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En el principio está la comunión, no la soledad

Escribíamos anteriormente que Dios es misterio en sí mismo y para sí mismo. Para los cristianos se trata de un misterio de comunión, no de soledad. Es la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La ortodoxia afirma: hay tres Personas y un solo Dios. ¿Es eso posible? ¿No sería un absurdo 3=1? Aquí tocamos en lo que los cristianos sobrentienden cuando dicen “Dios”. Es diferente al monoteísmo absoluto judío y musulmán. Sin abandonar el monoteísmo, es necesaria una aclaración de esta Trinidad.

El tres es con seguridad un número. Pero no como resultado de 1+1+1=3. Si pensamos así, matemáticamente, entonces Dios no es tres sino uno y único. El número tres funciona como un símbolo para indicar que bajo el nombre Dios hay comunión y no soledad, distinciones que no se excluyen sino que se incluyen, que no se oponen sino que se componen. El número tres sería como la aureola que colocamos simbólicamente alrededor de la cabeza de las personas santas. No es que ellas anden por ahí con esa aureola, sino que para nosotros es el símbolo que indica que estamos delante de figuras santas. Lo mismo ocurre con el número tres.

Con el tres decimos que en Dios hay distinciones. Si no hubiese distinciones reinaría la soledad del uno. La palabra Trinidad (número tres) está en lugar de amor, comunión e inter-retro-relaciones. Trinidad significa exactamente esto: distinciones en Dios que permiten el intercambio y la mutua entrega de Padre, Hijo y Espíritu.

En rigor, como ya lo vio el genio de san Agustín, no se debería hablar de tres personas. Cada Persona divina es única y los únicos no se suman porque el único no es un número. Si digo uno en términos de número, entonces no hay como parar: siguen el dos, el tres, el cuatro y así indefinidamente. Kant erróneamente lo entendió así y por eso rechazaba la idea de Trinidad. Por lo tanto,  el número tres tiene valor simbólico y no matemático. ¿Qué es lo que simboliza?

C. G. Jung viene en nuestra ayuda. Él escribió un amplio ensayo sobre el sentido arquetípico-simbólico de la Trinidad cristiana. El tres expresa la relación tan íntima e infinita entre las distintas Personas que se unifican, es decir, se hacen uno, un solo Dios.

Pero si son tres Únicos ¿no resultaría el triteísmo, es decir, tres Dioses en vez de uno, el monoteísmo? Así sería si funcionase la lógica matemática de los números. Si sumo una manga + una manga + una manga, resultan tres mangas. Pero con la Trinidad no es así, pues estamos delante de otra lógica, la de las relaciones interpersonales. Según esta lógica, las relaciones no se suman; ellas se entrelazan y se incluyen, formando una unidad. Así, padre, madre e hijos constituyen un único juego de relaciones, formando una única familia. La familia resulta de las relaciones inclusivas entre los miembros que la componen. No hay padre y madre sin hijo, ni hay hijo sin padre y madre. Los tres se unifican, se hacen uno, una única familia. Tres distintos pero una sola familia, la trinidad humana.

Cuando hablamos de Dios-Trinidad entra en acción esta lógica de las relaciones interpersonales y no la de los números. En otras palabras: la naturaleza íntima de Dios no es soledad sino comunión.

Si hubiese un solo Dios, reinaría verdaderamente la soledad absoluta. Si hubiese dos, uno frente a otro, habría distinción y al mismo tiempo separación y exclusión (uno no es el otro) y una mutua contemplación. ¿No sería egoísmo a dos? Con el tres, el uno y el dos se vuelven hacia el tres, superan la separación y se encuentran en el tres. Irrumpe la comunión circular y la inclusión de los unos en los otros, por los otros y con los otros, en una palabra: la Trinidad.

Lo que primero existe es la simultaneidad de tres Únicos. Nadie es antes o después. Surgen juntos comunicándose siempre de manera recíproca y sin fin. Por eso decíamos: en el principio está la comunión. Como consecuencia de esta comunión infinita resulta la unión y la unidad en Dios. Entonces: tres Personas y un solo Dios-comunión.

¿No nos dicen exactamente eso los modernos cosmólogos? El universo está hecho de relaciones y no existe nada fuera de ellas. El universo es la gran metáfora de la Trinidad, todo es relación de todo con todo: un uni-verso. Y nosotros dentro de él.

