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Dios se ha fundido con lo humano

Ayer, José María Castillo, fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada. Su discurso fue una lección magistral de por qué y cómo se puede hacer teología desde un lugar aconfesional y laico. José María es no sólo colaborador habitual de ATRIO sino cofundador de este sitio de encuentro entre lo sagrado y lo profano. Por eso reproducimos no sólo su texto leído sino el Discurso completo que incorporamos a la barra del menú superior de ATRIO, para que esté siempre accesible.

          Excmo. Sr. Rector Magnífico de la Universidad de Granada; Excmos. Srs. Vicerrectores/as,; Ilmos. Srs. Decanos/as,; Claustro de Doctores y Profesores/as; Autoridades; Amigos/as,

          Quiero, ante todo, expresar mi sincero agradecimiento a la Universidad de Granada por el doctorado honoris causa que me ha concedido, a propuesta del Excmo. Sr. Rector Magnífico de esta Universidad, Doctor Francisco González Lodeiro. También deseo manifestar mi reconocimiento al Centro Mediterráneo, de nuestra Universidad, por la oportunidad que me ha ofrecido de poder colaborar, durante años, en los cursos de reflexión y difusión cultural que el citado Centro viene ofreciendo a la Universidad y a la ciudadanía en general. En este contexto, agradezco concretamente al profesor Juan Francisco García Casanova la Laudatio que ha hecho para justificar debidamente la iniciativa del Rector de nuestra Universidad.

          Hablar de Dios en la Universidad

          Como es sabido, en virtud del conocido genéricamente como “Decreto de Libertad de Enseñanza”, del 21 de octubre de 1868, las Facultades de Teología fueron abolidas y, en consecuencia, excluidas de la enseñanza universitaria en España. A partir de entonces, obviamente, no ha sido un hecho normal, en la Universidad de nuestro país, la concesión de un doctorado honoris causa en Teología. Esto no quiere decir que el hecho religioso, y los saberes asociados a él, hayan estado ausentes de nuestras universidades. El fenómeno religioso, como todos sabemos, siempre ha estado (y sigue estando) presente en el tejido social de España y ha sido objeto de estudio en la enseñanza universitaria desde no pocos puntos de vista: la cultura, la historia, la política, la filosofía, la sociología, el arte, la psicología y tantos otros saberes que quedan inevitablemente incompletos si de ellos arrancamos la dimensión religiosa que siempre, de una forma o de otra, ha estado presente en la experiencia humana y en la convivencia social.

          Pero ocurre que, en este caso, el doctorado se le concede a un teólogo. Con lo cual – rescindiendo de otras consideraciones–, estamos ante un hecho nuevo en nuestra Universidad. No se trata del honor que se le dispensa a un profesor que ha dedicado su vida al estudio de determinados saberes asociados al hecho religioso. Sino que estamos ante la distinción que esta Universidad le hace a un teólogo, es decir, a un hombre que ha intentado dedicar su vida al estudio, no ya de ciertos conocimientos relacionados con la religión, sino al estudio y la explicación de aquello que es el centro mismo de la religión y de la experiencia religiosa: Dios, la fe en Dios, la experiencia de Dios, la creencia religiosa como tal. Porque eso, y no otra cosa, es la teología en sentido propio.

          Pues bien, esto supuesto, yo me planteo, desde el primer momento y sin ningún subterfugio ante Ustedes, la pregunta que debe servir de umbral a la resumida reflexión que pretendo presentar: ¿qué sentido tiene (o puede tener) la presencia de la teología, y la concesión de una dignidad singular a un teólogo, en una Universidad no confesional y, por tanto, laica? Esta pregunta, como acabo de apuntar, me va a servir como punto de partida de las consideraciones que expondré a continuación.

