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Leyendo a Marcos – 8

UN PASO, UN MUNDOSalvador Santos – “Destilado” de Oscar Varela

¿De qué lado se está?

Marcos plasma su logística narrativa:

A) ubica los planos protagónicos:

1.- El Galileo:

* Una barca está “en el mar
* El Galileo “sube” a ella
* y “se sienta
* Va a decir.

2.- La Multitud:

* En tierra
* cara al mar”.
* Va a escuchar.

B) revela el método del decir-escuchar: En Parábolas que:

* Compendian Praxis del Galileo y su Proyecto
* El Estilo es comprometedor: ¿De qué lado se está?

Fascículo 7¿DE QUÉ LADO SE ESTÁ?

(Mc. 4,1-2)

Teófila aclaró que leeríamos en primer lugar la introducción del narrador al discurso en parábolas

del Galileo.

De nuevo empezó a enseñar junto al mar. Se congregó alrededor de él una multitud grandísima; él entonces se subió en una barca y se quedó sentado, dentro del mar. Toda la multitud se quedó en la tierra, de cara al mar, y se puso a enseñarles muchas cosas con parábolas. En su enseñanza, les dijo…” (Mc 4. 1-2).

— Unos relatos más atrás, en una situación similar —comenzó diciendo—, vimos cómo ante la presión de las masas por convertirle en su líder, el hombre de Galilea subió al monte y constituyó una sociedad alternativa que identificaba a los suyos frente a la institución, la familia y las masas. Una vez establecida esa diferencia entre el colectivo que representa su proyecto y la multitud, nuestro protagonista regresa de nuevo a orillas del mar.

A simple vista, la introducción que hemos leído aparenta no tener otro contenido que la sencilla descripción del escenario y de los personajes que intervienen en la escena. Pero, una mirada atenta nos permite observar el trazo de Marcos eligiendo minuciosamente cada palabra. Vamos a fijarnos en ellas para apreciar el rastro que nuestro narrador nos ha ido dejando.

Su comienzo, “de nuevo“, alude al conjunto narrativo previo, y anticipa el cambio de escenario y acción. Con sencillez, devuelve al lector a aquella situación similar a ésta, a la que antes nos hemos referido, cuando la presión del gentío impidió su enseñanza.

La acción se describe con una fórmula característica de Marcos: “empezó a enseñar”, que verifica la apertura de su actividad pedagógica. Nuestro narrador quiere dejar constancia del inicio de su enseñanza. Enseguida veremos por qué.

Se sobrentiende que la enseñanza va dirigida al grupo de seguidores. Hay cambio de escenario, pero el mismo auditorio. Aquí termina un primer momento en la presentación.

El segundo comienza cuando, al propiciarse la ocasión, reaparece la gente. El punto de referencia de la concentración se fija en el Galileo: “alrededor de él“. Las difamaciones de los dirigentes no hicieron, pues, el efecto pretendido. Los deseos de liberación de la gente se muestran más fuertes. Por lo tanto, este acercamiento al Galileo adquiere un nuevo valor después de su ruptura con el poder y la presentación en sociedad de su alternativa.

También ustedes han decidido seguir oyendo su mensaje a través de la lectura de Marcos.

De hecho ha crecido la marea de gente concentrada junto al mar. Nuestro narrador emplea el superlativo, “una multitud grandísima“, para destacar el volumen del gentío allí agolpado. La apreciación pretende comparar la magnitud de los ahora congregados con la enorme muchedumbre de la ocasión precedente. Se significa, de este modo, el considerable incremento de personas dispuestas a oírle.

Observemos que el numerosísimo gentío hace acto de presencia una vez comenzada la actividad didáctica del Galileo, quien, al ser consciente del movimiento multitudinario, modifica su posición de forma significativa. Marcos escribe: “de manera que él subió a sentarse en una barca en el mar”. La aglomeración le impulsa a subirse a la barca. Fíjense en este detalle, en la anterior escena junto al mar, tuvo que solicitar colaboración a los discípulos; aquí, siendo mayor la afluencia de gente, no será necesario. Actuará por su cuenta.

Marcos dibuja con pinceladas precisas la determinación del Galileo. Une dos verbos: “subió a sentarse“. El primero transmite su intención de ser visto y oído por todos desde !a mejor localización que tiene a mano. Con el .segundo sugiere su disposición sosegada a la enseñanza de la gente. Ambos verbos unidos apuntan directamente al lugar: “una barca“.

