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El cardenal que querían ver en el paredón

Empecemos el año con una brisa de esperanza. Hoy no voy a invitaros a leer mensajes papales. Sino a recordar –y a los más jóvenes a conocer por primera vez– la figura de Vicente Enrique Tarancón, un cardenal –antecesor del bronco Rouco, en todos sus cargos, en los años setenta– que fue promotor no de “kikadas” sino de cambio y paz en la Iglesia y en la sociedad de España. Desde la llegada al trono de Juan Pablo II, su memoria fue denostada o, al menos, silenciada por las nuevas jerarquías que se fueron instalando en el poder y que parece que dan la primacía en la Iglesia a los sucesores de quienes le querían enviar al paredón. Y así les va. Pero la mayoría del pueblo, creyente o no, ayer y hoy, está más con Tarancón que con Rouco.

Aunque le conocí y traté a los largo de muchos años, mucho  antes de ser cardenal, no quiero hoy soltar el rollo con mi particular visión y mi testimonio personal.

Ha sido Eloy Isorna, eficaz colaborador de ATRIO, quien me ha llamado la atención sobre el extraordinario éxito de audiencia que tuvo el 30 de diciembre por la noche la miniserie Tarancón, el quinto mandamiento. Completó la miniserie un magnífico reportaje con el testimonio de quienes en aquellos años de la transición fueron protagonistas y de quienes más de cerca le acompañaron.

Vamos a dejaraquí  el enlace a la RTVE de estos dos documentos y recoger después el comentario de  Miguel Ángel Malavia sobre esta emisión.

(Hacer clic en los titulares grandes en negrita para ver los enlaces)

* * *

Tarancón, el quinto mandamiento

La página de Radio Televisión Española, con acceso a las dos partes de la miniserie y al documental y otros comentarios.

Si alguien quiere directamente visionar la miniserie puede hacerlo en este enlace de Televisión a la carta. La duración total es de dos horas y media.

Tarancón, memoria de una lucha

Colaboradores, periodistas, políticos e historiadores comentan la figura del cardenal entre imágenes de la época, entre ellas, las famosas pintadas “Tarancón al paredón” y “Obispos rojos”.

***

Un justo recuerdo del cardenal Tarancón

Por Miguel Ángel Malavia

Periodista Digital, 31.12.11

Leo hoy con gran alegría que ‘Tarancón, el quinto mandamiento’, emitida anoche por TVE, ha sido la miniserie que más audiencia ha reunido en todo 2011. No tanto por la ficción en sí (la producción, dirigida por Antonio Hernández y protagonizada por José Sancho, resultó interesante y fiel en líneas generales a la historia, pero pecó en exceso de un cierto maniqueísmo, exagerando las luces y las sombras de los personajes según se los quería exaltar o denigrar, sin mezclarlas entre sí), sino por el hecho de que se haya recordado la importancia del cardenal Tarancón en la historia reciente de España. Un conocimiento al cual contribuyó muy positivamente el riguroso documental emitido tras la serie, de una hora de duración.

Me duele que hoy, cuando se hace balance histórico de lo que supuso la Transición del franquismo a la democracia, sean muchos los jóvenes (entre ellos, por desgracia, un gran número de católicos) que ni siquiera han oído hablar del cardenal. La de Tarancón es una figura que tendría que ser reivindicada con mucho orgullo por la Iglesia en España. Aunque no suela ser así. Es apreciado y valorado el papel que Juan Pablo II (ya desde sus tiempos de joven sacerdote y, después, como obispo y cardenal) desempeñó en la lucha contra el comunismo en Polonia. Como lo es el de su compañero en la púrpura, el primado Wizinsky. También es muy popular entre los católicos de todo el mundo (incluida España) el cardenal vietnamita Van Thuan, quien pagó con años de cárcel y posterior exilio el defender su fe en un régimen comunista.

Qué duda cabe de que estos ejemplos son admirables. Pero, por eso mismo, ¿por qué no reivindicar con fuerza una figura que, tras sufrir la persecución anticlerical como sacerdote en los inicios de la Guerra Civil, supo ver después con claridad que la reconciliación entre los españoles no pasaba por una dictadura, aunque se definiera católica? Tarancón, ya como obispo, fue un martillo en la conciencia del régimen: siempre denunció las injusticias sociales, como siempre defendió los derechos inalienables de todas las personas, independientemente de su ideología o posición. Ya como presidente de la Conferencia Episcopal, en concordancia con el Concilio y con lo que se le pedía desde Roma (primero con Juan XXIII y, especialmente, con Pablo VI), fue el hombre que impulsó la necesaria separación Iglesia-Estado. No es difícil imaginarse lo que eso supuso en el franquismo. Tarancón, tachado repetidamente de “rojo traidor” (como el Papa), estuvo cerca de ser mandado “al paredón” en repetidas ocasiones por algunos que decían defender a Cristo.

