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En la muerte de Santiago Carrillo

En el mismo momento en que se abre la capilla ardiente al ex secretario general del PCE en el mismo local en que celebraba hace unos días el Congreso de Teología sobre Cristianismo, mercado y movimientos sociales, ATRIO se une al duelo de tantos, pero sobre todo de su viuda y de sus hijos. Y, como sería repetitivo reproducir todos los homenajes que está recibiendo de la clase política y de todos los medios (a los que en buena parte nos sumamos), nos parece oportuno publicar también este artículo de Salvador López Arnal en Rebelión, respetuoso pero crítico sobre todo respecto a la manera con que aceptó una transición/transacción que hoy se está mostrando como demasiada rendición a las fuerzas capitalistas que han seguido dominando en España. Ojalá que, aun abriendo aquí un debate tan vidrioso, consigamos que no se pierda el respeto y la argumentación serena en vez de la descalificación total, tanto respecto al difunto Carrillo como a los participantes en el debate.

En la muerte de Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE

No se trata de lanzarse corvinamente sobre la figura y la obra de una persona recientemente fallecida. En absoluto. Tampoco de construir pueril y falsamente una apología sin grietas que ni a él mismo le hubiera interesado en lo más mínimo.

No entro en el papel de SC en algunos sucesos -que siguen siendo discutidos por los historiadores- de nuestra mal llamada guerra civil (me refiero obviamente a lo sucedido en Paracuellos). No entro en dar cuenta del papel de Carrillo en las luchas internas en el principal partido de la lucha antifranquista. Tampoco en los motivos de su marcha del PCE (ni en sus malas prácticas políticas de aquellos años) ni en su posterior aproximación al PSOE ni siquiera en sus curiosos enamoramientos políticos. Dejo aparte sus intervenciones en una de las tertulias vespertinas de la cadena SER en compañía, siempre entre colegas, de uno de los políticos franquistas y neofranquistas que más mal han hecho a las clases populares de este país (y de países latinoamericanos). Hablo, claro está, de Martín Villa.

No entro en ello. Quiero referirme muy brevemente al papel de SC en la transición-transacción española sin olvidar, por supuesto, un nudo esencial de su biografía: como muchas otros ciudadanos y ciudadanas, como muchos otros militantes republicanos y antifranquistas, Santiago Carrillo fue perseguido duramente por el fascismo español y, como otras (muchas, muchas menos de las que dicen ser y se ubican en la cómoda y vergonzosa etiqueta de la “resistencia silenciosa”) el autor de Eurocomunismo y Estado combatió, en la medida de sus fuerzas, desde sus análisis y con sus posiciones, y, desde luego, con una indudable voluntad de poder -y con métodos y procedimientos no siempre admirables- contra un régimen y una de las etapas más sangrientas, represivas y antidemocráticas de un país cuya historia sigue siendo una de las más tristes e injustas de la Historia.

Lo esencial del papel de SC, de la línea política que defendió y fue mayoritaria -pero no única ni sin críticas ni sin disidencias notables- en el PCE y PSUC en los años de la “Inmaculada Transición” (Jorge Riechmann) lo dijo, una vez más, un ex miembro del Comité Central del PCE, Manuel Sacristán (y Francisco Fernández Buey con él, quien me habló repetidas veces del artículo de su amigo y compañero que él consideraba un clásico de la buena literatura anticapitalista [1] y de la aproximación crítica y temperada (pero sin complejos ni medias verdades) que en él podía leerse al papel de la tecnociencia en la sociedad contemporánea [2]).

