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El fascismo social avanza en Chile

Nos gustaría no dejar en olvido ninguna de las causas por las que nos interesamos en ATRIO. Quisiéramos informar de todo lo que pasa, no solo en España. Hoy recogemos una información sobre los mapuches, tratados como terroristas por el gobierno de Piñera. Imaginamos que el conflicto social de Aysén, en la Patagonia chilena estará congelado por el duro invierno. Y los legionarios de Cristo haciendo lo de siempre: caso O’Reilly, el más influyente sacerdote legionario acusado de abusos sexuales.

Violencia en tierra mapuche no respeta ni a los niños


Por Marianela Jarroud
IPS, Santiago de Chile, julio 2012

http://www.ipsnoticias.net/
“Hemos sido ‘pasados a llevar’ (atropellados) por este Estado chileno que es racista, que nos reprime. La fuerza policial nos reprime a todo el pueblo mapuche. ellos son los que nos disparan a sangre fría”.
Así narró un indígena de 16 años la represión policial de la que fue víctima junto a otros campesinos de la región de la Araucanía, 680 kilómetros al sur de Santiago, tras el desalojo de un predio ocupado por varias comunidades que reclaman sus tierras ancestrales.

“Ese es el sentimiento de los niños que son parte de las comunidades que están en conflicto, porque ellos han crecido en medio de la violencia”, explicó a IPS la coordinadora de la Fundación de Apoyo a la Niñez y sus Derechos (Anide), Ana Cortés.

“El adolescente del testimonio pertenece a una comunidad que ha estado desde hace muchos años tratando de recuperar un territorio que le permita vivir. Racismo y represión es lo que él ha conocido del Estado, por lo tanto, es lo que expresa”, añadió.

Esta denuncia sobre la represión publicada por el diario digital mapuche Werken (http://www.werken.cl/), que circula por las redes sociales de Internet y por medios de comunicación electrónicos es el testimonio más concreto del recrudecimiento de la violencia, que en las últimas 72 horas dejó decenas de personas detenidas y varias heridas, entre ellas cinco niños y niñas.

En medio de la preocupación y la denuncia, este miércoles 25 se registraron nuevos incidentes, esta vez en la comunidad Temucuicui, que fue allanada por la policía.

El conflicto se agudizó el lunes 23, cuando miembros de la comunidad mapuche Ignacio Queipul de Temucuicui fueron desalojados por efectivos de la policía de Carabineros de los establecimientos La Romana y Montenegro, explotados por las empresas Forestales Mininco y Arauco.

Según portavoces indígenas, se trató de una movilización pacífica, que pretendía “llamar la atención” sobre el incumplimiento de diversas promesas del gobierno del derechista Sebastián Piñera en el marco de la lucha por la recuperación de tierras mapuches.

Estos predios, aseguran, son parte del territorio que les fue despojado a sus ancestros durante la “Pacificación de la Araucanía”, un proceso de invasión militar, de dominación del Estado chileno en esa zona aborigen que se prolongó durante casi toda la segunda mitad del siglo XIX.

La ocupación del lunes fue realizada por unos 60 comuneros. El desalojo, en contraste, habría sido ejecutado por unos 200 carabineros, que ingresaron al lugar disparando escopetas y bombas de gases lacrimógenos, según declararon testigos.

En ese operativo fueron detenidas 12 personas, tres de ellas menores de edad, quienes denunciaron haber sido víctimas de “todo tipo de vejaciones, golpes y acoso sexual por parte de los carabineros”.

La represión continuó horas más tarde en las afueras del hospital de Collipulli, una de las localidades de la zona, cuando la policía disparó contra un grupo de comuneros que esperaban a quienes habían concurrido a certificar lesiones.

Entre las víctimas de este episodio figuran una niña de 12 años, quien recibió perdigones en la columna, y un adolescente de 16, que recibió balines en la cabeza.

El ataque motivó que el presidente Piñera anunciara una “investigación” para determinar responsabilidades de los carabineros, aunque enfatizó que su gobierno apoya “en un 100 por ciento el actuar (sic) policial”.

Según la Fundación Anide, entre 2001 y 2011, niños y niñas mapuches de entre nueve meses y 16 años de edad han sido blanco de heridas de balines, asfixias por bombas lacrimógenas, golpes, patadas y torturas, entre otros tratos vejatorios por parte de la policía.

Incluso se registró el homicidio de un joven de 17 años en el año 2002.

“Muchas veces hemos señalado que la violencia hacia los niños mapuche no es una excepción sino que se está convirtiendo en una norma. En cada allanamiento, tres o cuatro menores de 18 años salen heridos, y frente a esto no podemos señalar, como lo hace el gobierno, que son hechos aislados”, sostuvo Cortés.

La activista añadió que es preocupante el recrudecimiento de la violencia en territorio mapuche, que a su juicio se explica por la falta de solución a los problemas de fondo que tienen las comunidades.

