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La dignidad humana

Wirberto Delso, el Cura de Fabara (Zaragoza), fue uno de los primeros curas rebeldes que se puso al servicio del pueblo, contra los intereses de los caciques. Sufrió en 1974 las iras del Arzobispo de turno, Pedro Cantero, Consejero del Reino, quien le fulminó con el cese canónico cerrándose al diálogo. Pero Wirberto sintió el apoyo de su comunidad y de muchos compañeros curas. La semilla estaba sembrada y dio frutos en la Iglesia española de la transición. Los próximos días la fundación que lleva su nombre, AWD, va a celebrar en Fabara un Foro de Debate sobre “La crisis como reto global”. Entre otros, intervendrá Enrique de Castro, el cura de San Carlos Borromeo de Entrevías y el autor de este artículo, colaborador de ATRIO, viejo amigo y promotor de la memoria de Wilberto y de un nuevo tiempo de siembra.

Las cosas tienen interés como objetos de conocimiento, belleza con frecuencia, precio muchas veces y utilidad casi siempre; pero no tienen dignidad, los animales tampoco. Las personas, en cambio, tienen dignidad. Un niño, un aciano, un enfermo, un preso, un parado, un inmigrante sin papeles y un pobre que no tenga nada…, tienen dignidad. La dignidad no es como la belleza o la ciencia, ni una virtud adquirida, ni una propiedad espiritual o corporal que unos tengan y otros en absoluto. No es un privilegio ni un valor que se cotice. Cualquier persona merece un respeto por el mero hecho de serlo; pero la dignidad humana no depende del respeto o reconocimiento del que uno sea objeto. Un trato indigno nos indigna, pero no nos hace indignos. Al contrario, esa indignación subleva nuestra dignidad: la levanta, sobre todo cuando sale en defensa de los débiles. La dignidad es un valor que nadie puede quitarnos, aunque cualquiera pueda perderlo en sí y para sí mismo -en conciencia y a conciencia, por su culpa- si pierde el respeto debe a sí mismo como a los otros.

Se ha llamado dignidad al valor que distingue por igual a todas las personas. Y se ha visto en la razón humana su fundamento, los filósofos, y los teólogos en una presunta imagen y semejanza de Dios en nosotros mismos. En 1948 la Asamblea de Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo Artículo I dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. La dignidad humana es principio y fundamento de todos los derechos humanos que prohíben el trato deshumano de las personas sin discriminación alguna en todo tiempo, lugar y situación dada: en la guerra o en la paz, en libertad o cautiverio, ya se trate de un terrorista o delincuente común, no hay derecho contra los derechos humanos. Nunca, en Guantánamo tampoco.

A propósito de la dignidad humana formuló Kant un imperativo categórico: “Actúa de tal forma que trates siempre a la humanidad así en tu persona como en la persona de cualquier otro como fin en sí mismo y nunca como un simple medio”. Y añadió la siguiente explicación: “En el reino de los fines todo tiene un precio o una dignidad. Lo que tiene precio puede sustituirse por algo equivalente; pero lo que está por encima de cualquier precio y carece por tanto de equivalente, tiene dignidad […] La única condición necesaria para que algo pueda ser un fin en sí mismo es que no tenga solo un valor relativo, es decir, un precio, sino el valor intrínseco que llamamos dignidad”. Y Machado nos advirtió que “solo el necio confunde valor y precio”. ¿Se refería a los listos que vacían las cajas y se llenan los bolsillos? Yo sí, yo me refiero a ellos y a los “dignatarios” : a cuantos se aprovechan para enriquecerse del puesto de trabajo (!) que ocupan en las cajas de ahorro o de la posición social que corresponde a la “dignidad” que representan en el Estado, a cuantos ponen su categoría humana a la altura de sus vergüenzas. Me refiero a los listillos que se pasan de listos y a los necios que los envidian. A los intermediarios o pontífices de la nueva religión que da culto al dinero.

