Fernando y Victoria. Un hombre y una mujer. Se quieren. Manifiestan abiertamente esa relación de amor. Es para que todos les felicitemos. Y punto. Lo malo es que ese amor haya tardado más de lo debido en hacerse público por un detalle que debería ser irrelevante: Fernando era obispo. Y, además, importante: tenía la responsabilidad de Caritas para toda América latina y Caribe y le esperaban nuevos peldaños en su carriera eclesiástica.
Lo que ha sucedido en Argentina con el Obispo de la diócesis de Merlo-Moreno, Fernando Bargalló, es paradigmático. Un obispo considerado como bueno y dinámico. Tiene una relación amorosa. Eso no está mal sino bien y seguramente ninguno de los dos involucrados podían, en su interior, considerarlo malo. Pero decidieron mantenerlo en oculto por “importantes exigencias” y amor a otros. Ella por amor a él y él por amor a la comunidad cristiana a la que se había, seguramente con sinceridad, entregado. En esto se equivocaban. Un verdadero amor, si se oculta, se pudre y resulta incapaz de engendrar vida y felicidad. El bien por el que se pensaba poder justificar la ocultación se convierte en mal para la persona amada y para la comunidad. La hipocresía tiende a corromper todo el resto de la vida.
Finalmente la relación entre los dos se hace pública. Las fotos de su cariño, en un encuentro del año pasado, aparecen en todos los medios. La publicidad que ellos no quisieron dar oportuna y discretamente a su amor otros la consiguen con ribetes de escándalo mundial.
Lo más triste es el capítulo siguiente, el del jueves. Un obispo que convoca a los medios a la puerta de su casa para leer un comunicado: “esas imágenes están fuera de contexto; se trata del encuentro fortuito con una amiga de la infancia con la que me une una familiar amistad desde la niñez; he sido imprudente pero sigo comprometido con mi misión pastoral”. ¿Alguien se lo podía creer? ¿Le insinuó esta solución un superior eclesiástico de los acostumbrados a tapar todo con mentiras, “por el bien de la Iglesia”?
Menos mal que la farsa dura poco. El último y definitivo capítulo, la declaración a sus sacerdotes hecha pública ayer mismo, viernes: “efectivamente, estoy unido afectivamente con una mujer y voy a la nunciatura a presentar mi dimisión como obispo”.
Tal vez, Fernando, estas fotos hayan conseguido el objetivo político de quienes las han hecho públicas: que no llegues a ser elegido por el Papa Benedicto XVI para reemplazar a Jorge Bergoglio en el Arzobispado de Buenos Aires, la diócesis más importante de tu país. ¡Hubieses podido llegar a ser cardenal nada menos! ¡Qué vida tan horrorosa! Por cierto, las mismas estratagemas utilizaron contra el obispo Jerónimo Podestá. Sólo que entonces fueron sólo acusaciones falsas. Pero del supuesto fracaso eclesiástico surgió un nuevo tipo de obispo casado, ejemplar y más feliz.
Pero si, como espero, tras tantos años de hipocresía hay alguna raíz humana viva en ti, deja que el amor humano se apodere de tus entrañas, vive en autenticidad tu vida de pareja y orienta tu fidelidad al compromiso cristiano dando otro tipo de testimonio y servicio. ¡Os haréis más bien el uno al otro y haréis más bien a los demás! ¡Qué pena que no hayáis optado por esto, voluntariamente, no forzados, desde el principio! ¡Bienvenido al amor y a la vida!
Perdón, Ludovico, habla usted de la gente “sin preparación ni madurez”, a los que considera como niños.
Pero me atrevo a contestarle que aquí nadie nos chupamos el dedo, y que nos toca respetar la madurez y sentido de responsabilidad de todo el mundo. De hecho en un sistema democrático todos los votos tienen, o deberían tener, el mismo valor. Y a lo mejor somos nosotros, y no los otros, los que nos dejamos influir por prejuicios absurdos.
