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Gobernados por ciegos e irresponsables

Afinando los muchos análisis hechos acerca del conjunto de crisis que nos asolan, llegamos a algo que nos parece central y sobre lo que toca reflexionar seriamente. Las sociedades, la globalización, el proceso productivo, el sistema económico-financiero, los sueños predominantes y el objeto explícito del deseo de las grandes mayorías es consumir y consumir sin límites. Se ha creado una cultura del consumismo propalada por todos los medios. Hay que consumir el último modelo de celular, de zapatillas deportivas, de ordenador. El 66% del PIB norteamericano no viene de la producción sino del consumo generalizado. Las autoridades inglesas se sorprendieron al constatar que, entre quienes promovían los disturbios en varias ciudades, no solamente estaban los habituales extranjeros en conflicto entre sí, sino muchos universitarios, ingleses desempleados, profesores y hasta reclutas. Era gente enfurecida porque no tenía acceso al tan propalado consumo. No cuestionaban el paradigma de consumo sino las formas de exclusión del mismo.

En el Reino Unido,después de M.Thatcher, y en USA después de R. Reagan, así como en el mundo en general, va creciendo una gran desigualdad social. En aquel país, los ingresos de los más ricos se incrementaron en los últimos años 273 veces más que las de los pobres, según informa Carta Maior el 12/08/2011. Por eso, no es de extrañar la decepción de los frustrados ante un «software social» que les niega el acceso al consumo y ante los recortes en el presupuesto social, del orden del 70%, que los castiga duramente. El 70% de los centros recreativos  para jóvenes fueron simplemente cerrados.

Lo alarmante es que ni el primer ministro David Cameron ni los miembros de la Cámara de los Comunes se tomaron el trabajo de preguntar el porqué de los saqueos en las distintas ciudades. Respondieron con el peor remedio: más violencia institucional. El conservador Cameron dijo con todas las letras: «vamos a detener a los sospechosos y publicaremos sus caras en los medios de comunicación sin importarnos las preocupaciones ficticias con respecto a los derechos humanos». He aquí una solución del despiadado capitalismo neo-liberal: si la orden que es desigual e injusta lo exige, se anula la democracia y se pasa por encima de los derechos humanos. Y esto sucede en el país donde nacieron las primeras declaraciones de los derechos de los ciudadanos.

Si miramos bien, estamos enredados en un círculo vicioso que puede destruirnos: necesitamos producir para permitir el tal consumo. Sin consumo las empresas van a la quiebra. Para producir, necesitan los recursos de la naturaleza. Estos son cada vez más escasos y ya hemos dilapidado un 30% más de lo que la tierra puede reponer. Si paramos de extraer, producir, vender y consumir no hay crecimiento económico. Sin crecimiento anual los países entran en recesión, generando altos índices de desempleo. Con el desempleo, irrumpen el caos social explosivo, depredaciones y todo tipo de conflictos. ¿Cómo salir de esta trampa que nos hemos preparado a nosotros mismos?

Lo contrario del consumo no es el no consumo, sino un nuevo «software social» en la feliz expresión del politólogo Luiz Gonzaga de Souza Lima. Es decir, urge un nuevo acuerdo entre un consumo solidario y frugal, accesible a todos, y los límites intraspasables de la naturaleza. ¿Cómo hacer? Existen varias sugerencias: el «modo sostenible de vida» de la Carta de la Tierra, el «vivir bien» de las culturas andinas, fundado en el equilibrio hombre/Tierra, la economía solidaria, la bio-socio-economía, el «capitalismo natural» (expresión desafortunada) que intenta integrar los ciclos biológicos en la vida económica y social, y otras.

Pero cuando los jefes de los Estados opulentos se reunen no hablan de estas cosas. Ahí se trata de salvar el sistema que está haciendo agua por todas partes. Saben que la naturaleza ya no puede pagar el alto precio que el modelo consumista cobra. Ya está a punto de poner en peligro la supervivencia de la vida y el futuro de las próximas generaciones. Estamos gobernados por ciegos e irresponsables, incapaces de darse cuenta de las consecuencias del sistema económico-político-cultural que defienden.

Es imperativo un nuevo rumbo global, si queremos garantizar nuestra vida y la de los demás seres vivos. La civilización científico-técnica que nos ha permitido niveles exagerados de consumo puede poner fin a si misma, destruir la vida y degradar la Tierra. Seguramente no es para esto para lo que hemos llegado a este punto en el proceso evolutivo. Urge tener valor, osadía para cambios radicales,  si es que todavía nos tenemos un poco de amor a nosotros mismos.

