La Pontificia Universidad Católica del Perú –PUCP– está forzando un pulso con el poderoso Cardenal Luis Cipriani para mantener su autonomía de gobierno, tras casi un siglo de historia. En el fondo es una batalla ideológica de una Universidad donde germinó poderosamente la semilla del Vaticano II y de Medellín y Puebla contra la visión conservadora de un cardenal del Opus que tiene todo el apoyo del Vaticano para restaurar la asepsia social y el integrismo doctrinal en toda la Iglesia de Perú.
Parecía que, con una carta del Secretario del Estado y el apoyo de la Conferencia Episcopal, Cipriani tenía todas las bazas en la mano para salir airoso, al imponer a la Universidad el dilema: “o acepta las exigencias del gobierno jerárquico o se le retiran los títulos ya históricos de pontificia y católica”. Pero la resistencia unánime del Consejo de la Universidad – junto a su decisión de no renunciar a esos títulos y a la inspiración cristiana– y la reciente dura carta de un prestigioso obispo jubilado, Luis Bambarén, que fue mucho tiempo presidente de la Conferencia Episcopal Peruana por elección, están manifestando que el resultado final de esta batalla, con gran significación para el resto de la Iglesia en Latinoamérica y en el mundo, está aún sin decidir.
Creo que vale la pena seguir con detalle los distintos pasos de este aún incierto pulso de fuerza.
- ¿De quién es la PUCP?
La universidad nació como una institución civil en 1917, acogida a las leyes de la República Peruana. Su promotor principal fue un padre de los Sagrados Corazones y la benefactora inicial una señora anciana que donó su fortuna a la futura universidad [Ver la Historia de su fundación]. El arzobispo de Lima estaba en el primer patronato a la par que la señora del presidente de la república. En 1942 obtuvo de Roma la consideración de Universidad Católica, sin perder autonomía ni cambiar la propiedad. Hoy la pretensión del cardenal Cipriani es que se reconozca que la propiedad es de la Iglesia Católica -que es un bien eclesiástico, regido por el derecho canónico- para lo cual ha entablado una compleja lucha en los tribunales sobre la interpretación de los cinco testamentos que entre 1933 y 1938 hizo el donante de la principal propiedad actual de la Universidad hoy, Don José de la Riva-Agüero. ¡Yaya lío jurídico que dejó el buen señor y vaya lío de diversas sentencias de tribunales, incluido el tribunal constitucional que está provocando la propiedad disputada entre la Junta de Gobierno de la Universidad y la Junta para la administración de la herencia que parece domina el cardenal. [Sólo los curiosos pueden ver, como he hecho yo, los Documentos en Defensa de la PUCP y el extenso documento Acotaciones a la sentencia del Tribunal Constitucional].
- La reforma pendiente de los estatutos
Con ese pleito sobre la propiedad sin resolver, para hacerse con el control de la Universidad, el Cardenal Cipriani ha recurrido a Roma que exige una reforma de los estatutos para acomodarse a la Constitución Ex corde Ecclesiae promulgada por Juan Pablo II en 1990. Esa constitución no habla de que las universidades católicas tengan que ser de dominio de la jerarquía. Por ejemplo, en el caso de la Universidad San Antonio de Murcia (¿gracias a los cheques de Mendoza?) la Curia Vaticana se pronunció en contra de la injerencia directa del obispo. La constitución dice en sustancia:
Esto [la acomodación de la universidad al sentir católico] se conseguirá más fácilmente estableciendo y manteniendo relaciones estrechas, personales y pastorales, entre la Universidad y las Autoridades eclesiásticas, caracterizadas por la confianza recíproca, colaboración coherente y continuo diálogo. Aunque no entren directamente en el gobierno de las Universidades, los Obispos «no han de ser considerados agentes externos, sino partícipes de la vida de la Universidad Católica»(27). [Ex Corde Ecclesiae, nº 28]
