Esta frase no viene de ningún papa, es de Martin Heidegger (1889-1976), uno de los más profundos filósofos alemanes del siglo XX, en una entrevista concedida al semanario Der Spiegel el 23 de septiembre de 1966, pero solamente publicada el 31 de mayo de 1976, una semana después de su muerte. Heidegger siempre fue un atento observador de los destinos amenazadores de nuestra civilización tecnológica. Para él la tecnología, como intervención en la dinámica natural del mundo para beneficio humano, ha penetrado de tal manera en nuestro modo de ser que se ha transformado en una segunda naturaleza.
Hoy en día no nos podemos imaginar sin el vasto aparato científico-técnico sobre el cual está asentada nuestra civilización, pero está dominada por una compulsión oportunista que se traduce en la fórmula: si podemos hacerlo, también nos es permitido hacerlo sin ninguna otra consideración ética. Las armas de destrucción masiva surgieron de esta actitud. Si existen, ¿por qué no usarlas?
Para el filósofo, una técnica así, sin conciencia, es la más clara expresión de nuestro paradigma y de nuestra mentalidad, nacidas en los albores de la modernidad, en el siglo XVI, pero cuyas raíces se encuentran ya en la metafísica clásica griega. Esta mentalidad se guía por la explotación, por el cálculo, por la mecanización y por la eficiencia aplicada en todos los ámbitos, pero principalmente en relación con la naturaleza. Esta comprensión ha entrado en nosotros de tal manera que consideramos la tecnología como la panacea para todos nuestros problemas. Inconscientemente nos definimos contra la naturaleza que debe ser dominada y explotada. Nosotros mismos nos hacemos objeto de la ciencia, al ser manipulados nuestros órganos y hasta nuestros genes.
Entre ser humano y naturaleza se ha establecido un divorcio que se revela por la creciente degradación ambiental y social. El mantenimiento y la aceleración de este proceso tecnológico, según el filósofo, puede llevarnos a una eventual autodestrucción. La máquina de muerte hace decenios que está ya construida.
Para salir de esta situación no bastan los llamamientos éticos y religiosos, mucho menos la simple buena voluntad. Se trata de un problema metafísico, es decir, de un modo de ver y de pensar la realidad. Estamos en un tren que corre veloz sobre dos raíles; está yendo al encuentro de un abismo que hay más adelante y no sabemos cómo pararlo. ¿Qué hacer? Esa es la cuestión.
Si quisiéramos, podríamos encontrar una mentalidad distinta en nuestra tradición cultural, en los presocráticos como Heráclito entre otros, que todavía veían la conexión orgánica entre ser humano y naturaleza, entre lo divino y lo terreno, y alimentaban un sentido de pertenencia a un Todo mayor. El saber no estaba al servicio del poder sino de la vida y de la contemplación del misterio del ser. O en toda la reflexión contemporánea sobre el nuevo paradigma cosmológico-ecológico, que ve la unidad y la complejidad del único y gran proceso de la evolución, del cual todos los seres emergen y son interdependientes. Pero este camino nos es vedado por el exceso de tecnociencia, de racionalidad calculatoria y por los inmensos intereses económicos de los grandes consorcios que viven de este statu quo.
¿Hacia dónde vamos? En este contexto de indagaciones fue donde Heidegger pronunció esta famosa y profética sentencia: «La filosofía no podrá provocar directamente un cambio del estado presente del mundo. Y esto no es válido sólo para la filosofía sino también para toda actividad de pensamiento humano. Sólo un Dios puede aún salvarnos (Nur noch ein Gott kann uns retten). La única posibilidad que nos queda, en el pensamiento y en la poesía, es preparar nuestra disponibilidad para la manifestación de ese Dios o para la ausencia de Dios en tiempo de ocaso (Untergrund); dado que nosotros, ante el Dios ausente, vamos a desaparecer».
Lo que Heidegger afirma está siendo gritado también por notables pensadores, científicos y ecólogos. O cambiamos de rumbo o nuestra civilización pone en peligro su futuro. Nuestra actitud es de apertura a un adviento de Dios, esa Energía poderosa y amorosa que sustenta a cada ser y a todo el universo. Él podrá salvarnos. Esta actitud está bien representada por la gratuidad de la poesía y del libre pensar. Y como Dios, según las Escrituras, es «el supremo amante de la vida» (Sabiduría 11,24), esperamos que no permitirá un fin trágico para el ser humano. Éste existe para brillar, convivir y ser feliz.
Véase el libro Proteger la Tierra-Cuidar de la vida: cómo evitar el fin del mundo, Río de Janeiro, Record, 2010.
