UN PASO, UN MUNDO de Salvador Santos. Destilado por Oscar Varela
Esta historia comienza con una Mochila.
La carga una mujer llamada Teófila.
Trae en ella el tesoro heredado. O mejor;
Esa Vida heredada es la que la empuja hacia nosotros:
la EXPERIENCIA de su Abuelo.
Compromiso con los habitantes de la Tierra,
hasta dar la vida en TESTIMONIO de amor.
Tesoro escondido que, desde ahora,
nos abrirá sus páginas de vida interpretada.
Fascículo 01- EXPERIENCIA y TESTIMONIO
TEÓFILA – LA LECTORA
Teófila extrajo de la bolsa un pequeño sobre blanco y nos mostró una fotografía oscura de tamaño carné, hecha en fotomatón.
—Este es mi padre —afirmó al tiempo que nos la entregaba.
En ella se apreciaban con dificultad los rasgos de un hombre de un color de mestizo. La apertura exagerada de sus ojos destacaba el aire de sobresalto producido probablemente con el fogonazo del flas. Pero ni siquiera esa alteración en su semblante pudo disimular su expresión de pobreza y abandono.
Se la devolvimos y ella la guardó delicadamente en el sobre. Sacó, entonces, otra de mayor tamaño, también en blanco y negro, con aspecto de tener más antigüedad. La miró y dijo con ternura:
—Éstos son mis abuelos, los padres de mi padre.
La foto reproducía sencillamente las figuras de un hombre y una mujer, de pie y tomados de la mano. El hombre era blanco y aparentaba unos cuarenta años. Aparecía con el torso desnudo; vestía un ancho pantalón y calzaba sandalias. Usaba gafas y miraba la cámara con una sonrisa franca.
La mujer contrastaba con el hombre por su color bronce oscuro. Su vestido se distinguía por su simplicidad. Sin más detalles que las aberturas para la cabeza y los brazos, cubría sus rodillas e insinuaba unas piernas descansando sobre sus pies descalzos.
—Mi abuelo era blanco —siguió diciendo—. Cuando se hizo esta fotografía había nacido ya mi padre, el único hijo que tuvieron.
—Mi abuelo recorrió varios países latinoamericanos antes de llegar al poblado donde vio por primera vez a mi abuela. Yo no lo conocí, pero sé perfectamente cómo pensaba, Mi padre me hablaba a menudo de él y, a partir de hacerme cargo de sus escritos, he podido revisarlos minuciosamente durante muchos años.
Acto seguido, sacó de la bolsa de plástico un grueso libro con una encuadernación manifiestamente casera, cerraba con unas rústicas tapas de piel ennegrecida y abrillantada por el uso. Lo sujetó sobre sus piernas y, al pasar su mano acariciándolo, dejó ver en la parte superior de la lapa unas letras en mayúsculas grabadas a fuego. Destacaba un nombre: MARCOS.
—¿Cuál era la nacionalidad de tu abuelo?
—Mi abuelo nació en un pueblo de España. Había salido de su terruño siendo muy joven. Por mediación de un pariente lejano de mi familia, director de una congregación religiosa en Madrid, ingresó interno y permaneció en la capital hasta que comenzó estudios universitarios específicos para hacerse sacerdote.
Una vez ordenado, le enviaron a complementar su formación a Roma. A su regreso le encomendaron tareas docentes que complementó con trabajos de investigación.
Pero a los pocos meses juzgaron perniciosas sus ideas por excesivamente avanzadas y optaron por enviarle durante unos años como misionero a Latinoamérica. Consideraron que en ese entorno perderían efecto nocivo sus opiniones y acabaría por moderar sus planteamientos.
Sin embargo, su experiencia por las distintas misiones en que estuvo destinado refrendó los principios que siempre mantuvo. Su percepción de la realidad latinoamericana impulsó el avance definitivo de sus investigaciones; aunque eso le acarreó no pocos problemas y disgustos.
UN ABUELO CON MUCHO CARÁCTER
He perdido muchos detalles de cuanto me contó mi padre –prosiguió Teófila-, aunque retengo lo esencial del tormentoso recorrido de mi abuelo hasta encontrarse con mi abuela.
Mi abuelo fue, ante todo, un hombre coherente hasta la desmesura. No falló en su lealtad consigo mismo y con sus propias convicciones. Nunca se adaptó a la horma con que se moldean las mentes irreflexivas. Su vida, sus reacciones, sus actitudes no respondían a clichés preconcebidos. Emanaban inesperadas del principio vital que conformaba su personalidad. Su manera de ser le ocasionó serios problemas. El choque entre el hombre inconforme y la resistencia a lo nuevo por parte de la inteligencia uniformada resultó inevitable.
Cuando comenzó la práctica docente aparecieron las primeras señales anunciadoras de la incomodidad que suscitaban sus ideas. Su manera tan singular de explicar el evangelio y la presentación que hacía de Jesús, el hombre de Galilea, se consideraron peligrosas. No pudieron ser rebatidas; tampoco, toleradas. No encajaban con la doctrina oficial. Volatilizaba sin remedio el carácter misterioso con que se ocultó durante siglos la realidad de un ser profundamente humano.
Él se distinguía por su alergia declarada a la práctica de proteger y alimentar la ignorancia. Antes bien, con una facilidad pasmosa, desmontaba el engaño como se quita el polvo con un plumero. Con dos frases, dejaba aparecer en todo su esplendor un mensaje y una persona, el Galileo, mucho tiempo escondidos.
Lo destinaron a América latina como fórmula para alejar el riesgo de que sus ideas se propagasen. Justificaron la decisión bajo el criterio de que necesitaba completar su formación con entrenamiento práctico. En realidad, proyectaron apartarlo de la investigación y la enseñanza. Él comprendió que representaba un problema y no se resistió, sino que aceptó de buena gana su destierro.
En su primer destino los compañeros de la Misión dedicaron dos o tres días a ubicarlo, darle a conocer la zona, presentarle a las personas más representativas del contorno e insistirle en un elenco de cosas a tener en cuenta respecto a las peculiaridades propias del lugar y las gentes que lo habitaban, en ese corto espacio de tiempo comprendió el porqué de tan miserable realidad. Con un carácter como el suyo, no tardó mucho en tomar la decisión de enfrentarse a toda idea que colaborara activa o pasivamente a prolongar aquella desdicha humana.
Una tarde, al terminar el recorrido programado en esa jornada y estando reunidos todos los componentes de la Misión, le pidieron que comentara sus primeras impresiones. Muy tranquilo, resumió en dos hechos lo que había captado con su mirada crítica y rebelde. Manifestó que destacaba la evidencia histórica del expolio y el genocidio impune llevado a cabo por el blanco. Y, en medio de la tensión generada por tal afirmación, calificó de hipócrita y equivocada la actitud de aplicar árnica a las heridas del esclavo, consintiendo su servidumbre e intentando someterlo también al dios cruel de los invasores de sus tierras y sus vidas.
Entonces empezaron sus complicaciones. El responsable de la Misión le prohibió volver a exponer esas ideas que perturbaban el sosiego del grupo, exigiéndole retractarse y pedir perdón públicamente al colectivo misionero.
El contestó, entonces, que el sosiego colectivo era síntoma manifiesto de la complicidad institucional con aquella inaceptable situación de degradación humana; que no se retractaba por lealtad al evangelio; que pedir perdón significaría dar la espalda a sus propias convicciones y aliarse con la injusticia. Que eso él no lo haría.
A partir de reiterar con firmeza sus convicciones en público, el caso fue denunciado a las autoridades religiosas españolas. Entretanto se conocía la determinación de éstas sobre el asunto, se le instó a no hablar de esos temas con los otros miembros de la Misión.
Conociendo el temperamento del abuelo, supongo que no obedeció. Mi padre me comentaba que para el abuelo la obediencia era una virtud recomendable y útil exclusivamente para lelos. Según su criterio, los necios necesitan la obediencia tanto como los que desean que los necios sigan siéndolo. Salvo en casos muy excepcionales, como puede ser un grave peligro inminente, la obediencia como principio admite la irracionalidad como método. Un auténtico proceso educativo para personas libres debe instruir en la desobediencia. El abuelo afirmaba que el hombre de Galilea estableció ese modelo de educación.
OTRA VISIÓN DE LA “CONQUISTA DE AMÉRICA”
Ciertamente que generaba dudas cuando hablaba del Dios cruel. Yo misma tenía esa incertidumbre. Y mi padre, para poder contestarme, me aportaba nuevos detalles de la experiencia de mi abuelo. Nada más llegar él a América constató la cruda realidad. Su análisis solo requería desempolvar los hechos que la habían producido. La excusa de la civilización valió para que el mundo de los blancos arrasara durante siglos un inmenso continente utilizando una violencia desmedida.
No hubo escrúpulos. Imperó el asesinato, la esclavitud, el expolio y la salvaje devastación. El blanco puso los pies en América bajo la justificación teórica de la exploración. El resultado práctico demostró la falsedad de ese pretexto. La ambición incontenible de exprimir tierras y vidas humanas para el enriquecimiento de personas, instituciones y naciones de Europa se delató como el verdadero objetivo.
Según el abuelo, en América se advierte a simple vista la correspondencia inversa entre violencia y sumisión, enriquecimiento y miseria, conocimientos e ignorancia, soberbia y humillación, hartura y hambre. Decía que dañaba a la vista, a la razón y a la conciencia el descomunal contraste entre las ropas elegantes de los blancos y los harapos miserables de los originarios; entre las casas señoriales de los menos y las pocilgas de los muchos; entre el exceso y la penuria.
En su opinión, tamaña desproporción se acrecentó a ritmos agigantados por el simple hecho de que los civilizadores europeos disponían de pistolas y los originarios del inmenso territorio, no. Las pistolas daban derecho a imponer la ley, el orden y la justicia. Y el abuelo aseguraba que no era posible la justicia mientras estuviera sustentada por la violencia.
Repetía frecuentemente que las mejores preguntas brotaban del inconformismo. Por eso, respecto a cualquier normativa legal con repercusión social, política o económica, animaba a preguntarse: ¿a quiénes benefician y a quiénes perjudican esas leyes? ¿Cómo deberían ser modificadas para evitar ese efecto de nociva correspondencia que engendra un obsceno beneficio para algunos a costa del perjuicio inhumano de muchos otros?
