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El paso de Dios por América Latina

Agradecemos a Jon Sobrino esta Reflexión para la Cuaresma de 2012 y que nos llega a través del servicio generoso de Eclesalia. Jon es un testigo privilegiado de los profetas asesinados o marginados, de quienes entregaron su vida por haber acogido ese “vientecito” con el que –sin grandes eventos y concentraciones– pasó Dios por ese continente.ATRIO espera con él que no apague el “rescoldo humeante” de Medellín.

CON MEDELLÍN DIOS PASÓ POR AMÉRICA LATINA. ¿CON QUIÉN PASA AHORA?

Reflexión para la Cuaresma 2012

JON SOBRINO, jsobrino@cmr.uca.edu.sv

SAN SALVADOR (EL SALVADOR).

ECLESALIA, 23/02/12.- Los diez años de Medellín (1968) a Puebla (1979) fueron únicos en la época moderna de la Iglesia católica en América Latina. Después comenzó un declive al que Aparecida (2007) quiso poner freno, aunque hasta ahora queda mucho por hacer.

Al hacer este juicio, no nos fijarnos en la iglesia tal como la analizan los sociólogos, sino que nos fijamos en “el paso de Dios”. Sin duda es más difícil de calibrar, pero toca la dimensión más honda de la Iglesia, y al servicio de qué debe estar. En definitiva qué aporta a los seres humanos y al mundo como un todo. Y obviamente hay que preguntarse “qué Dios” es el que pasa por la historia en un momento dado.

Medellín

Fue un salto cualitativo. Irrumpieron los pobres, y en ellos irrumpió Dios. Fue un hecho fundante que penetró en la fe de muchos y configuró a la Iglesia.

Sorprendentemente, para la asamblea de obispos la prioridad no la tuvo la Iglesia en sí misma, sino el mundo de pobres y víctimas, es decir la creación de Dios. Sus primeras palabras proclaman la realidad del continente: “una pobreza masiva producto de la injusticia”. Los obispos actuaron, ante todo, como seres humanos, y dejaron hablar a la realidad que clamaba al cielo. Son los clamores que Dios escuchó en el éxodo, le hicieron salir de sí mismo y entró decididamente en la historia. De igual modo, con Medellín Dios entró en la historia latinoamericana.

Desde esa irrupción de los pobres, y de Dios en ellos, Medellín pensó qué es ser Iglesia, cuál es su identidad y misión fundamental, y cuál debe ser su modo de estar en un mundo de pobres. La respuesta fue “una iglesia de los pobres”, semejante a la ilusión que tuvo Juan XXIII y el cardenal Lercaro. En el concilio no prosperó, en Medellín sí. La Iglesia sintió compasión por los oprimidos y decidió trabajar por su liberación. Por muchos, con mayor o menor conciencia explícita, fue acogida como bendición. Por otros, fue percibida, con razón, como grave peligro.

Muy pronto reaccionó el poder. En 1968 Nelson Rockefeller escribió un informe sobre lo que estaba ocurriendo, y esa Iglesia, nueva y peligrosa, tenía que ser debilitada y frenada, y lo mismo ocurrió al comienzo de la administración Reagan. Oligarquías con el capital, ejércitos, escuadrones de la muerte, desencadenaron una persecución contra la Iglesia, desconocida en la historia de América Latina. La persecución, y el mantenerse firme en ella, dejó en claro lo novedoso y evangélico que estaba ocurriendo: la Iglesia de Medellín estaba con el pueblo pobre y perseguido, y corrió su misma suerte. Miles fueron asesinados, entre ellos media docena de obispos, decenas de sacerdotes, religiosos y religiosas, y multitud de laicos, mujeres y varones. Con limitaciones, errores y pecados, era una Iglesia mucho más casta que meretriz, mucho más evangélica que mundana.

Al interior de la Iglesia católica, Pablo VI propició y animó esta nueva Iglesia, pero altos personeros de la curia romana, y de otras curias locales, la descualificaron, trataron mal e injustamente a sus representantes señeros, también a obispos, y diseñaron una iglesia alternativa, diferente y aun contraria, más devocional, intimista, de movimientos, sumisos a y defensores de la jerarquía. Y lo que había que evitar era que la Iglesia volviese a entrar en conflicto con los poderosos. La iglesia popular, nacida alrededor de Medellín, creyente y lúcida, de comunidades de base, que vivía la pobreza del continente, sufrió la doble persecución del mundo opresor, y, con alguna frecuencia, de la propia iglesia.

