Cristian@s en una sociedad plural
Jerez de la Frontera, 29-30 de octubre de 2011. Como estaba previsto, a las 10:00h del sábado se inició la III Asamblea General de Redes Cristianas en la Escuela de Relaciones Laborales, Turismo y Trabajo Social en Jerez de la Frontera (Cádiz).
Más de 300 personas pertenecientes a los 150 colectivos de Redes Cristianas, llegadas desde casi todas las Comunidades Autónomas del Estado, fueron recibidas por las comunidades de Jerez entre una gran riqueza de colores, ritmos musicales y representaciones artísticas, apoyadas en las más modernas tecnologías.
El urgente mensaje de la defensa de los bienes y servicios públicos comunes, amenazados en todas partes y singularmente en Andalucía (sanidad, educación, trabajo, vivienda, jubilación, etc.) se fue expresando artísticamente sobre el ritmo de un poema del obispo Pedro Casaldáliga, “Es tarde, pero es nuestra hora”. Es nuestra hora para defender la dignidad humillada del ser humano en la patera, en el parado, en el emigrante, en el excluido; es nuestra hora para caminar con todos y todas los diferentes hacia la construcción de un proyecto común integrador de las diferencias y acogedor de los rezagados y excluidos.
La presentación de la III Asamblea tuvo un recuerdo emocionado para Julio Lois, teólogo recientemente fallecido y pertenenciente desde sus inicios a Redes Cristianas.
Después de una presentación brillante, artística y pedagógica, la Asamblea se volcó en el trabajo de los once talleres que, de forma horizontal y participativa, fueron animados por algunos de los muchos colectivos integrantes de Redes. Vinculados al motivo dominante de la Asamblea y con el objetivo de llegar a conclusiones prácticas y operativas, los talleres se desplegaran en diversos campos que van desde el pluralismo y la interrelación o mestizaje, la comunidad y la diversidad sexual y de género, la lucha de clases y el fenómeno que supone el 15 M, hasta la espiritualidad laica y comunitaria, etc.
Capítulo especial merece el espacio dedicado el sábado por la tarde a la dinámica interna, articulación y expansión de Redes. Destacamos la nutrida memoria de gestos realizados conjuntamente desde la II Asamblea celebrada en octubre del 2009 en Bilbao y las líneas programáticas de cara a los dos próximos años. Parecen importantes, entre estas líneas de acción, las que pueden articularse bajo el epígrafe “mirada profético-compasiva hacia el dolor de la humanidad actual”, y también la intención de caminar hacia una “Asamblea General del Pueblo Cristiano y Creyente” capaz de reactualizar en la Iglesia y en el mundo el espíritu constructivo y esperanzador del Vaticano II en su cincuenta aniversario.
Con mucha inteligencia y gran humor, el cantautor Nacho Dueñas, además del himno de esta III Asamblea (“Somos el principio del principio”), ofreció a los asambleístas un espléndido concierto el sábado por la noche con un gran despliegue artístico que hizo las delicias de los asistentes.
La mañana del domingo, día 30, cerró la Asamblea con una larga y sentida celebración eucarística que, de forma creativa y pedagógica, fue haciendo presentes los escenarios más determinantes de la diferencia: la pluralidad de razas, las multitudes de los empobrecidos y la diferencia de sexo y género. Una escena llena de simpatía y humor cerró esta celebración antes de la proclamación de un manifiesto casi espontáneo, nacido al calor de la Asamblea:
MANIFIESTO DE LA III ASAMBLEA de REDES CRISTIANAS
Somos más de los que creemos
Hoy 30 de Septiembre de 2011, en la III Asamblea General de Redes Cristianas celebrada en Jerez, bajo el lema “Cristian@s en una sociedad plural, hemos constatado que “somos más de los que creemos” y que, intentando seguir a Jesús de Nazareth, y junto con otras y otros, “tenemos más fuerza de lo que parece”.
Esta crisis nos pone en evidencia la brutalidad de un sistema que, a quienes hemos sido creados iguales por Dios, nos hace injustamente diferentes en la igualdad de oportunidades. Un sistema que reinventa continuamente formas de marginación y exclusión social.
A lo largo de la historia, el único Dios en el que creemos se ha manifestado de diferentes formas. Por ello, hemos de avanzar en el diálogo para recuperar los valores de bondad, justicia e igualdad tan cercanos a este Dios.
Vivimos en una sociedad multicultural y multirreligiosa que exige, en este tercer milenio, algunos gestos inaplazables en orden a fundamentarse sobre bases justas e igualitarias. Vivimos en un mundo adulto y plural en sus criterios políticos, científicos, y morales, en relación con los derechos humanos. En este contexto, creemos que no son necesarias las muletas de la religión para trabajar por la transformación de este mundo; por eso estamos convencidos de que “somos muchos más de los que creemos” en la voluntad de avanzar por este camino.
