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Leyendo a Marcos – 17

UN PASO, UN MUNDOSalvador Santos – “Destilado” de Oscar Varela

El hombre libre

Vimos en las Entregas anteriores:

* El hombre esclavo (2 Actos)

1er. Acto: El hombre encadenado
2º  Acto: El hombre se descubre a sí mismo

* El naufragio de los cerdos (1 Acto):

3er. Acto: Los cerdos.

Ahora, en El hombre libre vemos:

4º   Acto: Miedo al hombre libre
5º   Acto: Sorprendente Garantía del Proyecto

* La práctica liberadora del Galileo acredita el carácter definitivo de su proyecto.
* Lo liberador es lo auténticamente divino.

Fascículo 16EL HOMBRE LIBRE

(Mc.5,14-20)

[CHARLAS DE ENTREACTO]

— ¿Cómo es posible que se hayan escamoteado esas ideas? Son claras, entendibles. Pertenecen al patrimonio histórico del pensamiento humano. Son de nuestra propiedad, ¿por qué nos las han arrebatado?

— Cualquier acto de prestidigitación contiene un truco. Lo que el espectador ve como resultado de la acción está basado en una trampa. Con ello, el mago pretende encandilar al público, causar su admiración. Es su manera de lograr prestigio, fama y dinero.

A Marcos se le ha aplicado el ardid del prestidigitador. Se han ocultado sus ideas, haciendo aparecer una guirnalda de colorines. La trampa contribuye a agrandar la ignorancia, objetivo importante para quien domina. Además, en el fondo, a la gente le gustan los fuegos artificiales y las mandingas.

Pero ¿por qué nos han ocultado esas ideas? ¿Cuál ha sido la finalidad? ¿A quién le interesaba el cambiazo? ¿Quiénes son los beneficiarios y qué partido sacan del embobamiento de la gente?

— Los cerdos estuvieron comiendo sin parar en tanto el hombre sometido se deshacía a golpes, gritando y anhelando la libertad. Hasta que no tomó la decisión, ni supo lo que era ser libre ni los cerdos dejaron de engordar.

Nosotros estamos acostumbrados a oír el evangelio de una determinada manera. Hemos convivido desde pequeños con esas ideas hasta el punto de haber construido con ellas una parte importante de nuestras vidas. Ahora…, de golpe y porrazo, nos encontramos con una explicación maravillosa de Marcos que hace añicos el sentido tradicional dado al evangelio. Resulta muy duro que se te resquebrajen los muros de carga construidos en tantos años. Y… tenemos un problema…, nos falta capacidad para justificar la lectura que nos han enseñado, defendiéndola ante la que estamos oyendo.

El tema de los cerdos colmó el vaso.

CUARTO Y PENÚLTIMO ACTO

— Queremos ver cómo termina el episodio del hombre violento.

— ¿Cómo llamaremos a este acto?

— Este penúltimo acto podemos titularlo: “Miedo al hombre libre”.

Los porquerizos salieron huyendo, lo contaron en la ciudad y en las fincas, y fueron a ver qué significaba lo ocurrido. Llegaron adonde estaba Jesús, contemplaron al endemoniado sentado, vestido y en su juicio, al mismo que había tenido la Legión, y les entró miedo. Los que lo habían visto les refirieron lo ocurrido con el endemoniado y también lo de los cerdos. Entonces se pusieron a rogarle que se marchase de su territorio.” (Mc 5, 14-17).

El desastre sobrevenido al enorme patrimonio constituido por la gran piara daba pie a introducir en escena nuevos personajes que intervendrán aportando otros matices a la ilustración.

En la entrada de este acto hemos leído: “los porquerizos salieron huyendo”. Si bien la traducción que seguimos se refiere a estos nuevos personajes con la denominación “los porquerizos”, el texto original los identifica relacionando estrechamente su actividad con el engorde de la manada. Así, para designar a estos individuos por su función, se emplea el participio sustantivado, “los que apacentaban”, del mismo verbo (apacentar, alimentar) utilizado en el acto anterior para indicar la entrega total de los cerdos a echar barriga.

De esta manera, nuestro narrador enmarca la tarea de estos nuevos personajes dentro del área de la producción económica. La fórmula “los que los apacentaban”, aplicada a los sujetos, no pone el acento en la amplia función de cuidar cerdos sino en la específica de hacerlos engordar.

Habría resultado verosímil que los responsables de inflar a los puercos intervinieran a tiempo, intentando detener el fatal arranque de los cochinos. Sin embargo, como podéis constatar, la narración no se guía por sucesiones lógicas, sino didácticas. Mencionados en plural, “los que los apacentaban”, ellos representan un estrato social ocupado en labores de mantenimiento y auge del capital acaparado. No harán más papel en el relato que el de simples intermediarios. Su paso por la escena será, visto y no visto. Si rápida ha sido su entrada, su salida se hará a escape. Su participación comienza y termina cuando ha concluido la debacle de la marranería. En su breve intervención, no dieron precisamente la cara: “salieron huyendo”.

La resolutiva acción transmitida por el verbo huir o darse a la fuga reduce la capacidad operativa de estos individuos a su servilismo respecto a la dominación económica. Los responsables del engorde patrimonial no saben interpretar el hundimiento económico como signo de la naciente libertad.

Su colaboración terminará, de conformidad con su condición de subordinados, con una intervención diligente, narrada por Marcos de la siguiente forma: “lo contaron en la ciudad y en las aldeas”.

Dense cuenta del detalle: Marcos no tiene reparos en dejar ver la ingenuidad de su lenguaje figurado. Cuenta, para ello, con la complicidad del lector. De este modo, siendo evidente la imposibilidad de realizar una excursión tan dilatada en tan escaso tiempo, nuestro narrador presenta a los servidores de la riqueza patrimonial comunicando en un instante, a través del amplio territorio, la caída hasta el fondo de los valores patrimoniales, y la consiguiente bancarrota.

La narración deja suponer al lector las noticias transmitidas por los encargados de cebar a la gran piara. A pesar de no concretarse, la lógica de los acontecimientos y la continuación posterior del relato imponen entender que su contenido se limitó estrictamente a informar sobre la devastación sobrevenida a la base del sistema económico-financiero.

Marcos omite a todas luces la identificación de los interlocutores a quienes se dirigen los comentarios. No hay alusión a personas. Se determinan únicamente los foros adonde se aportó la información: “en la ciudad y en las aldeas”.

Uso el término “aldeas” porque el original griego de Marcos puede ser entendido como campo, finca rústica o aldea. Por su paralelismo con “ciudad” quizás sea preferible traducir por “aldea” ya que el término “finca” puede despistar en nuestra cultura actual. Lo importante es entender que Marcos, con esta manera de expresarse, se está refiriendo a los medios rurales.

Las dos realidades sociales mencionadas, una en singular (ciudad) y la otra en plural (medios rurales), son los focos adonde desemboca la noticia. Unidos, conforman la sociedad estructurada en núcleos de concentración humana, organizados de acuerdo con un modelo económico con dos vertientes complementarias. A ambos incumbe e interesa el dato. El agotamiento del flujo económico conlleva inevitablemente el desfallecimiento del cuerpo social alimentado por él.

El derrumbe de los cerdos representa un grave problema para la estructura socio-económica. Se trata de un ataque al corazón del sistema. El infarto en las fuentes económico-financieras afecta letalmente a los tejidos sociales. Los medios rurales pierden sus ritmos eminentemente productivos y los centros urbanos se debilitan al quedar frustrada su energía consumidora.

Al paralizarse el tráfico, los canales comerciales que recorren el organismo social entre unos y otros se desecan. Se genera, por tanto, un estancamiento en cadena. Aflora, entonces, la fragilidad de los órganos viciados: intermediarios, burócratas, controladores, jefecillos, funcionarios, cambistas, usureros, asesores, timadores legales…, de un cuerpo social sin consistencia ni auténtica cohesión…

Pero, dentro de la organización, los más afectados por la mala noticia son los ostentadores de la propiedad del fenomenal patrimonio. Éstos, a su vez, tienen más interés que nadie en sostener el régimen de dominación del imperio. Incluso la invasión. La quietud que proporciona su presencia militar les beneficia sobremanera. La bota romana acoraza su patrimonio; consigue la invulnerabilidad del sistema que, como dueños, tan bien les viene. Los poseedores de la riqueza padecen de una severa alergia a las transformaciones políticas y sociales, susceptibles de aminorar sus niveles de renta.

Después de cumplida su fugaz tarea de comunicar el crac, los encargados de mantener fortalecida la base económica desaparecen completamente de la escena. La fatídica noticia da entrada a nuevos e innominados actores: “y fueron a ver qué significaba lo ocurrido”.

Intervienen con inmediatez y motivación. La preocupación los impulsó a desplazarse. Su objetivo se centró en verificar personalmente lo ocurrido con el ánimo de examinar los hechos en profundidad.

Al no definir a los sujetos, Marcos confía al lector el reconocimiento de sus identidades a partir de los datos aportados por él. Lo mismo hizo al comienzo de este episodio, al dejar en la sombra a los personajes que violentaban y encadenaban al hombre esclavo. Es muy probable que nuestro hábil narrador desee que no nos pase por alto esa coincidencia, y nos sugiera la proximidad entre unos y otros. Pero avancemos en nuestro esfuerzo por conocer quiénes son.

A la mayoría social de la ciudad y los medios rurales, corresponde la incontable variedad de individuos que, en mayor o menor medida, se sienten comprometidos con el sistema, esconden en él sus intereses y se ven afectados por los valores en que habían invertido su vida. Son personas integradas, defensores de la cultura basada en la producción y el consumo, representada aquí por el esquema medio urbano – medio rural. Sobre ella se asienta el equilibrio social y económico del que ellos sacan partido. Son los damnificados del marrano hundimiento. A mayor implicación en la base económica, mayor pérdida y, por lógica, mayor interés por indagar en la raíz del problema.

El hecho de que los porquerizos fueran, como subordinados, a los centros sociales de los que dependía la gran piara, da la pista de que los máximos responsables del patrimonio eran a su vez los mayores perjudicados y los que, por tanto, mostraban más apego a la riqueza volatilizada. Los poseedores del ingente capital constituían, sin duda, el núcleo protagonista del movimiento de inspección. Ellos representan a todos los que en alguna medida participaban de los fondos económicos que han tocado fondo.

Cuando los oscuros personajes relacionados con la posesión del patrimonio alcanzan el escenario donde ocurrieron los hechos, surge un decorado distinto. Marcos lo incluye al destacar su movimiento de aproximación: “Llegan adonde estaba Jesús”.

De momento, ha desaparecido la anterior escenografía. No ha quedado ni sombra del monte. El espacio está dominado por la figura impresionante del Galileo, al que se dirigen los representantes de los innominados personajes: “adonde estaba Jesús”. Él sí tiene nombre.

Sin preguntas ni respuestas acerca de lugares, hechos o personas, el texto obvia preliminares. Presenta a los recién llegados junto al extranjero venido de Galilea, el que ha originado la crisis en el sistema; el que libera: Jesús.

Ellos siguen su plan. Sin mediar palabras, analizan la situación antes de tomar decisiones: “contemplaron al endemoniado sentado, vestido y en su juicio”. La figura del hombre libre atrae su atención.

Curiosamente, han pasado de largo ante el destino fatal de la gran piara.

Los representantes de la propiedad y de la mayoría social pasaron de la interfecta marranería. Su preocupación se concentró en el hombre liberado, al que el narrador llama: “el endemoniado”. En este caso, el participio no sugiere actividad, sino que define a la persona. Esto ocurre cuando la praxis de un individuo es tan constante y notoria, que se le reconoce por ella, incluso después de muerto, como ocurrió en el caso del Bautista.

Su violencia subversiva permanente sirvió para etiquetarlo. El mote interesó al narrador para evidenciar el abismo existente entre el hombre esclavo y el hombre libre. Los nuevos personajes se fijan en él. No tienen dudas sobre su identidad. La imagen que descubren en el hombre libre los sobrepasa.

De entrada, observan su posición: “sentado”. Sin indicación de lugar, distinguen al ser humano, pacífico después de su liberación, en contraste con su actitud anterior permanentemente agresiva. Frente al hombre dominado, la posición “sentado” permite contemplar su serenidad, el dominio sobre sí mismo, y su autoridad sobre las circunstancias que lo rodean.

Aparece vestido, como signo de la grandeza de su condición humana. Por oposición a desnudo, que es el estado infortunado de prisioneros, cautivos y deportados. Estar vestido simboliza la alta categoría del ser humano, dueño de su libertad.

Para la mentalidad del Antiguo Testamento ir desnudo es signo de prisioneros o fugitivos. El pobre no va sin ropas, las lleva escasas o en malas condiciones.

Por último, ven al hombre “en su juicio”. Se halla en el polo opuesto a la demencia. Ha logrado recobrar su propia individualidad, alejándose de la despersonalización a que lo sometían ideologías ajenas a su condición humana. Había abandonado la razón por la agresividad. Por eso, en ese estado, no se reconocía al sujeto en sus intervenciones.