          Pero, antes de entrar en el contenido de mi reflexión, me parece pertinente recordar que el estudio de las religiones y de la fe religiosa, a diferencia de lo que ocurre en España, está aceptado y extendido, como sabemos, en el área universitaria anglosajona y alemana. Incluso en Francia, donde se rechazó la presencia de la religión en la escuela pública, sin embargo se ha mantenido el estudio del hecho y de la experiencia religiosa, con todas sus implicaciones y consecuencias, en L’ École des Hautes Études de París, así como en el CNRS (Centre national de la recherche scientiphique). Como todos sabemos, la Ilustración criticó severamente la religión y destacó el estudio de saberes como la filosofía, la fenomenología, la psicología, la sociología y la antropología, que se ocuparon ampliamente de la religión desde el s. XIX. Por eso, sin duda, Francia ha destacado en estos saberes, durante los últimos siglos, en tanto que en España lo que se ha producido ha sido la creciente clericalización de la religión, de forma que en nuestro país no existe un espacio secular o laico, es decir, no tenemos en España un espacio que no sea confesional, para el estudio del hecho religioso con la amplitud que implica una perspectiva de totalidad.

          Pensar al Trascendente desde la inmanencia

          Dicho esto –y dado que no es posible, en el tiempo de que disponemos, leer el texto completo que Vds. tienen ya impreso [ATRIO recomienda la lectura de este texto completo que reproduce en una página especial que anexiona al Menú superior de la portada, porque coincide totalmente con su planteamiento]–, me limito a indicar la cuestión que me parece central en la reflexión que les propongo. Mi pensamiento se centra hoy en una pregunta: ¿cómo podemos pensar en Dios y hablar de Dios en una Universidad no confesional?

          Para responder a esta cuestión, lo primero (desde mi punto de vista) ha de ser tener muy claro que, por definición, Dios es el Trascendente. Al decir esto, estamos afirmando que Dios está más allá de los límites de nuestro conocimiento experimental y demostrable. Es decir, cuando hablamos de Dios, en realidad nos estamos refiriendo a una realidad que no conocemos. Por eso, cuando las religiones nos hablan de Dios, realmente no hablan, ni pueden hablar, de Dios en sí, sino que nos hablan de las representaciones de Dios que los humanos nos hacemos. Porque, desde nuestra inmanencia, todo cuanto podemos pensar y decir es siempre inmanente. Nunca puede ser lo trascendente.

          De ahí que la representación de Dios, que nos hemos hecho, es inevitablemente proyectiva. Es decir, nuestra representación de Dios es una proyección de nuestros anhelos más fuertes: el poder, la bondad, la felicidad…. Y así, nos ha salido un Dios infinitamente poderoso e infinitamente bueno. Pero, al hacer eso, no hemos caído en la cuenta de que el resultado ha sido un Dios contradictorio y un Dios peligroso. Un Dios contradictorio, porque el poder sin límites y la bondad sin límites no son compatibles con el mal que hay en el mundo (si es que Dios tiene que ver algo con este mundo). Y un Dios peligroso, porque todo Dios monoteísta es, por eso mismo, un Dios excluyente. De ahí que, inevitablemente, es también un Dios violento.

          ¿Quiere esto decir que el Dios, que nos hemos representado los humanos, es un Dios condenado inevitablemente al fracaso? Si nos atenemos a lo que puede dar de sí la sola razón, por ese camino desembocamos en una contradicción insalvable. Pero sabemos que el ser humano no actúa, ni sólo ni principalmente, desde lo que nos aporta el discurso racional. Lo más determinante en nuestras vidas no son las verdades, que brotan de contenidos mentales. Lo más determinante son las convicciones, que se traducen en formas de conducta y en hábitos de vida.

          Esto supuesto, la afirmación capital de mi reflexión se centra en que, según la tradición cristiana, el Trascendente se nos hace presente en nuestra inmanencia. Esto es, en definitiva, lo que representa y lo que significa Jesús de Nazaret. Cuando la teología afirma que Jesús es la encarnación de Dios, lo que en realidad está diciendo es que Jesús es la humanización de Dios. Por eso el “Señor de la Gloria”, tal como se humanizó en Jesús, pudo decir y dejó como sentencia la afirmación decisiva: “Lo que hicisteis por uno de éstos, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 31-46). En esa sentencia definitiva, ya no se tendrá en cuenta ni la fe, ni la religión. Sólo quedará en pie lo humano, lo que cada ser humano haya hecho con los demás seres humanos.