La Universidad ha presentado diversos proyectos de reforma de los estatutos para acomodarse a esa Constitución vaticana sobre las universidades católicas. Uno de ellos, parece que con acuerdo muy generalizado, fue el presentado en abril, tras el acuerdo a que se había llegado entre las distintas partes, como recuerda un reciente escrito al Presidente de la Conferencia Episcopal del provincial de los jesuitas de Perú. Este acuerdo aún podría ser la base de un diálogo entre la universidad y la jerarquía. Pero el Cardenal Cipriani lo rompió, exigiendo obediencia y no diálogo, cuando consiguió en juliom pasado una Carta del cardenal Bertone al Rector de la Universidad y un tajante Decreto de la Secretaría de Estado prohibiendo el uso de los títulos de Pontificia y Católica a la Universidad hasta que ésta no reconozca su pleno estatuto canónico y acepte las modificaciones estatutarias que quiere la Santa Sede. Esta carta y este decreto sí que vale la pena leerlos. Son la baza fundamental de Cipriani en este pulso. Desde entonces está buscando la adhesión del episcopado (para que le apoye en la “comunión con Roma” y el de alumnos y de sus padres por el temor de que puedan perder sus títulos si el Rectorado persiste en su actitud (¡Y qué importancia tiene un título, sobre todo en Latinoamérica!). A mí se me ocurre sólo hacer un par de preguntas, para concluir este punto:
- ¿Por qué la intervención de la Santa Sede no ha sido a través de un Decreto de la Sagrada Congregación para la Educación, que habría sido el cauce normal, sino por el atajo de la Secretaría de Estado?
- ¿Acaso tendrá que ver con el declarado objetivo del actual Secretario de Estado por hacerse con el control directo de Hospitales y Universidades (claves en futuro mundo de privatizaciones que diseña el neoliberalismo), como bien se manifiesta en los documentos del Vatileaks [Véase Sua Santità de Gianluigi Nuzzi, pp. 163-179] sobre sus presiones en el caso de la Universidad Católica de Milán, el Hospital-universidad de San Rafael y otras instituciones?
- La carta del prestigioso obispo Luis Bambarén llamando a la responsabilidad de los obispos
No es normal que un obispo jubilado, por mucho que sea su prestigio por haber sido elegido presidente del episcopado varias veces, escriba un documento como este que reproducimos y que vuelve a dejar abierta la cuestión. Pero muy grave debe ver la situación cuando se ha atrevido a escribir esta carta que reproducimos. Quien quiera ahorrarse la lectura de todo lo anterior, podrá ver aquí el corazón del grave asunto:
CARTA DE MONSEÑOR LUIS BAMBARÉN
Lima, 15 de agosto de 2012
Excelentísimo Monseñor
SALVADOR PIÑEIRO GARCÍA-CALDERÓN
Presidente de la Conferencia Episcopal
Presente.-Muy apreciado Hermano y Amigo:
Estando en Pariacoto del 7 al 10 de agosto para la celebración del Vigésimo Primer Aniversario del Martirio de nuestros Misioneros Franciscanos Conventuales Miguel y Zbigniew, tuvimos una profunda pena al conocer el lamentable comunicado del Consejo Permanente.
No solo es lamentable y penoso en su contenido, sino que nos duele por el daño que se hace a miles y miles de jóvenes y fieles que se sienten decepcionados de sus Obispos y afectados en su pertenencia a la Iglesia. Ustedes no solo han hecho causa común con el Arzobispo de Lima, sino que han asumido su problema y sus intereses como propios de la CEP
No han valorado el daño que ya está hecho a una numerosa porción de la grey del Señor, que se sienten hoy como “ovejas sin pastor”.
Obediencia y fidelidad plena al Vicario de Cristo y a nuestra Iglesia, SÍ. ¡Yo por esto daría la vida! Pero fidelidad al Gran Canciller y sometimiento de toda nuestra Conferencia a su conducción en el caso de la PUCP, NO.