También en la otra escena junto al mar con la que estamos relacionando ésta, habla de una barca. Pero se emplea el término en diminutivo; barquilla, bote, y el Galileo solicita a sus discípulos que lo afiancen ante el empuje violento de la multitud: “Dijo a sus discípulos que le tuvieran preparada una barquilla por causa de la gente para que no lo oprimieran” (Me 3, 9).

¿Cual es la diferencia? La barquilla y la barca expresan simbólicamente la realidad humana y la consistencia del grupo del Galileo. En aquella narración, todavía sin constituir la nueva sociedad, el diminutivo barquilla da a entender sutilmente la inestabilidad de la situación. El Galileo solicita al grupo, todavía pequeño y precario, que se reafirme ante la acometividad de las masas. Siendo todavía débil el compromiso de los discípulos, el peligro radicaba en que su identidad se disolviera en la corriente multitudinaria. Exigiéndoles afianzar la barquilla ante la presión del fanatismo violento y reformista, buscaba establecer un dique divisorio entre el grupo y el gentío, de manera que ambos quedasen bien diferenciados e identificados.

En esta nueva escena no resulta necesario. El grupo se ha constituido en una nueva sociedad y no tiene la debilidad de entonces. Se distingue a los doce, lo que le otorga una mayor resistencia ante los enardecimientos del gentío. A diferencia de aquel relato, en éste no hay bote, sino barca. ¿Ven con qué tacto eligió nuestro narrador sus palabras?

El último dato que Marcos aporta para cerrar punto por punto esta frase habla del emplazamiento concreto de la barca: “en el mar“. La expresión alude al mar como lugar estratégico; admite ver la posición de la barca, varada, con la quilla encallada en la arena, bajo el agua. De este modo, queda con la proa hacia tierra sin llegar a la orilla, que marca la línea de separación entre el espacio ocupado por el Galileo y el del gentío.

Pero no acaban ahí sus detalles. Sigue aportando anotaciones respecto a la distribución de los personajes sobre el escenario. Explica acto seguido cómo se situó la gente. Refiriéndose al grupo numerosísimo, escribe: ”todo el gentío”; remarca “todo” para dejar claro que no hay excepciones. Delimita el espacio ocupado por la multitud con una intencionada exactitud, característica de su maestría para transmitir al lector los pormenores que le interesan: “se quedó en la tierra de cara al mar“. Observen que escribe “tierra“, no “playa” como hace Mateo en el lugar paralelo de su evangelio (Mt 13, 2). La fórmula usada por Marcos “en tierra” alude al otro lado de la orilla ocupado por el Galileo, dejando entrever los dos diferentes espacios (mar y tierra) y la línea de separación entre ambos, que ninguno atraviesa. Al emplear este término, ”tierra“, Marcos destaca el apego del gentío a las ideologías nacionalistas y reformistas, y muestra su distancia respecto a la nueva sociedad representada por el Galileo y el grupo de seguidores.

Nuestro narrador da el último toque al cuadro que representa el escenario con sus personajes, puntualizando: “cara al mar“. Una vez todos en su sitio, consigue una imagen detallada del conjunto. Con esta disposición, ofrece una pista importante al lector sobre el significado de las ubicaciones de los presentes. El Galileo se ha sentado en una barca varada al filo de la orilla, que queda por delante de su proa. Está dentro del mar, de frente a la multitud; pueden verle y oírle. La orilla sirve de límite a la gente posicionada cara a él. El gentío, fijo en el Galileo, aunque fijado en tierra, está expectante por conocer et horizonte de su mensaje. Ahí estamos nosotros también situados.

La estrategia del Galileo comienza a dar resultados. Se mantiene la cercanía, pero ahora se combina con la separación y la distancia. La nueva sociedad, afianzada como alternativa, puede distinguirse de las masas despersonalizadas y sometidas. La orilla no representa un obstáculo para adherirse al programa del Galileo. Ahora bien, se sitúa como línea que requiere ser atravesada para definir la posición de cada uno. Eso supone la reflexión que desemboca en decisión personal. Porque las multitudes no reflexionan, son los individuos los que lo hacen.

Este cambio estratégico del Galileo implica también una modificación en la forma de exponer su mensaje a la gente.

