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Pecado de lesa laicidad

La visita de Benedicto XVI a España del 18 al 21 de agosto con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), nueve meses después de la realizada a Santiago de Compostela y a Barcelona, demuestra la importancia estratégica que el Papa concede a España en el conjunto del catolicismo mundial para el desarrollo de su programa de restauración de la cristiandad. El viaje de noviembre pasado no logró el objetivo previsto, que era la presencia multitudinaria en torno a la figura del Papa como baluarte de un catolicismo beligerante con la modernidad, el laicismo, la progresiva secularización de la sociedad española y el avance de la increencia, sobre todo entre la juventud.

Esta es una Iglesia muy distinta
de la que predicó Jesús de Nazaret

y de la que impulsó el Vaticano II

Pero el relativo fracaso del viaje anterior, lejos de disuadir al Papa y a los obispos españoles de repetir la experiencia, ha servido de acicate para intensificar los trabajos de propaganda y movilización de todos los sectores católicos para participar en la JMJ, cuya convocatoria no se circunscribe al territorio español, sino que se dirige a todo el orbe cristiano. El viaje se ha organizado en torno a la idea de la religión como espectáculo, representación teatral, fenómeno de masas y culto a la personalidad del pontífice, sin apenas componente religioso y espiritual, ni horizonte alternativo y transformador, ni dimensión mística y liberadora, que constituyen la verdadera naturaleza de la religión.

Recuerdo a este respecto el relato del primer libro bíblico de los Reyes sobre el profeta Elías. Tras 40 días y 40 noches vagando sin rumbo, el profeta llega al Monte Horeb y entra en una gruta donde pasa la noche. Dios le pide que salga de la cueva y permanezca de pie en la montaña porque va a pasar Él. Primero vino un viento fuerte e impetuoso, pero Dios no estaba en el viento. Luego pasó un terremoto, pero Dios tampoco estaba en el terremoto. A continuación apareció un fuego, pero Dios no se encontraba en el fuego. Por fin llegó el susurro de una brisa suave, y ahí sí se encontraba Dios (1Re 19,9-14). ¿Se encontrará Dios en los actos de papolatría de la JMJ?

Estamos ante un modelo de Iglesia muy distinto del movimiento igualitario de hombres y mujeres que puso en marcha Jesús de Nazaret y muy alejado de la revolución copernicana del Vaticano II que definió a la Iglesia como misterio, pueblo de Dios y comunidad de fe solidaria con los gozos y esperanzas, tristezas y sufrimientos. Entre los actos programados figuran todo tipo de celebraciones religiosas: vía crucis, misa en privado en la Nunciatura, confesiones, misas multitudinarias; encuentros con seminaristas, con profesores universitarios jóvenes, con religiosas jóvenes (a quienes se les exige llevar hábito); reuniones con el Rey y el presidente del Gobierno; comida con los cardenales y obispos de Madrid; visita a un centro de discapacitados. Pero no figuran encuentros, por ejemplo, con los “indignados” del 15-M, con los jóvenes desempleados -alrededor del 44% de la juventud española-, con los inmigrantes, con las mujeres maltratadas, con los desahuciados, con los vecinos de la Cañada Real, con los cristianos y cristianas de base, etcétera. ¡Otra ocasión perdida para compartir las esperanzas y los sufrimientos de los sectores más vulnerables de la sociedad y hacer realidad la opción por los pobres!

La preocupación fundamental de los organizadores se centra en conseguir la asistencia del mayor número de peregrinos venidos de todo el mundo para aclamar al Papa: un millón, millón y medio, dos millones… En eso va a residir el éxito o el fracaso del viaje. ¿Qué diferencia existe entre estas concentraciones y las de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado en pleno nacionalcatolicismo? Unas y otras tienen el mismo espíritu y responden a similares objetivos: la reconquista católica de los sectores alejados de la fe y la ocupación confesional del espacio público, por ejemplo, la colocación de más de 200 confesionarios en el parque del Retiro, el vía crucis en la plaza de Cibeles, así como la misa y la vigilia de oración en el aeródromo de Cuatro Vientos.

Hay, con todo, una diferencia no pequeña entre aquellas manifestaciones y las actuales: vivimos en un nuevo escenario cultural, político y religioso; la religión católica tiene que respetar la laicidad del espacio público y vivir en la sociedad secularizada, como dijera Bonhoeffer, “etsi Deus non daretur”, como si Dios no existiera, sin las condiciones de plausibilidad que en épocas pasadas prestaban el Estado y sus instituciones al catolicismo, al menos aquí en España durante el franquismo.

