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Cambio de época o época de cambio

El juego de palabras colocadas de forma diferente nos da la forma literaria del quiasmo. En efecto, el título con las palabras cambio y época nos permite reflexionar sobre dos conceptos o ideas distintas.  Así, pues, tenemos que no es lo mismo una época de cambio que un cambio de época.

El primero nos lleva a aceptar cambios inesperados, imprevistos o intuidos o reformulados,  pero siempre dentro de un mismo contexto o conjuntos o si se quiere  paradigma o modelo cultural. A lo largo  la historia hemos tenido, vivido y comprobado épocas de cambio en el mundo agrícola como también en el mundo industrial. Todo un mundo llevado por creencias fuesen religiosas, dogmas o por laicas, ideologías.  Pero siempre con una confianza en el modelo. Confianza que nos daba seguridad, paz y tranquilidad. Es cierto que siempre unos  cambios pueden llevar y, así es, a momentos depresivos, de desánimo, de inseguridad o rehacer la identidad colectiva o personal. En una palabra, todo son cambios de la época.

Pero, el segundo nos lleva a una mutación muy diferente.  No es el cambio  de los factores, sino una nueva fórmula, es decir, un cambio de época. La cuestión no es más seria sino más compleja. Es un cambio profundo de la estructura mental del ser humano. Unos nuevos horizontes que viviéndolos como fusión no permiten ver que no es una época de cambio sino un cambio de época. Dicho de otra forma, un cambio de época es encontrarnos frente a la emergencia de un nuevo paradigma, de un nuevo modelo cultura, de una nueva sociedad. Un paso más en la evolución de la especie humana.  Otro nivel de consciencia. Podríamos decir una consciencia universal más que global. Movimientos que cuestionan los principios o las creencias que se han vivido hasta ahora. No es, por lo tanto, un sencillo cambio de momento, sino un auténtico  cambio de época

No es preciso recordar lo que sabemos de  diversos lugares los acontecimientos  sucedidos en los últimos meses. Movimientos de verdadera rebelión a lo largo de todo el norte de África. Movimientos que se han querido reprimir  y no se ha conseguido en algunos  sitios;  en otros las matanzas han sido más duras. Todo el norte África ha padecido un cambio de época a pesar de la resistencia de las respectivas dictaduras clásicas.  No todo, también es cierto, lo ha conseguido como es en otros lugares también del norte de África. La autoridad dictatorial, sea del color que sea, y, a veces, con apariencia democrática no permite expresar el pensamiento ni criterio personales. No permite ser cuestionada. Es más, no toda manifestación se rompe con la fuerza física. Sabemos que hay otros medios más sofisticados, que la prensa no puede expresar por estar condicionada o a la ideología o a la supervivencia económica.

Y continuando  con manifestaciones es preciso pensar en las de nuestra casa o comarcas como las de otros estados o naciones. Es preciso un esfuerzo de pensamiento reflexivo y libre ante  argumentos que una persona puede quedar totalmente bloqueada. Es preciso una lucha interior para ser fuertes antes los embates primarios que ignoran el gran don humano de la palabra dialógica. La prensa se hace eco de eso (Escribo el día 23 de junio). Cómo profundizar  las razones de los que propugnan que estos movimientos llevan una semilla que emergerá, nacerá, florecerá y será fructífera.

¿Ojos optimistas? ¿Ojos de ingenuidad? También la historia es historia. ¿No ha sido así en algunos lugares? Pero la ilusión, la utopía también debe llevar a ser realistas.  Ni pesimistas ni optimistas. Realistas con la esperanza del futuro. Cuántas personas han caído i caerán. Muchas películas y libros históricos que nos hablan del pasado son lecciones de plena actualidad. Pero son una condensación del tiempo vivido en pocas líneas o en pocos cuadritos.

Pero a nosotros, los que estamos pasivamente o activamente, contemplando o ser sujetos, el tiempo no lo podemos saltar. Es preciso vivirlo segundo a segundo, minuto a minuto, día a día… con confianza, con la esperanza real que nuestra tarea es un grano de arena que forma la duna de un desierto o una gota de agua que llena el vaso o un respiro que mantiene la vida. Sólo así las próximas  generaciones podrán   gozar de aquello que nosotros a  diferentes niveles hemos conseguido.

Y así queda cuestionado el concepto de Estado del bien-estar para pasar (y tenemos una buena distinción de verbos en la lengua castellana)  al Estado  del bien-ser que es más profundo. Este cambio de época, que se nota en la policrisis que sufrimos, puede hacer y hace emerger una nueva consciencia más amplia, más comunitaria, más global, más universal, integrando todos los valores anteriores. Aprender a diferenciar el grano de la cizaña.  La palabra es secundaria pero la idea es viva. El cambio de época se empieza a entreverse en el interior, con una nueva mirada de si mismo.  Otra dimensión no sólo para una élite sino también para toda persona que busque la profundidad de su bien-ser.

El cambio de época, el paradigma, el modelo, el inicio de un nuevo tiempo, la transformación,  la conversión, la madurez, la autotranscendencia empieza sólo y exclusivamente con uno mismo interconectado o en red o interrelacionado con los otros.  Esperar que todo esto caiga del cielo, que sean los otros o el vecino que lo empiece es una visión ilusoria, mágica y mítica. El cerebro humano da mucho más de si como van indicándonos las neurociencias.

Y acabado el artículo llega a mis manos el libro de Sthéphane Hessel (1917): ¡Comprometeos!, traducido del francés: Engagez-vous! Conversaciones con Gilles Vanderpooten (1985), joven periodista, comprometido en el nuevo paradigma. Un diálogo  intergeneracional.

Y recordando que TODA  VISIÓN  GENERAL PRECISA  UNA ACCIÓN  LOCAL.

32 comentarios

  • poala lissethe muñoz diaz

    muchas gracias por la información hoy en día vivimos una cambio de época y hay que estar aguzado a eso por conforme el hombre va creciendo todo va cambiando

  • Antonio Duato

    Hoy he podido leer con todo detenimiento este interseantísimo hilo que os agradezco mucho.

    Sobre todo la primera parte, a partir de la aportación de Sarri sobre Eckart Tolle y las magníficas intervenciones de Asun, Ana Rodrigo, Rodrigo Olvera y María Luisa. Tolle me cayó bien por su aspecto completamente antigurú. Pero no hay que absolutizar su “ahora” ni demonizar “la mente”, sino matizarlo como aquí se hace.

     

    Al final no he visto útil la disputa sobre Zubiri que acabó con esas puyas sobre estereotipos que no entendido. Siento no ser un apasionado de Zubiri, aunque viva rodeado de zubirianos (Adela, Jesús, García Roca…). En los años cincuenta leí “Naturaleza, Historia, Dios” y no le saqué punta. He querido volver varias veces a él, pero era vano. en Las veladas y suaves reservas  de Gómez Caffarena en “El Enigma y El Misterio” (Trotta) y de Andrés Torres Queiruga en “Filosofía de la Religión en Zubiri” (Trotta) -libros que me leí de un tirón- me ayudaron a quitarme el complejo de “corto”. Lo mismo me pasó cuando leí en las memorias de Küng que de un profesor-autor de la Gregoriana –Bernardo Lonergan, cuyos apuntes tuve que estudiar y cuyo libro “Insight” famosísimo no acabé- no había él (Küng) sacado nada.