          La consecuencia que, en sana lógica, se sigue de lo que acabo de decir es que el proyecto cristiano no puede ser un proyecto religioso o sagrado de divinización, sino un proyecto profano y laico de humanización. Dios no se encarnó en lo sagrado y sus privilegios, ni en lo religioso y sus poderes. Dios se ha fundido con lo humano. Por tanto, a Dios lo encontramos, ante todo, en lo profano, en lo laico, en lo secular, en lo que es común a todos los humanos y lo que nos une a los demás seres humanos, sean cuales sean sus creencias y sus tradiciones religiosas. Porque lo determinante, para encontrar a Dios, no es la fe, sino la ética, que se traduce en respeto, tolerancia, estima y misericordia.

          El futuro de la Iglesia y de la teología

          Para terminar, quiero destacar que, a mi manera de ver, la Iglesia tendrá futuro y la teología podrá pervivir en la medida en que ambas –Iglesia y teología– sean capaces de tomar un rumbo distinto al que han venido siguiendo hasta ahora. Durante siglos, la teología se vio a sí misma como la “regina scientiarum”, el centro de todos los saberes y el poder normativo para todas las conductas. Hoy, esta posición preponderante de la Iglesia y su teología se ha hecho insostenible. Porque ha perdido su falsa consistencia. El progreso de la ciencia y el avance incontenible de las tecnologías van poniendo a las religiones en su sitio. Como sabemos, las religiones se resisten al cambio y, con frecuencia, se quedan atascadas en la fidelidad a tradiciones de un pasado que ya nunca va a ser determinante en la vida de los individuos y de los pueblos. De ahí, el desajuste creciente entre teología y ciencia, entre teología y sociedad.

          Con frecuencia, este desajuste se pretende explicar por causa de la prepotencia y el afán de mando de los dirigentes de las religiones. Sin duda, eso puede tener una determinada influencia en la actual crisis religiosa. Pero el fondo de la cuestión –según creo– no está en eso. Es la teoría sobre Dios lo que falla. Y por eso, de una equivocada teoría sobre Dios (y sobre dónde y cómo encontrar a Dios), se suelen deducir consecuencias desastrosas, sobre todo, para las personas, para las instituciones y para la sociedad. Por lo general, es mucha la gente que se imagina que encuentra a Dios en un “Tú” trascendente, que se nos impone desde un poder inapelable. Pero, insisto, en que esa “representación de Dios” es la que está en la base y es la explicación de la actual crisis de la fe, la crisis de la religión y la crisis de la Iglesia. Porque quien cree en semejante “Dios” y pretende representarlo o hablar en su nombre, lo que hace en realidad es ir contracorriente.

          Porque cada día es más escaso el número de personas que se atreven a seguir creyendo en ese Dios contradictorio y peligroso. Por eso he insistido en que a Dios sólo podemos encontrarlo en nuestra inmanencia, en lo laico, en lo secular, en lo civil, en lo humano. No excluyo la importancia que tiene, para el homo religiosus, la oración, la alabanza, la celebración sacramental y simbólica de las propias convicciones religiosas. En este orden de “mediaciones”, cada religión debe ser fiel a su propia historia, a sus costumbres y a sus prácticas. Con tal que todo eso no fomente la exclusión de los demás, la separación de los pueblos y culturas, la intolerancia y el fanatismo. Porque lo importante no es la religión, sino Dios, al que sólo podemos encontrar en nuestra inmanencia y en nuestra humanidad.

          Pues bien, si tal es el concepto y la experiencia de Dios, la teología, en cuanto saber que se ocupa del tema de ese Dios al que encontramos en lo verdaderamente humano –si es que la teología debe seguir existiendo en el futuro–, tendrá que ser, antes que un saber superior que enseña a los demás saberes, deberá ser un sujeto humilde y modesto que siempre tendrá que presentarse, desde esa humildad y modestia, como un saber que aprende de los demás saberes lo que necesita asimilar de ellos para conocer mejor lo humano, para interpretar desde las ciencias humanas el significado y las consecuencias que puede tener (y ha de tener) la presencia del Dios humanizado entre los seres humanos. Porque es en lo humano, y solamente en lo inmanente y humano, donde los humanos podemos encontrar a Dios.

