Del 18 al 25 de enero, desde hace varias décadas, muchos cristianos –católicos más que nada– celebran la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Fue una iniciativa privada que Roma hizo suya y promovió poco después del Concilio Vaticano II, en el año 1968. Primero se rezaba por los cismáticos, luego por los “hermanos separados”. Muchos rezan hoy simplemente para que todos los cristianos recuperen la unidad perdida.
Conozco de cerca el espíritu de tolerancia y la bondad de corazón con que muchas católicas y católicos rezan por la unidad. Admiro su actitud, pero no comparto su perspectiva. Rezan a Dios como se pide un favor a un amigo o a un jefe, pero en ese “dios” no se puede creer. Y rezan por la unidad de los cristianos, como otros (ilustres obispos inclusive) rezan por la unidad de la Patria, pero en esa unidad tampoco se puede creer.
¿Qué queda entonces? Quedan la buena voluntad y el fervor de la oración, y no es poco. Pero la buena voluntad no basta, y el fervor puede servir también para lo peor, y entonces se llama fanatismo. Debe desaparecer esa imagen de un “dios” soberano a quien nuestra oración tal vez logrará cambiar o conmover. Debe desaparecer esa dejación de la propia responsabilidad en manos de una voluntad divina voluble y arbitraria. Y debe desaparecer, en la cuestión que nos ocupa, esa idea de unidad de los cristianos concebida como unidad de la patria o del partido. Habría que sustituir esta semana por otra: por ejemplo, por una “Semana del pluralismo cristiano y de todas las iglesias”. Por una semana dedicada a conocer, respetar y estimar mejor a las otras iglesias y a tantas y tantos cristianos, cada vez más numerosos, que siguen a Jesús fuera de todo aparato de toda iglesia.
¿O piensa alguien que a Jesús se le pasó por la cabeza alguna vez que debía haber “un solo rebaño y un solo pastor”, por mucho que el evangelista Juan ponga esas palabras en su boca? Jesús nunca se propuso formar ni una ni muchas iglesias. Simplemente quiso anunciar y adelantar un tiempo nuevo, que trastocaba el mundo en todos los órdenes: que los últimos sea los primeros, que los ricos compartan sus bienes, que los pobres dejen de serlo, que todos los afligidos sean consolados. Jesús no quiso más iglesia ni religión que ésa. Todas las creencias y normas, todas las iglesias, vinieron luego, y solo podrán curar y liberar si son tolerantes y plurales.
¿Piensa alguien que entre los primeros cristianos –que al principio ni siquiera se llamaban así– había menos diferencias que las que pueda haber hoy entre las diferentes iglesias o, dentro de la propia iglesia católica, entre el Opus y las comunidades de base? Consta que, en las primeras décadas después de la muerte de Jesús, entendían esta muerte de maneras muy distintas; muchos no la entendían como muerte expiatoria, y nadie les condenaba por ello, aunque es seguro que hoy serían condenados. Y consta que hubo fuertes tensiones entre quienes hacían vida de carismáticos itinerante, al estilo de Jesús, y las comunidades establecidas, más o menos organizadas. Comparad el Evangelio de Juan con el Evangelio de Marcos: si suprimís de esos evangelios los nombres propios “Jesús de Nazaret” o “María de Magdala”, y se los dais a leer a alguien que no los conoce, lo más probable es que no piense que narran la misma historia. Pero no, no suprimáis, por favor, los nombres “Jesús de Nazaret” y “María de Magdala”. Dejadlos como están, con todas sus diferencias.
¿Piensa alguien que había menos diferencias teológicas y disciplinares entre Santiago y Pablo, o entre Pablo y Pedro, o entre Juan y Pedro, o entre Pedro y María de Magdala y sus respectivas iglesias (sí, también hubo iglesias de María de Magdala, aunque no las dejaron seguir) que, por ejemplo, entre una iglesia bautista y la Iglesia católica romana de hoy? Algunos cristianos se sentirían confundidos y muchos aliviados, si conocieran cuán distintas y divergentes maneras coexistieron, en los orígenes del cristianismo, de mirar a Jesús, de comprender su “divinidad”, de organizar la comunidad, de celebrar la “eucaristía”, de acoger el perdón. O si supieran que al principio no había sacerdotes, ni sacramentos administrados únicamente por el clero, aunque no por eso dejaban de celebrar la vida. Todo eso es hoy muy conocido, y debieran saberlo todos aquellos que añoran y predican la unidad de un estrecho redil rodeado de muros.
