
Corrupción, lavado de dinero y las internas más feroces
Un informe elaborado por tres cardenales lo terminó de convencer de que era imposible limpiar el Vaticano, donde hasta la Cosa Nostra guarda sus fondos. La abdicación como manera de sacudir el tablero en la Iglesia.
Por Eduardo Febbro – Desde París
Los expertos vaticanistas alegan que el papa Benedicto XVI decidió renunciar en marzo del año pasado, después de regresar de su viaje a México y a Cuba. En ese entonces, el Papa que encarna lo que el especialista y universitario francés Philippe Portier llama “una continuidad pesada” con su predecesor, Juan Pablo II, descubrió la primera parte de un informe elaborado por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi.
Allí estaban resumidos los abismos nada espirituales en los que había caído la Iglesia: corrupción, finanzas oscuras, guerras fratricidas por el poder, robo masivo de documentos secretos, pugna entre facciones y lavado de dinero. El resumen final era la “resistencia en la curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia”.
El Vaticano era un nido de hienas enardecidas, un pugilato sin límites ni moral alguna donde la curia hambrienta de poder fomentaba delaciones, traiciones, zancadillas, lavado de dinero, operaciones de Inteligencia para mantener sus prerrogativas y privilegios al frente de las instituciones religiosas y financieras. Muy lejos del cielo y muy cerca de los pecados terrestres.
Bajo el mandato de Benedicto XVI, el Vaticano fue uno de los Estados más oscuros del planeta. Josef Ratzinger tuvo el mérito de destapar el inmenso agujero negro de los curas pedófilos, pero no el de modernizar la Iglesia y dar vuelta la página del legado de asuntos turbios que dejó su predecesor, Juan Pablo II.
Ese primer informe de los tres cardenales desembocó, en agosto del año pasado, en el nombramiento del suizo René Brülhart, un especialista en lavado de dinero que dirigió durante ocho años la Financial Intelligence Unit (FIU) du Liechtenstein, o sea, la agencia nacional encargada de analizar las operaciones financieras sospechosas. Brülhart tenía como misión poner al Banco del Vaticano en sintonía con las normas europeas dictadas por el GAFI, el grupo de acción financiera. Desde luego, no pudo hacerlo. El pasado turbio le cerró el paso.
Benedicto XVI fue, como lo señala Philippe Portier, un continuador de la obra de Juan Pablo II: “Desde 1981 siguió el reino de su predecesor acompañando varios textos importantes que él mismo redactó a veces, como la Condena de las teologías de la liberación de los años 1984-1986, el Evangelium Vitae de 1995, a propósito de la doctrina de la Iglesia sobre temas de la vida, o Splendor Veritas, un texto fundamental redactado a cuatro manos con Wojtyla”. Estos dos textos citados por el experto francés son un compendio práctico de la visión reaccionaria de la Iglesia sobre las cuestiones políticas, sociales y científicas del mundo moderno.
La segunda parte del informe de los tres cardenales le fue presentada al Papa en diciembre. Desde entonces, la renuncia se planteó de forma irrevocable. En pleno marasmo y con un montón de pasillos que conducían al infierno, la curia romana actuó como lo haría cualquier Estado. Buscó imponer una verdad oficial con métodos modernos. Para ello contrató al periodista norteamericano Greg Burke, miembro del Opus Dei y ex miembro de la agencia Reuters, la revista Time y la cadena Fox. Burke tenía por misión mejorar la deteriorada imagen de la Iglesia. “Mi idea es aportar claridad”, dijo Burke al asumir el puesto. Demasiado tarde. Nada hay de claro en la cima de la Iglesia Católica.
La divulgación de los documentos secretos del Vaticano orquestada por el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, y muchas otras manos invisibles fue una operación sabiamente montada cuyos resortes siguen siendo misteriosos: operación contra el poderoso secretario de Estado, Tarcisio Bertone, conspiración para empujar a Benedicto XVI a la renuncia y poner a un italiano en su lugar, o intento de frenar la purga interna en curso y la avalancha de secretos, los vatileaks sumergieron la tarea limpiadora de Burke. Un infierno de paredes pintadas con ángeles no es fácil de rediseñar.