En esta III Asamblea de Redes Cristianas hemos trabajado en 11 talleres sobre la sociedad plural y la actitud e implicación de creyentes y no creyentes en ella. En estos talleres hemos reflexionado sobre
- las redes alternativas frente a la crisis,
- el movimiento mundial de indignación manifestado en plazas y ciudades,
- la lucha de clases en una sociedad justa y alternativa,
- las diferentes formas de vivir lo transcendente,
- la afectividad y sus distintas expresiones,
- el trabajo por la paz y en contra del militarismo o
- la pluralidad eclesial y comunitaria en el compromiso con las víctimas de la crisis
No hemos sido sordos ni ciegos ante recientes acontecimientos tales como el continuo incremento del paro, puesto de manifiesto en la última EPA de ayer, la cesión de la base de Rota para implantar el escudo antimisiles de la OTAN, y el secuestro de las cooperantes españolas esta semana en Tinduf y un poco antes Kenia.
Por ello, ante la incapacidad y/o silencios de las instituciones políticas, económicas y religiosas para dar respuesta a estas situaciones, denunciamos su inoperancia, y sabiendo que “somos muchos más de los que creemos”, manifestamos nuestra voluntad de colaborar en la transformación de este sistema, junto a tantas personas, grupos y movimientos que lo hacen desde otras perspectivas.
Y como seguimos convencidos de que “OTRO MUNDO ES POSIBLE“, hemos decidido unir nuestros esfuerzos –enREDarnos– para que ese mundo vaya siendo posible desde ahora. Una fiesta de la esperanza.
La clausura oficial de la III Asamblea tuvo lugar en la Plaza Central del Arenal donde, entre Tíosvivos y algunas tiendas del 15 M, los asambleístas juntaron sus voces y pancartas con las de otros movimientos sociales de Jerez en defensa de “la dignidad, la libertad y la independencia del pueblo saharaui”.
¿En que camisas de once varas, me he metido?. De las que no sepa salir, majo…
Te recomiendo que pienses lo que dices, antes de escribir, porque no hay por donde cojer tu “pensamiento”.
Dos cuestiones técnicas más, Jonás.
Decís: «…Basta a tanta heterodoxia”, “basta a tanta vida de ‘teólogos’ labrada a base de meterse con la Iglesia, mordiendo así la mano de quien les da de comer”» Y yo respondo: ¿Quién da de comer a quien, Jonás? ¿La institución a los teólogos o éstos a la institución? Y, en todo caso: ¿el pagar un sueldo a quien se lo gana con su honestidad intelectual, da derecho a dominar las conciencias? Muy sucio Jonás: ¡puro juego sucio! La religiosidad como fin en sí misma deja de ser útil y se convierte en obstáculo, un atolladero para el infantilismo religioso, una trampa masiva para eternos adolescentes que nunca conocerán una evolución espiritual adulta. De eso, como de tantas otras cosas, ¡ni noción tendrían los obispos sin los teólogos!
¡Son los teólogos los que dan alimento, incluso espiritual, a los obispos, que pretenden controlar su pensamiento chantajeándolos con su sustento económico! Lo que llamáis “vida labrada a base de meterse con la iglesia” no es tal, sino honesto deseo de depurarla y ayudarla a crecer, igual que hicieron los constructores de toda esa tradición tan inamovible que tanto veneráis, ¿qué diferencia hay entre aquellos y estos?, ¿por qué aquellos sí y estos no?
Ah, y no deis tan a la ligera por cierto que me dé igual criticar o no el magisterio de la iglesia. No me da igual, no; donde considero necesario hacerlo me parece vital e imprescindible hacerlo. No como a vosotros, que por eso que llamáis fidelidad, y que yo considero innoble sumisión o, en todo caso, fidelidad servil, estáis dispuestos al engaño militante. No sé por qué será (¿me estaré volviendo malo…?), pero me viene ahora a la mente aquella imagen evangélica de la piara de cerdos endemoniados despeñándose por el barranco… (¡jo!, qué cosas digo…).
Finalmente, el integrismo se compone de muchas actitudes, sólo una de las cuales sería la que tu apuntas, pero tiene otras muchas, como queda patente cuando alguien se considera con derecho a negar la libertad de pensamiento y de evolución de los demás, como cuando se dice: «…Basta a tanta heterodoxia”, “basta a tanta vida de ‘teólogos’ labrada…». O como cuando se pretende que la doctrina de la iglesia universal sea la de la iglesia católica: ¡que estrechez de miras, qué miopia!!!!!. Que no, hombre, que no, que no cuela.
Vamos a ver si consigo que os quede claro ahora.