La alternativa, amigos, ya no es Dios o el Cesar como dijo aquel; ni Dios o el Dinero, que también lo dijo Jesús; ni siquiera el Estado o el Mercado, o los “mercados”, para llamarlos con un nombre que me recuerda otro: ” Legión”, que es el nombre de todos los demonios de un poseso del que hablan también los evangelios. Ni está el dilema entre dos cuernos, la política o la economía; ni se ofrece al parecer alternativa frente a las dos desde una ética universalmente aceptada; ni se la espera de las religiones, ni de una religión católica a la vieja usanza. En este mundo mundial se ha llegado a una situación en la que otro mundo sólo es posible. Porque uno es el señor, según parece, en el mundo real: el Dinero, y uno solo el bautismo bajo su nombre. Y todo lo demás al suelo! Los derechos humanos son todavía una causa pendiente en muchas naciones, la dignidad humana un hecho de conciencia en los hombres y mujeres de buena voluntad, y la indignación un movimiento social en flor. Está por ver lo que debe ser, lo que ha de venir: la cosecha, que no vendrá sin esfuerzo después del invierno y estamos aún en otoño. Justo cuando esperamos y necesitamos aquí, en España, que llueva a cántaros sobre la tierra después de lo que ha caído.

José Bada, 22-11-2011

9 comentarios

  • Carmen (Almendralejo)

    Y ¿Qué es la dignidad humana?

    ¿Qué es la humanidad?

    ¿Dónde está el limite, de la dignidad, humanidad de… ¿Unos pocos sobre otros? y sobre todo quien y cuando se establecieron esos límites?

    Y lo más importante ¿Por qué siempre nos gusta rodearnos de gente importante, las cuales muchas veces han colmados sus Dignidades a costa de otras personas…

    No es lo mismo hablar con el lechero, el hij* del lechero, que hacerlo con el catedrático o hijo del…

    No es lo mismo tomar café con el Borbón, sus hijas, o hijo, Urdagarín… Y sin embargo como se debería tildar, las dignidades
    de los Borbones hasta llegado a este mismo momento (Este ejemplo puede ser válido para cualquier personajecill* ilustre en todos las arte, o la vida)

    Cuando murió el dictador, su prole se beneficia de toda sus masacre, no tributara al cesar imperator de la precaria economía española… Sin embargo quienes ni tenían un sueldo de dos pts, diarias tenían que contribuir aunque costase la muertes a muchos de sus hij*s inocentes, querido y amados….
    Aquellos niñ*s eran niños que tenían meses, días, años, sin embargo aquello no ha sido catalogado nunca como violaciones contra los derechos humanos, aunque hasta el clero fue cómplices en los pueblos más recónditos de la España posguerra, y aún hay gente que mira mejor a un franquista que una persona que dice lo que son la mierda de políticos que tenemos en esta España sin democracia. Porque otra pregunta serían
    ¿Dónde está la Dignidad de la Constitución la cual no se cumple, en los más básicos Derechos Fundamentales, ¡Tod*s iguales ante la Ley, y todos Derechos a una Vivienda Digna (como la del principito Felipe y su mujer presentadora…)
     ¿Es él ese  modelo de nuestr*s hijos, según dijeron un día) ?
    ¿Dónde está la dignidad de la clase políticas y de los monseñores padres de la Carta Magna?

  • M.Luisa

    …quería escribir,  no superoración sino superación. Disculpas

  • M.Luisa

    Esta mañana,   el comentario de Asun me ha animado a levantar el veto al  borrador del mío que ayer le impuse por desanimo  al ver la  desidia a profundizar en los temas.
     
    No se trata de profundizar por ganas,  sino por necesidad si de verdad  queremos hallar una salida al atolladero psicológico en el que  el ser humano en su trayectoria vital puede quedar atrapado.
     
    Ayer, las primeras líneas de mi borrador eran para mostrar mi  objeción  a identificar sin reservas estas dos expresiones  “ser persona y ser dignos/as”. Es verdad que la unidad  de  ambas  es una realidad,  pero como ha visto tan acertadamente Asun,  el problema de fondo  se manifiesta    cuando  el ser humano no hace suya, real, la dignidad  en la unidad en que él o ella consisten.
     
    En mi simplificación,  el otro día  sólo  señalé que  entre  ambas  mediaba una estimación, una apropiación  efectiva de nuestra realidad.
     
    Ahora me extenderé  un poco más y lo haré sirviéndome de una frase del amigo  Sarriomendia recogida en otro hilo la cual se refiere a la responsabilidad, y lo hago porque la responsabilidad  es un carácter  de la realidad  pero que se actualiza en el ser  mediante  un acto de apropiación.
    Dice así “La responsabilidad es personal y la responsabilidad social es el reflejo de la responsabilidad personal de cada quien” Bueno,  para mi propósito dejaré de lado el aspecto sociológico de la cuestión.
     
