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Las patologías de la democracia (2/2)

Continuación del artículo publicado el 11 de Abril

Otra patología es poner en práctica o proyectar la paranoia en los otros. Gobiernos obsesivos, de recaptación injusta e inmoral, con miedo a perder el sillón de poder, para obtener a cambio orden, control y gran obediencia ciega a las normas. Y todo demostrado lógicamente y en nombre de la verdad: las estadísticas, la gran argumentación de la evaluación, de la lógica del Estado de Derecho fáctico y sobre todo de un “buen” gobierno.

Como ejemplo de lo anterior están las normas de conducir y sus mecanismos de control. Máquinas de fotografiar, radares, multas sin sentido o represivas. No existen normas para madurar sino personas en función de las normas estrictamente literales sin comprensión. ¿Es que una máquina tiene sentimientos o criterio para comprender una situación de emergencia? Con esto no quito importancia a las normas como regulación en pro de la salud pública, pero los hechos por desgracia no siempre van por este camino.

Otro mecanismo patológico de la democracia fáctica es la negación. Negar la realidad o no hacerse responsable de ella. Negar una democracia que no existe puesto que es partitocràcia, se toma como ideal y punto de partida. Y eso es una desconexión con la realidad. Y no por los escritos o la ley sino por el que tiene el poder, las leyes, en la mano. Y esta mano depende del nivel de madurez anímica para saber aplicarlas.

Si queremos una verdadera democracia o algo que se le asemeje, es preciso reforzar, empujar a todo nivel el sistema de instrucción o enseñanza. Pero desgraciadamente los recortes a nivel escolar son el ejemplo de la gran miopía de los gobernantes. Patología grave el quedarse a un nivel de consciencia mítica o mágica o de sumisión total o cociente intelectual bajo, que no permite ver el futuro y la evolución. Se niega la realidad convenciéndose uno de que el nivel en que nos encontramos es razonable y óptimo.

Y así veríamos otras patologías: Histrionismo, narcisismo, autismos colectivos o grupales.

¿Qué terapia es la adecuada para estas patologías? Ciertamente, no lo son tanto las conductales-cognitivas, que serían más adaptivas a lo que hay, sino mejor apostar por las que permiten expresar libremente a quien las adolece, el propio pensamiento, las propis emociones, el propio deseo. Y además sabiendo que se le escucha y se le respeta. Estas terapias no se operan porque piden demasiado tiempo. Y de aquí aparece otra patología: la inmediatez, la falta de espera, la incontinencia. La dificultad de postergar una satisfacción. Y ante eso se impone medicalizar los fenómenos o las dificultades humanas de la vida cotidiana. Como la timidez, la hiperactividad, la rebeldía, entre otras.

Otra terapia sería el silencio. Pero ¿quién aguanta el silencio puesto que sale la rabia o el sentido común, esa voz constructiva y crítica? En su lugar hay que acallarla con mucha música, ruido y no digamos consumir de todo para no digerir nada.

Mucha información significa no informar ya que pide escoger, escoger pide pensar, y penar pide un criterio propio y un criterio propio pide silencio. Y los representantes de la democracia van contra todo eso. Y esta democracia real, patológica y patógena, es lo que hay por el momento.

La terapia tendría que poder ayudar a ser persones coherentes y radicales. Y la democracia o partitocracia no lo quiere como todo poder totalitario o dictatorial. La intolerancia hacia el otro es en el fondo la angustia de saber que no se tiene la razón o el miedo a perder el poder.

Y si las patologías de la democracia hacen que la juventud no crea, no se entusiasme, no se rebele, no grite sino que sea pasiva en nombre de la tecnología y el progreso material, entonces el diagnóstico es muy grave: una depresión profunda que tiende a la propia muerte.

¿Habrá salida? Será preciso recorrer a la resiliencia, a la esperanza, pulsiones fuertes que están en todo ser humano.

6 comentarios

  • Gracias Jaume.
    Después del Concilio se suscitó una amplia polémica en torno al problema de la DEMOCRATIZACION de la Iglesia. De acuerdo con todo lo que llevamos dicho, no se puede introducir en la Iglesia la soberanía del pueblo o el principio de la mayoría. En la iglesia no decide la opinión de la mayoría, sino el Evangelio de Jesucristo. El que ha elegido a los Doce NO HA SIDO EL PUEBLO. La institución no puede ser cambiada por el pueblo.
    Lucho

     

  • Jaume PATUEL

    Para Luis,
    No creo que en Cuba haya democracia por las noticias que siempre han lleg ado.
    Ahora bien, mis reflexiones iban por lo que vivimos ahora y hace en tiempo en Europa y en España. No intento abarcar más puesto que no se puede. Lo concreto es aquí.  Si escribera desde Perú ciertamte sería otra reflexión.
    Como decía Churchil: La democracia és el mal menor, no el ideal. 
    Pero qué mal se entiende la democracia que és partito(s)cracia.
    Y mal vamos cuando la democracia está organizada por los poderes !!!!! Se camufla la realidad del pueblo.
    Y sólo se conoce la opinión publicada, no la opinión del pueblo.
    Gracias por leerme que empuja a reflexionar más, no a especular.  

