UN PASO, UN MUNDO – Salvador Santos – “Destilado” de Oscar Varela
La práctica subversiva de la mano
“El Galileo” irrumpió en la Sociedad (Fascículo 02)
El Proyecto de Jesús ya está en marcha (Fascículo 03)
Los primeros efectos de este ANDAR aparecen acá:
1º) Enfrentamiento con un sistema legal que atrofia al ser humano.
2º) Su proyecto humaniza
3º) Se refuerza el sentido de los que van “juntos con él”.
Fascículo 04 – LA PRÁCTICA SUBVERSIVA DE LAS MANOS
(Mc. 3,1-7)
Las explicaciones de Teófila y su detallado análisis del episodio del paralítico habían estimulado las ganas de seguir leyendo a Marcos. Nos señaló la escena en que nos íbamos a detener.
“Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre con el brazo atrofiado. Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él. Le dijo al hombre del brazo atrofiado:
— Levántate y ponte en medio.
Y a ellos les preguntó:
—¿Qué está permitido en sábado, hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar?
Ellos guardaron silencio. Echándoles en torno una mirada de ira y apenado por su obcecación, le dijo al hombre:
— Extiende el brazo.
Lo extendió y su brazo volvió a quedar normal.
Al salir, los fariseos, junto con los herodianos, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él; Jesús, junto con sus discípulos, se retiró en dirección al mar” (Mc. 3, 1-7).
La iniciativa corresponde por entero al Galileo. Marcos ha centrado el foco principal exclusivamente sobre él. Los discípulos, entretanto, se intuyen entre bambalinas. Aparecerán al final de la narración.
No se identifica la ciudad a la que pertenecía aquella sinagoga. Se precisa con artículo, “la sinagoga”, pero sin mencionar cuál. Éste, y otros datos que veremos enseguida, nos anuncian que Marcos habla de la institución oficial de donde emanaban los principios legales y religiosos que determinaban la forma de vivir del pueblo. El Galileo entra, pues, en el espacio donde se teje la estructura ideológica. En esta ocasión, no se indica objetivo alguno, ni siquiera la enseñanza. Eso hace factible que, sin mediar explicación, se nombre a un sujeto sobre el que girará toda la acción. Se le presenta de forma repentina:
- “Y había allí un hombre con la mano atrofiada“.
El término griego es susceptible de ser traducido por “mano” o “brazo“. Salvo aquí, en todas las ocasiones que Marcos utiliza ese término en su evangelio se traduce por “mano“. Elegir una u otra opción no altera su sentido.
Antes de considerar ese detalle, fíjense que nuestro narrador habla de “un hombre” para referirse al sujeto cuya presencia ha constatado al comenzar la acción. Se le menciona como si estuviera solo y se le reconoce por el desarrollo anormal de su extremidad. Sin nombre, es un personaje representativo de todos los que tienen su vida supeditada al esquema ideológico y legal impuesto por la institución. Dense cuenta que se omite hablar de público ni aun observando pasivamente. El hombre ocupa todo el espacio. No necesita hablar, su mano habla por él.
Ahondemos un poco más, la palabra mano aparece con artículo: “la mano“. En el relato paralelo de Mateo se dice: “una mano” (Mt 12, 9), sin especificar cuál. Lucas, por su parte, precisa: “la mano derecha…” (Lc 6, 6). Pero Marcos, con su sobriedad característica, escribe: “la mano“, como si el hombre solo hubiese tenido una. Lo hace de esa manera para destacar lo fundamental de su significado. Marcos cultiva esa cualidad de guiar la lectura dejando pistas en el texto con el propósito de que sean descubiertas y valoradas por el lector.
La palabra mano usada con multitud de sentidos en todas las lenguas, representa, sobre todo, la suficiencia creadora y transformadora del ser humano. La mano encarna la posibilidad de salir de uno mismo para alcanzar lo que está fuera y humanizarlo. Tratándose de la naturaleza, para dominarla, en el sentido más profundamente ecológico.
Refiriéndose a otro individuo, la mano extendida abre la posibilidad de llevar, de dar, de compartir, de liberar. Ese efecto positivo hacia el otro obra también a favor del individuo que extiende su mano: eleva su condición humana. La generosidad interactúa en dos direcciones, hacia el que recibe y a favor de quien da.
Marcos presenta escuetamente el problema del hombre diciendo que tenía la mano “atrofiada“, El sentido de este verbo (secarse, encogerse) no indica sólo detenimiento en el desarrollo, sino retroceso. Implica, por tanto, en este caso, un encogimiento progresivo de la extremidad.
El hombre de la mano encogida simboliza el engendro humano diseñado y construido por la ideología oficial. Su mutilación le impide desarrollar su inherente potencial transformador de la naturaleza. Se le ha arrebatado su genuina función social con capacidad para generar igualdad, justicia, libertad y vida. La figura del hombre con la mano encogida representa a la colectividad del pueblo anquilosado.
La narración avanza con la presentación, también de improviso, de unos personajes igualmente indeterminados en actitud nada amistosa: “Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él“. Siguiendo la misma línea impersonal, tampoco se identifica a los que acechaban. No se dice quiénes son, sino que están vigilantes. Se les reconocerá por sus actitudes, su praxis y sus objetivos, dejando al lector el cometido de averiguar sus identidades.