     

    Pero hay un autor poco conocido, García Bacca (muy cercano en edad y bigrafía a Zubiri, amigos algún tiempo pero muy opuestos en filosofía) del que sí he sacado mucho, aunque sólo haya leído un libro suyo: “¿Qué es Dios? ¡Quién es Dios?”. ¿Alguien lo conoce? ¿No es mejor comunicarnos lecturas y el fruto que de ellas sacamos que reñir por discrepancias sobre algún autor?

     

    Pero tú sigue hablando de Zubiri, María Luisa, que lo tuyo me ayuda a buscar la Realidad última siempre. Lo expones muy bien.

     

    Y aprovecho para agradecer los comentarios a mi post sobre “Sacerdotes casados”. Os debo unn comentario con algunas aclaraciones.

  • M. Luisa

    Lamento incumplir mi palabra, pero, al releer tu comentario de ayer, Oscar, naturalmente que  me reafirmo  en agradecerte  tus  apreciaciones,  sobre todo  las concernientes  a tu  generosa estima hacia el  modo positivo de valorar mi  diálogo mantenido  en monólogo  con Rodrigo.
     
    También estoy   de acuerdo contigo  en la visión  que se desprende  al referirte  al hecho de que la “confusión” es patrimonio de todos ¿Cómo no voy a estar igualmente  de acuerdo contigo en ese punto?  Ahora bien, confundido  o no,  Rodrigo, por lo que se ha visto, para mí,   como mujer,     el  estereotipo  que resaltas de él,  carece de   algunos aspectos.  Es fácil de verlo quien lo quiera ver.
     
    Por lo demás, gracias Jaume y perdona.

  • oscar varela

    Hola Rodrigo!

    Siguiendo el “cuento de la buena pipa” digo:

    Gracias Rodrigo, tu acertado comentario confirma el estereo-tipo.

    Un abrazo – Oscar.

  • Rodrigo Olvera

    Gracias Oscar por el estereotipo. Como la mayoría de ellos, causa confusión y no se ajusta a la realidad. Pero ya te hiciste una idea, dudo que cambie.
     
    Saludos

  • M. Luisa

    Querido Oscar,  aún sin haber saboreado lo que me escribes,    te mando un beso!
    En mi  confusión que era mucha,  me ha ayudado  en gran manera su estudio poco difundido, precisamente,  porque pienso  que en él se  puede  llegar a descubrir   por dónde se ha podido colar tanta teología soporífera…
    GRACIAS!!

  • oscar varela

    Hola M. Luisa!
     
    1.- Si yo fuera Jaume Patuel estimaría tus Comentarios dialogales con Rodrigo.
    Porque la “época” nuestra es, precisamente de “CON-FUSIONES”.
     
    2.- ¿Rodrigo Olvera “confundido”?
    ¿confundido, uno de los tipos más “ordenados” que puedan haber?
    Para Rodrigo todo tiene que estar “en su lugar”. Y si no, hay que hacérselo. De eso se encargará con placer.
     
    3.- Rodrigo Olvera no está confundido. Pero “confunde” las cosas.
     
    4.- Este “confundir las cosas” no es patrimonio de Rodrigo, sino de cada ser humano.
    ¿no es cierto que “cuesta tanto” entender-nos?
    Por ejemplo: entender a Zubiri. Tanto como entender a mi hijo, o a mi vecino, o a mi pareja, o a Oscar, o a M. Luisa …
     
    5.- Más de una vez nos habremos sorprendidos –ante tanta incomprensión, luego de habernos querido explicar- que, sacudiendo la cabeza nos decimos: -“¡Bueno, lo dejo ahí. Yo me entiendo!”-
     
    6.- Si se indagara la “razón” de este RADICAL DES-ENCUENTRO, se vería cómo la vetustamente llamada REALIDAD sobre la que ha picoteado incansablemente toda la historia de la filosofía ha consistido en la no-percepción de que la REALIDAD RADICAL no existe sin nuestra colaboración personal.
     
    7.- Todos los 3 pasos o “momentos” que señalás de Zubiri están en buena línea.
    Te propondría que veas de anteponerles este “previo” del quehacer humano y que se podría llamar “trato”.
    Antes de “conocer” las cosas, las tratamos.
    El necesitar “conocer” se dispara cuando las cosas que creíamos saber lo que eran NOS FALLAN.
    …………..
    Es mucho toda esta ensalada para Gente europea en vacaciones o casi- ¿no?
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • M. Luisa

    Quisiera, con  el permiso de Jaume y    agradeciéndole   su espacio de reflexión,  hacer en él  mi última intervención  dirigida  ésta especialmente a Rodrigo  a propósito  de unas puntualizaciones  hechas el 15 de julio,    que me pasaron por alto.
     
    Perdona Rodrigo, estás confundido,   zubiri  no escribió específicamente  sobre epistemología sino que  lo que hizo fue criticarla. En su filosofía no se cansa de repetir  que la epistemología, como ciencia del conocimiento, no es lo primario. Lo primario es la intelección, algo que Kant confundió con conocimiento.   Toda epistemología presupone una investigación  de lo que estructural y formalmente sea la inteligencia,  por eso  de lo que escribe  no es  de epistemología sino  del  Nous, es decir su  estudio es especificamente  “noológico” y consiste,  por análisis, determinar  los tres momentos del acto  único de  la intelección  humana. (Recuérdese, ahí   por ejemplo,   a  lo que me referí hace tiempo sobre la estructura tempórea  de nuestra constitución)
     
    Muy brevemente.
    Primero: En el acto más elemental y básico de intelección, que él  llama  aprehensión, las cosas quedan actualizadas en la inteligencia como reales. Sin  una profundización  de lo que  el autor  quiere expresar con ello, se podría pensar que  Zubiri ahí se adhiere a las clásicas tesis del “realismo clásico”. Nada más lejos de su intención, ya que inteligir las cosas, dice,  no significa que sepamos lo que son “en realidad” y menos aún  lo que son  ellas en sí mismas.
     
    En el segundo momento del acto intelectivo, es el logos  el órgano  de la intelección  campal  en la  que el hombre  juzga lo que las cosas son “en realidad”. Si antes no se supiera que son reales, dice Zubiri, mal  podría llegar a juzgar lo que son en realidad. Pero en cualquier caso se trata de dos momentos distintos de la intelección humana.
     