En el abuelo nació un pesar inconsolable al ver a los originarios como sombras sin porvenir. No dudó en meterse en sus pellejos para compartir sus mismos sentimientos. Su carácter indomable le condujo a adoptar una actitud de solidaridad extrema con ellos.
Por eso, desde su entrada en el continente se rebeló contra el hecho de que el Dios que pregonaban los misioneros fuera el mismo que adoraban los asesinos europeos. Los símbolos que utilizaban los primeros en sus enseñanzas pendían tallados en oro de los cuellos de los criminales. Consideraba que debía retirársele la carta de ciudadanía a un Dios partidario del atropello, el asesinato y el robo.
No soportaba la contradicción ni la injusticia. Me comentaba mi padre que para el abuelo solían andar cerca una de la otra, Su fuerte carácter le llevaba a desbocarse ante ellas.
Lo cierto es que no reconoció nunca al Dios que utilizaban como bandera los feroces usurpadores de tierras y bienes para justificar sus fechorías. Para él representaba una burla, un invento atroz de una organización humana sostenida por sus grandes beneficiarios: los acaparadores de la riqueza.
Según él, las potentes instituciones religiosas no eran sino ingentes comparsas manejando un discurso tan sagrado como rancio y falaz. Las tachaba de colaboracionistas con el orden establecido; encargadas de tener distraído al personal, reprimiéndolo con cuestiones sexuales y morales de baja talla; cómplices de la interminable esclavitud humana, obsesionadas en desviar la atención con promesas para más allá de la muerte para evitar el peligro de la mirada sobre lo que realmente importa: los verdaderos e históricos problemas que claman aquí, en el más acá, por soluciones de extrema urgencia.
El abuelo repetía a menudo que el único Dios en el que creía era aquél que incluso los ateos y agnósticos no tendrían inconveniente en tolerar. Debería ser, por tanto, mudo e impotente como manera inequívoca de demostrar su total compromiso con la libertad humana. Y añadía… que eso llegó a descubrirlo gracias a Jesús…, el hombre de Galilea.
Conoció a muchos hombres y mujeres que se dejaron el pellejo ayudando en América latina. Algunos le ayudaron a complementar sus ideas. Uno de ellos llegó a ser su mejor amigo.
Estuvo en aquel lugar unos días nada más. Enseguida le llegó una orden de traslado. Lo destinaban a un gran centro misionero internacional por el que pasaban constantemente personas y materiales diversos. A su llegada, el Director lo recibió con cortesía, le dio a entender que estaba al tanto de su manera de pensar y se mostró satisfecho porque la misión contase con un especialista en los evangelios. Le encomendó, por tanto, la tarea de complementar la formación del personal misionero limitándose a la explicación técnica de los textos evangélicos. Le ofreció poner a su alcance los medios que necesitase.
Con la excusa de tener una conversación posterior con él, le solicitó que en los próximos días redactara un breve escrito reseñando los puntos que consideraba imprescindibles para desarrollar en el continente americano una acción evangelizadora. Además le encargó que preparara dos artículos mensuales para publicar en revistas misioneras.
Mi abuelo captó de inmediato que aquellas instrucciones respondían a una estrategia para mantenerlo controlado y obtener referencias escritas sobre sus extrañas ideas. No tardó ni dos horas en volver al despacho del Director. Le entregó un listado de libros que necesitaba traer de su anterior residencia en Madrid. En folio aparte le aportó un esquema con las ideas que previamente le había requerido. Decía lo siguiente:
Para una acción evangelizadora en Latinoamérica:
A.- Si el propósito de la actividad conlleva seguir tolerando el genocidio y el expolio del continente, no se modifique nada. Lo que se está haciendo es un procedimiento eficaz.
B.- Si, por el contrario, se quiere llevar la Buena Noticia a los pobres, sugiero:
1. Invalidación de los símbolos y ritos relacionados directa o indirectamente con la religión de los blancos.
2. Compromiso total con los originarios, siendo uno más entre ellos y defendiendo sus culturas y sus maneras de manifestarlas.
3. Exigencia a personas, instituciones y Estados de los blancos:
– devolución de todo lo robado durantes siglos.- reparación de todos los daños causados en el continente.
– indemnización por los asesinados, muertos, deportados y desaparecidos a consecuencia de sus acciones.
– indemnización justa por los daños personales, psicológicos, económicos y sociales causados a sus familias y a sus pueblos.
– íntegra devolución de intereses de demora y penalización consistente en ayuda técnica, tecnológica, formativa y organizativa, con el fin de recuperar la justicia, la paz y el desarrollo del continente. Obligarse mediante pactos a la implantación de medidas claramente favorables a ese desarrollo y eliminación de otras que lo impidan.
4. Tarea práctica centrada en la constitución y desarrollo de grupos humanos formados por individuos cohesionados y comprometidos con un modelo alternativo de sociedad caracterizada por la igualdad, la justicia y la libertad.
Cuando el Director leyó estas líneas se quedó callado durante unos instantes. Luego, le contestó muy serio:
— No creo que usted esté convencido de lograr estos objetivos. ¿Sabe que si lo intentáramos nos acarrearía una muerte segura?
Él le contestó:
— Que sea imposible conseguir lo que propongo no justifica nuestra persistente connivencia con el crimen ni impide que exijamos justicia con firmeza y coraje. Que nuestra postura nos llevaría a una muerte segura, también lo declaró convencido el hombre aquél de Galilea. Pero él se decantó sin vacilaciones por la opción B.
Recuerdo perfectamente todo esto porque lo he leído muchísimas veces. Y, además, el abuelo conservó una copia, que mi padre guardaba en una caja grande de lata junto con otros muchos papeles llenos de anotaciones.
El abuelo hablaba de la Buena Noticia a los pobres porque es la traducción de la palabra griega evangelio. Al decir, los pobres, se refería a la población indígena e indigente de América.
Los libros le llegaron en dos semanas. Entretanto, escribió varios artículos que nunca se publicaron. Se iniciaron clases para el reciclaje a misioneros basadas en la explicación del texto de los evangelios.
Hubo una fuerte demanda para acudir a ellas. Incluso fueron admitidos algunos blancos adinerados que contribuían económicamente al mantenimiento del centro.
Como cabía esperar, sus explicaciones duraron solamente dos o tres semanas. Sus charlas fueron suspendidas cuando no se había leído ni una página del texto del evangelio. Por una parte, algunos misioneros y misioneras jóvenes comenzaron a oponerse a los métodos tradicionales de actuación y exigían cambios muy profundos.
Por otra, la mayoría de asistentes, incluyendo a los opulentos, se enfrentaron con exceso de energía a la dirección por permitir semejante ofensa al dogma, a la tradición y a la moral. Las denuncias se extendieron por escrito a diferentes países. Calificaban al abuelo de ateo, descreído, blasfemo, satánico y elemento sumamente nocivo para la religión cristiana.
Ni siquiera entraron a fondo en el evangelio. Únicamente tuvo tiempo de explicar las primeras líneas del texto y las circunstancias históricas, políticas, sociales, económicas, religiosas y culturales del entorno donde se desenvolvió su principal protagonista, el hombre de Galilea o el Galileo, como él le llamaba. Insistía en la importancia de conocer ese contexto para entender sin equívocos su mensaje. Evidentemente, los asistentes captaron la coincidencia entre la situación de Palestina en el siglo I y la realidad latinoamericana de aquel momento.
No sentaron nada bien las ideas expresadas por el abuelo. Según él, para comprender el evangelio era necesario desechar la idea de que Dios había hablado. El concepto de que uno habla para que otro obedezca pertenece, decía, a mentes militares, no a Dios. Para él, pensar en una revelación divina suponía negar la capacidad mental y la libertad humanas.
Frente a los misterios, que se usan para achicar al ser humano, hacerlo dócil y dominarlo, afirmaba que el mensaje del hombre de Galilea destapaba los ojos a la verdadera grandeza humana y que su propuesta se acreditaba por su eficacia liberadora. Defendía con rotundidad que los evangelios, susceptibles de ser sometidos a crítica y análisis, no presentan ningún secreto o enigma sobre el más allá, antes bien, enseñan, adaptándose a las circunstancias del lector, una alternativa de vida social en oposición al modelo impuesto por los que durante la historia han poseído la pistola y el dinero.
Mi padre me comentaba que, durante las clases, los ánimos se encrespaban fácilmente, desembocando en insultos y violencia dialéctica contra el abuelo. En una de ellas un personaje muy considerado y con una enorme fortuna lo increpó públicamente con agresividad:
— ¡Usted se está cargando la fe!
Él, sin perder la compostura, le respondió:
— Habla así porque piensa que la fe es algo que se tiene en la cabeza. Pero la cabeza no puede albergar lo que no cabe en ella. En la de usted ni siquiera entra algo tan razonable como lo que estoy exponiendo. Si tuviera el coraje de seguir la lectura que haremos en estas clases comprendería por qué la fe no está en la cabeza…, sino en los pies.
En otra ocasión, una monja le interpeló:
— Diga usted claramente si cree que Jesucristo era Dios.
Impertérrito, respondió:
— ¿Por qué dice “era”, señora? Los que creían que… era Dios… han ocasionado estos resultados que usted misma puede observar. Creer que Jesucristo era Dios no compromete. Sin embargo, aceptar sin reticencias su humanidad y la de su mensaje obliga a tomar partido por los insignificantes, enfrentándose a los que han provocado este destrozo. ¿De qué lado está usted? No le quepa duda de
que el mensaje humano del hombre de Galilea es la Buena Noticia que espera este pueblo.
Y, en una ocasión, un misionero de prestigio creyó pillarle en contradicción y lo cuestionó:
— ¿No es usted sacerdote?
Su contestación estuvo a la altura de sus conocimientos y su coherencia:
— Jamás el Galileo llamó así a ninguno de los suyos. Yo soy simplemente un mensajero. Estoy seguro que si olvidara mi cometido, perdería mi condición humana.’
Las clases fueron suspendidas indefinidamente y la dirección sugirió al abuelo que dedicara todo su tiempo a continuar sus estudios y a escribir artículos que nunca llegaron a publicarse. Todos lo aislaron por completo, salvo Kurt, un misionero alemán muy mayor al que nadie prestaba mucha atención. Este hombre fue el gran amigo de mi abuelo. Decía de él que poseía una inteligencia superior y que dejaba constancia de ella en la huella de sus pisadas firmes y decididas.