          No le faltaba razón a Karl Rahner cuando dijo que: “si tiene que seguir existiendo todavía la teología en el futuro, ésta no será ciertamente una teología que se instala sencillamente y a priori “junto a” o “por encima de” el mundo secular o el mundo laico… Hay, pues, que decir que la ansiosa pregunta de los teólogos sobre el futuro de la teología no puede recibir sino la respuesta afirmativa que exige una sola condición: la aptitud de la teología para hablar de Dios en un mundo secular”. Y hoy, sesenta años después del día en que Rahner dijo estas cosas, los cambios acelerados de las últimas décadas nos empujan a tener que afirmar, con libertad y audacia, que, de aquí en adelante, solamente tendrá sentido y futuro la teología que sea capaz de aportar algún sentido a la vida. Y así, potenciar la mejor respuesta que podemos dar a nuestros anhelos de humanidad. Quiero decir, los anhelos que buscan una forma de vida que, por ser más plenamente humana, por eso sea también más plenamente feliz.

          ¡Muchas gracias!

         
* El presente es el extracto que leyó José María Castillo durante la entrega del Doctorado Honoris Causa. El discurso completo se encuentra adjunto en la siguiente página: Texto completo del Discurso de Investidura de José María Castillo

19 comentarios

  • h.cadarso

      Esta vez he leído el discurso completo de Castillo. Y echo de menos algunos enfoques.
      El primero, una visión del problema de Dios desde todas las culturas, desde el budismo, el islamismo, las religiones africanas o precolombinas…No podemos marginar de la historia y de la elaboración del pensamiento a tanta gente…Castillo presenta además un ángulo de visión preferentemente eclesial, y preferentemente desde el pensamiento de los teólogos europeos…
      El segundo. Pero además está toda esa inmensa corriente de la incredulidad, el agnosticismo, el ateísmo que siempre ha estado presente en nuestras sociedades. España era muy católica hasta que la República decretó que “España ha dejado de ser católica”. El Imperio se hizo muy católico cuando el emperador Constantino se “convirtió”, y muy del credo de Nicea cuando no sé cuántos emperadores y reyes abjuraron del arrianismo. El personal se hacía creyente a decretazo limpio, amigo Castillo. Es decir, que la idea de Dios no estaba tan arraigada ni antes ni ahora, que las cosas no han cambiado demasiado, que siempre ha habido división de opiniones, y un escepticismo radical en el personal…
      Jesús puede ser el prototipo del ser religioso de ayer y de hoy y de siempre; pero tampoco podemos despreciar muchas aproximaciones al modelo que se han producido aquí y allá, en todas las épocas.  Unos y otros nos dan una imagen de Dios que nos hace más humanos y más hermanos, llámense Nelson Mandela, Buda, Gandhi, o tantos miles de millones de personas ajusticiadas por defender causas justas.
      ¿En qué medida los unos y los otros nos presentan la imagen de ese Dios inmanente y trascendente?
      Por lo demás valoro enormemente el destacar por encima de todo la praxis como el supremo acto de religiosidad, por encima de cualquier gesto cultual. No hay mejor oración ni mejor comtemplación que cualquier gesto de amor hacia uno de nuestros semejantes, cualquier acción para mejorar este mundo en el que vivimos en la dimensión que ahora llamamos ecología…

  • Sergiol Zalba

    He leído con placer el discurso de Castillo. Así y todo, con el enorme respeto que me merece, no me queda del todo claro cómo debe interpretarse -en su reflexión- a la persona de Jesús:  ¿Dios encarnado (engendrado, no creado, Dios de Dios, misma naturaleza…)?. ¿La expresión ‘humanización de Dios’ es simbólica-metafórica, aún con todo el ‘realismo’ que ello implicaría, o refiere a una suerte de transmutación de Dios en hombre?
     
    Por lo demás, toda su exposición me resulta extraordinaria.
     
     

  • M. Luisa

    Perdona,  Luis,  no me había dado cuenta de que habías hecho mención a mi comentario de ayer.  Una vez  coloqué el primero esta mañana  en otra sección me puse a trabajar  y  no ha sido hasta ahora que lo he visto. Yo pienso que J.M.Castillo no hace ya esta distinción que señalas, arriba y abajo,  su pensamiento  es no dual  y por eso  interpreté de aquel  modo la frase.
     