    El tercer momento, mediante la razón,  la inteligencia humana intenta conocer lo que las cosas son  “en la realidad”  Sólo a este nivel, dice Zubiri, la intelección se torna en auténtico conocimiento  aunque,  con rigor,  no se cansa en repetir  que  este conocimiento  nunca se halla concluso, es siempre abierto y problemático.
     
    Ahora, Rodrigo, referente a la puntualización  que haces  en la que dices   que Zubiri  escribe en una época de su vida sobre Dios, no es exactamente así. De lo que escribe es del problema  filosófico  de Dios en el estudio histórico de las religiones. Y en este sentido sorprende  lo poco que ha influido   sus investigaciones  teniendo tanto que ver   con las preocupaciones de nuestro tiempo.  Todo lo contrario de lo  que ha sucedido con  su ética que escribió poco, pero  sin embargo  como dije,    está  influyendo mucho en la actualidad.
     
    Dada tu  confusión,  pues,  te diré que en  su  estudio     Zubiri se enfrenta con el problema de Dios llevando a cabo una reflexión  en diálogo con el pasado,  ya  que es un problema  puesto  ya en marcha. Sin embargo  en esa rememoración, Zubiri encuentra que la filosofía  de Heidegger es la que más se aproxima a su modo de pensar y por tanto con él es con quien dialoga explícitamente. Todo lo anterior ha quedado superado, pues Heidegger ha conseguido  destruir  todos los intentos anteriores  de llegar a Dios, (es decir,  analizar  a Dios) filosóficamente. Todo ello tiene que ver, precisamente,  con la crisis  de la capacidad de la razón  de conocer el todo de la realidad, iniciada a mediados del siglo XIX ya con Nietzsche.  Pero que  la filosofía de Heidegger sea para él la más apropiada con respecto al problema de Dios  no quiere decir que, atenido precisamente a su “noología”,   desarrolle  posteriormente   con originalidad  y rigor una reflexión  propia.
     
    Saludos cordiales

  • M. Luisa


    No pudiendo ponerme al corriente en     los artículos que van saliendo dado que comparto eventualmente por un tiempo mi ordenador, si se me permite tengo ahora la oportunidad de  introducir un borrador que he elaborado a raíz de  haber dejado no hace mucho, en el aire, un asunto de primordial importancia precisamente dialogando con  Rodrigo   a propósito de la intelección humana según la filosofía de Zubiri.
     
    En mi última intervención  le hice notar que para  una buena interpretación del análisis que el autor lleva a cabo sobre el conocimiento en contraste  con el  clásico  conocimiento basado en el racionalismo, era fundamental entrar en el  matiz o la sutileza si se le quiere llamar así,  que distingue la significación entre el término sintiente y sentiente que el filósofo, a modo  de exigencia,   introduce en su teoría sobre la  Inteligencia.
     
    Dije entonces que esa distinción era algo fundamental pues si no se repara en ella, no   sólo no es posible  vislumbrar el alcance  de su  filosofía y se pierde  con ello  la coherencia de su pensamiento en todo su conjunto, sino que por lo mismo, con respecto al conocimiento,  tampoco  se logra salir de la concepción racionalista. Pero aún hay más y es que,   al no valoras hasta qué punto  es importante esa distinción no se aprecia,  como  pude   comprobar,     el  gran aporte  que  su filosofía    puede significar   de cara  al futuro, como ya dije,  en el estudio neurocientífico del cerebro humano.
     
    Muy brevemente  pues y  por supuesto desde mi   interpretación  personal,    me voy a referir a lo  que se debe entender por intelección sentiente a diferencia de intelección  sintiente  la cual  recoge meramente lo sensible y por  tanto  no nos libera del dualismo clásico   en el que consiste  la    inteligencia  concipiente.
     
    Ante todo, hemos de considerar  que  en esa intelección  sentiente lo que el ser humano intelige es la realidad, pero sentientemente. No es que haya acción alguna por parte de la inteligencia en  esa  intelección así concebida, (a este nivel no hay actividad pensante) lo que hay es actualidad intelectiva  entre la realidad y mi inteligir. Es simplemente un quedar la realidad en mi inteligencia. Pero este quedar, por ser de realidad es un quedar abierto a la trascendencia. 

     
    Esto no sucede en intelección sensible o sintiente pues lo sintiente aunque haga  referencia  también  a algo otro, ese algo  se concentra en el mismo proceso del sentir, no hay alteridad  de realidad y por tanto no hay apertura.

    En definitiva, la intelección sentiente en su estructura intelectiva nos abre a la trascendencia  mientras que la intelección sensible en  su intento  todo lo que venga  serán meros añadidos.
     
    Es, resumido, lo que quería aclarar.
     
     

  • Rodrigo Olvera

    Gracias Maria Luisa, por el enlace. Aunque el enlace que diste no es de Adela Cortina sino de Jesús Conill
     
    Habrá que decir que ni Adela Cortina ni Jesús Conill son especialistas en neurociencias, sino filósofos. Ambos toman (lo que entienden de) aspectos de la neurociencia para extrapolarlos a la metafísica y/o ética.
     
    Sobre ésto, ya hace tiempo se debatió en Atrio. Junto con Pepe Blanco y con -si no mal recuerdo- Juanel, creo que el uso que se hace de la ciencia por esta corriente filosófica:
    a) parte de un concepto erróneo de los datos de las ciencias que utilizan. Pepe Blanco ha hablado mucho de la distorsión que se hace del principio de indeterminación en la mecánica cuántica, por poner un sólo ejemplo.
    b) excluye aspectos problemáticos de las ciencias, que no cuadran con sus construcciones metafísica; por ejemplo, que no sólo la percepción sino también la sensación (no confundir con sentimiento, si por ahí venía tu distinción entre sentiente y sintiente) se localizan en el cerebro y son en consecuencia operaciones mentales
    c) y distorsiona a Zubiri mismo. Lo decía claro el video que pusiste hace tiempo. Zubiri escribe en una época de sus vida sobre Dios… y en otra época de su vida sobre epistemología. Son los que vienen después quienes pretenden aplicar (“integrar”) los principios de la obra espistemológica de Zubiri a la metafísica. Pero ese es un “brinco” que no dió Zubiri mismo.
     
    Claro, no espero que concuerdes conmigo.
     
    Saludos

  • M. Luisa

    En efecto Rodrigo, dices bien  sólo que  si insisto  en sacar el tema de la intelección  humana según Zubiri siempre que me lo permite el texto  en portada o algún comentario, es sobre todo porqué  frente a  las decepcionantes consecuencias  conceptistas  de las posturas clásicas  Zubiri en continuado dialogo con la tradición filosófica  describe  el acto de la intelección humana  desmontando  el cúmulo de hipótesis y teorías  que subyacen  al llamado problema del conocimiento.