EL AMIGO Y UNA ALTERNATIVA CREADORA
Os lo definiré como mi padre me lo describía. Con aspecto como de venir de vuelta, iba siempre muy desaliñado y caminaba descalzo por todos los suelos. Vestía un pantalón corto y una simple camiseta de tirantes. Su tez curtida por el sol contrastaba con una poblada melena blanca que le hacía inconfundible desde lejos. Poseía la virtud de que nadie lo tomara en cuenta. Afirmaba que esa ventaja tardaba en conseguirse, aunque animaba a lograrlo cuanto antes como requisito imprescindible para poder actuar como te diera la gana.
Kurt vivía en una Misión olvidada, a diez jornadas de camino en coche. Había venido a recoger unos materiales solicitados tiempo atrás. Durante los días que pasó en aquellas instalaciones acudía a la habitación del abuelo para que le explicara las claves de los evangelios. Estaba feliz; aseguraba que ya podía morir tranquilo al ver refrendadas por el Galileo las decisiones prácticas que él había tomado. Mostró a su amigo un hondo agradecimiento por haberle posibilitado entender lo que para él nunca tuvo explicación. Como muestra de ello, le propuso ir con él a su Misión. Él mismo se encargaría de convencer al Director rogándole que confiara en sus dotes persuasivas y en su dilatada experiencia. Eso hizo. Llegó a prometerle que en unos meses moderaría el pensamiento radical del abuelo.
Cuando llegaron a la Misión, mi abuelo se quedó prendado de lo que Kurt había logrado. El lugar no disponía de un solo espacio inútil y se detectaba un continuo movimiento de personas con alguna actividad entre manos. La capilla se utilizaba para cualquier cosa menos para celebrar actos religiosos. Servía como almacén, granero, escuela, lugar de reuniones, de industria para productos manufacturados, etc. Comentaba mi abuelo que resultaba agradable y emocionante oír el traqueteo de las máquinas de coser, y el sonido rítmico de instrumentos y herramientas, acompasados con los cánticos con que se humanizaba la actividad.
El poblado disponía de una gran extensión de terreno en el que se cultivaba gracias a los pozos y a un sistema de recogida de aguas de lluvia en aljibes subterráneos. Criaban gallinas y conejos. Contaban con un buen rebaño de cabras y vacas. Elaboraban quesos. Trabajaban la piel, la madera, fibras vegetales y barro con los que producían utensilios diversos… Y, sobre todo, se constataba la presencia de un extraordinario grupo humano de mujeres y hombres desempeñando cada uno una función de utilidad para el colectivo.
Todas las tardes se trataban los temas que importaban o requerían ser solucionados con mayor urgencia, decidiéndose sobre ellos por votación de todos los miembros del grupo. Allí se impartía formación práctica a personas de otros poblados relativamente cercanos. También se les visitaba para complementar la ayuda, que incluso llegaba a la entrega de materiales necesarios para poner en marcha los sencillos mecanismos productivos.
En ese lugar vio por primera vez mi abuela a mi abuelo. Ella vivía en un poblado a dos días de camino a pie y vino a recibir clases prácticas. Kurt y él estaban juntos, saludando a todos los recién llegados. Kurt, lleno de amabilidad, dio a mi abuela las gracias por venir. Le dijo que le gustaban sus manos. Le auguró un rápido aprendizaje y le aseguró que se convertiría en una buena maestra. Ella solamente sonrió agradecida y se marchó a sus cosas. Aquella misma noche destruyeron el poblado.
ARRASARON CON EL PUEBLO
Bien entrada la madrugada, llegaron unos camiones con un número indeterminado de desconocidos. Penetraron en las diferentes estancias y cabañas disparando indiscriminadamente a todo lo que se movía, incendiando todas las instalaciones y destrozando lo que encontraban a su paso. Se salvaron muy pocos. Mi abuela no recibió daño alguno porque se acurrucó tras el cuerpo inerte de un caballo. Kurt murió allí mismo, cosido a balazos.
A mi abuelo lo dieron por muerto después de propinarle una tremenda paliza que lo dejó desfigurado. Lo tiraron por un terraplén con un disparo que le entró por la espalda y le salió por el hombro y otros dos en una pierna. A la mañana siguiente mi abuela lo encontró inconsciente y en un estado lamentable. Confeccionó unas parihuelas, tomó comida y agua, y lo llevó a su poblado arrastrando la camilla durante varios días.
Respecto a quiénes lo hicieron, nadie conoce sus nombres. Pero se sabe que tenían camiones, armas, maldad para pensarlo, prepararlo y hacerlo, y, sobre todo, interés en que no prosperara ni el pensamiento libre ni una alternativa a la sociedad que ellos y sus armas representaban.
El abuelo no tendría otra casa que la choza de mi abuela donde nació el hijo que ambos tuvieron, mi padre. Con esfuerzo, lograron reconstituir la organización de Kurt, cuyo recuerdo les siguió dando fortaleza. Me decía mi padre que, sin haber llegado a conocerlo, muchos sentían su presencia constante en el poblado.
Pasados unos meses, un grupo de hombres de confianza marcharon con mi abuelo al centro misionero. Entraron de noche en su antigua habitación, recogieron sigilosamente muchos de sus libros y papeles, y volvieron con ellos al poblado. Allí, en la choza, día tras día, año tras año, con el recuerdo imborrable de su amigo Kurt y el amor callado y leal de mi abuela, escribió sus libros explicando palabra a palabra la propuesta del hombre de Galilea.
A su muerte, mi abuela entregó a mi padre los escritos de mi abuelo. Él mismo los encuadernó, forrándolos con piel de cabra,
La clave del pensamiento de mi abuelo es el mensaje contenido en los evangelios. Examinó a Marcos de cabo a rabo con minuciosidad de orfebre. Para leer a Marcos se necesita mucho tiempo.
Marcos es el evangelio más antiguo. Después de haber sido desmenuzado y analizado término a término, leerlo supone escuchar en toda su intensidad el mensaje del Galileo.
Si uno se fija, la brutalidad de los intolerantes se desató porque no soportaban la realidad social construida por Kurt. Son los hechos los que importan. Los responsables de la destrucción del poblado y la matanza cometieron esa barbaridad bajo el estandarte del crucifijo.
Hay que seguir recordando las palabras del abuelo: “Las mejores preguntas nacen del inconformismo”. A ver si somos capaces de plantearlo… A ver… ¿A quién beneficia que el evangelio se haya explicado como se ha explicado? Y… ¿cómo debería leerse para que nadie pudiera apropiárselo en beneficio propio?
…………………….
Pautas para comentar la “praxis” propia:
En esta Escena Foto- y Kino-gráfica de la narración:
1ª.- ¿Dónde estoy yo en la Escena o Foto?
2ª.- ¿Qué me está pasando?
3ª.- ¿Qué estoy haciendo allí?
“Pero no es malo asegurarse un poco leyendo a expertos de la altura de Piñero:
http://es.scribd.com/doc/80285636/pinero-antonio-guia-para-entender-el-nuevo-testamento”
No sólo no considero malo asegurarse un poco, y si puede ser un mucho, mejor, la racionalidad en que las motivaciones de la actitud de fe se arropan y así valoro lo que Piñero y otros aportan sobre esa racionalidad. Pero, al leerlos y tenerlos en cuanta valorando al máximo su tarea de investigación, uno se percata de que el linde entre ciencia y fe no solo no se anula o difumina, sino que aparece más nítido y motivado el tenerlo que aceptar dada la posibilidad de nuestra mente y voluntad y la carencia de pruebas evidentes de su imposibilidad o inutilidad.
Alcanzamos el límite de la realidad constatable, pero no el principio de la NADA,o del complemento del TODO, ya incontrastable como realidad, pero no como posibilidad.
Y aquí es donde veo que, de forma muy sencilla y simple para los no tan racionalizados, y de forma más compleja para los que si lo están por sus investigaciones y saberes, unos y otros han de aceptar necesariamente el recurso al acto humano de fe, con la libertad de optar afirmando o negando.
Por eso considero que es de todo punto conveniente no enzarzarse en lo que a la fe respecta; y guardar el interés por la cuestión sobre la coherencia práctica que adoptamos desde las motivaciones racionales de la fe y de la opción libremente asumida.
Pues yo tengo la impresión de que Antonio Piñero se llevaría muy bien con las ideas del ” ABUELO” y coincidiría mucho con Salvador Santos en la exégesis de ciertas ” teologías”.
Me baso en el pequeño repaso que he dado a éste libro: ( no entero,¡ por Tutatis”!, y no lo haré mientras Xarri no se lo lea antes que yo.)
Para los lectores de mucho fondo, ahí va algo que les puede interesar. Yo ya sabía, a ciencia cierta, que los asuntos mitológicos predominan en los asuntos Evangéicos respecto a los asuntos HISTORICOS. Pero no es malo asegurarse un poco leyendo a expertos de la altura de Piñero:
http://es.scribd.com/doc/80285636/pinero-antonio-guia-para-entender-el-nuevo-testamento
De cualquier forma, entiendo mucho mejor las ” historiucas del ABUELO”.
Salu2, pues
Hola Pepe Blanco
Te decía de esperar a ver qué sucede con la lectura de Marcos porque la mujer que lo explica, Teófila, es una lectora. Pienso que su forma de hacer y el contenido de sus explicaciones responden a las prguntas que planteas sobre el/la lector/a.
Respecto a Antonio Piñero, no tengo dudas sobre su capacidad para poder leer el texto del evangelio palabra a palabra. Desconozco si lo hace. Hay pocos especialistas que realicen ese trabajo tan meticuloso de interpretación que en ningún caso debe confundirse con comentarios generales.
Saludos cordiales
Pepe Blanco introduce una cuestión, la fe, cuya definición se aproxima a la polisemia, pues si bien tiene como objeto a Dios, con el paso del tiempo ambos términos, Dios y fe, han cambiado. Cuando yo estudié el catecismo del P. Astete, ante la pregunta qué es fe, se respondía: creer lo que no vemos. Posteriormente la fe se ha asociado a creer en Dios, que viene a ser lo mismo puesto que a Dios nadie le ha visto, pero se quiere como explicitar la fe a ciegas.