[Traducción de MJG]
¿Hacia donde vamos?. En este contexto de indagaciones fue donde Heidegger pronunció…: “La filosofía no puede provocar directamente un cambio del estado presente del mundo, y eso no es válido sólo para la filosofía sinó también para toda actividad de pensamiento humano. Nur noch ein gott kann uns retten (sólo un Dios podría ya salvarnos, digo yo). La única posibilidad que nos queda….”, dice Boff en su penúltimo párrafo.
(Me pregunto si alguna vez la filosofía provocó o pudo, o puede, provocar directamente un cambio del estado del mundo. )
La frase (la autoridad) de Heidegger le viene como anillo al dedo al profundo pesimismo de Boff. A Boff-Casandra. Pero…fue dicha en 1966. Tenía yo entonces 24 años, edad suficiente para recordar. Y no recuerdo que entre las preocupaciones de aquel tiempo estuviesen la preferida de Boff: el cuidado de la Tierra. Hoy si es una preocupación extendida. (O una neurosis extendida, pq nos preocupamos pero poco nos ocupamos). Por entonces todavía estábamos en el optimismo del progreso contínuo y voluntarista. El mañana podía y tenía que ser mejor. Claro que puede ser que ojos más penetrantes viesen a mayor distancia las consecuencias desta civilización (finalmente, por subproductos acumulados, por basura amontonada y no tratada para ahorrar costos, pensando en el beneficio). Me vienen a la memoria Huxley y Orwell que novelando anticipaban similares finales descompuestos. (De lo que no hay que asombrarse: final siempre hay y en el domina la descomposición; los compuestos se descomponen y sus componentes simples quedan libres y a disposición para recomponerse en nuevas composiciones. Ciclo normal en la naturaleza mientras haya a mano una fuente de energía usable).
Si por “cambios en el estado presente del mundo” entendemos humanización del mundo presente -descartando pues los desastres naturales y las intervenciones divinas- yo diría que quien provoca esos cambios es nuestra acción como respuesta a nuestro estado de necesidad. Que el hombre es un ser necesitado, indigente, me suena a percepción heideggeriana (me parece habersela leido a Ignacio Fdz. de Castro, Teoría sobre la revolución, colección Ser y Tiempo, no recuerdo la editorial). Para salir de esa necesidad actuamos modificando a nuestro favor el entorno. Y para modificar el entorno usamos las ideas que se nos van ocurriendo, cuando se nos ocurren. También usamos las manos y los pies, ¡y a nadie se le ocurre quejarse de que ni nuestras manos ni pies puedan provocar directamente un cambio del estado presente del mundo!.
Finalmente, ¿hacia donde vamos?. No lo sabemos. Por experiencia sabemos que estamos aquí y que buscamos el modo de salir de nuestro incómodo estado de necesidad.
Podríamos especular que salir del reino de la necesidad nos conduce al id. de la libertad. Pero ¿es eso directamente cierto?. ¿No hay ahí un salto que puede ser en el vacío?. ¿Estamos hechos para la libertad o sólo para satisfacer la (nuestra) necesidad?.
Esto va largo y es tarde. Buenas noches.
Te entiendo Olga, darle a la vida un giro nuevo, probar mil cosas nuevas…, te entiendo.
Imagínate que a estas alturas, con sesenta y cuatro años, con un cuerpo tarado lleno de remiendos y un asco de salud; los amigos ¡del colegio!, algunos de los cuales son marinos profesionales (y yo adicto a los barcos de vela), me han propuesto realizar juntos el sueño (que yo ya daba por perdido) de toda mi vida: la vuelta al mundo a vela durante dos años, con un proyecto medio esponsorizado que está cerca de hacerlo económicamente casi realizable!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¿Te imaginas el viaje?: días y noches de mar, paisajes insólitos, países nuevos, cielos infinitamente estrellados, gente de culturas diversas, la multitud de situaciones……!!!!!!!!!! Yo deseo hacerlo y ver toda esa diversidad y, sobre todo, ver qué nuevo yo me descubro en ella. Tentador, tentador, es muy tentador. Supongo que la birria de salud que me ha tocado en suerte no me dejará hacerlo, pero a poco que pueda, intentaré hacer al menos alguna etapa de dos o tres meses. Ya veremos…., ya veremos… De lo que no me imagino yo es de mujer fatal, aunque, vaya usted a saber…
Además, y lo digo en serio, pocas cosas he visto más evocadoramente espirituales que la inmensidad del mar, ya sea en paz o encolerizado, y las estados interiores que en uno motiva ese espectáculo, sin palabras, pero tan intensamente en conexión con lo trascendente… Hace años, cuando me falló la salud y se me desmontó el tinglado religioso, fue para mí el único medio de conexión espiritual con el TODO.
