Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7388 Artículos. - 112436 Comentarios.

Muchos curas deben elegir

Reportaje a Clelia Luro

“Muchos curas deben elegir: la parroquia o la mujer que aman”

Vivió una larga historia de amor con Jerónimo Podestá, obispo de Avellaneda, que dejó todo por ella y fundó el movimiento de curas casados. Por qué el caso de Bargalló muestra que la jerarquía católica atrasa 200 años.

Por Magdalena Ruiz Guiñazú

Perfil.com 30/06/12 – 09:15

Dilema. “Muchos curas viven una doble vida. Si se enamoran, deberán poder casarse y fundar su familia”.


En una semana de turbulencias en las que una venganza política permitió que la opinión pública tomara conocimiento de la relación amorosa del renunciante obispo de Merlo, a través de fotografías tomadas en el Caribe, surge en el recuerdo otra historia de amor y lucha como fue la relación del entonces obispo de Avellaneda Jerónimo Podestá con Clelia Luro.

CLELIAPara recordarla es indispensable, claro, volver a una discusión que Benedicto XVI parece querer ignorar. Nos referimos, desde ya, a la urgencia de aceptar, dentro de la Iglesia Católica, el celibato optativo. Todas las religiones aceptan, efectivamente, el matrimonio de sus ministros. Los rabinos, los ministros protestantes, los miembros del rito oriental dentro del catolicismo etc., nos recuerdan que, por ejemplo, los apóstoles de Cristo eran casados y que recién muchos siglos más tarde algún Concilio decidió que tener una familia propia no era conveniente para alguien que había elegido el camino de Dios.

Fuimos entonces en busca de hechos que conmovieron a la sociedad de los años sesenta cuando el entonces presidente Onganía hacía prohibir, en el Teatro Colón, La consagración de la primavera de Stravinsky con la puesta de Oscar Araiz por considerarla pecaminosa.

Hoy, Clelia Luro vive como siempre, en la avenida Gaona, en la casa que compartió con el obispo Podestá. Una casa vetusta, llena de encanto, pintada en color ocre y como desprendida (en su propio silencio) del tránsito incesante que circula por su puerta. En el interior fluyen los recuerdos: artesanías peruanas, fotografías, palmeras apacibles, el báculo y la mitra de quien fuera obispo de Avellaneda. Todo recuerda un momento muy especial en la vida de estas dos personas: Clelia y Jerónimo Podestá. Ella, una inteligente madre de seis hijas. Él, como decíamos, obispo de Avellaneda y su encuentro, su opción y sus incesantes luchas relatados a lo largo de varios libros que Clelia ha ido publicando a lo largo de los años.

—¿Cómo empieza tu historia con Jerónimo?. Se produce un pequeño silencio. Si es que tenés ganas de hablar de esto.
—No es que no tenga ganas, lo que ocurre es que es muy… muy largo. Empieza cuando yo llego a Avellaneda a pedirle al obispo que interceda por un cura alcohólico, borracho, que estaba en falta. Y bueno, ahí, como yo era una militante desde siempre, me di cuenta que tenía frente a mí a un obispo que estaba consagrado a la gente. Me gustó su forma de pensar, a tal punto que me dije: “yo por este hombre me juego la vida”. Pero no pensé en otras cosas ¿viste? Si no, en cambio, que había dado con  un obispo como siempre había soñado y que jamás había encontrado. Entonces Jerónimo, poco a poco, me puso a trabajar con él. Me nombró secretaria privada. Aquí Clelia se ríe dulcemente. Imaginate yo no tenía todavía cuarenta años, Jerónimo había cumplido cuarenta y cinco y la edad canónica para que un obispo tenga una secretaria es de sesenta años. Claro, yo no tenía edad canónica. Pero él igual me nombró porque sintió que yo iba a caminar con él, a su lado. Los dos sentimos lo mismo. No era el tema de si me enamoré o no. Para nada. Era, en cambio, una cuestión de piel, saber que podía quemar mi vida al lado de él… siempre luchando. Y bueno, así fuimos trabajando mucho en Avellaneda sobre todo en las villas. Yo lo acompañaba a todos lados. En aquel momento salió la encíclica Populorum Progressio de Pablo VI, una encíclica muy revolucionaria dentro de la Iglesia católica.
Clelia se detiene a pensar en silencio y luego:
—¿No sé por qué la han silenciado…? Bueno, sí sé por qué. Como te decía, era una encíclica muy revolucionaria.