La expresión verbal “estaban al acecho” comporta una predisposición activa y permanente. Utilizan al de la mano atrofiada como cebo. Los que detentan el poder ideológico esperan que el de Galilea quebrante la ley, ¡concediendo al hombre sus normales posibilidades de progreso! Liberar al hombre del subdesarrollo conlleva el riesgo de que el sistema vigilante presente acusación de subvertir el orden establecido.
La paradoja denuncia la maldad esencial del sistema legal imperante, que no juzga condenable la atrofia del ser humano producida por él mismo, y sí la acción liberadora que le abre horizontes, conviniéndole en dueño de su futuro. Según la presentación de Marcos, el orden legal obligaba en aquella circunstancia a que la liberación pasase necesariamente por la transgresión.
La preceptiva legal impedía realizar acciones terapéuticas en sábado salvo que tuvieran por finalidad salvar de la muerte. No estaba permitido recomponer la rotura de una extremidad ni siquiera echar agua fría sobre ella para calmar el dolor. El Galileo ya estaba avisado por su actuación ante el leproso. La reiteración con prueba de testigos se castigaba con pena de muerte por lapidación. Los anónimos personajes iban en serio. Su presencia en la escena tiene como único objetivo inculparle formalmente.
Marcos insiste en la complicada condición de su mano. Trata de recalcar la gravedad de su situación, siendo reiterativo. El Galileo, por su parte, le hace recobrar su dignidad al ordenarle adoptar la posición erguida. Pero no es suficiente para él; por eso agrega: que se ponga “en el centro“. Sugiriéndole esa posición, quiere dejar constancia del lugar que corresponde al ser humano. El sitio principal. Una vez allí, ocupa el punto central de referencia ante el cual todo lo demás adquiere carácter periférico, incluso la ley. Cualquier principio, sistema o precepto que desplace al ser humano de su sitio se descoloca.
Seguimos leyendo:
“Y a ellos les preguntó:
—¿Qué está permitido en sábado, hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar?
Ellos guardaron silencio.”
Bien. Con el hombre de la mano atrofiada en el lugar central de la escena, el Galileo se dirige, entonces, a los personajes indeterminados que permanecen ocultos en la oscuridad de su anonimato. Por el cariz de la pregunta, “ellos” representan, sin duda, a los que detentan el poder ideológico. No han intervenido, están agazapados a la espera de que el Galileo cometa un error.
El interrogante de nuestro protagonista ponía a sus receptores en situación apurada. Su comienzo les resulta desorientador.
El grandioso esfuerzo realizado por la institución para llevar al último rincón de la vida la regulación del descanso sabático se basaba en pormenorizar hasta el extremo lo que no estaba permitido. Para comprender hasta qué términos llevaban su casuística, sirve como modelo el debate entre expertos legales sobre la última prohibición, la de transportar cosas de un sitio a otro; se discutía si el inválido de una pierna podía o no llevar su prótesis de madera en sábado.
La regulación de la ley fundamental del descanso en sábado se diversificaba en multitud de prohibiciones obligando a mantener un estado de tensión constante por evitar lo que no estaba permitido. El Galileo elude la maraña de prohibiciones y les pide que expongan lo que sí está permitido. Su petición les bloqueó sus inercias mentales; les exigió pensar en dirección inversa a la que estaban acostumbrados.
Una vez encerrados en su desconcierto, les lanza una doble disyuntiva:
- “¿…hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar?“.
A simple vista parece la misma idea planteada con dos formulaciones distintas, pero Marcos no gastaba tinta en balde.
Con la primera ataca los fundamentos de la estructura legal. La maquinaría se movía en una sola dirección, que todo el pueblo cumpliera con exactitud el entramado de leyes para distinguirse del resto de pueblos por la estricta observancia del mandato divino. Al ser divina, la ley no ofrece más salida que cumplirla. A eso se reducía el objetivo de la vida. No había otra posibilidad que la sumisión. Teniendo como única finalidad ser cumplida, la ley alimenta la pasividad.
El resultado estaba a la vista: la atrofia del hombre.
El Galileo parte de la realidad humana: ¡el hombre está en el centro! y suscita la pregunta desde el hecho incontrovertible de su involución. A partir de su realidad, se constata la evidencia de que el sistema legal imperante genera en él un daño grave. Su pregunta les ponía en un verdadero aprieto. Hacer bien suponía quebrantar la ley y enfrentarse al que según ellos la había establecido, Dios. El Galileo contrapone la inteligencia, al miedo religioso; desafía a la ley divinizada, con la reflexión sobre la realidad humana. Destapa el engaño. La actitud de los que estaban al acecho quedaba desenmascarada. En definitiva, es la ley la que atrofia al ser humano. El bien se logra liberándose de ella.
Tras desorientarles y sacudir los cimientos legales, con la segunda disyuntiva: “salvar una vida o matar” les lanza una fuerte acusación. La expresa en términos radicales.
La contestación estaba cantada desde lo establecido por la ley. No se podía realizar ninguna actividad terapéutica, salvo cuando peligrara la vida. Evidentemente los que acechaban al Galileo no interpretaron su pregunta en el sentido de curar una mano. Para esa cuestión tenían la respuesta: no. Al callarse, reconocían que el asunto concernía a la vida mutilada por la ley.
