Crece en el mundo por todas partes la resistencia al sistema de dominación del capital globalizado por las grandes compañías multilaterales, sobre las naciones, las personas concretas y sobre la naturaleza. Está surgiendo, bien o mal, una tendencia orientada ecológicamente por prácticas y proyectos que ya ensayan lo nuevo. La base es siempre la economía solidaria, el respeto a los ciclos de la naturaleza, la sinergia con la Madre Tierra, la economía al servicio de la vida y no del lucro y una política sustentada en la hospitalidad, la tolerancia, la colaboración y la solidaridad entre los más distintos pueblos, suprimiendo de esta manera las bases para el fundamentalismo religioso y político, y para el terrorismo que hemos visto en Estados Unidos y, ahora, en Noruega.
De los muchos proyectos existentes en América Latina, como la economía solidaria, la agricultura orgánica familiar, las energías alternativas limpias, la Vía Campesina, el Movimiento Zapatista y otros, queremos destacar dos por la relevancia universal que representan: el primero es el de «Vivir bien» y el segundo el de la «Democracia Comunitaria y de la Tierra», como expresión de un nuevo tipo de socialismo.
El «Vivir bien» está presente a lo largo de todo el continente Abya Yala (nombre indígena para el Continente sudamericano), del extremo norte al extremo sur, bajo muchos nombres, siendo estos dos los más conocidos: suma qamaña (de la cultura aymara) y suma kawsay (de la cultura quechua). Ambos significan «el proceso de vida en plenitud». Ésta resulta de la vida personal y social en armonía y equilibrio material y espiritual. En primer lugar es un saber vivir y luego un saber convivir: con los otros, con la comunidad, con la Divinidad, con la Madre Tierra, con sus energías presentes en las montañas, en las aguas, en los bosques y selvas, en el suelo, en el sol, en la luna y en cada ser. Se busca una armonía, no de acumulación de riqueza, sino de producción de lo suficiente y digno para todos, respetando los ciclos de la Pachamama y las necesidades de las generaciones futuras.
Ese «Vivir bien» no tiene nada que ver con nuestro «vivir mejor» o «calidad de vida». Nuestro vivir mejor supone acumular medios materiales para poder consumir más dentro de la dinámica de un progreso ilimitado cuyo motor es la competición y una relación meramente de uso de la naturaleza, sin respetar su valor intrínseco y sin reconocerse parte de ella. Para que algunos puedan vivir mejor, millones tienen que vivir mal.
El «Vivir bien» no se identifica simplemente con nuestro «bien común» pensado solamente en función de los seres humanos en sociedad, en un antropo-y-sociocentrismo inconsciente. El «Vivir bien» abarca todo lo que existe, la naturaleza con sus diferentes seres, todos los humanos, la búsqueda de equilibrio entre todos, también con los espíritus, con las personas sabias (abuelas y abuelos fallecidos), con Dios, para que todos puedan convivir armónicamente. No se puede pensar el«Vivir bien» sin la comunidad, la más ampliada posible, humana, natural, terrenal y cósmica. La «minga», que es el trabajo comunitario, expresa bien este espíritu de cooperación.
Esta categoría del «Buen vivir» y del «Vivir bien» ha entrado en las constituciones de Ecuador y de Bolivia. La gran tarea del Estado es poder crear las condiciones de este «Vivir bien» para todos los seres y no solo para los humanos.
Esta perspectiva, nacida en la periferia del mundo, con toda su carga utópica, se dirige a todos, pues es un intento de respuesta a la crisis actual, que podrá garantizar el futuro de la vida, de la humanidad y de la Tierra.
La otra contribución latinoamericana para otro mundo posible es la «Democracia Comunitaria y de la Tierra». Se trata de un tipo de vida social, existente en las culturas de Abya Yala, reprimida por la colonización pero que ahora, con el movimiento indígena rescatando su identidad, está atrayendo la mirada de los analistas. Es una forma de participación que va más allá de la democracia clásica representativa y participativa de cuño europeo. Las incluye, pero aporta un elemento nuevo: la comunidad como un todo. Ésta participa en la elaboración de los proyectos, en su discusión, en la construcción del consenso y en su implementación. Presupone una vida comunitaria ya establecida en la población.
