El disenso católico respecto al restauracionismo que promueve el Vaticano está haciéndose cada vez más visible y organizado en todo el mundo. En España Foros de carácter local, Congreso de Teología, Asamblea de Redes, etcétera, reúnen cada vez a más gente, aunque, es verdad que de edad más bien avanzada, los que vivieron el espíritu del Vaticano II, porque los jóvenes pasan sin más… Merece hoy la pena reflexionar sobre lo que pasó en Detroit hace dos semana, traduciendo una crónica de NRC.
CONGRESO CATÓLICO AMERICANO
Detroit 10-12 de junio de 2011
Por Jerry Filteau, corresponsal de Washington. NCR – 24 de junio 2011
A medida que la reunión inaugural del Congreso de los católicos estadounidenses tocaba a su fin, el 12 de junio, unas 2.000 personas católicas, partidarias de una reforma de la Iglesia, decidieron elaborar una carta de 10 puntos de Derechos y Responsabilidades que afirma la primacía de la conciencia y el derecho de todos los católicos a tener voz en la marcha de la Iglesia, así como la obligación de promover la proclamación del Evangelio en el mundo y la enseñanza social de la Iglesia.
La aprobación del documento se hizo después de dos días en que orador tras orador expresaron la frustración de los participantes por el creciente clericalismo en la iglesia y lo que veían como un esfuerzo sostenido de las autoridades eclesiásticas para frenar o revertir muchas de las reformas del Concilio Vaticano II.
Se partió de una amplia gama de enseñanzas, políticas y prácticas de la Iglesia católica, desde la prohibición del control de la natalidad artificial, las mujeres sacerdotes, los sacerdotes casados, al tratamiento que la Iglesia da a las mujeres. Los oradores criticaron la forma como los obispos han tratado el abuso sexual clerical, el tratamiento que la iglesia da a los gays, la falta de consulta a los laicos, la mala administración de las propiedades y fondos de la iglesia, el cierre de parroquias y la venta de las iglesias cerradas para pagar las deudas de la diócesis, y la politización de la Eucaristía por parte de algunos obispos que amenazan negar la comunión a los políticos que no sean suficientemente pro-vida.
Se objetaron las normas vaticanas que requieren una traducción literal del latín de los textos litúrgicos y prohíben o limitan drásticamente el uso de lenguaje inclusivo en la liturgia.
Para un solo periodista, capaz de cubrir todas las charlas principales, pero que solamente podía asistir a algunas de las decenas de pequeños grupos simultáneos o sesiones de trabajo celebradas durante la reunión, era difícil discernir qué aspectos eran los más cruciales para el grupo, pero parecían destacarse cuatro aspectos, todos conectados entre sí:
- El papel de la mujer: la afirmación, cada vez mayor, de la línea dura de la Iglesia, prohibiendo las mujeres sacerdotes, su negativa a considerar la restauración de las mujeres en el diaconado, la oposición del Vaticano a un lenguaje no sexista, la negación de muchos oficios de la iglesia a las mujeres, y el hecho repetidamente atestiguado por los y las participantes de que muchos sacerdotes y obispos no son sensibles a las preocupaciones de la mujer y reaccionan con temor, invocando su autoridad en lugar de entablar un diálogo constructivo.
- Restauracionismo: Los ponentes y participantes compartían ampliamente la opinión de que bajo el pontificado de Benedicto XVI y su predecesor, Juan Pablo II, se ha producido una grave marcha atrás en muchas de las enseñanzas del Vaticano II y de las reformas, como la reforma litúrgica, la participación de los laicos, el compromiso de la Iglesia en el mundo, la consulta en la toma de decisiones de la Iglesia, por nombrar sólo algunas.
- Autoritarismo jerárquico y clericalismo: En muchas áreas, entre ellas el resurgimiento de las amenazas de excomunión episcopal u otras sanciones de la Iglesia como respuesta a la disidencia en cuestiones abiertas a debate serio, los ponentes y participantes consideraron el ejercicio de la autoridad jerárquica en los últimos años como cada vez más autoritaria. También consideraron que el clericalismo, más preocupado del prestigio sacerdotal y episcopal y del poder que de la atención pastoral y el servicio, es un problema creciente en muchos ámbitos de la vida eclesial.
