TODO SIGUE IGUAL…
Apenas un suspiro para decir que todo
Sigue igual, apenas se escapa una plegaria
Para descartar que ya no estás.
Todo sigue igual, tal cual lo dejaste pero
nuestro horizonte quedó sin risas contaminadas
por la sal, sin ese suspiro que a veces sin querer
nace de las entrañas.
¡Todo sigue igual a la espera de verte!
De nacer de nuevo y encontrarte vestido
De blanco anunciando aquel otro lado
Del jardín.
Todo sigue igual como la imagen que retienen
Mis ojos aunque estén lastimados de luz,
Cerrados en aparentes sueños,
En ideales que buscan lo perfecto…
Todo sigue igual, y sin embargo nada es como
Aquellos años cuando tú me alzabas y hacía
Volar en lo alto de la grupa de tizón…
Nada es igual cuando un corazón sangra
Y pierde su sal roja,
Y los ojos se nublan ante la vista de tu rostro
Sonriente perdido en mi horizonte.
Pero aún así… Te amo y espero encontrar
Para que a continuación siga siendo…
TODO IGUAL EN LA ETERNIDAD.
NADIE SUPO DECIR…
El Nombre de ese árbol que desvencijado, declinado
y viejo se confunde de márgenes en su tarde,
¡Nadie supo decir!
Ese, su horizonte y sus límites
El puente por donde sus raíces
Se hacen pasaje, para crecen en savia y vida.
Nadie supo decir el llanto del verdor
De sus plumas, en sus lágrimas amarillas,
Ahogadas en quejidos la rama se queda
Sin voz, sin péndolas que le recuerden
Aquel vestigio de manto clorofila.
Nadie, supo decir al verle tendido
que en su copa anidaban gaviotas, fochas
y cigüeñulas, que era torre de asalto
y vigía para ellas…
Nadie sabe decir el por qué inspira asombro
en medio de la nada, y de ese sol que le ensombrece
empequeñeciéndole entre la multitud de agua…
Nadie sabe decir, por qué se agota la vida
precipitadamente y cuando aún nadie
en su orilla la espera…
Nadie puso decirme, ¡Nadie!
Para ti querido padre
La sequía avanza y resquebraja los cuerpos hambrientos.
La playa se desertiza y el mar cansado se entumece,
Empobrecido y desierto de alimento arrebatado.
El amanecer y el ocaso se confunden de un sol no esperanza
Inexistente. Las nubes se deshilachan de holgura.
Juegan a colorearse y hacen olvido de lluvia.
La desesperanza clama tapizando con sus sombras
Los caminos de vitalidades muertas,
De oscuridades del alma sufriente y sola.
Y sin embargo un atisbo de esperanza
Resuena cada día surgiendo de la nada,
Abriéndose el horizonte a lo que nunca se alcanza.
Bondad en la transparencia del Todo que se ilumina.
La mano tierna que acoge, que da calor y reviva.
Que sacia con dulzura el hambre de dignidad y justicia.
COMO LA RAIZ
Que emerge del agua buscando la vida,
Así mi alma se impregna de tu sol
En mis parpados cerrados a la luz
Del día, emergente te haces
Presente retoñeciendo, y melancólicamente
Expresas sin hablar cada sílaba y tilde
Que mis ojos ni siquiera saben apreciar…
Seca son mis palabras como la raíz que aún
Mojada emerge del agua, vaciada y deshabitada
de toda la savia de la verde esmeralda,
desaguada de toda flor, y vida…
Pero aún así emergente y hambrienta
De la luz que nace alumbrando el paladar
De mi vida.
Como la raíz seca te amo, sin perder
Un ápice de tu olor a agua y vida,
Para sentir la grana de aquel vuelo
Perdido en tu busca, y dejarme morir
Sobre tu lecho húmedo de vida.
TODO SIGUE IGUAL…
Apenas un suspiro para decir que todo
Sigue igual, apenas se escapa una plegaria
Para descartar que ya no estás.
Todo sigue igual, tal cual lo dejaste pero
nuestro horizonte quedó sin risas contaminadas
por la sal, sin ese suspiro que a veces sin querer
nace de las entrañas.
¡Todo sigue igual a la espera de verte!
De nacer de nuevo y encontrarte vestido
De blanco anunciando aquel otro lado
Del jardín.
Todo sigue igual como la imagen que retienen
Mis ojos aunque estén lastimados de luz,
Cerrados en aparentes sueños,
En ideales que buscan lo perfecto…
Todo sigue igual, y sin embargo nada es como
Aquellos años cuando tú me alzabas y hacía
Volar en lo alto de la grupa de tizón…
Nada es igual cuando un corazón sangra
Y pierde su sal roja,
Y los ojos se nublan ante la vista de tu rostro
Sonriente perdido en mi horizonte.
Pero aún así… Te amo y espero encontrar
Para que a continuación siga siendo…
TODO IGUAL EN LA ETERNIDAD.
NADIE SUPO DECIR…
El Nombre de ese árbol que desvencijado, declinado
y viejo se confunde de márgenes en su tarde,
¡Nadie supo decir!
Ese, su horizonte y sus límites
El puente por donde sus raíces
Se hacen pasaje, para crecen en savia y vida.
Nadie supo decir el llanto del verdor
De sus plumas, en sus lágrimas amarillas,
Ahogadas en quejidos la rama se queda
Sin voz, sin péndolas que le recuerden
Aquel vestigio de manto clorofila.
Nadie, supo decir al verle tendido
que en su copa anidaban gaviotas, fochas
y cigüeñulas, que era torre de asalto
y vigía para ellas…
Nadie sabe decir el por qué inspira asombro
en medio de la nada, y de ese sol que le ensombrece
empequeñeciéndole entre la multitud de agua…
Nadie sabe decir, por qué se agota la vida
precipitadamente y cuando aún nadie
en su orilla la espera…
Nadie puso decirme, ¡Nadie!
Para ti querido padre
La sequía avanza y resquebraja los cuerpos hambrientos.
La playa se desertiza y el mar cansado se entumece,
Empobrecido y desierto de alimento arrebatado.
El amanecer y el ocaso se confunden de un sol no esperanza
Inexistente. Las nubes se deshilachan de holgura.
Juegan a colorearse y hacen olvido de lluvia.
La desesperanza clama tapizando con sus sombras
Los caminos de vitalidades muertas,
De oscuridades del alma sufriente y sola.
Y sin embargo un atisbo de esperanza
Resuena cada día surgiendo de la nada,
Abriéndose el horizonte a lo que nunca se alcanza.
Bondad en la transparencia del Todo que se ilumina.
La mano tierna que acoge, que da calor y reviva.
Que sacia con dulzura el hambre de dignidad y justicia.
La belleza de la creación, nos vuelve más limpida el alma…Gabriel
COMO LA RAIZ
Que emerge del agua buscando la vida,
Así mi alma se impregna de tu sol
En mis parpados cerrados a la luz
Del día, emergente te haces
Presente retoñeciendo, y melancólicamente
Expresas sin hablar cada sílaba y tilde
Que mis ojos ni siquiera saben apreciar…
Seca son mis palabras como la raíz que aún
Mojada emerge del agua, vaciada y deshabitada
de toda la savia de la verde esmeralda,
desaguada de toda flor, y vida…
Pero aún así emergente y hambrienta
De la luz que nace alumbrando el paladar
De mi vida.
Como la raíz seca te amo, sin perder
Un ápice de tu olor a agua y vida,
Para sentir la grana de aquel vuelo
Perdido en tu busca, y dejarme morir
Sobre tu lecho húmedo de vida.