Esa unidad no es posible, y además es indeseable. El Misterio Viviente de la Vida nos ha hecho diferentes. No hay dos pájaros, ni dos árboles, ni dos hojas iguales. Ni dos nubes, ni dos gotas de agua. Ni dos estrellas en el cielo, ni dos granitos de arena en la tierra. Y pienso que ni dos átomos de oxígeno son exactamente idénticos. ¿Cómo quieren encerrar en una forma única el Espíritu que sopla donde quiere y da respiro a todos los vivientes? ¿Acaso no conocen ni admiran la inagotable profusión de la vida siempre nueva, siempre distinta, siempre otra? Cuidemos la santa ecología de la Vida.
El libro del Génesis nos relata de forma genial el mito de Babel. Los hombres quisieron construir una torre tan alta que llegara hasta el cielo, para conquistar a Dios. Y la lengua única era su fuerza de conquista. Pero se equivocaban de Dios, pues Dios no mora en lo alto, sino en lo más bajo, y se derrama como agua, y no necesita ser conquistado. Y acabaron confundidos por su lengua única, por su voluntad de conquista. En los Hechos de los Apóstoles, por el contrario, se nos cuenta el mito del anti-Babel. Todos hablaban lenguas distintas, pero todos se entendían porque nadie quería imponer su lengua a los demás. Eso es Pentecostés.
Todas las religiones, iglesias y corrientes son como lenguas distintas. El Espíritu habla en todas, pero ninguna lo puede atrapar. Y todas se entienden solamente cuando ninguna quiere excluir a las demás. Todas las lenguas quieren decir lo mismo: el mundo, la vida, el misterio. Pero ninguna en particular ni todas juntas lo dicen del todo. Cuantas más lenguas digan el Misterio, mejor lo conoceremos como Indecible. Y, llenos de respeto, nos reconoceremos los unos a los otros como testigos y sacramentos del Inefable. Cuanto más nos empeñemos en sustituir las diversas lenguas por un esperanto o en imponer a todos la lengua del imperio, tanto más confundidos y perdidos acabaremos, como en Babel, como en un salón cerrado de espejos, sin misterio ni amistad.
Cuidemos la ecología del Espíritu, la ecología de las lenguas, de las religiones y de las iglesias en su santa diversidad. No estaremos más unidos cuanto más iguales seamos, sino cuanto más nos respetemos y dialoguemos siendo diferentes. Para estar unidos, los cristianos no necesitamos ser más iguales de lo que ya somos, sino que nos toleremos los unos a los otros y nos preguntemos: ¿cómo podremos practicar mejor hoy, con todas nuestras diferencias, la única religión de Jesús?
(Publicado en el Diario DEIA)
Para orar
- Una ciudad para todos.
LEVANTAREMOS.
Un gran techo común.
LA CIUDAD.
Una mesa redonda como el mundo.
LEVANTAREMOS.
Un pan de multitud.
Un lenguaje de corazón abierto.
Una esperanza:
VEN, SEÑOR JESÚS.
NO RECHAZAREMOS LA PIEDRA ANGULAR.
SOBRE EL CIMIENTO DE TU CUERPO
LEVANTAREMOS LA CIUDAD
Suben los pueblos del mundo.
LEVANTAREMOS.
Suben a la ciudad.
LA CIUDAD.
Los que hablaban en lenguas diferentes. LEVANTAREMOS.
Pregonan la unidad.
Nadie grita. ¿Quién eres y de dónde?
Todos se llaman
HIJOS DE LA PAZ
(Tomado de Feadulta.com)
Al hilo de lo que dices, Maddi, se me ocurre que hay cristianos que consideran que Jesús no tuvo la más mínima intención de fundar ninguna iglesia; en cuyo caso esta semana por la unidad de los cristianos tendría que ser la Semana de oración por la disolución de todas las iglesias y la búsqueda de una unidad fraternal en la libertad y el respeto y la ayuda mutua de todos los humanos.
Vuelvo al recuerdo de Bonhoeffer, el mártir del nazismo hitleriano, que se sentía más a gusto hablando de Dios con los no creyentes que con los creyentes, y que decía que tenemos que vivir “como si Dios no existiese…”. Vuelvo a la parábola del Buen Samaritano y la lección que les dió al fariseo, el hombre de la ley y demás creyentes que pasaron de largo y dejaron al herido a su suerte…
El mayor peligro de la verdadera religión son todas las religiones que andan por el mundo. Y porque las respeto a todas, creo que voy a hacer lo posible para que todas bajen de una vez para siempre la persiana.
Y corríjanme si me extralimito.Ya digo que soy muy de pueblo y me pierdo cuando me meten en muchas teologías.
