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Mujer en el cielo y virgen en la tierra

Felicitando a las muchas Marías y Asunciooes que hoy celebran el santo, sobre todo a Asun. Pensando en todas las mujeres que visitan ATRIO. Deconstruyendo y reconstruyendo el mito de las 144 mil vírgenes, de Eva y de la Asunción de María.

El dogma de la Asunción que hoy celebra la Iglesia católica se promulgó sin ningún fundamento bíblico.

Pío IX, beatificado, declaró dogma a la Inmaculada Concepción de María. La fe en ella se convirtió en un “acto de resistencia” contra el pensamiento científico y a favor del poder del papa. Los intereses del papado estaban rigurosamente mezclados al culto mariano y después de la Bula de 1854 que definía el dogma de la Inmaculada Concepción, en 1870 Pío IX produjese otra Bula que elevaba a dogma la infalibilidad del papa.

El dogma afirma que María fue concebida por su madre Ana “sin mancha”, esto es, sin pecado, exenta entonces de pecado original.

Victoria Sau nos dice: “El patriarcado es un modelo de organización social que lleva siglos funcionando. Ha dado lugar a un sin fin de complejidades, de intereses creados, de complicidades y de corruptelas, tanto en las relaciones hombre-mujer como en las de mujer-mujer y mujer-hombre.(…). Teniendo en cuenta que el futuro no existe si no es concebido como prolongación de presente, las mujeres con presencia en este momento histórico se supone que han de gestionar el cambio no pensando en lo que suponen que harán las generaciones venideras, sino creando las circunstancias idóneas para que esas generaciones no tengan que preguntarse por enésima vez qué hacer, sino que sencillamente prosigan en lo dado. Como nosotras proseguimos, en cierto modo, lo que dejaron iniciado las mujeres de la Revolución Francesa (el derecho de ciudadanía, por ejemplo), las de Séneca Falls (el derecho al dinero propio, entre otros), las sufragistas, y así sucesivamente. Y en esos ejemplos doy por incluidas todas las luchas de mujeres de todos los países.” (Victoria Sau, Mujeres sedadas, 23)

Me pregunto: ¿La declaración de la Asunción de María, como cuerpo y alma reunidos en forma gloriosa en el Cielo al final de su vida, con dormición o muerte se hace dogma gracias a ciencia “infusa” del Papa Pío XII en el 1950, y por supuesto lo venden como un privilegio especial, porque ella no tuvo que esperar como tod*s los demás seres humanos a nuestra resurrección?

¿Por qué el hijo de D*s necesita despojarse de algo que en sí mismo se nos presenta concebido y sin mancha, sin intervención de hombre a mujer, sino de D*s mismo en espíritu?

¿Si María va al cielo en cuerpo y alma, sin necesidad de que su cuerpo cambie o se transforme, por qué en cambio (según los textos) esto si es necesario y se le exige al propio Jesús?

El dogma de la asunción de María entra en contradicción, si lo comparamos con los textos que no habla de un Jesús muerto y resucitado. Y en la cual ese cuerpo glorioso que se manifiesta a María de la Magdala, él le exige a María no ser tocado porque tiene que estar limpio antes de subir a la casa del “padre”

¿Por qué Jesús aún está dentro de ese enajenamiento moral y hasta después de muerto y resucitado “no sabe” que es innecesario no ser tocado, el rito de pureza del hombre?

Creo que el ser humano muchas veces hierra en lo que dicta o propone, e intentando imponer sus falsas teorías sobre la moral y la duplicidad de lo aparente. Sin quererlo o pretenderlo descubren “la puerta secreta-angosta” por donde otras persona tienen acceso cuando cabalgan sobre los viejos preceptos… mientras quienes propone dichos dictámenes morales son incapaces de alcanzar el quicio de la misma.

Al superarse ese dualismo falso que durante siglos nos han vendido repleto del más puro desprecio por lo corporal englobado en el cuerpo de mujer, entramos de pleno derecho en cuerpo y alma a ese mundo donde se nos fue negado todo tiempo y espacio desde aquel primer instante de vida, de ahí que la esperanza de identidad del ser mujer ya deja de estar supeditada a unos dogmas donde se pueda cuestionar nuestro cuerpo, nuestra sexualidad o nuestra fertilidad y maternidad, y María-Eva toda la mujer llega intacta a la casa de D*s.