    Me alegro, Luis, de coincidir en ese punto contigo. Un  abrazo

  • ana rodrigo

    Gracias, Iñaqui S.S., me ha gustado mucho tu comentario y sintonizo plenamente contigo. Además has echado el alma, por de poner tu domicilio, DNI y hasta el teléfono personal.
     
    Con el paso del tiempo del que dispongo para vivir, y pasado ya el 80% del mismo, cada vez me preocupan menos determinadas cuestiones, como es quién es y cómo es Dios, incluso ha dejado de preocuparme su existencia o no, es algo cuya comprensión no está a mi alcance, y da la impresión que, por mucho que se ha estudiado, nadie ha llegado a ver a Dios, cosa, por otra parte, ya lo dijo en mismo San Juan hace bastante tiempo.
     
    Pero este mismo autor nos da la pista para no autoengañarnos: quien dice amar a Dios y no ama a sus hermanos, está mintiendo. También Jesús dijo, cuanto hiciesteis con… Así que la prueba del nueve en nuestra inmanencia en relación con Dios es el amor a quienes tenemos en nuestro entorno, amor que se manifiesta en una serie de actitudes interiores que llevan a conductas concretas, no es un amor abstracto. Luchar porque nuestro semejantes sean felices, no les falte lo necesario, darles comprensión, cariño, escucha, apoyo, solidaridad, etc. etc., esto da sentido a la vida. Esto no necesita de mucha metafísica, es algo experiencial, y la experiencia es innegable e irrebatible.
     
    Ahora bien, quienes  tenemos además, inquietudes religiosas, hemos conocido a Jesús el galileo, lo hemos tomado como referente vital, nos convence y, además, no fiamos de él, y nos dice que su energía se la da el amor de y a Dios, y todo esto nos resulta válido en esta vida tangible, en la que somos nosotras y nosotras quienes optamos libremente por seguir las pautas que él nos dio, pues muy bien, quienes tomen otras opciones y otros referentes, pues bien también, allá cada cual.
     
    Creo que la clave que parte de la tesis central de Castillo, es la humanización del ser humano (a nivel personal y colectivo), su realización y su felicidad, y cualquier Dios o cualquier creencia u opción vital que no conduzca a este fin, pierde toda credibilidad.

  • Iñaki S:S,


     
    Hablando de inmanencia y trancendencia  yo me voy hasta el origen del universo. Según los científicos soy un producto de la evolución. Hubo algo llamado Big Bang, hace unos 16.000 millones de años, y allí se diría que empieza mi mas remota historia.  Como cristianono me cuesta creer en el protagonismo de un Dios fuera del tiempo y el espacio. Siendo eso así, como pre-persona ya estaba/era, desde el origen, en el Dios creador. Pues bien, miles de millones de años después, aparezco en la Tierra como Iñaki persona, con un YO único y exclusivo. Poquito a poco voy siendo consciente de mi condición de ser humano, con una serie de potencialidades, sentimientos, libertad interior, etc. y , además, responsable de mis actos. Algo así como un pedacito del mismísimo Dios desencadenante y garante de la evolución, pero con identidad propia. Por fin, recorrido el 80 % de mi periplo vital, voy acercándome a la muerte de mi YO y al tránsito hacia el ser/estar definitivo en el Dios total, ya como post-persona.
    El misterio de nuestro ser como pre-persona y post-persona es metafísica pura y nos desborda por completo.  Centrémonos mas bien en nuestros problemas y responsabilidades a lo largo del intervalo en el que ya somos personas. Es decir, seres humanos con nuestro YO instalado en un cuerpo tangible que, a su vez, cobija en su seno el misterio de lo intangible. Cada uno sabrá su por qué, la realidad es que siempre nos falta algo y en busca de soluciones recurrimos a las diversas versiones del Dios de la evolución creativa, en busca de respuestas a los múltiples interrogantes que nos plantea el día a día. ¿Como dar con el verdadero Absoluto que nos metió en la aventura de vivir/morir y que se supone podría colmar todas nuestras aspiraciones?.
    En nuestro mundo cristiano disponemos de algo muy original para acercarnos al Hacedor del Big Bang. Avanzar en el conocimiento de la realidad del Jesús de Nazaret histórico, como ser humano inmanente y también fruto de la evolución. Una persona cuya energía vital no era otra que el caudal de amor que le llegaba de un Dios transcendente  al que llamaba Padre. Tras hacerlo suyo, lo devolvía de forma visible a su entorno mas próximo, canalizándolo especialmente hacia los mas débiles y desamparados. Una expresión viva de lo que podríamos entender como una cadena de amor inmortal, capaz de pasar por encima de la mismísima muerte. Captar la magia de este amor que arrastra a la compasión y solidaridad, con las personas que nos rodean, nos acerca al placer de los dioses. El dar y darnos, en la medida de nuestras posibilidades, nos mantiene vivos persiguiendo una felicidad que solo depende de nosotros mismos. El recibir, por el contrario, es un placer demasiado humano que está fuera de nuestro control, provocando angustiosas esperas, envidias y hasta odios.
    Estamos en una época de crisis, no solo económica sino también de valores y conceptos. Reconozcamos que el individualismo egoísta nos esta llevando hacia un callejón sin salida y recuperemos nuestro amor altruista por la comunidad, fomentando la cooperación. Al mismo tiempo revisemos conceptos como riqueza y pobreza, contrastándolos con el parámetro del amor. ¡Que no es oro todo lo que reluce!. Si somos capaces de hacerlo, enseguida se hará visible una mejora en las relaciones sociales y nos encontraremos caminando hacia un mundo mejor. ¡Amor, compasión, solidaridad!. Aunque a los cristianos del primer mundo se nos note mas bien poco, el Reino de Dios hecho presente en la figura del Jesús de Nazaret histórico no pretende ser otra cosa.
     