Recuerden la dificultad para saber quién hablaba, el individuo o las ideologías que lo alienaban. Esa confusión desapareció inmediatamente que el esclavo se decantó por la libertad. Al despojarse de la violencia, recuperó su talante natural.

Tras mostrar su integridad, el detalle adicional con que Marcos remata la imagen del personaje da relieve a su estrenada categoría humana. Lo hace, exponiendo de nuevo su sombrío pasado, dominado por los que impedían esa posibilidad: “al que había tenido la Legión”. La indicación alude a dos sujetos, al sometido y a sus opresores. Por un lado, la fórmula, “al que había tenido”, se refiere al hombre esclavo en su dilatada experiencia como enajenado y desposeído de libertad. Por otro, bajo el nombre de “la Legión” se alude a la estructura que impone mediante la violencia ese estado infrahumano.

Respecto a los que la poderosa maquinaria otorga la condición de dueños, ahora frente al ser humano libre, dice Marcos: y les entró miedo.

La libertad impone y asusta. Mientras el ser humano está oprimido, se encuentran soluciones a sus protestas o a su posible subversión, por violenta que ésta sea. Para la libertad, en cambio, no hay remedio. La libertad que reniega de los valores del sistema donde el ser humano se encuentra atrapado, desmonta el régimen económico que da a los dueños su vigor, pone en crisis el entramado social organizado por ellos, y hace temblar de miedo a los que ostentan, con la propiedad, el máximo poder.

Como si fueran suyas, el sistema concede libertades, recelando de la que permite recobrar la grandeza humana. Ellos consideran la libertad del hombre como el factor desencadenante de la caída en picado del modelo económico. El rechazo de ese modelo por parte del ser humano libre representa un peligro real para el sistema, que ve en la liberación del esclavo una pérdida de su fuente de alimentación y un riesgo evidente para su privilegiada posición.

Da que pensar que no se advirtiera miedo ante la violencia revolucionaria. Ella no suponía riesgo alguno para el sistema. Se neutraliza con agresividad. El fanatismo violento comparte el ADN del poder; y el poder, conociendo tan a fondo su debilidad, no tiene dificultad en reprimirlo. La libertad, en cambio, es extraña al sistema. No se puede contener.

A los analistas, no les causa satisfacción la visión del ser humano en todo su esplendor. Sienten miedo ante él. Se complacen con esclavizado, pero temen al ser humano libre en su apogeo. En esa condición no les aporta plusvalías. Para ellos, el valor se halla en los puercos.

Marcos prosigue su lección, incorporando a otros personajes que, igualmente desconocidos, irrumpen de golpe para decir lo que los analistas no habían preguntado: “los que lo habían visto les refirieron detalladamente lo ocurrido con el endemoniado y también lo de los cerdos”.

Parecería ilógica la actitud de los que vienen a investigar. ¿Por qué no preguntan por sus cerdos, nada más llegar? Fíjense, sin embargo, que ninguno de estos personajes colectivos interviene directamente en la escena. No hay diálogo entre ellos ni de ellos con el Galileo. Es Marcos quien narra sus actuaciones.

Ellos, aunque poderosos, carecen de personalidad. Nuestro narrador omite su interés por los cerdos con el propósito de destacar lo que verdaderamente les trae de cabeza: la libertad del hombre.

La narración registra como sujetos a unos testigos de los hechos, ignorados en el relato, pero útiles como recurso literario para poner en conocimiento de la comisión venida a tal efecto los detalles de lo acontecido. Estos nuevos personajes no intervienen en la escena ni cuentan directamente los acontecimientos. Sin embargo, la forma de denominarlos (“los que habían visto”) apunta a su autoridad como conocedores del hombre esclavo, del hombre libre, del proceso de uno a otro, de las causas de esa transformación y de las graves consecuencias provocadas con su liberación.

La anotación de Marcos “refirieron detalladamente lo ocurrido” sintetiza la meticulosidad con que los desconocidos testigos dieron la información. Como consecuencia de ello, deja también deducir al lector, que los individuos con capacidad ejecutiva obtuvieron abundancia de datos para elaborar el análisis con el que tomar sus decisiones.

Habría bastado detener aquí la escritura para dar por sabido que la información llegó a sus destinatarios con todos sus pormenores. Sin embargo, Marcos, que no deja cabos sin atar, precisa: “…al endemoniado y también lo de los cerdos”. De los dos acontecimientos, se destaca como hecho fundamental lo sucedido con el hombre, al que se denomina otra vez “el endemoniado” para resaltar su diferencia con el que ahora tienen delante de sus ojos sentado, vestido y en su juicio. El suceso de los cerdos se enuncia con una fórmula más diluida (“lo de los cerdos”), poniendo este segundo acontecimiento en dependencia del primero.

La indicación de Marcos respecto al hecho de que los testigos aportaran los dos hechos relacionados no deja lugar a dudas sobre la forma de interpretar la vinculación entre uno y otro. Los cerdos se lanzaron barranco abajo como consecuencia de la opción del hombre esclavo por la libertad. Con estos datos en su haber, no hay razón para pensar que los comisionados de la propiedad no hubieran captado la oposición total entre libertad y patrimonio.

La reacción de los representantes de los instalados es síntoma inequívoco de que las conclusiones obtenidas en su investigación fueron las correctas. Con la mención de la posición política adoptada por ellos, resume Marcos certeramente su dictamen definitivo ante lo acontecido: “Entonces se pusieron a rogarle que se marchase de su territorio”.

Esta respuesta frente a los hechos invita al lector a imaginar que, en su versión, los testigos comentaron la intervención del Galileo en lo sucedido, porque según nuestro narrador, la decisión política le afectaba únicamente a él. La resolución tomada por el comité ejecutivo no hace mención de los cerdos ni de su desgraciado final. No hay lamentaciones ni amonestación ni solicitud de indemnización ni diálogo alguno. Sólo la exigencia al Galileo. Nada más.

El infinitivo “rogar”, anteriormente en boca del hombre alienado para pedir al Galileo “que no los enviase fuera del país”, destaca aquí por ese sentido formalmente educado con que suelen exigir los propietarios de la tierra cuando, además del inmovilizado material, tienen la vara en la mano. Porque la petición conllevaba exigencia. El verbo griego empleado para dictar la orden disfrazada de ruego, “que se marchase”, tiene carácter fuerte; indica con severidad la inmediatez con que ha de ser acatada.

La expresión que delimita el lugar de donde debe desaparecer el Galileo se muestra reveladora. Marcos termina con ella su comentario sobre la intervención de los poderosos personajes y cierra este penúltimo acto. Aunque la traducción (“de su territorio”) es correcta, quisiera que saborearan los jugosos matices del texto original de Marcos, que en su literalidad dice: “lejos de los límites de ellos”.

La indicación supone amplia distancia de seguridad. Para referirse al lugar de donde debe mantenerse distante, marcan la línea que acota con exactitud la zona prohibida. De ahí que la excelente traducción que nos sirve de lectura base haya escogido con acierto la palabra territorio. El apunte: “de ellos” enarbola la bandera que avisa en la zona fronteriza tanto de la entrada al lugar como de la identificación de sus dueños.

La actuación narrada por Marcos confirma la capacidad de decisión política de sus autores y su condición de dominio sobre el territorio. Esta última expresión, “su territorio”, certifica que los sujetos son los propietarios de la tierra. Su práctica política carece, pues, de vacilación. Han optado por la convivencia y la connivencia con el imperio dominante. Les tiene sometidos, pero, a su vez, esa situación de servidumbre les proporciona estabilidad a su estructura social y económica.

El coste humano para obtener sus pingües beneficios importa menos a los propietarios de la tierra. La resultante esclavitud de las personas aplastadas por la poderosa maquinaria resulta imprescindible para la consolidación y el incremento de su patrimonio.

Ahora bien, nuestro hombre esclavo se ha liberado, abandonando su fanatismo violento y reformista, la única línea de conexión que le mantenía amarrado al sistema. Sin ser esclavo, la estructura económica se resiente. El ser humano libre representa un peligro letal para el sistema porque deja de prestarse a la farsa de su entramado. El sistema de poder no teme al reformismo, por muy violento que éste sea. Siente, sin embargo, un miedo visceral a las consecuencias del programa alternativo del Galileo al que prefieren tener lejos de los territorios suyos. Les viene mejor un monte decorativo, muy útil cara a mantener el sosiego necesario para el engorde de la gran piara.

Como han podido comprobar, Marcos ha avanzado bastante el dibujo del esclavo, ahora convertido en hombre libre. La lección del Galileo a sus discípulos sobre la práctica política de su proyecto ha sido perfectamente recogida por Marcos en su ilustración del individuo que opta por la alternativa de sociedad. Su lección ha podido ser seguida por los lectores con todo lujo de detalles. Cerramos el telón de este cuarto acto.

··················

[CHARLAS DE ENTREACTO]

— Tengo la sensación de estar viviendo una historia imposible. Porque esto no es normal. ¿No suscita dudas esta forma de entender el evangelio, tan alejada de lo enseñado durante siglos por expertos en la materia? ¿Cómo se ha llegado a semejante desatino? ¿Por qué la injusticia ha campado a sus anchas, mientras los expertos se hacían los sordos? ¿Por qué los expertos le doraban la píldora a los poderosos, exigiendo el conformismo a los desahuciados? ¿A qué han estado jugando los expertos…?…¡El planeta se va al carajo… y los expertos siguen con sus especulaciones!…

— Pero ¿no resulta chocante que el evangelio se mezcle en temas de dineros y de política sin hablar una sola palabra de la divinidad de Jesucristo?

— Mira qué curioso, yo lo veo al revés. A mí lo que siempre me pareció extraño… e inhumano… es que el Galileo no se enfrascara en los asuntos que verdaderamente nos importaban…

— Para explicar el evangelio hemos extendido con naturalidad un lenguaje que ataca las bases de nuestra convivencia y discute el estado de derecho. ¿Qué necesidad hay de hablar así?

— Un momento, un momento. Aclaremos. Yo mantengo mis reservas sobre el proyecto del Galileo. Pero, eso sí, veo con nitidez que su discurso no ataca las bases de nuestra convivencia. En todo caso, descubre la carencia de bases en las relaciones humanas.

Y respecto al llamado estado de derecho, ¿quién ha dicho que no se pueda cuestionar? ¿No es esa tesis un indicio evidente de ideas totalitarias? De todas formas, el Galileo lo que pone en tela de juicio es el estado en que se encuentra el ser humano. Antepone su derecho a cualquier otro, incluso al derecho del estado. No confundamos…

— ¿Vamos a negar ahora que hemos hablado del derrumbe de la estructura económica y social?

— No se trata de un plan para derrocar el sistema de poder, sino de la demostración de que en la libertad está su debilidad.

— Eso último se contradice con la realidad. Los países libres somos los que hemos logrado un mayor desarrollo y fortaleza.

— Los de mayor desarrollo y fortaleza somos los que hemos cometido los mayores desmanes con total impunidad. ¿Se puede llamar libre a un país que elige al más idiota para que lo dirija, concediéndole la posibilidad de apretar un botón y mandarnos a todos a hacer gárgaras? Confundir la libertad con la permisividad para desforestar un planeta y situarlo al borde del colapso acarrea funestas consecuencias. Bajo la bandera de la libertad, hemos protegido a los mayores criminales, hemos amparado que unos cuantos se hayan adueñado de la tierra dejando a los muchos sin nada.

— Sacamos unas conclusiones de la lectura de Marcos, que no son contrastadas con otra interpretación hecha por una voz autorizada y competente. Por este camino llegaremos a negar la propiedad privada, que es algo que pertenece al derecho natural.

— Yo no creo que sea natural el derecho. Cuando los españoles llegamos a América hace ya bastante tiempo, les quitamos las tierras a los que estaban allí hacía muchísimo… ¡más! Y de igual forma actuaron los ingleses, los franceses, los portugueses, los holandeses…; todos los que tenían espadas, escopetas, pistolas, cañones… ¡Cuidadito!… Que más me creo yo que la propiedad de la tierra sea cosa de escopetas…, que de derechos. Porque el derecho vino después de la violencia… ¿A que sí?… Anda, fíate tú de cualquier derecho…

QUINTO Y ÚLTIMO ACTO

Teófila tomó el libro de Marcos y nos dispusimos a conocer el final de aquella lección ilustrada de práctica política.

Mientras subía a la barca, el antes endemoniado le rogaba que le permitiese estar con él, pero no lo dejó, sino que le dijo:

— Márchate a tu casa con los tuyos y cuéntales cuanto ha hecho el Señor por ti, mostrándote su misericordia.

Se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis cuanto había hecho Jesús por él; y todos se sorprendían.” (Mc 5, 18-20).

El cambio de decorado anuncia el momento final del relato. Ante la vista tenemos el último escenario: “Mientras subía a la barca”. El Galileo se marcha sin haber dirigido la palabra a los poseedores de la tierra aquella. A ellos no les interesa su mensaje; prefieren tenerlo lejos. No hay nada que decir. La barca ocupa todo el panel. Mencionada al principio y ahora en la conclusión, cobra un protagonismo especial como figura de la sociedad alternativa, envolviendo el núcleo central del relato.