Repito: lo que era un problema local entre Arzobispo y PUCP, ha pasado a ser de la Iglesia, que antes fue marginada y ahora es instrumentalizada en daño del pueblo de Dios. Estamos perdiendo la mejor Universidad del Perú.
El caso lo reducen ustedes al ámbito canónico y legal, pero se olvidan de su repercusión pastoral. NO SOMOS LEGISLADORES, SINO PASTORES. ¡Gran responsabilidad!
Muchos nos preguntamos ¿era necesario el “comunicado”, no hubiera sido mejor y suficiente una reunión de la Presidencia de la CEP con el Rectorado de la PUCP?
Nuestras comunidades y parroquias se están desangrando no solo por esto, sino porque muchos sacerdotes han perdido el celo apostólico, se instalan en sus despachos con horarios de atención, pero están lejos del pueblo de Dios. En cambio, las sectas están activas, van casa por casa robando las ovejas de Jesús. Crece la indiferencia religiosa. Los jóvenes se alejan. Cada día son menos los que frecuentan en sus parroquias la Misa dominical, etc., etc. Conozco parroquias en que el 50% ha dejado la Iglesia. Una profesora me contaba que a comienzo de año pidió a sus alumnos que levantaran el brazo los que eran católicos. ¡De 28 solo 2! En muchos colegios casi la mitad de los niños y adolescentes ya no son católicos.
Esto es lo prioritario y debe dolernos y preocuparnos a los Obispos.
Parece que nada de esto se ha tenido presente para sopesar las repercusiones pastorales del comunicado. Más que la Universidad, pierde nuestra Iglesia.
¡Qué pena! ¡Me siento decepcionado!
Te ruego comunicar esta carta a los miembros del Consejo Permanente y a los demás Obispos. Esta carta no es RESERVADA como sí fue la que envié a Su Eminencia el Sr. Cardenal Tarcisio Bertone.
Solo me queda orar, orar, orar.
Que Dios les perdone, les ilumine y les acompañe.
Hermano en Cristo Jesús,
Firmado el original
Luis A. Bambarén Gastelumendi S.J.
Obispo emérito de Chimbote
¿Qué es lo que está en juego?
Nada menos que la continuación de todo el espíritu del Vaticano II y de Medellín en las diócesis de Latinoamérica. Así de claro y con esa universalidad. No es un asunto sólo de Perú y de la PUCP.
La estrategia vaticana, orientada seguramente por el Opus Dei, es hacer de la Iglesia Católica un fuerte baluarte, con grandes instituciones de educación y sanidad, totalmente en manos de la jerarquía, la elegida y dirigida por la Sante Sede, por títulos de propiedad y de derecho canónico, que marquen la identidad católica no en el seguimiento de Jesús y el servicio al pueblo sino en la inquebrantable obediencia al Papa y en la defensa de los “principios innegociables” en materia de vida, familia y educación. En el fondo esta estrategia defiende un gran pacto de la Iglesia con el sistema neoliberal: “nosotros nos ocupamos sólo de cosas de fe y de ética privada, rechazando en la iglesia cualquier veleidad socializante como la teología de la liberación o el activismo por los derechos humanos como los de Galareta o Solalinde y vosotros nos seguís reconociendo exenciones, privilegios y fondos económicos para defender nuestras instituciones católicas a pesar de las crisis”.
Y así están las cosas. ¿Se saldrán Bertone y Cipriani con la suya? Cuando hace algunas décadas algunos europeos nos interesábamos por las relaciones de poder en el Vaticano, los amigos latinoamericanos nos decías que esas cuestiones no les interesaban, porque allí estaba ya bien arraigada la iglesia de base y los episcopados estaban más atentos a los problemas del pueblo que a Roma. ¿No se empieza a ver al menos el gran poder imperial que mantiene laRoma eterna?