Precisó que las medidas planteadas por el gobierno, que el martes 24 anunció un reforzamiento de personal policial en la zona, son de “seguridad interna” y no apuntan a resolver el conflicto de fondo.

“No veo ningún gesto de acercamiento con las comunidades en conflicto para negociar una salida política. Mientras eso no ocurra, van a seguir las movilizaciones sociales con personas heridas, muchos de ellos menores de edad”, advirtió.

Piñera encabezó el martes una cumbre de seguridad en La Moneda, la sede de gobierno, donde se analizó el conflicto mapuche y se determinó el reforzamiento policial, decisión que para algunos evidencia el afán oficial de una militarización de la zona.

“Cuando el gobierno empieza a buscar motivos para reprimir a las comunidades sin abordar el tema político que subyace en el conflicto, es porque perdió el norte respecto de cuál era la política del Estado en relación a los pueblos indígenas”, comentó a IPS el abogado mapuche Lautaro Loncón.

Chile suscribió varios tratados internacionales de protección de los derechos humanos y de la infancia y, en particular, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo relativo a pueblos indígenas, recordó.

Para Loncón, “a la hora de elaborar sus políticas públicas, el gobierno se basa más en la represión que en implementar esos convenios”.

El aumento de la violencia “tiene que ver con la postura histórica de la derecha política chilena respecto de los movimientos sociales e indígenas”, añadió.

“El gobierno de Piñera ha ido criminalizando la protesta social, no solamente hacia los mapuches, sino a cualquier movimiento que pueda poner en aprietos sus políticas neoliberales”, enfatizó.

El jurista coincidió en que, históricamente, existe “una actitud racista del gobierno y del Estado como institución, que se funda en la negación de la existencia de los pueblos indígenas y la negación de sus derechos. No es nada más que un racismo del que nunca la sociedad chilena se ha hecho cargo”, dijo.

La directora del estatal Instituto Nacional de Derechos Humanos, Lorena Fríes, viajó este miércoles 25 a la zona en una misión de observación y espera divulgar un informe en los próximos días.

En tanto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia manifestó su “enérgico rechazo y condena” a los actos de violencia que afectaron a niños y niñas.

Por su parte, dirigentes del opositor Partido Por la Democracia solicitaron al encargado para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, el envío de un observador a la zona del conflicto mapuche.


4 comentarios

  • Gabriel Sánchez

    Un Video, que no deja de ser tremendamente interesante…que de alguna manera nos muestra como el proceso del pueblo Chileno, se emparenta con el de España y tal vez con otros más…
    http://www.youtube.com/watch?v=28hhAyZJ4l4&feature=em-uploademail
    Gabriel

  • Gabriel Sánchez

    En el caso específico del pueblo mapuche, entre sus derechos fundamentales y la causa de sus luchas está el de ser reconocidos como pueblo y no sólo como “etnia”; su derecho al territorio que le ha sido usurpado; a los recursos que tradicionalmente han poseído; y a determinar libremente su desarrollo económico, social y cultural.
    Todos los datos anteriores pueden extraerse de un simple manual escolar.  No obstante, el actual gobierno autoerigido como “gobierno de los mejores” e integrado por supuestas “lumbreras intelectuales”, los desconoce.  Esto se infiere de la “Cumbre de seguridad” sobre lo que se ha denominado “problema mapuche”, convocada por el Presidente de la República el martes 24 de julio.  En dicha instancia se determinó aumentar la dotación de Carabineros y de la Policía de Investigaciones en la zona de La Araucanía, así como el traslado de una mayor cantidad de vehículos e implementos represivos y la búsqueda fórmulas legales que reintegren la figura del “testigos sin rostro”.
    Es ésta una más de las respuestas irracionales e inmorales a las legítimas demandas de devolución de tierras ancestrales usurpadas al pueblo mapuche, cuya cultura se sustenta en su especial relación con la tierra, a diferencia de la acción depredadora de las grandes empresas forestales, hidroeléctricas, mineras, salmoneras, pesqueras, que destruyen la naturaleza al extraerle el mayor provecho posible, sin importarles su irremediable destrucción.
    El gobierno tiene el deber de solucionar los efectos de injusticia social y no incrementarla.   Y las policías y FFAA deben defender a la población y dejar de ejercer como “guardias pretorianas” del sistema económico imperante que, al igual que durante el período de la Conquista, es un sistema impuesto por la fuerza y que ha provocado más de un “problema”.
    Hervi Lara – Comisión Etica contra la Tortura (CECT-Chile).
    Para “El Ciudadano”. (fragmento del artículo total)
    http://notascect.wordpress.com/2012/07/27/el-problema-mapuche/

  • Gabriel Sánchez

    Alto Bío-Bío: el robo del alma      ENVIADO POR OLGA LARRAZABAL
    por Juan Pablo Orrego (Chile)
    Martes, 24 de Julio de 2012

    Con una campaña ciudadana sin precedentes hasta entonces, un colectivo de personas y organizaciones luchamos durante 12 años para detener la construcción del mega-proyecto hidroeléctrico de Endesa en el Alto Biobío. Era la primera vez que se cuestionaba en Chile el interesado paradigma de la bondad absoluta de las grandes centrales hidroeléctricas.