La barca recuerda también al olvidado grupo de discípulos que, en silencio, ha recibido la lección. La crisis desatada durante la tempestad ha sido adecuadamente orientada por el Galileo. Es hora de regresar.

En este nuevo entorno, con la barca sobresaliendo, sin mención de la mar o la orilla, Marcos introduce la acción: “el antes endemoniado le rogaba que le permitiese estar con él”. En esta ocasión, nuestro narrador no llama al hombre con el mote por el que era conocido, sino utiliza una forma verbal distinta, “el que estuvo endemoniado”, para retirar la carga negativa de su denominación. Al referirse a él de este modo, hace valer su condición de hombre libre.

El hombre expresa su profundo deseo: “rogaba”. El objeto de su petición: “que le permitiese estar con él”, admitiría traducirse con mayor brevedad; es decir: “estar con él”.

La expresión “con él” muestra el verdadero alcance del ruego del hombre.

Su experiencia de la libertad le lleva a contemplar el proyecto del Galileo como verdadera alternativa. El hombre esclavo era asocial en una sociedad injusta. Una vez libre, se inclina a formar parte de una sociedad de iguales, donde la cohesión (“con él”) es la característica fundamental que la define.

Esa es la lectura del hombre; por eso solicita agregarse al grupo de la barca donde entra el Galileo. La barca, representando su proyecto, aparece al final del relato anunciando el modo de resolver la crisis planteada por los discípulos. El hombre libre se perfila como modelo de seguidor. El grupo tendrá que aprender la lección.

Marcos presenta la respuesta del Galileo con una introducción compuesta por dos frases en paralelo: “pero no lo dejó, sino que le dijo”. La primera de ellas, “pero no lo dejó”, no debe interpretarse como rechazo del Galileo a la petición del hombre, sino como opción descartada ante la importancia del encargo que le va a encomendar a continuación, y al que hace referencia la segunda frase: “sino que le dijo”.

La indicación al hombre: “Márchate a tu casa con los tuyos”, cambia la orientación práctica deseada por él. La primera parte de la instrucción, “márchate a tu casa”, coincide a la letra con la indicación dada al paralítico (2, 11). En ambos casos son palabras de integración en sus respectivos entornos. La única diferencia entre un caso y otro estriba en que, mientras para el paralítico la integración es el objetivo, para el hombre de la Decápolis representa la entrada al entorno donde va a desarrollar la tarea encomendada por el Galileo. Así pues, el imperativo “márchate” no debe entenderse como una expulsión, sino como base de una misión.

La expresión “a tu casa” indica dirección, camino a seguir. El término “casa” designa el grupo humano al que el hombre estaba adscrito por afinidad, cercanía ideológica, o pertenencia a una misma condición social. Materializa el entorno donde debe realizar el encargo confiado.

El Galileo especifica el destino: “con los tuyos”. El proyecto no separa ni disocia de la propia realidad. Es en ella donde se constituye y se realiza. En el círculo de los esclavos, encuentra su terreno apropiado, porque ahí se concentra especialmente la aspiración por la libertad y la justicia.

El Galileo transmite con detalle el objetivo de la misión: “cuéntales”. Al hombre le asigna idéntica tarea que al grupo de los doce. Deberá confirmar al grupo humano de oprimidos, al que él pertenecía, la posibilidad de la libertad que necesitan. Los que la impiden han conocido directamente su procedencia y han optado por los cerdos. No debe perderse el tiempo con los que obstruyen el auténtico camino del ser humano oponiéndose a la alternativa.

El Galileo termina su intervención exponiéndole al hombre libre el mensaje a transmitir: “cuanto ha hecho el Señor por ti y qué compasión tuvo contigo”.

El sujeto único, “el Señor”, se utiliza con artículo como nombre propio; guarda relación con la denominación “Dios Altísimo”, usada anteriormente por el hombre esclavo. Recordemos, que con este calificativo se resumían las tesis del hombre esclavo, coincidentes con las apuestas revolucionarias de los discípulos y con la imagen del Dios del Antiguo Testamento.

Al utilizar el nombre: “el Señor”, el Galileo le ofrece otra perspectiva. El concepto de Señor rompe la lejanía, lo acerca. Pero, ante todo, el Señor es el que se ha decantado sin reservas a favor de los oprimidos. Pero demuestra estar por la libertad, igual que hizo el Galileo: no interviniendo. Es al hombre a quien compete la responsabilidad de decidirse a favor o en contra de ella. Resulta obvio desde esta perspectiva que quienes sí han intervenido para adueñarse de la libertad del ser humano se han alineado en contra del “Señor”.

Dar el reconocimiento de Señor al Dios que no interviene, porque está situado incondicionalmente de lado de la libertad, supone considerar a todos los seres humanos como iguales y abogar por la justicia, que nace de la igualdad. Por el contrario, atribuirse la condición de Señor, genera la desigualdad y la injusticia.

La fórmula “El Señor” comporta que no hay otro. Quien se convierte en Señor usurpa fraudulentamente una condición que no le corresponde. Los que aceptan la soberanía del Señor anuncian el tiempo nuevo; la llegada de la etapa definitiva, donde reina el ser humano libre. Por eso rechazan cualquier desigualdad. Su realidad social representa el fracaso del sistema.

Volviendo al mensaje a transmitir, “cuanto ha hecho el Señor por ti y qué compasión tuvo contigo”, veamos cómo se entiende cada una de las indicaciones.

La acción que corresponde al sentido del verbo original, es decir, lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo, no alude a ninguna intervención directa, sino que está referida a la libertad que el hombre ha podido y puede seguir experimentando. La plenitud humana, expresada en la figura del hombre libre, representa el horizonte que se alcanza y se mantiene cuando se renuncia definitivamente al poder y se acepta la soberanía de la igualdad que garantiza “el Señor”.

Respecto a la segunda parte, “qué compasión tuvo contigo”, apunta a la nueva realidad del hombre. Isaías llama a Dios “el Compasivo” para señalar su favoritismo hacia los desamparados. Compadecerse no es un sentimiento de lástima desde lejos, sin mover un dedo hacia quien necesita ayuda. Es una acción comprometida. La compasión supone acogida hacia alguien en situación de desvalimiento. La acogida del “Señor” se opone a la acción de desamparo promovida por los señoritos.

La compasión entra inevitablemente en conflicto con el poder. Los poseedores de la tierra invitaron a salir de su territorio al Galileo por haberse alineado a favor del esclavo, alentando su opción por la libertad. El compromiso con el oprimido conlleva inexorablemente la enemistad declarada del opresor.

Frente a las dudas del hombre esclavo, ¡y de los discípulos!, respecto a que el Galileo se desviara de las Sagradas Escrituras y de sus verdades reveladas sobre la fuerza y el dominio como métodos de intervención divina para conquistar la libertad, él desmonta la falsedad de los santos criterios. La violencia, por muy sutil que sea, es propia del poder, no del Señor, cuyo posicionamiento absoluto por la libertad demuestra su condición de compasivo alineado a favor de los débiles.

El ser humano libre es el referente ante los que van a recibir la noticia. No se trata de un mensaje teórico, sino de una palpable realidad.

La admisión del personaje en la barca no encajaba en la lógica del relato. Con independencia de su carácter figurado, él seguía siendo para los lectores un modelo de discípulo distinto al representado por el grupo de seguidores, en momentos de crisis. Tampoco la barca, a causa de esa situación sin resolver, estaba para recoger a nadie. Por último, incorporarlo al grupo significaba desligarlo de su entorno. Se ve razonable que no se privara al colectivo de los esclavos de un mensaje y una realidad esperanzadores. El Galileo le devuelve, pues, al núcleo de oprimidos a anunciar la posibilidad de transformación humana y su consecuencia inmediata: el derrumbe de los cerdos.

Marcos terminó su episodio describiendo la reacción inmediata del hombre libre: “Se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis cuanto había hecho Jesús por él”. El comportamiento del hombre se ajusta de manera muy peculiar a la misión encomendada por el Galileo.

La primera acción, expresada con firmeza, “se marchó”, no deja lugar a pausas ni a reticencias; responde al imperativo, “márchate”, con que le impulsaba el Galileo. Con su disposición, acredita entrega y lealtad. No nos debe pasar inadvertido, que ese mismo verbo fue el utilizado por la comisión de dueños para expulsar al Galileo de sus territorios. El hueco dejado por él, lo cubre el hombre libre, al que nuestro protagonista envía en su lugar a proseguir su acción liberadora. El modelo de discípulo se identifica plenamente con el mensaje del Galileo, hasta el punto de reemplazarle en su tarea de comunicarlo. No hay que olvidar que Marcos escribe su texto después de que el Galileo hubiera sido ejecutado. Hace, pues, una invitación al lector a cubrir su ausencia.

Marcos resume el inicio y la continuidad de la actuación del individuo con la fórmula: “comenzó a proclamar”. La expresión muestra la claridad con que el hombre entendió el mensaje del Galileo (“cuéntales”) y lo adecuado de su respuesta. Como saben, ese verbo (proclamar) se emplea técnicamente en el Nuevo Testamento para significar el anuncio de la buena noticia. Aparece en el relato de la constitución de la sociedad definitiva para designar la actividad fundamental a llevar a cabo por el grupo de discípulos. Al ser resumida la actuación del personaje con ese verbo, Marcos le presenta como heraldo de la nueva sociedad.

Mientras los poderosos de la tierra, conscientes de las consecuencias fatales que el mensaje tiene para su régimen económico buscan desactivarlo alejando al Galileo de sus territorios; de manera simultánea, a partir de la eclosión de la libertad, se desencadena el movimiento del hombre libre que ocupa el puesto del Galileo.

Sin ser judío ni conocer el Antiguo Testamento, sin sentirse heredero de divinas promesas ni engreírse soberbio creyéndose erudito de Dios y poseedor de sus misteriosas verdades, el hombre, laico como el Galileo, proclama la buena noticia. Sencillamente porque, habiendo sido esclavo, experimentó la grandeza de ser libre.

El Galileo lo había dirigido a “los suyos”, es decir, al conjunto de oprimidos con quienes compartía esclavitud y esperanzas. El narrador cuenta que el hombre consideró su campo de acción la región entera: “por la Decápolis”. Recordemos que el conjunto de las diez ciudades constituían una región bajo dominación romana. “Los suyos” eran los más, con menos. Llenaban el territorio. Por eso el hombre amplió tanto su campo de acción.

La frase que sintetiza el contenido de su pregón, “cuanto había hecho Jesús por él”, se corresponde con aquella otra, con la que el Galileo le apuntaba el argumento central del mensaje a transmitir: “Cuanto ha hecho el Señor por ti y qué compasión tuvo contigo”. La reducción de la frase se explica por el cambio introducido por el hombre respecto al sujeto que ha posibilitado una renovación tan radical en su existencia. El hombre mostró su coherencia. La no intervención del “Señor” destaca al Galileo como quien ha sido capaz de interpretar su alineamiento y, por eso, se ha comprometido con sus auténticos aliados: los desheredados de la tierra…

El cambio de “Señor” a “Jesús”, atribuido por Marcos al hombre, establece una identidad entre los supuestos anhelos del “Señor” y la praxis de nuestro protagonista. Para el hombre, la práctica liberadora del Galileo acredita el carácter definitivo de su proyecto. Lo liberador es lo auténticamente divino. Éste será el último detalle aleccionador de la figura del hombre libre a los discípulos; animarles a reconocer esa coincidencia, con el fin de que renuncien a su ideología política, enraizada en la violencia del sistema y justificada por las escrituras sagradas.

Marcos termina el episodio, describiendo la reacción de los receptores del mensaje proclamado por el hombre libre: “y todos se sorprendían”. Nuestro narrador generaliza el asombro a todos cuantos vieron al individuo en su plenitud humana y recibieron las noticias transmitidas por él. La utopía materializada, vista tan de cerca, fascina. El inesperado hombre libre representa la posibilidad real de transformación humana a partir de la propia opción personal.

Ahí acaba el episodio.

31 comentarios

  • pepe blanco

    Gracias, Salvador, por el esfuerzo de contestarme, incluso estando agotado por un viaje.
     
    El problema del género literario en el que debemos incluir el evangelio no queda, en consecuencia, nada resuelto. Si no pretenden reformar nada, entonces llego a la conclusión de que ni siquiera es literatura moralizante. Entonces, es un relato más. Seguiré pensando a qué género de literatura pertenencen. De momento, descartados el relato histórico, la prosa moralizante y la investigación teológica, parece que se puede abrir camino la hipótesis de la novela simbólica o surrealista.
     
    Saludos cordiales
     

  • salvador santos

    Hola Pepe

    Disculpa mi retraso. Veo tu razonamiento y tu pregunta después de echarme al cuerpo muchos cientos de kilómetros y no tocar un ordenador en varios días. Copio tu texto y te contesto:

    ¿Y qué es la praxis? La praxis es la práctica, las acciones, la conducta, el comportamiento, el cómo se hacen las cosas.

    ¿Y cómo se llama la ciencia que trata las acciones humanas en orden a su bondad o malicia? Moral, se llama moral.

    ¿Y cómo se llama reformar las malas costumbres enseñando las buenas? Se llama moralizar.

