Para la reflexión de hoy, valga este artículo tomado de Rebelión que muestra como todas las opciones económica que se basan en el desarrollo son inviables. Por eso en Ecuador y en Bolivia ya se ha introducido en sus constituciones el principio o sabiduría tradicional de Sumak Kuwasay.
La desmitificación del desarrollo y las lecciones del Sumak Kawsay
Desde entonces se ha venido hablando de desarrollo a partir de las dos vertientes teóricas dominantes en el pensamiento económico una vinculada al desarrollismo poskeynesiano impulsada en Latinoamérica por Raúl Prebisch, durante largo tiempo Secretario ejecutivo de la CEPAL[2] y la otra al monetarismo neoliberal de Milton Friedman y la muy famosa escuela de Chicago. La primera pone énfasis en el desarrollo de las fuerzas productivas, industria, agricultura, infraestructura y aunque no ignora al factor humano, su presencia se integra como un recurso más de los factores productivos, mientras que en la corriente monetarista neoliberal aparecen con mayor fuerza la liberalización de los mercados de bienes y servicios y el desarrollo de los instrumentos financieros de carácter transnacional.
En ambas corrientes de origen estrictamente economicista el concepto de desarrollo se relaciona o está dirigido a sostener el crecimiento de la estructura productiva sin considerar de qué manera se distribuyen los réditos de esa producción en la sociedad que los genera. Pero tal vez por eso mismo se ha transformado en un inalcanzable mito, al que ha llegado la hora de renunciar definitivamente.
Porque además aunque se le haya agregado la palabra socioeconómico al vocablo desarrollo anteponiéndole lo social a lo económico no es que se haya intentado a mi entender darle prioridad conceptual a los objetivos sociales sino que en su incorporación han primado simples razones de eutonía. Es decir que en cualquier caso la importancia de los social se halla subordinada no al ser humano genérico como sujeto último del crecimiento económico sino como imprescindible instrumento de la producción y en consecuencia la sociedad o el estado no deberían desatender ni su atención sanitaria ni el acceso a niveles educativos que lo capaciten para ingresar a ese mismo sistema productivo y sin embargo son condiciones que tampoco se cumplen ni siquiera con el mezquino objeto de garantizar su continuidad.
De modo que el trabajo se ha convertido en una nueva esclavitud. No se trata ya de un medio para alcanzar el propio crecimiento o para realizar aportes personales al desarrollo de una comunidad sino de un fin que le permita al individuo tener apenas garantizada en muchos casos nada más que su propia supervivencia. El trabajo se ha transformado casi en un devorador de existencias, exigiendo del trabajador una entrega casi absoluta en la que el ocio, la recreación, el desarrollo de la propia creatividad, las artes plásticas, la música, las actividades manuales, la meditación, el deporte, la vida en familia, la amistad, el contacto con la naturaleza, han pasado a ser utopías casi absolutas o exclusivas de los pocos que logran hacer de alguna de ellas su propio medio de vida pero que al común de la gente le están absolutamente negadas.¿Cuando, donde, qué tiempo libre dispone un trabajador de nuestro tiempo para desarrollar otras vocaciones que las que le impone el rutinario y absorbente trabajo de la fábrica, la oficina, el taller, el servicio público o privado, cuya extensión horaria imagináramos en algún momento que la tecnología permitiría reducir?
Nada ha cambiado en realidad como nos lo recuerda Paul Lafargue[3] en “El derecho a la pereza” desde el momento en que Napoleón, allá por el 1807 escribía: “Cuanto más trabajen mis pueblos, menos vicios habrá”…”Yo soy la autoridad […] y estaría dispuesto a ordenar que el domingo, luego de la hora de la misa, las tiendas se abrieran y los obreros volvieran a su trabajo”. ¿No se abren ahora acaso una gran cantidad de negocios no solo los sábados, en los que antes solo se trabajaba medio día y solíamos llamar “sábado inglés” sino también los domingo, misa mediante o no?