Una Iglesia así fue testigo y seguidora de Jesús de Nazaret. Encarnada, defensora y compañera de los pobres, cargaba con la cruz y con frecuencia moría en ella. Anunció una Buena Noticia como Jesús en la sinagoga de Nazaret. Tuvo sus “doce apóstoles”, los Padres de la iglesia latinoamericana con don Hélder Camara uno de los pioneros, con Enrique Angelelli, don Sergio Mendez Arceo, Leonidas Proaño, con monseñor Romero, pastor y mártir del continente, y otros. Llegó a ser ekklesia, en la que mujeres y varones, religiosas y laicos, latinoamericanos y venidos de fuera, llegaron a formar cuerpo eclesial, una gran comunidad de vida y misión. Entre los de casa y los de lejos se generó una solidaridad nunca vista: se llevaban mutuamente. Creció la esperanza y el gozo. Y del amor de los mártires nació una brisa de resurrección, ajena a toda alienación, que volvía a remitir a la historia para vivir en ella como resucitados.

En esa Iglesia soplaba el Espíritu, el espíritu de Jesús y el espíritu de los pobres. Ese espíritu inspiraba oración, liturgia, música, arte. Y también inspiraba homilías proféticas, cartas pastorales lúcidas, textos teológicos de casa, no textos simplemente importados que no habían pasado por el crisol de Medellín.

En el centro de todo estaba el evangelio de Jesús. Lucas 4, 16: “He venido a anunciar la buena noticia a los pobres, a liberar a los cautivos”. Mateo 25, 36-41: “Tuve hambre y me dieron de comer”. Juan 15, 13: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por los hermanos”. Y Jesús de Nazaret, el crucificado resucitado, Hechos 2, 23: “A quien ustedes dieron muerte Dios le devolvió a la vida”.

¿Y ahora?

Encuestas, estudios sociológicos y antropológicos, económicos y políticos, ofrecen datos y suministran explicaciones sobre la Iglesia católica y otras iglesias cristianas. Nos dicen si subimos o bajamos en número y en influjo en la sociedad. Desde esa perspectiva nada tengo que añadir. Y estrictamente hablando, tampoco es mi mayor preocupación cuál será el futuro de lo que llamamos “Iglesia”, aunque en ella he vivido y vivo, y me he acostumbrado a pertenecer a la familia.

Lo que me interesa, y me alegra, es que “Dios pase por este mundo”. Y la razón es sencilla. El mundo está “gravemente enfermo”, decía Ellacuría, “enfermo de muerte”, dice Jean Ziegler. Es decir, necesita salvación y sanación. Por ello, como creyente y como ser humano, deseo que “Dios pase por este mundo”, pues ese paso siempre trae salvación a las personas y al mundo en su conjunto. Tuvimos la dicha de sentir ese paso de Dios con Medellín, con Monseñor Romero, con muchas comunidades populares. Con muchas personas buenas, sencillas en su mayoría. Con una pléyade de mártires. Y también, aunque eso solo se puede sentir “en un difícil acto de fe”, como decía Ellacuría al explicar la salvación que trae el siervo sufriente de Isaías, con el pueblo crucificado.

¿Cómo estamos hoy? Sería cometer un grave error caer en simplismos en cosas tan serias. Sería injusto no ver lo bueno que, de muchas formas, existe en las iglesias. Y sería arrogante no intentar descubrirlo, aunque a veces se esconda tras una corteza que no remite con claridad a Jesús de Nazaret. En cualquier caso, el paso de “Dios” siempre será misterio inescrutable, y sólo de puntillas y con máximo respeto a todos los seres humanos podemos hablar sobre ello. Pero con todas estas cautelas algo se puede decir. Mencionaremos las realidades de los fieles y sus comunidades, pero tenemos en mente sobre todo a las instancias, altas en jerarquía, históricamente muy responsables de lo que ocurre, y a las que no se puede pedir cuenta con eficacia. Con sencillez doy mi visión personal.