Se distingue del otro tipo de democracia por incluir a toda la comunidad, la naturaleza y la Madre Tierra. Reconoce los derechos de la naturaleza, de los animales, de las selvas, de las aguas, como aparece en las nuevas constituciones de Ecuador y Bolivia. Se amplía la personalidad jurídica a los demás seres, especialmente a la Madre Tierra. Por el hecho de ser seres vivos tienen un valor intrínseco y son portadores de dignidad y de derechos, y por eso merecedores de respeto.
La democracia será entonces socio-terrenal-planetaria, la democracia de la Tierra. Hay quienes dicen: todo esto es utopía. Y lo es. Pero es una utopía necesaria. Cuando hayamos superado la crisis de la Tierra (si la superamos), el camino de la humanidad será organizarnos globalmente en torno al «Vivir bien» y a la «Democracia de la Tierra», la Biocivilización (Sachs). Ya existen signos anticipadores de este futuro.
[Traducción de MJG]
Un aporte muy interesante de Leonardo, nos habla claramente no de una realizaciòn puntual, no habla del proximo salto civilizacional y dice muy bien entiende este modesto servidor La Contribución de Amèrica Latina a una geosociedad…Esto no quiere decir que no haya en oceania, en Europa…En Africa o en Asia…Contribuciones a la geosociedad…El aporte que interpreto que describe hace Amèrica Latina, es un sabiduria ancestral, presente en todos los pueblos ancestrales, que el hombre moderno ha perdido…Y de lo que se trata es que lo que sobreviva de la especie a los eventos que desatará la filosofia del neoliberalismo que no serà sólo climatico, sino tambièn alimentario y economico, la antiguas sabidurias, seran el camino de la sobrevivencia…Gabriel
En primer lugar decir que el título del artículo es demasiado ambicioso o no se corresponde con lo dicho posteriormente. El que estos signos alternativos de otro mundo mejor y posible, se den en América Latina, no quiere decir que toda América Latina esté contribuyendo a una nueva realidad, como el mismo autor señala. Son dos proyectitos puntuales.
Siempre en la historia ha habido signos de esta o de otra índole. Desde los socialistas utópicos, hasta el propio marxismo, y, mucho antes, el movimiento de Jesús, fueron intentos de una convivencia de hermandad y de igualdad (la ecología no existía entonces como acción urgente de supervivencia). Sí valoro en las culturas indígenas de América el respeto a la Madre Tierra, sin ideología ecologista.
Somos tan vulnerables que en el momento en que probamos otras realidades como el llamado “estado de bienestar” o lo que hemos dado en llamar “progreso”, por ejemplo, abandonamos las incomodidades del proyecto utópico. Así de limitados somos la especie humana. Pero, bueno: intentar, ensayar, ser signo, tirar del carro, etc., nunca está mal, y, desde luego, soñar es gratis. Pero, si somos realistas, no tenemos remedio como especie depredadora, ambiciosa y hasta avara. Se nota que soy bastante más pesimista que Boff ¿verdad?. De cualquier forma, siempre hay que mantener la candela encendida para que nos ilumine en el camino.
Totalmente de acuerdo con Leonardo. Tenemos que pasar de la “sociedad del bienestar”, a la “sociedad del buen vivir”. En la primera, se margina, se desplaza a los demás, para que unos poco puedan vivir, pero a costa del sufrimiento, el hambre, la discriminación, la pobreza de muchos. En la segunda, se busca que TODOS podamos vivir bien, con lo necesario, donde se privilegie la solidaridad y el compartir. Por aquí está la solución, a mi modo de ver.
donde dice comogenesis, debe decir Cosmogénesis Gabriel
Leonardo…verdadero profeta, nos hacerca a una actitud… humana…para con sus vinculaciones escenciales con todo lo creado…que es la unica que nos permitira sobrevivir como especie…(al menos en mi modesto sentir-creer-pensar)…
Veamos la lucha de las naciones indoamericanas y el campesinado mundial (a traves de organizaciones como VIA-CAMPESINA), no sólo son semillas de la biodiversidad que nos ha dado la Pacha Mama…son las semillas de un futura civilizaciòn, por eso esas luchas ignoradas, llevadas adelante por gente pequeña y desconocidas, en la fronteras de la civilizaciòn occidental…son un verdadera comogenesis, que va plasmando la UTOPIA en realidad…Son la semillas de la vida…atesoradas en sus genomas diversos y naturales, por esos que son los ultimos guardian@s de la vida.- Vamos todavìa.- Gabriel