    No se trata de una nueva teoría  sino de la pura descripción  del inteligir humano. Tampoco  es cuestión de razonamientos   conceptuales, es un mero análisis del hecho  mismo de la intelección.  Por supuesto que sobre  la de él habrán otras filosofías pero de momento ya que  mencionas  las neurociencias  muchos estudiosos   ven que las categorías zubirianas son las más apropiadas para desarrollarlas de cara al futuro. Te incluyo un enlace  en el que Adela Cortina hace referencia a lo que te comento, que ahora mismo ya no me es posible seguir.
    .http://www.youtube.com/user/congresozubiri#p/c/DA9E546CA17350AA/0/QzM7_dKGMSss
     
    Déjame decirle a Oscar aquí mismo,   que, aunque  en el análisis se distingan  estructuralmente tres momentos,   en realidad se trata de un  único  acto  de intelección sentiente.  Fíjate Rodrigo que digo “sentiente” no sintiente.  Otro día me alargaré un poco más con eso de  la diferencia,  pues  se trata de  una diferencia fundamental.
     
    Decirte también  Oscar  que te he leído y con mucho interés en el Post. que dedicas a Jerónimo Podestá  pero sin poder comentar nada pues estos días  me encuentro  un poco atada de manos.

    A  ambos, un saludo cordial

  • Rodrigo Olvera

    Oscar
     
    De acuerdo. Maria Luisa compartió hace tiempo un video con una conferencia de un filósofo que explicaba (su comprensión de) Zubiri. El hacía hincapié en que la distinción en momentos es sólo una distinción conceptual, digamos didáctica.
     
    En términos neurológicos, el gran debate es: existe un estímulo externo (traducido en impulso eléctrico dentro de la red neuronal), existe la sensación del estímulo (el registro sensible del estimulo), existe la percepción del estímulo (interpretación de lo que me está estimulando) y existe la reacción al estímulo (que puede ser tanto voluntaria, involuntaria y paravoluntaria).
     
    Cualquier persona que se ha dado un pinchazo experiementa como un todo el estímulo, su sensación y su percepción (y cuando la reacción es involuntaria o paravoluntaria, también la reacción).  Esto se debe al funcionamiento eléctrico del sistema neuronal. la velocidad en que se transmite la electricidad es  demasiado alta para que percibamos normalmente la distinción ente sensación y percepción. Se ha necesitado desarrollar una tecnología específica para medir esa diferencia [OJO… no digo que el proceso sea meramente eléctrico… no estoy en el paradigma material-positivista].
     
    Tradicionalmente, se ubicaba estímulo y sensación concomitantes y localizados físicamente en el área corporal estimulada. Luego ese estímulo sentido viajaría a velocidad eléctrica por la red neuronal hasta el cerebro, en donde se realizaría la percepción del mismo (se le interpretaría).  Los avances actuales apuntan a que el estímulo se da en el área corporal estimulada, la reacción eléctrica provocada por el estímulo viaja al cerebro, que es dond se da la sensación del estímulo, y casi inmediatamente después (pero no concomitante) se realiza la percepción del mismo.
     
    Todo ésto pasa en el primer momento no-racional. Si bien son operaciones mentales, no involucran la razón. Quizá habría que empezar pot ahí: la razón no es la única actividad mental.
     
    Interesante el curso que mencionas. Yo hace muuuuucho que estudié grafología (y un poco de grafoscopía). Siempre me ha servido de mucho en mi ejercicio profesional, sobre todo al promover conciliación de conflictos. Conoces el trabajo de Paul Eckman sobre microexpresiones emocionales? Quizá te atraiga el tema.
     
    Saludos
     
     

  • oscar varela

    Hola!

    Asistiendo este miércoles pasado a la Clase inaugural de un triple Curso
    (1. Grafología,  2. Comunicación no-verbal o Lenguaje de los Gestos, y 3. Filosofía)
    el Profe (hijo del fundador de la Grafología en Argentina) comentó que le había hecho un Juicio al Principito (de A. de Saint Exupery) por la frase:
    LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS.

    Me ofrecí como testigo calificado a su favor.
    ……………
    ¿Qué es lo “esencial”?
    ¿Qué es la “realidad”?
    ……………
    El que se “distingan” “momentos” en el análisis,
    no quiere decir que todos esos “momentos” no estén actuando en un sólo acto vital.

    Yo cuerpeo con mi mente y con mi sentimiento
    Yo mento con mi cuerpo y con mi sentimiento
    Yo siento con mi cuerpo y con mi mente

    Y todos esos “modos” del Yo los ejecuta ese Yo en vista de la Cicunstancia,
    a fin de cumplir su destino de re-absorberla
    y así hacer el quehacer que es su vida, la de cada cual.
    ……………….
    Cuando veo un color rojo “des-vahído”,
    no es que veo un color rojo,
    y luego (por alguna inferencia mental, etc)
    le agrego el “des-vahimiento”.

    En la vida no hay “pegatinas de collage”.

    ¿se entenderá?

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Rodrigo Olvera

    Hay otro elemento, ajeno a lo dicho hasta ahora, que seguro causará incomodidad si no se tiene libertad sufiente frente a un autor genial como Zubiri. Que por muy genial que ha sido, también él -como toda persona- estuvo condicionado por el contexto en que vivió.
     
    Zubiri construyó su obra a partir de lo que se tenía como cierto en el momento y circunstancia en que escribió. Eso incluye los conocimientos que se tenían en esa época sobre la percepción sensorial.
     
    El avance de las neurociencias desde 1984 -en que muere Zubiri- y 2011 es otra revolución científica, que se ha discutido poco en Atrio. Personalmente, me encantaría saber que modificaciones haría  Zubiri a su obra si conociera lo que no pudo conocer en 1984.
     
    Por ejemplo, ya es claro el órgano por medio del cual percibimos es el cerebro. La distinción entre neuronas y terminación nerviosa se ha reducido a tal grado, que algunos afirman que realmente el cerebro incluye a todas las células de naturaleza neuronal. Independientemente de si ésto es así, o se aún se puede distiguir al cerebro del resto de materia neuronal en el cuerpo, está claro ya que  aunque yo “sienta” el calor de una quemadura en el dedo de la mano, quien percibe el estímulo eléctrico-nervioso y lo interpreta como una quemadura en el dedo de la mano es el cerebro. Lo mismo con el resto de los sentidos.
     
    Zubiri sin duda fue un genio. Pero si no creo en la infabilidad e inmutabilidad de los papas, tampoco en la de ninguna otra persona. Y estoy seguro que a él le hubiera encantado conocer los avances actuales de las neurociencias, y su obra sería algo distinta. No mucho, quizá, pero sí distinta.

  • Rodrigo Olvera

    María Luisa
     
    Lo de que nuestra interacción está mediada con la mente lo dije yo, no dije que fuera una idea zubiriana. La que mencioné como idea zubiriana fue la de intelección sintiente.
     
    No he dicho que la mente -en zubiri- juegue papel alguno en la sensación o en el momento de la aprehensión. No me lo atribuyas entonces. Pero como tú misma dices, en ese primer momento -en que no juega papel la mente- “en la aprehensión no existe  interacción alguna  con la realidad”. La interacción debemos encontrarla, entonces, en los momentos posteriores que también son parte de la obra zubiriana.
     