—Cosa que, naturalmente, no concuerda con la mentalidad muy conservadora del papa Benedicto XVI?
—Sí, claro. De Roma no se puede esperar otra posición. Están con el Opus Dei, los Heraldos de Cristo… El Papa tiene su mentalidad y, te repito, ha silenciado el Concilio Vaticano II que fue una reunión mundial de obispos y dio a conocer muchas resoluciones muy importantes. Los que estamos viviendo la realidad del mundo hemos protestado contra esto. Jerónimo empezó a predicar la Populorum… y realmente se comprometió absolutamente con ella. Era un hombre de resoluciones profundas. Empezó a viajar por el país, recorrió distintas provincias siempre predicando. Por supuesto que se quiso utilizarlo políticamente. Los peronistas, que no eran tontos, lo seguían cantando la Marcha y tirando panfletos. Estábamos bajo el gobierno de Onganía y Onganía empezó a enojarse con este obispo que le molestaba. Jerónimo estaba comenzando a convertirse en un líder político sin buscarlo. Pero esto ocurría porque hablaba con la verdad. El entonces presidente Onganía le pidió entonces al Nuncio Apostólico que, como embajador del Vaticano, hiciera callar a ese obispo molesto. Y ahí apareció la figurita tan linda de Monseñor Plaza que recomienda a un Vicario para Avellaneda y este Vicario desconfiaba de mí. Los dos teníamos el manejo de la Agenda del Obispo y él ocultaba determinadas situaciones y luego alegaba que Jerónimo no había concurrido a tal o cual misa porque estaba atrás mío. Cosas de ese estilo y de ese nivel. Finalmente Plaza y el Nuncio Apostólico, comenzaron a tejer calumnias. Recuerdo tambien que Monseñor Plaza tenía (tipo Marcinkus) un problema serio con un banco platense. Se iba a armar un escándalo y le pidió entonces a Jerónimo que hablara con el presidente Onganía para solucionar ese problema. Obviamente Jerónimo se negó a ese tipo de pedido. ¿Cómo iba a defender algo que era incorrecto? Públicamente Plaza, entonces, anunció:”Yo, a Podestá, lo liquido”. Un terrible mar de fondo.

—Los que hemos cumplido unos cuantos años recordamos la resonancia que tuvo la relación de ustedes. Incluso, fue monseñor Helder Cámara, el famoso obispo de Recife, que los ayudó particularmente.
—En el año 1966, cuando fui a Mar del Plata a la reunión del Celam (Conferencia Episcopal Latinoamericana) me encontré con Helder Cámara. El gobierno de Onganía no lo quería y el episcopado argentino, tampoco. Pero Monseñor Helder fue igual a esa reunión porque, según me dijo luego, sentía que debía estar presente. Yo deseaba absolutamente conocerlo.  Asistí entonces como periodista puesto que trabajaba en la revista Imagen del país y Jerónimo quedó en presentármelo cuando salieran de la reunión. Pero el Nuncio me tenía fichada y no me quitaba los ojos de encima. Por lo tanto Jerónimo no se animó a presentarme a Helder Cámara y, luego de finalizada la reunión, esperé junto a los otros periodistas que salieran los obispos. De pronto vi a Helder Cámara que subía la escalera y venía hacia mí. Me tomó las manos y me dijo varias cosas.

—¿Por ejemplo?
Clelia se sonríe levemente:
—Me da cierto pudor repetirlo pero tambien fue muy reconfortante escuchar sus palabras. Entre otras cosas me dijo que yo tenía la señal de Dios… qué sé yo. Cuando Jerónimo se acercó nos tomó las manos, las unió y dijo: “Usted nunca debe tenerle miedo a Clelia. Porque ella va a ser su fuerza y su libertad. Usted tiene una misión que cumplir. Y van a cumplirla juntos en Argentina y en América latina y, luego, en el mundo entero…”. Bueno, nos dejó un poco azorados porque no esperábamos estas palabras. Y menos aún, Jerónimo. Pero no me asustó. Me gustó porque esas palabras para Jerónimo fueron una gran fuerza, una lealtad. Una cosa era la posición del Vaticano y otra, monseñor Helder Cámara que quería acompañarnos y le estaba abriendo un camino a Jerónimo. “Hay obispos que caminan con todos, decía, otros, en cambio, caminan para atrás mientras que, algunos, van para adelante rompiendo con lo que sea…”. Era un mensaje para Jerónimo. Te diría que es ahí cuando empieza nuestra historia. En Avellaneda entonces, los dos ya estábamos comprometidos en una lucha que iba mucho más allá de lo que pudiera pensar la gente. Que si estábamos enamorados o no. Nosotros nos sentíamos como si Helder Cámara nos hubiera marcado realmente el camino. No estábamos pensando si eramos pareja o no éramos pareja. Ni qué nada. Nosotros empezamos a caminar por donde nos fue tocando y la vida nos fue abriendo el camino.