Respecto al concepto Dios, las cosas no se dan por tan seguras como antes, pues nadie se atreve en estos momentos a afirmar qué o quién es Dios. En realidad cada cual se “arrima” a alguno de los distintos dioses de los que se ha hablado a lo largo de la historia, que es lo único que sabemos. Refiriéndonos al dios judeo-cristiano, nada tendría que ver algunos aspectos divinos del AT (el dio cruel, hasta sádico, partidista por un pueblo elegido, excluyente por tanto, de los demás, omnipotente, todopoderoso), con el dios cristiano de Jesús, que comparte con el AT el dios compasivo y misericordiosos. A su vez, ni siquiera este dios jesuánico, en ocasiones se parece al dios de la iglesia. En todo caso y siempre un dios antropomorfo, un dios con el algunos parece desayunar todos los días.
Se oyen muchas expresiones como “creo en Dios, pero no en los curas o en la iglesia”, “creo en Dios pero no soy practicante”, “creo en Jesús, pero Dios me da igual”. Después viene la devoción popular al cristo o a la viregn de turno, y hay quienes asegura que uno o la otra, les concede todo lo que piden, o si no se lo concede ´le sabe mejor lo que les conviene y confían en dios.
Y, finalmente, están los eruditos, que han estudiado a fondo las escrituras, pero casi nunca hablan de fe y, cuando hablan del Dios trascendente, no saben qué hacer cuando quieren dar el salto a la inmanencia. Pero, en cambio, cada vez más resaltan el aspecto de la ética individual y/o colectiva fundamentada en su adhesión a un mensaje religioso.
En resumidas cuentas, cada cual se aferra a aquello que piensa es beneficioso para su existencia. Pero sigo afirmando que todo lo que tenga una razón basada en el estudio y conocimiento del hecho religioso, siempre será más creíble, especialmente si se corresponde con una vida coherente con los principios éticos que defiende. Un poco viene a ser la conclusión del que se meaba en la cama tras ir al siquiatra (muy bueno el chiste, Pepe)
Quizá esta reflexión mía sea una proyección muy personal y haya podido caer en el error de generalizar lo que pienso. He querido decir lo que observo.
Esperaré pues, Salvador Santos, a ver qué nos dice Marcos, según el abuelo.
Pero no sé si me has convencido con tu defensa del “lector” aséptico. Permíteme que desconfíe de la capacidad del “lector” para no traspasar las fronteras que separan el ámbito de la pura exégesis de los territorios de la apología, la jerarquía o la publicidad. (Por ejemplo, ¿verías a Antonio Piñero en el papel de “lector”?)
…………………………………………..
Interesante el último comentario de Ana Rodrigo. Lo que a mi entender expresa, llevado a sus últimas consecuencias en una formulación radical, conduce a lo que siempre he pensado y he defendido una o dos veces en estos foros: la irrelevancia última de las palabras en el desarrollo de la espiritualidad.
En el fondo, da igual lo que las palabras digan, aseguren, formulen. La fe, siempre es otra cosa. No me parece posible encontrar una relación causa-efecto entre lo que cuentan las palabras y la fe (ni siquiera si lo que nos cuentan esas palabras es el relato de los dichos y hechos de Jesús).
Y tampoco me parece fácil encontrar una relación causa-efecto entre las palabras (el conocimiento) y los actos, o la praxis, como le soléis llamar por aquí. Este es el aspecto al que se refiere Ana en su comentario y que me recuerda aquel chiste de dos amigos que se encuentran y uno le dice al otro:
– Estoy agobiado y deprimido. Fíjate que a mis años, aún me meo en la cama por las noches.
– Pero hombre, no te preocupes –le responde el amigo-. Esas cosas hoy se curan. Precisamente para eso van muy bien las terapias con los psicoanalistas.
Bla, bla, bla…, se despiden y se vuelven a encontrar al cabo de unos meses. El amigo deprimido está ahora encantado de la vida.
– ¿A que te fue bien con el psicoanalista?
– Estupendamente, estoy encantado. Soy un hombre nuevo, por fin soy feliz.
– ¿Ves como era muy fácil resolver tu problema?
– ¡Ah, no, no, qué va!, si me sigo meando por las noches en cama. Lo que pasa es que ahora lo entiendo.
Pues eso.
Hola!
CONFESIONES DE UN “DESTILADOR”
En “Charlas bajo el árbol y junto al canalito” con Salvador
alguna vez le dije de mi intención por “destilar” su Libro;
acción que iba a resultar un poco despiadada y carnicera.
Delicadamente me indicó que cada uno de los “personajes” de la Novela
estaban construidos con una caracterología precisa,
y que tenían una “función simbólica”.
Entendí claramente que su “Novela” seguía el estilo Parábola de Jesús.
A pesar de ello me sentí obligado al descuartizamiento,
que ahora Atrio ha lanzado al ruedo.
Mi disculpa vale haciendo esta “confesión”
que incline al Lector –si le pareciera-
a descubrir su propia “personalidad” de entre los Actores del juego novelístico.
Una de las intenciones catárquicas pretendidas en esta presentación de Atrio
se encuentra en el conjunto de tres preguntas que van apareciendo al final de cada fascículo.
Tanto las “Introducciones” como el “Cuestionario final“ de cada Entrega
fueron pedidos de la Redacción, a la que accedí realizarlas
luego de solicitar que fueran otros quien las hicieran.
Pero quien quiera completar la catarsis propia a la obra literaria
le será aconsejable leer todo el Libro,
sobre todo si es español o de origen peninsular.
Estimo que Salvador podrá colaborar dando –si pudiera-
algunas claves de sus personajes.
¡Vamos todavía! – Oscar.
Hola Pepe
He tenido oportunidad de leer algunas de esas historiucas. Hace meses te referiste en Atrio a una página de internet donde se podían encontrar. Entré y las leí. Vi allí tu nombre. Imaginé tu esfuerzo. No quedará baldío.
Tengo un buen amigo de Barruelo. Allí y en Valberzoso ha pasado algunos días con él y su familia pateando los montes. Ahora llevo varios años que no subo por allí.
El viernes me acordé de tí y de tu mujer. Pasé muy cerca de Archidona. Pensé en tu gesto de regalar una rosa a la colaboradora del restaurante.
Si sigues esta lectura de Marcos hasta el final no hallarás nada de teología.
Un abrazo
Celebro que te haya impactado y le hayas dado su justo valor, Salvador:
“” Pepe Sala. Olvidé decir antes que leí la historia de Gerarda. Me llegó dentro. Es para no olvidarla.””
La historia de Gerarda tiene un especial significado para mí. Además del gran respeto que sentí por Gerarda y por sus nietos ( aún prevalece la amistad con los que quedan vivos), es la primera ” historiuca” que escribí con la sana intención de levantar las alfombras que tanto empeño ponían ( siguen poniendo) en España para tapar las salvajadas del franquismo.
Eran los principios de la década de los 90 del siglo pasado. Creo que esta historia fue pionera de otras muchas que surgieron después. Unas las escribí yo mismo y otras muchas fueron surgiendo de Asociaciones memorísticas, de particulares que fueron quitando el MIEDO a contar lo que conocían de primera mano, de escritores y periodistas que se interesaron por el tema.
Yo había sufrido el accidente laboral que me llevó a ser pensionista y tenía tiempo sobrado para informarme de lo que hasta entonces nunca había tenido tiempo de conocer. Me llevé una desagradable sorpresa al darme cuenta de que el asunto de la ” nueva democracia” era un camelo montado sobre la sangre y las lágrimas de las víctimas del franquismo. Y comencé a contar lo que yo conocía de primerísima mano… que no es poco.
Creo que, de alguna menera, hice lo mismo que el ” ABUELO” de tu historia. El conocía la REALIDAD y quiso dejar constancia de lo que conocía, de lo que intuía a través de sus conocimientos evangélicos y a través de su propia experiencia.
Celebro que los escritos del ” ABUELO” hayan caido en tan buenas manos.
No puedo decir lo mismo de mis ” historiucas”, que en ocasiones han sido tan mal utilizadas que me han desanimado a seguir y ya llevo unos cuantos años sin escribir historiucas. Hechos tan dramáticos suponen un desgarro de la propia alma, cuando se están escribiendo. Y si los resultados no son acordes con lo que se espera al dejarse desgarrar el alma para que la VERDAD se conozca, es obvio que cunda el desánimo y se dejen muchas cosas en el tintero. ( para alegría y descanso de las conciencias sociales del ” tipo avestruz”.)
Como dije al principio, no tenía la menor intención de participar en éste hilo que supuse teológico. Ahora estoy encantado de seguir las nuevas entregas. Prometen poner muchas cosas en su sitio y promete sacar muchas ” fotos”.
Saludos y que disfrutes del viaje.
-Muy bueno esto, Salvador:-“El sistema de poder no lo toleró.
La mirada sobre el evangelio desde esa realidad resultó esencial para entenderlo.”
¡Si en la Sociedad en general y, sobre todo, en El DISCIPULADO DE JESÚS, Sin el GALILEO, se entendiera esto y se llegara a una práxis coherente!
Es la revolución CULTURAL que, previamente a todo intento de solución del desajuste humano, se requiere inexcusablemente. Sin verdad, no habrá libertad, ni justicia, ni paz; la Humanidad no podrá ser humana.
Gracias, Salvador Santos!
El comentario de M.Luisa me ha recordado un detalle de importancia en el libro donde el abuelo analiza a Marcos. En un texto escrito a mano cuyas páginas habían sido aprovechadas en sus últimos rincones, una de ellas, la última, contiene solo una frase: “Gracias Kurt”.
Expresa el agradecimiento de aquel hombre porque la realidad social impulsada por su amigo le llevó a comprender el proyecto del Galileo. Kurt, sin ser exégeta, llegó con su praxis a las mismas conclusiones de Jesús. El sistema de poder no lo toleró.
La mirada sobre el evangelio desde esa realidad resultó esencial para entenderlo.
Pero, m. luisa, hay una cosa que no entiendo. Dices al final de tu último comentario que jamás en la intermediación un objeto puede tornarse en real. ¿Puedes explicarte un poco?