Usted subraya las razones de orden escriturístico, patrístico e histórico que abogan por el celibato de los ministros del altar y de la predicación. Sea, de acuerdo, si los datos se presentan con el debido rigor y objetividad; pero aquí debe entrar en consideración un factor tan importante como esos: el “aggiornamento” que nos aconseja el Vaticano II y el Papa Juan XXIII, el poner nuestro reloj a la hora del siglo XXI, la voz del pueblo cristiano y de sectores del episcopado y del clero.
Por lo que dice Pepe y comenta Ana…
La teoría que tendría más peso, es la que señala al intendente de Merlo (localidad de la provincia de Buenos Aires) como el responsable de la tarea de seguimiento y espionaje hacia Bargalló. La disputa entre ambos es pública desde hace varios años.
Pepe, la señora, está divorciada. Yo pienso que quien ha hecho de detective tenía otros intereses, y sospecho que era de los suyos.
Es cierto que a nivel internacional ha producido más escándalo lo sexual (como siempre), que el que llevase la vida de lujo que llevaba siendo el presidente de Cáritas de América Latina. Esto sí que es un escándalo. Este hombre anda desnortanado totalmente.
Ludovico: con fecha 5 de diciembre dee 2011 puede usted encontrar en los archivos de Atrio un hilo titulado ” Celibato o Sexualidad errática” en el que se presenta un estudio de la sexualidad en el clero español. También hay algunos estudios hechos en USA y quizá alguno más que desconocemos, porque parecee ser que este no es un tema que se airee mucho.
Le sugiero que dé una vuelta por ese tema y tome conciencia de cómo está el celibato en la iglesia catçolica.
¿ Alguien sabe si la ” señora amante de la infancia” estaba casada?
Se podría tener un poquito de misericordia hacia el pòsible esposo ( quizás padre de los de verdad?) y se podría pensar que fuese el propio ” cornudo” quien filtrase las fotos tomadas hace meses.
De cualquiere forma, que el Presidente de Caritas se gaste el dinero de semejante forma deja perfectamente claro que mi desconfianza hacia los ” protectores de los pobres” están perfectamente documentadas, una vez más.
Ya hay precedentes de maridos ” corneados” que sacaron fotos y vídeos de sus esposas liadísimas con el párroco correspondiente. Y casi lo negaban después de ser pillados in franganti:
“” no es lo que parece “”…
Joder !!! vaya que sí es lo que parece y muchísimo peor.
Honorio, el escándalo al que me refiero es al de la doble moral: predicar una cosa y practicar otra. Predicar el celibato a sus aspirantes al sacerdocio y romper ese compromiso. Es el escándalo de Jesus a propósito de los niños. Donde por niño entiendo yo no los preadolescentes, sino la gente sin preparación ni madurez.En alguna ocasión he contado aquí cómo aprovechan los medios de comunicación esa noticia justamente por el estrépito, ruido o escándalo. Comprenderá Honorio que a mí que un obispo se enamore como cualquier mortal no me produce ningún escándalo ni tiembla mi fe. Él sexo, reconozcámoslo o no, es materia muy sensible en la plaza pública.
Objetivamente me parece mucho más degradante y vergonzoso que el representante de los pobres, por llamarlo así, el presidente de Caritas latinoamericana, derroche el dinero en un hotel de lujo, tras un viaje carísimo. aunque todo ello lo pague la otra parte.
No vinculo el enamoramiento de Bargalló con el celibato. Pudiera haber estado casado y enamorarse perdidamente de otra mujer. Tampoco he estudiado con detenimiento la historia del celibato en Occidente. Aunque participo del criterio expresado reiteradamente por la Santa Sede, al que veo fundamento escriturístico, patrístico e histórico (de la Iglesia). Evidentemente no hay razones genéticas ni neuronales (cerebrales) para la limitación del sacerdocio a los varones célibes.
