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Aborto y silencio

Ya lo he dicho en este blog [se refiere José María a su blog Teología sin Censura]. Y lo repito. Porque, entre tantos recortes con las incontables desgracias y sufrimientos que esta situación lleva consigo, ahora el ministro Gallardón nos anuncia una nueva cadena de desgracias y sufrimientos, que se podrían evitar. Y se tendrían que evitar.

Digo esto porque una de las preguntas que más me inquietan estos días es la pregunta aquélla que, según los evangelios, tantas veces y en diversas situaciones hizo Jesús: ¿qué es lo primero y lo más importante en la vida, cumplir la ley o remediar el sufrimiento? Es una pregunta que hay que afrontar. Porque en la vida se presentan con frecuencia situaciones en las que no hay más remedio que afrontarla. Es notable la cantidad de veces que, según los evangelios, Jesús curó enfermos precisamente cuando, según las normas que dictaban los escribas, estaba prohibido curarlos. Los paralíticos que Jesús curó en sábado podrían haber esperado al día siguiente. Y no habría pasado nada. Sin embargo, Jesús quiso dejar muy claro que lo más urgente en la vida es aliviar y, si es posible, suprimir el sufrimiento humano. Y suprimirlo aunque eso se haga incumpliendo una ley que Jesús vio que no se debía cumplir: la ley que anteponía la sumisión a la norma a costa de prolongar el sufrimiento humano. El Evangelio no soporta ese criterio.

Es un hecho que el delicado tema del aborto está sometido a un profundo debate en determinados supuestos. ¿Vamos a anteponer una cuestión debatida a un problema de consecuencias que no admiten duda y que son tan graves para una vida entera? ¿Estamos seguros de que ésta es la solución que hay que dar en este caso?

Ahora bien, si es que esto es así, ¿qué explicación tiene el pertinaz silencio de los obispos españoles en este asunto tan extremadamente grave? ¿No estamos ante una situación que exige un pronunciamiento oficial y claro de la Conferencia Episcopal como tal? Si la CEE calla en este caso, ¿no estaríamos ante un caso patente de silencio cómplice? Miedo da pensar que la Iglesia, mediante comportamientos de este tipo, nos esté diciendo que es más importante la sumisión a la ley que la supresión del sufrimiento de los más indefensos. Y quienes tengan obligación de hablar, por el cargo que ocupan, en este caso, pero no hablen, ¿no sería más honrado y coherente que dimitan de sus cargos, empezando por el señor Gallardón?

6 comentarios

  • p314to

    Estimado D. Jose Mª: a mi humilde entender, creo muy necesario situarnos cada uno en nuestra posición de ciudadano-creyente. Mi posición de creyente me dicta a que sea  mi conciencia la tome la desición,sobre un caso de malformación del feto; nova a ser el Sr. Roucco quien me ayude con su apoyo moral y económico.Jesús dijo a la pecadoraq: ¿Dónde3 están los que te acusaban…?.
    Por otro lado está mi posición de ciudadano: ¿quien es un ministro, con marcados tintes del nacional-catolicismo, una mano rota  presupuestaria que tanto ha influido en la ruina económica del país con su gestion en el ayto y que supone un terrorismo económico para el resto de los contribuyentes, para decidir lo que me conviene a mi opción moral.
    Estamos ante el año de la fe. Desgraciadamente para la institución de la Iglesia  difícilmente pueda tener éxito el programa cuando se olvida que todo se basa en el seguimiento al EVANGELIO y no al CATESISMO.