Teólogo y filósofo, autor de La Trinidad es la mejor comunidad, Paulinas 1991.
[Traducción de MJG]

53 comentarios

  • Santiago

    Gundín,   te agradezco tu oportuna intervención. Yo creo que tienes razón ya que en Dios no hay principio, existió siempre. Sin embargo, es usual utilizar esta palabra para expresar de alguna manera, a lo humano, lo primario, ya que nos es dificil hablar de lo que no tuvo principio…Y asi Juan junto con sus discipulos de Efeso en su Evangelio dice: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios” O sea Juan afirma aquí la divinidad de Cristo que existía eternamente en el principio, “antes” de la Creación del mundo.
    Tambien es interesante el concepto de NADA. Como dices tu, nuestro destino nos dirige a algo o a alguien que coincide con la meta final y el proposito fundamental de la vida humana que es la felicidad eterna que reside precisamente en Dios, que, ES y EXISTE eternamente. Por otro lado, se habla de CREACION de la nada, puesto que Dios no necesitó materia-energía pre-existente alguna para crear. Tanto el concepto de nada y de siempre “absolutos” son difíciles de aprehender totalmente por la mente humana por su propia limitación, y porque  no estamos acostumbrados a lidear con lo que siempre existió, o por el contrario, con lo que nunca comenzó a existir      un saludo cordial    de Santiago Hernández

  • Santiago

    Hacia la 15 línea empezando desde abajo debe decir: “lo que no es coherente tampoco atribuir a la materia-energía, propiedades que no posee”    Pido disculpas    vale    SA

  • Santiago

    Juanel,  pero el “el campo de energía física” del que hablas como suficiente para ti, no posee la suficiencia en “si mismo”, pues necesitó tambien una información externa para comenzar no solamente para existir…puesto que la energía-materia no puede darse la información a si misma, incluso si admitimos desde siempre seres vivos y pensantes en el mundo…Tendríamos que asignarle al campo energético propiedades que no se ha demostrado que posee, como  la existencia en si mismo…Por lo tanto hay que reconocer la existencia de una fuente de informacion distinta de la materia informada que lo trajo a la existencia y a su mantenimiento y a su potencial….Se equivocaba Holbach cuando centraba el problema existencial fundamental en el origen del orden ya que lo principal no en el orden sino que reside en el origen de la información. Porque aunque nos imagináramos a los átomos y las partículas sub-atómicas provistas  de conciencia esos mismos átomos serían completamente incapaces  por si mismos de darnos una explicación adecuada del programa que los unifica en sintesis complejísimas que son las moléculas portadoras de mensajes genéticos. Y si esto fuera posible, tambien las particulas atómicas tendrían que haber recibido la información externamente,al menos en potencia y capacidad, ya que solo asi es posible una organización coherente. Una multiplicidad en cuanto tal, aunque se trate de seres pensantes, es incapaz por si misma de organizarse si no recibe una informacion previa, o sea, si no recibe de uno de sus componentes un programa aceptado por todos. Por lo que no es coherente tampoco atribuir a la materia-energía que no posee.
    Por otro lado aunque los seres surjan por evolución unos de otros y los primeros seres surgen por el Bing-Bang  es necesaria tambien una información previa. Sin esta, estableceríamos un circulo vicioso sin sentido alguno, y el misterio será entonces mucho mas profundo. Lo trascendente, pues, se remonta al origen de la información que es externa y que fue el motor que impulsó el “comienzo” de todo. Es mucho mas lógico aceptar “este principio” que convertir a la energía en un “dios”.
    El hecho de que Dios aceptara encarnarse humanizándose y haciendose contingente, temporal y finito no implica que Dios pueda renunciar a su inmanente trascendencia pues EL es a la vez necesario, eterno e infinito. Su naturaleza divina y su naturaleza humana se unieron perfectamente y para siempre en la encarnacion, pero ninguna de las 2 perdió sus propiedades específicas. Es la naturaleza humana la que es sostenida por la divinidad, como que EL es el fundamento de TODO. Su encarnacion no es falsa, es real, puesto que el que es Dios creador es tambien capaz -y lo hizo- de pertenecer intimamente a nuestro mundo por medio de SU AMOR. Este amor es LIBRE y es la clave para entender la accion de Dios en este mundo.
    Un saludo cordial    de Santiago Hernández `