He conocido profesoras de religión en un colegio extranjero donde enseñaba mi mujer que son teólogas y
pastoras. Hemos intercambiado cenas, apuntes y libros. Mostraban un extraordinario equilibrio, aunque con un punto de odio al catolicismo, lastre de la Reforma y resaltado por su origen bávaro. ¿Por nque no en el catolicismo, me preguntaba yo? Y volvía a las fuentes.
Por supuesto no olvido que la pederastia ha sido un cáncer que ha corroído la entraña de la Iglesia. ^Por el daño producido y por el escándalo que le acompaña.
El obispo argentino Fernando Bargalló, ¿víctima o villano?
Me pregunto en alta voz qué habría pasado con la relación amorosa más o menos “oculta” o secreta mantenida entre el obispo argentino Fernando Bargalló y la mesonera, también argentina, María de las Victorias, de no haber sido publicadas esas fotografías “comprometedoras” que muestran a la pareja en actitud de arrumacos en una playa de la costa mexicana. ¿Habrían hecho público su romance?, ¿lo habrían mantenido en secreto aún más tiempo?
No quiero juzgar, ni debo: innúmeras relaciones amorosas se dan, más o menos ocultas, clandestinas, en el seno de la Iglesia católica; quiero decir, entre célibes y religiosos obligados por el voto de castidad y seglares, también exhortados a vivir la castidad según su estado, pero no “formalmente”, digámoslo así, obligados a ser castos. Cómo no se darían, ¿suprimiendo el celibato, mejor, otorgándole categoría o dimensión de “optativo”? Me creo que no; sería mejor, me parece, incrementando la vida de oración, la piedad sacramental, la ascesis, el sentido del pudor, el aprecio por la pureza… Reconozco que serían -y de hecho son- medidas contrarias a la liberalidad pansexualista predominante, pero aun así creo que la solución a tantos problemas de escándalo sexual que salpica la Iglesia católica, pasaría por lo que apunto.
Por lo demás y aunque el gesto haya venido luego de la publicación internacional de esas fotos suyas y de la señora María de las Victorias, y aun después de haber querido el propio prelado argentino haber querido quitar hierro al asunto, honra al obispo argentino el reconocimiento de que mantiene una relación amorosa con una compatriota suya: relación “completa”, me figuro -ni pretendo el morbo ni inmiscuirme en las alcobas ajenas-, pues no creo que hayan compartido mesa, mantel, caros vinos y habitaciones de hotel para poner la guinda de jugar al parchís o platicar sobre los problemas patrios. Pero repito que ello ni me extraña ni me incumbe: la felicidad de querer compartir el amor, si es que es amor y ellos lo desean compartir, es de ellos. Ellos son los ministros de su amor. Ante Dios, la Iglesia universal, sus íntimos; ante quien sea.
He dicho que lo honra porque en la Iglesia católica, más allá de consideraciones sobre la legitimidad evangélica del celibato, sobre la conveniencia pastoral de mantenerlo o potenciarlo o moderarlo, etcétera, la sexualidad humana ha sido un constante quebradero de cabeza; también, un suplicio; asimismo, fuente de alucinantes complejos de culpa, miedo, represión, hipocresía…
Dicho con palabras confío en que más gráficas y no sé si algo ofensivas o molestas para algunos: en la Iglesia católica lo normal ha sido -y sigue siendo- encontrarse con eclesiásticos que “por supuesto, nunca han roto un plato”. Puros hasta casi ser angelicales, ni una fantasía sexual, ni una mirada, ni un acudir a playas nudistas, ni una masturbación, ni un acto de fornicación -este término es duro, terrible, pero bueno…-… solo que es muy difícil creer que han sido en efecto todos así. Algunos habrá, desde luego -el número de estos lo debe saber solo Dios, obvio, no me incumbe pretender el imposible de adivinarlo- que han sido y son más puros por castos que el mismísimo san Luis Gonzaga, según las hagiografías cuentan del santo italiano, patrón de la juventud mundial y tocayo mío, permítaseme la familiar confianza.