Con suma facilidad, en dos trazos, Marcos perfila el nuevo método: “Y se puso a enseñarles muchas cosas en parábolas“. Repite el verbo enseñar para hacer notar que empieza una enseñanza distinta a la que abría la narración. Esta vez dirigida a la gente. Por eso Marcos tenía interés en resaltar desde el primer momento de su presentación que el Galileo había comenzado a enseñar, para distinguir las dos formas de hacerlo, una con sus discípulos y otra al aparecer el gentío. El cambio de estrategia supone, pues, un desdoblamiento en su forma de enseñar. A partir de ahora, aplicará dos métodos diferentes en función de los interlocutores a los cuales se dirija: Sus seguidores o la multitud.

En cuanto al contenido, Marcos revela la abundancia de la materia disponible, ”muchas cosas“, dando a entender con qué amplitud se dedicó el Galileo a explicar su proyecto a la gente. El nuevo método pedagógico, puesto en marcha con anterioridad en el pasaje de los dirigentes difamadores de la capital, ¿se acuerdan?, se denomina con la expresión “en parábolas“.

— Teófila ¿por qué escogió esa manera complicada de explicar su mensaje a la gente en lugar de hablarles sin tapujos? — interrumpió una mujer del grupo.

— Es erróneo considerar enrevesado este método pedagógico. La parábola es sencillamente un ejemplo como los utilizados en nuestra cultura actual para facilitar la comprensión de ideas o conceptos que, por su abstracción, son más difíciles de entender. Y no son para nada enigmáticas como se suele creer. No hay ningún enigma en el evangelio. Por su propio carácter, el misterio es una fórmula insustituible para alimentar la ignorancia. Justamente, la parábola tiene como objetivo lo contrario, desbrozar la hojarasca para dejar a la vista con la máxima sencillez la esencia de la idea contenida en ella.

La parábola es ante todo una comparación. El nombre procede de un verbo griego cuyo significado es comparar. El vocablo griego traduce, a su vez, a un término hebreo que, en su sentido, engloba diversas fórmulas comparativas: ejemplos, metáforas, sentencias, proverbios…

Utilizada por el Galileo como método de enseñanza, la parábola responde a esa amplitud de sentidos y, con mayor o menor extensión, se configura normalmente en un relato sencillo basado en la vida cotidiana de la que se escogen los elementos y circunstancias necesarios para construir su historia. Los hechos contados en la parábola pertenecen, pues, a situaciones familiares, sociales, económicas, de la naturaleza, etc… fáciles de entender y bien conocidos por los oyentes. Los elementos que intervienen no tienen, salvo en algunas excepciones, ningún significado representativo, solo se usan como medios auxiliares para acompañar y ayudar al pensamiento. Detenerse o complicarse en ellos produce a veces la pérdida del hilo que lleva al núcleo de la enseñanza.

El método de la parábola persigue avivar en la gente los mecanismos deductivos de la reflexión para ayudar a tomar decisiones meditadas. El mensaje y la enseñanza encuentran en esta metodología su medio más sencillo y comprensible.

El Galileo adoptó esta metodología después de apreciar que las masas arrastran a los individuos hacia metas inciertas, impidiéndoles su reflexión. Se sirvió de la parábola como un instrumento pedagógico que ayuda a pensar y facilita la enseñanza a todo tipo de personas.

Marcos termina su introducción y abre el discurso del Galileo de una forma directa. Insiste, para despejar dudas, en su labor educativa: “y les dijo en la enseñanza suya‘”. El mensaje de la nueva sociedad, hecho pedagogía fácil y universal, está contenido en una forma de enseñar diferenciada que Marcos identifica como propia del Galileo: “en la enseñanza suya“.

Con estas palabras alusivas a clarificar, nunca a ocultar, cede Marcos la palabra a nuestro protagonista.

Marcos es puntilloso y escueto a la vez. En esa mezcla de esmero y brevedad intervienen varios factores. Marcos contó con un valioso material que se pulió rodando de boca en boca durante años. Él, sin haber visto ni oído al Galileo directamente, pero constatando la realidad de la sociedad alternativa, fue consciente de la importancia de ese material para dar a conocer su mensaje. Así que, evitando omitir y falsear nada, ordenó aquellos datos conforme a un plan pedagógico, dando prioridad a la comprensión del mensaje por sus lectores y esforzándose, en ese sentido, por cuidar al detalle la composición del escrito. La cercanía de Pedro y su amistad con él le ayudaron sobremanera al disponer constantemente de una fuente de primera mano. Por último, el riesgo que representaba el imperio dominante, Roma, siempre vigilante e inmisericorde contra cualquier asomo de insumisión, acabó por extremar la prudencia de Marcos en su redacción. Así que, confió plenamente en la finura de sus apuntes y en la inteligencia de sus lectores.

