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Haciendo memoria de Carlo María Martini

El cardenal Carlo M. Martini murió ayer a los 85 años. Con él se va un hombre que hubiese podido ser Papa y que, en ese caso, dejaría hoy una Iglesia muy diferente a la que tenemos. Tuvo muchos votos en el primer sondeo del Conclave de 2005. Pero él dijo que era ya muy mayor, con achaques, y que no quería ser Papa. Los cardenales que se habían fijado en él no insistieron. Los votos fueron acumulándose en otro hombre, sólo dos meses más joven, que parece que sí quería ser Papa. Martini mantuvo su lucidez y libertad de opinión hasta el final, aunque con prudencia. Seguramente calló mucho de lo que sabía y opinaba. Pero vamos a destacar, en recuerdo a su persona que permanece con nosotros, algunas de sus intervenciones más significativas.


Y antes que nada las pocas noticias que tenemos de cómo murió. Nos las tramite el rector de la casa jesuítica donde murió:

La muerte del obispo conciliar por antonomasia, Carlo Maria Martini, coincide con la apertura de las celebraciones por el 50 aniversario del Concilio Vaticano II. «Ayer por la maña celebró su última misa», indicó el padre Cesare Bosatra, superior del colegio Alosianeum, en Varese (Italia). «Martini estaba sedado desde ayer y murió a las 15.45 hrs., serenamente, durante el sueño». Después del anuncio de la muerte del cardenal, el “hashtag” #Martini se filtró entre los argumentos más discutidos en Twitter. Pero, además de las numerosas expresiones de dolor y de tristeza, lo que más se discutía era la noticia del que el cardenal había rechazado el tratamiento terapéutico, como indicó el neurólogo Gianni Pezzoli. El cardenal se negó a que le alimentaran mediante una sonda. Desde hace quince días no podía tragar, por lo que se mantenía gracias a una hidratación parenteral.

El hecho de que el neurólogo del cardenal haya querido anunciar a la prensa esta decisión suena como un mensaje ”in extremis”, en la Italia en la que el punto más discutido de la llamada ley sobre el fin de vida es justamente el de la obligación de alimentar al paciente, que se considera como una terapia crucial. La postura del cardenal era ya bastante conocida, por lo que no sorprende: la expresó claramente en 2007 con su artículo “Yo, Welby y la muerte”, escrito a pocas semanas de la muerte de Piergiorgio Welby, el enfermo terminal de distrofia muscular que pidió la suspensión de todas las terapias. En Vatican Insider.

Ese artículo “Yo, Welby y la muerte” [El caso Welby fue como el caso del español Ramón Sampedro, reogido en “mar Adentro” por Amenábar] fue publicado en ATRIO, así como una anterior entrevista muy interesante sobre todos los aspectos de la bioética: El Cardenal Martini sobre la vida. Texto completo.

A su muerte, el Padre Lombardi, portavoz del Vaticano ha propuesto la manera de dialogar Martini con los no creyentes y su estrategia de evangelización como un ejemplo para toda la Iglesia en el próximo sínodo y en el Año de la fe [Véase el artículo citado de Vatican Insider]. Mucha hipocresía se va ver estos días en días en Milán. Porque cuando el Presidente de Comunión y Liberación, Julián Carrón, escribió una carta en marzo de 2011 sobre la situación de la diócesis de Milán y sobre quién debía ser nombrado Arzobispo (evidentemente, el antiguo miembro de CL cardenal Scola) hacía una tremenda crítica de la actuación de la jerarquía en Milán desde el tiempo de Martini, en definitiva, porque aceptaba  la autonomía de la cultura laica. Esta carta es una de las que dió a conocer Paoletto y el texto está en el libro Sua Santitá, pp.301-303. Es seguro que fue leída por Benedicto XVI, pero no sabemos si condicionó su decisión en favor de Scola aunque la crítica hecha por Carrón marca el punto clave por el que un posible pontificado de Martini hubiese sido tan diferente del de Benedicto. Quedan para siempre estos textos:

¿No sería conveniente que cada uno exprese lo que fué para él lamfugura de Martini y cómo ha vivido la mueste?