Oscar: Esa afirmación no es tuya ni de Ortega, es la de la gente común, que como parte con una definición de Dios dada por el catecismo, se le crea una contradicción y tiene que inventar a Satanás y luego tiene que inventar como fue que Satanás entro a actuar y así sucesivamente. Y todo parte por esa necesidad casi irresistible que tienen las instituciones religiosas cristianas de definir lo indefinible. En cambio las religiones más antiguas, sin moralina como dices, daban cabida a las fuerzas de la naturaleza que crean y destruyen, y sabemos que toda estructura humana se resiste a la destrucción porque existe el mecanismo del dolor en los seres sentientes que nos avisa que estamos siendo atacados. Necesitamos ser amados y si no lo somos nos duele y nos podemos morir. Y la capacidad de aprendizaje del ser humano se dio cuenta de esto e inventó la tortura. Es decir usa un mecanismo que fue inventado para alertar al organismo, con fines de poder y dominación, para subyugar al otro por las razones que fuere algunas de las cuales se ven en los antiguos pecados capitales. Y ahí entra el cuento de cuan libre es el hombre para elegir, cuantos grados de libertad tiene la actuación humana, cual sería la fórmula para disminuir el sufrimiento innecesario que provocamos y que pensamos que está enraizado en la naturaleza humana. ¿Y que tiene que ver el Creador con todo esto?
Como decía Dios en el libro de Jardiel Poncela “La tournée de Dios” cuando le preguntaron acerca de nuestro universo “No se, creo tantos universos en el día,que no llevo la cuenta” o algo por el estilo. Leeré el artículo referente a Leibniz. ¿ Esa dis-teleo-logía se refiere algo así como conocimiento acerca de lo que no tiene ninguna finalidad? Ilumíname, pues soy perfectamente ignorante en Filosofía, así que puedo soltar cualquier barbaridad en forma bastante naïve y quedarme de lo más contenta. Soy buena lectora y autodidacta en muchas materias, pero creo tener un pensamiento más bien lógico y me rijo por mi experiencia personal en muchas cosas. Saludos,
Oscar nos dice:
“Del Optimismo en Leibniz” (OCT8)
donde muestra y demuestra cómo el “mejor mundo posible” (el “Óptimo”)
que Dios pudiera crear NO PUEDE SER BUENO, sino CON mezcla de MAL.
Hace pocos días, paseando a mis “nietitas” mellizas con mi hijo, comentábamos algún comportamiento inadecuado de personas influyentes.
Mi idea era: “mientras las personas reaccionemos de manera tan vil y egoísta, no avanzaremos hacia nuestra plenitud como tenemos la posibilidad de hacerlo”.
Mi hijo me comentaba, que esa mirada era idílica, que en el mundo había personas, que libremente elegían su manera de vivir.
Y siempre (es triste reconocerlo) las habrá que decidirán por encima de todo ser coherentes y justas, y otras, que se dejarán seducir por el poder, la riqueza etc.
Y fue desgranando la historia y sus avances (en unas materias más que en otras) y como el ser humano, hay tiempos en los que parece avanzar y mejorar como ser; y otros, en que aparece como retrocediendo siglos hacia atrás.
Como nos dice Oscar: en el mundo siempre habrá bondad y maldad. Y esto tiene una explicación natural, la libertad de elección que el ser humano tiene, y las miles de ofertas que le rodean; despierta en cada cual, distintos instintos.
Unos de cuidado, solidaridad, respeto a todo lo recibido; otros, llevados por su afán desordenado, se convertirán en una lacra para la humanidad.
Y meter a Dios en estos galimatías es un error; Dios nos dejó todas las posibilidades imaginables para crecer, madurar, llegar a plenitud…
Solo depende, que camino elegimos.
Solo hay que mirar en derredor nuestro, las aberraciones que se hacen para poseer sin medida; pasando por encima de lo que sea, hasta por encima de la vida de los demás, el don más sagrado que se nos ha dado.
Le mostré mi pena… y contestó:
“mamá, lo importante es, ser consecuente con nuestras decisiones, nos acompañen o no, las personas de nuestro entorno”
La Vida es una lucha constante, cada cual decidirá por que quiere trabajar y luchar, por hacer el mundo que nos rodea un poco mejor, o todo lo contrario.
mª pilar
Hola Olga!
Ciertamente Júpiter es el lado “jovial” de la vida.
¡Fantástico!
Los vehículos para andar no sólo tienen “acelerador”
también y ¡menos mal! tienen “caja de cambios” y “frenos”.
1.- Tu planteo de:
– “La idea de ¿“como Dios, que es bueno, permite el mal”-
No sé a qué viene.