- La inculturación: un problema subyacente era la preocupación de los ponentes y participantes por el progreso en la dinámica de la inculturación del Evangelio y de la Iglesia en todo el mundo, que ha sido cada vez más frustrado en los últimos tres decenios por exigencias del Vaticano, que requiere una uniformidad global y el rechazo de las iniciativas locales en muchas áreas. Lo más destacable tal vez ha sido sofocar por parte de las conferencias episcopales los intentos para avanzar en la inculturación de la liturgia. Los oradores y los participantes encontraron una disonancia en las últimas décadas entre el Vaticano II y los objetivos del Papa Pablo VI de una mayor inculturación y la uniformidad global impuesta por los sucesores de Pablo VI.
La reunión del Congreso de Católicos estadounidenses se cerró con una misa el domingo que provocó polémica antes y después de celebrarse, porque el arzobispo de Detroit Allen Vigneron prohibió a sus sacerdotes y diáconos participar en ella bajo pena de laicización.
A pesar de la amenaza de Vigneron, la vicepresidenta del comité, Janet Hauter, dijo en un correo electrónico a NCR después de la reunión: «La estimación que teníamos era de 100 sacerdotes de la arquidiócesis de Detroit reconocidos por todos. Es interesante –y humorístico– que algunos se hayan registrado con seudónimos, por lo que teníamos entre nosotros a dos conocidos teólogos del siglo XX, el jesuita alemán Karl Rahner y el dominico francés Yves Congar, entre otros».
«El miedo es cosa fea, ¿no?», agregó Hauter. «Hemos recibido, sin embargo, el agradecimiento de los sacerdotes de Detroit que asistieron, por ese paso adelante, que es un paso de esperanza».
Añadió que muchas participantes eran religiosas, y según los organizadores «algunas han pedido estar en el orden del día de la próxima reunión de su comunidad para informarles del Congreso, y seguir nuestro ejemplo».
Más de la mitad de las personas participantes eran mayores de 65 años y la mayoría de las restantes tenían por lo menos 50. Sólo había un grupo pequeño de 20, 30 o 40 años. Las cifras demográficas de los organizadores del consejo, que informaron de reuniones previas con sesiones en todo el país durante los dos años anteriores a la reunión de Detroit, parecían apoyar esta observación. Los participantes en este Congreso de Detroit eran mayoritariamente blancos, con una presencia mínima de negros e hispanos.
Anthony Padovano –teólogo, orador de convenciones, uno de los fundadores del consejo, y primer presidente de Corpus, una asociación de sacerdotes casados que buscan la inclusión de los sacerdotes casados y de las mujeres en el sacerdocio católico– dijo a NCR que los organizadores se habían esforzado en los últimos dos años para llegar a las organizaciones católicas de negros e hispanos y fomentar su participación, pero que casi no habían recibido respuestas positivas.
Un dato muy interesante de los participantes es su nivel educativo: ciento sesenta y cinco personas que respondieron la encuesta dijeron tener al menos un título de máster. La mayor parte de las personas entrevistadas de manera informal por NCR en Detroit en el transcurso de la reunión participaban activamente no sólo en los asuntos de la parroquia, sino también en otras actividades relacionadas con las iglesias, y la mayoría tenían títulos de postgrado, a menudo en campos estrechamente relacionados con su participación en las actividades de la iglesia.
Según los cálculos de este reportero, dos tercios de los participantes de la convención eran mujeres, y un número significativo de ellas eran religiosas.
Los principales oradores fueron:
- James Carroll, ex sacerdote y autor, católico practicante, quien pronunció un apasionado discurso sobre por qué encuentra en el catolicismo una parte de la esencia de su ser, a pesar de las tensiones que a menudo enfrenta. «Estamos aquí por amor a la Iglesia Católica» que trasciende cualquier diferencia, dijo. Muchos de los participantes entrevistados por NCR de manera informal consideran su charla como de las más inspiradoras y desafiantes de la reunión.