Saludos, cordiales.
Querido Oscar: La verdad es que no tengo nada de que quejarme de esta vida. Pero, de repente pienso que me gustaría vivir otros papeles. Imagínate que pudiera ser una mujer fatal, misteriosa o una cantante estupenda de tangos ( me gusta mucho la música) Tantos años con el mismo personaje me está aburriendo, debe ser porque soy Sagitario, o quizás estoy volviendo a la segunda adolescencia o la tercera mejor dicho y estoy un poquito “fané y descangallada” para engrupir a los otarios. Saludos
Javier, no es imaginación, ni fantasía la Creación…es real, puesto que el Universo existe y yo existo con el…y yo soy consciente de esta realidad…El querer “no pensar” en la Causa Primera no elimina su existencia..suspender el juicio ante la evidencia que tenemos ante nuestros ojos no es honesto cuando, por otro lado, especulamos, deducimos, intuimos, y hablamos “hasta por los codos” de TODO lo demas, muchas veces sin ninguna evidencia…Sin embargo,” lo existencial” nos rodea por todos los lados…Si suprimimos el Misterio -que lo es, pero es tambien pensable- entonces vamos a encontrar muchos mas misterios, muchos de ellos completamente insolubles desde el punto de vista humano, que nos confundirían todavia mas…Seria un “pensamiento mágico” o sea, “falso” si la idea de Dios estuviera fuera de las posibilidades de nuestro pensamiento, pero es todo lo contrario: desde la prehistoria hay un consenso “universal” de que, en realidad, existe un Creador….ni siquiera Kant con su crítica a la razón pura pudo desmantelar a Dios, ni siquiera de si mismo..Por lo tanto, ENTONCES, seria absurdo atribuir magicamente a Dios, propiedades que no corresponden a su naturaleza…en un real acto de antropomorfismo..Sin embargo no se considera inapropiado situar a Dios en su misma naturaleza divina con todos sus atributos diferentes de nuestra naturaleza humana..puesto que EL es el unico ser del Universo y de la Creación que posee la vida en “si mismo”, por lo tanto, no la recibió de nadie y que por lo tanto la puede dar a otros…De otra manera, quien es la fuente inagotable de la vida, posee tambien todas las cualidades de ella en grado infinito…puesto que es imposible dar lugar a tantas perfecciones si no se poseen en el mas alto grado….Ni agrupando todo lo que existe materialmente en el Universo o universos podría ello poseer la vida en el mismo…porque la materia no tiene, ni ha tenido, esa propiedad de ser la fuente primaria de la vida..ni tampoco contiene la inteligente informacion que necesita para organizarse…eso fue algo que” recibió” desde afuera, extrínsecamente…
Por otro lado, no es de extrañar que tu consideres que la vida humana “per se”, sin Dios, tiene un sentido..Pero preguntales a esos que mueren de hambre cada 4 segundos, preguntales a los que estan condenados a muerte injustamente en las carceles, preguntales a los irremediablemente adictos a las drogas y a al sexo, a los que padecen a diario dolores sin ninguna alivio..preguntales a los que han perdido toda fe y esperanza porque la vida aqui abajo es un verdadero “infierno”…y te responderan que para ellos esta vida terrena no tiene ningun sentido…EL sentido unico lo trajo Cristo que dijo: “venid a MI TODOS los que estais cansados y agobiados” etc. que YO os aliviare….”no temáis, porque yo he vencido al MUNDO”…¿no te parece que entonces -si creemos en el Hijo del Hombre como Salvador- la vida para todos ellos y para nosotros tendría un sentido que NADIE sino EL puede darle? Piensalo, porque la esperanza cristiana no es ninguna fantasía, es, por el contrario, la realidad mas preciada para todos los que han perdido el sentido de esta vida en la tierra….un abrazo….de Santiago Hernandez
Hola Olga!
¿¡Qué decís!?
– “Vivir eternamente como Olga, me parece aburrido, debe haber cosas mejores“-
No creo que lo creas. Son meros “decires” ¿no?
Olga se realiza en la vida de Olga.
No se te ha dado otra.
¿Por qué desperdiciarla?
Y los demás (el mundo entero) no sería el mismo ni mejor.
¿no es cierto que OK?
¡Vamos todavía! – Oscar.