H. Cadarso:
No soy peruano, qué va, soy español, y simplemente leo artículos en Atrio y a veces opino. Con todo, coincido con usted en la admiración por el poeta César Vallejo, sin duda uno de los mejores poetas en lengua española o castellana de todo el siglo XX: poesía desgarrada, humanísima la suya, siempre en tensión entre las promesas de la Revelación cristiana y la realidad de sufrimiento del pobre, el aparente absurdo de la humana existencia etcétera (“Hasta cuándo estaremos esperando lo que no se nos debe”, es un verso de un poema suyo de Los heraldos negros…).
Tampoco me alineo con lo de “respeto reverencial” a los jerarcas sino todo lo contrario; lo confieso reconociendo mi mediocridad de vida cristiana a la vez que el testimonio que se dice nada menos que de san Francisco de Asís: manifestaba siempre que podía, un profundo respeto reverencial por los pastores de la Iglesia católica, aunque estos viviesen en palacios rodeados de lujos y él, muy poverello, pues eso, ya sabíamos cómo vivía. Pero es algo que me supera, la verdad, no sé si por mi mentalidad algo “díscola”, por falta de fervor clerical y eclesial, o por estar convencido de que en el corazón del mensaje cristiano late más la invitación a organizar comunidades fraternas de iguales que comunidades jerárquicas de desiguales.
Muy probablemente, la consideración que acabo de formular me distanciaría del talante eclesial del cardenal peruano Cipriani, que siendo además del Opus Dei, ya puede usted imaginarse qué concepción tendrá de aspectos repito que nucleares del mensaje cristiano como igualdad, comunidad fraterna de iguales, democracia, libertad de conciencia… O no, igual es una bella persona, un gran creyente discípulo de Jesucristo… Naturalmente, no quisiera -ni debiera- juzgarlo.
En el fondo de todo esto que planteo para tratar de aclarar puntos dudosos o equívocos de mi intervención anterior, subyace o late una cierta desconfianza hacia la propuesta de restauración auspiciada por tantos blogueros de la derecha católica. Quiero apuntar a la constatación de que en efecto la Iglesia católica atraviesa una espeluznante crisis de fe y de credibilidad, esto es indudable; pero esa crisis de fe y de credibilidad ¿comenzará a quedar subsanada por el solo flamear de sotanas, trajes talares y alzacuellos por las calles, en la vía pública, en las instituciones…?
Tengo mis reservas al respecto: conocemos sobradamente los estragos que causó en España todo ese flamear público, social, institucional y administrativo y político de todo tipo propio del nacionalcatolicismo. Son reservas, perplejidades, ciertas persistentes y sutiles dudas, también propiciadas porque en general mis experiencias personales con hombres y mujeres ensotanados y rigurosos en llevar el hábito, no se han caracterizado, digo desde mi legítima experiencia personal, por los principios de cordialidad, diálogo fraterno, diálgo fraterno, conciencia de igualdad… En general, claro, salvo honrosas excepciones: me honro con la amistad de ciertos monjes de vida contemplativa, jóvenes, algunos excompañeros míos de estudios teológicos, y ciertamente con ellos el cariño compartido, la confianza y el diálogo sí son dignos de aplauso.
De todas formas, contando mis batallas ya me he ido del hilo del post. Quisiera retornar al mismo dejando constancia de esto: en la Iglesia católica, cada día que pasa se hace más evidente la pugna entre la derecha católica, empeñada en la restauración como forma de combatir la secularización interna de la Iglesia, y la izquierda eclesial, empeñada en seguir caminando con el mundo, con los movimientos sociales, con todo lo que ello supone de diálogo desde la fe, encima siempre crítica y heterodoxa, con interlocutores ateos, agnósticos, indiferentes, marxistas, postmarxistas…
Luis A. Henríquez, de acuerdo con sus apreciaciones, solo que yo lo de respeto reverencial no puedo consentirlo, un obispo, el papa, son para mí hermanos, y me siento con absoluto derecho a discrepar lo mismo que dicen que hizo Pablo con Pedro.