63 comentarios

  • mª pilar garcía

    Admiro vuestras indagaciones y aseveraciones sobre el texto.

    Comprendo, que una alternativa de  negocio, una gran inversión etc…
     

    Se estudie con lupa las comas, los acentos, y sobre todo ¡¡¡la letra pequeña!!!
     

    En este caso en que nos movemos y ¡¡¡escuchamos!!! Una invitación-alternativa a seguir en nuestra vida personal, que no supone rentable en “riqueza-poder-fuerza… Sino todo lo contrario; lo fundamental ¡para mí! es:
     

    ¡¡¡Escuchar!!! ¡¡¡Contemplar!!! el proyecto, y escuchar en mi interior si me ¡¡¡Conmueve-entusiasma!!! como para dejar mi vida anterior y comprometerme cueste lo que cueste con este proyecto-alternativa.

    Si vemos como le fue a quien lo presento en la sociedad donde vivía,  que terminó ¡colgado de una cruz! y vituperado  por parte del pueblo que le buscaba y seguía.
     

    No hay mucho que decir sobre como lo plantean quienes han conseguido alterarlo de tal manera, que apenas lo conoce ni la… (mejor no lo pongo)
     

    Este proyecto,  me anima a cambiar “convertirme” de la vida convencional que me rodea, es, para intentar vivirlo,  lo más fielmente posible, desde mi manera de ser, mi entorno, mi realidad.
     

    Ningún estudioso de grandes pensadores o científicos, hablará igual de cada uno de ellos; lo hará, según sea quien los perciba, su manera de ser y sentir; se moverán hacia un lado u otro.
     

    Esto que estamos tratando es:
     

    ¡¡¡Otra cuestión!!!
     

    Para personilla, esto  es más importante y fructífero  para cada cual,  mejorará nuestro entorno y podría cambiar nuestra sociedad; a pesar de que allá donde existan movimientos trabajando para mejorar el vivir de los más desposeídos de la tierra, los grandes poderes, saben muy bien como frenarlo y hasta como  hacerlos desaparecer.
     

    Disculpad mi simplicidad; así es como lo contemplo e intento vivirlo.

    Abrazos

    mª pilar

  • Rodrigo Olvera

    Pepe
     
    Me ha encantado esa interpretación alternativa de que a lo mejor Marcos estaba cabreado cuando escribió ese pasaje. Digo, creo que a toda persona nos ha pasado algo similar.
     
    Entiendo bien lo que dices. La verdad es que cuando una persona lleva mucho tiempo en un circulo relativamente cerrado de conocimiento (sean escuelas de filosofía, de teología, de derecho, de sociología, y hasta de ciencias naturales) se “estabiliza” el conocimiento común. Cuando llega alguien que no comparte ese conocimiento común. se provoca un  des-colocarse que muchas veces permite profundizar y conocer mejor Porque la mirada externa nos permite ver lo que no percibimos de nosostros mismos, como explicaba la ventana de Johari.
     
    Un sociólogo francés -Bourdieu- explicaba que cada campo en disputa (y la exégesis es un campo en disputa por capital simbólico) tiene sus reglas de juego; y que el acto de rebeldía más radical es negarse a jugar con tales reglas. Esto lo expresa con un cuento el Ejército Zapatista respecto de las reglas del juego democrático y las descalificaciones de un sector de intelectuales al zaptismo. Lo recojo en una entrada sobre la situación actaul en España
    http://rodrigolverab.blogspot.mx/2011/09/un-leguleyo-que-quisiera-escribir-tu.html
     
    Pues bien, a mi me parece excelente que nos pongas tu bota en el tablero del ajedrez exegético. Claro que el cuento es comparable sólo en cuanto el rompimiento de las reglas; para nada en cuanto a la actitud soberbia y racista que aparece en el cuento y que de ninguna manera son aplicables a quienes aquí han comentado con el saber común de la exégesis católica.
     
    saludos

  • pepe blanco

    Hola Rodrigo,

    La verdad es que muchos aquí sabéis muchísimo de todas estas cosas tan difíciles: primeros tiempos del cristianismo, exégesis bíblica, etc. Y yo no sé casi nada. Si lo pienso fríamente, no sé cómo me atrevo a participar y lo único que se me ocurre es que sufro la osadía del ignorante. Bueno, pienso que, eventualmente, puedo aportar un punto de vista alternativo. Probablemente ingenuo, pero alternativo.