    Sin embargo, en los albores de la década de los ’90, y a pesar de esta falta de precedentes y antecedentes sobre el tema a nivel nacional, tuvimos la certeza que la ‘serie hidráulica’ proyectada por los ingenieros de Endesa era un proyecto tan descabellado y destructivo como lo es hoy, HidroAysén.
    Endesa proyectaba represar los 180 kilómetros del Alto Bío-Bío con 6 centrales de embalse.¡Olímpico! Sin considerar absolutamente ningún costo, o ‘externalidad’, total estas las pagan ‘los otros’. El río Bío-Bío tiene un recorrido total de 380 kilómetros desde su nacimiento en las lagunas de Icalma y Galletué en la 9ª Región, desembocando finalmente en el Golfo de Arauco en la 8a.
    Gracias a la campaña en contra, Endesa solo pudo construir las dos primeras centrales de la serie proyectada –Pangue y Ralco-, inundando 4.000 hectáreas de la cuenca, y literalmente destruyendo 70 kilómetros del valle entre los dos embalses y el tramo de río totalmente alterado entre el muro de Ralco, aguas arriba, y la cola del embalse de Pangue.
    Es importante recordar que la campaña ciudadana enfrentó desde 1990 a 1997 a Endesa-Chile, ya privatizada (robada en 1989, último año de la dictadura), y desde 1997 en adelante a Endesa-España, después que esta adquiriera el consorcio Enersis, que incluía a Endesa, Chilectra y Transelec.
    Tanto la así llamada ‘privatización’ del sector eléctrico chileno, como su transnacionalización, incluyeron en ambos casos, como ‘bono’ extra, el traspaso gratuito de la mayor parte de los derechos de agua no-consuntivos (para desarrollo hidroeléctrico) del país.
    Muy concretamente, este tortuoso proceso significó la captura corporativa de una parte clave del sector agua, y de la totalidad del sector energía de Chile, algo que, sorprendentemente no hemos podido revertir hasta hoy.
    Así, Endesa, hoy controlada por la trasnacional italiana Enel, concentra el 80% de los derechos de agua no-consuntivos del país, y el 86% de los de la región de Aysén. En la práctica ni Chile ni los chilenos ni las chilenas tenemos el dominio de las aguas que fluyen por ‘nuestros’ ríos australes, sino el Estado italiano. ¿Ciencia ficción? No. Política, finanzas y corrupción, por un lado, e ignorancia, desidia y complicidad por el otro.
    La Región del Bío-Bío fue otrora la más rica en recursos naturales del país, por su condición de ecotono, o zona de confluencia de diversos ecosistemas, con el valle del Bío-Bío actuando como un corredor ecológico entre ecosistemas de tipo pampeano patagónico y las costas del Océano Pacífico. Por esto, aquí se daban las más altas tasas de biodiversidad y endemismo de nuestro país.
    Por lo mismo, en las alturas de su cuenca encontraron refugio indígenas Pehuenche, arraigándose al lugar literalmente junto con la Araucaria/Pehuén, enriqueciendo la cuenca con su presencia.
    Hoy, la vapuleada región ostenta uno de los peores índices de salud ambiental de nuestro territorio, invadida por más de la mitad de las plantaciones de pinos y eucaliptos de Chile –brutal ecocidio- erosionada al extremo, marcada por complejos hidroeléctricos e industriales (petroquímicos, siderurgia, etc.), con altísimos niveles de contaminación.
    No debiera sorprender entonces que desde hace décadas la situación social regional se haya degradado en paralelo, con elevados índices de pobreza y desempleo, que han llegado a triplicar las medias nacionales; situación que el reciente terremoto solo agudizó.
    El Bío-Bío no es únicamente la principal fuente de agua para las actividades industriales de la región, sino que además -ya a mediados de los ’90- sobre un millón de personas dependían del río para riego y agua potable.
    ¿Qué hace un país sabio con una cuenca, un río y una región con estas características? Cuidarlo todo como un tesoro de vida, de cultura, de futuro, de agua, de biodiversidad y belleza… como una fuente de servicios ambientales y funciones ecológicas, de abundancia para muchas generaciones de seres de muchos tipos, incluidos los humanos.
    ¿Qué hace en cambio un país muy poco sabio con este legado? Todo lo anteriormente descrito.
    Desde Santiago, catapultaron sobre la región el ‘desarrollo’ a la pinta de los capitalinos capitalistas. La paradoja cruel en la Región del Bío-Bío es que su extraordinaria riqueza en naturaleza, quizás la mayor del país, provocó esta fiebre del ‘oro verde y azul’.