Yo no pretendo pertenecer, ni a toda costa, ni a ninguna costa (vamos, que no doy un duro por pertenecer a ella), ni tan siquiera al precio de hacerle daño: a esa innoble institución. Y, en todo caso, no sería por hacerle daño, que para hacérselo ella solita ya cuenta con gente como vosotros, sino por algo que tengo el derecho y el deber de hacer, por hacer un análisis crítico lúcido de algo que forma parte de mis creencias y que me lleva a depurar las razones (las creencias) de la fe que profeso. Aunque supongo que para vosotros la distinción entre fe y creencias os sonará a chino, porque eso no viene en el manual vaticano al que (en lugar de al de Jesús) prestáis servil fidelidad.
Pues con tu pan te lo comas. Eso sí, claro, pan a secas, sin “jamón”. Y si queréis “jamón” os recomiendo, a parte de lo ya dicho, que busquéis en el diccionario el significado de la expresión: Síndrome de Estocolmo, puede resultaros muy ilustrativo.
Saludos.
Algo más para Jonás y Cia.
Y respecto a lo que me decís de los obispos: “Mira cómo tiemblo”.
¿De verdad creéis que -a estas alturas- a un creyente sensato, adulto y honesto, le preocupa, en lo personal, lo que piensen o digan los obispos? Hombre, en lo colectivo sí, pues aun quedan, aunque afortunadamente cada vez menos, personas ingenuas y de buena fe a las que, como a vosotros, pueden hacer mucho daño con sus manipuladores politiqueos y demás juegos sucios, hasta dejarlas atrapadas en la religión como fin en sí misma. Pero en lo personal: no, hombre, no.
Ha llovido mucho desde que Pablo VI inició el anticoncilio y aprovechó la coyuntura para cargarse la colegialidad episcopal, convirtiendo así el papado (más aun de lo que ya lo estaba) en una monarquía absoluta, con los obispos sumisamente sometidos, y bien sometidos, a los dictados del Rey de turno. Deformadora corriente que continuaron y afianzaron los siguientes monarcas: Woitila y Ratzinger (Juan Pablo I –sospechosamente- no…). ¿De verdad creéis que, así gestadas (o manipuladas), las Conferencias Episcopales pueden tener algún prestigio y credibilidad; alguna influencia en los creyentes? Si no fuera porque sospecho que es maliciosa, o diría: “¡Qué candorosa ingenuidad!”
Eso en cuanto al conocimiento que tenemos del deterioro y descrédito público de lo episcopal. Y en cuanto a lo privado, se da la circunstancia de que, de jovencito, participe largo tiempo en Barcelona en un contexto eclesial del que surgieron muchas vocaciones sacerdotales; mal vistas por entonces por el obispado local, más liberal él, pues tales vocaciones emigraron a formarse al seminario de Toledo, regido por entonces por el llamado D. Marcelo, más conservador, y no al de Barcelona. Pues se daba el temor (después no confirmado) de que, finalizado el seminario, aquellos sacerdotes, a parte de ser conservadoramente deformados, luego fueran a engrosar otras diócesis y no a la de Barcelona.
Bueno pues yo, que los conocí de seglares, debo lamentar aquella deformadora formación, pues cualquier parecido con los cristianos vitales que eran fue desapareciendo, primero, y de forma espectacular, en el seminario (¡a la vuelta ya no los reconocía ni su madre!), luego en el ejercicio de su profesión (sobre la vocación no me pronuncio) y finalmente, en el ejercicio del episcopado: tres de ellos lo son ahora en Barcelona (tardó en llegar, pero se cumplieron los temores de colonialismo conservador) y dos más en otros lugares, donde ya no queda ni rastro de los prometedores jóvenes que fueron. La trituradora Vaticana los ha domesticado y ahora les importa más “lo púrpura”: su personal carrera “política” y lo pastoral aborregador, que lo cristiano. Ya veis, ellos –como vosotros- también han elegido lo fácil, lo sumiso. No como Jesús, que por fidelidad a su misión, se enfrento a los poderes religioso y político del Israel de su tiempo (aunque supongo que eso ni os suena).
¿Acaso creéis que “con esos mimbres” a un cristiano ya rodado, aun le preocupa el ser o no ser considerado miembro de esa iglesia institucional?
No, piltrafillas, no. Prefiero ser parte de esa otra iglesia, la de la diáspora, la del mismo exilio al que fue arrojado Jesús tras ser rechazado por la jerarquía religiosa de su tiempo. La inseguridad que me produce esa oficiosa pertenencia, su falta de certeza, es para mi, precisamente, garantía de que voy en la misma dirección que Jesús, en la buena dirección.
Pues, hala, saludos otra vez. Y si queréis “jamón” ya sabéis dónde encontrarlo.