—Ustedes fueron perseguidos, sufrieron mucho,pero lograron que en el mundo, la tesis del celibato optativo para los sacerdotes, tomara fuerza.
—Sí, porque nosotros, una vez que ya se iba abriendo nuestro camino, cuando lo sacan malamente a Jerónimo del obispado de Avellaneda, habíamos ido a Roma. Jerónimo había hablado con el Papa y yo, durante una hora y media, con el Secretario de Estado el Cardenal Benelli.

—Y ¿qué te dijo?
—Bueno, si ustedes se aprecian…bueno, que no la vean en público con él porque una mujer no puede influenciar a un obispo. Cuando escuché eso advertí que la cosa venía por ahí porque tontos no eran. La verdad es que yo lo ayudaba a Jerónimo a liberarse y para él yo era su fuerza. Entonces ellos luchaban para sacarme a mí de Avellaneda. Querían que Jerónimo me pidiera la renuncia. Cuando hablara con el Papa Pablo VI ya Jerónimo le había dicho que, bajo ningún aspecto, iba a pedirme la renuncia puesto que no había ninguna razón para hacerlo. Sin embargo, el Vaticano se lo siguió exigiendo.

—¿En qué términos?
—El Papa le dijo que arrancara esa mitad de su corazón. Jerónimo salió muy molesto de la entrevista preguntándose “¿Con qué derecho me pide el Papa una cosa así?”. Luego, empezó a darse cuenta del juego sucio que le habían hecho en el Vaticano. Se sintió muy molesto: “Si el Papa no me tiene confianza y no me quiere…”, decía. Monseñor Plaza sostuvo luego que el Papa pedía la renuncia de Jerónimo. Como te he contado, por mi parte, cuando fuimos al Vaticano, estuve una hora y media con el Secretario de Estado Benelli que me insistió sobre aquello de que “si ustedes se aprecian ayude a su obispo, pero que no la vean a su lado porque una mujer no puede estar influenciando a un obispo”.
Y ahí también me di cuenta que el problema no pasaba sólo por si Jerónimo me amaba o no, sino que el tema central era por la influencia de lo femenino dentro de la Iglesia.

—Es verdad. Las mujeres siguen muy postergadas incluso dentro de la liturgia: sólo como diáconos distribuyendo la comunión etc., pero no oficiando misa, por ejemplo.
—Todo sigue igual y hasta que este Papa no finalice su mandato las cosas seguramente no van a cambiar. O serán aún peores. Se ha transformado la Iglesia en Poder. El Vaticano II era el Evangelio de la Iglesia. Este Papa ha roto todo eso y ha desconcertado en el mundo a la mayoría de los católicos porque ¿cómo se puede decir (como lo afirmó hace un tiempo) que los divorciados vueltos a casar están excomulgados? No se puede decir una cosa así Sobre todo cuando, quien se casó de nuevo, tiene hijos que van, por ejemplo, a colegios religiosos y escuchan estas cosas.

—Y, a propósito, cómo te arreglabas vos con tu propia familia numerosa?
—Efectivamente, tengo seis hijas mujeres. En realidad, lo conocí a Jerónimo después de 6 años de separación con el padre de mis hijas. La que me ayudó mucho fue una monja, Ester Sastre, religiosa del Sagrado Corazón, que consiguió becas para las chicas. Tuve un juicio de divorcio bastante largo porque el padre no quería que yo tuviera la tenencia de mis hijas. Finalmente la obtuve.

—¿Dónde trabajabas?
—En la empresa Ahorro y Préstamo para la Vivienda y para el Automotor. Me nombraron como jefa de los grupos de empleados que trabajaban en distintas operaciones. Yo conocía bien el problema de la vivienda por haber tenido que salir de Tabacal sin saber adónde ir. Llegué finalmente a ganar más plata que el papá de mis hijas. Esa era una de las razones por las que no me quería dar la tenencia. Decía que no tenía un trabajo para mantenerlas. Por suerte no fue así. En aquel entonces, cuando una mujer se separaba, todo conspiraba contra ella.