Así que se vieron asediados por sus propias contradicciones. No podían afirmar que la estructura legal se decantaba por la vida porque el Galileo colocó en el centro la prueba que certificaba lo contrario. Tampoco se atreverían a aceptar explícitamente que el destino del hombre se circunscribiera a cumplir la ley, convirtiéndole en un ser tan sumiso como estéril. De haberlo hecho, habrían aceptado que la estructura legal no se alineaba a favor del ser humano. En ese caso, se habrían declarado responsables de la descomunal farsa. En consecuencia, pusieron por delante la callada por respuesta con la finalidad de defender la impenetrabilidad de la ideología institucional, A pesar de tan ancho muro, el Galileo descubrió el brutal engaño al hombre y el gran fraude a la vida.
No es nada extraño que ante ese silencio cobarde sacara a flote sus sentimientos, mezcla de cólera y decepción. Marcos los describe, sin añadir nada de suavizante y resaltando su humanidad:
- “echándoles en torno una mirada de ira y apenado por su obcecación…“
Adviertan ahora. Nuestro protagonista se ha enfrentado directamente a los opacos representantes del poder ideológico y legal, pero no olvida la realidad humana de aquél al que Marcos llama ahora simplemente hombre, realzando su carácter representativo: “le dijo al hombre“. Frente a la pasividad y el silencio de la institución saqueadora de la vida del pueblo, su mensaje y su actividad abren el camino a la esperanza.
El hombre de Galilea le solicitó con fuerza: “Extiende el brazo“. Su exigencia implicaba superar el ordenamiento legal establecido. Al hacerlo se alcanza la plenitud de la vida. La integridad humana requiere necesariamente abandonar la sumisión, No se logra, por consiguiente, al obedecer a una orden, sino por decidirlo con libertad. La auténtica acción portentosa del Galileo consistió en invitar a un portento de vida. El hombre, dice Marcos, “lo extendió“; es decir, respondió positivamente a la invitación. La mano extendida describe al hombre saliendo de sí mismo para encontrar su sentido social. Esa maniobra conduce a superar la mutilación que impide ser humano. Una vez aceptada la vida, a la que invita el mensaje del Galileo venciendo el sometimiento a la ley, se produce la consecuencia lógica: “su mano volvió a quedar normal“.
No han sonado aplausos. Nadie ha hecho un solo gesto de admiración. El Galileo no ha realizado ningún milagro. El restablecimiento de la mano se produce únicamente cuando el hombre toma la decisión de lograr su total desarrollo independizándose del yugo mortal de la ley. El mensaje que transmite el Galileo es optimista. Es posible para el pueblo salir de su situación crónica de atrofia y encontrar sentido a la existencia. La decisión de hacerlo conduce a la vida que el sistema impide.
La expresión que se lee seguidamente, “al salir“, anuncia la conclusión de los hechos acaecidos en el área dominada por la institución, y se conecta con el verbo que iniciaba el relato: “Entró“. Entrar y salir marcan el principio y el final de lo sucedido. Ninguno de los personajes que ha intervenido ha sido identificado. Ni siquiera se ha nombrado al único que habla en la escena, su principal protagonista, el hombre de Galilea. Marcos incita a los lectores a sacar conclusiones y saber quién es cada uno. El sentido figurado se conserva de principio a fin.
A partir de ahí, sin embargo, sí se determinan con precisión los personajes que intervienen. En primer lugar se cita a “los fariseos junto con los herodianos“. Los fariseos componen la facción de seglares con reconocida autoridad ante el pueblo por su estricta observancia de la ley, a cuyo cumplimiento obligaban con preocupación patológica. Su nombre procede del hebreo y significa: segregado o separado. El grupo laico de los fariseos estaba muy afianzado y contaba con la fuerza que les daba su autoridad moral ante el pueblo. Su oposición a la clase aristocrática y una postura favorable a equilibrar diferencias sociales y económicas les hacía contar con apoyo mayoritario en el pueblo, al que despreciaban porque no alcanzaba el grado de cumplimiento de los preceptos que ellos exigían. Enemigos de la dominación romana, presionaban con el cumplimiento de la ley prometiendo que, al hacerlo, Israel conseguiría el reconocimiento de los demás pueblos y adquiriría entre ellos una posición hegemónica.
Por su parte, los herodianos están muy alejados de ese círculo. Éstos son los partidarios del tetrarca de Galilea, Herodes Antipas. Como él, en su condición de cortesanos vasallos suyos, se manifestaban adictos al imperio dominante en aquellos momentos: Roma. Por ese motivo, eran odiados por los fariseos que veían reflejada en ellos su situación de pueblo sometido por la primera potencia mundial. Paradójicamente, los fariseos han hecho cuerpo con sus adversarios, buscando la alianza con el poder político del que carecen, para solventar un caso tan grave y peligroso como el del Galileo.
El pacto antinatural entre ambos grupos pone de manifiesto que el mensaje de nuestro protagonista afectaba tanto al poder político como al religioso. Marcos afina diciendo que lo hicieron “enseguida“; es decir, concedieron al asunto prioridad absoluta y máxima urgencia, lo que confirma, una vez más, que no hubo milagro, sino… sacudida.