Al Tablón de Atrio ya ha llegado el siguiente comentario de Elsa:

Algo del orden de la orfandad se me ha pegado al alma desde que supe que murió Martini, una pena grande una enorme ausencia. Mal leído y peor comprendido por triunfadores de la vida y fariseos reciclados se nos fue con el Padre.

10 comentarios

  • Bendito sea el Cardenal Martini, desde aqui nuestra gratitud por su esfuerzo  por vivir el Evangelio y trabajar por una Iglesia mas cercana a  Jesus de Nazaret.
    Nuestra Esperanza  es que haya hombres asi, que vean a la luz del Evangelio y sean capaces de expresarlo y dispuestos a rectificar los errores.
    Su vida, su labor….sus palabras no han sido en vano….estan entre nosotros y seran fecundas….ya ha sembrado  y la semilla “crecera sin que se sepa como” …

  • francisco asensi

    ¡Cuantos hombres (nos lamentamos) pudieron cambiar el rumbo de la Iglesia! Echemos cuentas.  No nos hagamos ilusiones, seamos realistas. Desde el principio de los tiempos Dios siempre fue de derechas y la Iglesia (Ecclesia episcoporun numerus, como la llamaba Tertuliano) un engendro de poder que traicionó el Evangelio. ¿Otra Iglesia es posible?  Honremos a los hombres buenos que lo han intentado. Sólo por su fe inquebrantable y su honradez, merecen todo nuestro respeto. Pero la muralla de cinismo que rodea a esta Iglesia, ni Josué con su trompetería podrá echarla abajo . Puede que Celso Alcaína , que sabe mucho y de primera mano de ese Vaticano, me corrija. De todos modos, bendigamos la memoria del cardenal Martini.

  • Jaume PATUEL

    Un hombre valiente. claro y contundente, pero lleno de sana prudencia y sabiduría.
    Supo manejar y enseñar la biblia como un libro de actualidad. Los jóvenes le han seguido, al menos los milaneses. Sus tertulais radiofónicas lo muestran.
    Y una vez más, la Institución eclesiástica debe aprender de esos hombres como todo hombre de gobierno. Fue un modelo de gobernar. Y su pensar era (es) bien ortodoxo:  La pluralidad y la valentía.
    Hay trabajo que hacer. llevamos doscientos años de retraso. ¿Los recuperaremos? O la institución deviene  “ghetto” o será “iglesia”, pero ésta por otros caminos.
    Asi y todo, hay revolució interior. Un nuevo paradigma. Atrio está en ella y en él. Gracias Antonio.
     

  • rosa arauzo

    me lo comunicó un amigo, al que dias antes le había regalado, por su primer aniversario en recuperación, el librito :”Los
    frutos del Espíritu en la vida diaria”. me quedé muda y sentí una arrolladora emoción, mezcla de respeto y gratitud, en todo mi ser. Sabía que estaba muy enfermo que había tenido que volver de Jerusalem para poder seguir haciendo la voluntad de Dios.( ese, ha sido, sin duda, su caminar diario). Le conocí (es decir, le empezé a leer) unos años más tarde de finalizar el Concilio Vaticano II. El libro a que hago referencia más arriba fué el primero que me impacto de él. Que maravillosa y acertada forma de comunicar al entendimiento y al corazón. El Espíritu del Señor, tiene sus momentos, ahora ya está en el lugar que el Padre le tenía reservado desde el principio. Desde la comunion de los santos seguirá velando por nosotr@s que somos la Iglesia. Tiempos de prueba y angustia como los que atraviesa nuestra fé son los que nos toca a nosotr@s seguir asumiendo y a la escucha del Espíritu convirtiendo nuestro ser entero a las demandas del Reino que siguen siendo una manera de vivir, servir y amar. de compromiso en fidelidad a Xto Resucitado, con los más pobres en el plano material y en el espiritual. Gracias D. Carlo por habernos mantenido viva la llama de la Esperanza, compartiendo con nosotr@s su caminar diario con el Espíritu Santo. A nosotr@s nos toca seguir haciendo el camino del Reino.
    P/D: las estructuras caducas tienen el tiempo contado. El Padre sabe la hora