    El cual de cada quien es un nivel en que un acto del sujeto pueda aún muy bien no haber superado   la mera reacción,  moviéndose, en efecto,  en  un modo de ser personal, sí ciertamente,   pero sin  que en él se vea  una  superoración que haga  de aquel   acto un acto de responsabilidad,   por tanto,  como tal,   habrá  de recaer no en el cual sino en el quien de la persona,   es decir,  un acto no apegado sino suelto a dar respuesta a algo real y  a hacérnoslo  presente.  Es,  estructuralmente hablando,  el momento aquel de realidad incurso en el ser humano.    El no haber  tenido en cuenta esta diferenciación  ha sido, a mi modo de ver,  lo que ha hecho posible alienar nuestra condición.
     
    Muy buenos días a todos

  • Asun

    Gracias por todos los comentarios. Abundo en ello.
     
     El problema es de fondo, creo, cuando el ser humano no hace suya, real, la dignidad, en la unidad que él o ella es. Todo lo más, por lo que parece,  lo lee sobre un papel escrito, lo siente ajeno a él mismo, es decir no se identifica con ello, no ve en ello su propia identidad, la no separación de quien se es y de lo que se es. Encuentro el camino a ese despertar bastante tortuoso y difícil, aún siendo instantáneo, fácil e inmediato en su realidad, dada la visión dualista que hemos heredado,  adquirido en la vida  práctica y  con la que se nos sigue bombardeando por todos los flancos.
     
    A esto no somos ajenos, ni las personas ni las instituciones, ni los colectivos en sernos y estarnos velado su esencia y no-lugar espacial. Lo voluntarioso, las buenas intenciones no son una vía de acceso directo, al revés, pueden obstaculizarlo, así como, si por la vía de la imposición pretendemos que la dignidad sea.
     
    La dignidad ya es, aunque lo anuncien en todos los medios y quieran que sea conocida, ya es. Pero mientras el conocer no vaya  al unísono del ser, no se confundan  en la acción y en la vida diaria, haciéndose uno, seguiremos lejos de quienes somos y de lo que somos,  es decir, de nuestra verdadera identidad, la dignidad que se desborda en plenitud, por lo que lo estaremos también de la de los demás y de la Realidad que a nadie ni nada deja fuera.
     
    Un fuerte abrazo a todos. Buenas noches.

  • Antonio Vicedo

    Es LA DIGNIDAD cualidad intrínseca del SER HUMANO, en tanto SUJETO, condición permanente (esencial) e inalienable, por lo tanto no es objetivable para NADIE, ni, como tal, termino de los verbos (acción) TENER, CARECER, PERDER, GANAR, QUITAR, DAR, etc.
    De aquí la IDENTIDAD entre SER PERSONA Y SER DIGN*S. Intento de falsear esto, ES intento de falseamiento de la REALIDAD HUMANA con todo lo que ello conlleva.

  • M.Luisa

    Teológicamente se ha visto en la dignidad humana una presunta imagen y semejanza de Dios en nosotros mismos, pero si la cuestión se quiere  ver no desde una perspectiva teológica  sino  filosófica que es a la que se atiende ante  una crítica    retrospectiva a  la religión,  queda al descubierto,   que  dignidad  humana  y realidad  humana  apuntan a una misma cosa. Ambas expresiones  dicen lo mismo según sea la perspectiva  de la cual se parta. Una,  connota religiosidad y la otra laicidad.
     
    No obstante, para mí,  es en esta coyuntura donde  se esconde el atascamiento crucial del problema y la gravedad de sus consecuencias.
     
    Se ha dicho persistentemente: las personas tienen dignidad.   Y ahí es dónde, en coherencia siempre con mi línea, pienso se ha podido dar inicio   a  una  falsa vía para la estimación de ese valor personal. A  mi modo de ver no es que tengamos dignidad sino que somos realmente dignos. Esta visión, la cual ahora   aprovecho  la oportunidad  de dar salida o de completar   unos flecos que quedaros suspendidos tiempo atrás, hace  cambiar totalmente el modo cómo abordar el acceso a nuestra  propia realidad, bien desde  el punto de vista religioso,  bien   desde el  punto de vista laico.
     