La frase de Marcos “se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él” evidencia que la incoherente coalición se ha constituido con carácter permanente y con decidido empeño de tramar el método para liquidar al Galileo. No han podido acusarle de curación y, por lo tanto, el objetivo asesino que urden los de la recién estrenada liga nada tiene que ver con el arreglo de un brazo. El motivo que les ha movido a unirse con fines criminales estriba en que aquel mensaje práctico y radical situaba en grave peligro las bases de su sistema ideológico. La determinación de los aliados no admite duda. Habían elegido la muerte; no, la vida… No volverán a aparecer juntos hasta que acudan con la gran trampa tejida para atraparlo, el tema del impuesto al César.
En el cierre del episodio se nombra por fin al Galileo. No se cita ningún nombre salvo el suyo. Es también el único que ha estado activo. En oposición al contubernio anterior, se le menciona agrupado con sus discípulos (“Jesús, junto con sus discípulos“).
La expresión “junto con“, repetida, señala dos grupos diferentes. Los fariseos y los herodianos establecieron un pacto de conveniencias con una finalidad asesina; el colectivo de amigos que representa la alternativa se une en una relación natural.
Marcos reseña intencionadamente la actitud del Galileo con el verbo “retirarse” que solo usa en esta ocasión. Con él expresa su alejamiento de la institución. El sistema no tiene arreglo. La estructura basada en la ley está pasada; es el manto sin posibilidad de reparación. El vino nuevo que simboliza la vida no tiene cabida en esquemas caducos (odres viejos).
El Galileo se encamina con sus discípulos en dirección al mar. El grupo de adversarios queda con la mano en alto esperando dar su golpe definitivo; el hombre de Galilea acude adonde se halla el ser humano necesitado de libertad y de ayuda. Va con la mano tendida.
Aquí, con el control casi cerrado, como los ciclistas torpes, mi comentario sigue rumiendo lo de la realidad humana, la nuestra, la de nuestro tiempo; sí, pero es ¿una?, o ¿la asumimos en lo fundamental para los más?, o ¿hay que tomar partido para ver lo imprescindible? Pienso sinceramente que hay que elegir-tener primero una experiencia “desde” y, desde ella, vivir-mirar y ver lo imprescindible. Por eso Jesús y su causa, y la experiencia, también religiosa, que provoca su asunción de la causa, es tan importante para todos, creo. Saludos a todos.
Por si quedaran dudas, Oscar.
La realidad humana, dices, es la “nuestra” es la de nuestro tiempo. Totalmente de acuerdo, no otra cosa quiero decir cuando hablo de la prerrogativa de la realidad sobre el ser. Porque es desde ella que percibimos nuestra autonomía que nos hace “ser” libres.
La segunda parte de la frase. Es la de nuestro tiempo
Claro, también estoy ahí de acuerdo, porque desde el ser sustantivamos el tiempo situándolo fuera de nosotros, es esa una característica propia de las ideologías. Mas el tiempo como tal no existe. Contrariamente, en la percepción de nuestra realidad, somos nosotros los humanos quienes somos temporales. Y por tanto, es la realidad humana siendo el proyecto de Jesús, la que comprende, la que establece la justicia, la igualdad, la que perdona etc.,
Un cordial saludo
Marcos piensa a Jesús desde su tiempo. Acerca a Jesús a aquellos pocos comprometidos ya con su palabra y metidos ya en el cambio social, rechazando al opresor, retirándose del poder y poniéndose de parte del oprimido. Marcos hace revivir al Galileo usando la maravillosa pedagogía de su catequesis. No era cuestión de entender solamente sino de hacer cambiar el mundo en que vivían.
¿No sería posible que nosotros ahora hagamos lo mismo, reviviendo a Jesús en nuestro tiempo. Aquí no tenemos romanos, ni herodianos ni fariseos. Este mundo está hecho con materiales distintos. Pero en realidad todo sigue siendo lo mismo. Las estructuras de poder funciona exactamente igual.
También es verdad que, tal como están las cosas hoy, ni los políticos que oprimen con los recortes de sanidad, educación y con la subida del IVA, amenazando con aumentar el desempleo, ni tampoco las estructuras religiosas, que separan a la gente de Jesús y se meten en los bolsillos los dineros del IBI, ni los unos ni los otros, le tienen miedo a Jesús. No tienen que matarlo. Ya lo han acorralado y lo han hecho callar ellos.
Saben que el Jesús de nuestras iglesias y nuestros sagrarios no se mete con nadie: lo tienen domesticado. Ese dulce Jesús de mirada compasiva que se queda solo en las iglesias, siempre cerradas por miedo a los ladrones. A ese Jesús lo han puesto muy alto y muy lejos, haciéndole hijo de Dios para que nadie crea en él ya que nadie cree en Dios. El Jesús de hoy no condena sino que condona todo lo que hacen los poderosos contra el pueblo.
El Galileo que se descubre leyendo a Marcos desde hoy y que nos compromete a todos con su vida y su palabra, ese, lo puede hacer cambiar todo, hasta nuestra manera de pensar y nuestro miedo. Traigamos hoy y ahora al Galileo, hagámosle presente en nuestro mundo y veremos que todo empieza a cambiar.
