Cada trimestre nace un nuevo número de Iglesia Viva. Llevo 42 años 0isitnedo a estos “partos” y todavía siento que cada número es como una milagosa oleada de vida. Pero este número que hoy presento en Atrio -Iglesia Viva y Atrio toman forma en el mismo computador- es muy especial. Pues representa para esta vieja revista que en sus primeros años redactaban solo clérigos, un decidido compromiso con el feminismo activo de liberación. Os invito a leer esta nota y dar después un vistazo a la página de Iglesia Viva.
Número 251 de Iglesia Viva: Género, religión y cambio social
La discriminación y la violencia contra las mujeres es una inmensa lacra que atraviesa la historia de la humanidad. Pero hoy surgen, cada vez más, mujeres dispuestas a ser protagonistas de su vida y luchar contra el patriarcalismo, tanto el cultural como el religioso.
Para Iglesia Viva, revista de pensamiento nacida del espíritu del Vaticano II, esta realidad constituye un esperanzador signo de los tiempos.
Por eso uno de sus objetivos es difundir las teologías feministas de liberación, proponer cambios en la Iglesia desde la perspectiva de género y entablar diálogo con los movimientos y las pensadoras feministas críticas con las religiones y las iglesias. El que en seno de las grandes religiones, tradicionales aliadas del patriarcalismo, surjan perspectivas y cambio feministas es trascendental para el futuro.
El número 251 de Iglesia Viva, que acaba de aparecer, está dedicado a Género, religión y cambio social. Dos autoridades en sociología de la religión y teoría de género escriben en él: José Casanova, de la Universidad de Georgetown de Washington, y Anne Phillips, de la London School of Economics. A continuación Teresa Forcades, miembro del consejo de dirección de la revista y editora de este número, realiza una interesante aportación sobre género y cambio social en el cristianismo e Izaskun Sáez de la Fuente otra sobre género y secularización en España hoy. Lo que se debate en el número es esto: hoy las religiones pretenden de nuevo con fuerza influir en el ámbito de la política y con frecuencia dicen que no es para obtener privilegios sino para proteger el orden natural humano. Pero, ¿se puede permitir que las iglesias influyan en la política sobre familia y género si no razonan sus propuestas, porque las presentan como principios innegociables? No se puede permitir que la religión presione para que se mantenga sin justificación una nefasta ideología patriarcal que la sociedad rechaza con razón.
¿A quién se dirige esta publicación? A las y los estudiantes que en las Universidades españolas siguen máster o estudios sobre género y a las personas y asociaciones vinculadas a los diversos feminismos religiosos. A quienes tienen que opinar o legislar sobre temas relacionados con género o sexualidad. Y a todas las personas, cristianas o no, interesadas en descubrir las grandes aportaciones realizadas sobre esta temática en destacados centros de pensamiento de todo el mundo.
Además de este tema central, en el número 251 de Iglesia Viva aparecen experiencias interesantes sobre prácticas de mujeres cristianas con incidencia política y el diálogo mantenido entre la periodista Pilar Rahola y el teólogo José Ignacio González Faus. También se presenta la experiencia de Bose, un monasterio ecuménico y mixto de hombres y mujeres, y un interpelante texto de Simone Weil.
El sumario completo y más información en www.iglesiaviva.org.
No me ha sido posible leer todo lo que Antonio nos ofrece a través de Iglesia Viva y que haré enseguida que pueda. Gracias, Antonio por tu generosidad.
Por tanto voy a dar mi opinión general sobre el tema.
Comienza el post diciendo “La discriminación y la violencia contra las mujeres es una inmensa lacra que atraviesa la historia de la humanidad.” Efectivamente, es una auténtica lacra que, si bien, ya se ha tomado conciencia y este posicionamiento no tiene marcha atrás como principio ético y de justicia, de facto estamos aún muy lejos de mínimos. Y si lo miramos a nivel mundial, en inmensidad de regiones y culturas, ni siquiera se ha llegado a esto. Ayer leía que habían decapitado a una adolescente en Pakistan (creo) porque sus padres no la habían casado con quien la habían prometido.
Yo voy a centrar mi reflexión al respecto concretamente en cómo es un mundo pensado solamente por hombres y cómo sería pensado por hombres y por mujeres.