Tras comentar críticamente algunas aproximaciones insustantivas y con escaso coraje poliético a lo que subyacía tras la barbarie “modernizadora” del aceite de colza, el ex dirigente comunista que en su día apoyara la idea de “reconciliación nacional” señalaba que a estas alturas de la historia –escribía en 1981- era aburrido y también triste no poder comentar nada de la vida cotidiana española sin aludir críticamente a los partidos obreros. “Pero es evidente que éstos no hacen prácticamente nada por contrarrestar la intoxicación moral de las masas que acompaña y facilita su otra intoxicación”, la del aceite en este caso. Igual que al tratar la crisis económica, señalaba Sacristán y el comentario encaja muy bien en nuestra hora, “han aceptado la lógica del sistema y acusan exclusivamente al gobierno de los burgueses, el cual no es por sí mismo culpable más que de los particulares refinamientos que una mala administración añade a torturas fundadas en última instancia –última pero nada lejana ni inescrutable- en el sistema económico-social”, es decir, en el capitalismo “de 1857 y en el de 1981”.

El traductor de El Capital concluía su reflexión indicando que para “empezar a salir de este basurero letal hay que intentar subir por un camino distinto del círculo sin pendiente elegido por el PSOE y el PCE. Y hay que llamar a las cosas por su nombre –fuerzas productivas, relaciones de producción, clases sociales, explotación, capitalismo- y reírse de la risa de los que están de vuelta sin haber ido más allá de la Carrera de San Jerónimo o del Parc de la Ciutadella”.

Santiago Carrillo, entonces secretario general del PCE (quien por cierto años después participó en los documentales sobre Manuel Sacristán dirigidos por Xavier Juncosa [3] aceptando algunas de las críticas formuladas en su día por el editor de la gran Antología de Gramsci a quien conoció al regresar del Instituto de lógica de Münster en la primavera de 1956), el malogrado Santiago Carrillo, decía, acaso fuera más allá en muchos momentos de su vida de la Carrera de San Jerónimo pero no dejó de reírse de las razonables y documentadas disidencias republicanas y honradamente comunistas que surgían en su propio partido; transitó por ese círculo sin pendiente del que hablaba Sacristán y, sobre todo, se dejó deslumbrar -de derecha a izquierda y de abajo a arriba- por valores, halagos, premios y falsas ensoñaciones de esta civilización capitalista cuyos nudos esenciales estaban y están a la vista de todos. Algunas de sus argumentos a favor de los Pactos (imposiciones) de la Moncloa, por ejemplo, esos que precisamente han sido elogiados tras su muerte (y ya en vida) por la derecha extrema española y la Casa Real borbónica, no pasarán, sin atisbo para ninguna duda, a la historia de las intervenciones políticas revolucionarias.

Notas:

[1] Manuel Sacristán, “Intoxicación de masas, masas intoxicadas”. Pacifismo, ecologismo y política alternativa. Icaria-Público, Barcelona, 2009, pp. 97-103.

[2] Hay huellas de todo ello en las entrevistas, escritos y conferencias que el autor de La ilusión del método y Albert Einstein: ciencia y consciencia, escribió e impartió en los quince últimos años de su vida.

[3] Xavier Juncosa, “Integral Sacristán”. El Viejo Topo, Barcelona, 2006. Santiago Carrillo tuvo la amabilidad de recibir, sin plantear ningún problema, al director de los documentales y aceptar una entrevista en la que algunas preguntas contenían algún punto crítico (superables, desde luego, por un viejo zorro de la política como era Santiago Carrillo).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

10 comentarios

  • luis a. henríquez

    H. Cadarso:
     
    En la historia reciente de Canarias existió un comunista de pro llamado Germán Pírez. Hombre de una descomunal humanidad, amén de entusiasta ajedrecista.
     
    Claro que los ha habido, por todas partes.

  • luis a. henríquez

    H. Cadarso:
     
    Su última reflexión es muy amable, atenta, sosegada. Se la agradezco. Sin embargo, considerando sobre estos asuntos no puedo sino esbozar una ligera sonrisa -no sé si pícara o qué-, aun para mis adentros: si a usted -yo también prefiero el tuteo, incluso con los obispos, particular que la inmensa mayoría de los jerarcas detesta, claro: el poder es el poder, es decir, su control- le ha llegado a parecer que he sido injusto con la herencia, la memoria, la vida y milagros de Santiago Carrillo, el dirigente comunista recientemente fallecido, métase en algunas páginas digitales de la llamada derecha católica… Lo más bonito que le llegan a decir al expresidente del Partido Comunista de España: asesino diabólico (sic).
     