Pero al llegar aquí me asalta una duda y me surge un interrogante: ¿en realidad se ha producido ese cambio de era al que me refería antes en el terreno político-religioso en nuestro país? Yo creo que no, y a los hechos me remito. Las diferentes Administraciones públicas, sean municipales, autonómicas o estatales, se postrarán de hinojos a los pies del Papa, y las instituciones educativas, sanitarias, policiales, culturales, urbanísticas e incluso militares se podrán a su servicio durante los días de la visita. ¿No es esto incurrir en un “pecado de lesa laicidad”?

Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Del neoconservadurismo al integrismo, RBA, Barcelona, 2011.

7 comentarios

  • Fej Delvahe

     
    Comparto la interpretación que J.J.Tamayo hace del texto del citado A.T. sobre el profeta Elías, pero no comparto la mayoría de sus reflexiones escritas en los medios, incluida gran parte de la que aquí se exhibe.

    ¿Por qué? Porque mientras algunos criticamos (más que él, mucho antes de que él se desclericalizara y sin haber obtenido ganancias económicas por el ejercicio de la crítica profética), toda la parafernalia y el clericalismo de la Iglesia Católica, nos desagrada este proceder actual suyo, el cual caracteriza al neo J.J.Tamayo y a la generalidad de los neoconversos que cambian su estilo de vida por uno contrario al que llevaban: me refiero a que es capaz de aliarse con los más empecinados enemigos de sus hondas creencias o con los poderes más retorcidos y negadores del homo sapiens como homo-religiosus, con tal de dejarse querer y mostrar a los que dispensan las acreditaciones de “verdaderos progres de izquierdas” que él da la talla y es digno de su “visto bueno”, acogida, ayudas y seguridades.

    ¡Si nadie se lo ha dicho hasta el momento, pa’ que lo sepa!

                                                       Fej Delvahe

     

  • Maite Lesmes

    Si en este artículo Juan José Tamayo se muestra, una vez más, brillante, no sé qué se pueda añadir al contenido de la entrevista que acabo de encontrar, y que mereciera colgarla aparte:
    http://www.euroxpress.es/index.php/noticias/2011/8/15/no-creo-que-esos-actos-en-espacios-publicos-de-madrid-esten-en-sintonia-con-la-cultura-secularizada-y-con-el-estado-aconfesional-en-que-vivimos/

  • Chari

    Alguien ha leído “La tourné de Dios” de Jardiel Poncela?

  • ana rodrigo

    Me temo que quienes estamos pidiendo otra iglesia, otro tipo de evangelización y otra manera de estar y de ser del Papa llevamos las de perder. El ruido va a ser (lo está siendo ya) tan estridente, de tantos kilovatios, que las voces alternativas van a ser meros susurros despreciados y hasta insultados por los fans del Papa. Es tal la prepotencia de la jerarquía y es tal su desafiante actuación que ni Dios se atreve a rechistar.
     
    Al igual que en otras visitas multitudinarias, sospecho que Dios y Jesús van a pasar a segundo o tercer plano. Mientras que la moral eclesiástica, universalizada por el Papa, va a centrar el discurso. Dirá que nos preocupemos de los pobres, en cuyo caso habrá que recordarle aquello de “ haced lo que os digan, pero no lo que ellos hacen”.
     
    Ojalá me equivoque. Esperaremos acontecimientos, eso sí, armados de paciencia.
     
    Lo de la “indulgencia plena” a las abortistas, es de chiste. Aquí sí que son ellos los que hacen y deshacen en la tierra y en el cielo, porque, si Dios es el ofendido, a ver cómo saben si Dios quiere una cosa o la contraria.
     
    Bueno, de la concesión de indulgencias a quienes contribuyeran a la construcción de la basílica de San Pedro de Roma, salió un Lutero. Quizá, cuando ya colmen el vaso de las extravagancias, salga alguna Reforma seria y viable.

     

  • SOL

    “axcomulgados” ¡no! EX.

    Aunque entiendo que se ha entendido valga la re…

  • SOL

    ¡Genial Juan José! como en todos tus artículos no te andas por las ramas. Ahora bien, este circo tentrá que definirse de algún modo. Quiero decir, ¿si los divorciados están axcomulgados?, ¿también lo estarán todos los divorciados de derechas o pagan bula? o… ¿cuánto durará la prórroga de perdón para las abortistas arrepentidas? o ¿ sólo se concede esa gracia durante los fuegos de campamento en las Jornadas Florales? ¿vuelve la Taxa Camarae?.

    Una edición especial de Gran Hermano o una novedosa  versión de Supervivientes también servirían para hacer caja. 

    ¡Cuánto friki hermano!. Un abrazo.

  • Sarrionandia

    Pareciera que Tamayo no estuviera muy de acuerdo con la organización de la JMJ.