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¡Por favor, católicos en la vida pública, no!

Hoy continúa el XXXII Cogreso de Teología sobre Cristianismo, mercado y movimientos sociales. Para seguir su desarrollo los que no podemos asistir y como invitación a quien, estando en Madrid, se decida a ir a algún acto, ofrecemos el programa de hoy. Y ofrecemos también un excelente artículo de Carlos F. Barberá, Catolicismo y vida pública, que encontramos ayer en Alandar cuando copiamos la entrevista a J. A. Pagola. Se refiere a otro tipo de Congreso católico a quienes sí apoya Rouco, seguro.

7 de septiembre, viernes

Mañana

10,00-11,30 Comunicaciones: Modera Javier Onrubia

Solidarios por el desarrollo. Una organización de Voluntariado con Programas en distintos ámbitos de actuación. Cristóbal Sánchez Blesa

  • Una experiencia de acompañamiento con los Sin techo. Comunidad de Fray Pacífico de la Pobladura
  • Comisión de Movimientos Sociales de  Iglesia de Base de Madrid

11,30-12,00 h.: Descanso

12,00 h. Mesa redonda: Los movimientos sociales ante la crisis. Modera: Saúl Pérez Martínez. Presidente de JOC

Intervienen

  • Alberto Garzón. Diputado de IU en el Congreso de los Diputados
  • Lourdes Lucía.  Ex presidenta de ATTAC. Madrid
  • Emmanuel Rodríguez. Editorial Traficantes de Sueños

Tarde

17,00-18,30 h.: Mesa redonda 2: Los movimientos cristianos ante los mercados. Modera: Mar Grandal. Católicas por el Derecho a Decidir

Intervienen

  • Labor de Voluntarios de la Parroquia de San Carlos Borromeo en el Poblado del Gallinero
  • Comisión de Movimientos Sociales de Iglesia de Base de Madrid
  • Red de Apoyo Inter-Lavapiés. Pepa Torres. Teóloga y educadora social

19,00-20,30 h.: Conferencia 2ª. Los Movimientos Sociales. Pensamiento y praxis para el cambio. Alicia Puleo. Profesora de Filosofía. Universidad de Valladolid

————–

Catolicismo y vida pública

Carlos F. Barberá,Miércoles 5 de septiembre de 2012. Publicado en alandar nº290

Allá por los años sesenta y tantos, en una obra que, me parece recordar, montaban Els Comediants, aparecía la policía al grito de “Dispérsense o tiramos al aire”. Uno de los reunidos gritaba, aterrado: “¡Por favor! ¡al aire no, al aire no!”.

Me ha venido a la memoria esa escena al borrar correos en mi ordenador y encontrar un anuncio antiguo de esas semanas que organizan los Propagandistas bajo el eslogan de “Católicos en la vida pública”. Y he sentido las mismas ganas de gritar: “¡Por favor, católicos en la vida pública, no!”.

Católicos como el señor Dívar, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, que hace más veinte viajes a Marbella en largos fines de semana, se aloja en hoteles de lujo y come en restaurantes caros, todo a cuenta del contribuyente. Que arguye que 8.000 euros (luego fueron más de 13.000) “son una miseria”, que miente en sus declaraciones, que sólo dimite cuando ya no tiene más remedio y que se va “con la conciencia tranquila”.

Católicos como el señor Trillo, cuyo ministerio organizó un chapucero traslado de tropas desde Afganistán en el que murieron 62 militares y en el que razones de conveniencia política llevaron a la identificación falsa de 30 cadáveres. No dimitió, continuó su carrera política y ahora representa a España en Londres.

Católicos como Ángel Acebes, que mintió tras los atentados del 11M manteniendo la autoría de ETA a pesar de todas las pruebas en contra y que ahora es consejero de Iberdrola con un sueldo de más de 400.000 euros al año.

Católicas como Nieves Ciprés, fundadora de Derecha Navarra y Española, que defiende un control exhaustivo de la emigración ilegal y el establecimiento de la cadena perpetua.

¡Por favor, católicos en la vida pública, no!

Pero, ¿de verdad no quiero que los católicos participen en la política? Por supuesto que me alegro de que fuera secretario general de la ONU Daj Hammarsjöld, un creyente y un místico; y celebro que Konrad Adenauer fuera presidente de Alemania en el tiempo de la posguerra; y recuerdo con alegría que dirigiese la alcaldía de Florencia Giorgio La Pira, con su histórica visita a Moscú en 1959 -en plena guerra fría- y su encuentro con Ho Chi Minh para poner fin a al guerra de Vietnam; y sin duda celebro la vida de Robert Schumann, uno de los padres de Europa. Así pues, ¿por qué esa expresión de rechazo sin matices?