Por su parte monseñor Bargalló, o simplemente Fernando, o D. Fernando, como él prefiera -creo que no tengo ningún derecho a llamarlo en plan mofa Bergallí, como ya hacen algunos, por no perdonarle su “desliz”, jugando con el vocablo verga: a buen entendedor…-, ha tenido el arrojo de sentirse “uno más”, un ciudadano más de carne y hueso, un pecador más y, yendo más allá de sus honores episcopales, de la “grandeza” honorífica de su condición de obispo -y además de los responsabilizados de cargos importantes en el episcopado argentino y aun latinoamericano-, reconoce que es de carne y hueso y que por ende siente, desea, padece, ríe, llora, ama, cela…
La empresa del amor humano no es un camino de rosas, y él debe saberlo. Pero con todo, su gesto de reconocer que mantiene esa relación con su compatriota María de las Victorias -ignoro desde cuándo, ignoro cuánto de auténtica o no…- al menos lo humaniza. Desde luego, habrá católicos que sostengan que su caso hace mucho daño a la Iglesia universal, y que además puede servir de carnaza fácil a no pocos que, como agazapados siempre, están al acecho de cualquiera de estas noticias de escándalos sexuales protagonizados por clérigos -mucho más si el clérigo puesto en la picota es un obispo, o un cardenal, un “pez gordo” eclesial- para lanzar enseguida dardos envenenados contra la Iglesia católica. Podría ser que sí, en efecto.
Sin embargo, insisto: no pretendo usar el caso Fernando Bargalló para arremeter contra el celibato -el propio Pedro Casaldáliga, obispo “avanzado” donde los haya, lo tiene en alta estima, claro que el catalán es religioso claretiano además…-, sino más bien reconocer que no es, humanamente hablando, nada fácil salir a la palestra de la opinión pública, que hoy día enseguida, en unos segundos, minutos, se hace internacional, a reconocer que se es humano, que se es pecador, sobre todo en materia de sexualidad humana, puesto que la sexualidad humana sigue siendo un asunto peliagudo en no pocos ambientes de iglesia católicos; casi o sin casi un tema tabú.
Perdón, se me ha escapado una errata de imprenta donde digo “no respeto los derechos de la mujer” quiero decir que para mí el escándalo es que ese obispo no respete los derechos de la mujer a la que ama o ha amado…
Hola, Ludovico, encantado de retomar nuestros diálogos y debates…No sé a qué escándalo te refieres cuando hablas del caso que nos ocupa. A lo mejor el escándalo lo ves en que la iglesia se empeñe en mantener contra viento y marea la norma del celibato, tan criticada y rechazada por buena parte de los creyentes católicos. Si lees algún título o hilo publicado aquí, podrás comprobar hasta qué punto el clero es fiel e infiel a su pretendido compromiso del celibato. O sea que no te rasgues las vestiduras, por favor; esas cosas pasan todos los días y en todos los continentes, sobre todo en Roma y en el Vaticano…Pero se mantienen discretamente tapadas, y según tú por eso los fieles no se escandalizan. Peero algunos fieles sí que nos escandalizamos…
Yo aplaudo por mi parte el uso que ese obispo ha hecho de su libertad, el que haya obedecido los impulsos del amor y de la naturaleza, y haya desobedecido una ley que a mi entender es un invento humano que los primeros que no lo cumplen son los que más empeño ponen en que los demás lo cumplan.
Otra cosa es que ese señor que ha llegado a amar a una mujer haga honor a las obligaciones que este amor y estos hechos le suponen. Para mí el escándalo sería exactamente ese, que no respeto los derechos de esa mujer.
Pero su gesto de pasar por encima de una ley que considero trasnochada e inútil me parece una denuncia justa y bien merecida. Y ese es el escándalo, que la Iglesia siga manteniendose erre que erre en una norma que a mi entender lesiona gravemente los derechos humanos.