     
    Iñaki San Sebastián Hormaetxea. DNI:14.488.792B
    Plaza Sta. Ana , 1 – 3º C
    48930 Areeta-Getxo Tel. 944 633 271

  • Josefina G.C.

    Una vez mas GRACIAS  José María Castillo y ENHORABUENA,
    -por ser voz de los sin voz,
    -por tu claridad
    -por tu valentía
    -por tu “espiritualidad para insatisfechos” ,
    -por ayudar a quitar el pecado del mundo, 
    -por Humanizar a Dios,
    Jesus que vino a quitar el sufrimiento del mundo te conceda largos y plenos años de vida. 

  • Luís Troyano

    “No es que no podamos salir de  lo inmanente es que la inmanencia que nos constituye es abierta  y por tanto se impregna de trascendencia.”
     
    No entiendo M. Luisa como estas de acuerdo con Castillo, y dices lo que copio arriba. Porque esto no es lo que Castillo dice.
    Inmanente y trascendente, son dos direcciones, o dos sentidos, una hacia abajo hacia la “tierra” y otra hacia arriba El “cielo”. Pero desde la no dualidad, todo es Uno. El vacío es forma y la forma es vacío. No existen dos realidades la una inmanente y la otra trascendente, existe Una. Luego, en esto que he sacado de tu comentario estamos de acuerdo.

  • Carlos Parraguez Decker

    He leído atentamente el discurso de mi querido maestro y amigo J.M.Castillo y la verdad es que una vez más no puedo más que decir gracias, mil gracias Pepe. Gracias también a la Universidad de Granada que ha hecho justicia con este insigne maestro.
    Querido José María, recibe a la distancia un fuerte, sentido y fraternal abrazo,

    Carlos Parraguez
    Geólogo chileno

  • ana rodrigo

     

     
    Por orden inverso a la importancia de los diferentes aspectos, digo (como ya escribí) que el marco físico en el que se desarrolló el acto era impresionante, la asistencia del numeroso público, el silencio y el respeto con el que se le escuchó, era impactante, los aplausos interminables, la forma en el que leyó el discurso y el contenido del discurso, constituyó una experiencia imborrable para quienes queremos y admiramos a Castillo.
     
    Me gustaría resaltar, además, que el discurso del padrino, Juan Francisco García Casanova, fue impresionante. Voy a copiar algunos párrafos.
     
    “Si tuviéramos que buscar una divisa para esta faceta de su obra intelectual yo la describiría como claridad que ilumina y provoca”.
     