    ¿Y cómo se llama la literatura que nos cuenta cosas de esas? Pues se llama literatura moralizante.

    Por favor, dime dónde está el error de esta exposición, para que consideres un desatino incluir los evangelios entre la literatura moralizante.

    Que la praxis sea la práctica no guarda relación directa con que haya una ciencia que clasifica los hechos valorándolos como buenos o malos. De considerar toda práctica sujeta a tal clasificación, el texto que describe la realización práctica de un trazado de ferrocarril sería un texto moralizante.

    Es equivocado pensar que el evangelio trata de reformar las malas costumbres enseñando las buenas. En realidad, no trata de reformar nada. No es, como dices, una literatura que cuente cosas de esas. La consideración del evangelio como literatura moral o moralizante está completamente fuera del punto de mira de cualquier investigador serio.  Por eso te apuntaba que semejante criterio es desatinado.

    Un abrazo

  • mª pilar garcía

    Es curioso, como la  lectura de un mismo texto, puede mirarse-sentirse de diversas maneras.

    Para mí, el Mensaje del Galileo Jesús, no lo “siento” moralizante…
     

    Lo siento liberador, capaz de hacer que el ser humano se vaya haciendo cada vez, más:

    ¡¡¡Humano, plenamente humano!!! 

    Te invita a conocer ese “yo” que nos suele confundir… lo maquillamos, lo hacemos como en realidad nos gustaría, sabiendo que no es esa nuestra verdad.

    No hay otra manera de conocerse en profundidad, que aprendiendo a mirarse sinceramente, sin temor a encontrar nuestra realidad más profunda, la capacidad  que existe en cada ser de:
     
    “Muy bueno, bueno, menos bueno, malo, o totalmente malo”.

    Leyendo a A. Paoli, en su pequeño libro las Bienaventuranzas (lo aconsejo) hay una definición del yo en “Pensamientos de Pascal”:

    “El ser, de donde procede el rayo de luz que ha desnudado totalmente su yo, le dice, poco más o menos: si te mostrara tus llagas, caerías en una desesperación paralizadora; pero en el momento mismo en que las vieras, se curarían”.

    Ahí está la grandeza de este Mensaje-Alternativa del Galileo Jesús.

    Te invita a conocerte de verdad, a mirarte con esperanza, al mismo tiempo, que te presenta al “otro” como parte importante en tu devenir; no puedo vivir sin pensar en que la otra persona, está a la misma altura y tiene la misma dignidad e importancia que yo; más aún, mi vida es plena, cuando vivo en comunicación constante y consecuente con las otras personas.

    Mi medida será, la medida que utilice con el “otro” esa es la profunda fuerza de esta alternativa, que puede vivirse, de hecho, es mejor vivirla sin las ataduras y envolturas religiosas, que tanto han deteriorado la esencia de lo que:

    ¡¡¡No solo proclamó, lo vivió con toda naturalidad, fue consecuente hasta la muerte injusta y cruel!!!

    Es una manera de vivir, que sin duda alguna, sería capaz de:

    ¡¡¡Hacer este mundo mucho mejor; habitable para todas las personas que vivimos en el!!!

    No como ahora sucede, cada día hay más hambre, miseria, abandono, esclavitud de toda clase, poder desmesurado, crueldad, contra gran parte de esta humanidad que gime con dolores de parto.

    mª pilar

  • pepe blanco

    Hola Salvador,
     
    – Preguntas –no sé si retóricamente- que quién manipulaba, ¿Jesús o las sagradas escrituras y la institución religiosa?
     
    Pues, probablemente, Jesús y la institución religiosa judía de la época. La manipulación de uno no excluye la de los otros.
     
    No me convence tu argumentación. Es como si un partido político presenta un programa electoral socialdemócrata, gana las elecciones y luego hace una política neoliberal, asegurando que defiende la socialdemocracia. No, bonito, (me dirijo a un hipotético político que hiciera eso) la socialdemocracia es una cosa y el neoliberalismo, otra. Y, si para conseguir nuestros votos nos prometes lo que todos entendemos por socialdemocracia y luego haces neoliberalismo, pues resulta que nos has engañado.
     
     
    Vayamos al importante asunto de la literatura moralizante (ese otro día escribí “literatura moral”, pero quería decir moralizante, que es la expresión que se suele usar en estos casos).
     
    No sólo no me parece un desatino incluir los evangelios en el género de la literatura moralizante sino que, si fuera un desatino, estaría directamente provocado por tu interpretación. Me explico.
     
    – Hace unos días me respondías “El tema central no trata, por tanto, de una praxis conducente a su consecución, sino de la praxis de esa minúscula sociedad alternativa con vocación de ser universal”.
     
    ¿Y qué es la praxis? La praxis es la práctica, las acciones, la conducta, el comportamiento, el cómo se hacen las cosas.
     
    ¿Y cómo se llama la ciencia que trata las acciones humanas en orden a su bondad o malicia? Moral, se llama moral.
     
    ¿Y cómo se llama reformar las malas costumbres enseñando las buenas? Se llama moralizar.
     
    ¿Y cómo se llama la literatura que nos cuenta cosas de esas? Pues se llama literatura moralizante.
     
    Por favor, dime dónde está el error de esta exposición, para que consideres un desatino incluir los evangelios entre la literatura moralizante.
     
     
    – Al hablar en plural, me refería a todos los que concedéis una importancia grande a los evangelios, sea cual sea el motivo que os mueve a conferirles esa relevancia. Por ejemplo, creo que bastantes de los comentaristas que, en un momento u otro, han participado en este taller.
     
    Saludos cordiales.

  • salvador santos

    Hola Mª Pilar

    No tienes nada que agradecerme. Me limito a hacer lo que debo: sacar el candil de debajo de la cama y ponerlo sobre el candelero. Así podrás tener a tu disposición y a la vista lo que te pertenece.

    Te mando un beso

  • salvador santos

    Hola Oscar

    Distingo lo figurado de lo real en el texto por razones de análisis y por poner las cosas en su sitio. No me atrevería a hacer tales distinciones tratándose de la vida y su sentido.

    Tu comentario, como siempre, está cargado de lecciones con las que aprender y conversar de largo… bajo el árbol, junto al canalito.

    Un abrazo

  • salvador santos

    Hola Pepe

    Voy a tus preguntas. Sobre las primeras, las referidas al asunto del reinado de Dios:

    …¿no tuvo algo de manipulación de masas? ¿Por qué usaron esa expresión, si sabían que en la mente de sus oyentes significaba otra cosa?

    Jesús empleó la fórmula reinado de Dios porque era la más comprensible para sus contemporáneos. Con ella daba a entender que su propuesta iniciaba la etapa definitiva esperada por el pueblo desde siglos atrás y satisfacía sus expectativas de justicia y libertad.

    Hay dos ideas básicas en los cimientos de la historia de Israel y del AT:

    1.    Dios es el rey
    2.    La tierra es de Dios

    Que Dios estableciera su reinado se contemplaba:

    –          como única salida a una historia plagada de injusticias, esclavitud y sufrimientos
    –          y como mejor vía  para que la tierra fuera restituida a su auténtico dueño.

    Al gobierno divino se asociaba la venganza y el sometimiento del resto de naciones. Esas ideas de venganza y sometimiento resultaban indiscutibles por razón de su procedencia: las escrituras sagradas.

    Jesús, sin embargo, reflexionó por su cuenta y riesgo. Consideró inútil esperar la intervención divina. Estimó que el reinado de Dios era tarea humana. Bastaba ponerlo en marcha. Eso sí, sin violencia. Y se lo explicó a la gente:

    En contra de las sagradas promesas, se opuso a la sed de venganza y a las ambiciones imperialistas. Las relaciones con el exterior no estarían basadas, según él, en el dominio, sino en la acogida:

    ¿Con qué podríamos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza… …los pájaros podrán anidar…

    Y, por si fuera poco, negó a Israel su carácter de pueblo elegido y abrió de par en par la puerta de esa sociedad definitiva a marginados, prostitutas, bastardos, herejes, paganos y cualquier persona estigmatizada por la ley divina. Ellos tenían la prioridad.

    ¿Quién manipulaba? ¿Jesús, animando a la reflexión y a dar el paso, o las escrituras sagradas y la institución religiosa haciendo valer su carácter divino e impidiendo la libertad de pensamiento?       

    Respecto a tus segundas preguntas:

    1. Una alusión breve a tu frase:

    me has hablado de los evangelios como ejemplos de cierto género de literatura moral, o algo por el estilo…

    Nunca se me ha ocurrido decir semejante desatino. 

    2. Otra, al plural que utilizas en ellas:

    ¿cómo es posible que le sigáis dando tanta importancia…?
    ¿Es porque en el fondo le seguís otorgando…?

    ¿A quiénes te refieres? Pienso, hablo y escribo a nivel individual.

    3. Le doy tanta importancia al texto de los evangelios porque transmiten una práctica humana y social aún hoy inédita para mucha gente. Me parece conveniente el conocimiento de esa praxis para comprobar si nos resulta válida o si hay alguna otra que la mejore.

    Un abrazo

  • mª pilar garcía

    Para mí:
     

    Leer el evangelio, meterlo dentro de mi ¡¡¡escucharlo…!!!
     

    ¡En el silencio! (conseguido) ante millones de ideas que quieren pulular en mi mente; me ha presentado una invitación a buscar con gozo inmenso, una:
     

    “Manera concreta de vivir la vida que me ha sido dada”
     

    Su lenguaje me parece profundo, veraz, posible, ilusionante, esperanzador…
     

    Nada fácil ante el espíritu que gobierna esta tierra, pero:
     

    ¡¡¡Posible!!!
     

    Tenemos muchas personas que ya lo ha realizado, y han dejado en su entorno, una manera de vivir:
     

    ¡¡¡Nueva!!!
     

    Y la Vida, se ha hecho realidad para cuantos han querido seguirla.
     

    Este taller, no obliga a nadie a seguirlo, creerlo, definirlo como verdad única.
     

    Es ¡¡¡una opción personal!!!
     

    Y cada ser es libre de tomarla o dejarla, y además, cada cual, la vivirá desde su manera particular de ser, comprender, aceptar, entregarse de verdad, aunque cuanto le rodee, pueda resultar adverso, o sencillamente diferente.
     

    ¡¡¡Gracias Salvador Santos!!! A esta personilla insignificante: ¡¡¡Le va!!!
     

    Y se lo agradezco de todo corazón.

    mª pilar

  • M.Luisa

    Hola Pepe, buenos días!
     
    En mi comentario   no  he hablado  de ninguna revelación divina  que en este caso si que estaríamos todavía instalados en una visión  tradicionalista  y administradora de esta divinidad.   Ni de ninguna función por parte de Jesús,  simplemente dije que él es quien con su praxis nos revela lo que  en realidad  en profundidad  somos,  pues teniendo experiencia de  esa praxis universal  los seres humanos  nos realizamos, nos conocemos en lo que somos, en fin  nos configuramos en un modo de ser.
     
    El concepto de realización dista mucho del de salvación que es el término usual tradicional  y apropiado   a la idea de imperfección   que se tiene del ser humano.  Con lo cual  la acción que va implicada  en  el término  salvación  apunta a algo venido de  fuera. El término realización  en cambio no  parte de ninguna connotación  negativa,   al contrario  el ser humano se concibe  autosuficiente  por lo que  la acción que  va implícita  en  la  misma  realización es un movimiento de interioridad,  una búsqueda hacia la profundidad  de la  realidad humana. (La realidad humana como previa a su realización)
     
    Viene bien ahora, en este punto, recordar  lo que ya dije sobre la importancia de considerar el Proyecto en su realidad  porque es ella la que  nos revela la nuestra propia  al realizar  su praxis. No se trata pues de una revelación de altos vuelos sino de una revelación  absolutamente  intramundana y humanizadora.
     
    Un cordial saludo

  • salvador santos

    Hola Pepe.

    Leo ahora tu entrada del 30/9. Gracias por tu respuesta.

    La frase con que resumes tu opinión:

    Pienso que el planteamiento que nos ofrece Jesús es reduccionista en lo personal, voluntarista en lo social, mágico en lo religioso y nulo en “lo universal”.

    me merece el máximo respeto.

    Encuentro lógicas las ideas con que la fundamentas. Me parecen razonables como reacción a tantas insensateces salidas de los púlpitos. Ahora bien, nada tienen que ver con el contenido de los evangelios.   

    A modo de ejemplo y sin entrar a fondo en la cuestión, sobre tu primera afirmación:

    Pienso que el núcleo del mensaje de Jesús es el amor a las demás personas

    Se trata de una idea tan extendida como equivocada. El núcleo del mensaje de Jesús no es el amor a las demás personas; ni siquiera es el amor a los enemigos. El mensaje se define en el texto con la fórmula: el reinado de Dios. 

    Es normal este tipo de criterios estandarizados. Tres apuntes para reflexionar:

    1. Cuando en cualquier foro se alude a las palabras de Jesús respecto a la cuestión del impuesto al César se repite por activa y por pasiva:  “Dad al César lo que es del César”. Pero el verbo griego usado ahí no significa dar, sino devolver. El cambiazo no es cosa de poca monta, afecta sustancialmente al sentido de la frase.