    Es decir, Zubiri no se queda en ese primer momento de la aprehensión. Es a lo que me refería al decir “tampoco hay que apostar por una mera sensación” sino por una “intelección sintiente”, expresión en la que tú misma has insistido con frecuencia. Por éso dijo que es algo en lo que has insistido, que no apostemos por una mera sensación, sino por la intelección sintiente. Si te entendí incorrectamente, y tu postura realmente es que debemos apostar por quedarnos en la mera sensación, ofrezco un disculpa.
     
    Zubiri, como desde otro paradgima el budismo, ha señalado con rigor el desequilibrio de la epistemología racionalista. Pero ni Zubiri -ni el budismo- adopta una actitud despreciativa de la razón. Simplemente la colocan en su lugar propio.
     
    Saludos

  • M. Luisa

    En este espacio corto del que ahora dispongo me gustaría poner en claro  algo que ayer se me pasó, dándome cuenta de ello una vez  había  enviado  ya mi comentario.
     
    Y es que Rodrigo, en uno de los suyos, mencionándome,   expresa una idea zubiriana totalmente errónea  al pensamiento del filósofo  y me disgustaría  que sirviera  para añadirle  si cabe más falsas interpretaciones     que  lo que hacen es desfiguras su pensamiento
     
    Nuestra interacción  con la realidad, dice Rodrigo, siempre está mediada por la mente. Pero esto, amigo mío, no es así. Zubiri hace referencia a la mente sólo en el tercer volumen de su trilogía  en sus tesis sobre el conocimiento. Esto quiere decir que la mentalidad la sitúa en el ámbito de la razón, justo en la actividad pesante.
     
    Ni en la aprehensión como primer momento del conocimiento,   ni en el logos como segundo, la mente no ejerce ningún papel. Por qué?  Porque en la aprehensión no existe  interacción alguna  con la realidad, meramente en ella estamos presos. La mente ahí no tiene nada que hacer porque ese momento  estructural está caracterizado  por la no dualidad y  por tanto exento de todo carácter pensante. Es la aprehensión directa  e inmediata del “estar siendo” que expresa la “congeneidad”  de la realidad y la inteligencia. Todo ahí es compacto y difuso, no hay aún comprensión  sino tan sólo impresión…
     
    No puedo ahora seguir… pero lo poco expresado  era algo que me urgía decir.
     
    Saludos

  • Asun

    Vuelvo a lo propuesto por Joxema, porque creo que se me ha podido interpretar mal en mi comentario a su propuesta del http://www.atrio.org/2011/07/cambio-de-epoca-o-epoca-de-cambio/comment-page-1/#comment-35447.
     
    Al expresar que la dificultad estribaba en querer que se instalara  en los cerebros, ha podido parecer que no la aceptaba. Al contrario me parece que captar la sicología y antropología en Tolle es ya el inicio para que se produzcan cambios en la manera de percibirnos en la Realidad,  tras  des-identificarnos  con lo que creíamos ser, pues es en lo Real de todo lo que es, que se nos desvela la opacidad que opera la mente en su  constructo representacional egoico.
     
    Para  este nuevo modo de conocer, que surge de lo Real, y que se es dado ya en interconexión total e integral, no determinada en el pensamiento ni por él,  las puertas del ser quedan abiertas, su acceso es directo, sin esfuerzo sobrehumano para ser abrazado por él.
     
    Si la percepción de separación que  viene dado desde la mente, desaparece, y se torna en Unidad con y en la Realidad, la forma de vivir y actuar no puede ser exactamente igual que antes de hacerlo consciente, real. De hecho, de no producirse infinidad de cambios de percepción y acción en la vida diaria, se quedaría en pura falsedad edificada con metáforas y palabras bellas.
     
    La apertura y despliegue de un cambio de época se origina en lo cotidiano del hombre y mujer que  han roto las barreras culturales de sentirse separados y escindidos en su verdadera identidad y sin fisuras con la Realidad toda.
     
    Captar a Tolle en la lectura o conferencia es esencialmente experimentar, no pensar. Es pura gratuidad en  la atención.
     
    ¡Ah! Mª Luisa, me alegra que estés ahí, te estaba echando de menos. Besos.
     
     
     
     

  • M. Luisa

    Recogiendo muy favorablemente, sin ninguna duda, los apuntes que Jaume refiere a este cambio de  época,  veo que en su conjunto envuelve, en cierta manera,  la problemática que durante tiempo tratamos aquí, la cual  en ella nos planteamos cómo puede ser posible  ante un horizonte que se nos abre  a la vista paradigmáticamente , una resistencia  en  lo establecido? Con razón sigue diciendo Jaume que se trata de un  cambio profundo  de la estructura mental de ser humano.
     
     
    El tema de la profundidad es curioso porque para quienes se resisten a este cambio reducen lo profundo al nivel de lo establecido, es decir,  como ven que ahí las cosas funcionan, se creen que es  donde radica la profundidad de ellas, ahí, se piensa  pues que   se  toca fondo. Sin embargo  lo que se constata a ese nivel es la presencia del  egoísmo que con su fuerza no ve que, si bien las cosas funcionan  no así el “siendo” de su realidad. A mi modo de ver  aquí  se encuentra el meollo de la cuestión, no en vano me gusta siempre hablar de lo real de las cosas y no simplemente de ellas,   con ello intento  resaltar  la anterioridad de la realidad respecto al ser.
     
     
    Ciertamente el “ahora” de Tolle se inscribe en el estar pero  no en la ambigüedad del “ser ahora” sino que como es un  humano estar en la realidad, es lo real  lo que se impone y se actualiza en el ahora. No es lo causal de la cosa  sino la previa respectividad de lo real en su funcionalidad lo que se impone. Me maravilló cuando  escuché a Tolle y lo leí  porque desde otro enfoque que el mío  ambos venimos a decir lo mismo. Precisamente la mentalidad entra en escena  porque todo estriba en el “modo” de estar en la realidad. El modo implica estructura y el ser humano respeto a la realidad que lo constituye debe profundizar en ella, es la  propia estructura la que no permite un pensamiento lineal, de ahí la complejidad de la cuestión.  Es interesante lo que dice Sarri porque  no se trata de entificar la realidad sino de reificar la inteligencia.
     
     
    saludos cordiales a todos

  • Asun

    Querido Rodrigo:
     
    Como ves estoy aún contigo. Efectivamente, la  mente es una herramienta clave en la comunicación interpersonal, en la resolución de problemas que requieren poner en orden los pensamientos, en buscar las soluciones más sencillas para situaciones llenas de complejidad, pero no somos la mente.
     