No faltaría más, es el quid de la cuestión que se desprende de lo que anteriormente señalé. “Cuando se nos hace epresente aquello que ha sido objeto de nuestro mirar sentimos la plenitud que nos integra”
Sin mirar no hay presencia, que es la que hace que la visión cobre su pleno sentido, esto significa, es la prueba de que el objeto visualizado es real.
Ahora bien, lo real del objeto preso en el concepto priva en su mediación tanto el despliegue plenario de nuestro sentir intelectivo como la imposibilidad de que el objeto pueda mostrar la realidad que lo contiene haciéndosenos presente como Objeto real.
Se trabaja con lo que uno ya es. No hace falta recurrir a un especialista. El ex – sacerdote, pienso, al vivir su laicidad es cuando realmente se va acercando al objeto ideológico en el que creía por creerlo separado y así con esta idea de separación lo ha transmitido. Sólo estamos distanciados y el camino a recorrer corre de nuestra cuenta.
Hombre, Antonio, no me achacarás falta de respeto al gitano Mariano ni a tu propia experiencia…
La cuestión no es, efectivamente, cuestión de ” razones” de unos u otros. La cuestión es de la necesidad de hacer prevalecer la VERDAD en nuestros diferentes argumentos. Y la VERDAD es que nadie podía trabajar en un Ayuntamiento sin el preceptivo documento de ” buena conducta”. Ni para barrendero ni para profesor-maestro ni para Alcalde. ( No creo necesario recordar el juramento preceptivo para conseguir el documento)
Y como el tal documento se conseguía en el cuartel de la guardia civil, en la Sindical del jefecillo faklangista y en LAS PARROQUIAS, pues lo demás queda perfectamente aclarado sin más explicaciones.
Por cierto, que si Mariano era quien mejores exégesis aportaba en las reuniones parroquiales, lo justo hubiera sido que le nombrasen Alcalde y no barrendero. Pera ya es excepcional que un gitano fuese admitido como trabajador en un Ayuntamiento como para pedir ” peras al olmo” y conocer un caso de un gutano Alcalde de algún pueblo español.
Por lo demás, te devuelvo gustoso el abrazo y seguiremos todavía, si el tiempo lo permite,
Yo creo Pepe que no es cuestión de más o menos razón, sino de maneras de caminar por senderos y puede que grupos de caminantes no tan diferentes, ni tan en distinta dirección.
Las circunstancia de Mariano a las que he aludido y que tu familiarmente ves tan cercana a las que con los tuyos viviste, solo tenían la finalidad de contextuar la reafirmación de mi experiencia familiar campesina, en la que la subsistencia estricta familiar, había que recogerla de unas pocas tierras y un pequeño corral condicionados por un calendario que lo mismo marcaba años de 12, que de 24 o incluso 36 meses, según cosechas o crías.
Mi madre se quedó en partos, a la mitad de la tuya, pero casi todos nacimos después de estar ella segando, recogiendo aceitunas, o trabajando por los campos o en el corral, compartiendo tarea con mi padre, hasta casi hacer aguas por la noche.
Lo de las actitudes de fe, tanto de Mariano y su familia, como las mía y la de aquellos laicos de referencia, las dejamos en el tramo del mutuo respeto y valoración, junto a las diferentes tuya y las de los tuyos, como también los condicionantes laborales del gitano Mariano, para mí nunca, ni exponente de segregación racial, ni de enchufe municipal.
Harto hacía con poder traer con regularidad algo de comida para los suyos,sin comodidad, ni ventaja alguna con tareas diarias controladas.
Sobre lo de reuniones y métodos de concienciación y promoción personal integral con aquel VER, JUZGAR ACTUAR, cada uno podemos tener la experiencia vivida desde la práctica compartida con distinta gente.
La mía, admitidas normales deficiencias como en todo lo humano, tengo que afirmar que ha sido muy positiva, sobre todo valorada desde el ACTUAR, en cuya realidad, he podido comprobar la valoración positiva de anhelos y compromisos prácticos convergentes, desde muy diferentes situaciones originarias de clases, ideologías y fidelidades. Y esto es lo que he querido resaltar del testimonio de Mariano entendiendo al Galileo tanto en testimonio , como en mensaje.
Respecto a lo que han supuesto para mí, en la vida, esas experiencias y riesgos compartidos, no hace al caso ahora aportarlas como justificación de nada. El precio riesgo. está, en parte, abonado con gozo, aunque la hipoteca vital sea muy llevadera de por vida. Un abrazo.
Espero, amigo Oscar, que la teología y la ciencia tengan poco en común… para la ” salvación de mi neurona”.
Si yo fuese creyente y me dejase guiar por los TEXTOS evengélicos, jamás confiaría en las interpretaciones que sirven en bandeja los interesados-as en canalizar los textos a su propia conveniencia. Si yo fuese creyente me aseguraría de tener perfectamente claro que los textos son ” fuentes de agua viva” y herramientas para poner en PRAXIS las ideas de quien se supone la raiz de todo este tinglado. ( el tal Jesucristo, según parece.)
Pensaría que los Evangelios son algo así como la música. El tango hace bailar a ritmo de tango, no al ritmo de pasodoble, que para éso se escribió la música a ritmo de pasodoble. Y si sólo se desea escuchar y no bailar los diferentes ritmos musicales, a mí que no me pongan música Gregoriana… que me quedo dormido.
Quiero decir que los Evangelios ( como casi todo en la vida) tienen muchas formas de interpretación. Hay quienes leen ( oyen) los Evangelios, hay quienes los predican mientras viajan en aviones privados, coches blindados y zapatros rojos de charol.
Otros hacen navegar sus ideas EVANGELICAS mientras se destrozan los pies sin unas malas alpargatas que les protejan. El ” Abuelo” de ésta historia es un ejemplo del segundo grupo. LA ABUELA realizó el MILAGRO de la resurrección del ” abuelo” y su enorme tesón es el fuendamente principal de esta historia que se hubiera acabado en el barranco donde habían tirado al abuelo. Estoy por apostar algo a que la ABUELA no era creyente.
En definitiva, que si yo fuese creyente escucharía a quienes llevan el Evangelio en ALPARGATAS. Aunque no fuese más que por ser un mínimo de fieles a la raiz del tinglado que, según cuentan, ” NO TENÍA DONDE RECOSTAR SU CABEZA”.
Disculpen mi intromisión ” teológica”, pero no se preocupen; será puntual y seguiré comentando las HISTORIUCAS REALES de quienes hacen remar la barca de sus ideas ( Evangelios) a base de HECHOS . La Teología, espero que tenga menos que ver conmigo que con la ciencia.
Saludos, pues…
Bien por ” el abuelo” y mejor aún por LA ABUELA.
Hola!
La virtud analítica que suele desplegar ana rodrigo
le da “cintura política” de diálogo:
capacidad de retractarse
des-haciendo el camino andado, pues,
volviendo atrás, llega a la encrucijada
que le posibilita re-tomar el camino del compañero,
y salir a “navegar juntos”.
Acaba de darnos un ejemplo valioso:
La relación entre “evangelio, teología, praxis”.
No sé si acierto al traducirlas por: “Texto, Ciencia, Vida”.
………………..
Sólo me gustaría agregar que conviene “caer en la cuenta” de que siempre:
LA VIDA es previa y anterior a todo Texto y Ciencia.
Me animaría a decir –jugando un poco con las palabras- que:
LA VIDA concreta es el PRE-TEXTO de todo lo que hacemos y nos pasa.
¡Vamos todavía! – Oscar.
Conocimiento “científico” de los evangelios, y praxis coherente, son dos elementos que, en ocasiones, pueden ir de la mano, pero también puede ser que sean compartimentos estancos. De ahí se derivan algunas variantes.
Cuantísima gente, ignorante de exégesis y otros conocimientos, sacan mensajes positivos para su vida y viven de forma ejemplar a partir de aquello que les han dicho aunque tenga poca fundamentación exegética.
Hay personas que tienen grandes conocimientos de las ciencias sociales que explican el dónde, cómo, porqué y para qué se escribió lo que se escribió, y, en cambio, dejan mucho que desear en sus vidas.
También hay gente que manipulando a sabiendas lo que leen, hacen su propia teología y su propia moral en función de intereses no confesables.
Supongo que habrá más variantes en esta relación entre evangelio, teología, praxis, pero siempre hay que defender un mayor y mejor conocimiento científico bíblico, y a partir de ahí, que cada cual haga lo que quiera. Y esto nada tiene que ver con el juicio personal a nadie en concreto, sino en crear las bases para que la gente de religión no se apoyen en ella para decir cosas absurdas, desprestigiando el mundo religioso dando por buena cualquier cosa, incluido el opio individual o colectivo.
Hombre, Antonio Vicedo, tu experiencia me ha recordado la mía propia y no estoy muy seguro de quien tiene más razón:
a): El gitano padre de 13 hijos u otros profanos con demasiados platos que llenar a diario( si trabajó de barrendero en el ayuntamiento fue porque ERA CREYENTE; en otro caso, de ningún modo hubiera conseguido puesto tan ” elevado” para llenar los platos de comida de su larga prole. Te lo aseguro, puesto que yo soy hermano de 12 y mi madre parió a 16 hijos. Mi padre… no era creyente, claro, y mi madre bastante tenía con llenar los platos como mejor podía y no tenía tiempo de acudir a reuniones parroquiales ni paparruchadas semejantes.)
b): En el pueblo también había el famoso movimiento de Acción Católica ( Ver-juzgar-actuar) y vaya si vieron y ,sobre todo JUZGARON. Pero las actuaciones dejaron mucho que desear para lo que se entiende por evangélico. Salvo que se entienda por evangelio lo mismo que entiende Rouca Varela en la actualidad y los diferentes Papas de la época que tratamos de comentar.)
Conclusión: mejor no tirar de la lengua de los “Marianos” ,sean gitanos o sean payos, no sea que nos quedemos sin Avangelio de Marcos, de Juan, de Lucas, Mateo y del ” coño de la Bernarda”.