De diversas formas abunda el pentecostalismo, como forma de iglesia distante de los problemas reales de vida y muerte de las mayorías, aunque trae ánimo y consuelo a los pobres, lo que no es desdeñar cuando no tienen dónde agarrarse para que su vida tenga sentido –distinta es la situación en clases más acomodadas. Prolifera un gran número de movimientos, docenas de ellos, proliferan los medios de comunicación de las iglesias, emisoras de radio y televisión, sumisos en exceso a ideales y normas que provienen de curias, sin dar sensación de libertad para tomar ellos mismos en sus manos un evangelio que anuncia la buena nueva para los pobres, en forma de justicia, y sin sospechar la necesidad de un estudio, reflexivo, mínimamente científico, de la Palabra de Dios, y en general de la teología que propició el Vaticano II y Medellín. Proliferan devociones de todo tipo, las de antes y las de ahora. Jesús de Nazaret, el que pasó haciendo el bien y murió crucificado, es dejado de lado con facilidad en favor del niño Jesús, sea de Atocha, de Praga, el Dios niño, dicho con gran respeto. Con facilidad se diluye el Jesús recio de Galilea, del Jordán, el profeta de denuncias alrededor del templo de Jerusalén, en favor de devociones, basadas en apariciones con un trasfondo sentimental y melifluo en exceso. Por decirlo con sencillez, la divina providencia puede atraer más que el Padre de Jesús, el Hijo que es Jesús de Nazaret, el Espíritu Santo, que es Señor y dador de vida, y Padre de los pobres como se canta en el himno de Pentecostés.

En su conjunto cuesta hoy encontrar en la Iglesia la libertad de los hijos e hijas de Dios, la libertad ante el poder, que no por ser sagrado deja de ser poder. Se nota excesiva obsecuencia y sumisión hacia todo lo que sea jerarquía, lo que llega a convertirse en miedo paralizante. Desde las instancias de poder eclesial apunta el triunfalismo, y lo que he llamado la pastoral de la apoteosis, multitudinaria, mediática. En muchos seminarios el discurrir y pensar es sustituido por el memorizar. En las reuniones del clero, por lo que sabemos, las preguntas, la discusión y el debate son sustituidas por el silencio. Las cartas pastorales de los años setenta y ochenta –verdadero orgullo de las iglesias, que reverdecen en ocasiones, en Guatemala por ejemplo– son sustituidas por breves mensajes, modosos y comedidos, con argumentos tomados de las últimas encíclicas del papa. El centro institucional no parece estar ya en América Latina, sino en la distante Roma. Todo esto está dicho con respeto.

Cómo será el paso de Dios por América Latina y con quién pasará está por ver, y en definitiva es cosa de Dios. Pero es cosa nuestra anhelarlo, trabajar por ello, y aprender de cómo ocurrió en el pasado alrededor de Medellín.

Bueno es saber y analizar los vaivenes de la membresía y el influjo de las Iglesias en la sociedad. Por lo que dicen los datos, en ambas cosas la Iglesia católica va a menos. Pero más presentes hay que tener las raíces de cuya savia ha vivido el paso de Dios. Y regarla humildemente, con aguas vivas.

Qué le ocurrirá a nuestra iglesia, y a todas las iglesias, está por ver. Mi deseo es que, ocurra lo que ocurra en lo exterior, sea por ponerse al servicio del paso de Dios por este mundo, el Dios de Jesús, compasivo, profeta y crucificado. Y el Dios dador de esperanza.