O sea que, si te apetece, ya tenemos otro tema para discutir…
Ha caído en mis manos un comentario sobre el documento preparatorio de un próximo sinodo, allá por Octubre/2012, elaborado a partir de comentarios de obispos de todo el mundo. En el se dice algo que viene a cuento: “la nueva evangelización pasa , ante todo y sobre todo, por la ejemplaridad de las conductas de los cristianos, empezando por el Papa y terminando en el último monaguillo”. Para no repetirme me sum0 a los comentarios de Ana, A. Vicedo, Hector y demás partícipes en este hilo.
Pero el documento mencionado dice muchas mas cosas. Pone de manifiesto, por ejemplo, la alarma existente entre la jerarquía católica,… ante la apostasía silenciosa de un número cada vez mayor de fieles que se van apartando de la práctica religiosa. Los tiempos cambian y, al parecer, estamos inmersos en una serie de transformaciones sociales y culturales que modifican profundamente la percepción que la persona tiene de si misma y del mundo. ¿Cómo no va a tener esto consecuencias en su forma de creer en Dios?.
También se señala que para hacer inteligible el mensaje de la Iglesia Católica sería preciso no obsesionarse con las pajitas en ojos ajenos,(v.g. consumismo, hedonismo, relativismo, nihilismo cultural, fervor idólatra hacia la ciencia y la tecnología, etc.), para fijarse mucho mas en las vigas de los ojos propios (v.g. burocratización de las estructuras eclesiásticas, formalismo exasperante en las celebraciones litúrgicas, ritos horriblemente rutinarios, etc.). Aceptado esto, los debates y reflexiones de los obispos habrían de centrarse en dar una respuesta adecuada y convincente a los desafíos económicos, políticos y religiosos del momento. Seguro que nos reconquistarían a muchos de los “apóstatas”!!. Si se siguen conformando con administrar la fe pasiva o tibia del circulito de teóricos creyentes, se van a quedar mas solos que la una. ¿Seguirán dejando en manos de su dios, tan tranquilos, la superación de las dificultades en la transmisión del mensaje evangélico?.
Da la impresión de estar ante un problema que se conoce muy bien. ¿Por qué no se soluciona?. Esa parece ser la pregunta del millón. Una pena que solo pueda aportar mi miserable centimito para intentar resolverlo.
La noticia, la novela amorosa, el escándalo, las mentiras, las contradicciones: todo ello muy circunstancial. Los medios saben explotarlo muy bien. Detrás de todo eso queda una realidad muy angustiosa que no se puede perder de vista y es la que hay que analizar a fondo ¿verdad?
¿En nombre de qué ´dios´ se le puede imponer a nadie renunciar al amor para servir a ese ´dios’?. Por otra parte se dice que ‘dios’ es amor, la fuente de todo amor y creador del amor. Decimos montones de cosas de ‘dios’ a quien nadie nunca ha visto y al que solos se llega a través de una revelación que nadie entiende. ¡Cuidado¡ Esa revelación viene avalada por ese mismo ´dios’. Eso faltaba.
Puestos ahí, ya no nos extraña nada. La revelación pasa a una institución exclusiva y única, que con esa arma en sus manos manda, ordena, controla, somete, castiga impunemente. ¿Qué vamos a esperar entonces?: la noticia, la novela amorosa, el escándalo, las mentiras, las contradicciones. Vayamos al fondo de todo ellos que nos queda mucho camino por andar.
Lo dice alguien que lo ha visto y lo ha vivido muy de cerca. Yo me quedo con lo que vemos y vivimos cada día y que nos llega de todo el mundo. Desde Etiopía, Siria, Egipto, desde las familias de los mineros del norte de España. Cada vez nos va faltando menos para darnos cuenta que es la misma voz clara y serena del Galileo que nos invita a todos a enfrascarnos en la justicia social, sin nadie que nos lleve de la mano. Su voz se oye cada día más clara en en las voces de montones de gente que salen a la calle pidiendo justicia e igualdad para todos. No busquéis mi reino ni en templos, ni en jerarquías, ni en el poder de los más fuertes: “Mi reino está en medio de vosotros”.