En su cuento El antimonio escribió Leonardo Sciacia que la religión es “una gran olla en la que hierven muchas cosas y cada uno pone dentro un hueso para hacer un caldo a su gusto”. Desde que la leí, no ha dejado de convencerme la justeza de esta frase. Sobre todo la religión sirve muchas veces para cocinar el caldo de la autojustificación.

Peter Berger ya argumentó que la religión ha sido desde siempre el palio sagrado que ha cubierto y justificado las decisiones humanas: los hijos han de obedecer porque hay un cuarto mandamiento, hay que respetar a las autoridades porque Dios las ha elegido, la propiedad privada es intocable porque Dios prohíbe robar… Pero también al contrario: Dios es el absoluto y a Él se dedican plegarias y sacrificios pero hay que librarle de la contaminación de la política, que tiene otras reglas. A Dios se le da lo de Dios pero al César hay que reservarle lo suyo.

Por estos y otros semejantes caminos nos hemos topado en la vida pública con personas que afirman su catolicismo pero cuya conducta poco tiene que ver con él. Si encontramos alguna en que cristianismo y conducta pública se muestren de la mano no haremos sino alegrarnos. Hasta ahora, sin embargo, en esta democracia que sin duda merecemos por nuestros pecados, no ha aparecido esa rara avis.

Así pues, ¡por favor, católicos en la vida pública, no!

5 comentarios

  • Carmen (Almendralejo)

    A mi modo de ver, equivocada o acertadamente, creo que quienes  debieran o debiéramos de estar en lo Público, amén de las espiritualidades: católicos, ortodoxos,  anglicanos, evangélicos, budistas,  islámicos ya seamos de cualquier religión, como con los ideales y connotaciones de una filosofía política, debemos exigir que sean personas honestas con la mística espiritual y con la filosofía social, que cada persona dice  tener  y que tantas veces no se pone en práctica desde el núcleo de lo celestial y terrenal,  y no se hace en primer lugar porque tantas veces se antepone el primero en detrimento del segundo en esa dualidad rancia y casposa que los tiempos que cada jefecillo han ido dejando y deponiendo.

    Somos los-as no elegidos-as, los no electos quienes tenemos en nuestras manos deponer a quienes sin nosotros-as no son NADIE, porque hasta el propio Estado sin el Pueblo no es nada, ni existe. Y como no ¿Qué es dios sin la persona que le invoca? Menos que nada, más es nada, y nada es más cuando existimos sabiéndonos y perpetuándonos en esa existencia consustancial  e ingénita a D*s, y al sentir o sentirnos como Pueblo.
    Hoy días de Extremadura, celebro esta fiesta con estas palabras:
    EXTREMADURA
     
    Tierra sin himno que cante:
     al rostro
     a las manos
     al corazón
     al pelo zaíno
     la piel quebrada
     a todo el color
    de su tierra,
    al viento que sopla
    al viento libre de  l*s poetas
     
    Extremadura vestida de mentiras
    galardonada de vanas medallas
    a fuego grabadas en la sangre
    y el sudor de quienes murieron
    y mueren por ella,
    de:
    quienes nada tienen,
    nada y todo esperan
    y en sus manos solo quedan
    aquella vieja maleta
    cartón gris y raido de los tiempos
    de queda,  
    desarticuladas portadoras
    manos vacías, llenas de tristezas
    manos  desesperadas,
    ahogadas esperanza en sus almas
    y huellas,  raido cartón patrón
    que gañanes buscan para evadir
    sus opulencias.
     
    Extremadura de serviles uniformes,
     isabelinos Guardias Civiles, fachas
    con tricornios y obediencias,
    engalanados de banda roja,
    sangre de nuestras venas.
    Extremadura de credos infames
    de reinos y noblezas,
    de franciscanos orgullosos
    de virgen morena, descalzos de D*s,
    y de la mujer de la tierra,
    ¡Hay! Casta de sacerdotes
    que al dictador a ese su dios en bandeja
    pusieran,
    de mentiras y santas comadrejas
    inquisidores como ayer,
    epulones de la buena mesa,
     
    Ellos y sus medallas, de oros
    sus credos, de látigos sus dogmas
    y para el pueblo el reino de las miserias
    malditos vástagos del dictador
    y sus metralletas.
     