    2. Es general hablar de los elementos pan y vino relacionándolos con el relato de la cena de despedida de Jesús. La palabra pan está explícita, pero el término vino no aparece ni en Mateo ni en Marcos ni en Lucas ni en la carta 1ª a los Corintios. ¿No habrá que preguntarse la razón?

    3. Se da por cierto que Jesús realizó milagros. Sin embargo, la palabra griega usada para milagro (thauma) nunca se usa para hablar de sus acciones. ¿No es para pensar?

    Surgen preguntas:
    ¿Quién ha distorsionado el evangelio?
    ¿Por qué lo han hecho?
    ¿Con qué finalidad han generalizado la ignorancia de la gente?
    ¿A quién beneficiaba que no llegara al pueblo el contenido del evangelio?
    ¿Conviene contribuir desde el desconocimiento a extender la manipulación?
    ¿No convendrá entender primero lo que dice el evangelio?

    Esto último es lo que tratamos de hacer aquí.

    Un abrazo

  • oscar varela

    Hola Salvador!
     
    Leo en uno de tus Comentarios, al hablar sobre Relatos de Marcos,
    (y que Pepe Blanco parafrasea -“los evangelios como ejemplos de cierto género de literatura moral”-):
     
    Leo:
    -“ unos relatos de contenido y personajes figurados con una figura real como protagonista …
    … personajes y elementos de carácter figurado han sido tenidos por reales
     
    Me es comprensible distinguir lo “figurado” de lo “real”
     
    Sin embargo, para la comprensión de esa “vida humana” que cualquiera de nosotros vive,
    me resulta la tal distinción más bifurcante que convergente.
     
    Prefiero acercar esos conceptos polares (figura y realidad).
     
    Pienso que la “vida humana” –esa de cada cual-
    no es “ENTE” alguno (ENS realis = COSA; ni ENS cogitans = IDEA e.d. IDEOMA),
    sino un “DRAMA” (DRAOMA e.d. un QUEHACER).
     
    Un QUEHACER que no está Determinado por NADA ni por NADIE,
    pero “que hay que hacer-elegir-inventar” (cada cual “su” vida).
     
    ¿No es la Vida humana de cada uno lo que más se parece a un “género literario”;
    y que si intentamos comprenderla (comprendernos)
    habría que ir considerándola como una plena “virtualidad”?
     
    ¿Habrá algo verosímil en esto?
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • pepe blanco

    Hola Mª Luisa,
     
    Te agradezco que hayas tenido la paciencia de leer el largo comentario que escribí ayer.

    Aunque, como bien sabes porque ya te lo comenté en alguna ocasión, no acabo de entender muy bien cuáles son tus creencias, pues de normal me resulta imposible seguir tus exposiciones, has escrito algo en este último comentario que me hace sospechar que estamos a años luz.
     
    Dices “Tu mismo hablas de la realización personal del ser humano  y dices que Jesús  de eso no nos dice NADA cuando es Él precisamente  que al revelarnos  lo que somos  en profundidad  es por lo que   podemos realizarnos”.
     
    Estoy en frontal desacuerdo con esa afirmación sobre la función reveladora de Jesús, como precisamente intenté explicar un poquito con mi comentario de ayer. Además, pienso que esa afirmación, en el fondo, es heteronomía al más puro estilo de la teología cristiana tradicional. Como no podía ser de otra manera, respeto tu creencia, pero, como decía Juan Luis Herrero, estamos en galaxias diferentes.
     
    Saludos cordiales

  • pepe blanco

    Gracias, Salvador. Creo que ahora entiendo mejor tu punto de vista. No obstante, tu respuesta me sugiere nuevas preguntas:
     
    – Si la expresión “Reino, reinado de Dios” poseía cierto significado bien determinado socialmente, su empleo por los evangelistas, previo desplazamiento semántico, ¿no tuvo algo de manipulación de masas? ¿Por qué usaron esa expresión, si sabían que en la mente de sus oyentes significaba otra cosa?
     
    – La verdad es que ahora que me has hablado de los evangelios como ejemplos de cierto género de literatura moral, o algo por el estilo, me vienen a la mente otros ejemplos que ya tenía medio olvidados, procedentes del ámbito de la literatura rabínica. Pero si de verdad estáis convencidos de eso, ¿cómo es posible que le sigáis dando tanta importancia a la literatura neotestamentaria, con la cantidad de bibliografía posterior que hay, mucho más actualizada, sobre el ser humano y sobre todo lo humano? ¿Es porque en el fondo le seguís otorgando un carácter “especial y único”?
     
    Gracias otra vez.
     
    Saludos cordiales

  • M.Luisa

    Yo sí que me lo he leído enterito, Pepe, pero me asombra leer lo que leo. Dices que la mística no es más que un aspecto del ser humano? No, no,  que va, la mística cuando se da abarca a  todo el ser humano por entero. Y eso de que,  además de ese aspecto  místico que dices,  que para mí  no es tal, el  ser humano  sea  también un ser  racional tampoco es así  porque,   si al ser humano le es posible  acceder a la mística  es porque   le viene  precisamente de su   racionalidad.  Si no,  dónde se apoyaría esa mística de tratarse de una mística real  claro,   ¿en algo  meramente teórico- sensible?   Tu mismo hablas de la realización personal del ser humano  y dices que Jesús  de eso no nos dice NADA cuando es Él precisamente  que al revelarnos  lo que somos  en profundidad  es por lo que   podemos realizarnos.  De ahí la importancia de la consideración del Proyecto en tanto realidad, es decir más que vital,   porque es su realidad la que nos hace caer en la cuenta de la nuestra propia, nos hace ir más allá de nosotros mismos.  La mística  no es más que  un sentir la realidad de ahí que no sólo sea accesible  a la medida cristiana  sino que por tratarse de una dimensió humana,  que no aspecto,   está abierta a todas las culturas.
     
    No tienes porqué responderme  si no lo deseas
     
    Un saludo

  • salvador santos

    Buenos días, Pepe. Lejos de casa y con escaso tiempo disponible, aprovecho un hueco para responder al resto de tu último comentario.

    1. Respecto a tu primer motivo, el que comienza con tu afirmación:

    “El leit-motiv de tu interpretación, si te he entendido bien, es la praxis conducente a la construcción de la sociedad alternativa”,

    Como sabes, el tema central pertenece al autor de la obra. A la interpretación compete, entre otras tareas, buscarlo, señalarlo, analizarlo, encontrarle explicación, seguir su desarrollo, comprobar los nexos de unión con los diferentes temas asociados a él…

    En el escrito de Marcos, el tema central se resume con la expresión reino o reinado de Dios, que en los evangelios se repite por encima de las cien veces. El reinado de Dios es el mensaje (logos), la buena noticia (euangelion). Para los contemporáneos de Jesús aludía a la instauración definitiva del reino de Israel bajo soberanía divina y el establecimiento de su supremacía política sobre el resto de naciones.

    Jesús rechaza de plano esa idea popular alimentada por el criterio oficial. Su rechazo acaba en ruptura con las instituciones políticas y religiosas. El momento determinante de dicha ruptura se produce cuando él osa constituir un pueblo nuevo. Ese es el significado de la constitución de los Doce. Doce, como ya explicamos, no tiene valor aritmético, sino simbólico. Representa a un pueblo conformado por la totalidad de los adheridos a su programa y responde en la práctica real e histórica al concepto reinado de Dios. Se trata de una realidad colectiva visible y diferenciada. La denomino sociedad alternativa. El tema central no trata, por tanto, de una praxis conducente a su consecución, sino de la praxis de esa minúscula sociedad alternativa con vocación de ser universal. Jesús se dio cuenta que una sociedad donde prevalezca la igualdad no se logra con el deseo, sino iniciándola. Utilizo el artículo determinado (la) porque nos referimos a un colectivo determinado, no porque este sea excluyente de otros que se presenten con valores y características alternativos a las del sistema.

    Uso el término sociedad para hacer comprensible en la actualidad dicha realidad colectiva. Traducir es hacer comprensible. La palabra pueblo tiene connotaciones que conducen a equívocos.

    2. En cuanto a tu segundo motivo, el que presenta extrañeza ante unos relatos de contenido y personajes figurados con una figura real como protagonista, conviene aclarar que no es una idea original de Marcos, sino fruto de una cultura literaria muy antigua y extendida de la que Marcos participa. Desconozco las razones por las que habría de considerarse normal un texto de Marcos escrito con un formato ajeno al usado habitualmente en su tiempo.

    Durante siglos, alimentando miedos e ignorancia, personajes y elementos de carácter figurado han sido tenidos por reales (en nuestro relato: endemoniado, sepulcros, montes, espíritus, cerdos, porquerizos…) Con igual inconsistencia extenderíamos el engaño tratando como virtual a quien posee una indiscutible realidad histórica: Jesús. Una exégesis rigurosa sabe distinguir entre cauce y caudal.

    Se me acaba el ratillo.
    Un abrazo.

  • pepe blanco

    (Este comentario me ha quedado larguísimo. Imposible abreviar más. Pero, como solemos decir por aquí, nadie está obligado a leerlo)

    …………………………………………………………………..

    Hola Salvador,

    Por fin tengo un rato para responder a tu pregunta: “¿Cuáles eran, a tu juicio, las aspiraciones y los planteamientos de Jesús?”. Responderé breve, casi esquemáticamente, aunque para hacerlo me tendré que salir del asunto de este post. En mi descargo, aduzco la evidencia de estar respondiendo a una pregunta de su autor.

    Comienzo con un breve juicio de valor sobre el planteamiento de Jesús para, a continuación, explicar a qué me refiero.

    Pienso que el planteamiento que nos ofrece Jesús es reduccionista en lo personal, voluntarista en lo social, mágico en lo religioso y nulo en “lo universal”
    .

    Me explico.

    1º.- Reduccionista en lo personal.

    – Pienso que el núcleo del mensaje de Jesús es el amor a las demás personas, lo cual no está nada mal. No seré yo quien lo critique. Sin embargo, el amor a los demás no es más que un aspecto de la capacidad mística del ser humano (entiende aquí “capacidad mística” en el sentido de “espiritualidad”, más o menos). Pero ni ese aspecto agota la capacidad mística del ser humano, ni la capacidad mística del ser humano consuma su humanidad. En absoluto.

    – Que ese aspecto de amor al prójimo no agota la capacidad mística del ser humano, es complicado de explicar, aunque evidente para quienes tengan un poco de cultura mística. Esa explicación queda para otro momento.

    – Que la capacidad mística no es más que un aspecto del ser humano, eso parece algo bastante evidente:

    – El ser humano también es un ser racional. El desarrollo de la capacidad racional es sencillamente fundamental. No solamente para acceder a la naturaleza profunda de las cosas, sino para la más inmediata y universal cotidianeidad. ¿Y qué dijo Jesús a este respecto? NADA. No dijo nada. Y no se puede aducir en su favor el eximente de anacronismo, pues cuatro siglos antes de su existencia, los griegos ya se plantearon seriamente ese aspecto del ser humano.

    – Además, el ser humano trabaja. Es un homo hábilis. Trabaja en el más amplio sentido de ese verbo: transforma el mundo que lo rodea, se gana el sustento y se realiza como persona. ¿Alguien pone en duda que el trabajo es un aspecto fundamental de la realización personal? ¿Y qué dijo Jesús sobre el trabajo? NADA. Lo único que se le ocurrió decir, remotamente referente al trabajo, fue aquello de los pajarillos no siembran y sin embargo no les falta comida, etc. Lo cual, además de ser falso, pues no siempre tienen comida los pajarillos, ni los lirios están siempre monísimos, es perfectamente inútil como criterio para que el ser humano gestione todo lo referente al trabajo.

    – Además, el ser humano es un ser sexuado, siendo este aspecto fundamental en su vida. ¿Y qué dijo Jesús al respecto? NADA.

    – Además, el ser humano es un ser que se ríe, que se alegra, que disfruta. Y disfruta no solamente con la percepción inmediata que le brindan los sentidos, sino también con la elaboración intelectual y mística (en el sentido de poética) que realiza con la información percibida. ¿Y qué dijo Jesús sobre todo eso? NADA.

    – Y no podréis aducir en su defensa que lo que pasa es que, en su época, la gente no pensaba, ni trabajaba, ni hacía el amor, ni se reía, ni disfrutaban. Claro que sí, pero a Jesús todo eso parece que no le sugirió ninguna reflexión relevante,

    – Creo que podría seguir refiriéndome a algún oro aspecto del ser humano, pero con lo dicho es suficiente. El ser humano jesuánico se pasa la vida amando al prójimo como el mismo Jesús nos amó. Es un ser humano que no piensa, ni razona, ni trabaja, ni hace el amor, ni es padre, ni es madre, ni es amigo, ni es colega, ni se involucra en la acción política, ni se ría, ni se va de vacaciones, nada, no hace nada: sólo ama mucho al prójimo.

    2º.- Voluntarista en lo social.