—Claro, todo eso ahora parece mítico, pero eran situaciones terriblemente difíciles.
Observamos que, en todos los cálidos ambientes de esa antigua casa, hay fotografías familiares que se mezclan con algunas en las que aún Jerónimo lleva la sotana clásica de ese tiempo.

—¿Cuántos sacerdotes casados hay en el mundo? Nos han dicho que alrededor de 100.000.
—Hoy deben ser más. Muchos dejan el sacerdocio y no se registran.

—Más allá de no aceptar la influencia femenina, ¿por qué pensás que la Iglesia se opone tanto al tema del celibato optativo?
—Mirá, fundamentalmente te diría que la causa es el machismo. El miedo a lo femenino dentro de la Iglesia a pesar de que Dios creó a un hombre y a una mujer. No creó al hombre solo. Ahora bien, si un muchacho que ha vivido con su mamá, resuelve casarse ¿qué le pasa?. Se va de la casa, se libera también de su madre. Por supuesto que la sigue queriendo, pero ya no depende de la madre. Entonces, para la Iglesia manejar a un grupo de curas libres, le resulta muy difícil. Lo debe tener bajo su control y entonces, los curas que no se casan, en cierto sentido no terminan de madurar. No se liberan. Son obedientes.

—Vos no creés (por lo menos para empezar) que sería bueno que el que desee un celibato total, pueda tener alguna orden religiosa que así lo disponga, y que el resto pueda optar?
—Yo pienso que debería ser como en las otras iglesias donde los pastores se casan. Entonces, el sacerdote que se hace sacerdote, al dejar de lado a esa Ley (creo que del siglo XII) sabrá que, si lo desea, podrá seguir siendo soltero pero que, si se enamora, podrá casarse y fundar su propia familia. Por supuesto que también hay otras cuestiones: el cura casado tiene hijos y aquí aparece una dificultad económica. Bueno, las razones son varias, pero hay que buscar una solución. Los escándalos de pedofilia son gravísimos. También hay muchos que tienen una doble vida y, como no son libres, tienen que elegir entre tener la parroquia y atender a la mujer que aman. Todo eso es muy difícil. Si un cura tiene que salir a trabajar le pedirán un currículum. Estudió teología… bueno… pero, ¿quién le dará empleo a un teólogo?. Hay una serie de cosas muy difíciles, repito, y tampoco puede decirse que los problemas provengan sólo del celibato aún cuando tanto para el varón como para la mujer la primera escuela del amor es el diálogo. El hombre solo no tiene diálogo con una mujer y, si lo tiene, quizás se enamora. Y allí: o cortan el diálogo o inician una doble vida. No les queda otra. Si no, dan un salto como hizo Jerónimo y todos los curas casados que aceptan, con madurez, el castigo que les cae encima y, como decíamos con Jerónimo, el movimiento de curas casados es un movimiento profético. Y te explico por qué: para tener profecía hay que tener esperanza y nosotros tenemos esperanzas de que las cosas cambien porque el tiempo madura tal como lo anuncia el Vaticano II. Hay que tener en cuenta el signo de los tiempos. La Iglesia no tiene en cuenta cuánto está cambiando el mundo. No se puede gobernar con un mundo que ya ha quedado 200 años atrás. Yo amo a la Iglesia. Me duele lo que pasa en la Iglesia, pero para mí, la Iglesia es el pueblo de Dios en marcha. Es la jerarquía la que está fallando.

—Sin embargo, dentro de la jerarquía, vos contaste una vez que el cardenal Bergoglio había sido particularmente afectuoso con Jerónimo.
—Es cierto. Ellos no se conocían y, un mes antes de morir, Jerónimo me anunció: “Clelia, lo voy a ir a visitar al cardenal…”. “Para qué vas a ir?”–le dije–. “Sabés que la jerarquía no te quiere recibir”. Pero Jerónimo argumentó: “No, no… este es un jesuita inteligente que me va a entender”. Y fue a verlo. Estuvo una hora conversando con Bergoglio. Después no se vieron más. Cuando volvió Jerónimo me comentó: “Es un hombre muy inteligente que vale mucho.
Hay que cuidarlo.” Y cuando, un mes después, ya en coma, Jerónimo tuvo que ser llevado a terapia, Bergoglio largó la audiencia que tenía y se fue al sanatorio San Camilo. Lo tomó de la mano y yo le pregunté después: “Qué te dijo?”. “No me dijo nada”–contestó Bergoglio–. “Pero cuando le anuncié “he venido a darte la unción de los enfermos no para que te mueras, sino para que te levantes,” me apretó fuertemente la mano.”
Nos quedamos en silencio mientras los leños de la estufa se consumen. Y luego, Clelia retoma:
—A todos les digo “no saben lo que significó para Jerónimo ver que la Iglesia, a través del Cardenal, se acercaba a estrecharle la mano en el momento en que estaba partiendo de este mundo”.