    …”ha desarrollado una importante línea de meditación y reflexión en la que trata de recuperar y traducir os valores éticos de la religión cristiana a un lenguaje pos metafísico y ponerlos como aliados valiosísimos en la lucha contra la dominación de la economía globalizadora”.
     
    “La teología de Castillo ha llevado a apurar metodológicamente la deconstrucción de símbolos y mitos de carácter religioso- dogmático, por mor de la verdad de las cosas, allí donde tales conceptos encerraban estrategias de poder y opresión”
     
    En fin, quiero, con este mínimo estracto, rendir homenaje también a este profesor de Filosofía de la Universidad de Granada por haber hecho un discurso tan magnífico, como buen conocedor y amigo que es de Castillo.

  • ana rodrigo

    Pienso que el corazón de la teología propuesta por Castillo se puede resumir en el siguiente párrafo: Cuando la teología afirma que Jesús es la encarnación de Dios, lo que en realidad está diciendo es que Jesús es la humanización de Dios. Por eso el “Señor de la Gloria”, tal como se humanizó en Jesús, pudo decir y dejó como sentencia la afirmación decisiva: “Lo que hicisteis por uno de éstos, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 31-46). En esa sentencia definitiva, ya no se tendrá en cuenta ni la fe, ni la religión. Sólo quedará en pie lo humano, lo que cada ser humano haya hecho con los demás seres humanos.
              La consecuencia que, en sana lógica, se sigue de lo que acabo de decir es que el proyecto cristiano no puede ser un proyecto religioso o sagrado de divinización, sino un proyecto profano y laico de humanización.”
     
    Creo que esta tesis es válida en sí misma, independientemente de si se tiene fe en Dios o si se cree que Jesús es la encarnación de Dios. Si el concepto Dios tiene sentido, es en función de la humanización en valores positivos que hagan felices a los seres humanos.
     
    Por tanto muchas de las cosas que se nos han hecho creer desde la Iglesia quedan anuladas, a pesar de que la frase del evangelio de que “cuanto hicisteis a uno de éstos…” siempre ha estado ahí. En cambio la teología se ha explayado en el Dios excluyente, todopoderoso, omnipontente, juez castigador, del que hombres han dicho lo que Dios piensa, quiere, manda y ordena. Y la mayoría de las veces, en contra de la realización y la felicidad de los seres humanos.

  • María

    Me alegra enormemente que la Universidad de Granada haya concedido el doctorado Honoris Causa a Castillo. Ya es hora de que se valore el trabajo y el  buen hacer de las personas que lo merecen. Y además se hizo justicia.

    Castillo es tal vez el teólogo español actual con más proyección internacional.  Cuando voy por ahí siempre me hablan bien de él, me preguntan si lo conozco, me comentan que están traduciendo sus libros.

    Se le admira y se le quiere mucho.
     

     

  • h.cadarso

      “A Dios solo podemos encontrarlo en nuestra inmanencia, en lo secular, en lo humano”, dices, amigo y admirado Castillo. Yo me vuelvo al evangelio del domingo pasado, del Pastor y las ovejas, y a que la jerarquía ha secuestrado la figura del Pastor para apropiársela en exclusiva y dejarnos a los demás como meras e irracionales “ovejas”. La Jerarquía y la teología anterior a la Ilustración y al Vaticano II. Pero no, todo aquel que aporta algo a la tarea salvadora de Jesús, llámese Marx, o Gandhi, o monjes de Myanmar, o Che Guevara, o Manuel Azaña, o…es con Jesús y en Jesús Buen Pastor, porque pastorear evangélicamente es “buscar a Dios en nuestra inmanencia, en lo humano, en la transformación del mundo, en nuestro acercamiento colectivo al Reino”.
      No tiene sentido abstraerse de las luchas y sufrimientos de los humanos para dedicarse en exclusiva a la contemplación, la enseñanza de la teología, la catequesis. Nunca ha tenido sentido, o por lo menos no lo tiene ahora, no quiero ser demasiado tajante. Se construye el Reino de Dios, se pastorea el rebaño de Dios, se siembra la palabra de Dios, haciendo sociedad, política de la buena, asociacionismo sindical o de cualquier tipo…”a Dios solo podemos encontrarlo en la inmanencia, en lo secular, en lo humano…”Y ahora otra vez pienso en mi querido Padre franciscano Antonio Bombín, que militó como un militante más de izquierdas en tiempo de la República española y fue fusilado como un rojo más; y en el Pastor protestante de Pradejón, en la Rioja, que dirigió algún colectivo sindical y fue fusilado él y muchos de los miembros de su comunidad protestantes como cualquier rojo de Pradejón.
      Lo cual que, aquí en Vizcaya, van los eclesiásticos y declaran este domingo del Buen Pastor como Día de las Vocaciones sacerdotales…Y a uno le rompen los esquemas, porque se da cuenta de que se reafirman en que el único Pastor son ellos, los consagrados, y que nosotros somos eso, meras ovejas. Castillo, ¿qué se puede hacer ante esta cerrazón?
      Vaya con mi enhorabuena otra igual para esa Universidad de Granada. Creo que vais, tú y ella, un paso por delante de la enseñanza de la religión tal como parecen impartirla en Francia, y tal vez en otros países de Europa.
      Y pienso en Oscar Romero, que prolongó su función pastoral de arzobispo con la condena de la violencia de la extrema derecha en El Salvador…
      No fue eso lo que hicieron los primeros cristianos? Y si no lo hicieron me da igual, eso es lo que hoy nos dice, traducido al siglo XXI, el mensaje religioso de Jesús.