——
Aún recuerdo al cura ” Don Desi”, a quien le han hecho grandes homenajes en Cantabria…
¡¡ Cuanta HIPOCRESIA, por Tutatis !!…
De Don Felipe mejor no comento para que no me entre dolor de tripas. “Don Desi” era el cura que manejaba los asuntos de ” ver-juzgar-actuar” de Acción Católica. Don Felipe era el párroco titular del pueblo y tenía más autoridad que el otro. Os regalo a los dos ( a mi profesor de Preceptoría, Don Evencio os lo meto en en lote con el mayor gusto)y la bronca que me echó Don Felipe por decirle que los responsos y las las procesiones para hacer rogativas para que lloviese en aquella època de tanta sequía estaban prohibidos por las nuevas normativas del Concilio Vaticano II. Casi me atraviesa con su tétrica mirada … al año siguiente me echaron de Seminario y ya no tuve que soportarles más ni pasar más veces el jodido cesto de pedir.)
Bueno, pues…
Solo una vivencia de aquellos años de intento de inmersión en la realidad humana del entorno para, diluido entre la masa laical, ofrecer posibilidad de común fermentación humanista y cristiana.
En uno de los equipos de militantes que nos reuníamos cada semana, siguiendo el método de encuesta (Ver, Juzgar y Actuar) participaba Mariano, un padre de 13 hijos, de etnia gitana, residente en una chabola de las orillas del cauce del Vinalopó y que se ganaba el jornal como barrendero municipal. Era hombre de fe que había aprendido a leer por algún pueblo de La Mancha.
Cuando se trataban textos evangélicos para centrar el JUZGAR sobre la realidad,objeto del VER, aportábamos cada uno nuestro punto de vista, que no siempre era fácil de concretar con claridad, suscitándose como atascos interpretativos; o claros intentos de soslayar lo que más comprometía.
Y, casi siempre, al llegar la intervención de Mariano, con una claridad y sencillez formidable nos decía, pero si la cosa está clara: con esto Jesús nos propone…. y ¡zas! en un par de frases, conseguía que, oyéndole a él, a quien daba la impresión de que escuchábamos era al mismo Jesús o a sus discípulos allí presentes de algún modo, sin necesidad de complicadas exégesis.
¿Sucedería otro tanto en aquel tiempo y lugares con el Galileo y sus diferentes gentes con las que compartía vida y enseñanzas?
¿Continúo de modo parecido en las primeras Comunidades de Discípul*s?
¿Fue en este clima en el que brotó la Escritura Evangélica ; la de los Hechos; las Cartas y el Mensaje cifrado del Apocalipsis?
Por lo que a mí me afectó aquella vivencia, he podido experimentar, a lo largo de mi vida, que como mejor se entiende a Jesús, es manteniéndome en el ACTUAR en diálogo vital entre y con sus más PEQUEÑ*S HERMAN*S.
¿No nos está mostrando la situación de la Humanidad la necesidad de distinguir entre CIENCIA y SAPIENCIA; entre elucubraciones mentales y realidades prácticas; entre saber y AMAR?
¿Cómo admitir que Jesús se presentara, y presentara su mensaje, de modo complicado, si iba destinado a ser captado por TOD*S, pero especialmente, por urgente y necesario, por quienes más deficiencias tenían y tienen para recibir LA BUENA NOTICIA de SALVACIÓN?
Bien, ahora, al leer a Pepe Blanco y luego a lo que Salvador Santos le responde, puedo ya no verme, ¡menos mal! en la descolocación en que yo misma me metiera al exponer mi comentario de anteayer.
Pero es que, interpreté el tema por la vertiente en que lo toma Pepe, por eso ante la dificultad de comprensión de los textos bíblicos me referí a que si antes era la figura del “lector” quien por sus cualidades ayudaba a entrar en ella, luego más tarde fue la figura del “sacerdote” al cual se le atribuía y se le ha venido atribuyendo dotes especiales. Pero esta figura mantenida en la historia monopolizadora de las cualidades humanas se nos muestra ahora falsa.
Sin salirme del guión, pensé que esta idea la podía simplificar en lo que señalé en cuanto a la diferencia existente entre “oír y escuchar” e igualmente en la de “ver y mirar”
Es una diferencia que podemos experimentar nosotros mismos en lo que somos.
1) Cuando se nos hace presente aquello que ha sido objeto de “escucha” sentimos la plenitud que nos integra
2) Cuando se nos hace presente aquello que ha sido objeto de nuestro “mirar” sentimos la plenitud que nos integra
Tanto en un caso como en otro, el objeto se ha transformado (digámoslo así, pues no se trata de transformación) en real, es decir, en objeto real
Ahora, tal vez pueda entenderse a adónde quería llegar, pues jamás en la intermediación (este espacio robado) jamás, repito, puede un objeto tornarse en real.
Me alegra saberlo, Ana. Lo pretendía.
En realidad el libro no es una novela. La ficción aparece como pretexto o como envoltorio de una exégesis que intenta por esa vía desmitificarse a sí misma y poder alcanzar a un mayor número de personas
Te mando un beso.
Pepe Sala. Olvidé decir antes que leí la historia de Gerarda. Me llegó dentro. Es para no olvidarla. Gracias de nuevo.
Pepe Blanco, a mi juicio, el lector no es alguien subido a un púlpito, sino uno/a más, conocedor/a de que subirse al púlpito significa equivocarse de función. El lector es uno/a que explica a otros lo que ha llegado a conocer. Lo que intento con la exégesis que realizo es capacitar la formación de lectores. Lo sugería en La semilla de la igualdad (conjunto de artículos que leían la secuencia de los panes) y demás artículos que adapté en su lenguaje, extensión y explicaciones a los participantes de Atrio.
El lector no está revestido de nada. No tiene más protagonismo que el de su actividad. El valor de su función se mide porque no distorsiona un texto que contiene la pedagogía de una praxis. Si te fijas, no hemos hablado de Dios. No se trata de un intermediario. En los primeros años su tarea cobraba especial relevancia porque poca gente sabía leer. Hasta la mitad del siglo XX, resultaba necesaria porque los textos nos llegaban embalsamados en una lengua extraña, el latín. En la actualidad, conviene recuperar esa función porque se ha oído poco y ese poco llega a través de traducciones a superar y de interpretaciones salidas de amplios despachos y mullidos sillones.
Hay mucho por avanzar. Quizá convenga ir oyendo esta explicación de Marcos y… a ver qué pasa. Este curso garantiza, eso sí, que se entenderá, entre otras cosas, por qué el Galileo explicaba a la multitud su proyecto usando parábolas y se conocerá palabra a palabra el sentido de su respuesta al cuestionamiento de los discípulos.
Te mando un abrazo.
En los próximos diez días tendré pocas posibilidades de entrar en Atrio. Pero buscaré algunos momentos para estar a vuestra disposición.
Un saludo a todos
Hola!
Quisiera “hacerme cargo” de lo que para mí es una Tesis básica:
“Los Pies plantados en el suelo que se pisa
Y los Pasos que dan esos Pies sostendores de todo Cuerpo-Vida
son determinantes de toda “explicación”.
……………..
El Libro Un Paso, un mundo en modo “metafórico” cifra
lo que ahora Salvador nos des-cifra en “coordenadas: X / Y”
X: la MUJER
Y: el MARGINADO (por el Sistema vigente).
Entonces:
Si bien es valedero que:
* “La explicación de Marcos aún no ha comenzado”
* “La explicación de Marcos ya ha quedado “determinada”
por el “rumbo” en que, de ahora en más, se orientará
el Sentimiento de mi alma y mi mirada.
Es, a mi parecer, este “situarse previo” del que
-si no me doy cuenta- pueden provenir las confusiones.
………………..
Son, pues, de agradecer escuchar palabras como estas:
-“Gracias, Salvador, este párrafo me aclara alguna de mis confusiones”-
¡Vamos todavía! – Oscar.
Gracias, Salvador Santos, por tus respuestas a mis preguntas.
A ver si consigo explicarme correctamente, con más calma.
Por supuesto que el estudio erudito de los textos antiguos (escritos en lenguas que la mayoría desconocemos) y su traducción “correcta” a nuestra lengua habitual, me parece importante para su justa interpretación. Puedo leer y entender sin demasiados problemas una novela de Galdós, pero ni siquiera puedo leer un fragmento de un texto egipcio por sencillito que sea, por ejemplo. Y aún respecto a la novela de Galdós, un especialista en literatura y en su obra, me puede revelar aspectos de sus obras que a mí se me escapen.
Pero no era a todo eso a lo que yo me refería. Quise decir que, tal y como se describe en la entrega anterior, el “lector” es un personaje que parece estar revestido de un protagonismo especial. Un personaje carismático indispensable para la comunidad, muy próximo a la figura del sacerdote, tal y como la entendemos habitualmente: un intermediario necesario entre la comunidad y Dios.
Porque, en mi opinión, eso parece un “lector”: alguien necesario para que le explique un texto a la asamblea, dirigiéndose a ella de viva voz. Personalmente, prefiero la intimidad de mi estudio: ofréceme tu explicación del texto, todo lo erudita que tú quieras y ya la leeré yo en mi casa, tranquilamente, y sacaré mis propias conclusiones. Ningún catedrático de, pongamos por caso, Literatura Medieval, arenga a las masas desde un púlpito para explicarles el Mester de Clerecía. Publica sus artículos y sus libros y, los interesados, los leerán, disfrutarán de ellos y, a partir de ahí, harán su lectura personal de esas obras. A eso me refería.
Además, si hoy no necesitamos que nos interpreten un texto de Fromm, por poner un ejemplo, si no necesitamos que nos lo lea un “lector” para revelarnos sus claves, pues emplea nuestro lenguaje (supuesto correctamente traducido a nuestro idioma), maneja conceptos que nos son más o menos cotidianos o, cuando menos, fácilmente accesibles, ¿qué necesidad tenían los paisanos de Jesús de que les interpretaran sus palabras, escritas en su lengua, en su momento histórico, con sus conceptos habituales?
PS.: (sin demasiada importancia) Cuando ubiqué al abuelo a principios del siglo XX, lo hice, simplemente, a partir de la cronología de mi propia familia. Tengo 47 años y sé que mi abuelo materno estuvo unos años trabajando de recién casado –también en América, por cierto, en Buenos Aires- alrededor de 1910. Pero por supuesto que los lapsos de tiempo generacionales, son muy elásticos y variables de unas familias a otras.
1. “La explicación de Marcos aún no ha comenzado. Se inicia con la próxima entrega”. Gracias, Salvador, este párrafo me aclara alguna de mis confusiones.