Es decir, pienso que viene a que te pasaste de Parada.
Lo de Leibniz ni de lejos se refiere a esas “moralinas”.
2.- Lo de que las nociones de Dios que inventamos sean una patudez,
ya la caja la pusiste en “directa” (cuando la salida de caja coincide con el eje de entrada del cigueñal) y te olvidaste de los frenos.
Las nociones de Dios son una cosa seria -tal vez la más seria (religión no es sino “seriedad”, como cuando se atiende a los compromisos y se los cumple “meticulosa- escrupulosa- religiosa-mente”).
Tan serias como el estómago para digerir, los pulmones para respirar, el placer para disfrutar, las ganas para vivir, etc.).
Todas estas cositas ya las sabés,
pero lo de Dios parecés no tenerlo lo suficientemente claro
como para estar alerta y todo lo jovial de que sos capaz.
¿Podrá ser ¡ché!?
¡Vamos todavía! – Oscar.
Oscar: Tu mencionaste la existencia del mal, o lo que consideramos mal nosotros los humanos. La idea de “como Dios, que es bueno, permite el mal” Yo creo que el problema está en que inventamos una definición de Dios, lo cual es una patudez, como decimos aquí, porque no sabemos de lo que estamos hablando. Eso es tomar en vano el nombre de Dios, que para los judíos era un tabú. Hacer una teoría de Dios, como dijo el Dalai Lama. Pienso que hay muchas preguntas que se tendrán que quedar sin respuesta. No podemos inventar un Dios a nuestra pinta, después lo hacemos hablar a nuestra pinta, y nos dedicamos a jo, jo al prójimo en nombre de lo que Dios dijo. Creo que debemos aliviar el dolor del prójimo y el nuestro, porque lo pide nuestra humanidad, porque nos duele el estómago si no lo hacemos. Eso es desarrollando la compasión como modo de vida, porque sí, porque es bueno para todos.
Querido Oscar: Así no más es, y te voy a contestar como astróloga. En la naturaleza hay muchas fuerzas que juegan interminablemente. La comunicación, la sociabilidad, la cooperación, la curiosidad, la innovación, la afirmación de la voluntad de ser, el crecimiento y el goce dionisíaco y el instinto sexual , la filosofía y la religión. También tenemos la necesidad de organización y estructura que es el viejo Saturno tratando de construir con todas estas fuerzas estructuras estables ya sea físicas o culturales, instituciones eternas ordenadas y bastante estáticas, como algunas que tu y yo conocemos. Pero también existen fuerzas que rompen estas estructuras o las socavan para que el cosmos evolucione. Por de pronto la muerte, la innovación y la tecnología, la iluminación espiritual, la necesidad de fundirse con el cosmos y trascender nuestra individualidad, la droga, el estallido dionisíaco, el extasis místico, el desastre, la enfermedad, los tsunami, y la Utopía de un mundo mejor con el querido Júpiter a la cabeza. (Mi santo patrono) Y hay que vivirselos con gracia. Y entre medio estamos nosotros, navegando con todas estas energías, y podemos naufragar como especie. Teilhard de Chardin pensaba en una evolución con objetivo, el punto Omega de la evolución. El punto crístico. Yo no se. Lo único que tengo claro es que para sacarse la lotería, hay que comprar números, y nuestra conciencia es parte de nuestra evolución y es un factor causal de evolución o de involución. Si no creyera esa, no estaría escribiendo aquí. Estaría jugando golf en las Bahamas, con una Piña Colada en una mano, diciendo “Después de mi, el Diluvio.” En vez de eso, cantamos Cambalache, que me gusta mucho. Saludos cariñosos desde Chile.
Como no conocía el tema he estado poniéndome al día en la red. Y la verdad es que después de lo que he leído aún entiendo menos que al empezar. Según la información que he encontrado, la semana de oración por la unidad de los cristianos está supervisada, además de por la ICR, por el Consejo Mundial de Iglesias , la principal organización ecuménica cristiana, formada por iglesias ortodoxas y protestantes así como las antigua iglesias orientales (etíope, copta, armenia, siríaca y asiria), y la iglesia católica antigua. Aquí está la enorme lista de iglesias por si alguien tiene curiosidad: http://es.wikipedia.org/wiki/Consejo_Mundial_de_Iglesias
Y digo yo, si se juntan los de todas las iglesias cristianas (o casi) y rezan sinceramente para estar más unidos en Cristo… a mí me parece bien… Como bahá’í que soy , lógicamente, me parecería mejor que, puestos a pedir, pidieran por la unidad de la humanidad toda, es decir, que el amor de Dios una los corazones de todos los seres… Pero en cualquier caso, no creo que esté bien menospreciar el valor de la oración hecha con fe y buena voluntad. La gente tratamos a Dios como Padre, Amigo, Señor, según cómo nos hayan enseñado o cómo nos sentimos en cada momento… pero ¿no oraba acaso así Jesús? ¿acaso él no “pedía” al “Padre”?
“Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamente unidos, como tú y yo… para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo… Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.” (Jn 17:11-26)
Quiera Dios que así sea para todos nosotros. Amén 😉
Que sean uno Padre…Gabriel
Hola Olga!
En torno a la “naturaleza” los físico-naturistas hablaban de los “fractales”
como “paradigmas” presentes en todas las cosas de la “naturaleza”;
y también de sus “mutaciones” con iguales características del paradigma.
Así es que consideran que hay una “Geometría natural”,
que matemáticamente se la reconoce por su “constancia”:
es el número constante “e” = 2,71 …,
que haría volver loquito a cualquier griego antiguo
porque es un número “i-rracional”
(no se puede expresar en una “razón” o divisibilidad).
Esto último debería advertir a los inventores del SER (y sus fieles seguidores)
que toda harmonía y racionalidad pretendida en la misma “naturaleza”
(que sea “una”, “buena”, “verdadera”, “pulcra” y “ordenadita”)
es una imposición interesante, pero que cada tanto implota
por fermentación de su insobornable fondo dionisíaco:
“¡Dejen que ensaye otras posibilidades que me bullen y embriagan,
que las que hay no tienen ni idea de las que puede haber!”-
Ese milenario y adormecedor descuido (la creencia en que hay SER o NATURALEZA)
viene con-formando el bocho de los bípedos implumes
con la “creencia” de que “pase lo que pase todo se arreglará … solito … al final”.
Estamos asentados en el cómodo Sillón de la Teleo-logía;
sin caer en la cuenta que cada tanto le serruchan algunas patas
y nos hacen caer de culo.
O
– “Me fui al Bar que está en la esquina
para ahogar con cuatro copas
lo que pudo ser su amor”-
·············
Como sos empecinada y acérrima lectora inteligente
te invito a que leas con cuidado un Artículo de Ortega y Gasset
“Del Optimismo en Leibniz” (OCT8)
donde muestra y demuestra cómo el “mejor mundo posible” (el “Óptimo”)
que Dios pudiera crear NO PUEDE SER BUENO, sino CON mezcla de MAL.
Esto exige la elaboración de una DIS-TELEO-LOGÍA,
que pone de traste toda la Ontología del Ser, universitaria al uso.
Este “rompedero de cabeza” Ortega no quiso exponerlo en aquél 1947,
pues los dolores de la reciente guerra ya eran demasiado para la Europa de su tiempo.
Pero la tarea está por realizarse aun.
¡Vamos todavía! – Oscar.
Me identifico plenamente con estos sentimientos de Arregi. Unión en el amor y en la solidaridad pero no unión en un pensamiento único. Una sola visión de Dios significaría negar su misterio trascendente. Jesús no trató de cambiar las ideas de la mujer sirofenicia ni de aquel endemoniado de Gerasa. Jesús pasó haciendo el bien y se limitó a mostrar sus sentimientos respecto a Dios como Padre, pero entre los mismos apóstoles surgieron interpretaciones diferentes.
Perdón a quien haya leído este artículo antes de que se corrigiera el error sobre la autoría. Un fallo al programar su publicación para hoy ayer por la noche. Gracias por la advertencia, Sarri.
El artíulo nos lo envía directamente Arregi cada semana y es él quien pone la referencia Deia que consta, aunque no lo copiamos de allí.
Una de las verdades evidentes e innegables es la pluralidad de la naturaleza, llena de inteligencia que permite aprovechar cada forma, cada nicho ecológico, cada substancia para preservar y multiplicar la vida. Con sus leyes internas que creíamos inexorables y fijas y que parece que no lo son tanto, dependiendo de la escala en que se opere. ¿ Será esa la naturaleza del Creador? Plural, inteligente, en un perpetuo cambio, donde las estructuras caen y aparecen nuevas formas en un morir y renacer infinito? Así lo conciben las antiguas religiones de la India y también las tradiciones esotéricas. ¿Y Jesús? Creo yo que nos muestra como podemos relacionarnos mejor,y ser más felices dentro de esta danza eterna. Agradezco la visión mística y poética de Joxe Arregui, llena de gracia, creativa y libre.
El artículo fue publicado en Deia y en Redes Cristianas, pero es de Joxe Arregi.