Lo que decía David de rescatar la moral aportada por las religiones pero sin sus componentes religiosos, agregaría yo, que siendo la moral el reflejo de las costumbres, las religiones se han quedado extáticas y las costumbres han cambiado. Habría que rescatar unos 3 o 4 mandamientos de la Torah, y el resto someterlo a discusión para ponerlo al día. Y si eso es relativismo, me quedo con el relativismo ya que como mujer, la moral religiosa ha sido particularmente opresiva para mi género, para los esclavos, para las diversidades sexuales, y para los pobres en general, y muy simpatica con los esclavistas, USA es el ejemplo, con la propiedad privada de los europeos, la de los indios o negros no cuenta, con el género masculino, es decir con los que nacen con la sartén por el mango en un mundo regido por las costumbres de Europa. Quizás los chinos nos den una lección de humildad imponiéndonos su moral, que no es precisamente la de Confucio ni Lao-Tse ni Buda.
Fico: tienes toda la razón. Lucidez ética, coherencia práctica, desacralización de la realidad, compromiso político y sobre todo el proceso de la propia desacralización, es decir la limpieza del basurero personal no a través del ayuno y la abstinencia ni el confesonario, sino de diversas técnicas que ofrece el mundo de la psicología y de las disciplinas espirituales orientales para limpiar el closet de nuestra mente y asumir la madurez y la responsabilidad de nuestras acciones y confrontarnos con nuestra sombra. A Javier le diría que no todos estamos preocupados por la resurrección como motivo para tener una hipótesis de Dios. Me basta pensar que he afinado la guitarra en el mismo La que el del Creador y que la música de la creación va mejorando en afiatamiento y diversidad y que yo aporté lo mío. Vivir eternamente como Olga, me parece aburrido, debe haber cosas mejores, y si no las hay, no me voy a enterar.
Vuelvo a copiar un fragmento de M. Légaut que os copié hace unos días:
«No hay sabiduría más potente que la del creyente que sostiene a su Iglesia sin ser aplastado ni lastrado por ella, que la sirve sin servidumbre, que cree y espera en ella sin ilusiones, y que la ama sin espejismos. Así es como se mantiene el hilo conductor que permite penetrar en la comprensión de lo que Jesús fue para Israel hace veinte siglos, inspirarse fielmente en su espíritu y colaborar del mejor modo posible en la misión del cristianismo en el mundo» (pag-113, “Reflexión sobre el pasado y porvenir del cristianismo” Ed. Asociación M. Légaut).
Pero esta vez quisiera que esa sabiduría y autonomía no servil, se aplicaran por igual, no sólo al tema religioso, sino al de las ideologías políticas. Qué distintas serían las opiniones pública y privada, y nuestra influencia sobre las ideologías y los partidos que las representan, si así fuera. Si nuestra adhesión a las ideologías políticas fuera tan libre y exigente como lo somos con nosotros mismos, los representantes políticos irían con pies de plomo y se mirarían mucho más si cumplían con honestidad y eficacia con su misión.
Se están diciendo cosas muy lúcidas en este hilo, pero se acaba, como siempre, dando vueltas al mismo círculo vicioso, en el que, por no comprometerse en lo personal (¡por no mojarse!), se pierde la posibilidad de darle eficacia real a lo que tan bien se piensa.
Están muy bien los distintos discursos en torno al bien y en torno a Dios, y en cuanto a actuar como si Dios existiera o no existiera…; y queda claro que la religión y la moral -o la ética- que de ella se derivan, han sido el fundamento iniciático de la civilización occidental, y que después –por fin- llegó la hora, sólo incipientemente tenida aún en cuenta, en que la religión abandone su papel iniciático y ceda el paso a la sociedad civil ya adulta. Pero como todo eso no termina de ser efectivo para poner lo que se piensa al servicio de lo que se obra por el bien de la sociedad sufriente, algo más habrá que hacer.
De poco sirve ser tan espiritualmente lúcidos si, pese a ello, no se llega –o no se avanza en esa dirección al menos- a resolver nada. Algún paso más habrá que dar ¿no?
Vais a pensar que soy un pesado por insistir en lo de siempre, pero me da igual, porque lo hago –como vosotros con lo vuestro- por coherencia personal con lo que pienso.
Me refiero a la dichosa doble moral de siempre. Aquella en la que, en lo religioso se tiene –sin concesiones a lo propio- la lucidez ética y la coherencia práctica de ser capaces de desenmascarar todo lo indebidamente sacralizado; mientras que en lo político -¡las mismas personas!- resultan ser selectiva y benévolamente teóricas para disculpar los sacralizados errores de la ideología propia; mientras que, simultáneamente, son lúcida y rigurosamente exigentes con los de la ajena.