Deconstruir aquel abismo del caos androcéntrico entorno a la María pasa por dejar a María en cuerpo y alma asunta al cielo donde D*s la espera sin Dogmas, y sin prejuicios vejatorios, sin desprecio por su sexo o sexualidad Y SIN PREJUICIOS de ningún tipo o de nombre. Da igual que se llame María o Eva, porque es solo una mujer que marca un ritmo en su historia personal, marcando un trazo o huella en “la historia de una persona” que este caso fue su hijo Jesús.

Ella prolonga en ese sí para dar vida y engendrar un reto de libertad que la dilate más allá de aquella primera decisión. Jesús, como su madre María, transgrede todo orden como hiciera a la vez hiciera también la primera mujer de la Biblia, por lo tanto ambas son en sí mismo parte de núcleo principal de cual ellas partieron y Eva y María escogen a la Rûaj para desarbolar y transgredir aquel sistema patriarcal y androcéntrico donde el narración desampara a la mujer, esterilizándolas tanto de sus cuerpos como de sus divinidades.

Si María es madre fuera de las norma del patriarcado, Eva se aparta de aquel destino donde solo se le permite una procreación animal y no racional de persona con entendimiento, cuando ella sola sabe adentrarse y escoge el árbol del saber y el conocimiento, denegado a la mujer.

La figura de María no la entiendo o comprendo si no la paso a la figura de cualquier mujer, ahí la dejo asentada y me recreo pensándola en la que fue primera, a nuestra Eva, ella que sola se adentra en lo más recóndito de lo oscuro e inexpugnable de aquel, Jardín, del Edén, de la Tierra virgen y sin explorar.

Ella la primera mujer, María, descubre que se puede hablar con la Madre Naturaleza, y que ella responde con nuevas perspectivas, con nuevos paradigmas de la ecología. Es esta mujer la que nos permite mirar y apreciar todo con otras coordenadas, otros ejes y con infinitas gamas de colores… ella abre nuestro apetito porque descubre el paladar y sus sabores, descorre aquel velo ante lo desconocidos, para poner nombres a aquellos manjares “Manzanas”, a los seres diferentes a ella, pero que a la vez también tienen vidas y nombres.
María-Eva encuentra dentro de su interior una voz irreconocible que le despierta la fe, la Sabiduría que le es negada pues ella es mujer.

De ahí que ellas, María Eva, las Mujeres precedentes, son un la urdimbre de la tela que van formando trenzas, lazos y redes que se anudan a nuestra entrañas y ADN, que nos queda en la boca la Sed de Nuestra Búsqueda de ese D*s, denegado a la Mujer.

Solo tenemos que repasar el A.T y ver como la mujer muy concretamente solo es utilizada en ciertos momentos y circunstancias para después relegarnos a la parte doméstica de la cocina y despensa que decía Aristóteles “…Las mujeres son las reinas de la casa y las dueñas de las despensas…”
María sin embargo nos abre el paraíso de su cuerpo y es su alma derramada la que aporta toda espiritualidad en ese embarazo no buscado pero al cual ella se entrega.

Ella es la mujer de antaño, la de hace miles de años, mi abuela, mi madre yo misma y mi propia hija… Tantas y tantas mujeres que han buscado ese ser que nos nace en las entrañas y que a veces no llega, y la de tantas otras que como ella se encontraron con una maternidad sin más.
Las Evas que pasan a ser Marías porque entramos en el cielo con el pecado sin pernoctar en nuestro costado, sin que nos reste ni un ápice de verdad y belleza en nuestro cuerpo y alma sin dualidad…

Y, aún menos, sin tener que pedir permiso a nadie y sin dejar nuestra feminidad o nuestra sexualidad en la tierra para ser MUJER EN EL CIELO Y VIRGEN EN LA TIERRA

AMANTÍSIMA Y SOLA

Tiro el manto, la manta. Miento.
Experimento la mentira que me mantuvo
Santa tanto cuanto
Amantísima y sola.
Un vestido común
De una mujer cualquiera.
Desciendo del altar,
Salgo de la iglesia
Mezclada con las Marías de las calles
De los dolores de las gracias de Lourdes,
Fátimas, peñas y concepción.
Y, si todavía diese,
Si lo sagrado todavía me quisiera,
Vuelvo para casa, abro la ventana,
Me tiendo en el suelo y espero esperar.
Soy yo, soy María
Y es casi de noche en Nazaret.