    – En el planteamiento que Jesús nos ofrece, le responsabilidad de un ser humano con los demás queda supeditada al arbitrio de su personal voluntad. Por ejemplo, la resolución de las necesidades educativas o sanitarias de una persona no es consecuencia de un derecho socialmente reconocido, sino que depende de la arbitraria acción caritativa y misericordiosa de los demás. En los planteamientos de Jesús, no hay lugar para el derecho, solamente para la caridad, la misericordia y esas cosas.

    Y no se puede aducir en su defensa que desconociera la existencia del derecho que, a la sazón, estaba como quien dice recién inventado y, además, por los mismos romanos que controlaban Palestina. A diferencia de lo que harían los revolucionarios franceses unos 1700 años más tarde, a Jesús no le sugirió ninguna reflexión el derecho.

    3º.- Mágico en lo religioso.

    La concepción que tenía Jesús de Dios era la de un dios personal con el cual las personas mantienen una relación personal. En concreto, una relación paterno filial. Para Jesús, Dios es papá. Todo ello, como lenguaje místico, puede ser muy sugerente. El problema es cuando ese lenguaje místico (vale decir, en este contexto, poético) se hace ontología. Entonces siempre sucede lo mismo. Si un lenguaje místico es manantial de vida, es vivificador, al transformarlo en ontología, el manantial se seca y solamente quedan unas cuantas proposiciones más o menos pergeñadas que solamente sirven para esclerotizar el alma humana.

    Y no se le puede conceder el eximente de una elaboración teológica posterior, porque todo parece indicar que el mismo Jesús había procedido ya a esa ontologización del dios personal.

    Precisamente una de las consecuencias de esa ontologización de un dios personal, es su tendencia al intervencionismo (claro, como cualquier padre que se precie de serlo: intervendrá en cualquier momento que la situación lo requiera en beneficio de sus hijos)

    4º.- Nulo en lo universal

    El ser humano no es un microorganismo aislado en medio de la nada, sino que está inmerso en una realidad muy amplia de la que forma parte. Esta evidencia, que ha dado lugar, por ejemplo, a todas las místicas de la madre tierra, parece haberle pasado totalmente desapercibida a Jesús, pues nada dijo al respecto.

    [Una digresión. La mística de la madre tierra no es un invento de los indios sudamericanos. La primitiva diosa griega Gea tenía los mismos caracteres que la Pachamama, si es cierta la descripción que hace de ella Mircea Elíade. El problema del actual lenguaje místico de la madre tierra es el mismo de siempre: ontologizarlo, convertirlo en ontología, como hace cierto autor de mucho predicamento en estos pagos]

    Pero, al margen de lo más o menos sugerentes que nos resulten esos lenguajes místicos, es una realidad insoslayable que estamos en íntima relación con nuestro entorno. Esa cuestión puede ser, en nuestros días, particularmente importante. La cuestión de la ubicación del ser humano en el universo, siempre suscitó, cuando menos, intriga. ¿A todo el mundo? No, a todo el mundo, no, pues a Jesús no parece haberle suscitado ninguna reflexión significativa

    ………………………………………

    A falta de disponer de más tiempo para la reflexión y para la argumentación, valga lo dicho para mostrar por qué pienso que el mensaje de Jesús poco puede decirle a una persona que vive en el mundo actual.
     

  • oscar varela

    Hola Olga!

    Me decís que se te ha ocurrido una idea para el futuro.

    ¡Ok!

    ¿Podés decirme dónde  has encontrado esa idea-ocurrencia?

    ¡Gracias! y ¡voy todavía! – Oscar.

  • olga larrazabal

    Hola Oscar, 
    Se me ocurre una idea para el futuro: 
     Encadenar  la idea de Padre Nuestro con la de Hijo Nuestro.  En el Padre Nuestro una está mirando al cielo, agradeciendo, lo cual no está mal, solicitando que Nos venga el Reino, pero de espaldas a la tierra,  Este Reino que tenemos que construir en nuestra vida y que le dejaremos a nuestros hijos, nos escuche el padre o no, en esta tierra, que es lo único de lo que tenemos certeza, y a ese hay que darle la cara.
    Para eso Jesús nos dio algunas ideas respecto a lo que es importante:
    Comprender al prójimo  antes que juzgarlo
    No prometer nada en nombre de Dios
    No responder con violencia a la violencia
    Ser libres para elegir  la vida que quieres llevar
    Compartir la mesa y las alegrías
    Formar una sociedad de iguales sin discriminación de sexos o de cargos.
    Compartir los bienes de la tierra equitativamente.
    Me imagino que además hay que poner al día según el avance de la cultura, estas ideas, de modo que el sistema sea más justo y nos lleve hacia esa equidad que queremos legarle a nuestros hijos.  Porque no sacamos nada con gritar Padre Nuestro y legarle a nuestros hijos un  mundo en que estén obligados a matarse mutuamente.

  • oscar varela

    Hola!
     
    -“la no intervención del Señor”-
     
    Para mí, ese es un Tema-Tesis.
     
    Además (y primero) fue (y es) una afinidad que comparto con Salvador Santos.
    Él: desde su elaborada exégesis
    Yo: desde una perspectiva intelectual
    Ambos, tal vez, desde una “postura” en la vida ambulante.
    ………………
    Si no fuera tomado como un Suicidio,
    podría ser un asunto de máxima fecundidad.
    Lo digo por eso de la LIBERTAD del ser humano.
     
    Y digo no ser tomado como Suicidio
    porque es lo que ha intuido ese ser humano
    en los dos actos conjugados
     en que ha expresado su máxima energía vital
    -que es la de “jugarse la vida”- (una sacralidad profana):
     
     1 – el JURAMENTO
    y
     2 – el TESTIMONIO  (MARTIRIO)
     
    Curiosamente, en ambos, el TESTIGO MAYOR: “brilla por su AUSENCIA”,
    dejando al TESTIGO MENOR (“yo”) en su obligación de elegir;
    e.d. en la LIBERTAD.
    …………….
    ¿De qué estamos tratando?
     
    No está claro todavía.
     
    Roger Lenaers mostró dejar la Hetero-nomía y la Auto-nomía.
    Apostó a una salida por algo así como Teo-nomía.
    Tal “salida” la considero una “encerrona” i-rracional.
     
    ¿Qué hacer, entonces?
     
    Yo me fui decantando por la “trascendencia” del “yo”.
    Quiero decir. Por la patada en el culo:
    ¡AFUERA! ¡A vivir la Vida! ¡En el Mundo, Ese que hay que hacer: el Nuestro!
     
    No está hecho, no. En ese sentido: nos es AUSENTE. Pero palpitante en cada uno de Nosotros.
    Podríamos decir, quizás, que es el “padre nuestro” que engendramos … si nos animamos y esforzamos.
    ………………..
    Por otra parte, pienso que el filón energético del ser humano
    está convocado (invitado libremente) a dar ese salto humanitario.
     
    Por eso sigo ¡yendo todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Curiosamente esta Entrega 17 comienza con una [CHARLA DE ENTREACTO]
     
    — ¿Cómo es posible que se hayan escamoteado esas ideas? Son claras, entendibles. Pertenecen al patrimonio histórico del pensamiento humano. Son de nuestra propiedad, ¿por qué nos las han arrebatado?
     
    — Cualquier acto de prestidigitación contiene un truco. Lo que el espectador ve como resultado de la acción está basado en una trampa. Con ello, el mago pretende encandilar al público, causar su admiración. Es su manera de lograr prestigio, fama y dinero.
     
    A Marcos se le ha aplicado el ardid del prestidigitador. Se han ocultado sus ideas, haciendo aparecer una guirnalda de colorines. La trampa contribuye a agrandar la ignorancia, objetivo importante para quien domina. Además, en el fondo, a la gente le gustan los fuegos artificiales y las mandingas.
     
    Pero ¿por qué nos han ocultado esas ideas? ¿Cuál ha sido la finalidad? ¿A quién le interesaba el cambiazo? ¿Quiénes son los beneficiarios y qué partido sacan del embobamiento de la gente?
     
    Nosotros estamos acostumbrados a oír el evangelio de una determinada manera.
    Hemos convivido desde pequeños con esas ideas hasta el punto de haber construido con ellas una parte importante de nuestras vidas.
     
    Ahora…, de golpe y porrazo, nos encontramos con una explicación maravillosa de Marcos que hace añicos el sentido tradicional dado al evangelio.
     
    Resulta muy duro que se te resquebrajen los muros de carga construidos en tantos años.
     
    Y… tenemos un problema…, nos falta capacidad para justificar la lectura que nos han enseñado, defendiéndola ante la que estamos oyendo.
     
    El tema de los cerdos colmó el vaso.
    ………………
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Hola Pepe
     
    Antes que nada, excusas por la extensión.
     
    Respecto al tema de la no intervención del Señor (en otra entrada, cuando tenga un ratillo, las otras cuestiones), lo explico desde el trasfondo histórico sobre el que Marcos construye este relato. A ver si así puedo mejorar la explicación de este asunto.
     
    El grupo de seguidores mantiene con firmeza su propósito de generar un movimiento armado contra los romanos. Lo conciben como única salida a su situación de sometidos. El AT avala su triunfo. Cuentan con la participación de Yahvé, partidario de la violencia. Con su respaldo, vencerán al gigante imperial. Ellos lo sustituirán ejerciendo su dominio hegemónico sobre el resto de naciones.
     
    Jesús solicita a sus seguidores someter a crítica esas ideas. Tales planteamientos pueden resultar válidos para aniquilar al tirano, pero no para eliminar la tiranía. La tiranía la llevan dentro como un veneno mortal. En caso de victoria, otros serán los esclavos. El dios en el que se apoyan no puede ser partidario de dicha tesis. Se trata, en ese caso, de un dios de pega. Lo prueba su sospechosa y contradictoria pretensión de liberar a unos esclavizando a otros. Esa práctica constituye la base del sistema, adversario de Dios. Él ha de estar, por lo tanto, en el polo opuesto, siendo partidario incondicional de la libertad. Solo inhibiéndose puede demostrar inequívocamente su autenticidad.
     
    Conseguir zafarse de la esclavitud definitivamente a escala colectiva requiere como paso previo la renuncia individual a la ambición del poder que somete y a las ideologías violentas inoculadas por el sistema dentro de cada uno. Esto se logra sin concurso divino. La conquista individual de la libertad prueba la no interferencia de Dios. Su no intervención demuestra su nivel de misericordia.
     
    Los seguidores desconfían de la vía planteada por Jesús. Piensan que les mantendrá en el régimen de esclavitud. Se sienten seguros en su posicionamiento. Sus criterios acerca de Dios no ofrecen dudas. Según ellos, la historia del pueblo elegido las refrendaba. El AT repite dichas ideas hasta la saciedad:
     
    “¿Intentó algún dios acudir a sacarse un pueblo de en medio de otro con pruebas, signos y prodigios, en son de guerra, con mano fuerte y brazo extendido, con terribles portentos, como hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros contra los egipcios, ante vuestros ojos?” (Dt 4,34).
     
    Para los discípulos, el gobierno y la compasión del Señor están garantizados porque Él tiene poder para acabar con cualquier enemigo que se ponga por delante:
     
    “Hirió de muerte a pueblos numerosos, mató a reyes poderosos; a Sijón, rey de los amorreos; a Og, rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán…
    …Porque el Señor gobierna a su pueblo y se compadece de sus siervos” (Sal 135, 10.11.14).
     
    Los discípulos no cedieron. Siguieron en sus trece. La compasión de Dios, según ellos, se hace a base de matanzas.
     
    Sobre la base de esta colisión de estrategias, Marcos construyó un relato ficticio para reflexión y aleccionamiento de sus lectores. El personaje del esclavo, modelo de seguidor, acepta, tras no pocos recelos, la invitación de Jesús. Y experimenta la libertad.
     
    En este relato figurado, una vez desechadas por la sola decisión del esclavo las ideologías del sistema, estas se contraen hacia su residencia habitual: los cerdos; hoy los llamaríamos con otros nombres: mercados, banca, grandes fondos de inversión, multinacionales: del petróleo, farmacéuticas, de automoción, alimenticias, de la comunicación… La ideologías van a su sitio. Jesús no puede hacer nada. La indicación de Marcos respecto a la permisividad de Jesús es un recurso literario que
     
    a. expresa autoridad sobre las ideologías
    b. indica su no intervención (ya indiqué que el verbo griego epitrepo transmite la idea de admitir total libertad).
     
    A partir de ahí, según el relato, los dueños se asustan ante la libertad. No lo esperaban. Tenían al esclavo acorralado y envenenado, y a los cerdos bien protegidos . Aunque ellos siguen conservando el poder de la propiedad, a multitudes de esclavos ignorantes y, tienen en sus manos terroríficas armas de destrucción masiva (hoy por ejemplo: la especulación sobre el precio de los alimentos), el individuo libre representa un foco de debilidad en la fuente de su riqueza. Este es un aspecto fundamental en la enseñanza del relato.    
     