    Vestimentas de nobles corruptos,
     de rojo Prada de Olimpo coronados
    en los bonos y las primas,
    ladrones de guantes blancos
    de Ali Baba y sus cuevas,
    que malgastan la precaria salud
    de quienes pagan sus cuentas…
    mal nacidos que al pueblo sin derechos
    dejan.
     
    Extremadura carbonizada con la intención
    del Señoritos y los intereses
    de su hacienda,
    de los paseos a caballos
    y espuelas, los de las viejas escopetas
    las patillas anchas y los látigos
     de sus herencias.
     
    Extremadura dormida ¡Levanta!
    Que el sol nace sin cerrojos
    ni puertas, que la luna es blanca
    y nace rodeada de estrellas
    ¡Rompe el yugo! Muerte a quien
    te quiere presa,
    ninguna mano encima de tus
    huellas,
    que nadie oprima tu sudor,
    guerra al negrero, que la tierra
    nace con el día, libre y sin fallebas,
    muerte a quien mata de tu casa
     la esperanza y de mentiras de político
    llena tu cabeza,
    señorito de baja realeza,
    truncadores de sueños,
    ¡Productores de pobres y lacayo!
    Asesinos de “milana” los “Pobres
    Inocentes” para sus ricas haciendas,
    levanta  la oz, que tu honor está
    en ella.  
     
     
    Extremadura tierra de sangre y sudor
    saqueada bajo las banderas
    míticas de la digna imposición,
     de los “pueblos estimables”
    sus  cultas jergas, los entorpecedores
    tu voz, tu lengua…
     
    Extremadura ¡Grita y Levanta!
    Fuerte tu puño, Enérgica alza tu voz
    al fascista ¡Guerra, guerra…!
    Que desmarañen las mentiras,
    para que resplandezcan en la zacha
    los andipues y la encina el verde
    sueño de la Nacencia de Luis Chamizo
    “… No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
    con la burra pal pueblo,
    y güervete de prisa con l´agüela,
    la comadre o el méico…”
     
    Detén, detén ese látigo que en las
    urnas se hace válido,
    que te amedrantan y condenan
     como el llanto del hombre bueno
    en la Nacencia, busca en la voz
     libre de l*s buenos poetas,
    escucha su gritos que canta al llanto
    y de la tierra…
    el dolor de la mujer que pare a su hijo
    en la tierra y bajo el signo de la
    luz lunera,
    en el seno y a la sombra de la encina
    extremeña…
    ¡No te pares y grita! que ladrón te roba
    el calor de la hoguera,
    y canta en tu lumbre
    y paren sus retoños en la lana
    de tus ovejas,
    alza tu puños que sienta el frio
    de sus denteras,
    para no sean el lacayo que pastas
    de sol a sol y el viento curta
    hasta l*s hij*s que aún no
    te nacieran…
    Extremadura llora en la cuna
    y por el pueblo que libre naciera
    ¡Libres! De servidores, virrey
    sin ser cenicienta para sus herencias.
     
    Extremadura ¡Levanta!
    cierra el puño y abre tu voz
    aunque tenga que hacerlo
    pidiendo
    ¡¡Guerra, guerra y al traidor
    Muerte, mil veces muertos
     y mil veces guerra, antes que vivir
    en la miseria!!.
     8.9.2012
     Carmen Hernández Rey
     

  • luis a. henríquez

    Una vez asistí a uno de esos congresos organizados por la asociación española de propagandistas de la fe católica. Y sí: con independencia de la buena voluntad de muchos que se mueven en esa órbita eclesial, con independencia de su amor al Evangelio y su fidelidad a la Iglesia, lo cierto es que me pareció, “globalmente”, una movida de tintes muy posibilistas, muy conservadores; incluso muy en la perspectiva de la comúnmente denominada derecha católica.
     
    Por tanto, no me extraña que en Atrio, foro de la izquierda eclesial, se critique una movida como la auspiciada en esos congresos de católicos en la vida pública por la ACP (Asociación Católica de Propagandistas). Nada nuevo bajo el sol.
     
    Sin embargo, más que con ánimo de polemizar sí con decidida intención de conocer con más detalle la verdad de las cosas, de estas cuestiones que nos ocupan en concreto, una cadena o emisora como La Cope, y más concretamente su área de información religiosa, ¿en su propuesta de estricta fidelidad al Magisterio sirve en efecto principal y hasta exclusivamente a ese Magisterio, o también de paso sirve -es lo que muchos analistas achacan justamente a esa emisora de radio- a las fuerzas sociales, económicas, ideológicas y por supuesto que mediáticas de la derecha?
     