Se aplica la inteligencia al análisis y coherencia práctica de lo religioso y la visceralidad genética a la teoría de lo político. Única –y como hipnótica- forma posible de que, personas lúcidas, puedan aplicar al análisis de lo religioso la coherencia práctica acorde con la ética cristiana que les mueve, y simultáneamente puedan ser pasivamente teóricas en el análisis de lo político. Esta extraña disociación entre la práctica religiosa y la teoría política, (desacralización de lo religioso, mientras se permanece en la sacralización de lo político) es, en mi opinión, la causa de la imposibilidad de resolver con planteamientos éticos teóricos, un problema que necesita soluciones éticas prácticas.
Decía David antes (19-Enero-2012 – 9,38 am):
« La cuestión es iniciar un cambio en nuestras relaciones personales y sociales que salven de la destrucción a un mundo en crisis a todo nivel, para ello no podemos obviar la moral religiosa tan necesaria pero vaciándola de contenidos religiosos en el propio discurso cotidiano, la duda es si una sociedad mediática pueden de hecho renovarse sólo mediante sí mismas. ¿Pueden razón y religión ilustrarse la una a la otra?» (el subrayado en negrita es mío).
La dificultad para desenmascarar y resolver tal disociación, y lograr que razón y religión puedan ilustrarse la una a la otra, está en el componente mediático de la sociedad, en la indecente presión mediática que, consciente y maliciosamente, las ideologías políticas ejercen sobre las opiniones pública y privada. A ver –después de eso- quien es machito el que se arriesga a criticar en público y en voz alta los planteamientos erróneos de su propia ideología política y, no digamos ya, los planteamientos corruptos de los representantes políticos de su ideología; y no –lo fácil y lo que no sirve para nada- los de la ajena.
Si de verdad queremos resolver algo práctico para los que sufren, lo que hay que hacer es forzar, mediante la autocrítica, el cambio de nuestro comportamiento personal y, con la autoridad moral que ello nos da, forzar también el cambio de los de los nuestros. Y eso, a la larga, forzará también el cambio de los de nuestros oponentes.
Emperrarse en seguir teorizando sobre el sexo de los ángeles, como coartada para no cambiar nosotros, mientras seguimos haciendo oposición de la oposición para intentar que cambien ellos, es -además de hipocresía- perder el tiempo.
Saludos cordiales.
Amigos atrieros creo que seguimos encerrados en la caverna platónica y sólo vemos y creemos que lo real son las sombras que se proyectan sobre la pared, seguimos engañados, seguimos siendo esclavos y por más que alguno consiga escapar y ver la luz, y quiera rescatarnos, siempre le intentaremos eliminar porque no queremos creerle, hemos nacido y vivido en cautiverio y nos da miedo la libertad. Estamos tan habituados al sistema, que nos esclaviza, que lucharíamos para protegerlo. Vivimos de una realidad virtual raciolalizadora que olvida que somos espirituales, que tenemos otra dimensión más allá de la corporea, del envoltorio que nos oprime y nos esclaviza.
Javier:
‘Ética’ y ‘moral’ son etimológicamente equivalentes, se suele usar indistintamente para designar lo que se podría llamar una disciplina o reflexión sobre el obrar humano en relación con el bien y el mal, más allá que se utilice el término ‘moral’ para referirse a las éticas que tienen sustento religioso, y otros el vocablo ‘ética’ para las que se fundan en otro tipo de razones. Pero, en el fondo d se encuentra la razón que busca configurar y legitimar el respectivo sistema. Javier el mundo ético es el del valor moral. Aunque haya quienes nieguen el valor moral; para la gran mayoría de filósofos, y para el sentido moral común de la humanidad, hay una especificidad de la experiencia moral y del valor que ésta revela, así como hay también una especificidad de la experiencia estética o de la experiencia religiosa. Cualquiera que sea la idea que se tenga sobre la moral, se está obligado a reconocer, en la sociedad, la presencia de juicios de valor referentes a las acciones de las personas. El objeto material de la Moral son las costumbres y conducta humana. El objeto formal de la Moral es el conjunto de leyes que deben informar y orientar la actividad humana.
Seria una obviedad argumentar la enorme influencia, se puede decir que decisiva, que los valores religiosos, en este caso “cristianos”, han tenido a lo largo de la historia del pensamiento, en sus aspectos también políticos y jurídicos, no sólo la filosofía griega y el derecho romano sino la teología y el pensamiento cristiano es el que define una identidad basada en principios éticos, derivados de la moral, cívicos y políticos, definida en la práctica de la ciudadanía activa, ejercida en un contexto democrático y en el haz de derechos otorgados por una Constitución.La idea de derechos iguales para todos tiene como referente el pensamiento cristiano. Es un hecho evidente que las dos primeras democracias la norteamericana y la inglesa están basadas en una misma conformidad de valores procedentes la fe cristiana, y que solo pueden funcionar cuando existe un acuerdo fundamental sobre los valores. Me puedes argumentar la barbarie que el desarrollo del pensamiento cristiano ha tenido, y tiene, en algunas personas y en instituciones que dicen representarlo, de igual manera que el “cristianismo institucionalizado” creó la inquisición, la “ilustración institucionalizada” creó la guillotina, pero no por ello podemos denostar la importancia de la ilustración en la historia de la humanidad.