Benedicto XVI se hizo aplastar por las contradicciones que él mismo suscitó. Estas son tales que, una vez que hizo pública su renuncia, los tradicionalistas de la Fraternidad de San Pío X fundada por monseñor Lefebvre saludaron la figura del Papa. No es para menos: una de las primeras misiones que emprendió Ratzinger consistió en suprimir las sanciones canónicas adoptadas contra los partidarios fascistoides y ultrarreaccionarios de monseñor Lefebvre y, por consiguiente, legitimizar en el seno de la Iglesia esa corriente retrógrada que, de Pinochet a Videla, supo apoyar a casi todas las dictaduras de ultraderecha del mundo.
Philippe Portier señala al respecto que el Papa “se dejó sobrepasar por la opacidad que se instaló bajo su reino”. Y la primera de ellas no es doctrinal, sino financiera. El Vaticano es un tenebroso gestor de dinero y muchas de las querellas que se destaparon en el último año tienen que ver con las finanzas, las cuentas maquilladas y las operaciones ilícitas. Esta es la herencia financiera que dejó Juan Pablo II y que para muchos especialistas explica la crisis actual. El Instituto para las Obras de Religión, es decir el banco del Vaticano, fundado en 1942 por Pío XII, funciona con una oscuridad tormentosa. En enero, a pedido del organismo europeo de lucha contra el blanqueo de dinero, Moneyval, el Banco de Italia bloqueó el uso de las cartas de crédito dentro del Vaticano debido a la falta de transparencia y a las fallas manifiestas en el control de lavado de dinero. En 2011, los cinco millones de turistas que visitaron la Santa Sede dejaron 93,5 millones de euros en las cajas del Vaticano, ahora deberán pagar al contado. El IOR gestiona más de 33.000 cuentas por las que circulan más de seis mil millones de euros. Su opacidad es tal que no figura en la “lista blanca” de los Estados que participan en el combate contra las transacciones ilícitas.
En septiembre de 2009, Ratzinger nombró al banquero Ettore Gotti Tedeschi al frente del Banco del Vaticano. Cercano al Opus Dei, representante del Banco de Santander en Italia desde 1992, Gotti Tedeschi participó en la preparación de la encíclica social y económica Caritas in veritate, publicada por el Papa en julio. La encíclica exige más justicia social y plantea reglas más transparentes para el sistema financiero mundial. Tedeschi tuvo como objetivo ordenar las turbias aguas de las finanzas vaticanas. Las cuentas de la Santa Sede son un laberinto de corrupción y lavado de dinero cuyos orígenes más conocidos se remontan a finales de los años ’80, cuando la Justicia italiana emitió una orden de detención contra el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, el llamado “banquero de Dios”, presidente del Instituto para las Obras de la Religión y máximo responsable de las inversiones vaticanas de la época.
Marcinkus era un adepto a los paraísos fiscales y muy amigo de las mafias. Juan Pablo II usó el argumento de la soberanía territorial para evitar la detención y salvarlo de la cárcel. No extraña, le debía mucho, ya que en los años ’70 y ’80 Marcinkus había utilizado el Banco del Vaticano para financiar secretamente al hijo predilecto de Juan Pablo II, el sindicato polaco Solidaridad, algo que Wojtyla no olvidó jamás. Marcinkus terminó sus días jugando al golf en Arizona y en el medio quedó un gigantesco agujero negro de pérdidas (3,5 mil millones de dólares), inversiones mafiosas y también varios cadáveres.
El 18 de junio de 1982 apareció un cadáver ahorcado en el puente londinense de Blackfriars. El cuerpo pertenecía a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y principal socio del IOR. Su aparente suicidio corrió el telón de una inmensa trama de corrupción que incluía, además del Banco Ambrosiano, la logia masónica Propaganda 2 (más conocida como P-2), dirigida por Licio Gelli, y el mismo Banco del Vaticano dirigido por Marcinkus. Gelli se refugió un tiempo en la Argentina, donde ya había operado en los tiempos del general Lanusse mediante un operativo llamado “Gianoglio” para facilitar el retorno de Perón.