Fueron muchos los momentos en que pudo demostrarlo, durante décadas: con Franco y tras Franco. Tarancón fue tan importante como el Rey Juan Carlos, Adolfo Suárez o Santiago Carrillo para que España se pudiera encaminar pacíficamente hacia la democracia, la convivencia entre todos los españoles, la reconciliación, el perdón, la paz. Fue el hombre que dirigió el cambio en la Iglesia para que ésta pasara de ser parte sustancial de una dictadura a, en la práctica, un elemento de oposición a la misma. Claro que hubo muchas tensiones y divisiones en el mismo seno de la Iglesia, pero se impuso el liderazgo taranconiano y hoy nadie puede decir con fundamento que la Iglesia en bloque apoyó a la dictadura. Mucho antes de que ésta acabara, sus principales representantes, en Roma y en Madrid, hicieron constantes gestos por plasmar el nuevo rumbo. Con palabras y acciones.

Hoy, poco queda del legado de Tarancón en la Iglesia. Tras el poco diplomático adiós que le otorgó Juan Pablo II (que le aceptó la renuncia poco después de cumplir los 75 años establecidos por el Derecho Canónico, frente a la práctica habitual de retrasar ésta con los prelados más destacados), ni siquiera permanece un justo recuerdo. Por eso es tan positivo que al menos la sociedad civil le rinda ese homenaje. Porque, más allá de su labor estrictamente eclesial (que muchos, a mi juicio injustamente, vinculan con la pérdida de los valores religiosos), es indudable que el cardenal Tarancón fue un modelo de entrega valiente a todos los ciudadanos, más allá de su fe.

15 comentarios

  • mª pilar garcía

    Ciertamente el cardenal Tarancón, era como lo describe Martín Patino.

    El C. Pignatelli de Zaragoza, cada año invitaba al cardenal Tarancón a “Conversar” ante un público rendido a su alrededor, llenando asta la bandera cuando llegaba al centro.

    Era alegre, cercano, sencillo, natural (fumador empedernido); respondía a cuanto se le preguntaba con una naturalidad genial.

    Fuese el tema que fuese, sus respuestas no eran “críticas incisivas” siempre respondía proponiendo alguna alternativa a los temas propuestos.

    Siempre positivo, sin mezclar los papeles; el buscaba y trabajaba por un mundo más justo y necesario, y ahí centraba toda su fuerza.

    Era como un soplo de aire nuevo.

    mª pilar

  • ana rodrigo

    Quien no escuchase en directo esta entrevista, le gustará escucharla. Varias cosas me han llamado la atención:
     
    Aunque yo no ponía demasiada atención en aquella época a Ms. Tarancón, tuve la impresión el otro día de que se estaba haciendo una apología exagerada de este señor. Patino ha dicho hoy que Tarancón no era de izquierda, que fue el que más y mejor había hablado de Franco, pero que su talante conciliador y su inteligencia hicieron de él una figura importante en la transición.
     
    En segundo lugar, Patino ha manifestado claramente que no le gusta la Jerarquía eclesiástica de hoy por su proximidad y complicidad con la política.

    Destacó cómo el cardenal acabó con el estado confesional en pro de la libertad de conciencia de cada persona.

    Otra cosa que dijo es que la serie de televisión le había producido pena porque no se correspondía con la realidad. Personalmente, tengo la impresión de que ha sido el último turno de la televisión de estos últimos años exaltando en exceso un hecho histórico importante.
     
    Me ha llamado la atención especialmente cómo se ha emocionado este hombre de 87 años al final de la entrevista hasta las lágrimas.

  • ELOY

    Adjunto enlace de la entrevista en la SER con José María Martín Patino.
    El entrevistado llegó a emocionarse en el transcurso de la entrevista (se expresa al final) por los recuerdos que esta avivó en su ánimo.

    http://www.cadenaser.com/cultura/audios/escucha-entrevista-jose-maria-martin-patino/csrcsrpor/20120103csrcsrcul_15/Aes/

  • ELOY

    Muy interesante la entrevista que han hecho hoy en el Programa “La Ventana ” de la SER al jesuíta Martín Patino,testigo de los hechos,  que no se muestra de todo conforme con la imagen que el documento novelado de TVE ha dado del cardenal Tarancón.  

  • h.cadarso

      Tuve ocasión de ver en persona a Tarancón al principio de los 60, todavía lejos del final del franquismo. Era una reunión de la HoAc, Hermandad Obrera de Acción Católica, a escala nacional. Me interesa subrayar que Tarancón no formaba parte del grupo de sacerdotes y obispos identificados con el movimiento obrero, nos veía, a los que sí formábamos parte de este movimiento,con una cierta distancia, aunque, eso sí, con el debido respeto y estima.
      Desde esta perspectiva, veo a Tarancón como un ferviente demócrata, y así nos lo pintaron en el reportaje de TVE.  Sus interlocutores en ese reportaje son más bien personajes políticos, hombres del aparato franquista en vías de reconversión a la democracia…Su mundo era ese, más que el mundo de los currelas.