(Nancy Cardoso Pereira)

9 comentarios

  • Fico Sánchez Peral

    No sé si se  me ha entendido bien. Sólo quise decir que mi manera de honrar y admirar a María, madre biológica de Jesús, es respetar plenamente su naturaleza humana y femenina. Es, precisamente como mujer y madre normal y corriente, sin inventarle ni colgarle atributos excepcionales, artificiales y además falsos, que la desvirtuan convirtiéndola en algo así como una “Superwoman”, como puedo admirarla más por su heroísmo humano, femenino y materno, de tan singular hijo. Lo otro: virginizarla y divinizarla (y en España hay multitud de manifestaciones idólatras de las distintas –y hasta de las más absurdas y vergonzosas- advocaciones Marianas…), me parece que es traicionarla por hacerle el juego a la iglesia y, de paso, darnos consuelo a nosotros mismos por no haber sabido respetarla y admirarla por lo que es en sí misma y no por lo artificial que la iglesia se ha inventado sobre ella. Saludos.

  • Carmen (Almendralejo)

    Querida Margarita, para nada nos puedes hacer caer en ningún error porque sabemos lo que dices en el fondo y el buen deseo que como madre tienes para nunca jamás perder y estar sin tus hij*s en ese cielo que nadier no ha robado y que hemos descubierto por sí misma.

  • Asun

    Mi gratitud y emoción va también para Atrio y su equipo tan entrañable. Besos.

  • Asun

    Ha sido,  Carmen, de nuevo, una gozosa sorpresa, indescriptible,  que me hagas presente con tanto cariño.
     
    Gracias, por este empeño tan profundamente enraizado en ti, de reconocer la dignidad de toda mujer que se nos fue arrebatada y emborronada. No sólo das la vuelta, sino que haces ver poniendo luz al oculto subconsciente colectivo tan arraigado en el corazón del hombre y tristemente también de la mujer. Todo aquel y toda aquella que lo probó lo sabe. La idealización espiritualista ante la imposibilidad de aceptar la realidad de lo que es, de ver la red inseparable que lo constituye, (y “vio Dios que era bueno”) en la que todo se halla interrelacionado sin separación ni ruptura o excepciones, creando una realidad “dentro y fuera” de toda mujer, de un cielo y de una tierra inexistentes.
     
    Gracias a todos los comentarios, especialmente a los hombres.
     
    Un fuerte abrazo

  • Margarita Aguirre

    “incurres es ese error y haces un mal favor a ambas.”
    Gracias Fico: Tu comentario ha evitado que mi error haga ningún “mal favor”

  • Fico Sánchez Peral

     
    Margarita Aguirre, veo la  buena intención de tu comentario, pero discrepo  de él, pues, por cariñosísimo que sea “el deseo de que esa bendita mujer, silenciada en los Evangelios, haya gozado al fin de la felicidad con que todos soñamos, y que verdaderamente mereció.”; me parece que es una manera de, no dándole ni mayor felicidad ni gloria a ella, cosa que ya no está a nuestro alcance, es darnos consuelo a nosotros mismos –la iglesia- por nuestra mala conciencia en cuanto al maltrato que hemos dado -y seguimos dando- al personaje de María y, en ella, a la mujer en general. Y, ¡ojo, que no digo que sea esa la intención de tu comentario!, sino que, llevada de tu buen deseo, incurres es ese error y haces un mal favor a ambas.
     