    El relato presenta en su final la corrección de Jesús a la idea equivocada de Dios sobre la que los seguidores sostienen sus tesis. Lo que hizo el Señor mostrando su compasión hacia al pueblo elegido a base de guerras y muerte de las gentes de otros pueblos es falso. Lo que resulta obvio y salta a la vista es lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo: no intervenir. El esclavo se ha liberado sencillamente porque ha querido. Dios no ha aparecido por ningún sitio.  La elección por la libertad se realiza sin condicionamientos. El hombre esclavo, ahora liberado, es la prueba. Este era el mensaje definitivo a transmitir por él. Lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por él es demostrarle que está por la libertad. De ahí que se inhiba. El ser humano tiene plena autoridad. La libertad está al alcance de la mano.  La libertad no está destinada a pueblos elegidos ni la pone Dios en bandeja a gente preferida. No hay nadie por encima del ser humano. Se acabaron los señores. El único que se puede aceptar, el Señor, no interviene. La libertad se acoge o no por propia decisión y la igualdad está a la vuelta de la esquina. 
     
    El esclavo no hablará del Señor, sino de Jesús. Referirá su experiencia. Jesús le abrió los ojos con su invitación (el mismo esquema pedagógico que siguió con las parábolas). No hizo más. En el relato solo el hombre interviene en su decisión.
     
    El AT es una interpretación religiosa de la historia de Israel. Sus afirmaciones acerca de Dios interviniendo en la liberación de Israel,  hablando a profetas, acaudillando guerras, ordenando matanzas, dictando leyes, surgen de la imaginación religiosa; nada tienen que ver con la historia. Declarar que el texto es sagrado e inspirado por el mismo Dios es solo una pretensión para defender lo insostenible.

  • mª pilar garcía

    Quiero agradecer de corazón a Salvador Santos:

    En primer lugar su libro; que nos presenta una lectura de Marcos, fuera de teologías, divinidades, religiones; y todas sus intervenciones generosas que nos dedica con paciente bondad y deseos de ir despejando ¿dudas? o interpretaciones diversas y lógicas.

    Me gusta su estilo, sabiendo y conociendo su trabajo junto a maestros como Juan Mateos, Luis Alonso Schökel, que estudiaron estos temas (especialmente el segundo) mano a mano en la cuna de esta historia, junto a Rabinos dedicados exclusivamente al estudio de su propia “promesa divina”.

    Manejando los textos originales tanto en Hebreo, Arameo, Griego etc.

    A mí me parece el texto, de una actualidad apremiante, me siento en sintonía con el y su lenguaje figurado-simbólico…

    La vida misma nos enseña a cada paso,  en parábolas o no, lo que sucede en el interior de cada ser humano, sus dudas, luchas, esclavitudes, dolores.

    Y en otro extremo: como es apaleado, explotado vejado, esclavizado, cruelmente mutilado de mil maneras, para conseguir hundirlo como persona.
     

    Todo ser nacido, tiene impreso en lo profundo de si, todo aquello que puede conseguir en una u otra dirección; cada cual tendrá que tomar el camino que opte escoger y vivir; y solo cada cual, será responsable de su hacer ante si mismo, ante quienes le rodean y ante la  humanidad.

    Tanto el bien realizado, como el mal, a todos les llegarán sus consecuencias.

    Esto no solo incumbe a las “religiones o creencias” sean estas cuales sean; sino a cuantas personas habitamos este mundo ¿nuestro?…

    Las guerras, devastaciones, hambrunas, enfermedades por abandono del resto de la humanidad, al final, en todos los lugares de una u otra manera, se pagarán los hechos realizados.

    Si Pepe, le comprendo, y siento no estar de acuerdo; mi mirada es más sencilla y cercana a la realidad de cada día, eso que llamamos ¡Vida! Aquí y ahora.

    ¡Gracias de nuevo Salvador por su trabajo y entrega!
     
    Leer el libro, nos ayuda a comprobar, como dentro del grupo donde se comparte su lectura, la manera de comprenderlo y asumirlo es bien diferente, según la manera de ser, pensar, vivir de cada uno de los que en el intervienen.

    ¡Como la realidad misma!

    mª pilar

  • pepe blanco

    Una vez más, gracias, Salvador, por tu amable y elaborada respuesta.
     
    Dices:
     
    “A esa idea sobre Dios, Jesús opone otra extraída también del AT. En los libros tenidos por sagrados se denominaba a Yahvé: el Señor. Se le llama así recordando la gesta de la liberación de la esclavitud egipcia y su incansable compasión con los débiles. Jesús  recoge una parte de ese concepto. Para él el Señor es quien está absolutamente por la libertad. De ahí que, aunque no pueda intervenir, sea su máximo garante. De esa idea que Jesús tiene de Dios […], se desprende que, en el supuesto de existir, Dios no es el Omnipotente, sino el Impotente. El criterio de un Señor, coherente y comprometido con la libertad, exige que la opción por la libertad dependa en exclusiva del ser humano. Reconocerle como Señor conduce acto seguido a la igualdad.”
     
    Pero el caso es que, según el relato, sí puede intervenir y, de hecho, interviene. Interviene en la liberación de la esclavitud egipcia e interviene también en esta historia que nos cuenta Marcos, aunque intervenga indirectamente, a través de Jesús, que les permite a los espíritus alojarse en la piara de cerdos. No entiendo por qué sostienes que del texto se deduce que el Señor no puede intervenir y que no interviene.
     
    Si no interviene ni directamente ni indirectamente, ¿por qué los espíritus necesitan permiso para trasladarse a los cerdos? ¿Por qué Jesús le dice al hombre que divulgue lo que el Señor ha hecho por él y que muestre su misericordia? ¿Por qué el hombre publicita lo que Jesús ha hecho por él? Esas circunstancias no las invento yo, ni las interpreto: están ahí, en el texto.
     
    ……………………………………………………………
     
    Si me lo permites (en el sentido de si no te opones) te digo un par de motivos por los que tu interpretación, aunque me resulta atractiva como tu pensamiento y concuerdo con ella en bastantes aspectos, no me parece que sea lo que Jesús/Marcos quisieron transmitir. Me parece importante insistir en esto, porque, en general, mis críticas en este taller, no se dirigen a lo que tú piensas, sino a la suposición de que eso era lo que pensaban Jesús/Marcos. (¿Me explico, Mª Pilar?)
     
    1º.- El leit-motiv de tu interpretación, si te he entendido bien, es la praxis conducente a la construcción de la sociedad alternativa. Las palabras “sociedad”, “social” y otras de su misma familia léxica, con el significado que tienen actualmente, se empezaron a usar en el siglo XVIII, y se divulgaron sobre todo a partir de la publicación de “El contrato social”, de Rousseau. El uso y significado de la expresión adjetivada “sociedad alternativa”, pues no lo sé, pero no crea que tenga más que unas pocas décadas.
     
    Quiero decir con todo esto que, fuera lo que fuera lo que quisieron decir Jesús/Marcos, es imposible que lo pensaran en términos de “sociedad alternativa” ni siquiera en términos de “sociedad”.
     
    2º.- Hay otro aspecto de tu libro que, a mi juicio, le resta fiabilidad a tu pensamiento en tanto que interpretación de lo que dice Marcos. Me refiero a lo siguiente.
     
    Fijémonos en el pasaje que se ha comentado en las últimas entregas. Todo es figura de algo: la barca es figura, la orilla es figura, el mar es figura, la tormenta es figura, la montaña es figura, los montes son figura, los sepulcros son figura, el poseído es figura, los espíritus son figura, la piara de cerdos es figura, su precipitación al mar es figura, etc., etc., etc.
     
    ¿Todo es una figura de algo? No, todo no: Jesús no es una figura, Jesús es el único ente del relato con realidad corporal. La palabra “Jesús” es la única palabra del texto de Marcos que alude a algo realmente existente, a cierta persona. Todo lo demás es virtual.
     
    ¿Te das cuenta del panorama que se desprende de tu interpretación? Un señor de carne y hueso, real como la vida misma, rodeado de unos paisajes y de unos personajes virtuales. Una persona real rodeada de un universo ficticio, inmersa en un universo literario de símbolos, alegorías, metáforas, parábolas, analogías…
     
    ¿Por qué no eres valiente (¿congruente?) y das el paso de interpretar al mismo Jesús como una figura? Seguro que sabes de qué.
     
    Saludos cordiales
     
    PS.: La respuesta a tu pregunta, mañana o pasado mañana, que esto ya se ha hecho muy largo

  • 3ª ¿A qué alude el “Señor”, exactamente?
     
    El relato que tratamos responde a unos sucesos históricos: la controversia entre el grupo y Jesús derivada de la oposición de los seguidores a la estrategia de las parábolas. Jesús buscaba con ellas el compromiso personal para sumarse a su proyecto. A los seguidores les interesaba, sin embargo, el movimiento multitudinario y la fuerza política de las masas. Ir captando uno a uno ralentizaba sus planes. Una alternativa a escala humilde les parecía un programa sin futuro ante el gigante romano. Dudan, pues, de Jesús. Desde sus claves religiosas cuestionan el planteamiento de Jesús porque se distanciaba del Dios del AT, el que realizaba acciones portentosas y había prometido venganza, liberación y hegemonía política; el que no ponía cotos a la violencia ni descartaba los movimientos de masas.
     
    El modelo para los discípulos, el hombre esclavo, recurría sin parar a la religión buscando inútilmente soluciones a su situación de sometido:
     
    Todo el tiempo, noche y día, lo pasaba en los sepulcros y en los montes(v.5).
     
    No entiende (al igual que los discípulos) que Jesús le invite a desechar la violencia como método porque esa posición contradice la idea del Dios del AT. Sin la violencia, el esclavo se siente desprotegido y estima que Jesús le condena al suplicio de su capitulación ante los opresores. Le pide incluso un aval divino para el planteamiento que Jesús le propone (Esto refleja la exigencia de los discípulos a Jesús):
     
    “¿Qué tienes tú contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Por ese Dios te conjuro, no me sometas a suplicio” (v.7)
     
    A esa idea sobre Dios, Jesús opone otra extraída también del AT. En los libros tenidos por sagrados se denominaba a Yahvé: el Señor. Se le llama así recordando la gesta de la liberación de la esclavitud egipcia y su incansable compasión con los débiles. Jesús  recoge una parte de ese concepto. Para él el Señor es quien está absolutamente por la libertad. De ahí que, aunque no pueda intervenir, sea su máximo garante. De esa idea que Jesús tiene de Dios (y con ella empiezo a contestar con el texto a la antigua pregunta de Ignacio Calleja sobre mi pensamiento respecto a la religiosidad de Jesús), se desprende que, en el supuesto de existir, Dios no es el Omnipotente, sino el Impotente. El criterio de un Señor, coherente y comprometido con la libertad, exige que la opción por la libertad dependa en exclusiva del ser humano. Reconocerle como Señor conduce acto seguido a la igualdad.
     
    A modo de síntesis: el Señor alude al Dios que Jesús acepta como auténtico: el que estando por la libertad, no interviene y, por lo tanto, la acción humana a favor de la libertad cuenta con su respaldo.
     
    La conformación de una célula social cuyos integrantes hubieran renunciado a la ambición de poder y vivieran en igualdad era la clave del proyecto y la demostración de que esa forma de vida triunfaba sobre la planteada por el sistema. Estas explicaciones a los discípulos fueron condensadas por Marcos incluyéndolas en este relato figurado del hombre de la Decápolis.
     
    El esclavo liberado prescindió de hablar del Señor. Se limitó a mostrar su propia realidad de ser humano libre, aludiendo, eso sí, al hombre alentador de la libertad conseguida.
     
     
    4ª ¿No sería mucho más fácil reconocer que, por muy nobles que fueran las aspiraciones y los planteamientos de Jesús, tal vez ya no resulten totalmente operativos a comienzos del siglo XXI?
     
    Si me lo permites (entiende esta forma verbal en el mismo sentido de la no intervención de Jesús con las ideologías, es decir: si no te opones) te responderé a esta pregunta con otra:
     
    ¿Cuáles eran, a tu juicio, las aspiraciones y los planteamientos de Jesús?
     
    Aprovecho para mandarte un abrazo

  • En respuesta a Pepe

    2ª ¿Por qué dices que la frase no alude a ninguna intervención directa? ¿No es obvio que la frase alude al permiso concedido por Jesús a los espíritus para que se metieran en la piara de cerdos?
     
    La frase “Lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo” no hace referencia a ninguna intervención directa de aquél a quien el Galileo denomina el Señor, sencillamente porque no ha habido intervención alguna del tal Señor. Ha sido únicamente el hombre quien, tras reflexionar sobre sí mismo, ha intervenido tomando la determinación de liberarse de las ideologías que le tenían encadenado.
     
    Jesús se limitó a no presentar oposición al objetivo buscado por las ideologías, refugiarse en los cerdos. En un relato figurado tiene cabida que las ideologías pregunten a quien anima al esclavo a desecharlas si pondrá alguna pega respecto al lugar elegido por ellas. Es una manera de mostrar la inferioridad de las ideologías del poder ante el ser humano libre. El regreso de las ideologías a su procedencia indica su fracaso.
     
    El verbo griego empleado por Marcos (epitrepo) transmite el concepto de admitir total libertad. La propuesta del Galileo elude absolutamente la imposición de las ideas.

  • salvador santos

    Buenos días, Pepe.
     