A Gotti Tedeschi se le encomendó una misión casi imposible y sólo permaneció tres años al frente del Instituto para las Obras de Religión. Fue despedido de forma fulminante en 2012 por supuestas “irregularidades en su gestión”. Entre otras irregularidades, la fiscalía de Roma descubrió un giro sospechoso de 30 millones de dólares entre el Banco del Vaticano y el Credito Artigiano. La transferencia se hizo desde una cuenta abierta en el Credito Artigiano pero bloqueada por la Justicia a causa de su falta de transferencia. Tedeschi salió del banco pocas horas después de que se detuviera al mayordomo del Papa y justo cuando el Vaticano estaba siendo investigado por supuesta violación de las normas contra el blanqueo de capitales. En realidad, su expulsión constituye otro episodio de la guerra entre facciones.
En cuanto se hizo cargo del puesto, Tedeschi empezó a elaborar un informe secreto donde consignó lo que fue descubriendo: cuentas cifradas donde se escondía dinero sucio de “políticos, intermediarios, constructores y altos funcionarios del Estado”. Hasta Matteo Messina Denaro, el nuevo jefe de la Cosa Nostra, tenía su dinero en el IOR. Allí empezó el infortunio de Tedeschi. Quienes conocen bien el Vaticano alegan que el banquero amigo del Papa fue víctima de un complot armado por consejeros del banco con el respaldo del secretario de Estado, monseñor Bertone, un enemigo personal de Tedeschi y responsable de la comisión cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco. Su destitución vino acompañada por la difusión de un “documento” que lo vinculaba con la fuga de documentos robados al Papa.
Más que las querellas teológicas, es el dinero y las sucias cuentas del Banco del Vaticano lo que parecen componer la trama de la inédita renuncia del Papa. Un nido de cuervos pedófilos, complotistas reaccionarios y ladrones, sedientos de poder, impunes y capaces de todo con tal de defender su facción, la jerarquía católica ha dejado una imagen terrible de su proceso de descomposición moral. Nada muy distinto al mundo en el que vivimos: corrupción, capitalismo suicida, protección de los privilegiados, circuitos de poder que se autoalimentan y protegen, el Vaticano no es más que un reflejo puntual de la propia decadencia del sistema.
Este es un momento efervescente.Por un lado el mundo LAICO clama con VOZ POTENTE: “Otra economía es posible”.Por otro lado también desde LO RELIGIOSO el grito potente es idéntico: “Otra teología es posible”, o lo que es lo mismo “Otra iglesia es posible”.Qué duda cabe que ambos mundos interactúan, donde los límites de uno y otro confluyen en otro común:EL TENER VOZ Y VOTO, como ciudadanos del mundo.Nadie nos puede imponer NORMAS, políticas o religiosas que se están yendo por el sumidero de la historia.Todo eso lo estamos viendo con nuestro propios ojos, lo estamos viviendo con rabia y con dolor ante los ESTABLECIMIENTOS que tratan de inmovilizarnos con el miedo.Sólo hay que tener miedo al miedo.
“Cristo denuncia la hipocresía religiosa de los que buscan el aplauso. El rostro de la Iglesia está marcado por las divisiones.” Ha dicho Benito XVI a la jerarquía y clero romanos.
Qué bien, si al aplauso, le hubiera añadido el poder, porque este último, tanto o más que el primero es el que divide la Iglesia marcando su rostro y escandalizando a los más pequeños.
La igualdad de todos los seres humanos en dignidad y finalidad de sujetos libres y responsables, necesariamente exige en la Humanidad que las individualidades de cada yo personal, sin anularse, se integre en la pluralidad del nosotros progresivo, hasta el definitivo y pleno de la unión definitiva en la plenitud de Dios.