    Somos más que la mente, pero la alimentamos con la memoria no cesando  de repetir los mismos pensamientos y cavilaciones, porque en la vida práctica tendemos a identificarnos con ellos, a reducir nuestra identidad ya no solo al cuerpo, sino también y especialmente, en esta etapa egoico-racional en la que mayormente permanecemos,   a lo que nos hacen sentir y cavilar los pensamientos que pasean sin observación ni atención por la mente, sintiéndonos separados del resto.
     
     Tendemos a creer que somos los pensamientos que se mueven por ella como las nubes que pasan por el firmamento, confundiéndolas con él, pero somos en realidad la paz y sosiego que irradia el firmamento, de donde surge todo movimiento. También puede ocurrir lo contrario verse sólo como olas separadas del océano, cuando somos todo agua con el oceáno.  Algo de esto expresó Facundo Cabral, cuando nos vemos como botella de agua en el océano, que tan solo le separa de él su contenedor  pero no el contenido, la verdadera identidad que somos, de la que tan sólo el tapón, la mente cavilante no observada, con la que nos identificamos nos separa.
     
    Al sentirnos unificados e integrados, el cuerpo, psique y espíritu dejan de ser partes separadas de lo que somos, los  experimentamos con desapropiación como unidad no separada que los trasciende, nos percibimos no-separados de la Realidad, la identidad que somos no se queda ubicada en la mente ni en el cuerpo y el espíritu, que creemos que somos.
     
     No somos lo que hemos pensado y creído que somos. Al acallar la mente a través del cuerpo desaparece toda dualidad, en un estar de atención y silencio, sin pensamientos in-interrumpidos, plena consciencia que va más allá o acá  del cuerpo, la psique y el espíritu que nos han dicho que somos por separado. En ese no espacio-tiempo nada está separado de nada, todo es vacío, plenitud. Caemos en la cuenta que está  ya en nosotros lo que llamamos Dios, el Misterio de unidad de todo lo Real que es y somos.
     
    Un fuerte abrazo.

  • Rodrigo Olvera

    Querida Asun
     
    Nuestra interacción con la realidad siempre está mediada por la mente. Es cierto que el racionalismo es un desequilibrio que es bueno trascender. Pero igual de desequilibrado es pretender que no haya mediación mental alguna. En esto ha insistido mucho María Luisa.  Si se ha dejado de lado el papel de la experiencia, tampoco hay que apostar por una mera sensación, sino por una intelección sintiente.
     
    Desde otro punto de arranque, no zubiriano. En la espiritualidad rusa -heredera del hesicasmo- hay una frase que sintetiza siglos de experiencia espiritual: hay que bajar con la mente al corazón. También se dice: encierra la mente dentro del corazón. O bien: cobija la mente bajo las alas del corazón.  Son formas diferentes de decir lo mismo. Es una crítica al intelectualismo latino (que en un primer momento se volvió escolasticismo y cuando se trató de superar en occidenete se hizo con el mismo intelectualismo con el racionalismo). No se puede tener una experiencia espiritual con sólo la mente. Pero esto se equilibra para intentar evitar los peligros de ciertos sentimentalismos o misticismos que han abundado en la experiencia rusa y que también han causado mucho daño a las personas. Por éso, tampoco se admite el excluir la mente. Mente, corazón y cuerpo deben trabajar en armonía. Una actitud anti-mente sigue permaneciendo en el dualismo, sólo que del otro lado de la dualidad. No es abrazar toda la realidad, porque no abrazas la mente que también es parte de la realidad.
     
    Lo mismo, desde otro punto de arranque, enseña El secreto de la flor de oro. Describe al ser humano como un carro de combate, con sus caballos y su jinete. El carro es el cuerpo, los caballos las emociones, el jinete es el espíritu. Quien debe gobernar es el jinete. Pero el jinete transmite su orientación a los caballos a través de las riendas. Los pensamientos son las riendas que permiten al jinete conducir a la totalidad del carro. por éso es tan importante comprender como funciona nuestra mente.
     
    Esta misma enseñanza está repartida por la mayoría de escuelas budistas.
     
    Un abrazo

  • Asun

    Gracias, Joxema, me hago eco de esta síntesis que haces.
    Pero cuidado con esto que dices Joxema, podría a lo mejor  confundir: Si interesara el tema, podríamos abrir un espacio para debatir estas cuestiones que son difíciles de instalar en nuestros cerebros”,  porque me parece que podría venirse abajo tu anterior intento de esclarecer dónde se iniciaría el cambio de época. Se trataría de lo contrario, de desinstalar y desandar la manera cartesiana de funcionar, trascendiendo lo racional.
     
    O se ve o no se ve, sin que medie la mente, y el que lo conoce lo es, como ocurre en Jesús, que puso su vida entera en que el ser humano cambiara la percepción  de la Realidad que llamó Dios padre, que acoge y abraza con la ternura de la madre,  haciendo de  su vida y mensaje no-dualidad,  experimentando en silencio el no tiempo y espacio, y sobre todo actuando en coherencia. Pero es inútil, creo, ¡Ojalá me equivoque!, hacerlo sirviéndose de lo que se precisamente se deja atrás, el modelo cartesiano de “conocer”.
     
    -Si todo es presente, no lo es entonces en referencia al pasado o al futuro, porque eso está sólo en nuestro modo de pensar, que condiciona la manera de percibirnos en la Realidad y la Realidad misma.
     
    – Al percibirse  no separadado de nada ni de nadie, siendo parte y todo al mismo tiempo, se disipan todos los constructos mentales que levantan barreras, eliminaría, por ejemplo, la violencia de género, el sufrimiento inútil por celos o comparación, origen de complejos e inseguridades, las desigualdades movidas por la codicia y acumulación de poder…
     
    – Habría un mínimo de lucidez y control que se resuelve en apertura a lo que se es, antes de dejarse arrastrar por la inercia de la separación que confronta y enfrenta en la violencia, por el simple hecho de querer llevar la razón, de poseer la verdad, cuando es imposible alojarla en la pequeñez de la mente acaparadoramente protagonista.
     
    – Sin embargo, lo que parecería un sobreesfuerzo mental y corporal o poderes que ejerce uno mismo con éxito desde la mentalidad cartesiana, no lo es. Vendría originado del vacío de sí mismo como ego separador, a través de la sabiduría del cuerpo en el que todo se es dado. Lo que sin condiciones abre el acceso al nuevo modo de percibir y percibirse en la totalidad, en interconexión con todo y todos, dejando que lo Real fluya en nosotros, dejando ser lo que es, a través nuestro sin más, sin estar estando.
     
    – No hay creencias inmutables, hay experiencia, consciencia, conocimiento y ser. Huelga la religión que excluye, dejando paso al poso común,  la espiritualidad que une en la  diversidad de formas que toma el Vacío o Realidad en su manifestarse .
     
    Un fuerte abrazo.

  • ana rodrigo

    Sarri, casi te diría que no entiendo lo último que has escrito, pero sí te digo que no veo mucha relación de estas teorías eckartianas con lo que suele ser un cambio de época en la realidad, por lo menos si nos atenemos al estudio de la historia y los cambios de época. Yo pienso que los distintos elementos que conformarían una nueva época, serían ideas y conductas que se van infiltrando lentamente en el imaginario colectivo casi de forma involuntaria, y que sólo se ven cuando ya se han producido y consolidado.