    Como ha sido defendida su figura en Atrio y también ha recibido algunos puyazos -menos-, vuelvo con Juan Manuel Sánchez Gordillo: durante esta semana última en que me he prodigado como escuchante de La Cope -en general no me gusta, lo confieso, no sé por qué, quizá es que mi fe está en crisis y es endeble, quizá porque me disguste lo que juzgo como conservadurismo ideológico típico de La Cope  empeñado en cerrar filas acríticamente en torno a la Iglesia católica, “quizá porque mi niñez sigue jugando”… a poner en solfa viejos criterios de autoridad, que en la Iglesia se vienen secularmente considerando como venidos-legitimados por el mismo Dios…-, no de forma tan injuriosa, ciertamente, como en otras plataformas de la derecha ideológica y aun católica pero sí de manera harto displicente, distante y deslegitimadora, se ha venido presentando la figura de Sánchez Gordillo.
     
    De manera que pregunto: ¿se sigue presentando así al político y sindicalista andaluz, ahora desde esa emisora de radio confesante de su vocación de servicio a la Iglesia, en fidelidad al Magisterio, porque justamente es ser fiel al Magisterio “condenar” las movidas últimas protagonizadas por Sánchez Gordillo?
     
    Casi como rotunda certeza -que obviamente no tiene por qué ser compartida por ningún forista de Atrio– tengo para mí que en Occidente la Iglesia católica está no poco podrida: la hipocresía y la incoherencia de vida de muchos de sus miembros, dirigentes o jerarcas y demás familia ya son tales, que son de puro escándalo. A mí a veces tomar conciencia de tal realidad eclesial me desasosiega, solo que entonces para aplacar tal desasosiego recurro a varias medicinas: veo una buena película, escucho una buena grabación musical, escribo unas líneas…
     
    Y empero, en una emisora como la que nos ocupa no escucho nunca que se ponga el dedo en la llaga de esa podredumbre de la Iglesia católica. De manera que igualmente pregunto: ¿es así esto último también por esa fidelidad a la Iglesia, al Magisterio?


    Con preguntas similares podría seguir, pero creo que con las que he dejado caer se entiende lo que pretendo señalar. Y porque además estoy cansado a pesar del muy agradable regusto que me ha producido volver a ver en mi ordenador un clásico como Danzad, danzad, malditos.  Su argumento es tristemente actual: en la Gran Depresión Norteamericana, docenas de “desesperados” por el paro y la precariedad económica y laboral participan durante días en un baile, con vistas a ganar un suculento premio…

  • ELOY

    Excelente artículo de Carlos F. Barberá como todos los suyos publicados en ALANDAR.

    Desde aquí le envío un abrazo y le animo a que siga escribiendo con tanta claridad y valentía.

  • Antonio Vicedo

    ¡Como si no estuviera referido a Jesús y escrito y proclamado por sus Testigos y amigos aquello de (Ju. XIII,35): “-En esto conocerán que sois DISCÍPUL*S MI*S, en que OS AMAIS UNOS A OTROS”.

    Y con cualquier amor, sino con el que ofrece probada coherencia con: COMO YO OS HE AMADO” y  haciéndolo real: “HASTA CON LOS PROPIOS ENEMIGOS”, si es que llegamos a considerar tal a alguien.

    ¿Por qué no ir trabajando en clarificar la coherencia entre palabras y realidad cuando hablamos de CRISTIAN*S  y CATÓLIC*S en la VIDA PÚBLICA?

  • Asun Poudereux

    Toda persona, consciente o inconscientemente, que se envuelve de intolerancia y de justificaciones de su visión separada, discriminada y jerárquica se deshumaniza en talante y acción haciéndose cómplice, en el nivel que esté, con el poder y el sistema, ya se autocalifique de creyente, atea o no-creyente.  
     
    La religión, como vemos día a día, puede intensificar esta tendencia de autoprotección y justificación, de amiguismos, favoritismos  y privilegios. Este comportamiento farisaico religioso  es el que  Jesús desechó con la religión constructa y nos previno de él y de ella, viendo lo inútil de su transformación, cuando por más que miran no ven  y por más que oyen no escuchan al ser humano que llevamos dentro y de fondo somos.