    Creyentes tenemos un Diosque nos ama y que es misericordioso con  todos sus hijos, .con todos sin distincion de raza o color.
    Vete al “perneo” Gayardon”

  • Saludos amigas y amigos de ATRIO.
    Mi reflexión de hoy es la misma que hace unos días cuando mi hermano lo hacia a su vez.
    Creo que este tema del aborto, se soluciona cuando apartemos de el la hipocresía de cada cual y se deje decidir al sujeto que lleva dentro el neonato. ¿Que quiere cada cual para sí mismo? ¡Pues decidalo y punto! Pero no se puede marcar un camino obligatorio a… las personas, bajo el tema de la moralidad. La moralidad tiene fisuras, y por ellas nos colamos todos. ¡¡Si a toda vida, dicen la jerarquia católica, y los conservadores del PP!! ¿Tambien dicen SI a mi vida de homsexual? ¿O tras dejarme vivir bajo el grito ¡¡SI A LA VIDA!!, me diran de mayor con quien puedo o no puedo relacionarme? Creo que está más que claro. Vida es a los dias de la concepción y vida es a los treinta y tantos años.
    Pero por encima de todo, el derecho a decidir.
    Particularmente, me gustaria que toda vida naciera para el mundo. Sí. Igualmente, me gustaría que todo niño nacido, encontrara una familia con el presupuesto de la casa real española, pero eso son cuentos de princesas. La vida nuestra, la real vida es otra cosa. Aqui hay que batirse el cobre y luchar, y mucho. Es muy facil desde un escaño dificultar la vida de las personas y ponerle trabas. Luego dirá el colega que tiene la mente abierta. ¡¡hay que fastidiarse con el ministro de la justicia!!

  • Carmen (Almendralejo)

    No Ana querida, los obispos y la ICAR entera no habla, porque están actuando medio el brazo ejecutador de la ley franquista que de nuevo ha vuelto a renacer con este fascista de Rajoy, y el grupo de gobierno que ha recogido, y que muchos son de la misma comunidad que la del Dictador… ¿…? Se conoce que en Galicia hay muchos pensantes de Ultraderechas, muchos Ricos, y muchos Ladrones políticos, ya sabemos que detrás de las grandes fortunas o hay un crimen o hay muchos… y robos tambien, claro para eso se mata.
    Pero no pasa nada, con el otro gobierno tampoco era lo que parecia, pues el real cuerpo de médicos se acogian a sus conciencias, y por lo tanto o pagabas o te quedabas y te hacian madre por la gracia otra vez de leyes y conciencias…
    Volveremos a meternos agujas de punto, y mala suerte si morimos, total cuando no morismo por una cosa de estas, tambien nos Matan porque somos suyas… El caso es morir siendo libres, lo demás gaitas.

  • ana rodrigo

    Voy a hacer varias consideraciones al respecto.
     
    Los obispos no hablan porque están encantados con los pensamientos de Gallardón y, especialmente, porque la nueva ley está dedicada a los obispos y semejantes.
     
    El señor ministro legisla a partir de sus opiniones y sus creencias personales, no a partir del consenso social sobre el aborto, especialmente del consenso con las asociaciones de mujeres.
     
    El tema del aborto en los supuestos en los que la ley considera que sean legales, pienso que son cuestiones de la conciencia individual de la mujer en la que nadie debería inmiscuirse.
     
    Las decisiones de los demás sobre la mujer y sus circunstancias, son improcedentes, porque nadie es quien para imponer a una mujer sus criterios, su moral o sus creencias religiosas.
     
    El sr. Gallardón habla de personas indistintamente, ya sean nacidos o estén en un proceso inicial de desarrollo, llamado feto y no persona.
     
    El cinismo de este señor ministro es que, mientras hace esta ley, también legisla para quitarle el apoyo social y pecuniario a las personas dependientes.
     
    Todo esto lo digo al margen de mis creencias sobre lo que yo haría sobre mi propio cuerpo, porque sería mi decisión desde mi conciencia, al igual que yo no me meto en conciencias ajenas.

  • Gabriel Sánchez

    Sería de esperar que ante el sufrimiento del pueblo, los pastores digan una palabra…Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras (Cfr. Lc. 19,40).- Gabriel

  • Antonio Vicedo

     
    José Mª. , no se si es tuyo este párrafo, básico para las argumentaciones tanto sobre el aborto como para la defensa del derecho más fundamental de cualquier ser humano, cuando entra en relación con los derechos y deberes de otros de su misma condición, valor y dignidad, pero concretados en en una más imperiosa necesidad por su propia debilidad.