Admiro mucho a vuestro poeta César Vallejo, y leo en el diario madrileño de El País todos los domingos a vuestro flamante premio Nobel Mario Vargas Llosa. Dos polos opuestos de un Perú en el que la oligarquía va por un camino y el pueblo llano cojicojea por trochas intransitables. Yo creo que esa muralla clases altas-pueblo llano atraviesa por medio a la iglesia católica, y dentro de ella se produce el fenómeno de la lucha de clases como fuera. Reverencias y unciones aparte, entiendo que a algunos de nosotros la fe en Jesús nos empuja a ponernos del lado del pueblo, y también creo que las Jerarquías jerárquicas mayoritariamente se declaran partidarias de la oligarquía peruana como aquí se posicionan descaradamente al lado de las oligarquías españolas.
En este juego cruel, no cabe quedarse viendo los toros desde la barrera. Ni tampoco limitarse a poner a parir a los personajes que actúan en el escenario, llámense ICR, o Vargas Llosa, o Fujimori, o Rajoy, o Rouco, o Cipriani. Lo que hay que hacer es mojarse…A algunos se les va la fuerza por la boca y por los insultos…
Para recordarle al señor Luis Alberto Pizarro el problema en el que ha metido Cipriani a la Iglesia Peruana un dato: Solo el 5% cree que la PUCP debe aceptar que el Arzobispado tiene la razón y obedecer lo que se solicita.
Es importante recordale también que el oscurantismo terminó casi al mismo tiempo en el que cayeron las teocracias sacerdotales.
Las fuentes:
ttp://www.larepublica.pe/02-04-2012/un-69-respalda-la-universidad-catolica-y-solo-21-cipriani
http://www.rpp.com.pe/2011-09-18-el-83-cree-que-asamblea-universitaria-de-la-pucp-debe-elegir-a-rector-noticia_404812.html
Cuando leo estas cosas del cardenal Cipriani, Opus Dei, y las de Bertone (Vatileaks), estoy más convencido de que la Iglesia (la jerárquica, claro está) es una gran mentira. Una institución(cada vez más descarada) de poder y de dinero. El Dios del que hablan es un dios de derechas de toda la vida (neocon, liberal y échale los etcéteras que quieras) de cuyas garras nos quiso librar Jesús. ¡Pobre Jesús, no lo copnseguiste, y cuántos maldicen tu nombre por culpa de los atropellos de esta Iglesia que se dice “tuya” !
¡Sancho amigo, con la Iglesia hemos topado!
H. Cadarso:
Por lo que dices en tu comentario, has de referirte más bien al peruano Luis Alberto Pizarro, que no a mí, pues en mi breve comentario me limito a dejar constancia del muy distinto enfoque que se da a la misma noticia que aquí comentamos en un conocido blog de la derecha católica más combativa. Y aprovecho además para reconocer que salvo que me toquen mucho las narices, no suelo reaccionar, como sucede a menudo en ese blog, injuriando, descalificando, ironizando y caricaturizando a quienes no piensan igual que yo.
Además, no me alineo ni con el cardenal Luis Cipriani ni con el obispo Luis Bamberán, ambos peruanos y ambos tocayos míos a los que, empero, por ser ellos jerarcas y yo un simple seglar, un simple soldado de a pie, se supone que habría yo de tratar con respeto reverencial, con especial unción… Y tres piedras: me asquea toda esa parafernalia, toda esa movida clerical, piramidal, jerárquica, que nada tiene que ver con la propuesta fraterna, igualitaria y humanizadora de Jesús de Nazaret. Pero la Iglesia católica es así: arrastra tradiciones y formas y modos y costumbres seculares que tienen que ver más con la sacralización del poder que con el Evangelio.
Nada más.
“Obediencia y fidelidad plena al Vicario de Cristo y a nuestra Iglesia, SÍ. ¡Yo por esto daría la vida!”, dice el jerarca emérito Bambarén, jesuita, de la Compañía de Ignacio de Loyola, y por lo tanto enemigo del opus de Escriva (aunque todos se autollamen pomposamente hermanos en cristo).