    Pues eso de tener dignidad ha servido para  que los dignatarios la gestionen (se gestiona lo que se tiene) mientras que si nos estimamos  dignos lo somos realmente. Ser realmente dignos significa  estimarnos  como tales
     
    Para explicar de alguna manera esta diferencia  y dado que el artículo mismo habla de cosas que tienen o no tienen dignidad, también me referiré a ello de ese modo.
    La dignidad no es un valor extrínseco a la cosa real. Como se ve aquí, en ese punto, hay una  diferencia de expresión por mi parte  al no suprimir la referencia a la cosa  con respecto a la frase del artículo que  sí la suprime  al referirse a la persona y dice: “Las cosas tienen interés como objetos de conocimiento, belleza con frecuencia, precio muchas veces y utilidad casi siempre; pero no tienen dignidad, los animales tampoco”.  Correcto,  pero,  no se me negará que en todo este artículo subyace la idea de persona como objeto, es decir, como cosa, pues de lo que  trata es de sortear y buscar solución a  esta  grave constatación  histórica  que dio la  razón de ser a Los Derechos Humanos. Por tanto es menester introducir todos los elementos que globalizan el problema.
     
    Y así,  yo lo expreso diciendo que,  el valor de la dignidad,     pende de las propiedades reales que tenemos por eso antes he dicho que no es algo extrínseco a nosotros, pero ciertamente  para  hacer de ello,  de la dignidad algo real  valioso e  intrínseco,   hemos de hacer un acto de estimación pues la dignidad como valor   no sólo  simplemente está en la persona teniéndola  sino que es de la persona,   es de suyo personal.   Pertenece a la realidad no a la cosa que la tiene. Media, por tanto,  un acto de apropiación personal  de   nuestra propia realidad (dignidad) en tanto valiosa.
     
    Es sólo una reflexión complementaria a la del artículo.
     
    Saludos cordiales

  • sarrionandia

    Dudo mucho que este tipo de discurso influya en la conducta y en la escala de valores de la gente. En realidad se trata de libertad responsable y semejante libertad se vive o no se vive, siempre al margen de las especulaciones.

  • Gabriel Sánchez

     Excelente iniciativa, como nos gustaría estar en ese FORO DE DEBATE DE AWD, incluso para hacer memorial de ese hombre valiente y seguidor fiel que fue el Padre Delso…Lamentablemente no va ser fisicamente posible, no obstante contamos con algún hermano español, concurrente a ese foro, para que nos haga llegar algún material, seguramente las ponencias y si lo hay el comunicado no tendrán desperdicio…Me han pasado el dato que el abstencionismo en España, anda alrededor del 50%,…¿ÇAlguíen me mo puede confirmar?…Gabriel

  • Antonio Vicedo

    Muy bueno, claro y…. alto, J. Bada.
    Este es el MANANTIAL Y el FUNDAMENTO sobre los que  planear y distribuir la red de relaciones humana ESTRUCTURALES y construir la PIRÁMIDE en cuya cumbre quede la DIGNIDAD PARTICIPADA y ACUMULADA  de y por TODAS y CADA UNA DE LAS PERSONAS.
    Este es EL FILÓN de MATERIA PRIMA HUMANA que no admite falsificación sin riesgo inapelable de DESEQUILIBRIO, INJUSTICIA e INHUMANIDAD en todo el proceso relacional sobre cualquier circunstancialidad estructural o ambiental, desde LA PAREJA y FAMILIA hasta la propia ONU, sin exclusión de cualesquiera relaciones organizativas laicas o religiosas.
    Si LA LIBERTAD, que se concreta en el AJUSTE holgado perfeccionado por el engrase del AMOR, viene condicionada por LA VERDAD,  y esta tiene su identidad en LA REALIDAD, solo por la inexcusable valoración suprema de TODA PERSONA, puede  pasar de su consideración UTÓPICA,  a la más actual  y presente  PACÍFICA REALIDAD VITAL HUMANA.
    Queda muy claramente nítido lo de: “NO QUIERAS PARA NADIE LO QUE NO QUIERES PARA TI”, en sentido negativo, que convertido en positivo es “-AMA A TOD*S COMO A TI MISM*.”
    Pero se nos hace creer y llegamos a convencernos FALSAMENTE  de que esto supone mucho esfuerzo y coste por su dificultad rayana en la imposibilidad termino que endosamos al concepto de UTOPIA.
    ¿Pero no es hora de que nos percatemos de LA TRAMPA FALAZ de que lo que nos está costando exorbitado precio de sufrimientos, dolores y muertes es lo que culturalmente se nos ofrece como META: el BIEN como PODER  y PREDOMINIO y el RECORRIDO como COMPETENCIA y LUCHA FRATRICIDA?