Dos cuestiones generales:
1. La explicación de Marcos aún no ha comenzado. Se inicia con la próxima entrega.
2. Los dos primeros personajes, Teófila y el abuelo, representan –perdón por la insistencia- dos coordenadas:
Ella, la coordenada X: Mujer; mestiza; laica; pobre; sin pertenencia a organización religiosa alguna ni adscrita a ningún movimiento o parroquia. Explica el evangelio de Marcos a un grupo de personas unidas exclusivamente por lazos de amistad. Es otra vía
Él, la coordenada Y: Clérigo; especialista; apartado por la institución; desterrado; no se esconde a la realidad; comprometido con ella; unido a la mujer que le salva. De su unión con ella surgirá otra mujer que explicará el evangelio al mundo rico.
El análisis de Marcos nace lejos de la comodidad de los grandes despachos y mullidos sillones. Saldrá de una choza. Es otra mirada.
Pepe Blanco, si te parece importante situar en el tiempo al abuelo, diría que llegó al lugar de destino algo más tarde, tras el crack del 29, aproximadamente cuando en Andalucía los grandes terratenientes se opusieron a la reforma agraria.
Respecto a tus preguntas finales, por razones de brevedad y escasa disposición de tiempo por mi parte (salgo de viaje en unas horas), dos ejemplos:
1º. A la actitud extrañada de los discípulos preguntando a Jesús por la razón de hablar a la gente con parábolas, este responde (transcribo la traducción de la BJ):
“A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone”. (Mc 4,11-12).
Quien lea este texto por su cuenta, ¿podrá encontrarle explicación?
2º Quien lee el evangelio por su cuenta, ¿capta lo que los evangelios omiten?
Porque según Mateo, Lucas, Juan y otros escritos neo-testamentarios Jesús se apareció después de muerto al ciento y la madre, pero en ningún lugar se dice que se apareciera a su propia madre.
¿Podrá explicarse el porqué?
Pepe Sala: gracias. No me pasó desapercibida tu entrada del 12/06 a las 21,57. Me parece digna de elogio. Capté, como en otras entradas tuyas, honestidad y coherencia.
Saludos cordiales
A ver si, dicho de otra manera, consigo expresar lo que quise decir ayer. Empecé diciendo que quizá fuese yo la que tenía el problema de no saber qué hacer o por dónde enfocar mi reflexión, y, cuando dije que estaba descolocada a la hora de hacer mi comentario, me refería a que no acababa de ver qué tenía que ver este relato con el evangelio de Marcos, porque lo veía diluido en exceso.
Quizá alguien pueda darme la pista para orientarme. Quizá no he sabido leer bien el relato y se me ha escapado la clave de interpretación. Pido disculpas.
Pues vaya… para una vez que yo me sentía a gusto en la HISTORIA ( nadie es capaz de inventarse una ” novela” semejante si no hay HISTORIA REAL que la ilustre) resulta que soy otra vez el ” patito feo” en los comentarios.
¡¡ Qué desilusión !!… jejeje.
Pero claro, como yo tengo mucho recorrido de autoestima ( amo mucho a mi ” proximo”) me resulta muy fácil consolarme. Y, para mi consuelo, he decidido comenzar las historia por el final:
——
Pautas para comentar la “praxis” propia:
A mí me gusta la novela que dibuja este hilo, y me gustan los posibles temas de diálogo o de debate que sugiere.
Uno de esos posibles debates es que lo eclesial, un ex-eclesiástico en concreto, asume un papel protagonista en la aventura ,, proyecto de revolución o de redención popular que se va a contar.
A lo mejor convendría alternar estos temas en que los eclesiásticos lideran los movimientos de liberación en Amérida del Sur con otros en que las revoluciones y las acciones populares son impulsaadas y lideradas por laicos, agnósticos, paisanos…Y luego hay muchas formas de lucha por la dignidad de los pueblos: Alonso de Ercilla, con su Araucana, hizo un canto a la dignidad de los aborçigenes de Chile, más aún, creo que Neruda le considera el fundador o el primer inspirador de la nación chilena…Muchos españoles fundaron ciudades, son vecino de Bruno Mauricio de Zabala, fundador de Montevideo…
Todas esas posibles aportaciones a la América de hoy, venidas de todos los continentes, deberían ser valoradas y medidas en su DEBE y en su HABER…
Otro de los posibles debates sería…yo no entiendo o no me siento cómodo en un reparto de papeles en el que los que vienen de fuera son los malos, y los nativos los buenos; no entiendo el mundo en vertical, sino en horizontal. El pueblo, el proletariado, los oprimidos, no se circunsc riben a este continente, esta raza o este país; mi patria son todos los oprimidos, sin distinción de raza ni de pueblo ni de continente. Y los poderes fácticos de España y de América del Sur oprimían por igual a los nacidos en España y a los nacidos en Sudamérica; y los pobres de aquel lado y de este luchaban contra la injusticia por igual, a veces incluso lograban coordinarse, como cuando el Comandante Riego se negó a embarcar para reprimir las luchas independentistas de Sudamérica.
Es un decir, sentiría mucho que alguien se molestase por todo esto…
Me encuentro descolocada con este trabajo de Salvador y de Oscar y que en ningún caso quisiera desacreditar pues quizá el problema lo tenga yo, e intento contároslo.
Coincido con Sarri y con Pepe Blanco lo difícil que me resulta hacer algún comentario ¿sobre qué?. Tenemos un primer refrito de origen, cuando Marcos, apoyándose en distintas fuentes originales o mediatizadas, con la consiguiente ideologización con la que se redactaron los evangelios, escribe el evangelio en cuestión. A partir a ahí no se ha parado de escribir sobre dicho evangelio, el último que lo ha hecho Pikaza, yo algo he leído del trabajo de Juan Mateo sobre Marcos. En el caso que nos ocupa, tenemos los comentarios de Salvador, tenemos su novela y ahora la destilación de Oscar, ¿no creéis que tanta destilación puede dejar seco el original?
Hombre, algo de razón parece que tiene Sarrionandía. Personalmente, me gusta más el Salvador Santos que directamente escribe lo que piensa que este otro que le hace decir lo que él piensa a Teófila, al contarnos ella lo que le contaba su padre que pensaba su abuelo, que viene a ser, precisamente, y si no ando desencaminado, lo que piensa Salvador Santos.
Además, ¿qué crítica procede? ¿Ideológica o literaria? Porque, si he entendido bien, toda esta historia no es más que una novela, una ficción.
Por ejemplo, no sé cuántos años tiene Teófila, pero me da la impresión de que es una señora talludita. Es decir, que su abuelo debió de irse a América a finales del XIX o principios del XX, más o menos. En esa época, ¿se expresaría alguien en los siguientes términos, como se nos asegura que escribió el abuelo de la lectora? [1]
“…- íntegra devolución de intereses de demora y penalización consistente en ayuda técnica, tecnológica, formativa y organizativa, con el fin de recuperar la justicia, la paz y el desarrollo del continente. Obligarse mediante pactos a la implantación de medidas claramente favorables a ese desarrollo y eliminación de otras que lo impidan.
4. Tarea práctica centrada en la constitución y desarrollo de grupos humanos formados por individuos cohesionados y comprometidos con un modelo alternativo de sociedad caracterizada por la igualdad, la justicia y la libertad.”
[1] Profesión ésta, la de lector o lectora que daría mucho de sí porque, ¿por qué tiene que haber un lector – intérprete de los evangelios que explique a la comunidad el mensaje que quieren transmitir? ¿Por qué no puede hacer cada uno la lectura que estime oportuna, del evangelio de Marcos igual que de, por ejemplo, una obra literaria cualquiera?
“Sólo están lejos las cosas que no sabemos mirar”
El pensamiento físico nos abarca por entero. No podríamos hablar de él si permaneciéramos separados de las cosas. Pero ya es hora de darnos cuenta que de ellas sólo estamos distanciados. La distancia misma conlleva la posibilidad de ir acercándonos cada vez más a su conocimiento. Al saber de ellas.
Recuerdo que Atahualpa Yupanqui era mi cantautor de cabecera en mi juventud. Pero tras este relato tremendamente humano del Abuelo y la Abuela no puedo sino insistir en lo mismo expresado en la anterior entrega.
“el oído no sólo oye sino que escucha” y “el ojo no sólo ve sino que mira” escuchar y mirar implica el hecho de que nos preguntemos por la realidad de aquello que oímos y vemos.
En esta actitud de alteridad nos va el saber y también simultáneamente la capacidad de reconocernos en lo que somos, ¡todo se realiza al instante! De ahí que tras esta experiencia alcanzada pero originada de forma natural desde las mismas entrañas ya no nos sea posible complacernos en el reduccionismo objetivante de las cosas porque de este permanecer complaciente del mero oír y ver se apropia la manipulación.
Cuando pienso en esta estrutura y en los diversos escenarios que puede abarcar, no puedo sino incluir en ellos el relacionado con el proceso, incluso me atrevo a decir, no sólo del Abuelo y de su amigo Kart sino también del proceso que pueda experimentar cualquier sacerdote que retorna al estado laical.
Me acuerdo que en la película La Misión, el destino de las misiones jesuitas y sus comunidades fue decidido en un escritorio en España o Portugal con ayuda del Nuncio. El asesinato de los jesuitas de el Salvador también fue decidido en otro país de cuyo nombre no me quiero acordar, la conquista de las tierras indígenas del Cono Sur, también fue decidido y financiado por un grupo de origen europeo más aportes de Inglaterra y así sucesivamente. Cuantas historias de misioneros muertos atrapados junto con su gente por defenderlos de la rapacidad de los colonizadores que se siguen viviendo hasta el día de hoy, como ser en la Amazonía, mientras los mandamases vestidos de rojo, negocian con su famoso banco, sus logias y sus intrigas, y los sacrifican sin asco.
Hola!
¡Cuántos en Argentina y en toda la América Latina
andamos por Senderos abiertos que nos trazó
esa legendaria Imagen que es toda una Institución
la de ABUELO!
¡Cuántos en este Atrio cumplen esa “función” de vida extendida
por las familias que originaron.
¡Vayamos, aprovechemos la ocasión
para rendirles el merecido homenaje,
como lo hizo una amiga poeta!:
LEGADO
Él, absorto y triste,
de gesto duro y áspero
forjó con amor y sin palabras
cuanto me ha sido dado.
Él, casi un desconocido
en la entrañable galería del tiempo.