¿Puede haber un leguaje más ambiguo que éste de Bambarén?
No parece, oyendo estas palabras, Sarri, que el “jesuita Hermano en Cristo Jesús”, Luis A. Bambarén Gastelumendi S.J., Obispo emérito de Chimbote, se distancie de la ‘exigencia jerárquica de obediencia y sumisión’, que dices tú. El cuarto voto de los jesuitas es pura obediencia y sumisión, salvo cuando se lo saltan.
Es Ratzinger (pretendido Vicario de Jesús –qué risa, cualquier parecido entre Ratzi zapatitos rojos de Prada -uno de los hombres más elegantes del mundo en el vestir- y Jesús es pura falsedad-) quien a puesto a dedo a Bertone en el poderoso puesto de vicejefe del Estado Vaticano, y ambos poderosos andan peleados por el poder en el podrido Estado Vaticano, tan corrompido por su poder absoluto.
Antes los jesuitas tocaban más poder en el Estado Vaticano, pero fueron sustituidos por los del opus, kikos, legionarios y similares. De ahí la enemistad entre el opus y los jesuitas.
Mientras se les sigan llamando opus dei al opus de Escrivá, y compañía de Jesús a la compañía de Ignacio de Loyola, y legionarios de cristo a los legionarios de Maciel, la gente (el pueblo de dios, le llaman) seguirá engañada creyendo ver algo de dios en esas sectas que integran la católica.
La partida la ganará la jerarquía, como de costumbre en una Iglesia de sumisión y obediencia como la ICR. ¿Que la universidad se seguirá llamando católica? Bueno, la cuestión en la ICR siempre es quién controla el negocio, pues la propia ICR es un negocio.
Mientras no lo controle el llamado pueblo de dios democráticamente (y eso sería un milagro) tendremos más de lo mismo. Pero nunca lo van a permitir los del opus, los kikos, los legionarios, o sea, los del Estado Vaticano, ultraconservador y de ultraderecha. Todos muy de dios, eso sí, a tope de dios.
Eso es lo que da de sí la ambigüedad esa llamada inspiración evangélica que dices, Sarri.
Por descontado que los del opus de Escrivá también se siente movidos por la inspiración evangélica, y los kikos de Argüello y los legionarios de Maciel, y todos esos. Es que da para mucho, para todo, la llamada inspiración evangélica de amor y paz.
Uno debe ver las mas diversas opiniones lo que no dice de dejar de ver lo que pasa en nuestra realidad,en el Perú hay una pugna en la iglesia, el opus dei por un lado que se fue metiendo desde los 60 en algunos lugares aún con la presencia de su fundador y de otra parte una iglesia desde los mas pobres con la teología de la liberación , estas dos formas de mirar siguen presentes, una conservadora y pegada ala clase dominante y elitista y la otra rescatando desde los pobres la identidad con Jesús, la PUCP es un pequeño campo de batalla, donde la intelectualidad y el aprendizaje del país , creo Roma mira desde muy lejos una iglesia en latinoamérica que no entiende, vive el mundo europeo que aún con crisis es otro mundo económico, esperamos la PUC siga siendo tal a pesar del cardenal del opus .
Hombre, Luis Alberto, tanto como ” no saber nada”… hoy en día es muy fácil saber ciertas cosas. ( al menos nos enteramos quienes no pertenecemos al Opus Dei y tenemos completa LIBERTAD para conocer lo que creemos conveniente.)
Mire usted, desde España conseguimos saber cosas como ésta:
http://peru21.pe/2012/05/10/actualidad/cardenal-cipriani-prohibe-al-padre-gaston-garatea-ejercer-labor-pastoral-2023755
( Si es mentira, aclárenoslo usted, por favor.)