    El toque de Midas, que transformó gran parte de este capital natural y cultural renovable, generoso y colectivo, en capital financiero privado, literalmente abovedado. Hasta la energía cinética del torrente tenía que ser convertida.
    A mediados de los ’90, el entonces diputado PPD, Octavio Jara, informó en el Parlamento que Endesa, desde su complejo hidroeléctrico del Laja, vendía USD 83 millones anuales en electricidad, mientras pagaba una irrisoria patente de USD 3 mil a la municipalidad de Antuco, y que la comuna, desde la instalación de las centrales, además de despoblarse, se había convertido en una de las más pobres de Chile.
    Hace unas semanas visitamos el Alto Bío-Bío con estudiantes norteamericanos que investigan los impactos del ‘desarrollo’ en comunidades tradicionales.
    De noche, a medio camino, nos encontramos con un dantesco espectáculo, iluminado como un estadio: las obras de Colbún para la central Angostura, aguas abajo de la central Pangue, que operará con derechos de agua aparentemente cedidos por Endesa a Colbún, como retribución a esta última por aceptar ser su socia en el nefasto proyecto HidroAysén.
    Angostura inundará un antiguo centro ceremonial Pehuenche certificado por el reconocido arqueólogo Tom Dillehay, y obligará forzosamente a re-relocalizar a Pehuenches ya relocalizados a causa de la construcción de la central Pangue.
    ¿Cómo es que las leyes chilenas, y las convenciones de derechos humanos e indígenas internacionales, permiten una truculencia semejante?
    El poder corporativo en Chile simplemente no tiene límites. Todo lo que vimos y escuchamos da furia, indignación e impotencia. Ver el Alto Bío-Bío, hoy quizás las comunas más pobres del país, que fuera uno de los lugares más bellos del planeta… literalmente asesinado, lúgubre, tétrico. Como que le hubieran robado el alma a todo el lugar.
    Las promesas a los Pehuenche total o parcialmente incumplidas. Alcoholismo, depresión, suicidios. Anomia cultural: pérdida de sentido de vida, de presente y futuro.
    Visitamos el Huachi (trampa para conejos), uno de los predios donde Endesa relocalizó a más de 40 familias, sin bosque y sin río y que la empresa compró porque no valía nada, porque ya lo atravesaba en diagonal la línea de trasmisión de la central Pangue.
    ¡Chiste cruel! Ahora lo atraviesa, además, en paralelo, la línea de la central Ralco, para la cual evidentemente, Endesa reservó la franja de servidumbre mientras relocalizaba a las incautas familias. Las enormes líneas pasan prácticamente por encima de varias de las casas y aquí se pagan las tarifas eléctricas más altas de Chile, tanto así que muchas familias pehuenche no se pueden “dar el lujo” y viven sin electricidad.  ¿No será mucho?
    Conversamos con dirigentes en el Huachi. Pura desolación. Reina el alcoholismo. Se esfuman el mapudungun y la cultura. Se acabaron los guillatunes. La absurda ‘cancha’ ceremonial instalada caprichosamente por la empresa en un lugar cualquiera yace silenciosa, abandonada, inutilizada.
    Un joven cuenta ante las cámaras que su padre y su madre murieron literalmente de depresión, arrepentidos de haber aceptado las ofertas de Endesa. Humillados.
    ¿Qué nos pasa? ¿Qué hemos hecho? ¿Qué estamos haciendo? En un momento, la ñaña Berta, tan triste como iracunda, pequeña pero poderosa, impertérrita bajo una inclemente lluvia gris, nos señalaba con su mano hacia las profundidades del embalse donde habían estado sus casas y campos.
    Hileras de árboles muertos, negros, en proceso de putrefacción, marcan la cambiante franja de fluctuación del reservorio; lóbregos y mudos testigos de la tragedia ecosocial en curso en este rincón de Chile.
    Y no es para nada la única. ¿Qué vamos a hacer? ¿Es que vamos a aprender alguna vez?
    *Fuente: Cooperativa

  • Carmen (Almendralejo)

    Me INDIGNA-CABREA… Que se haga un circo en torno a unos “juegos” que solo son POLÍTICOS… y aún más que todo esto no sea otra vez más que el circo de los Nerones de este tiempo, que como el de hace milenios siguen en las Cavernas.
    Es mejor gastarse y endeudarse para unos “juegos” que poner el dedo en los conflictos BÉLICOS POLÍTICOS CONTRA LOS PUEBLOS. Ningún Desgobierno escapa a este, ni en Centro Ámerica, África o Europa… sin dejar de la EE.UU