    No hace ninguna falta que aclare que no conocí en persona a Santiago Carillo y que por tanto nunca lo traté; por si las moscas, empero, lo estoy aclarando aquí y ahora. Con todo, Carillo me resultaba simpático, humanamente simpático, humanamente hablando simpático. similarmente a lo simpático o agradable que me resultaba ese otro comunista ilustre también fallecido y llamado José Saramago, a pesar de discrepar de sus postulados en esto y en lo de más allá.
     
    Nada más.

  • h.cadarso

      Señor Henríquez, su comentario en respuesta al mío resulta más equilibrado, reconoce también los crímenes del capitalismo, cosa que yo eché de menos en el anterior.
      De todos modos, valdría la pena debatir en profundidad lo que el comunismo, como ideología y como praxis, ha aportado a la paz del mundo y de Europa y de España, y lo que ha aportado a la paz el capitalismo, porque yo no me conformo con repartir las culpas a partes iguales entre el uno y el otro, me parece demasiado simple.
      La Transición democrática fue en una parte muy importante propiciada por Santiago Carrillo y por los 200.000 militantes del PCE en aquel momento: por el jesuíta cura del Cerro del tío Pío, por Picasso, por miles de católicos militantes que se afiliaron en aquel momento al PCE, por Pablo Neruda…Y esa Transición tenía como objetivo número uno apartar de una vez para siempre en España cualquier amenaza o tentación de recurrir a “asonadas” o “golpes de Estaado a lo Tejero”. Por eso Carrillo fue el único diputado que no se escondió y se mantuvo firme en su sillón de diputado aquel 23 de febrero del “tejerazo”…El único, señor Henríquez.
       Hay todo un muestrario de intelectuales y pensadores comunistas que se han distinguido en la lucha por la paz. Permítame que le diga que, en mi opinión, el pensamiento de inspiración capitalista y la praxis capitalista han sido esencial e intrínsecamente belicistas, violentos, destructores y genocidas.
      Usted ha escuchado alguna vez a Santiago Carrillo. Otros hemos trabajado con él, hemos discrepado de él.

  • luis a. henríquez

    H. Cadarso:
     
    Como si yo defendiese el capitalismo, según usted sugiere… Cuando resulta que ni me conoce usted a mí.
     
    Mi comentario, que nace de una cierta duda o perplejidad que tengo, si dirige hacia los crímenes genocidas del estalinismo de la antigua URSS y de todos los países satélites -con sus dictadores llamados Chauchesco y compañía-. Pero también pregunta por todos los crímenes de Pol-Pol, además de por los de Mao, etcétera. Por no hablar de los ocasionados por multitud de guerrillas y grupos terroristas de inspiración marxista que han existido en todos los continentes de nuestro atribulado mundo.
     
    También condeno la injusticia de las víctimas del capitalismo, el desequilibrio Norte-Sur, el hambre de cientos de millones de personas de nuestro mundo. Y las guerras todas y el armamentismo -de hecho no hice la mili, me negué a hacerla-.
     
    Escuché al difunto Santiago Carrillo un cierto número de veces, él como comentarista de la actualidad nacional e internacional, y al menos yo no le escuché nunca condenar los horrores y crímenes ocasionados por los regímenes comunistas que el mundo ha conocido en el plazo de apenas un siglo. Afirmo que yo no alcancé a escuchar de sus labios condena alguna, lo cual no quiere significar forzosamente que no los condenara. Significa lo que significa. Nada más. Y nada menos.