Dueño de mil secretos,
de la lucha sin pausa.
Propietario de deudas y de sueños.
Campesino y carrero,
compañero del viento.
Inmigrante cavando su destino
y andando sin ver cielo,
desgranó sus auroras sin descanso
el abuelo Nazareno.
Quisiera rescatarlo en el retrato
que nos unió en mi infancia
para saber del hombre,
del cotidiano pecho
opuesto al devenir y a su misterio.
Oyendo el llamado de la tierra
y entre trinos, brindándole la siega.
Distancia y desarraigo.
Una patria perdida y otra patria
y por delante, sólo fe,
renovado vigor, fuerza y constancia.
Ahora sé que concretó la empresa
definitiva y simple de fundar una familia.
El fue el punto inicial en este suelo
y el fruto de esperanzas y de soles
de generosa entrega
constituye un legado
eterno, real, incalculable,
liberado de gravámenes y ajustes.
Porque el legado se nutre
con el amanecer de cada día
seguiré buscando el horizonte
como él lo hizo, sin demorar partidas.
Él era sólo un hombre en la tormenta.
Hoy su mirada habita mi recuerdo.
Sé que lo llevo para siempre
con las cosas que quiero.
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Me emociona sobre manera la persona del Abuelo.
Algo de esa fuerza mamé desde niña en la voz cálida y firme de mi madre y el silencio cómplice de mi padre.
Confieso, que mi vida no es tan drástica, fiel, entregada, al proyecto del Galileo; pero sí, he sentido desde mi niñez, una admiración, búsqueda constante de conocimiento interno profundo, de su persona y proyecto.
En medio de mi mediocridad humana, he seguido y sigo con fuerza ese proyecto, que sigue siendo para mí, básico en mi vivir, pensar, actuar, desear, luchar…
Esto cada día menos, porque me siento cansada, triste, desolada; anta tanta sordera con el dolor del mundo, mientras el poder (toda clase de poder) sigue anclado en su único deseo de aumentarlo, no perderlo jamás, se lleve por delante cuantas vidas necesiten en su sed de poseer.
Alguna experiencia personal he pasado, por pensar (me gustaría con la misma fuerza que el Abuelo) diferente y tener el valor de decirlo dentro de una comunidad…
Por supuesto, no fui admitida, porque según las altas esferas, quería mejorar la situación de las hermanas “legas”; eso era subversivo.
Creo de todo corazón, que no hay otro camino de fidelidad a: La Buena Noticia, que lo que el Abuelo presentó.
¡¡¡Gracias Salvador y Oscar!!!
Una hermosa labor de fidelidad y deseo de volver a repensar el Proyecto de Vida del Galileo.
mª pilar
Debo confesar, honradamente, que no había leido la HISTORIA ( que a mí me parece absolutamente real) que se nos cuenta aquí.
Es dramáticamente preciosa y no puedo menos que expresar mi admiración por ” el abuelo”, y no menos por ” la abuela”.
Si hubiera leido la historia antes de escribir mi comentario, no hubiera mezclado churras con merinas. Cada cosa requiere su lugar y cada situación requiere su JUSTICIA.
Quedo impresionado ante tanta valentía, tanta FIDELIDAD ( de FE entre el abuelo y la abuela) y ante tanto amor que muestra la ” lectora” Teófila.
Mi agradecimiento a Oscar ( o a quien corresponda) por compartir tan bellísima historia de COMPROMISO SOCIAL.
Por explicar de alguna manera mis sentimientos al terminar de leerlo, diré que me he sentido tan insignificante ante semejante compromiso de vida, como cuando me asombro a la vista del Mar Cantábrico durante una galerna.
Me anima a mejorar y enfrentarme con más ímpetu ante las injusticias.
Abrazotes ( mañana le regalaré una rosa a nuestra colavoradora ” indígena” ( en este caso de padre indígena y madre blanca)
No le explicaré el motivo y no creo que lea en ATRIO.
Hola!
He vivido por dentro el Sistema eclesiástico.
Habrá gente buena dentro del Sistema ¿quién lo duda?
O, más bien: “in-genua”; e.d. “aun no nacida”
He visto la opresión del Sistema eclesiástico.
Pero lo que más he visto es el Grito de vida naciente
al salir del Sistema: “Trampa Gatoparda”.
Son ingenuas y gatopardas las Propuestas de “Nueva Evangelización”
¡Ingenuas y gatopardas!
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– “Mi abuelo captó de inmediato que aquellas instrucciones respondían a una estrategia para mantenerlo controlado y obtener referencias escritas sobre sus extrañas ideas”-
– “Aportó un esquema. Decía lo siguiente:
Para una acción evangelizadora en Latinoamérica:
A.- Si el propósito de la actividad conlleva seguir tolerando el genocidio y el expolio del continente, no se modifique nada. Lo que se está haciendo es un procedimiento eficaz.
B.- Si, por el contrario, se quiere llevar la Buena Noticia a los pobres, sugiero:
1. Invalidar la religión de los blancos.
2. Ser uno más de la Gente del lugar [“donde fueres, haz lo que vieres” Sancho Panza]
3. Exigir:
– devolver lo robado.
– indemnizar por asesinados, muertos, deportados y desaparecidos.
– indemnizar por los daños personales, psicológicos, económicos y sociales.
– devolver en ayuda técnica, tecnológica, formativa y organizativa.
– favorecer ese desarrollo y eliminar los impedimentos.
4. Praxis de un modelo alternativo de sociedad: igual, justa y la libre”
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Nota especial para Sarri:
1º)
* Tienes razón en “Pensar breve”.
* No la tienes en “Pensar críptico”; puedes ser “bruto”.
2º)
Es ingenuo quien empieza Interpretando
* desde el Texto.
(eso ya lo hacen los teólogos y exégetas al uso universitario)
3º)
Sortea la ingenuidad quien empieza Interpretando
* su propia vida: su Experiencia, y de la que da Testimonio.
(eso es lo que intentamos algunos, aunque a veces nos salgo un poco largo.
Si te molesta ¡perdón por ello! No hay mala intención. ¡Pon tu ayuda!)
El Evangelio es vida, por eso se lleva muy bien con quienes a veces muriendo, dignificaron la vida…arriba Pepe…y vamos todavía Oscar.- Gabriel
Y ” cada loco con su tema”… aprovecho la historiuca de Oscar para colar la mía: ( que ya colé en otra ocasión del ATRIO de hace años. No me hicieron mucho caso y tampoco tengo esperanzas de que me lo hagan en ésta ocasión. Sólo espero que no me sigan llamando ” abuelo Cebolleta” ; porque tengo muy mala hostia y no respondo de mis respuestas. ¡¡ Toma redundancia !!…)
http://www.nodo50.org/republicanos/memoria/mem_002.htm
Vayamos todavía, pero , a ser posible, vayamos por donde pisa el buey, no por donde cagan las golondrinas.
Hola!
“Sólo están lejos las cosas / que no sabemos mirar”(Atahualpa Yupanqui)
Cargo en mis espaldas la mochila de mi vida: pasada;
Su dignidad verticaliza e inclina hacia adelante: mi futuro.
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– “Mi abuelo fue, ante todo, un hombre coherente hasta la desmesura.
No falló en su lealtad consigo mismo y con sus propias convicciones.
Nunca se adaptó a la horma con que se moldean las mentes irreflexivas.
Su vida, sus reacciones, sus actitudes no respondían a clichés preconcebidos.
Emanaban inesperadas del principio vital que conformaba su personalidad.
Su manera de ser le ocasionó serios problemas.
El choque entre el hombre inconforme y la resistencia a lo nuevo por parte de la inteligencia uniformada resultó inevitable”-
– “A mi abuelo lo dieron por muerto después de propinarle una tremenda paliza que lo dejó desfigurado.
Lo tiraron por un terraplén con un disparo que le entró por la espalda y le salió por el hombro y otros dos en una pierna.
A la mañana siguiente mi abuela lo encontró inconsciente y en un estado lamentable.
Confeccionó unas parihuelas, tomó comida y agua, y lo llevó a su poblado arrastrando la camilla durante varios días.”-
– “El abuelo no tendría otra casa que la choza de mi abuela donde nació el hijo que ambos tuvieron, mi padre”-
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Encierra esta mochila: un Legado
Como La Vida de Jesús: el Libro de Marcos.
El Legado en este Libro en parabólicas Palabras encerrado
Trata de un RESCATE
Como el de la Abuela al curita/abuelo re-negado.
Como el de tantas cariñosas mujeres
Que rescatan y rescataron
A tantos otros curitas a su suerte abandonados.
Como tantos “Chés”, “Ellacurías” y “Romeros”
En libertaria bandera nos rescatan
cuando el ideal de ser buenos nos rescataron.
“Sólo están lejos las cosas / que no sabemos mirar”(Atahualpa Yupanqui)
¿Cómo no ¡seguir yendo! Todavía? – Oscar.
Ni el primer Teófilo ni la segunda Teófila prometen abrir la puerta a ningun curso ni de Marcos ni de Marca. Lo que prometen es alargarse pecando contra la Santa Brevedad, llenando las líneas de novelismo despistante. Con su pan de lo coman.
Bueno si eso es Marcos, aquí te va un pedacito del libro de los Hechos, vos decís que tiene que ver, parece que por ahi, habia algún descendiente de Marcos…
El Dr. Enrique Villanueva Molina (Chile) cuenta en un artículo de Piensachile, el Miércoles 06 de Junio de 2012, cómo los pinochistas herederos de los nazis y fanáticos neoliberales, siguen cometiendo con impunidad legal fechorías en Chile, pues siguen considerando legalmente terroristas a todos los que protestastan, sean líderes indígenas, profesores y alumnos o profesionales y sindicalistas.
http://www.piensachile.com/secciones/opinion/10018-guerra-sucia-ley-antiterrorista-y-montajes-?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Suscripciones%3A+piensachile+%28piensaChile%29
Como vez los que tienen el poder cambian de nombre y de ropa pero no de costumbres…y los desposeídos, resistimos…y seguimos aquella el esquema de acción evangelidora de Marcos…con algunos agregados…y por más que los del poder, han querido, matando, aplastando, genocidiando…no han podido detener el viento…Vamos Oscar todavía…con cariño desde un helado Montevideo…Gabriel