Estas son preguntas que podemos hacerlas siempre. Pero quizás es bueno hacerlas al comienzo de cuaresma. Este tiempo nos exige reciedumbre para caminar a Jerusalén. Y nos ofrece esperanza de encontrarnos allí con Jesús crucificado y resucitado. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

15 comentarios

  • Santiago

    Gabriel,   gracias por recordarme la frase…esta se me quedó en la mente..y siempre me recuerdo cuando veo a uno de mis hermanos pobres…pues entonces compruebo que es verdad…en ellos esta el carisma de Jesús
    Si, Lorenzo fue diácono del Papa Sixto II que murio decapitado el 6 de Agosto del 258 en tiempos del emperador Valeriano y por orden de el. Cuentan que Sixto en su camino al martirio predijo que Lorenzo correría la misma suerte en 3 dias.
    Como el alcalde de Roma, despues del asesinato de Sixto le pidio al diácono que le llevara las riquezas de la iglesia, Lorenzo pidio 3 días para hacerlo e  invito a todos los pobres y enfermos a quien el mismo socorría a presentarse y al tercer día compareció ante el prefecto y se los presentó diciendo: “Aquí estan los verdaderos tesoros de la iglesia”..Esto le valió un lento martirio. Lorenzo fue quemado vivo en la parrilla el 10 de agosto del 258. Fue enterrado en las catacumbas de Ciriaca. La iglesia romana de San Lorenzo in Panisperna se alza hoy en dia sobre el lugar de su martirio. Desde entonces la iglesia se ha ocupado especialmente de los pobres. Se puede considerar como un don carísmatico donde reside Cristo mismo.  un saludo cordial de Santiago Hernández  

  • ana rodrigo

    Olga, da gusto leerte, y, en concreto me ha encantado tu último comentario de un mundo totalmente deconocido para mí, el de la cultura mapuche.
    A veces nos cebamos en lo negativo que hay por el mundo, que lo hay, ¡vaya si lo hay!, pero de vez en cuando no nos viene mal respirar un poco de aire puro y amable, que también lo hay, y mucho más de lo que creemos. Nos pasa como con la salud, que no la valoramos ni, mucho menos la disfrutamos, hasta que no la perdemos.

  • sarrionandia

    Dios no pasa. Dios está presente y espera la conversión de sus hijos, a la que constantemente los llama desde la conciencia.

  • h.cadarso

    Me interpela y me resulta sugerente el cruce de réplicas entre Riurik y Renobales Scheifler.
    R. Scheifler critica el abuso de la palabra Dios y la palabra Iglesia en el texto de marras. A lo mejor tiene razón.
    Riurik expone su experiencia o su punto de vista de que los nativos sudamericanos han mostrado su hostilidad al marxismo porque ha sido presentado como una filosofía atea. Y también puede que tenga razón.
    ¿ No sería posible conciliar estas dos teorías? De acuerdo con Riurik en que no se puede borrar el concepto de Dios de un plumazo para una etnia o una persona que ha mamado esa filosofía desde tantos siglos atrás.
    Si queremos renovar esa filosofía, ponerla al día, tendremos que echar mano de una pedagogía y respetar unos tiempos y unos ritmos adecuados. “No se ganó Zamora en una hora”. A lo mejor el dios que adoran los indígenas responde a categorías mentales y estadios culturales trasnochados y superados hace miles de años. A lo mejor se trata de un “deus ex machina” que es la forma más elegante de escapar ante el imposible, de justificar nuestra pereza y nuestro retraso técnico y científico…¿yo qué sé?
    Creo que la iglesia católica se ha inquietado por la ruptura del monolitismo  católico como única religión de toda América del Sur y del Centro, que ha provocado la irrupción de las distintas confesiones cristianas desde  Estados Unidos…Y lo cierto es que para un norteamericano la situación normal de la esfera religiosa es la de un pluralismo de los mil colores. Recuerden a mi amigo Walt Withman… Los obispos de Sudamérica y Centro América no deberían preocuparse por eso, me temo que los sudamericanos tampoco se harán problema de esa multiconfesionalidad…
    Pero en fin, lo que importa es que los pueblos progresen hasta un estado del bienestar bien entendido. A partir de una realidad así, la religiosidad se renovará y quizá conoceremos a Dios mejor, si es que precisamos conocerlo, que algunos creen que no hace ni puñetera falta…Pero en fin, haya paz,, que para cuatro días que pasamos en este planeta…

  • mª pilar garcía

    …Olga Larrazabal
    24-Febrero-2012 – 17:37 pm

    ¡¡¡Gracias Olga!!!