Pablo propone el reconocimiento de Jesús en los más pequeños, al considerarle Cabeza de todos y cada uno de los miembros distintos, que no desiguales, en valor,dignidad y finalidad, de un solo y mismo CUERPO. La hipocresía se activa al asumir capitalidades y paternidades condenadas por Jesús, que impiden y destruyen la AMOROSA HERMANDAD HUMANA.
Esperemos y confiemos que la “fumata” blanca no señale el principio de otra etapa estructural hipócrita en la comunidad de l*s discípul*s de Jesús Galileo: Hijo del Hombre y Emmanu-El.
Gràcias José Mª por tu aclaración, tan bien hecha. Esto mismo si lo hubiera sabido hacer es lo que les diria a todas las personas preocupada por saber quien será el próximo Papa. Al menos que haya algunos que piensan lo mismo de esta cuestión tan importante .
¡Gracias Oscar!
Me uno a cuanto nos dices y a tu manera de mirar la situación hoy, respecto no solo al papado, si no especialmente a la iglesia toda.
¡Gracias por recordarnos una vez más los pasos del Galileo!
Un gran abrazo.
pili
Castillo llama presunta, a la tan cacareada intervención/soplidos del espíritusanto (también presunto, añadiría yo en la misma línea de pensamiento); presuntos (para quien los quiera presumir).
Porque nunca ha pasado de ser presunta, dicha imaginaria intervención/acción de dios, o soplidos del espíritu santo, que son lo mismo.
Así a ojo, de memoria, diría yo que Castillo, con mucho buen sentido común, se separa de la doctrina del catecismo de estos papas Wotyla y Ratzinger, que afirma rotundamente la existencia de dicha intervención divina o soplidos/iluminaciones/inspiraciones y similares del famoso espíritu santo.
Resulta que los evangelios nos han engañado, y los que me enseñaron la doctrina católica también: porque Jesús nunca dijo que:
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» (Mateo 16, 18-19)
Nos han repetido millones de veces estas palabras como que fueron dichas por Jesúsdios, para intentar convencernos-yo me las tragué durante decenas de años, hasta que decidí que no me creería ya nunca más semejante filfa- de que Jesúsdios fundó la ICR y le dio poderes para perdonar o no, en nombre de dios, los llamados pecados … Y ahora resulta que es mentira que jamás las dijera Jesús.
Además, no sólo el papado romano está basado en una mentira (me recuerda a la donatio constantinii, salvando las distancias) sino que también el propio sacramento de la confesión católica boca a boca con un ministro de la ICR que se arroga perdonar o retener atado lo que le parece bien, también está basado en una mentira.
Así que yo deseché la confesión con un cura hace decenas de años … NO andaba yo descaminado no.
No habrá nunca suficiente pan para tanto chorizo.
Y el problema no es sólo el papado: también lo es el papa, el actual, el que pronto van a poner en su lugar y así sucesivamente; sí son el problema también los papas, al menos mientras mantengan así el papado.
Que lo van a mantener. Al tiempo.
Los papas son clones unos de otros, los posteriores de los anteriores normalmente y, si un día apareció Roncalli e hizo el Concilio Vaticano II, tan tímido el CVII, en unas pocas decenas de años ya no queda nada aquel intento de cambio, pues los siguientes papas (no sólo el papado) se lo han cargado fácilmente (también una mano o varias asesinaron a Luciani), para volver a las andadas, involucionando hacia Trento (al siglo V le entendí a Pilar que decía el otro día, la buena de Pilar) al gusto de Ratzinger y Wojtyla.
Hola!
1.- El “cristianismo” es una “RELIGIÓN humana”.
El “cristianismo” cree que dios es un ser humano;
al que no le fue nada bien, andando por este mundo;
corroborando que nada bueno se puede esperar de este mundo,
al que hay que arrebatar su ilusorio y efímero poder,
para lograr –a la fuerza y metódico sacrificio- otro mundo posible.
2.- El “cristianismo” es una “POLÍTICA humana”.
Esta “religión humana” consiste, entonces, en “lucha de poderes”,
en la que está en juego la “salvación” del ser humano,
corroborando así el “patetismo” propio a la “religión”.