Santiago,
Muchísima gente no pierde un segundo en si hay o no otra vida después de ésta terrena.
Si te has dejado amenazar con el Infierno en caso de que pierdas la fe católica, y te han metido en el rollo del Magisterio católico (entiendo que tú crees que es infalible porque está asistido por Dios que vela para que no se equivoquen), entonces sí te aflige lo que llamas duda existencial de si resucitarás o no.
Y lo resuelves convenciéndote (qué gran fe) que, como Jesús resucitó –hecho para ti histórico y del que no dudas un segundo- entonces tú también vas a resucitar para ir al cielo. Lógicamente esa idea gusta a muchos, y ya sabes que con lo que gusta a muchos se pueden hacer grandes negocios.
Yo digo, porque lo siento así, que esta vida terrena, sin necesidad de imaginar un Dios y tener fe en Él, tiene sentido por sí misma, resucitemos o no. Esta vida tiene pleno y bello sentido por sí misma, con sus sufrimientos y la muerte que pone fin a la misma. Es autónoma, no depende de Dios.
Probablemente somos más los que pensamos esto que digo en el párrafo anterior, que los que creéis que esta vida no tiene sentido si no hay un dios que nos resucita para seguir vivos toda la eternidad, para ir al cielo o al infierno (que vuestro papa se toma buen cuidado de recordarnos que sí existe, el temido infierno, dado su negocio que nos presenta como imprescindible para que vayamos al cielo).
P.D. los avestruces no entierran la cabeza en la tierra. Eso es otro mito.
La idea imaginaria de un Dios Creador que, como un mago, se saca de la nada todo el universo, es mágica, no deberíamos negarlo.
Tenemos así un Dios que crea nuestra vida (por amor, nos inventamos); es un hecho que no podemos eludir que todos morimos: ergo Dios nos resucita (por amor, claro) y así todos al cielo, ‘sólo un Dios nos puede salvar’, menos a los malos, menos a los que han querido quedarse fuera de la ICR, donde no hay salvación … no no, a todos, final feliz para todos, el film ideal que acaba mejor imposible.
El que no se lo crea es que ‘ha perdido la fe’ (el maravilloso don divino gratuito de la fe), horrible situación de la que es culpable el que la pierde, me enseñaron desde pequeño.
Ante el desconocimiento de cómo empieza a existir el universo, nos respondemos imaginando un gran mago DiosMerlín que crea el universo con un chasquido de dedos (en seis días y al séptimo descansó, que hay que dejar un día para ‘el Señor, con la misa obligatoria bajo pecado mortal, pecado lavable únicamente pasando por los mediadores profesionales de Dios, los de vida consagrada a …)
A mi modesto entender por honestidad no debemos perder nunca de vista que, por mucho que lo hayamos revestido de bellas palabras de apariencia elevada /virtuosa como Fe (o fe católica por la que habrían muerto mártires personas hoy santificadas por otras personas) esto es pensamiento mágico religioso. Y como tal dañino –la carcoma lo llama Juan Luis Herrero del Pozo-, parasitario, lo llaman otros.
http://digital.el-esceptico.org/leer.php?autor=105&id=214&tema=26
David dice: “La cuestión es iniciar un cambio en nuestras relaciones personales y sociales que salven de la destrucción a un mundo en crisis a todo nivel, para ello no podemos obviar la moral religiosa tan necesaria pero vaciándola de contenidos religiosos en el propio discurso cotidiano.”
No estoy de acuerdo: lo que necesitamos es una ética civil, no religiosa, fundada en la razón humana, no en la religión, sino en la experiencia de las relaciones humanas, no en la relación con dios, basada en el amor humano, no en un imaginario amor divino.
La libertad de conciencia, la idea/anhelo e intento de democracia y de conseguir los derechos humanos (por poner algunos ejemplos importantes y evidentes), no son logros religiosos, sino de la sociedad civil, incluso a pesar de la ICR, que sigue y seguirá siendo una dictadura basada en pensamiento mágico (un Dios que elige al papa y gobierna la ICR, un Nuevo Testamento que es palabra de Dios … y un largo etc.)