  • atticus

    Es espeluznante ver los comentarios en Periodista digital que han realizado muchos como consecuencia de publicar una información sobada y resobada sobre el reportaje de la tele.
    Leyendo tales comentarios D.Vicente era todo menos un buen español y un honesto religioso. Podría ser Lucifer, Satan, el traidor de marras, el perturbador del abuelo (que murió tranquilamente en su cama…).
    Es lo que hay, en estos momentos, y lo que nos esperaen los sucesivos meses. Yo recomiendo paciencia y resignación ante tan “nobles” contrincantes. Monseñor Guerra Campos aparece ya como Venerable y así sucesivamente.
    Ex abundantia cordid ex loquitur,
    Gamaniel

  • atticus

    Me agrada que las personas de buena fe hayan reaccionado ante el reportaje de D.Vicente. Estaba triste pues entré en Periodista Digital, y el que menos lo ponía de ateo, anticristiano, Lucifer y demas lindezas. Es reconfortante ver que hay otras personas que aunque no salvamos a la Patria tratamos de  servir a la verdad.
    Con cariño
    Atticus Finch

  • Antonio Vicedo

    -A Tarancón, por ser breve en esta primera aportación, le pasó un poco lo que, después, al  Obispo del Salvador Romero, sin que en el primer caso el fín fuera el asesinato celebrando la misa como en el Salvador.
    Ambos, buenas personas y celosos eclesiásticos,  asumieron su pastoral episcopal,   habiendo sido testigos más o menos directos de las  atrocidades injustas  en las que se habían implicado tanto la Iglesia, como quienes sintiéndose decepcionados y aún acosados por las complicidades  de clero y gente de iglesia con los poderosos, asumieron el plan de atacar cuanto supusiera religión. Desde esa situación de cierto respaldo político vaticano, intentaron comprometerse de inmediato en tareas de asistencia a los injustamente tratados, sobre todo en el aspecto asistencial de remediar sus necesidades materiales de extrema penuria y aún de supervivencia.
    Tuvo que pasar tiempo y en él muchos acontecimientos para que se dieran cuenta de que no se podían quedar en la tarea de los remiendos si querían mantenerse en el terreno de su honorabilidad y coherencia evangélica y ello les llevó a asumir el compromiso claro y decidido de bajar a la frontera donde se libraba la batalla de la Justicia, cuyo fallo era el origen de todas aquellas circunstancias de desequilibrio que se veían obligados a afrontar.
    Es entonces cuando aparece aquí lo de Tarancón al paredón con visos de que pudiera convertirse la amenaza en realidad, y lo que en el Salvador le duró horas,  después de su alegato al ejercito para que no dispararan contra sus hermanos inocentes, para ser él uno de aquellas víctimas celebrando la misa.
    Quienes estuvimos en las llamémoslas trincheras, donde se continuaba el batallar por contra la  Injusticia Fraterna, que venía en España y en el mundo de muy lejos y se había agudizado aquí  con la República y el Golpe Militar del 36, por aquello de habernos comprometido pastoralmente o como militantes seglares en los Movimientos de la JOC, la HOAC, y las HERMANDADES OBRERAS, codo con codo y pecho con pecho, con luchadores seglares, sindicalistas y políticos,  creyentes, agnósticos, ateos y resabiados por  maltrato por una Iglesia cómplice de poderes y violencias, sabemos, porque así lo compartimos vivencialmente, que el Episcopado español se quedó en el nivel de tolerancia y cierta cómoda defensa de quienes teníamos que saltar las trincheras de la religiosidad segura, o de la no política o sindicación forzada.
    No entro a juzgar actitudes personales de los obispos, ni menos los motivos que tuvieron para no bajar al terreno en el que esa batalla por la justa y fraterna reconciliación tenia que ser librada y que se iba librando por toda la piel de toro.
    En aquellos años de la posguerra y afianzamiento del régimen, al precio de una execrable revancha vengativa por parte de los vencedores, los obispos españoles y el Vaticano estaban indigestados por su actitud de declaración de cruzada y por sentimiento de lo que habían soportado en víctimas por parte de lo que consideraban hordas marxistas, sabiendo que las masacres habían comenzado en África y en los sitios donde había triunfado el Golpe Militar  ya en la última década de aquel julio del 36.
    La JOC y la HOAC lograron impactar el ambiente y estar en cuanto se movía para que  el Régimen cediera de su totalitarismo y la Iglesia reconsiderara su actitud con las clases populares, sobre todo, los trabajadores.
    ¿Cuanto se hubiera deseado que algún obispo ( privadamente los hubo) hubiera asumido el riesgo de verdadero pastor caminando al frente de quien a pecho descubierto se movían contra la jauría de lobos.
    Pero las monedas expresaban el Caudillaje de Franco por la Gracia de Dios; el Vaticano sólo empezó a moverse cuando  Juan XXIII  y el Concilio y el consenso en el maridaje Régimen Iglesia, tenia a los obispos condicionados, incluido Tarancón, del que también llego a decirse  que tenía la habilidad, sobre todo antes de la muerte de Franco y aún después hasta su jubilación de: salir hacia la izquierda para  poder adelantar hacia la derecha.