El “cristianismo”, entonces, ha sido:
* RELIGIÓN POLÍTICA
* POLÍTICA RELIGIOSA
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NOTA: dije que “ha sido” porque desde el siglo XVII, el “modo-de-ser-humano-occidental” dejó de ser “religioso” a pie juntillas, pasando al “modo-razonable”; es decir: dejó de “poder-ser-religioso” (Deo loquente … calladita la Gente).
Los “restos” que han ido quedando de aquel modo-religioso se comprenden bajo el término de “residuos” acuñado en la ciencia biológica; algunos todavía andando, y otros que van encontrando su lugar en los museos, donde se guardan, atendibles y respetuosamente, “las-cosas-que-nos-han-pasado-a-los-seres-humanos”, es decir: las “ruinas” en que el pasado histórico consiste y sostiene ese tan extraño “magisterio”.
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3.- Yo-Tú-Él-Nosotros-Vosotros-Ellos: HOY
A los así llamados “cristianos” involucrados en una “civilización-occidental-cristiana”,
tal vez nos convenga dar cuenta de la situación de “nuestro tiempo” respecto a esa “RELIGIÓN / POLÍTICA” heredada.
Se trataría de fidelizarnos a la insobornable misión de autonomía-responsable, en la que consiste “ser-humano-de-este-tiempo”.
Estimo que una de esas tareas a la que estamos llamados HOY, es la de fabricar una “GOBERNANZA” idónea y acorde al ser humano y su mundo.
No solo la dimisión papal –y la del papado- tiene ya lo hoz y/o guadaña rozándoles los talones-tallos, sino todas las demás formas de GOBERNANZAS político-civiles.
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NOTA LARGONA, y por ello mismo, OBVIABLE … pero ¡vaya igual!
LO QUE SOÑÓ Y NO PUDO “EL GALILEO”
PODEMOS SEGUIR SOÑÁNDOLO
AUN CUANDO “LO PETRINO” NOS AD-VERSE
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Mc.8,29 Entonces él les preguntó: – Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Ahora los discípulos no deben responder por otros, sino por sí mismos. La pregunta se dirige a todos ellos. Jesús, como en el caso del ciego, orienta la mirada del grupo hacia él mismo. Su proyecto y su praxis están a la vista.
EL PIEDRA DESACIERTA
Intervino Pedro y le dijo: – Tú eres el Mesías.
No hay respuesta colectiva. Uno habla por el resto.
El sujeto es llamado por Marcos el Piedra. Con el paso del tiempo este apodo llegó a hacerse nombre propio: Pedro.
Marcos usa el mote que le impuso Jesús (3, 16) aludiendo a su cabezonería.
El Piedra toma la palabra por impulso. El texto deja entender que se adelanta a los demás y ellos, con su silencio, le dejan hacer.
Categórica afirmación: “Tú eres el Mesías”. No hay ningún atisbo de duda.
Pedro trata de sentar cátedra con una respuesta que no admite discusión.
El Ungido o Mesías es el encargado directamente por Dios de llevar al pueblo a su última etapa de esplendor.
A él corresponde conducir a la nación hasta su supremacía política sobre todos los pueblos extranjeros.
El perfil de este personaje está marcado por fuertes trazos de índole nacionalista.
En esa idea coincidía Pedro cuando se dirigió al Jesús identificándolo como el Mesías.
Lejos de aceptar las líneas maestras de su proyecto, el Piedra hizo gala de su apodo y trató de imponer la doctrina tradicional a la que nuestro protagonista debería someterse.
Nada más lejos de los pensamientos de aquel hombre de Galilea que identificó al poder con el verdadero adversario del ser humano.
Pedro coincide con los espíritus inmundos en su aspiración a que Jesús asuma el liderazgo de un movimiento armado a la conquista del poder (Mc 1,24; 3,11). Comparte con tan viciada ideología sus mismas ambiciones.
Sólo Pedro ha hablado, pero el resto comparte su desatinada declaración. Jesús no desafía con su orden únicamente a Pedro, sino al colectivo de los que, callados, comparten sus ambiciones de poder.