Un mundo pensado por hombres indica una sociedad machista, androcéntrica y paternalista, en cuyo caso la mujer no existiría a efectos de ser sujeto de derechos. Una sociedad en la que hombres y mujeres sean iguales, supondría una sociedad vista desde la doble óptica de los seres humanos en igualdad de derechos sin diferenciación por sexo.
En este caso, cuando se legisla, cuando se decide, cuando se gobierna, cuando se administra a una sociedad, hombres y mujeres verán la realidad en su totalidad, no de forma sesgada olvidando la mitad de la población, las mujeres, se tomarán decisiones con los “dos ojos” y las dos sensibilidades de la sociedad, el de los hombres y el de las mujeres. Este aspecto me parece trascendental.
La religiones siempre han sido fundadas por hombres, incluida la cristiana. Las tres grandes religiones monoteístas actuales tienen un dios masculino, sus intermediarios, el clero, son siempre hombres, manipulan las creencias desde su óptica masculina, cuando no manifiestamente machista, hacen normas discriminando a la mujer, inventan creencias en las que la mujer queda muy mal parada….
Pongamos por caso el tema de María la madre de Jesús a la que nadie llama por su nombre, sino LA VIRGEN. ¿Y qué trascendencia tiene el que la madre de Jesús sea viren, sea la VIRGEN? Pues que a lo largo de la historia la moral sexual ha sido, de hecho, diferente para una mujer que para un hombre. Un desliz de una mujer la enmarcaría en el mundo de las putas, siendo abandonada, y marginada socialmente. Un hombre que frecuenta los prostíbulos o se relaciona con muchas mujeres, ha sido un machote.
Si hubiesen intervenido las mujeres en la exégesis del embarazo de María y el nacimiento de Jesús, ¿se hubiese llegado a la conclusión de su virginidad? ¿Se habrían llamado primos a los que los evangelios llaman hermanos de Jesús?
– Puede que abordar el GÉNERO como primer eslabón del temario completado por RELIGIÓN y CAMBIO SOCIAL, dejando como punto suelto la ESPECIE ANIMAL RACIONAL correspondiente a TODOS los seres humanos, sea indicio de que el problema no se atiende desde la raíz casual: La Real igualdad de los seres racionales libres y responsables, siempre fin en si mismos y nunca objetivados, mediatizados o instrumentalizados desde su propia, o ajena, consideración y trato.
Cuando un análisis o reflexión parte del género sin garantía de haber dejado clara la noción y realidad de la especie, en la que el género se concreta como plural, puede que el virus de la falsedad haya quedado a salvo para ir infectando de falso todo el proceso vital individual y socio-colectivo global, desde la primera ramificación lo femenino y masculino, clasificándolos en tanto sujetos, distintos en valor y finalidad
La garantía de victoria para la equivalencia entre las mujeres y los hombres, en lo que respecta a su real e irrenunciable Igualdad, ha de ser resultado de haber ganado la primera batalla a favor de la verdad sobre la igualdad esencial en el campo de la individualidad humana.
Lo que marca nuestra condición específica que después matizarán las circunstancias, entre ellas el género, la del primer nivel, es la especie, en nuestro caso humana.
La interrelación de los seres humanos en todos los niveles estructurales no puede apoyarse racional y realmente sobre otro fundamento que sobre la igualdad específica humana.
Cuando las ciencias y las religiones no parten de este fundamento, están optando por la falsedad y esquivando o contrariando la realidad, con lo que el desequilibrio o injusticia relacional es inevitable.
La sociología laica debe revisar por qué queda suelto ese primer punto, base relacional de la igualdad específica, si empiezan a analizar, reflexionar e intentar remediar los desajustes humanos.
Las religiones, sobre todo las que tienen la Biblia como última referencia de su fe y practicas religiosas, deberían revisar, si el fundamento de sus relaciones vitales mutuas y con la Divinidad está en coherencia con el relato de la creación del ser humano a imagen y semejanza del Creador tal como aparece en el Gen. I, o en el Gen. II, pues es clara la diferencia y muy sospechosa, considerada desde las ancestrales consecuencias de machismo patriarcal y ninguneo de la mujer.
Puede que esto explique el devenir de diferentes teologías y práxis religiosas referentes a los sexos femenino y masculino y a sus vitales relaciones mutuas y sociales.
El fallo de la falsedad de la materia prima, nunca será superado por el troquelaje y montaje diverso de piezas y mecanismos.
Yo optaría por este titular y lo que él conlleva: ESPECIE HUMANA, RELIGIONES y ORDEN SOCIAL.