¡Gracias! Salvador y Oscar por vuestras “llamadas de atención”…
Nos siguen poniendo los pies en el suelo, y nos traen ante nuestros ojos una y otra vez, la desnudez y claridad del Mensaje del Galileo.
Pero nos encanta “elucubrar” si dijo, quiso decir, o a lo mejor…
¡Siempre igual de atados y bien atados!
¡Gracias de corazón!
mª pilar
Marcos da para reflexionar. Cualquier palabra suya tiene su enjundia. Aún la que parece carecer de importancia. Véase, si no, el adverbio del principio de este relato traducido por:
de nuevo.
De nuevo alude a una vez anterior (1,21-27). Marcos invita a fijarse en ese referente. Jesús acude allí a enseñar.
Preguntas: ¿Cómo un campesino sin estudios se pone a enseñar en el centro donde se imparte la enseñanza oficial? ¿Qué pretendía enseñar?
Dice Marcos:
“Enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados” (v.22).
Él no apoya su discurso en citas de ideólogos de renombre. Esa era la fórmula tradicional de enseñanza: Repetir. Su mensaje es nuevo, ¡un peligro para la institución!
“¿Qué tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos?” (v.24). (¡Ojo al plural!)
En esta segunda ocasión, donde aparece el hombre de la mano encogida, se verá donde radica el peligro que Jesús representa. Él ha descubierto el engaño y la salida de la ratonera. Frente a la ideología que atrofia al ser humano, él propone la autonomía.
Resulta al menos curioso que, según Marcos, en ninguna de las dos ocasiones que Jesús entra en la sinagoga, lo haga para seguir el servicio religioso. Su camino es otro.
Ya no pisará más ninguna otra
Leo:
El Galileo parte de la realidad humana
¿A qué, entonces, esa pretensión y exigencia
-tanto de tradicionalistas como de teologías reformistas-
de insistir en “partir del Galileo y sus Asuntos”
¿No correpondería –como el Galileo-
seguir partiendo de la realidad humana?
la realidad humana
para nosotros
es la “nuestra”
es la de nuestro tiempo.
Otra cosa nos inclina a la beatería.
Trato de, sin fotocopias, ¡ir así todavía! – Oscar.
“estaban al acecho”
… como leones rugientes
buscando a quién devorar
Sin embargo:
Jesús no se deja “en-jaular”
Al contrario:
Mete a los acechantes en la Bolsa …
Y ¡al tacho! con ellos.
Ya lo dijimos:
1.- Se mete al Lugar donde se barajan las cartas de la vida de la Gente
2.- Saca la suya
3.- No tiene otra
4.- Se la juega, sencilla y honestamente.
Ahí está todo el drama del juego de la vida.
Luego, a otros les tocará barajar y dar de nuevo.
Lo mejor: Transparencia sobre el tapete verde ¿no?
¡Voy todavía! – Oscar.
Hola!
Para mí:
MIS MANOS me son fontanales de Prácticas y Ensayos
· En ellas me acuenco
· Con ellas me vivo.
· Por ellas voy andando en mundos tras-formados.
Doy gracias que nunca me las ataron ni me las até.
Nunca atrofiadas, no les di permiso para otra cosa
que la de crear MENTE libre.
MIS MANOS: Gracia y esfuerzo:
Lugar privilegiado donde conjugo la PRAXIS.
¡Voy todavía! – Oscar.
Hola!
Leo:
– “Marcos habla de la institución oficial de donde emanaban los principios legales y religiosos
– que determinaban la forma de vivir del pueblo.
– El Galileo entra, pues, en el espacio donde se teje la estructura ideológica.”-
………………
Hago camino desde este último resaltado de Salvador:
– “El Galileo entra en el espacio donde se teje la estructura ideológica.”-
Y me pregunto:
¿ Cuál es ese “espacio”, donde encontrar al Galileo?
Veo que lo dijo antes:
– “la institución oficial de donde emanaban los principios legales y religiosos”
Quedando así marcada la Cancha y Escenario:
el Poder “determina la forma de vivir del pueblo”
……………
Jesús se hizo “otro espacio” diferente: lo vive, es él mismo: su “sí mismo”;
Como el Abuelo re-suscitado por la Abuela en la Aldea del Amigo.
Su Sistema comprensivo de la Vida humana “irrumpe” (Fascículo 2)
Siempre es un “irrumpir”, un “meterse” y “estar metido” en lo suyo: la Vida humana.
Y, sin más razonamientos, la Vida personal se despereza en “Prácticas” cotidianas.
¡Vamos todavía! – Oscar.
Estupendo re-lectura, Hay para mi una cuestión vital, el proceso se desata con la iniciativa de Jesús atento a la realidad que lo rodea, pero parece desatarse solamente cuando el hombre, confiando, estira la mano, asociándose a la acción de Jesús…de liberar a lo humano, a los seres humanos, de todo aquello que lo oprime, ese estirar la mano, lo hace coprotagonista junto a Jesús de la liberación…Por eso los pueblos deben estirar la mano, para liberarse de las mismas sombras que los oprimían en tiempos de Jesús…Gabriel
En este pasaje, cuya narración es sustancialmente sintetizada y en extremo simbólica, como si de una escena de película llena de imágenes y mensajes se tratara, Jesús actúa intencionadamente y denuncia dentro del espacio que le es propio a la religión, dándole, sin embargo, a su acción universalidad, puesto que esto mismo, esta ceguera e ignorancia perversa, puede darse en cualquier otra época y en contextos muy diferentes, no necesariamente religiosos. Hoy diríamos sociales, políticos, económicos y globales.