—Esto decías a los amigos, pero si, por ejemplo, por un hecho increíble se presentara ahora Jerónimo, ¿cuáles serían las palabras para él?
Clelia se sonríe ampliamente y sin dudarlo contesta:
—“¿Por qué te fuiste tan pronto?”.

5 comentarios


  • Con lo de Podesta y Bargalio diagnostico un kairos de sanación  de la inteligencia emocional de nuestra iglesia argentina de hoy marcada por cierta misoginia y homofobia renuente. Como Dijo   Lanata el domingo también le hubiera pasado al padre Grassi  si hubiera perseguido a mujeres. Cuando el cardenal Bergoglio  dice que esto tiene que ver con los que ensucian  a los que trabajan con los pobres Creo que esta pensando mas en estos obispos que en el padre Grassi ojala….
      Cuando llegué a la
    cárcel les pregunté a los presos qué pensaban ellos del obispo, que la
    prensa amarilla calificó como “fiestero.” Todos dijeron “padre, todos
    los que trabajan por los pobres merecen vacaciones con los seres más
    queridos, en los más lindos lugares”.
    Pensé que en la Iglesia católica los curas profesan la castidad, cuando sus vidas se llenan de sentido por el amor, la belleza y el agradecimiento que comparten con sus seres queridos y su comunidad. En relacion a lo que dice Clelia en la tradición mas fina de la iglesia se tiene doble vida no cuando se ama a un hombre o una mujer sino cuando se dice que se adora Dios pero en el fondo interesa solo el poder y el dinero. Se es neurótico cuando no hay coherencia entre lo que se piensa se siente y lo que se hace. En el obispo Bargalio y Podesta dan ejemplo de esa busqueda Tal vez los interesados en investigar si el obispo perdió su castidad,
    no comprenden que los castos son los que no manipulan y los que
    cultivan relaciones de verdadera gratuidad. De todas maneras
    convengamos cuando el problema vincular más serio que ha trascendido
    en la iglesia en las últimas semanas, son las violaciones de
    privacidad del Papa por el mayordomo de una curia emblemática, que un
    obispo pasee por la playa con un afecto entrañable, parece un gesto
    profético y terapéutico para sanear los vínculos primarios.
    Los que no juzgan al obispo por su elección, son a mi gusto los más
    sanos. Los que no buscan la paja en el ojo ajeno, ni tienen vidas
    marcadas por el cálculo y la envidia. El obispo muestra el camino de
    los que trabajan por los últimos y más necesitados, y al mismo tiempo
    tienen momentos de Betania, como Jesús en casa de Lázaro, donde el
    corazón late cuando se encuentra con los vínculos que ya son eternos.
    Es probable que la disciplina del celibato cambie con el tiempo y se lo viva optativamente como fue en los orígenes de la iglesia y ya no
    haga falta que estos hombres a mi gusto sanos y normales, hoy proféticos  en subculturas algo  misógenas tengan que renunciar. De todas maneras el camino dela salud psiquica siempre nos hara pedir superar las dualidades que se nos presenten
    Por último también nos conviene hacer una lectura  no solo espiritual  sino también sociológica. La propia estructura
    iglesia, en cuanto estructura de poder cuando se afianza en el poder bruto material  que no
    se arregla con el modelo de caritas, allende las buenas voluntades, es
    la que en alguna medida permite al Obispo transitar por lugares donde
    la gente sencilla de pueblo no puede llegar, porque nuestros pueblos no
    pueden conocer ni siquiera los paisajes de la propia patria chica.
    Repensar la castidad y los verdaderos sacrificios a lo que refirió JESUS, implica poner en crisis,
    fundamentalmente, la estructura de aprensión y esclavitud a la cual
    contribuye sectores católicos en todo el mundo. Quedarse con la
    noticia pintoresca del Obispo en short de baño, y ver si se acuesta con
    la amiga, si esta es linda o no muy agraciada, si ahora deja porque lo
    vieron Si era más comprometido Jerónimo Clelia es decir si está bien o
    mal de acuerdo a la moral de restauración o liberación, pensar si los
    curas mantienen relaciones de justa distancia con otros seres humanos, si  son mas puros los que dejaron y se casaron o que empiezan a ser  felomanos los que son sorprendidos en las playas o son mas impuros neuróticos cuando se creen puros. Sacheri además de la iglesia clandestina tendría que haber escrito la sexualidad clandestina de los que dicen que están a punto  acreditados con tiempo y ganas para meterse en la vida de cristianos de sesenta años-
    Creo que hemos perdido de vista mucho sufrimiento diario, genocidios que ocurren en
    secreto sin que a nadie le asombre, sin que genere el hambre la
    preocupación ni los espacios mediáticos del cura en pantalones cortos
    con una señora. (Ayer me entere que los residuos tóxicos de las
    clínicas de mi ciudad los separan presos débiles mentales de esta
    misma ciudad) ¿Dónde estamos los capellanes y los medios?.
    Hay muchos cristianos indignados en Paraguay porque el primero en
    visitar al nuevo presidente ilegal Franco fue el nuncio apostólico.
    Pío Laghi no fue sancionado por apoyar a la dictadura desde su función
    de embajador del Vaticano. Monseñor Aguer no fue sancionado por haber
    sido el garante del banquero estafador que quebró el banco de
    créditoplatense y que operaba con la banca ambrosiana. No pocos
    católicos vinculados al poder hegemónico se van haciendo a una curiosa
    disciplina que a veces ve salud donde hay enfermedad y decadencia por
    donde a mi gusto podría rearmarse la profecía. Leonardo Belderrain