    Totalmente de acuerdo:  Ese  es el camino:

    “Amor, respeto, comunión, libertad-repetuosa”

    ¡Gracias un abrazo!

    mª pilar

  • olga Larrazabal

    Queridos amigos:  He tenido algunos contactos con nuestros mapuches, a quienes respeto profundamente, y de los cuales tengo algunas gotas de sangre ya que mi abuela materna era chilena de 400 años.  Hay un grupo de la Pastoral Mapuche, que son católicos.  Tan buenos o malos católicos como el resto. Hay otros, que se han sentido más cobijados y apoyados por los evangélicos, que los han ayudado en ese gran problema que tienen las razas de origen asiático, que es la metabolización del alcohol, y que los europeos han usado concientemente para volverlos adictos y quitarles sus tierras. Y hay otro gran grupo que pertenece a la religión ancestral, que no tiene nada que ver con el mensaje de Jesús, ya que no hay caídas ni redenciones, ni moral de origen semítico, sino equilibrio.  El Cosmos tiene un equilibrio que el mapuche se niega a romper.  Sus machis, que son doctores del cuerpo, estupendos yerbateros, y se comunican con los espíritus en trances, son los que guían al pueblo sobre como evitar romper los equilibrios cósmicos, o lo que tienen que hacer para restaurarlo. Sus templos y lugares sagrados están en los bosque, alrededor del Canelo  que es un árbol y del Rehue, que es un tronco tallado, especie de antena donde la machi puede comunicarse con los espíritus. Como ellos habitan nuestras tierras hace por lo menos 13.000 años han visto glaciares y su derretimiento, han visto explosiones volcánicas y tsunamis, luego hablan de diluvios, que no son los del Medio Oriente ni de Noé, sino son los nuestros, y de otros fenómenos, atribuyéndoselo a fuerzas representadas por grandes serpientes que se enojan, quizás porque el mapuche rompió el equilibrio.  Casi todas las cosas que hacen los europeos, rompen el equilibrio del cosmos mapuche.  Talar árboles, secar las napas subterráneas, contaminar las aguas, acaparar tierras, tener propiedad privada y no compartir etc.  Y a eso se debe la gran confrontación entre las dos culturas, donde ellos llevan todas las de perder.  Pero ellos no quieren ser cristianos, porque el cristianismo inmerso en la cultura europea los violenta, y muchos sacerdotes, no todos, les han prohibido hacer sus ritos animistas, y les han negado sus espíritus y creencias, para reemplazarlas…por otras creencias que los cristianos imponen como certezas a sangre y fuego. Entonces cuando se habla de evangelización en nuestra américa, no hay que ser ingenuos, más valiera ser respetuosos.  Algunos sacerdotes han captado esto y trabajan codo a codo con las machis, dando solamente su amor, sin cosechar bautizos ni fieles, y los defienden ante las autoridades chilenas que tratan de exterminarlos arrinconándolos. Quizás el único modo de que Dios, en forma de bondad y amor, pase por el Walmapu, que es la tierra mapuches, es ayudándolos con educación para que entiendan lo que dice el invasor, y respetando sus creencias ancestrales de donde sacan su dignidad, en un reconocimiento, de que son “un legítimo otro”.  En otras palabras, dando los chilenos  Amor y Bondad.  Asistí a una reunión celebrada bajo el paraguas de la Pastoral Mapuche, donde varios de sus historiadores y monjas mapuches, contaban su experiencia de indignidad, con un señorío y una seriedad impresionante.  En la mañana el Vicario de la Pastoral, que habla perfectamente mapudungun, junto con una Machi iniciaron la ceremonia con un “Purrun” que es un baile que se dirige en los 4 puntos cardinales para honrar a los espíritus, todos rezaron el Padre Nuestro e hicieron las ofrendas de comida.  Así Dios pasa por los lugares donde el Ser Humano siembra humanidad y respeto escuchando al “otro”, y encarnándose en el “otro”.