No olvidemos que ahí, pedagógicamente, Jesús apunta y señala como centro al ser humano que de fondo somos. Convencido de que en él hay potencialidades y riquezas que solo la libertad y el amor pueden desplegar y hacer profundizar su modo de actuar, conocer y vivir.
También apunta a una cosmovisión transreligiosa, donde no haya límites ni creencias que puedan paralizar al ser humano en quien es y en lo que es, mostrando y favoreciendo que se vea el sinsentido de lo proscrito e inmutable de todo poder que desea perpetuarse sin más, y que olvida e ignora en ello lo esencial de la persona en toda su realidad.
Es manifiesto también el sentimiento ambivalente de Jesús, su tristeza y su ira, que no le impiden sin embargo actuar con serenidad y firmeza sin perderse en protagonismo ni victimismo alguno. Pero su libertad y autenticidad le mueven a dejar este espacio socioreligioso atrás, retirándose con los suyos a otros lugares de encuentro, despertar y compromiso, donde hay personas que están esperando incluso confiando en otro mundo posible ya en el umbral.
Querida Mª Pilar: Es verdad “El poder sigue hambriento…” pero cuantos hemos descubierto esa opción, esa alternativa presentada por Jesús, podemos escogerla y ser fieles a ella, como lo fue él. Es lo que más me fascina: esa fidelidad de Jesús a esa opción, a esa mirada diferente sobre la persona.
Podemos vivir de otra manera, sin dejarnos encandilar por el poder. Podemos ejercitar la libertad y el valor de desobedecer a leyes injustas (civiles o religiosas) que aplastan la dignidad de la persona, aunque las consecuencias puedan ser duras.
Y tú, seguro, ya lo estarás haciendo, con la pasión por todo lo humano que te caracteriza.
Abrazos!
¡¡¡Gracias!!!
Para mí ¡formidable! me sigue pareciendo un hombre ¡Total!
Fiel a cuanto presento como opción, para una vida más justa, intentando levantar a los más acosados de esta tierra, entonces y ahora…
Tristemente: No hemos mejorado mucho.
El poder sigue hambriento y no entiende de justicia, igualdad, derechos de todo ser nacido.
¡¡¡Lo hizo muy bien!!!
Otra cosa es, en qué lo hemos convertido.
mª pilar
Mi querida Mª Luisa, ¡cuánta paciencia tienes conmigo!
Sin duda puede parecer que abuse de la palabra ser. Es a lo que creo apunta nuestro anhelo, llegar a ser lo que somos, que es develado desde nuestra realidad humana, la que realmente es, sin ningún tipo de impedimentos, ni dispersiones, ni máscaras.
Se bloquea el acceso a esta primera realidad, la humana, en la que todo ya es dado en potencialidad, cuando partimos de la mente priorizándola, superponiendo capas y separaciones, que impiden vivir el todo de nuestra integral y unificadora realidad humana, la que es, conciencia en interrelación y en conexión con todo y todos. No existen entonces barreras a la libertad y bondad que emergen y fluyen de lo Real, que todo empapa y penetra sin excluir nada.
Lo que realmente somos es como un fondo de luz que se manifiesta en múltiples haces, que van desplegando luz y conciencia, y que nos hacen “recordar” aún en la diferenciación amplificadora o aparentemente reductora, cuál es nuestro ser real reintegrándose en un todo en su despliegue, experimentando en ello unidad sin separación. También la ola y el océano, con apariencia distinta, pues la mente, no pudiendo hacerlo de otro modo, las separa, son ambos, sin embargo, espacio compartido de agua en continuo movimiento.
Como ves repito por activa y pasiva que es la mente, con todo lo que implica, la que desde el principio nos puede separar de nuestra identidad real, de nuestra realidad primera y última, en la que todos, aún siendo diferentes, somos lo mismo.
Un fuerte abrazo.
Sé que estás actualmente muy ocupada, Asun, así que, aunque yo ahora desee centrar adecuadamente tu interpretación, si lo lograra, no te preocupes y no vayas tan tarde a dormir, entenderé, sin más, que lo has comprendido.
De todas maneras, pienso que en el fondo estoy segura decimos lo mismo, todo depende de dónde parta, nuestra perspectiva. Desde luego la mía, precisamente, para que se de esta interrelación amor-libertad de la que hablas parte no de la ambigüedad del ser en donde mora nuestro carácter egoico, sino de la realidad humana que es, como indica Marcos, de donde parte Jesús.
Sin duda pienso que es así porque desde la realidad humana es desde donde Él hace notar las posibilidades del ser. Esta es también mi perspectiva, la cual es por esa obertura de posibilidades por lo que le doy preeminencia a la realidad humana respecto al ser. .