  • francisco javier peláez

    A mí el artículo que más gracia me ha hecho es el de Martín Villa en EL PAIS pidiendo que Dios acoja en los cielos a Carrillo.Artículo pretencioso donde los haya;parte del absurda de que los comunistas-si es que Carillo aún lo era-o la gente de izquierdas no puede entrar en el cielo.Yo creo que,en realidad,Martín Villa no qyuiere a gente de izquierdas en el infierno no vaya a ser que empieza a hablar de igualdad a Belcebú:”nada de privilegios;aquí o todos vuleta y vuelta, o muy hecho o poco hecho..;nada de que los de derechas menos chamuscados…”.Ese creo que es el verdadero problema de Martín Villa.

  • h.cadarso

      Me parece injusto reprochar a Carrillo que no condenó las muertes de 100 millones de personas provocadas por el comunismo. El sí condenó y se desmarcó del estalinismo, condenó la invasión de Checoslovaquia por las  tropas rusas en 1968, y planteó con el eurocomunismo una vía democrática hacia el socialismo. ¿Qué más se puede pedir, señor Henríquez?
      ¿Acaso usted ha condenado con la energía justa la guerra del Vietnam, la del Irak, la de Afganistán, la dictadura de Pinochet, la de Videla, las hambrunas que provoca el actual capitalismo financiero en el mundo entero, los asesinatos provocados por los “nacionales” entre 1936 y 1950 y más allá?
      A la hora actual, el comunismo ha desaparecido, pero los asesinatos por las armas o por el hambre se siguen produciendo por millones. Creo que deberíamos procuparnos preferentemente de lo de ahora. El mismo Carrillo ha dejado dicho que el capitalismo podría provocar la extinción de la especie humana. Y va usted y nos recuerda los asesinatos que produjo el comunismo…Agua pasada no mueve el molino… 

  • pepe sala

    Yo conozco y convivo ( en ocasiones) con comapañeros de Carrillo durante sus exilios. ( excepción de su ” exilio” durante varios años en EE UU de América.)
     
    Carrillo nunca fue santo de mi devoción ( yo, lo más cercano que ando es en el ¿comunismo?) y desde que he conocido a unos cuantos compañeros-as de Carrillo ( en Francia, Rusia, Yogoslavia de los tiempos de Tito, Chequia… ) y he escuchado-leido historias TERRORIFICAS respecto a Carrillo, tengo mucha menos devoción por el ” santo” tan homenajeado por Martín Villa, port Fraga Iribarne, por el Rey Juean Carlos, por el Jefe Nacional de Glorios Movimiento – un tal Suárez cuando pacta con Carrillo la tristemente famosa transfusión, por Fwelipe González  y su supoeusto socialismo ,y si me apuran un poco por el mismísimo santo padre de Roma.)
     
    En definitiva, que yo no me alegraré de la muerte de nadie ( aunque tampoco creo conveniente que se eternicen como seres humanos), ni me alegraré de que la Presidenta madrileña se haya vista obligada a dimitir por motivos  personales. Pero celebro un montón que ambos personajes hayan dejado de  MAL-influenciar en la política de un pais que ya tiene suficientes problemas sin personajes tan ¿ oscuros? ( bueno, lo de oscuros lo pongo entre interrogación porque los mas-medias suelen convencer al personal de cosas muy extrañas. ) ¿ Por qué les pongo juntos ?? vaya usted a saber…
     
    Y, curiosamente, lo de Paracuellos del Jarama es de lo que menos se le puede imputar al Carrillo, por más que 70 años de sistemática mentira y desinformación sigan dando el coñazo con el tema.
     
    Como dicen los cristianos: ” descanse en paz”. No tengo dudas de que será otro de los personajes que conseguirán la famosa ” salvación de alma” y estará muy a gusto con SUS AMIGOS. Pero no estarán los comunistas en el mismo ” cielo” que esté Carrillo.
     
    Vale, pues.

  • luis a. henríquez

    Lo que no recuerdo es que Santiago Carrillo condenara alguna vez los crímenes de los regímenes comunistas que en menos de 100 años han ocasionado en el mundo entero alrededor de 100 .000.000 de muertos. Que no es moco de pavo.
     