La religión ha sido, al menos en cuanto esos logros de la sociedad civil, una rémora, un obstáculo.
Juanel: Interesante tu comentario del 19/1 y tu elección de “vivir como si Dios existiera” abriéndole la puerta a la esperanza que la creación tenga una dirección y un objetivo que le den sentido a la vida humana y a la personal. Comparto tu idea, pero al pasar del plano personal al colectivo, la cosa se complica, porque el ser humano no es solo individual, es un ser en relación, en que las creencias se forman entre todos y con ellas formamos la cultura que a su vez nos es devuelta en forma impositiva, es decir en forma de leyes, tradiciones, moral etc. Y desde este punto de vista pasa a ser importante en qué Dios estás pensando, si es que eso guía tu conducta social. Mi experiencia es que el Dios oficial de la ICAR, me alejó de la institución, porque para mí es importante la coherencia entre lo que creo lo que pienso lo que siento y como vivo. Durante 30 años me dediqué a vivir y a formar mis propias hipótesis sobre la vida, tratando en lo posible de mantener la coherencia y no eché en absoluto de menos el no pertenecer a una institución que me dijera como tenía que pensar. Por causalidad o casualidad del destino o de mi curiosidad, me topé con la T. de la Liberación , la utopía del Reino y el rescate del Jesús histórico, y me sentí muy interpretada y creí haber encontrado un maestro confiable.
En esta veta me di cuenta que entre los cristianos, hay diferencias enormes porque la palabra Dios quiere decir cualquier cosa y es usada de cualquier modo y con el peso que tiene, puede avalar a cualquier megalómano mesiánico que diga que recibe instrucciones directas, ya que es tomada como dogma indiscutible por las personas de estructura rígida que necesitan un manual de instrucciones detallado para vivir y una ritualidad manifiesta. De modo que a la hipótesis de la trascendencia, que algunos días la creo y otros no, se me sumó la elección de un Maestro concreto, con una actuación concreta bastante coherente, a pesar de la falibilidad de las fuentes, y que encaja con mis emociones y sentimientos más íntimos. Y encaja como persona concreta, humana, no como persona divina, tema en el que no me pronuncio porque no es relevante para mi. Y el Dios en el cual Jesús creía me es absolutamente simpático y de inventar uno creo que este es el más inofensivo porque es amoroso y consolador, cosa que nos falta por aprender en gran escala y que no le hace mal a nadie.
Javier, mas magia, y mas pensamiento magico e imaginación se necesita cuando dices que Dios puso en marcha Universo y lo dejó ya de su mano para que no tuviera ninguna necesidad de El…Es como decir que el director de uno de estos laboratorios modernos especializados solo necesita organizarlo al principio y despues puede ya retirarse para siempre…esto sería absurdo, seria por supuesto el caos completo…Dios es inmanente y trascendente a lo que creó evidentemente, porque, si no lo fuera, el equilibrio inestable del mundo desaparecería en un minuto y como por encanto porque nosotros no mantenemos ese equilibrio tan ténue y delicado….ya que ni siquieras tu puedes regular tus “constantes vitales” pues existen en ti, en tu organismo, sin tu consentimiento y sin tu control…ese “automatismo” o esa “autonomia” de que hablas tambien esta programada por una “inteligencia” muy superior a la nuestra…muy a tu pesar…pero experimentalmente real..sin esa información externa todo seria nada…volveríamos a ella
Como Dios es amor se identifica con el bien…El que escoge el bien esta ya escogiendo a Dios y su camino…y el que escoge a Dios, esta por tanto en el camino del bien, ya que Dios no puede querer el mal…El problema está en saber discernir lo que es verdaderamente el bien…Por otro lado se puede, y de hecho, se escoge el mal, como meta, y en ese sentido no se escoge a Dios pues EL no puede querer el mal…si prefiero el camino del mal no estoy en el camino de Dios ya que la esencia del Creador es amor…
Por amor Dios se decidió a crearnos…por supuesto tu y yo estábamos presentes en su pensamiento…pero no solamente tu y yo…sino TODOS los seres creados…
Por otro lado, si nosotros permitimos las graves injusticias sociales que existen como las muertes de hambre que tu citas “cada 4 segundos” de esto no le eches la culpa a Dios, porque tu sabes perfectamente que la tenemos nosotros…usando nuestro egoísmo al máximo…en el enorme hedonismo que esta viviendo la sociedad consumerista actual…Somos culpables