- Nacido en Suiza, el teólogo y sacerdote Hans Küng, de 83 años, uno de los expertos en teología más destacado del Concilio Vaticano II, que por razones de edad y de salud se dirigió a la reunión por medio de una entrevista grabada en su casa cerca de la Universidad de Tübingen (Alemania) , instó a una revolución «pacífica» de los católicos del mundo contra lo que llamó el «absolutismo» del poder papal, hoy en día comparable con el absolutismo –basado en la idea del derecho divino de los reyes– de los monarcas franceses derrocados por la Revolución Francesa del siglo XVIII.
- Hermana benedictina Joan Chittister, que en la mañana del último día de la reunión instó a los participantes de la conferencia a desafiar a los sacerdotes y obispos para quienes «el poder político es más importante que el liderazgo espiritual». En el Vaticano II, dijo, los obispos del mundo «nos dijeron que nosotros éramos la iglesia, y nos pusimos a pensar en lo que eso significaba», pero la persistente degradación de las mujeres en la Iglesia, alejadas de los actores centrales que educan a la siguiente generación de católicos, pone en peligro el alma misma de futuro de la iglesia, dijo.
- Padovano argumentó con fuerza, a partir de los recursos históricos y teológicos, por un retorno a formas más democráticas de gobierno de la Iglesia y a un mayor reconocimiento de la idea del Beato Cardenal John Henry Newman del sensus fidelium –el consenso de los católicos bautizados– como base principal para la determinación de lo que dice la fe católica. Si la iglesia de hoy estuviera operando sobre esta base, afirmó Padovano, la enseñanza católica o su práctica sería hoy muy diferente, sobre la concepción artificial, los sacerdotes casados, las mujeres sacerdotes, el matrimonio entre homosexuales y el avance de las relaciones ecuménicas con otras iglesias cristianas.
- Jeanette Rodríguez, estudiosa latina y profesora de teología en la jesuita Universidad de Seattle, ofreció un análisis muy matizado de los retos que enfrentan los teólogos hispanos frente a las cuestiones de la inculturación que tratan de evaluar el significado teológico y eclesial del catolicismo hispano, una minoría destinada a convertirse pronto en la mayoría de los católicos de los EE.UU
- Matthew Fox, un ex sacerdote católico dominico que se hizo sacerdote episcopal en 1994, antes que ser silenciado por el Vaticano por sus escritos sobre espiritualidad que desafían las enseñanzas católicas sobre el pecado original, describió al Vaticano como el cisma de la Iglesia real e instó a los participantes del Congreso a unirse a él en ignorar los edictos de Roma y seguir a Cristo con responsabilidad propia.
Fox fue el sustituto de última hora de Kathleen Kennedy Townsend, del clan Kennedy, ex-vicegobernadora de Maryland, quien no pudo asistir a la reunión como estaba previsto.
Algunos participantes preguntados por NCR describieron la charla de Fox como la menos cuestionadora de todas las charlas importantes, porque su propuesta de considerar a Roma en el cisma y seguir un camino por separado era bastante superficial y una opción no realista para quienes están comprometidos a mantener el rumbo y a desafiar a la Iglesia desde dentro.
Sin embargo, un participante de una parroquia del Alto Wisconsin, que asistía a la convención con su esposa, dijo a NCR el 11 de junio que estaba tan enfadado por las recientes decisiones de la Iglesia que él consideraría seriamente ser parte de una Iglesia que oficialmente se separó de Roma.
CARTA DE DERECHOS Y RESPONSABILIDADES
DE LOS CATÓLICOS:
La introducción a esta carta cita la Carta Americana de Derechos y los Documentos Internacionales de Derechos Humanos para decir que, al ingresar en la Iglesia, los católicos no renuncian a los derechos humanos fundamentales.
Su texto principal dice que los derechos y responsabilidades de los católicos incluyen:
1.PRIMACÍA DE LA CONCIENCIA. Todo católico tiene el derecho y la responsabilidad de desarrollar una conciencia informada y de actuar de acuerdo con ella.
2. LA COMUNIDAD. Todo católico tiene el derecho y la responsabilidad de participar en una comunidad eucarística y el derecho al cuidado pastoral.
3. MINISTERIO UNIVERSAL. Todo católico tiene el derecho y la responsabilidad de proclamar el evangelio y de responder al llamamiento de la comunidad al liderazgo ministerial.
4. LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Todo católico tiene derecho a la libertad de expresión y a la libertad de disentir.
5. SACRAMENTOS. Todo católico tiene el derecho y la responsabilidad de participar en la plenitud de la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia.
6. REPUTACIÓN. Todo católico tiene derecho a un buen nombre y a un debido proceso.
7. GOBIERNO. Todo católico y toda comunidad católica tienen derecho a una participación significativa en la toma de decisiones, incluída la selección de sus líderes.
8- PARTICIPACIÓN. Todo católico tiene el derecho y la responsabilidad de participar en la interpretación del evangelio y de la tradición de la Iglesia.
9 CONCILIOS. Todo católico tiene derecho a convocar y hablar en asambleas en las que se puedan oír voces diversas.
10. JUSTICIA SOCIAL. Todo católico tiene el derecho y la responsabilidad de promover la justicia social en el mundo en general y dentro de las estructuras de la Iglesia.
[Traducción de JMG y José Mari]
Estos puntos del Congreso Católico Norteamericano podrían considerarse en el Congreso de Teología que se celebrará en septiembre en Madrid. No para formar un frente disidente, sino para ir descubriendo lo que tenemos en común y sumar esfuerzos cuando sea posible.
Bien, si tomamos la declaración de principios de la Carta de derechos y responsabilidades de los católicos con la seriedad que merece, lo primero que hay que hacer es la revolución que propone Küng, pues el absolutismo papal niega todos los puntos, a excepción del primero -aunque “de boquilla”- y el último. Una revolución que consistiría en apear a la actual jerarquía vaticana de su poder, y no se me ocurre otro modo de hacerlo que desoírles y despojarles de sus privilegios y de la impunidad de que gozan (¿quién ha rendido cuentas de los crímenes de abuso de menores cometidos directamente o de sus encubridores y, por lo tanto, colaboradores?), porque es posible la propuesta de Fox, la de ser cristiano con responsabilidad propia. No son necesarios los pastores, especialmente si son malos pastores y traicionan el desarrollo de la espiritualidad por la que deberían velar. Solo es precisa la comunidad para ayudarnos a ser buenos cristianos.
Lo que está claro para mí es que no puedo pertenecer a una institución que me degrada y me desprecia. No solo no es necesaria, sino que es dañina. De modo que, personalmente, me quedo con las personas, a la comunidad. Pues la institución destruye la esencia verdadera del cristianismo.
Saludos cordiales
Existe dos tendencias en pugna, no sólo en el ambito eclesial, sino en todas las expresiones de la cultura y por lo tanto de la civilización globalizada, la tendencia…comunitaria que prioriza el bien común…que siempre hace crecer el bien y el derecho individual, y una suerte de exacerbación del derecho individual, en oposiciòn al bien común…esta concepción civilizatoria esta en la base del capitalismo neoliberal, porque cuando mis derechos, se oponen al bien común, entonces yo valgo más que los demás y tengo derecho a acumular, aunque otros pasen hambre…
Esta lucha que esta en el corazòn del hombre y de las extructuras sociales y de la civilizaciòn…son las que nos salvaràn o nos perderán y no estoy hablando de lo metafisico…El bien común, es una construcción comunitaria, que nace del Amor de unos por otros…de la alteridad y del compromiso con lo que es justo…(A proposito, hoy en Grecia, se incia un paro General y una movilización que lucha por evitar el avance de esa concepción que exacerba mi derecho, en contra del bien común) y es bueno saber que en esa lucha Griega, no se juega sólo Grecia, laboratorio de lo que le pasará luego a toda Europa…Como vemos lo comunitario nos une para luchar contra la injusticia, nos desinstala de nuestra comodidades y nos da fuerza, para transformar desde adentro…la sociedad, la Iglesia y la civilización…Voy a suplicar se me permita convocar a quienes los uruguayos llamamos Padre de la Patria…El general del Pueblo, que los indios llamaban el Karai Guazú…(apelativo que nombraba a los sabios chamanes y profetas)…Don José Artigas…que acuño una frase que los Uruguayos hemos tratado de vivenciar…Mi derecho termina donde empieza el derecho de los demás…Tal vez sólo el AMOR, haga posible que esto sea así.- Gabriel