    Voy a tus preguntas.  Contesto en diferentes entradas por razones de tiempo y  para disimular la extensión:
     
    1ª. ¿A qué te refieres exactamente al hablar del sentido del verbo original? ¿Hay que traducirlo por “ha hecho” o por “ha hecho y sigue haciendo”, o simplemente por “hace”?
     
    Me refiero al sentido del tiempo verbal griego empleado por Marcos. Se trata de un perfecto, un tiempo que en el griego clásico, en los LXX y en el NT posee un significado sin correspondencia con ningún tiempo verbal de nuestras lenguas modernas. Cuando el autor quiere expresar una acción ejecutada en el pasado acude al tiempo griego aoristo (nuestro indefinido). Pero si pretende hablar de una acción pasada cuyos efectos siguen perdurando en el presente (ese es el valor especial del tiempo griego), recurre al perfecto. La traducción más normal es: ha hecho. Como aquí ahondamos en una lectura del texto original griego de Marcos, aportamos el detalle de la significación del tiempo verbal usado por él sin adentrarnos en cuestiones técnicas para no marear..  
     
    Interpretar el texto desde traducciones genera graves desvaríos. El análisis riguroso del mismo exige la lectura desde el original griego, aunque ante este método, por una tendencia natural a la simplificación, surjan las normales resistencias y no pocas incomprensiones. Dos ejemplos:
     
    Ejemplo 1. Cuando se sigue la literalidad de Mt 5, 3:
     
    “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”,
     
    alguien, con toda lógica, puede pensar que se trata de promesas infundadas para apocados con el fin mantenerles en la resignación. Pero si traducimos:
     
    “Dichosos los que eligen ser pobres, porque esos tienen a Dios por rey”,
     
    habrá quien saque como conclusión que hemos retorcido el texto y se reafirmará en su razón de pensar que se trata de un asunto para apocados.
     
    Ejemplo 2. Una lectura superficial del texto del Génesis donde se afirma que Dios hizo al hombre de barro considerará tal relato como fabulación que  presenta absurdamente el inicio del ser humano como un cacharro. Ahora bien, si explicáramos con detalle que ese relato se escribió como una interpretación del origen de la vida humana a raíz de la experiencia histórica de la salida de la esclavitud de Egipto, no faltará quien esconda su incomprensión tras calificativos cargados de sarcasmo y renuncie a entender el sentido del relato regresando a la crítica fácil de que se trata de cuentos.

  • salvador santos

    Hola Honorio
     
    Respondo a tus dos preguntas lanzadas al aire y aprovecho para aportar algunas consideraciones relacionadas con tu comentario.
     
    1. ¿Qué es la libertad, cómo se conquista la libertad?
     
    Ajustándonos a este texto de Marcos, la libertad es emancipación y se conquista optando decididamente y en la práctica por ella.

    2. No hay ningún milagro del Altísimo, ni en este ni en ningún otro relato.
     
    3. Tras este relato figurado confeccionado por Marcos hallamos un trasfondo histórico: el encontronazo entre el grupo de discípulos y Jesús con motivo de la estrategia de las parábolas y las discusiones entre ellos para solventarlo. Los discípulos, abogaban por un movimiento que incluyera a las masas como fuerza política. Jesús defendía, en cambio, una propuesta humilde, pero real y definitiva:
     
    La vida anhelada, la eterna, la comenzamos AHORA.
     
    La igualdad que perseguimos, la iniciamos YA.
     
    Me surgen algunas preguntas:
     
    ¿Somos capaces de entender esto?
    ¿Tenemos el coraje de hacerlo?
     
    Según el relato, el Dios violento y vengativo del AT en el que se escudaban los seguidores es falso. Sus promesas de supremacía política, inútiles. Para Jesús, el auténtico es el absolutamente comprometido por la libertad. En consecuencia, no interviene. La tarea compete al ser humano. La libertad es lo realmente divino. Por ahí no hay equivocación.
     
    4. Conseguir la libertad puede suponer un proceso. Será tanto más decepcionante, a mi juicio, cuando más tardemos en dar el paso decisivo para alcanzar su fin. Un paso no es un proceso, sucede en un momento.
     
    5. La barca no es figura representativa de clueca-Dios-Comunidad de creyentes-Gheto de cristianos. Lejos de aparecer como refugio, representa a la sociedad alternativa en su dinámica de aprendizaje y consolidación.
     
    En este oscuro panorama que vivimos se hace cada vez más necesario encontrar luz en estructuras sociales cohesionadas y basadas en la igualdad, ya sean minúsculas e insignificantes. Esa misma necesidad tenía la gente en la Palestina del siglo I. El Galileo se dio cuenta y puso en marcha su programa. Ahí radicó su coraje; y su grandeza.
     
    Y nosotros, ¿qué?
     
    Te mando un abrazo

  • pepe blanco

    El evangelio según Salvador Santos.
     
    En algún momento comenté que creía estar más de acuerdo con Salvador Santos que con Jesús/Marcos. Cuanto más leo el libro de Salvador, más me voy convenciendo de ello.
     
    Quiero decir que las ideas que expresa Salvador me suelen parecer, en general, buenas ideas (no todas, como la insistencia en la –única- sociedad alternativa y algunas otras), afirmaciones con las que puedo estar o llegar a estar de acuerdo, tal vez con matices.
     
    Ahora bien, que esas ideas sean las que quiso transmitir Marcos, eso, la verdad es que cada vez lo veo menos.
     
    En mi opinión, la interpretación que hace Salvador, figurada hasta el manierismo (empleo esta palabra para no entrar en la discusión si las figuras son alegorías o símbolos ometáforas u otras cosas), no consigue interpretar coherentemente, en mi opinión, algunos términos que a mí me parecen claves.
     
    Supongo que estoy influenciado por la percepción que tradicionalmente se nos ha ofrecido de los evangelios. Vale, lo acepto. Pero la interpretación figurada que se nos ofrece, no me parece que resuelva problemas como los del “sembrador”, “el acto de sembrar”, que ya comenté en entregas anteriores y, ahora en esta, las referencias al Señor y a lo que al Señor hace.
     
    “La acción que corresponde al sentido del verbo original, es decir, lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo, no alude a ninguna intervención directa, sino que está referida a la libertad que el hombre ha podido y puede seguir experimentando. La plenitud humana, expresada en la figura del hombre libre, representa el horizonte que se alcanza y se mantiene cuando se renuncia definitivamente al poder y se acepta la soberanía de la igualdad que garantiza “el Señor”.
     
    Salvador, ¿a qué te refieres exactamente al hablar del sentido del verbo original? ¿Hay que traducirlo por “ha hecho” o por “ha hecho y sigue haciendo”, o simplemente por “hace”? En todo caso, ¿por qué dices que la frase no alude a ninguna intervención directa? ¿No es obvio que la frase alude al permiso concedido por Jesús a los espíritus para que se metieran en la piara de cerdos? ¿A qué alude el “Señor”, exactamente?
     
    ………………………………………………………………..
     
    Una impresión se va afianzando en mí.
     
    Me da la impresión de que muchos os empeñáis en hacerle pensar a Jesús cosas que difícilmente pudo haber pensado. ¿No sería mucho más fácil reconocer que, por muy nobles que fueran las aspiraciones y los planteamientos de Jesús, tal vez ya no resulten totalmente operativos a comienzos del siglo XXI?
     
    Antes, era Jesús el que salvaba a los cristianos. Ahora es como si fuera al revés: como si fueran los cristianos los empeñados en salvar a Jesús. Salvarlo de la historia, del error y del olvido.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Al ser humano LIBRE se lo reconoce en que ESTÁ:
     
     1.- SENTADO
    De entrada, observan su posición: “sentado”. Sin indicación de lugar, distinguen al ser humano, pacífico después de su liberación, en contraste con su actitud anterior permanentemente agresiva. Frente al hombre dominado, la posición “sentado” permite contemplar su serenidad, el dominio sobre sí mismo, y su autoridad sobre las circunstancias que lo rodean.
     
     2.- VESTIDO
    Aparece vestido, como signo de la grandeza de su condición humana. Por oposición a desnudo, que es el estado infortunado de prisioneros, cautivos y deportados. Estar vestido simboliza la alta categoría del ser humano, dueño de su libertad.
    Para la mentalidad del Antiguo Testamento ir desnudo es signo de prisioneros o fugitivos. El pobre no va sin ropas, las lleva escasas o en malas condiciones.
     
     3.- EN SU JUICIO
    Por último, ven al hombre “en su juicio”. Se halla en el polo opuesto a la demencia. Ha logrado recobrar su propia individualidad, alejándose de la despersonalización a que lo sometían ideologías ajenas a su condición humana. Había abandonado la razón por la agresividad. Por eso, en ese estado, no se reconocía al sujeto en sus intervenciones.
     
    … y todo esto des-orienta al Opresor
    ………………….
    ¡Vamos todavía! – Oscar.
    ………………….
    Lento viene el futuro
    lento
    pero viene
    ································
    ese experto futuro que inventamos
    nosotros y el azar
    cada vez más nosotros
    y menos el azar.
    Mario Benedetti
     

  • Antonio Duato

    Desde mi condición de viejo buscador de las rendijas de libertad que muy a su pesar se pueden encontrar en el sistema y de mi condición de amanuense de esta relectura de Marcos, me adhiero al comentarios de Honorio que me gustaría haber sabido escribir yo. Sobre todo a esto que resalto:

    • La libertad, a mi juicio, se siente y se vive por dentro, hacia adentro y desde dentro del ser humano. Y forzosamente se derrama a nuestro alrededor, y nos impulsa a acciones en defensa de la libertad de todos los seres humanos.

    Y:

    • No se trata de volver a la barca y a refugiarse bajo las alas de la clueca-Dios-Comunidad de creyentes-Gheto de cristianos, sino de ser luz del mundo, sal de la tierra, semilla en el campo.
  • h.cadarso

    “Libertad, libertad, libertad” ¿Qué es la libertad,cómo se conquista la libertad?
    Parto del supuesto de que esta historia de Marcos es más bien una parábola, una alegoría, que un hecho histórico. Que esta parábola proclama que el núcleo central del mensaje de Jesús, del Evangelio, de la Buena Nueva, es conquistar para el ser humano la libertad, liberarlo de los demonios que le oprimen, demonios que esta parábola-alegoría define perfectamente en los cerdos, que simbolizan a la Legión romana, que simbolizan a la violencia que la sociedad tiránica ejerce sobre la persona.
    En este momento, los cerdos cambian de personalidad, ya no son los legionarios romanos que nos oprimen sino el dinero, la riqueza que nos alimenta y que es manejada por el poder económico-político-militar. Sea, Salvador Santos, acepto el cambio de tercio, el cambio del símbolo de los legionarios por el del  dinero y alimentos.
    El comportamiento de los “responsables” de los cerdos, tanto porqueros como gestores de la riqueza que suponía una piara de mil cerdos. define a la perfección el comportamiento de los gestores del capitalismo ante esa explosión que supone el resurgimiento del ser humano  que ha recuperado su libertad. !Estupendo! Los gurús de la crisis actual, los “mercados” y los políticos que los tutelan actúan como se describe en el evangelio de Marcos. !Chapeau!
    Ahora bien, hoy no se producen esos milagros de que el ser humano recupere la libertad por una intervención especial del Altísimo. La libertad un proceso quizá muy lento, de años, es algo que florece alrededor de personas que luchan por su libertad, y con su lucha generan un efecto oleada o marejada, un efecto dominó…La Libertad se contagia. Un creyente, desde luego, entiende que ese impulso hacia la libertad, al igual que la misma existencia del ser humano, proviene de un Ser trascendente al que llamamos Dios, y en nuestro caso se nos transmite a través del Hijo del Hombre, primicia de los seres humanos que alcanzaron la libertad, Jesús de Nazaret. Pero tampoco vale la pena discutir de dónde procede, lo que importa es que se produzca, y que de hecho se produce: todo ser humano se siente empujado hacia la libertad…
    Lo cual no tiene por qué llevarnos a una fórmula de convivencia inspirada por el Anarquismo. (¿O sí?) La libertad, a mi juicio, se siente y se vive por dentro, hacia adentro y desde dentro del ser humano. Y forzosamente se derrama a nuestro alrededor, y nos impulsa a acciones en defensa de la libertad de todos los seres humanos. La libertad es una conquista en colectividad, y si no avanza el nivel de libertad de la colectividad, tal libertad no existe.  En este sentido, es perfecto el mandato de Jesús al que ya no está endemoniado que le encarga de volver a su casa y contar la maravilla y la compasión que el Señor (el Señor de la libertad!) ha hecho con él.
    No se trata de volver a la barca y a refugiarse bajo las alas de la clueca-Dios-Comunidad de creyentes-Gheto de cristianos, sino de ser luz del mundo, sal de la tierra, semilla en el campo. Tampoco se trata de apuntarnos al pueblo elegido y culturizado en la mentalidad vetero-neo-testamentaria, circuncidado o bautizado. Se trata de colaborar en la lucha por la conquista de la libertad y por crear una sociedad en la que todo individuo pueda alcanzar la libertad, disponga de las herramientas que necesita para construir su propia libertad.