  • pietro

    Lo he visto, excelente film y testimonios posteriores.
    Me parece oportuno y muy bueno el artículo de ATRIO.
    Espero más testimonio sobre el Cardenal Tarancón.
    Pietro.

  • Gabriel Sánchez

    Siempre es edificante recordar a los grandes testigos, ESPECIALMENTE, cuando fueron pastores, buenos pastores, cuyo magisterio y cuya praxis, nos ilumina el camino, tengo la impresión de que la Luz de Mons. Tarancon, sigue presente en muchas comunidades, en España, de hermanos que intentan ser fieles en el seguimiento del Maestro…
    No quiero privarme de una anécdota que leí…no sobre el Cardenal de Tarancon, tan querido por los cristianos comprometidos en España, sino sobre, el Cardenal Wizinsky…que se negó a ceder a resistió todo lo que pudo la ordenación como Obispo, de un cura…que el gobierno polaco del general Jaruzelski, insistió en su momento en imponer, a tal punto que advirtió que si se nombraba otro obispo, lo encarcelaría…Por supuesto que este cura llego a obispos y que muchos conocemos su nombre y cuál fue su gestión que cambio el rostro de la historia de  toda la Iglesia de su tiempo… Sería bueno pedirle a Dios que multiplicará Pastores como Tarancon…con cariño… Gabriel

  • ana rodrigo

    Antonio, ya que nos traes testimonios ajenos, a mi me encantaría que nos dijeses algo significativo de tu trato con Tarancón. A ver si tenemos que decir aquello de “en casa el herrero cuchillo de palo”. Venga, anímate un poco.

  • Toni Costa

    Aquí en Valencia vimos dicho documental hace tiempo. Quienes le recordamos por sus actuaciones eclesiales en favor de los pobres y poniendo los acentos sobre las ies en materia de política le reconocemos su aportación a la historia y a la  separación Iglesia- Estado. No como ahora, que no sabemos si la Iglesia piensa como el PP o el PP como la Iglesia.  Una vez jubilado, prestó sus servicios incondicionales allá dón de se le requeria sin trabas ni plebendas. Fué un hombre ejemplar y un lujo para la Iglesia aunque ni los Papas ni la Conferencia Episcopal de Rouco le hayan dedicado una cita en sus discursos ni declaraciones.

  • Julián Díaz Lucio

    Vi al completo el reportaje sobre Tarancón, in cluso los testimonios que siguieron después, aunque no me acostase hasta después de las dos de la madrugada. Mereció la pena y más aúno que tengamos la oportunidaad de reverlo ahora.  Al terminar la primera parte, noté la carencia del acto de la proclamación del rey y la famosa homilía. Pero en la segunda parte se subsanó esa carencia. Yo hablé solamente una vez con Tarancón, pero sí traté con personas que dialogaban constantemente con él.  Me pareción una persona del Concilio y que se  tomó en serio su aplicación. Captaba las ideas de renovación pastoral y era maestro en ponerlas por escrito. Le pararon en seco lo de la Asamblea Conjunta, y de ahí derivó el desaliento de mucha gente en España. Él no aceptaba el rumbo de Juan Pablo II, aunque tenía que guardar las apariencias por aquello de la obediencia. Gracias a su influjo hubo una gran renovación episcopal, que después se ha secado. En definitiva, me pareció un hombre clave en la transición.

  • Vi la serie entre fiebres por culpa de un resfriado, pero me hizo mucho bien para superar estos tiempos oscuros por los que pasa la iglesia. Yo tenía diez años en 1975 y a pesar de que somos adultos ya, pasando los cuarenta, estas historias de la transición nos quedan lejos y no las vivimos plenamente. Sólo tengo recuerdos. Necesitamos que nos cuenten estas cosas para reconciliarnos con la jerarquía. Aprovecho para felicitaros el año nuevo, que sea para bien. Saludos desde Jerez.

  • sarrionandia

    Oportuna nota inicial en el inicio del año cuyos ecos, espero que positivos, resuenen a lo largo de este 2012.-