    Creo, como dice Honorio,  que tanto a Jesús como a María se les ha divinizado tan innecesaria y artificialmente, que se les ha deshumanizado casi del todo, alejándolos así, tanto de su dignidad humana, como de la enseñanza de humanidad (¡testimonio de vida verdaderamente humana!) con que ambos podían enriquecernos. Pero claro, no es de extrañar que así lo haga la iglesia, ya que con el resto de la humanidad ha hecho lo mismo: deshumanizarla, haciéndole creer que es naturaleza caída, inventando el pecado original, “maculando” la sexualidad de toda la humanidad para luego, por contraste, poder inmacular la concepción de María y la de Jesús… y tantas otras cosas por el estilo, que nos alejan de aquello: nuestra humanidad, que debía haber sido la naturaleza, el medio y el vehículo sobre el que realizáramos la búsqueda que nos llevaría de nosotros mismos a Dios. Con lo cual se deja a los creyentes perdidos e indefensos en una religiosidad que la jerarquía eclesiástica controla a base de dogmas e infalibilidades. Cuestiones todas ellas: virginidad de María, que yo entiendo como deshonrar su humanidad femenina; y los distintos dogmas: que entiendo como abusos de poder y de confianza con los que se fuerza a la razón y a los fieles a tragar con ruedas de molino, mientras se los distancia de la verdadera enseñanza de Jesús de Nazaret; cuestiones de papas –decía- por las (y los) que yo no siento ningún respeto.
    Saludos cordiales, Fico.

  • Margarita Aguirre

    En mi corazón, tengo a María, “desposada´con José, como una madre,también con otros hijs@s biológicos, demás del primogénito,aquel que le preocupó tanto y le hizo sufrir muchísimo.
    Lo demás son mitos históricos.-Hay varios hijos de vírgenes en las biografías míticas de la humanidad.
    Lo de “subir” al “cielo”, una vez que murió, lo entiendo,-respetando a los Papas, que fabrican dogmas-, como un deseo cariñosísimo de que esa bendita mujer, silenciada en los Evangelios,haya gozado al fin dela felicidad con que todos soñamos, y que verdaderamente mereció.
    Pienso celebrar este día. Es la manera que tenemos la humanidad de “fijar” deseos en fechas determinadas 

  • Carmen (Almendralejo)

    Realmente todas y cada una de la mujeres estamos reflejadas en la primera mujer del A.T y en María como mujer que transgrede la forma de concebir, con o sin permiso ella escapa y vuelve a ese hogar mudo del A.T donde otra mujer también espera dar Vida a la su historia sin vida y sin palabra en ese matrimonio “concertado” pero que al final es ella quien pone el último nombre, palabra y tilde… Ella lo cierra para que su vientre de el pregón de la Buena Nueva.
    Querido amigo Honorio de ahí que la Teología Feminista tenga tanto de Novedad sobre esas lecturas vetustas y androcéntricas… Debemos dejarnos empapar por lo que hay de Novedad en las palabras que muchas veces se abren paso sin saber o pretenderlo, “la puerta angosta” la palabra de D*s sobre los renglones torcidos y tantas formas de descifrar el puzle en este jeroglífico que es el paso de D*s en la Humanidad sin distinción de mal o pecado sobre un sexo u otro.
    Que María sea Mujer en el cielo y Virgen en la Tierra, es solo eso despojar el cuerpo de aquello que no nace con la persona si no que se le añade porque interesa tener atada a la mujer a la pata de la cama, y sobre todo de la CASA, aseadas y limpias para usar y tirarlas de nuevo a su lugar, su destino de miles de años.
    Gracias a ti Honorio por tu sensibilidad que hombre que sabe amar a las mujeres
    ¡Gracias!

  • h.cadarso

     Carmen:  De la abundancia del corazón habla la boca…Todas las mujeres sin excepción se hacen en tu hilo María de Nazaret, Eva, Safo de Lesbos, madres del hijo del hombre que también es hijo de Dios, porque todos los hijos del hombre son también hijos de Dios.
      El problema de la religiosidad tradicional y oficial, que la popular quizá va por otros derroteros, es que hacen de Jesús un ser híbrido Dios al 80% y hombre apenas al 20%, y claro, ya puestos, desfiguran a su madre y la hacen semidiosa al 90% y mujer al 10%. Y así, Jesús se aleja de nosotros, y María no es hermana de las mujeres corrientes y molientes, mucho menos de las mujeres del proletariado.
      Ahí andamos, en el camino para encontrar el equilibrio entre la condición humana y divina de Jesús, de María, de todos los seres humanos y de todas las mujeres. Ahí andáis todas las firmas femeninas de Atrio; y gracias por todo lo que nos enseñáis.