    Por ejemplo, estos días me preguntaba a mí mismo por la raíz del afán de penetrar en los textos neotestamentarios, y me preguntaba si un traductor-intérprete como Salvador Santos, se enfrenta a un texto evangélico como, por ejemplo, un experto en la obra de Platón se enfrenta a un texto platónico. Me respondía que, probablemente, no. Los versículos problemáticos que vienen a continuación y que hemos mencionado, me han recordado esas reflexiones de días pasados.

    En resumen, el origen de la mística judía es muy simple: si la Torá es un texto divino, entonces nada en él puede sobrar ni faltar: ninguna letra, ninguna palabra, ningún signo, nada. Es un acto de Yavhe y, por tanto, es un acto perfecto, pleno de significado que, a partir de este presupuesto, el místico tratará de encontrar.

    ¿Por qué recuerdo eso? Porque, con frecuencia, leyendo los textos de Salvador Santos y, sin ir más lejos, este episodio de la barca, a veces pienso que, en el fondo, sigue subyaciendo la creencia, el axioma de la Revelación que inspira a los místicos judíos: todo en los textos evangélicos tiene que tener sentido, incluso una barca a la que ocasionalmente tal vez se haya subido Jesús para dirigirse a la gente.

    O también, los versículos problemáticos que acabamos de citar: parecen contradictorios, pero tienen que tener sentido, necesariamente tienen que tener sentido, y la vida de algunos quizás se les vaya en encontrárselo. ¿Por qué? A lo mejor, algún copista, vete tú a saber en qué momento, se equivocó al copiar. O, simplemente, el día que escribió ese fragmento, Marcos estaba cabreado. O…, cualquier otra mundana razón que se nos escapa.

    En fin, todo esto no es más que una digresión.

    Saludos

  • Hola Pepe.
     
    No entro a juzgar tu interpretación ni la de nadie. Por lo general, suelo limitar mi participación  en Atrio a explicar un texto con rigor y a aclarar  las dudas que suscite, aportando datos útiles para la comprensión del texto en cuestión.
     
    En la entrega 9 se explica la primera parábola. Sugiero centrarnos en el tema. Cuando lleguemos a la famosa cita de Isaías tendremos ocasión de conversar sobre ese otro tema.
     
    Saludos cordiales

  • Rodrigo Olvera

    Hola Pepe
    Dando por supuesto que la traducción va en el sentido “para que no se conviertan” y no en el sentido de “a menos que se conviertan” ¿cómo entender este texto tan contrario a otros pasajes?
     
    En México había un programa cómico, llamado “el chapulín colorado”. Era un anti-heroe: cobarde, torpe físicamente, ingenuo. Con frecuencia se equivocaba, y los malandriles le veían la cara. Pero -ese era la intención discursiva del programa- todo lo subsanaba con su bondada, buena fe y nobleza de corazón.  Cuando cometía alguna torpeza física (caerse, golpearse con una puerta), se justificaba diciendo “lo tenía fríamente calculado”. Cuando los malos le veían la cara, o se descubría que se había equivocado en su ingenuidad, se justificaba diciendo “lo sospeché desde un principio”.  Esas frases todavía son comunes en el habla popular de México y de varios países de Latinoamérica.
     
    Regresando a Marcos. Marcos escribe a comunidades que están dudando en su fidelidad por varios motivos: el fin de los tiempos que se supone que llegaría en la misma generación que los apóstoles, no llegaba. Lo que llegó fue la destrucción de Jerusalén, la expulsión de los cristianos del resto del judaísmo (está bien decir que Jesús no intentó fundar ninguna iglesia; lo cierto es que tampoco intentpo crear una sociedad fuera de la sociedad judía, sino renovar a la sociedad judía); el que la mayoría del pueblo judío siguió judío y no siguió a Jesús  (ya había proporcionalmente más paganos que judios entre los conversos cristianos, tendencia que se profundizcó con los siglos); y el inicio de conflictos y persecuciones con los romanos.
     
    Varios autores reflejan este mismo escándalo: ¿por qué las masas del pueblo judío no se unieron finalmente al proyecto de Jesús? A veces creo que este pasaje de un Jesús que habla para que no se conviertan las multitudes es una especie de “lo tenía fríamente calculado”.  Es frecuente en varios autores cristianos referirse que era parte del plan de Dios que el pueblo judío no se conviertiera (en este momento, la mayoría dice que al final de los tiempos se convertirán); que era intencional; no un fracaso de Jesús, no un fracaso de los evangelizadores, sino parte de como tenían que ser las cosas.
     