  • Sarrionandia

    Versión light y vigencia de parusía son dos aproximaciones al entendimiento del mensaje de Tolle. No sólo Osho sino Krisnamurti, Nisargadata y varios más guitarrean con la misma melodía. Veamos el esqueleto de esta mentalidad que puede abrir un cambio de época.
    1.- Nuestro pensamiento habitual es dual, cartesiano, que entiende la realidad como predicada de un sujeto. Predicado y sujeto serían realidades diversas que al relacionarse producen el conocimiento que aclara la realidad de la que los conceptos. sujeto y predicado, han sido extraidos por abstracción. Y así con todas las cosas, la filosofía cartesiana es incapaz de prescindir de semejante dualidad. Tanto que la misma gramática y las lenguas están estructuradas en dicho dualismo.
    2.- La Relidad es no dual en cuya unicidad subsiste toda verdad, bondad y belleza. La Realidad trasciende nuestro conocimiento y es incognoscible, De ella sólo cabe la experiencia cuando se libera del pensamiento que impone su dual y falsa verdad. El pensamiento humano es imprescindible para solventar las necesidades prácticas de la vida, pero resulta absolutamente falso y engañoso cuando dictamina sobre la esencia de la vida y sus conveniencias.
    3.- La Realidad no ocupa espacio ni transcurre en el tiempo; lo que hace que ni el espacio ni el tiempo sean entidades reales: algo imposible de entender por medio del pensamiento. Solo existe el Ahora, el momento intemporal en que radica la Realidad, el Ser subsistente al que las religiones llaman dios. El pasado y el futuro son apenas irisaciones pasajeras que estructuran nuestro tiempo vital y que conforman el engaño del que debemos liberarnos.
    Sobre estos tres puntos Tolle desarrolla una sicología y antropología que le ocupa más de 350 páginas. Si interesara eñ tema , podríamos abrir un espacio para debatir estas cuestiones que son difíciles de instalar en nuestros cerebros

  • ana rodrigo

    Querido Sarri, tienes razón, el número de cambios no supone un cambio de época, pero lo que propone Eckart es la parusía final. Entre una cosa y la otra, nos quedan muchos pasos que dar.
     
    Los cambios tan importantes que se están dando en estos últimos decenios, llevarán a un cambio de conciencia global. Ya se ha universalizado la conciencia de reivindicar derechos humanos y democracia para todo el mundo, hay conciencia de que no es justo el sistema productivo ni el reparto de los bienes entre todos los países, etc. etc. Y la suma de tantas conciencias quizá den un mundo nuevo, espero que mejor.
     
    Quienes tenemos cierta edad, sí percibimos que vivimos en “otro mundo” distinto al de hace 60 o 70años, pero nos estamos refiriendo a nuestro pequeño mundo, el occidental. Cuando todos estos cambios se universalicen, pienso yo, que entonces podremos hablar de cambio de época. Siempre hay algún factor desencadenante, y creo que las nuevas tecnologías llevan a todos los rincones de la Tierra estas conciencias que ya se han despertado en algún lugar del mundo, y este elemento aislado es el que, a su vez, eliminará el aislamiento de grupos humanos y proporcionará el conocimiento de derechos y libertades para todos los pueblos.
     
    No olvidemos que, a pesar de la velocidad de los cambios en nuestro tiempo, el cambio de época se va gestando muy lentamente, pero sin cesar. Hay descubrimientos que son irreversibles, y, cuando, por ejemplo, un pueblo descubre la democracia con todo lo que conlleva, es difícil dar marcha atrás.
     
    Claro que también se puede ver el problema desde un punto de vista apocalíptico, en el sentido de que el planeta se va a morir por la acción humana, o que la violencia terrorista se va a extender por todos los lugares, etc., pero yo quiero pensar en positivo.

  • Asun

    Ahí va mi granito de arena.
    Leer un libro no es lo mismo que la puesta en práctica de lo que propone: Vivir el Ahora. Sin duda no es posible sin disciplina y ascesis dada la fuerte inercia que sigue arrastrando  la  identificación con la mente en nuestro mundo occidental. No digo que la mente sea en sí mala, todo lo contrario, de cuantos momentos de dificultad nos saca, pero el uso o mal uso que hacemos de ella, como reactivarla con cavilaciones y obcecaciones en el día a día en base a ser  nuestra seña de identidad nos aboca a muchos sufrimientos y, contrariamente a lo que se suele pensar,  a estar inmersos en la ignorancia. En el camino se ha olvidado al cuerpo silencioso como nuestro mejor amigo y aliado para la unificación e integración de lo que somos.
     
    En cuanto a la denominación del título del artículo, reaccionamos, en un principio, como si se tratara de un juego de palabras. Pero hay  en lo primero mucha enjundia. Diría que  se vive antes que nada a nivel personal el gran cambio que supone una percepción de la realidad, como el que despierta de un gran sueño, como lo han venido haciendo grandes sabios y maestros. Hablaría de la emergencia de un cambio de época, cuando son gran número de individuos coetáneos  los que lo experimentan y transmiten desde sus diferentes campos y comprueban que llegan a  conclusiones inter-subjetivas y científicas unánimes: la interrelación y conexión de todo con todo.
     
    Cuando el mundo interior y el que denominamos de fuera es percibido como  una unidad no-separada en lo diverso  de todo lo real,  hay un salto de apertura y profundidad en el despliegue de consciencia, que atrae a la coherencia de lo que eso supone para la vida personal, interpersonal  y organización colectiva. No importa lo que antes se hiciera a nivel personal y colectivo,  ahora ya ha perdido su sentido, en su porqué se pierde la razón que le dio origen, ya no nos vale decir que los cambios transformativos son imposibles o difíciles,  y  por supuesto van perdiendo inercia los comportamientos anteriores.
     
    El cambio de época no viene solo y de repente, porque forma cuerpo con las personas que van cambiando. Se producen cambios en varias generaciones que aportan a la colectividad la nueva visión transformante e integradora de todo lo que ha hecho llegar hasta ahí. Pero llamaría época axial,  cuando  empieza a ser tenida en cuenta, con todas sus implicaciones, en la práctica colectiva, demandando  mayor coherencia en  interconexión de todo y de todos,  por el  agotamiento y caducidad del ordenamiento  anterior, estabilidad que se desestabiliza en gran parte por superficial y obsoleta de sentido integrador.
     
    Gracias a todos.