Lo que quiero decir se ve, por ejemplo, en la seguridad que dan las ideologías. Por eso es tan difícil desprenderse de ellas porque la seguridad es un carácter de nuestro estado egoico. Nos cierra a nuestra propia realidad o como gustas decir tú: nos priva de llegar a ser lo que realmente somos.
Los que influyen ideológicamente rompen esa unidad pero dada la estructura de esta unidad no es irreversible su recuperación.
Con todo, si ahora vuelvo a ceñirme a la frase de ayer: “Su mutilación le impide desarrollar su inherente potencial transformador de la naturaleza” vemos que no se trata de ruptura, se trata de frenar el desarrollo y con él el proceso en el que consiste. Pero en el caso de no producirse este impedimento, esta atrofia ideológica es cuando se ve que en el proceso mismo va inscrita la liberación la cual va de la vida natural a la vida liberal, como ayer señalé.
Ahora bien, que haya liberación no significa que se abandone aquello que se libera, es decir, la naturaleza. Tal fue la tesis de Hegel: la aparición del espíritu es la despedida de la naturaleza. Pero esto afortunadamente no es así.
La vida como liberación ascensional está montada sobre un afianzamiento progresivo de estructuras que no se corresponde con la idea de estancamiento sino de apertura a una actividad siempre de orden superior, pero conservando lo inferior.
Puede que esta breve explicación además de clarificar la parte final de mi comentario de ayer también ayude a recuperar nuestra afinidad.
Hola Mª Luisa,
Me alegra también poder leerte y sobre todo que te hagas eco del comentario para así aclarar el posible malentendido. La verdad es que tu primer comentario de estos dos últimos, no me ofrece dudas de tu sentir no-dualista. Sí en cambio me parece que puede ser interpretado de manera dualista, de ahí mi intervención.
En donde no se da la libertad es imposible que se halle el amor, dado que amor y libertad van entrelazados de tal manera que no se dan el uno o la una sin el otro o la otra en la vida. La potencialidad que es y somos se enraíza en el amor y la libertad y de ahí se despliega sin límite mientras se siga sosteniendo al unísono en ambas cosas, que hacen al ser humano dejar ser el que es sin nada, procedente de la mente egoica, que conseguir.
Pero claro antes tiene que ver para desandar por sí mismo lo andado. El Jesús de Marcos ve y se vuelca para que otros vean y den el paso por sí solos. Y al mirase en él se encuentren a sí mismos. Un fondo de amor y libertad indisociable.
Es muy tarde también para mí. Hasta mañana.
Querida Asun, no sabes cuánto me alegro que no me hayas entendido porque así, o porque, tal vez yo no me expresara bien, sea como sea la cuestión es que con mi comentario he provocado que al menos te dejaras ver por aquí, pues te echábamos en falta.
Ahora bien, tú ya sabes lo mucho que yo he insistido en señalar aquí siempre lo negativo que ha sido para occidente el pensamiento dualista, por tanto me extraña que me interpretaras en términos de separación.
Seguramente habrá sido al fijarte al final de mi comentario donde solamente extraje de su contexto la frase “Su mutilación le impide desarrollar su inherente potencial transformador de la naturaleza” Es cierto sólo me interesaba destacar esta frase porque como anteriormente me había referido a la realidad humana y , como tal de su autosuficiencia, daba por hecho que se entendía el carácter unitario constitutivo de la persona. Sin embargo, luego, al decir: y yo añadiría también la de la suya. Ahí está, pienso, lo que te llamó la atención. Pero es que esto no significa separación. Fíjate, ahora transcribo todo el entorno de aquella frase, y seguidamente comentaré que ahí no se vislumbra separación ninguna..
“Marcos presenta escuetamente el problema del hombre diciendo que tenía la mano “atrofiada”. El sentido de este verbo (secarse, encogerse) no indica sólo detenimiento en el desarrollo, sino retroceso. Implica, por tanto, en este caso, un encogimiento progresivo de la extremidad.
El hombre de la mano encogida simboliza el engendro humano diseñado y construido por la ideología oficial. Su mutilación le impide desarrollar su inherente potencial transformador de la naturaleza. Se le ha arrebatado su genuina función social con capacidad para generar igualdad, justicia, libertad y vida. La figura del hombre con la mano encogida representa a la colectividad del pueblo anquilosado.”
Bien, pues lo triste del caso es que siendo la realidad humana unitaria, autosuficiente, la ideología le impide su desarrollo. Observa que se habla de desarrollo y en él no cabe pensar de separación. Sí, en cambio, de detenimiento pero aquí se trata de algo peor, de retroceso. Con lo cual ni Marcos, ni al lado de é, mi humilde persona hablamos en términos de separación. ¿No recuerdas la de veces que he hablado de la unidad psico-física al referirme a la realidad humana?
La cuestión es tan sumamente importante que antes, cuando he dejado mi comentario, ya, enseguida, por lo que había escrito, me puse hacer un borrador de todo aquello que me venía en mente. Copio una parte del mismo.Es una simple reflexión.