Yo creo que si, Javier, a pesar de todo…al final TODO estará bien..Dios no cometió ninguna injusticia al traernos a este mundo…nos dio suficiente inteligencia para decidir nuestro camino…es una lástima que algunas personas elijan conscientemente el camino del mal irrevocablemente…Por otro lado, y debido a esta nuestra libertad TODO estará bien para los que siguieron el bien en conciencia..para los que hicieron y provocaron el bien durante su vida terrestre…
Lo que pasa despues de la muerte es mucho mas importante de los que nos pasó durante la vida….la vida en la tierra es muy corta, es efímera, a pesar de la belleza de ella que tu tanto amas pero…¿que son 100 añitos de esta vida comparados con la eternidad? Es una especie de suicidio el no pensar en esta posibilidad -como si realmente fuera imposible la vida despues de la muerte- es como el avestruz que entierra su cabeza en la tierra….Y entonces si seremos juzgados sobre el bien y el mal…Este es el dilema y esta pregunta existencial es universal, excepto, si te entiendo, en lo que se refiere ti…pues ya me has dicho que este problema del “afterlife” te tiene sin el mas minimo cuidado…. te deseo lo mejor…abrazos….de Santiago Hernandez
Partiendo de la fe, si Dios existiera, yo podría afirmar fundadamente la unidad e identidad de mi existencia humana frente a la amenaza del destino y de la muerte: Dios sería el fundamento primero de mi vida. Si Dios existiera, yo podría afirmar fundadamente la verdad y el sentido de mi existencia frente a la amenaza del vacío y del absurdo: Dios sería el sentido último de mi vida. Si Dios existiera, yo podría afirmar fundadamente la bondad y validez de mi existencia frente a la amenaza de la culpa y de la condenación: Dios sería la esperanza integral de mi vida. Si Dios existiera, yo podría afirmar fundada y confiadamente el ser de mi existencia humana frente a toda amenaza de la nada: Dios sería el ser mismo de mi vida de hombre. Por eso que la esperanza carece de fundamento sin confianza en Dios, sin fe en Dios.
La vida puede suponer un fracaso y una tragedia final con la muerte, por exitosa que hubiera transcurrido la vida vivida, si Dios no existiera. O somos un valor absoluto y, como tal, irreductible a la nada, o la muerte es la nada misma, si somos un ente anónimo, cuando un morimos nadie podrá decir quién a muerto; pues sería algo tan anónimo como él mismo, la muerte de lo desprovisto de significación es insignificante. Pero si muere una singularidad determinada da sentido al hecho en sí. Por eso que una muerte incomprensible que planea amenazadora sobre el entero itinerario de la vida convierte a éste en un itinerario sin sentido.
La cuestión es iniciar un cambio en nuestras relaciones personales y sociales que salven de la destrucción a un mundo en crisis a todo nivel, para ello no podemos obviar la moral religiosa tan necesaria pero vaciándola de contenidos religiosos en el propio discurso cotidiano, la duda es si una sociedad mediática pueden de hecho renovarse sólo mediante sí mismas. ¿Pueden razón y religión ilustrarse la una a la otra?.
¿Cómo hacer valer el carácter universalista de elementos básicos de que nos son irrenunciables, como los “derechos fundamentales”, tendría que convencer de ello a los otros haciéndose ver como proviniendo de representaciones religiosas?. Integrar el contenido de la idea de Dios, sí mediante su propuesta dialógica pero excluyendo desvaríos monstruosos de la razón llamados fundamentalismo, misticismo anárquico, irracionalismo religioso, totalitarismo, integrismo, fanatismo, y oscurantismo. Estas son formas de opresiones maquiavélicas, violentas e inmorales.
Heidegger pensaría más en una nueva interpretación de las creencias.Quizás lo metafísico no sea sino querer distinguir entre lo “propio” y lo “impropio”, en creer en la posible “pureza” de una existencia incontaminada y resuelta. Por un lado diluye completamente al Dios personal de las religiones monoteístas, pero por otro lado reduce a Dios a la mera experiencia de lo sagrado sin “entidad” alguna.
El Dios-Espíritu, que sería la efusión del mismo en la razón y el espíritu, como tercer momento histórico y definitivo de la religión ( tiempo del Padre en el pueblo judío, tiempo del Hijo o cristianismo, y finalmente tiempo del Espíritu para los emancipados de las reglas y dogmas). La cuestión no es, pues, pensar a Dios al margen de lo institucional, de ello está saturada la historia de la filosofía. Heidegger no cree en el Dios del idealismo, y no cree en él porque Dios ha sido el fundamento de la Metafísica, y se trata con Heidegger de cuestionarla. Busca, seguramente, un Dios Otro, tan poco pagano como cristiano, porque con la metafísica cae el cristianismo, y caen todos los intentos de paganismo.