5 comentarios

  • X. Gundín

    Dice Boff en el cuarto párrafo del post que “…estamos enredados en un círculo vicioso que puede destruirnos: necesitamos producir para permitir el tal consumo…”
    Aunque me resulte dificil ver cual fue antes, si esta gallina o aquel huevo, creo que interesa precisar el origen del “círculo vicioso”. Yo diría que es la producción quien crea -crea, no permite- el consumo. Para empezar, pq es el desembolso (inversión) hecho quien fornece los medios necesarios para adquirir los consumos; para finalizar, pq si esos medios no llegan se inventan otros, como p. ej. uno de los últimos inventados: los créditos para consumo. El caso es darle salida a las mercancías producidas.
    De esta manera visto, la llamada sociedad de consumo es en origen una sociedad de alta producción (en capacidad y en acto, de bienes de consumo). (En memoria de Fernando Urbina, que con esta simple anotación trajo al orden nuestras ganas de romper la sociedad de consumo. En unas jornadas de estudio allá por los años 68 o 69. Éramos tan jóvenes que algunos ya habían empezado a romper bombillas del alumbrado público y cuando se les pregunto ¿pq? dijeron que era “contra la sociedad de consumo”. Ahora ya tenemos las ideas más elaborada).
    La imagen del “círculo vicioso” podría ser aprox. cierta -aunque no de modo inmediato- si pensamos en la escasez de los recursos naturales a disposición. Y más cierta si tememos el anunciado cambio climático cuyas consecuencias pueden ser masivamente letales.
    Pero no la creo cierta si pensamos en la crísis econónica “que nos asola”. Esta, entre cuyos orígenes podrá encontrarse en un exceso de producción -algo que siempre está presente-, se debe, a mi entender de lego, con mucho riesgo de equivocarme,  a que en las actuales condiciones se acaba la capacidad del sistema para producir ganancia. Se entienda: aumento de riqueza y distribuible y acumulable. Véase en que el sistema no es capaz de purgarse; ninguna receta le vale. Ganancia especulativa -cambiar de lugar la riqueza existente- esa la sigue produciendo.
    ¿Son los gobernantes ciegos e irresponsables?. Pues si, y los gobernados también. Ya nadie queda fuera del círculo vicioso.
     

  • X. Gundín

    El caso es que tengo que consumir pq tengo necesidades que cubrir.
    Y tengo tambien cierto derecho a consumir:  los bienes que yo mismo he producido o a participar en el consumo de aquellos socialmente producidos, habiendo yo participado en la producción. (Ya se, ya se, que ese derecho, como cualquier otro, puede ser mal usado). Bien o mal usado, el caso es que lo porto; es mio, y no me gusta que me lo nieguen. Si me  lo niegan me enfurezco, y con razón.
    Tanta más razón cuanto más primarias son las necesidades que por la negativa  quedan sin cubrir.
    Tanta más furia cuanto mayor sea la masa de gente en la que me disuelvo
    Tanto más destructora y nihilista aquella furia cuanto más avanzado esté el proceso de encanallamiento de esa  masa.

  • Gabriel Sánchez

    Pd…ha proposito, pido perdon por mi poca presencia en ATRIO, de pronto causa alegria más que otra cosa, pero se debe a que mis jefes, me estan haciendo trabajar más que de costumbre para ganarme los garbanzos y pastoralmente se incia una etapa movida…vamos todavía.- Gabrirle

  • Gabriel Sánchez

    Estimado Leonardo, me asusta lo igual que pensamos…y Oscar F…el entrañable hermano de Canada…tienes mucha razón…el cambio tiene que ser civilizacional y abarcar desde el corazòn humano, hasta las extructuras sociales, los hábitos, las costrumbres, los sentimientos, la acciones…en fin todo…lo peor que el tiempo que tenemos es muy acotado, cuando desatemos las fuerzas incontenibles de la naturaleza, será tarde y nuestros gobernantes, estan a punto de hacerlo…Gabriel

  • Me permito recordar lo que escribio Benedicto xvi en su libro Jesus de Nazaret sobre el capitalismo. Es una traduction de la version francesa de su libro..

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    “Frente a los abusos del poder económico, frente a los actos de crueldad de un capitalismo que rebaja a los hombres al nivel de la mercancía, nuestros ojos se han abierto a los peligros que oculta la riqueza, y comprendemos de manera renovada lo que Jesús quería decir cuando advertía contra la riqueza, contra el dios Mammon que destruye al hombre y que estrangula, entre sus horribles garras rapaces, una gran parte del mundo.”
    Con la tribuna que le da los JMJ, tiene la oportunidad de volver a tomar aquellas palabras para dejar un mensaje claro sobre el tipo de sociedad en que estamos viviendo.