Seguimos con lo mismo pues porque el ser humano al actuar piensa que en esa actuación sea cual sea el acto, recuérdese por ejemplo el acto de oír al que me referí tiempo atrás, se piensa que así, objetivamente, se le da al sentido del oído cumplimiento, es decir que el oído cumple su finalidad. Sin embargo ya vimos que esto no es así porque el cumplimiento último del oído no es oír sino escuchar. Las acciones realizadas no vienen sólo determinadas por la naturaleza sino que vienen además determinadas por ese momento en virtud del cual “quiero” que sean así, es decir por una libertad. La vida que transcurre es a la vez natural y liberal.
Un fuerte abrazo
Si el inherente potencial transformador ya está en la naturaleza, Mª Luisa, creo conveniente señalar que está en todo el universo, nosotros incluidos, sin ninguna clase de separación, que no la hay como tal, sino en la elucubración mental, incapaz de integrar y unificar en un todo inseparable.
La Ley, como toda ley, norma o creencia, es un constructo humano, que absolutizado en verdad, crea aún más separación, germen de la exclusividad como principio de la intolerancia y más adelante, al separarse hasta aislarse, el fanatismo disfrazado.
La persona, como ser humano en toda su realidad, al no ser el centro de la vida, raíz que todo sostiene y envuelve, es vista como un objeto separado, producto únicamente de la mente en la que toma cuerpo el ego. De hecho, éste, es un vacío que “toma cuerpo” y se retroalimenta creando barreras de separación y aislamiento, para ir tomando protagonismo, llenándose de razón, la codicia de todo tipo de poder valiéndose en su ceguera, ignorancia y perversidad hasta de medios sacralizados.
Pero este uso de la religión no es de su sola exclusividad. Ya en la educación recibida se nos condiciona a una cosmovisión que está a su vez situada en una cultura en que el ser humano es ante todo ente social, subordinado a una sociedad ya establecida, a la que se debe ante todo. La dependencia e interrelación de los primeros años de vida deja la profunda huella de nuestros mayores, sus propios condicionamientos, complejos y prejuicios.
Llegar a ser uno mismo con todo su inherente potencial transformador, es y parece, sin embargo, posible, cuando la mente, lo que nos han hecho creer y lo que creemos, no la identificamos con lo que realmente somos.
De pie, despojados de lo que nos paraliza y nos ciega, viéndonos y reconociéndonos en lo que somos en los demás, nuestro espejo Jesús se hace realidad, su experiencia y vida es también la nuestra. Su esfuerzo en hacérnoslo ver no es en vano.
Lo positivo de este sin sentido al que nos lleva, es que se produce el despertar para responder al anhelo que de fondo somos. Difícil es entonces, si no se produce el “olvido”, hacer lo mismo, seguir con las mismas actitudes que hemos heredado a pesar de su fuerte inercia.
Gracias y un fuerte abrazo.
Lo que nos ha de inquietar ante los efectos perversos ideológicos de la religión, de los cuales ya nos advertía Marcos y todavía seguimos con lo mismo, es algo que, a mi modo de ver, concierne a que nos preguntemos ¿cómo es posible que siendo algo tan dañino todavía siga ahí presente dividiendo a los humanos generación tras generación?.
Ante eso, naturalmente, se me puede objetar advirtiéndome que en la historia y en la iglesia ha habido personas excepcionales, una objeción que repetidamente va saliendo aquí a medida que hay incorporaciones nuevas, pero basta para responder a ello con que nos demos cuenta que esta excepcionalidad le viene al ser humano no por ser religioso sino por ser persona. Y, la persona en tanto realidad, como vengo expresando, es autosuficiente. ” Su mutilación le impide desarrollar su inherente potencial transformador de la naturaleza (…) ” se dice en el artículo y yo añado “y también la de la suya”
“Jesús, lo colocó en el centro”
Entonces ¿por qué .seguimos con lo mismo?
Muy claro, fariseos y herodianos (los puros y los imperialistas) en contubernio para defender una realidad opresiva ideológica y legal, impuesta como una tela de araña sobre la sociedad. Jesús corta el nudo. La ley de Dios es vida, creatividad, sanidad mental y física, libre flujo de la energía, es decir portenciar lo mejor del ser humano, el hombre que crea su futuro. No es estar sometido a boludeces que no conducen a nada, sino que castran, rigidizan y reprimen por reprimir. Pero para aceptar eso, hay que primero liberarse internamente de las sombras que hacen que el ser humano añore la rigidez y el abuso, el miedo a la libertad.
Verdaderamente un destilado magistral!
Mi sorpresa ha sido, cuando al ir saboreando la lectura, ella misma me retrotraía a lo que tantas veces he manifestado y he defendido aquí: la idea según la cual la realidad se antepone al ser, es lo que, en mi opinión, subyace en el fondo de la buena noticia del Galileo.
Porque, por ejemplo, ser sumiso y poder liberarse posteriormente de la sumisión significa que nuestra ultimidad no se expresa como si esta se hallara más allá del ser, sino al contrario para alcanzarla el ser ha de consistir en un modo de realidad, el cual, en este contexto, ese modo lo hace posible el proyecto de Jasús. Es lo que se expresa diciendo
“la realidad siendo” 1º la realidad 2º el ser
No se nos dice acaso en el destilado “El Galileo parte de la realidad humana” por tanto, es el entero ser del hombre realizado el que no admite engaños ni sumisión.
Bien, para empezar ya vale…
Gracias Oscar, un abrazo