Y le informo de otra cosa mucho más cercana a mi. Tenemos una empleada peruana ( excelente colavoradora) que no conoce a quien usted dice que es muy ” amado por lo pobres”: el tal Cardenal. Resulta que nuestra amiga peruana lleva unos cuantos años por España y aún sigue mandando una parte de sus ganancias a la familia de Lima, para que su hermana pequeña pueda estudiar una carrera. ( según nuestra amiga peruana, de ningún modo podría hacerlo si dependiese de los ingresos familiares que obtienen en Lima.)
Supongo que el tal Cardenal, no se habrá dado cuenta de lo que tiene debajo de sus hábitos religiosos ( respecto a la pobreza) y, algunos españoles ( lebaniegos, para más aclaración.) estamos encantados de poder contribuir de algna manera a la formación de una muchacha muy inteligente de Peru, puesto que el tal Cardenal y “sus marciachis del Opus”, no se quieren enterar de las necesidades REALES que tienen bajo sus hábitos religiosos. ( lo de los hábitos va con segunda intención, por si no lo ha descubierto usted.)
Pues éso… ¿ amigos de los pobres ???? ¡¡¡ Anda ya !!!!
Con todos mis respetos, Luis Alberto Pizarro y Luis A. Henríquez. Algo ya sabemos de lo que pasa en Perú, y en Bolivia, y en Ecuador, y en el mundo entero. Y no solo por Julián Asange, también por la prensa y los mass-media, y porque tenemos familiares entre ustedes, y amigos en toda Sudamérica, incluído Perú. Porque ya vivimos en una aldea global, y conocemos algo de las líneas de actuación del Vaticano y de un sector del episcopado de todo el mundo.
Porque aquí, entre nosotros, en España, pasan cosas parecidas a las que denuncia este texto que nos proponen, y tenemos en este momento un gobierno en el que el Opus Dei tiene vara alta, y quiere volver a la separación de sexos en la enseñanza, y a las leyes antiabortivas de los tiempos de Franco, y a la restauración de todos los privilegios de la Iglesia y la exención de impuestos a la misma a costa de la explotación más abusiva de los trabajadores.
Eso sí, todos mis votos para que en este como en todos sus conflictos prevalezca la voluntad del pueblo peruano por encima de los caprichos de las oligarquías peruanas y de Wall Street y la City de Londres…y en temas de iglesia sea respetado el “sensus fidelium” o sentido común de los fieles.
Como peruano, le hago saber señor Duato que nuestro Cardenal Cipriani tiene todo el apoyo de los peruanos. Aquí los mas pobres son los que mas aman al Cardenal Cipriani.
¿prestigioso Monseñor Bambaren? Bueno, le hago recordar que nuestro obispo Bambarem hubo un tiempo que usaba un anillo donde figuraba: la cruz y la hoz.
Así que amigos de España: Zapatero a tus zapatos que no saben nada de lo que pasa en el Perú.
Saludos
Luis
He seguido esta noticia también a través de un conocido bloguero de información religiosa, de ínfulas avifáunicas todo él, y desde luego, cualquier parecido con lo que aquí se vierte sobre la misma noticia, pura coincidencia.
Me pregunto que cómo es posible. Dios no me inspira ninguna respuesta al respecto, ¿por qué? Me siento solo ante el peligro. Sin embargo, aunque el obispo peruano Luis Bambarén es jesuita o precisamente por serlo, pido a Dios que me libre de la tentación de injuriar a ese obispo, al que no tengo el gusto de conocer.
Nada más.
Dad al Vaticano lo que es del Vaticano y a Dios lo que es de Dios. ¿Y que es del Vaticano, si todo es de Dios? Solo lo que pueda rapiñar ambiciosamente y por malas artes, conseguido con intrigas despreciando el Evangelio, convirtiéndose en Estado que mete su mano donde puede y se ampara en las polleras de Dios y sus revelaciones particulares.
Triste problema pero significativo de lo turbias que corren las aguas en la vida de la Iglesia entre la exigencia jerárquica de obediencia y sumisión y la inspiración evangélica de amor y paz..