    En todo caso, parece que sí que hay una intención en varios pasajes de los autores del Nuevo Testamento, de tranquilizar a las comunidades por la falta de incorporación de las masas del pueblo judío de origen.
     
    Claro, es sólo una posible interpretación. Hay muchas otras (Otra por ejemplo, es que refleje una influencia de los grupos gnósticos que ya existían en el cristianismo en la época en que se escribe; para quienes era común este tema de que el maestro enseña doctrinas diferentes a los iniciados que a las multitudes)
     
    Saludos

  • pepe blanco

    Hola Rodrigo,

    Ya había leído tu comentario, que me pareció muy interesante. Y, efectivamente, muy sorprendentes los versículos que vienen a continuación:

    A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.”

    Que, aparentemente, no casan bien con las benevolentes opiniones de los próceres:

    La lectura de las parábolas de las próximas entregas ratificará que Jesús presenta una propuesta y una invitación, y no, un discurso doctrinal con sentido unidireccional.” (Salvador Santos)

    la cercanía del alma de Jesús al pueblo llano al hablar, “el respeto”, es tan evidente en todo el Evangelio[..]pero esa projimidad de palabra y obra en Jesús a la gente corriente, la noto muy clara en su habla y en su escenificación” (José Ignacio Calleja)

    Al hablar en parábolas estaba recogiendo la sabiduría del pueblo.” (Antonio Duato)

    ………………………………………….

    Corrección de errores. En mi comentario anterior, donde dice pupitre-bancada, debe decir púlpito-bancada. Y donde dice sebe de estar, debe decir debe de estar.
     

  • Rodrigo Olvera

    Hola Pepe
     
    Si miras mi comentario en la entrega 9, verás que lo que sigue en el texto de Marcos es más problemático aún; y da pie para reforzar tus suspicacias. No sólo en tema de bancada, sino la que ya hacías de sectarismo.
     
    Pues lo que dice el texto es que Jesús enseñaba a las multitudes en parábolas, PARA QUE NO ENTENDIERAN, NO FUERA QUE SE CONVIRTIERAN.
     
    La exégesis cristiana siempre ha batallado con esta afirmación de Marcos
     
    Saludos

  • pepe blanco

    Muchas gracias, Salvador, por tu sabia explicación.
     
    De todas formas, desde mi más absoluta ignorancia del griego, del hebreo y de todas esas cosas tan sutiles, a mí lo me pide el cuerpo es interpretar la escena en el sentido pupitre-bancada.  Supongo que me criticarás de historicista o de literalista. Bueno, asumo la crítica.
     
    Para comprobar que estoy completamente equivocado, esperaré a leer atentamente el debate que sebe de estar a punto de establecerse entre Jesús y las otras personas, que, atendiendo al símil que has puesto, supongo que vendrá a continuación. Allí nos veremos.
     
    Un abrazo.

  • Hola Pepe
     
    Aporto algunos datos más por si ayudan a clarificar el sentido del tema sobre el que dialogamos.
     
    La acción de subir a sentarse en la barca no corresponde al substrato histórico, sino a los planos narrativo y significativo (mi respuesta a Oscar del 29/07 a las 21,15). No se trata, pues, de un hecho real. Forma parte de la composición de la escena descrita por Marcos con finalidad pedagógica.  
     
    En el lugar paralelo, Lucas prescinde de ese elemento redaccional propio de Marcos y se ciñe exclusivamente al substrato histórico:
     
    “Como se había juntado una gran multitud y en cada pueblo se iba añadiendo más gente, dijo en forma de parábola” (Lc 8,4).
     
    El verbo utilizado por Marcos (embaino) significa entrar en, meterse en, embarcarse. Marcos siempre lo utiliza asociado a una barca (Mc 5,18; 6,45; 8,10; 8,13). Se traduce por subir porque en nuestra lengua este verbo (subir) se usa para indicar la entrada en una embarcación aun hallándose esta por debajo del nivel del embarcadero, y para subirse a ella sea necesario bajar.  Por lo tanto, este verbo nunca –no solo aquí- ha de entenderse en Marcos en el sentido de ascender a un lugar elevado.
     
    En tu argumentación resalta este aspecto ascensional del verbo subir, que, reitero, no aparece en Marcos. La alusión a subirse al tejado en tu ejemplo de la casa desfigura, así, el hecho comparado. Quizá de ir a buscar un símil actual me parecería más idóneo el de alguien que propone un proyecto empresarial a un número importante de posibles socios. Considero que ni su colocación en un lugar visible junto a una pizarra ni su descripción detallada del plan de viabilidad, los datos de estudio de mercado y la cuenta previsible de resultados son susceptibles de ser juzgadas como una actuación unidireccional. Tal proyecto podrá ser debatido una vez presentado. No habrá debate sin propuesta previa. 
     