La declaración de Pedro conlleva el peligro de seducir a las masas con el poder. Su onda expansiva provoca la confusión que oculta el auténtico programa de Jesús.
La consideración de Jesús como Mesías o Cristo daba la exacta medida del escaso compromiso del colectivo de seguidores con él.
PROYECTO de EL GALILEO
Él creyó en el carácter definitivo de su programa y aceptó ser el responsable de llevarlo a cabo.
· Coincidió con su grupo en que su proyecto poseyera un importante contenido político.
· Pero se opuso con rotundidad al falseamiento del sentido político de ese proyecto.
· De ahí su ataque frontal al engaño a las masas con la falsa promesa del poder, haciéndoles creer que, al conseguirlo, se alcanza la justicia deseada.
· Para Jesús, la justicia se obtiene exclusivamente con la igualdad y el compromiso que fragua en una sociedad alternativa.
· Él trató de plantar la semilla de la igualdad en su grupo.
· Ellos se resistieron a hacerla germinar.
· El Piedra se significó como máximo representante de la obstrucción.
· Marcos lo recogió sin reparo en su pedagogía como aleccionamiento para el lector.
Camino de Cesarea de Filipo, una ciudad que representaba fuera de Galilea el dominio global del poderoso imperio, Jesús aborta el intento de trucar el distintivo de su mensaje.
El silencio que impuso al grupo de discípulos revela el rechazo a sus ambiciones y su reafirmación en la práctica de la igualdad como componente esencial de su proyecto.
(ver: http://www.atrio.org “La semilla de la igualdad – 15” -Salvador Santos, 30-Noviembre-2010- (salsanpac@yahoo.es)
Hola!
1.- Voz sensata la del Sr. Castillo
El problema no es el ‘papa’, el problema es el ‘papado’
· Conviene mejor pensar:
· ** lo que representa, y lo que tendría que representar,
· ** lo que realmente es y hace la institución papado.
· el papa quita y pone a los más altos y más bajos cargos de la Curía sin tener que dar explicaciones a nadie y sin que nadie le pueda pedir cuenta.
· no hay argumentos para probar que el obispo de Roma tenga que acumular todo el poder.
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Nota: El Sr. Castillo promete seguir:
– “Seguiremos hablando de estas cosas en los próximos días”-
Veremos con “qué Asunto” seguirá.
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2.- ¿Y si atendemos LO QUÉ determinó al Papa dimitir?
Leo que fue:
el mundo de hoy:
· sujeto a rápidas transformaciones y
· sacudido por cuestiones de gran relieve
Me pregunto, entonces, por LO QUÉ es ese “mundo de hoy”.
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3.- ¿Será de ESO (del Mundo de HOY) que habrá de “seguir hablando” el Sr. Castillo?
¡Ojalá Porque, si así no fuera, poco y nada se avanzaría en la consideración fundamental que debe motivar a todo genuino pensador: la felicidad humana en un mundo sustentable.
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4.- Nota fuera de lugar (aunque, tal vez no tan fuera):
1) Las sensatas consideraciones del Sr. Castillo se enmarcan dentro del “cristianismo”.
Mi posición es que:
* si no se supera el “modo de pensar” (llamado hoy “paradigma”), que es teología religiosa y religión teológica,
* no se estará en condiciones de vislumbrar siquiera LO QUÉ sea ese Mundo de HOY.
2) Estas in-sensatas consideraciones, de las que me hago cargo, se conjugan dentro de mi postura acerca de que “OTRO CRISTIANISMO ES IM-POSIBLE”;
Porque el “Cristianismo” se refiere a un Mundo que fue pero que ya no es.
Tal vez, la dimisión del Papa, como así también la desaparición casi absoluta de Personas e Instituciones civiles para “Gobernar” idóneamente nuestra situación de “in-felices” des-orientados, se la pueda ver como un ir com-probando la Tesis por mí ensayada. ¿Tal vez, no?
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¡Voy todavía! – Oscar.