  • Gabriel Sánchez

    En la democracia…el poder lo tiene el pueblo, en los constructos que el sistema ha implementado manipulando constituciones o aprobando legislaciones, lo que existe es liza y llanamente el despojo de la soberanía del pueblo, para entregarse a un montón de tecnócratas,  y la pobreza existe no por la democracia, sino porque la riqueza que genera el trabajo humano, se los lleva, despojando al trabajador, la renta del capital, obviamente como decía Carlitos, mi amigo judío… Esto lleva en si la semilla de la propia destrucción… entre otras razones por la razón del artillero, al acumular capital, la renta es tan grande que todos los recursos del planeta no bastan…y esto esta marcando que cuando las concertaciones artificiales se acaben, como la emisión de dinero sin respaldo y la existencia de dinero electrónico que en realidad nadie sabe donde esta y la insurrección de la clase trabajadora (esto incluye a los jóvenes estudiantes o no empleado o no, a los desempleados sean jóvenes o no y a los jubilados) que por suerte están tomando las calles de Europa y Estados Unidos, aunque a veces los medios masivos de comunicación global lo ocultan, se ira completando el desmoronamiento, junto al el emerger de una economía emergente…jejeje, estatal y nacionalizadora, fijensen que la lista de países nacionalizadores esta creciendo.- Por ahí va el cambio.- Gabriel

  • Una pregunta para Jaume: ¿existe  Democracia en Cuba? en el supuesto de que no, ¿en que país del mundo existe la autentica Democracia donde no exista la pobreza?.
    Por favor, las  respuestas deben ser concretas.
    Un abrazo desde el Perú.

  • Pascual

    Puse antes algo, y a lo mejor he incurrido en un fuera de juego. Hay que lamentarlo .Ahora Jaume y Atrio me disculparán por incluir aquí mi síntesis de los dos artículos, para mi uso privado.

     
                                              Tomado de  Jaume Patuel,
    “Cualquier gobierno es un gobierno limitado por el solo hecho de estar constituido por seres humanos. Es un hecho. Pero un hecho que no se acepta. Y entonces se habla del Estado de Derecho. ¿De cuál Derecho, me pregunto?
    Este es el nuevo dios o ídolo. Y, ¡cuánta sumisión! Además, de la expoliación impuesta. Encontramos la ley del embudo: Lo ancho para mí y lo estrecho para ti. Te exijo a partir del modelo que te he impuesto pero yo seguiré otro ( intereses personales, colectivos o de partidos). Y mientras las masas, la colectividad, que proyectan en el líder o en el partido su superyó, no hacen más que obedecer, acatar y sobre todo no pensar.
    ¿Qué está pasando?
     Es preciso entonces, que aparezcan personas o intelectuales que sean voz profética, de crítica constructiva y de cambio.
    Otra patología es poner en práctica o proyectar la paranoia en los otros. Y todo demostrado lógicamente y en nombre de la verdad.
    Otro mecanismo patológico de la democracia fáctica es la de Negar la realidad o no hacerse responsable de ella.
    Patología grave es el quedarse a un nivel de consciencia mítica o mágica o de sumisión total o cociente intelectual bajo, que no permite ver el futuro y la evolución. Se niega la realidad convenciéndose uno de que el nivel en que nos encontramos es razonable.
    ¿Qué terapia es la adecuada para estas patologías?
     -El silencio. Pero ¿quién aguanta el silencio puesto que sale la rabia o el sentido común, esa voz constructiva y crítica?
    Y esta democracia real, patológica y patógena, es lo que hay por el momento.
    La terapia tendría que poder ayudar a ser persones coherentes y radicales. Y la democracia o partitocracia no lo quiere como todo poder totalitario o dictatorial. Y si las patologías de la democracia hacen que la juventud no crea, no se entusiasme, no se rebele, no grite sino que sea pasiva en nombre de… entonces el diagnóstico es muy grave: una depresión profunda que tiende a la propia muerte”.
     

  • Pascual

    He leido los dos artículos de Jaume y los comentarios al primero. Es una gozada saber que hay gente preocupada pensante, crítica y positiva, desde mi óptica. Estoy con la dinámica de Jaume como días pasados con Ana, y veo que se vislumbran salidas que hay que encontrar forzosamente a este desmadre. Y aplaudo los párrafos, las ideas de “otra terapia el silencio” y “ser persones coherentes y radicales”. sigamos buscando salida de este agujero negro.