  • Gabriel Sánchez

    Santiago, usando frases de un diácono????…Buena elección, es cierto, que los pobres son el tesoro de la Iglesia, y que de esto tiene conciencia la Iglesia… según una antigua tradición, esta frase  fue dicha hace mucho tiempo por un gran Diácono…antes de ser martirizado…Ya desde entonces…y estamos hablando de hace mucho, mucho tiempo.- Gabriel

  • Santiago

    ES en el verdadero pobre donde está pues el tesoro de la iglesia….Los indígenas, entre ellos, poseen el don del espíritu puro…no estan contaminados ni deformados como nosotros..por la influencia de un mundo corrupto…Digamos que estan en un estado de naturaleza pura…Sus valores espirituales innatos le llevan a comprender la verdad del evangelio mucho mas profundamente y realista que a cualquier otro grupo humano…Porque el evangelio mismo es Cristo, liberación completa del espíritu, derrota de la muerte, y esperanza completa de nosotros de manera perenne..Ellos han captado perfectamente el verdadero sentido de la sencillez de Cristo..Y por eso añade Sobrino: “Este tiempo nos exige reciedumbre para caminar a Jerusalen. Y nos ofrece (la) esperanza de encontrarnos alli con Jesus crucificado y resucitado”…Esta es pues la unica verdad realmente “liberadora”….un saludo de Santiago Hernandez 

  • Gabriel Sánchez

    Primero el Espíritu, que fue quien  fundó…La Teología de la Liberación, la mantiene viva y palpitante en sus comunidades, ellas para nosotros son la Iglesia…En cuanto a los indoamericanos, te sorprenderías ver de en manifestaciones a gente en donde reivindica su derechos…a existir a sus tierras al respeto de la Ley…hay muchos que entienden mucho más que nosotros…y mucho más cultura política que cualquiera de nosotros…Gabriel

  • Riurik

    Señor Javier
    Yo no sé cuanto tiempo ha pasado usted entre comunidades indígenas, para afirmar que es evidente que el indio pobre no habría entendido un post en el que en cada párrafo aparece o la palabra Iglesia, o la palabra Dios. Mi experiencia mi apunta a lo contrario. En la mayoría de las ocasiones, la profunda espiritualidad de las comunidades indígenas es poco comprendida y valorada por quienes llegan de fuera a “liberarles”, y sin embargo es un factor esencial de su capacidad de resistencia cultural y política hasta el día de hoy.
    Uno de los factores que explican el fracaso de los movimientos revolucionarios tradicionales – de las distintas corrientes del marxismo – entre las poblaciones indígenas latinoamericanas es precisamente esta incomprensión -y desprecio- a su profunda espiritualidad. Casos en que los movimientos revolucionarios tuvieron éxito en involucrar masivamente a la población indígena muestran como elemento común un mejor tratamiento del tema de pluralidad para no imponer una visión atea marxista tradicional, sino respetar los aspectos culturales religiosos de los pueblos. Véase el ejemplo claro de Nicaragua y Guatemala, y más claramente del zapatismo mexicano, donde el grupo de guerrilleros profesionales reconocen que tuvieron que ser derrotados culturalmente por los líderes indígenas, antes de que empezara a crecer su movimiento.
    Riurik

  • olga Larrazabal

    Querido Javier:  Nuestro querido Jon habla para la Iglesia como hombre de Fe dentro de la Iglesia a la cual hace sus reparos, pero no cierra la puerta por fuera.   Y aguanta estoicamente los chaparrones y los va a aguantar hasta el final, porque tiene realmente Fe, no creencias para la exportación.  Tu y yo cerramos la puerta por fuera, por lo que he podido entender, y estamos en otra postura, más bien de dudante y escépticos, bien comidos y bien tomados, pero con una vida no consagrada a un ideal. Por lo menos yo, no he consagrado mi vida al tema, fuera de gritar un poco y escribir.   Pero  por lo que he visto, él se la juega cada vez que puede, ya sea desfilando en USA contra la Escuela de las Américas,  donde no solo apalean sino que meten presos a los manifestantes,o por los Tribunales de Justicia Restaurativa en El Salvador, donde todos los agraviados por las matanzas van a exponer su historia y se les escucha o siendo compasivo  y extremadamente austero en la vida corriente. Saludos,

  • Javier Renobales Scheifler

    ‘Por mi casa no ha pasado, tan importante señor’, decía -la pura Verdad- el indio pobre (no es que yo le haya oído, que yo vivo muy bien en lo que a necesidades materiales, e incluso quizá espirituales, se refiere: pero me resuena que lo dice la canción, que aprendí de amigos de AL cuando era más joven).
     