Abrazos para todos Héctor
Decía san Pablo que más vale casarse que abrasarse. O como los predicadores de antaño que citaban la Vulgata y nos servía de ejercicio de latín a los bachilleres “nubi quam uri”. Desde niño, me han condicionado las palabras de Cristo contra el que escandalizare. ¿Qué le costaba al obispo pedir dispensa, presentar su dimisión y unirse a la mujer que amaba? Si no quería pasar por lo que en su opinión pudiera ser una humillación, hubiera sido menos doloroso para la Iglesia dar un portazo desde el primer momento.
Objetivamente el daño ha sido inmenso. Hipocresía y doble moral, mentira, befa de los pobres a los que decía representar…
En lo demás, estoy plenamente de acuerdo en lo que comentas, AD. (No conozco a fondo el caso Podestá.)
-En varios comentarios de prensa en la que se presentaba esta noticia como escándalo a causa de la mutua afectividad de la pareja, he intentado hacer una llamada al equilibrio crítico, rebajando la crítica a lo amoroso y afectivo de pareja y elevandola a lo de lujos y despilfarros desde la perspectiva de Cáritas y su admirable carga asistencial a tantas necesidades.
Lo de de la excusa justificativa, me sonaba a ficción más o menos forzada, dada la situación de Fernando sin aclararse con lo del celibato. Ahora parece que las cosas se aclaran aunque con la pesada losa de haber pasado por la hipocresía del disimulo falso.
A lo que expone maravillosamente, ente Antonio sobre la actitud de amor en pareja que no tenía por qué soportar ocultaciones ni retrasos para bien de personas e instituciones, añado la valoración de ana que hago mía para no tener que abundar en razones:
“-¿Cómo se le ocurre negarlo en esa declaración a la puerta de su casa y decir que había sido casual? Si es que son como niños.
Se van aclarando situaciones. Buena señal. Vivir el celibato clerical como una represión es malo para la salud del interesado y de la comunidad. Y ya que la Autoridad se niega a cambiar el derecho canónico en ese punto, es lógico que de una u otra manera se vaya contrariando esa ley. El miedo al escándalo y a la presión social obliga a muchos a ocultar esa irregularidad, pero con el tiempo y con la frecuencia de casos similares. el celibato será una opción buena para quien libremente quiera vivirla.
…. “¿Quién nos apartará del amor del Mesías? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? [36] Como dice el texto: Por tu causa estamos a la muerte todo el día, nos tratan como a ovejas de matanza. [37] En todas esas circunstancias vencemos de sobra gracias al que nos amó. [38] Estoy persuadido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni potestades, ni presente ni futuro, ni poderes [39] ni altura ni hondura, ni criatura alguna nos podrá separar del amor de Dios manifestado en el Mesías Jesús Señor nuestro.” Rom 8,35-39
Tú lo dices todo, Antonio, has fastidiado una bonita historia de amor, como lo son todas las historias de amor. Las declaraciones en la puerta de su casa han resultado ser más perniciosas que la propia relación amorosa, y, si como dicen las noticias, llevaban una vida ostentosa en los hoteles y restaurantes donde pasaban sus vacaciones, le desacreditan totalmente, siendo como era, el presidente de Cáritas.
Un obispo mintiendo, despilfarrando un dinero que dicen era ella la que costeaba esos gastos, y viviendo a escondidas, es decir con engaño a su comunidad, dicen poco a favor de este hombre.
Por otra parte, el dichoso celibato pone en estas situaciones límite a estos hombres atados por ese compromiso antinatural.
Finalmente, había intereses por parte de alguien de que estallase esta doble vida en forma de escándalo universal, no como algo que quedase en casa. ¡Qué ingenuos! les seguían los pasos en todo momento, los aviones que cogieron, las características del hotel, los carísimos vinos que bebían, el coche que alquilaron, las excursines, el regreso en el mismo avión, pero como si no se conocieran, ¿Cómo se le ocurre negarlo en esa declaración a la puerta de su casa y decir que había sido casual? Si es que son como niños…