    En cuanto a los crímenes de Paracuellos del Jarama, parece imposible que no supiera que estaban ocurriendo, por más que quede por probarse si participó directamente en la orden de acabar con las vidas de los varios miles de personas que allí fueron asesinadas.
     
    Lo anterior, sumado a los “enredos” propios de su actividad política, queda ya para siempre en el debe del carismático político comunista español. Aclarado lo cual, bien que haya quienes traten ahora, recién fallecido el personaje, de hacer salir a la luz las virtudes, logros y méritos del señor Santiago Carillo.

  • Antonio Vicedo

     
    Un gran vacío en el campo de la política de izquierdas española y global que lo hubiera sido mayor, si Santiago no hubiera sometido su liderazgo al fanatismo por el modo soviético del socialismo, denominado comunismo, y no hubiera tenido que esperar a los años 70, como ha afirmado en algunas de sus entrevistas, para reconocer lo que ya el informe de ÁNGEL PESTAÑA al Socialismo Español dejaba tan claro sobre lo que estaba realmente sucediendo en la Revolución Soviética.

    Pero el  ímpetu de su entusiasmo revolucionario le llevó a encariñarse por la eficacia del Poder conseguido a costa de estrategias y tácticas de mando y disciplina férrea entre lideres y militantes, confusión práctica del proceso revolucionario que, llamándolo DICTADURA (Concepto y práctica siempre divergente de la Dignidad y Libertad Humana) DEL PROLETRAIADO, en realidad era OTRO MODO de DICTADURA SOBRE EL PROLETARIADO y CIUDADANÍA GENERAL.
    Acertado ha estado este gran líder político en su pensamiento y compromiso sobre la necesidad de cambio radical del Sistema Relacional Humano, pero no tanto (aún valorando en lo que se merece su última etapa militante) en los modos que la condición humana exige de no pasar nunca la línea roja de los derechos humanos fundamentales de LIBERTAD y RESPONSABILIDAD para todos los ciudadanos; lo que conlleva ajustarse al cauce de la Fuerza de la Razón, sin referencia alguna para el de la Razón de la Fuerza, objetivo que no es alcanzable sino mediante una racionalidad basada en la Verdad y una práctica coherente de SOLIDARIDAD general , o muy generalizada.

    Gracia a Carrillo por la parte positiva de su largo testimonio y llamada de atención desde sus desvíos o carencias de humanismo para sacar necesarias y eficaces rentabilidades sociales.

  • h.cadarso

    La trayectoria de Santiago Carrillo se acomoda a la trayectoria general del comunismo internacional: primero fue Lenin, luego Stalin, luego Kruschev, luego Gorbachov, luego Yeltsin, luego Putin…La ruta de Santiago Carrillo podría decirse que sigue la línea que marcaron todos ellos en la URSS, hoy Rusia…Del marxismo-leninismo al capitalismo desenfrenado que hoy padecemos, propiciado por la entente más o menos cordial del bipartidismo PP-PSOE: guerrilla de los años 40, reconciliación nacional desde los años 50, transición democrática desde los años 70, y regreso en franca retirada hacia las trincheras de la socialdemocracia…Y los partidos de tendencia marxista hechos unos zorros, como resultado de tantas operaciones de cirugía estética.
    Uno se pregunta por qué demonios no se produce en ningún caso una trayectoria contraria en los santones de la derecha y el capitalismo: por qué George Bush, o Mario Vargas Llosa, o Lech Walesa, o Benedicto XVI,  no podrían evolucionar hacia posiciones socialistas y marxistas, para compensar esa maldita tendencia a dejar los ideales solidarios y apuntarse al caballo ganador del capitalismo…
    Dicen que Santiago Carrillo intentó luchar contra la implantación del bipartidismo que se inició con el golpe de Tejero y Calvo Sotelo. Si así fuese, uno se pregunta por qué terminó en el partido donde se inició…
    Todos quieren dirigir al pueblo, nadie se conforma con servirle y aceptar sus propuestas, las del pueblo, quiero decir.
    Mañana saldrá en http://www.durangon.com un comentario al respecto.