    Tenía, y tiene, toda la razón del mundo el indio pobre, flauta de caña y tambor, y la tienen los indios que menciona la cantata de Iquique, que esos amigos de AL me enseñaron, hasta hacerme llorar.
     
    Al séptimo, dice la imaginación ancestral: Dios descansó. Punto y final de la actuación del imaginario Dios, imaginario creador de todo lo visible y lo invisible.
     
    Por casa del indio pobre tenía que haber pasado alguna persona que le amara y compartiera con él y con su familia (única comunión posible, -que no comerse las hostias-) sus bienes -que son de todos (comunismo)-, alguno de nosotros teníamos que haber pasado, pero no Dios, que no está para eso, pues Dios no interviene(como es evidente) : intervenimos nosotros o no interviene nadie; si no intervenimos nosotros, no interviene ni Dios, y el amor humano (Dios) queda, lo dejamos, sin existir, le impidimos existir.
     
    El post de mi admirado Maestro Jon Sobrino menciona la palabra Iglesia más de 30 veces, y la palabra Dios más de 20.
     
    Creo modestamente que por ahí vamos mal, requetemal.
     
    Es evidente que el indio pobre no habría entendido un post en el que en cada párrafo aparece o la palabra Iglesia, o la palabra Dios. Los ateos se sentirían excluidos, en semejante post. Y los necesitados de bienes también. Ahí me temo que falló mi admirado Sobrino.
     
    Pues obras son amores, y no buenas razones. Ya está bien de tanto Dios por aquí, y tanta Iglesia por allá.
     
    Vivir como si Dios no existiera no es pasársela hablando de Dios y de la Iglesia: eso sería para la minoría de católicos, que se miran el ombligo eclesial, incluso para la minoría de cristianos.
     
    Pero el mundo es mucho más amplio: y Jesús es para todo el mundo.
     
    El mensaje de Jesús es de amor, no de Dios ni de ninguna Iglesia, y menos de la ICR.

  • olga Larrazabal

    En tiempos de Medellín todavía resonaba en América Latina el canto de los pueblos, ese de Atahualpa Yupanqui que preguntaba ¿Dónde está Dios?  Y ante la respuesta del payador “Más importante que Dios, es que naiden escupa sangre pa que otro viva mejor”  se conmovieron los corazones y trataron de encontrar  y dar testimonio del Dios de Jesús,  y dando testimonio de que ese Dios existía, consolaron a los pueblos crucificados.  Y solamente ahí pudo pasar Dios por América Latina. De modo que cuando oigo la palabra conversión, me imagino en alguien que cambia su actitud egocéntrica por una de apertura hacia el “otro” y lo empieza a considerar su igual, y le da valor de legítimas a sus penas y lo dignifica, lo escucha, lo consuela.  Solo esta conversión permite a Dios encarnarse y no morir crucificado  en el sufrimiento del prójimo, como siempre. 

  • Gabriel Sánchez

    Si estamos entrando en un tiempo histórico cuaresmal…en donde necesitamos reflexionar desde donde vamos o no a tratar de entregar nuestra vida…Desde escapar al conflicto entre la vida y la muerte que se desarrolla hoy en toda la aldea global…avalando el status quo, con nuestra indiferencia, o sumarse a los que resisten y tratan de ir construyendo un mundo mejor…esa es la disyuntiva… Allí están las tentaciones del desierto…la indiferencia, la insolidaridad y el poder…Anteponiendo el tener más, el ser más y el poder más que los otros, o el camino del Viviente (como dice tan entrañablemente Dolores Aleixandre)…que camina entre los pequeños, los desposeídos, los postergados y los que luchar por un mundo mejor que sin lugar a duda es posible… Con cariño.- Gabriel

  • Un saludo a todos los participantes. La cuaresma es un tiempo de conversiòn, de cambio total y en este “convertidor”, Dios no hace acepcion de personas. Ya lo dijo EL: “Dios hace salir el sol para buenos y malos”.
    Lucho