  • Antonio Vicedo

    – ¿Misterio?
    ¿Como no se trasluce con mayor claridad en la vida de discípulos con esas particulares características aquello de Jesús, El Galileo:?
    “-No es más el siervo que SU AMO, ni el discípulo más que SU MAESTRO; si a Mi me han tratado así,…….. también lo harán con vosotros.”
    ¿Falla la profecía?
    -Pero se está cumpliendo de continuo y en muchos niveles.
    ¿Qué pasa que en ciertos círculos no suena la alarma de amenaza para los poderes?
    ¿Por qué no la perciben quienes tan fino oído y olfato tienen para esas percepciones por lo inmediato de sus reacciones?

  • ana rodrigo

    Gracias, Celso, por tu inestimable testimonio sobre este cardenal que pudo cambiar el rumbo de la Iglesia, pero desgraciadamente no fue así.

  • Celso Alcaina

    Los dos, Martini y yo, hicimos juntos el curso de doctorado en el Instituto Bíblico. Éramos sólo cinco. Los dos, él y yo, habíamos optado por copto. El arameo era obligatorio. Pasé muchas horas con Martini, codo con codo. Él ya venía de enseñar en la Católica de Milán. Yo admiraba su laboriosidad y su trato. Me ayudó a elegir el tema de mi tesis doctoral. Carlo ya se había orientado por la crítica textual, trabajo de chinos. Pocos años más tarde,  era rector del Bíblico y yo curial en el Santo Oficio. Reprendimos contacto. Acudí a él en casos de teólogos indiciados. Nunca firmaba los informes (vota). Lo hacían los profesores especialistas del ramo.  Una táctica que estimaba prudente y que evitaba el desgaste del Instituto ante la curia. Era muy respetuoso con las opiniones y conclusiones de teólogos polémicos. Consideraba sagrada la libertad de investigación. Su nombramiento como arzobispo de Milán resultó sorprendente. Las ideas de Martini, las teológicas y las eclesiales, no coincidían con las de Wojtyla. Y, sobre todo, el papa tuvo que enfrentarse a Arrupe, entonces considerado díscolo por la curia. Es sabido que los jesuitas tienen por norma y obligación no aceptar cargos jerárquicos en Europa. Era algo excepcional. Martini, en Milán y como emérito, ha tenido que tragar sapos y culebras. Le hubiera gustado una Iglesia totalmente distinta. Me lo dijo en una ocasión en Roma.  Prudente como era, sólo proponía alguna que otra medida asumible por  el establishment. Mostraba paciente decepción, pero no desesperaba ante el futuro que él no vería.

  • Tane

    Siempre fuiste cercano a todos, los que creian y los que no porque siempre vistes que todos somos hijos de nuestro Padre.
    Leyendo tus libros siempre teníamos que pensar mucho porque por encima de todo nos enseñaste la coherencia y para alcanzar esta cualidad teníamos que llegar al núcleo interior de la libertad.  No hace mucho encontré una reflexión “el mundo entero se asombra cuando ve pasar a una persona que sabe a dónde va” y Carlo María Martini, sj, siempre lo supo. Gracias por tu testimonio ayúdanos a lograr tus enseñanzas que nos acercan a Jesús.

  • sarrionandia

    Queda, entre los cardenales, algún otro que pueda torcer el rumbo trazado por Woytila y Ratzinger?

  • francisco asensi

    Con el cardenal Martini, se va uno de los pocos  cardenales (?) que creían en el Concilio y en el Evangelio. Quedan los del poder y la gloria, los de siempre.  Como muy bien dice Antonio Duato, ahora el Vaticano derramará lágrimas de cocodrilo, dirá que era uno de los suyos (aunque lo execraron) y le robarán (si pueden) sus “verdades”, que nada tenían que ver con las oficiales.  Como Juan XXIII, para mí fue uno de los referentes  en quien mirarme. Es dificilísimo (si no imposible ) creer en el Evangelio y, ala vez,  en esta Iglesia. Martini sabrá el dolor y la angustia que le supuso. En su honor y recuerdo, voy a releer “In cosa crede chi non crede?” Que descanse en paz.