    “Es un hecho que el delicado tema del aborto está sometido a un profundo debate en determinados supuestos. ¿Vamos a anteponer una cuestión debatida a un problema de consecuencias que no admiten duda y que son tan graves para una vida entera? ¿Estamos seguros de que ésta es la solución que hay que dar en este caso?
    Si la cuestión debatida es el derecho fundamental a la propia vida de cualquier ser humano, independientemente de las circunstancias en las que esa vida humana se concreta, tanto la perspectiva evangélica del testimonio y mensaje de Jesús, como la exigencia ética de las leyes humanas, coinciden en ofrecer base para que nada se anteponga directamente al derecho a la vida en cuales quiera circunstancias concretas.


    El derecho a la vida es deber primario  el vivirla por quien ha recibido el don de ella que se convierte en derecho respecto al deber de los demás de ayuda y prohibición de atentar por acción u omisión contra ella, sea antes de nacer o después de haber nacido.


    Solo en caso de que esa realidad viva de un ser en existencia progresiva desde su momento original pueda ofrecer base racional para disipar la evidencia , de prueba racional científica suficiente de seria probabilidad o certeza de su categoría de SER HUMANO, estaríamos en un mero debate dubitativo insalvable y por tanto, de no certeza constatable sobre la realidad científica de UN SER HUMANO.


    Esto conllevaría la posibilidad y el derecho de plantear la cuestión, evangélica y legal,  de las prioridades sobre la deliberación de calidades de sufrimientos presentes o futuros a evitar preferentemente.


    La base ética de la ley o práctica despenaalizodora de la interrupción de un embarazo se concreta en la situación insuperable dubitativa sobre la no realidad de SER HUMANO de esa vida progresiva durante un periodo (NO CONCRETO) después del momento de su origen inicial de la concepción.
    Esa NO CONCRECION INSALVABLE CIENTÍFICAMENTE, permite al Poder Legislativo y a los moralistas aprovechar, con prudencia, unos períodos y supuestos, en los que no se admite penalización consecuente por delincuencia o transgresión del precepto NO MATARÁS. Aunque, como claramente se puede deducir, tampoco es una ley que obliga a la interrupción  obligada de cualquier embarazo



    En esta cuestión de tanta seriedad y trascendencia conviene no situarse en lo que se considera APRETAR DEL TODO PARA TERMINAR NO PUDIENDO ATAR NADA, mediante una actitud, que generalizada, mostraría su esencial carácter de PLENA HIPOCRESÍA por clara acepción de CLASES DE VÍCTIMAS, producto de acciones u omisiones muy constatables y responsables.
    Porque , si lo esencial del ABORTO consiste en que: quien dispone de los medios vitales necesarios para la supervivencia de UN SER HUMANO (En el caso de los aún no nacidos, su madre) se los niega , ello redunda en imposibilidad de supervivencia; aplicado a los SERES HUMANOS YA NACIDOS, cualquiera que disponga de los medios de supervivencia que les son de necesidad extrema para SOBREVIVIR y se los niega por razones de apropiación particular desordenada (sobras) impidiendo su extrema necesidad de uso, cometería delito etícamente mortal aunque no fuera ilegal.


    ¿Han pensado en ello los participantes del MOVIMIENTO PRO VITA, muchos de ellos propietarios de considerables fortunas y considerándose creyentes en un DIOS PADRE UNIVERSAL DE TODA LA HUMANIDAD?
    ¿Tienen claro esto los jerarcas eclesiales, desde ser responsables de tantos bienes acumulados en sus respectivas jurisdicciones, y no ponerlos a disposición de los SERES HUMANOS (JESÚS IDENTIFICADO CON ELLOS) en extrema necesidad de SUPERVIVENCIA que no puede ser superada por faltarles esos bienes acumulados y retenidos alegando finalidades que en nada soportan posible comparación con el DERECHO A LA VIDA?


    ¿Quienes, pues, tendrían que soportar ineludiblemente el sanbenito de verdaderos y punibles ABORTISTAS?