  • Jorge

    El Vaticano es indolente con tantos sacerdotes que se han casado, pero que siguen amando al Pueblo de Dios, y quieren seguir ejerciendo el sacerdocio y no pueden hacerlo por haberse casado. Está tan ausente la compasión de Jesus en las actitudes de la jerarquia hacia un sacerdote que deja el ministerio para casarse. Son ciegos que no quieren ver ante la doble vida que muchos sacerdotes tienen que llevar, porque se enamoran o el celibato es una carga pesada que tienen que llevar para seguir ejerciendo el sacerdocio, pero el Vaticano sigue indolente, sin cambiar nada, sin dar la opcion del celibato libre.
    Gracias, Clelia, por tu testimonio y esperanza.

  • oscar varela

    Hola!

    ¿Qué puedo agregar yo
    sino el testimonio de haber bebido
    de la fuente de vida
    de este casalito que -tal vez sin darme cuenta-
    me iba liberando las energías de vida
    que en mí clamaban por transparencia de verdad y amor.

    Gracias a Clelia y Jerónimo!

    Oscar.

  • h.cadarso

    Clelia: A pesar de todos los pesares, a pesar del estrecho marcaje que los dirigentes de la Iglesia de talante conservador imponen a  todos los que desean el “aggiornamento” de esta comunidad de creyentes, tú sigues esperando una primavera de la Iglesia. Contra toda esperanza, como dice Pablo, como esperó Abraham en el momento de hundir su cuchillo en el corazón de Isaac…
    Aquí recordamos a Podestá, que estudió con nosotros unos años en la universidad pontificia de Comillas. Y lo admiramos.
    Pero gran parte de la grandeza de Podestá te pertenece a ti. Una pena que muchos sacerdotes secularizados hayan perdido esa firme esperanza que te anima a ti. Sigue hablando, sigue llamándolos a todos, di a todas las mujeres que siguen a Jesús que no se corten si el Amor las llama al lado de un ministro del altar, que no se resignen a ser empleadas de hogar en la Casa del Señor. Por encima de las olas te mando un beso y todos mis respetos.

  • Antonio Vicedo

    Clelia se sonríe ampliamente y sin dudarlo contesta:
    —“¿Por qué te fuiste tan pronto?”.
    Y seguro que Jerónimo le está contestando: –“Porque ese irme a ningún sitio, equivale a seguir estando de otro modo también contigo y con todos , pero amándoos con  el AMOR de QUIEN NOS AMA.”