  • Jaume PATUEL

    Agradezco ls comentarios que me enriquecen en la reflexiòn.  Es e famoso”·do ut des”, gracias.
    Ciertamente que si no se va del engaño a la verdad no hay cambio. Si no hay cambio de mentalidad, no hay cambio. Y el cambio pide tiempo, pero no un tiempo cronológico, que no se rechaza, sino de gracia o de kairos. Y la mente occidental no es la maestra, es una de tantas a pesar de haberse creído la maestra, hybris inútil.  Nuestro paso por la historia de esta “vida” es un grano de arena en la duna de la “Vida”, pero ha sido vida. Si la mentalidad de neustro  metro cuadrado en el que vivimos no cambia, tampoco hay cambio, sólo será una época de cambio.   I el tiempo axial ha llegado, pero cambio lento… .

  • Rodrigo Olvera

    Con frecuencia los libros de Eckart me dejan la impresión de una versión light de los grandes desarrollos de cientos de años en oriente. Y no hay nada de malo en sí mismo en ello. El éxito de sus libros en segmentos de nuestras sociedades es indicativo de el aporte que tales desarrollos pueden tener. Otro ejemplo de los mismo es Osho.
     
    El problema, en mi opinón, es que por una parte estas versiones light dejan de lado aspectos fundamentales (y que no cuadran con el ambiente cultural de nuestras sociedades… por ejemplo, todos los elementos de disciplina y ascética que siempre son requeridos en las obras clásicas de oriente. Ojo… que la ascética oriental no está impregnada del sentido de moralismo/culpabilidad y autodesprecio frecuente en la ascética cristiana). Por otra, porque se presentan como la gran novedad… y sí, es algo nuevo para el que no conoce que estos aportes se vienen desarrollando desde hace más de 700 años.
     
    Saludos

  • Querida ana:
    El aumento numérido de cambios no alcanza a cambiar la época de cambios. Para cambiar la época se precisa un cambio de mentalidad mrcho más profunda que los ajustes que requieren los cambios de la época. Hay cambio de época de paleolítico al neolítico, el cambio de la imprenta y ahora el de internet son cambios más intensos pero no llegan a la profundidad que implica el cambio de época.
    El cambio de época que ya está germinando supone limpiar el cerebro de todos los engaños en que habitualmente está enquistado y enfrentar la Reakidad en su única dimensión unitaria de verdad, bondad y belleza.
    Para hecerse una idea sobre qué eje estamos pivoteando descarguen El Poder del Ahora de Eckart Tolla en el siguiente link; http://www.caminosalser.com/150-nuevatierra/libro-el-poder-del-ahora/ y ahí verán lo que es pasar a un cambio de época!

  • Gabriel Sánchez

    Estamos como diría Josema Vigil, en un cambio axial…yo diría que va ver situaciones tal vez de más  profundas crisis y desmoronamientos que los que se sufrieron con la caída del imperio Romano, si la humanidad puede sortear esta etapa que intuyo oscura…saldrá totalmente distinta, tanto en lo interior del hombre como en sus vinculaciones… Todos estamos condenados a hacer historia (con lo hagamos o con lo que no hagamos), la tarea de sumar a las fuerzas del cambio, parece una tarea humana impostergable… Cosas pequeñas, hechas por gente común en un lugar desconocido, irán construyendo el Reino…(dijo un obispo Brasilero), todos somos protagonistas…y nuestra presencia y nuestra voz y nuestro corazón, son los necesarios, ellos juntos engendraran un tiempo nuevo…Gabriel

  • Carmen (Almendralejo)

    Hoy escuché a Rubalcaba que promete un cambio de la Ley Electoral… Pues esto entre otras muchas es lo que se está exigiendo desde el 15-M. Las plazas están siendo un hervidero de propuestas y de reivindicaciones colectivas, activas y democráticas sin que haya más violencias que la que están sufriendo nuestra juventud por parte de las fuerzas de seguridad a propuesta del Ministro de Interior, y los testaferros Delegados de cada CC.AA.
    Decir que mientras esta periodista, entró contó y habló con nosotr*s, otr*s tan solo preguntaba a los maderos, qeu con la porra cerca de la mano y la cartuchera de la pistola bien puesta solo se atrevian a paralizarnos al miembr*s del 15-M, los 2grandes delicuentes” que había y no poco entre políticos, empresarios, banqueros y demas personas  estaban muy bien custodiados mientras a nosotr*s nos cercaban en una calle no más hancha de 4 metros, la vaya y ellos bien pegados a ellas, ni siquiera veíamos la puerta del gran Teatro Romano de la Poltica-mentira.
     http://www.extremaduraaldia.com/merida/cientos-de-indignados-se-manifiestan-en-la-toma-de-posesion-como-presidente-de-monago-/128495.html

  • ana rodrigo

    Con la perspectiva histórica correspondiente, se ha dividido la historia occidental en etapas porque es notorio que ha habido momentos en que el mundo occidental (esta división se ha hecho con la historia occidental), ha tomado un rumbo diferente, unas veces para mejor y otras para peor. El obvio que la cultura grecorromana supuso un cambio con relación a las anteriores culturas y dio un paso hacia delante en el desarrollo del pensamiento humano, pero es evidente que la caída de Roma, y con ella la casi desaparición de la cultura grecorromana llevó al mundo europeo a un oscurantismo notorio; lo mismo diríamos de la edad Moderna, con el renacimiento del racionalismo, o la edad Contemporánea con la Revolución Francesa. Exceptuando la Edad la Media, cada época ha dado un empujón hacia delante en algunos de los aspectos, ya sea de tipo tecnológico, científico, social o político.
     
    ¿Alguien prevé qué está ocurriendo en nuestra época que suponga un cambio de época? ¿Las nuevas tecnologías, la globalización, las rebeliones populares en el mundo árabe, el despertar industrial de China, el mestizaje en determinados países? ¿Son factores de cambio, o son indicativos de que la perspectiva de la historia futura notará que desde finales del siglo XX la humanidad es otra? ¿Qué estamos aportando para que se pueda decir esto?
     
    ¿Serían signos de cambio de época el fin del hambre en el mundo, la escolarización de toda la infancia, la desaparición de las guerras o de los absolutismos, la apertura de los países árabes a otras culturas y etnias, el respeto a los DDHH en todos los países, la erradicación de la pena de muerte en todo el mundo, la igualdad, práctica, no sólo teórica, entre la mujer y el hombre, el cambio del sistema capitalista por otro más justo? Pienso que si no se consiguen cosas tan elementales como éstas, no sé si podremos hablar de cambio de época.
     
    Nota. Es curioso observar que, a pesar de la gigantesca evolución de la humanidad, la Iglesia católica, apenas se ha movido en dos mil años. ¿Es el inmovilismo eclesiástico inamovible (valga la redundancia)? Me temo que aquí no va a haber cambio de época. ¡Aún andan con los ropajes romanos y las mitras medievales…! No hay mejor cosa que sacralizar un objeto o una forma de pensamiento para que quede inmóvil y petrificada en la historia.

  • Sarrionandia

    Pura cháchara en que el artículo no dice mas de lo que el título sugiere.
    El cambio de época que se atisba es mucho más profundo: es pasar del engaño a la verdad!