- El Sumak Kuway
Pero existen otras filosofías de vida que nos empeñamos en ignorar. Una filosofía que han cultivado y siguen cultivando pese al avasallamiento de la cultura occidental los pueblos indígenas y que poco a poco han sido reivindicadas en algunos países como Bolivia y Ecuador e incorporadas a sus respectivas constituciones nacionales, el Sumak Kawasay, “buen vivir” o mejor aún “buen convivir” que se traduce en la necesidad de emprender un camino al bienestar general diferente al que el tan promocionado desarrollo parecía prometer, rescatando experiencias ancestrales que pongan nuevamente en valor y en primer término el bienestar y la calidad de vida de la gente, de toda la gente
Un buen vivir que exige una mayor armonía entre la sociedad y la naturaleza. “El buen vivir no es no es un simple regreso a las ideas de un pasado lejano, sino la construcción de otro futuro” dicen Eduardo Gudynas y Alberto Acosta[4] en que también caben muchos cuestionamientos de la sociedad contemporánea “ posturas éticas alternativas que reconocen los derechos de la naturaleza, los aportes del feminismo como reacción a la dominación de base patriarcal y nuevas conceptualizaciones en áreas como la justicia y el bienestar humano” incorporadas en la constitución boliviana a partir de tres “principios ético-morales de la sociedad plural; ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón)” Propósitos que el estado se compromete cumplir para “mejorar la calidad de vida (…) a través de la redistribución equitativa de los excedentes mediante políticas sociales de diverso tipo (…) para lograr el vivir bien en sus múltiples dimensiones”
En síntesis como agregan Gudynas y Acosta se trata… “de una visión que supere los estrechos márgenes cuantitativos del economicismo y permita la aplicación de un nuevo paradigma cuyo fin no sea los procesos de acumulación material, mecanicista e interminable de bienes sino que promueva una estrategia económica incluyente, sostenible y democrática”
Una visión que se ha mantenido inconmovible en gran parte de las estructuras indígenas pese a los embates del capitalismo occidental y que les ha permitido superar con llamativa unidad las excluyentes circunstancias que les han sido impuestas a lo largo de los más de 500 años de dominación europea y latinoamericana.
Se trata sin duda de una, aunque milenaria, original propuesta que busca contrabalancear los reiterados y ya evidentemente irreversibles fracasos de los proyectos desarrollistas y cuyo acento, de algún modo ya largamente experimentado por las comunidades indígenas está dirigido a las personas concretas en realidades concretas, procedente de pueblos que fueron largamente marginados e irrespetados y cuya cultura considerada inferior y primitiva se está imponiendo no solo en la letra de las constituciones de dos países del continente sino como una insoslayable alternativa orientada a solucionar los problemas de nuestro tiempo y de nuestro incierto futuro.
Pero solo si logramos independizarnos de nuestra prolongada adicción al dinero y de nuestro culto al dios epónimo será posible tal vez seguir avanzando en la construcción de un mundo promisoriamente más humano porque como dice García Lorca en La zapatera prodigiosa “Ay dinero, dinero sin manos y sin ojos debería haberse quedado el que te inventó” ¡Que el Sumak Kawasay le dé el golpe de gracia!
[1]. Sunkel, Osvaldo “América Latina y la crisis económica internacional” Grupo Editor Latinoamericano, Pág.44, 1985.
[2] CEPAL: Comisión Económica para la América Latina, una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas con sede en Santiago de Chile. Fundada con el objeto de contribuir al desarrollo económico de América Latina, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo
[3] Lafargue, Paul, periodista, médico, teórico político y revolucionario francés de origen cubano. (1842/1911)
[4] “El buen vivir más allá del desarrollo” E. Gudynas, ecólogo social uruguayo, investigador en el Centro Latino Americano de Ecología social (CLAES).y A. Acosta, economista ecuatoriano, profesor e investigador de FLACSO. Ex ministro de Energía y Minas y ex presidente de la Asamblea Constituyente del Ecuador.Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Este artículo de ayer también en Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=162379 es complementario al que nos ocupa, valgan estos tres párrafos del mismo como ejemplo:
“Salvará al planeta cuando entendamos que significa “Ese tal vivir bien””
“El daño más significativo que nos hemos hecho siempre los seres humanos es pensar que somos el centro del mundo, a esto se llama antropocentrismo, pensar el mundo a partir de la humanidad. A pesar de que alguna vez existió el vivir bien, en ninguna parte del mundo pudimos frenar el avasallamiento de los espacios de vida, desplazando siempre a las otras especies, cuando no depredándolas y no necesariamente para cubrir requerimientos humanos básicos, sino principalmente para expandir el dominio, ya sea sobre otros grupos sociales o sobre territorios.