    La lectura de las parábolas de las próximas entregas ratificará que Jesús presenta una propuesta y una invitación, y no, un discurso doctrinal con sentido unidireccional.
     
    Un abrazo

  • oscar varela

    Hola!

    El pedido que hice a Olga y Rodrigo, fue un pedido interesado.

    Me interesa que se construya la comprensión de la vida.

    A poco prestar atención a la vida cotidiana a nuestro alrededor
    se des-cubrirá la mayoritaria y subterraneamente sustentadora vigencia
    de todas las maneras y formas de “consultorios” y “guías” espirituales
    de la vida personal de cualquier bicho humano que nos arrastramos y volamos sobre este Planeta.

    ¿Quién no ha “consultado” algún sueño para averiguar el número de la quiniela a salir?

    ¿O consultado cómo presentar al Equipo contrario para ganarle?

    ¿O cuándo iniciar el ataque a tal País?

    ¿O a quién -sí o no- hay que votar?

    … agrégese todos los “o” e “y” que c/u rastrée en su mirada en derredor de su Barrio y Vecino.
    ……………
    ¿Pretendemos atender al “prójimo”?
    Pues vayamos donde está!

    Es posible que allí nos encontremos, también, a nosotros mismos,
    en vez de andar perdidos por religiones y otras cositas opresoras ¿no?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • ana rodrigo

    Es posible que después de vuestro largo diálogo, con cabezas tan bien amuebladas y con tanta sabiduría, digo que es posible que yo diga alguna bobería.
     
    Pienso que todos los maestros de otras épocas, alejadas o muy alejadas de la época moderna, tienen sus propias claves y su propia pedagogía conforme a la época en la que han vivido. Por ejemplo a Jesús siempre se le ubica en su religión judía, aunque el cristianismo despotrique contra los judíos que lo mataron…y todas esas cosas.
     
    Por tanto todos los maestros, y más si son maestros religiosos, suelen utilizar símbolos, metáforas, analogías, etc. que, habrá que interpretarlos conforme al contexto sociocultural del momento.
     
    Si, además, sus enseñanzas se consolidan como religión a lo largo de siglos y extendida por todos los continentes, dan lugar a varios posicionamientos ante dichas enseñanzas: 1), interpretación literal de las palabras, a lo que llamamos fundamentalismos; aquí tienen pocos problemas, con repetir siempre lo mismo, queda todo resuelto. 2), Interpretación por libre (como dice en los kikos, el eco del espíritu), basada en lo que a cada cual le parezca bien decir, con la subjetividad y/o la ignorancia correspondiente, así como tonterías en abundancia. Y 3), gente erudita que, con todos los recursos modernos de las ciencia auxiliares hacen una exégesis seria; son conocedores de lenguas antiguas, culturas, géneros literarios, sociedad de la época, arqueología, etc..
     
    Dentro de estas ofertas, quizá la que más peso tenga sea la actitud de los adeptos al maestro en cuestión, y que van desde los descreídos a los fanáticos, pasando por infinidad de posicionamientos personales.
     
    Yo me apunto, primero a escuchar a quienes saben de verdad, a no mitificar a maestro alguno, a dejar en sospecha histórica porqué no se han conservado las enseñanzas de mujeres maestras que, digo yo, haberlas las tiene que haber habido, ya que los dioses serían los primeros indeseables de la historia al marginar a las mujeres en sus revelaciones. También creo que ha sido la sociedad machista de todos los tiempos la que las han “aniquilado” de la memoria colectiva (esto por ser benévola). Así que hay que andar con pies de plomo en todas estas cuestiones para irnos por las nubes angelicales de la ignorancia.

  • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

    Rodrigo, estoy contigo en la profundidad que le das al asunto; he advertido que iba a ser simple a posta. Te pido disculpas y, sí, me gustan los matices que introduces, pero añado un aspecto. Cuando alguien sabe con “sabiduría vivida” de algo decisivo para mí, yo veo perfectamente lógico que actúe como maestro; si lo hace “unidireccionalmente” (¡a ver qué significa esto, pues si es directivo-impositivo no es maestro, sino tutor-policía!), no me humilla; con gusto reconozco ese magisterio que mayéuticamente me ayuda a sacar de mí mismo lo mejor; no lo hace contra mí, ni sobre mí, sino conmigo, si bien, teniendo un papel magisterial que “todavía” necesito.
     