El punto de partida de la ciencia sociológica, antropológica o filosófica para estudiar del accionar humano supone una integralidad entre lo social, lo económico y lo político, solo que en esta trilogía analítica siempre hemos olvidado la relaciones más elementales, es decir, la humanidad con respecto a su contexto vital1.
Más allá de que el modelo económico oficial es el neoliberalismo, la planificación de nuestras vidas, no solo la que está a cargo de los gobiernos, sino la proyección misma de cada persona, está orientada priorizando las relaciones sociales cruzadas por lo político y lo económico, pero nunca son razonadas siguiendo la conexión natural con el entorno que implica un sistema de acciones interdependientes donde cada persona igual que los demás seres vivos, tiene un rol. Estamos criados en el individualismo por eso no somos conscientes de que todas nuestras acciones afectan al contexto vital en una relación tan íntima que hasta lo que una persona elige para comer nos afecta a todos los demás, favorable o desfavorablemente, por lo tanto nadie puede simplemente decidir vivir su vida2 sin que haya un impacto sobre la vida de los otros seres vivos3.
Si tomamos en cuenta que algunos de los principios fundamentales que se identifican en el vivir bien son la armonía, la complementariedad y la reciprocidad4, que establecen las relaciones más básicas, podemos entender los roles que todos cumplimos en ellas, solo que están quebradas porque se han quebrado los tres principios: no vivimos en armonía con la naturaleza porque nos aprovechamos de ella ya que la entendemos como materia prima, en lugar de buscar complementariedad nos preparamos desde niños para la competencia5 y en la reciprocidad no nos preocupa devolver lo bueno que recibimos con algo bueno, pero sí nos apuramos en devolver lo malo incluso al doble6, porque nos educamos para la defensa o el ataque, antes que para la convivencia7.”
Si el otro está mal, no puedo considerar que yo viva bien.
América latina, en la fórmulas políticas y económicas de sus países más progresistas, se mueve un poco, a mi entender, en la frontera entre la utopía y el posibilismo. Pienso en Venezuela, Ecuador, Bolivia, pienso en el mensaje de este hilo en el que estamos.
Pero creo que en su conjunto, sumándole incluso a su gran gigante Brasil, está presentando a todo el mundo “otro modelo” económico de perfil más humano.
Este hilo presenta las fórmulas de corte más audaz. El País, en su cuadernillo de economía del 13 de enero, habla del modelo de Brasil. He aquí algunos datos de signo positivo: 1) la clase media ha crecido en 4o millones de brasileñós en los últimos diez años; 2) Brasil vive un momento de pleno empleo; 3) los tipos de interés se mantienen en un mínimo histórico de un 7,2%, 5 puntos por debajo del nivel de hace año y medio; 4) mientras los países en crisis a la exportación para compensar el descenso alarmante del consumo interno, mientras China sufre un cierto parón Brasil por el frenazo a sus exportaciones y se propone estimular el consumo interno para salir del paso, Brasil atiende especialmente a la demanda y el consumo doméstico . A este respecto, y como conclusión general, el gobernador del Banco Central de Brasil Alexandre Tombini apunta que “el crecimiento económico brasileño es mucho menor que el de China, pero la calidad es mucho mejor, es percibida por la gente, este modelo es inclusivo”. Y el economista Francesc Balcells apunta que en Brasil “la política monetaria está siendo muy agresiva, pero ahora la fiscal también, y mover ambos cilindros a la vez genera riesgos”. Pese a los riesgos, el país muestra vigor: el Gobierno espera un crecimiento del 4% para este año.
Tal vez podría decirse algo parecido de México, no lo sé. Pero a uno le queda en conjunto la impresión de que América latina está dando al mundo una lección soberana de cómo caminar seguro y razonable por los caminos del crecimiento sostenible.
Naturalmente, hay muchas lagunas, se está destrozando el medio ambiente, se está desforestando la Amazonía, se están derrochando las materias primas del subcontinente americano…Hay mucha delincuencia, mucha droga, mucha emigración…
Pero es justo que valoremos lo positivo, el sello humano y cristiano, creo yo, del modelo que desde ese subcontinente se nos propone. No es mucho, pero dice un adagio castellano que “menos da una piedra”; o sea, mucho menos da China, mucho menos la India, mucho menos los demás países que calificamos de emergentes.
en el Comentario anteriro, olga es oscar;
estamos usando la misma Compu y pasan estas cosas.
perdón!
Hola!
Una visión financiera para un “buen vivir” en el actual mundo humano.
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(PROYECTO de) Ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social
Para todos: las personas, las empresas y el país.
Una iniciativa para democratizar el crédito
– Por Carlos Heller (PSOL – Partido Solidario)
Diputado Nacional, Bloque Nuevo Encuentro Popular y Solidario.
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Es una ley que en el título mismo intenta ya definir el sentido:
* en vez de ser una ley de “entidades financieras”,
* es un proyecto de ley de “servicios financieros para el desarrollo económico y social”;
es decir,
* legislar sobre algo que consideramos un servicio para la gente, para las empresas; y en ese marco,
* qué rol debe cumplir cada tipo de entidad para satisfacer las necesidades de su servicio.
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Los 2 Ejes de la ley:
1- Servicio público;
– no quiere decir que se estatiza;
– quiere decir que se considera un servicio esencial, como la luz, el agua, el gas — servicio público.
– Todo el mundo tiene derecho a acceder a él.
2- una ley pensada a partir de las necesidades de los usuarios;
– Reglas que orienten el crédito en una proporción significativa hacia las micro, pequeñas y medianas empresas;
– alguna regulación de las tasas de interés activas.
-Y que el 40% de la cartera de los bancos al sector privado esté orientado al sector de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Algo que consideramos tan trascendente no lo debemos dejar simplemente en manos del mercado y que cada uno elija como un mero negocio de compraventa cuál es la colocación más rentable; y en función de eso defina toda su política. Entonces, no hay servicio público, no hay compromiso con la sociedad, no hay necesidades de los usuarios que deben ser atendidas.
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Solvencia y cuidado de los ahorros del público.
¿Qué es lo que da la solvencia al sistema financiero?:
– Una buena economía,
– que haya empleo,
– que la gente tenga trabajo,
– que haya pocos desocupados.
¿Quiénes son los mayores generadores de empleo en el mundo entero?
Las grandes Corporaciones no son de empleo intensivo.
La generación de empleo se hace con políticas de fomento a la pequeña y mediana empresa.
Esta ley apunta a resolver una cosa: el financiamiento de las personas y de las PyMES, estableciendo regulaciones, estableciendo obligaciones para las entidades.
Planteamos, además, una Defensoría del usuario del Servicio financiero,
como segunda instancia de respaldo en el ámbito del Banco Central.
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Los Créditos
Estos créditos a las micro y pequeñas empresas se deberán prestar a una tasa que también tiene una regulación, pero una regulación que establece el propio mercado.
Es que nadie podrá cobrar más que un 5 % que el promedio ponderado de las tasas que todo el sistema cobra para el sector; es decir que solamente le ponemos un techo para recortar los excesos.
– “Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para
nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate.
Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se
despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron.”-
Thomas Jefferson, 1802
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“Denme el control del dinero y ya no importará quién haga las leyes.”
banquero Meyer Rothschild, fundador de la dinastía Rothschlid