    Se lo agradezco vivamente a la gente que lo hace al estilo de Jesús de Nazaret, y no puedo valorar a éste con criterios de comunicación dialógica moderna. Para mí es un eterno estilo moral del maestro, más que una praxis docente políticamente “correcta”. Hay muy poca gente, no mucha, de la que fluye así su maestría ética o humana; y yo en Jesús tengo la convicción razonablemente fundada de que esto procede de su “e/Espíritu”. Sé que me entendéis y que me he ido por un aspecto subordinado, o ¿no tanto? Saludos. 
     

  • Rodrigo Olvera

    Hola Jose Ignacio
     
    El asunto me parece que no es tanto espacial (púlpito como espacio espacialmente más alto y más visible) sino relacional. Un cura puede sostener un dialogo bidireccional desde un púlpito (no me ha tocado nunca verlo, pero teóricamente es posible); y puede sostener una homilía unidireaccional aún si la feligresía está sentida en círculo y él está al mismo nivel espacial dentro del círculo (ésto sí me ha tocado verlo).  Creo que ese es el asunto, lo que Oscar pone como introducción al destilado del capítulo de la novela de Salvador: el método decir-escuchar.
     
    Por supuesto que no se trata de hacer a Jesús un converso de la pedagogía de Freire, empezando porque nació varios siglos antes. Quizá parezca de perogrullo decirlo, pero no es instrascendente. Porque, precísamente, con frecuencia se proyecta sobre Jesús lo que la humanidad sólo avanzó muchos siglos después de Jesús. ¿Utilizó Jesús un método unidireccional o un método dialógico? Hay  textos para afirmar ambas posibilidades. Me parece que el texto en concreto que se comenta no permite tomar postura. Es decir, la enseñanza desde la barca pudo ser tanto unidireccional como dialogada. Aunque el señalamiento a enseñar en parábolas parece indicar algo más dialogado.  Pero supongamos que realmente Jesús sí utilizara el método decir-escuchar. ¿Cuál es el problema en pensar, “bueno en esto hemos avanzado después de él”? Por lo demás, si el método de enselanza descrito por Marcos como usado por Jesús era dialogado, más que relacionarlo con Freire habría que relacionarlo con la paideia griega, lo cual es históricamente posible al ya existir los vasos comunicantes entre el helenismo y las comunidades protocristianas.
     
    Otro tema, también colocado por el texto de Salvador y abordado por Pepe Blanco, es el de la diferencia de estrategia de comunicación, dependiendo de si se enfoca a la multitud o a los discípulos. Pepe lo intepreta como elitismo o sectarismo. Es un interpretación posible del motivo de esta diferenciación, pero no es la única. Otra interpretación es que sea motivada por razones de seguridad, pues ya había arrancado el conflicto con las autoridades judías. Cualquiera que haya tenido experiencia de liderazgo en movimientos sociales en conflicto con la autoridad, tiene la experiencia de usar estrategias de comunicación diferentes frente al púbico y frente al colectivo organizador.
     
    Otra interpretación aún es más pragmática: la posibilidad de una estrategia dialogada se reduce en proporción inversa al número de participantes. Esto lo sabe quien se dedica a la educación, tanto formal como informal. Pongo un ejemplo personal. Hace dos meses me invitaron a dar una conferencia sobre derechos humanos en la facultad en la que cursé la licenciatura, como parte de un ciclo de conferencias por su 20 aniversario. Yo acepté con una condición: a cambio de dar esa conferencia, pedí que se me diera la posibilidad de organizar un taller sobre litigio en derechos humanos para no más de 20 alumnos. La conferencia involucró a unas 200 personas, y fue mayoritariamente expositiva, con algunas pocas preguntas por parte de la audiencia, durando 60 minutos. El taller fue completamente desarrollado con metodologías participativas, y duró cuatro horas.  Hubiera sido imposible desarrollar estas metodologías con 200 participantes. (Me refiero a las metodologías específicas que me interesaba desarrollar; por supuesto que aún con grupos más grandes hay posibilidad de desarrollar otro tipo de metodologías participativas tipo asambleas temáticas o regionales que se van consensando hasta llegar a resolutivos generales).  Pero el punto es ese: aún trasmitiendo el mismo mensaje, la estrategia de comunicación se adapta a los participantes.
     
    Saludos