  • M. Luisa

    En cambio yo sí, Luis, estoy de acuerdo con  el contenido de la frase que destacas del discurso de D. José Mª Castillo a quien desde  aquí le envío mi más sincera felicitación.


    “Porque, desde nuestra inmanencia, todo cuanto podemos pensar y decir es siempre inmanente. Nunca puede ser lo trascendente.”
     
    Cuando días atrás, no recuerdo muy bien  a cuenta de qué  me referí al concepto  de indeterminación,  en mí,   revoloteaba esta idea. Dije entonces que tal principio  no había de interpretarse como si esta indeterminación viniera dada por nuestra incapacidad sino que  el principio de indeterminación es lo que suministra  el fundamento real en esta nueva concepción  del universo físico que se inició a comienzos  del siglo pasado.
     
    No es un problema nousológico sino ontológico. Pero, cuidado,  de una Ontología cuya dimensión difiere completamente de la clásica.  El horizonte  Ontológico  en el cual podemos hablar de  trascendencia  no es otro que  el del  horizonte  mundano, sólo desde él nos cabe esta posibilidad.  Pero esto ya es mucho   si tenemos en cuenta  que  esta visión    nos saca de nuestro estado egoico.

     
    No es que no podamos salir de  lo inmanente es que la inmanencia que nos constituye es abierta  y por tanto se impregna de trascendencia. Pensando en esta obertura  es por lo que dije también el otro día  hablando de paradigmas aquello  de que,  a partir de  aquí   es cuando  a diferencia  del antiguo en el que la experiencia se subordinaba a la teoría,   ahora en este nuevo  en  cambio  es la teoría  la que se subordina a la experiencia. Claro que hable de fe  entonces y no de teoría   pero era porque me estaba refiriendo   a una fe no conceptual sino física y real.
     
    Por otro lado la sustantivación de la conciencia es lo que erróneamente nos  hace hablar de niveles de conciencia  y con ello, por tanto, hablar del ego racional, pero  a mi modo de ver, pienso, que no se ha de enfocar la cuestión desde la perspectiva del ego racional. Porque la conciencia no ejecuta ningún acto  lo único que tenemos como hecho son  los actos conscientes de  índole diversa.
     
    También yo soy de las que creen. Luis,   en ese  2 %  de personas que  según Ken Wilben  en EEUU  alcanzan este nivel de espiritualidad, pero pienso que el asunto no se ha de enfocar desde la perspectiva del  ego racional. Porque a mi modo de ver, como  son las cosas  en su  experiencia con ellas  las que nos dan la razón, el estado egóico  al no salir de sí no puede experienciar.  Por tanto   esta posibilidad de espiritualidad o trascendencia, dicho rápidamente,  a de venir dada por el modo cómo la realidad queda  fruitiva y gozosamente  en nuestra intelección.
     
    Un cordial saludo

  • oscar varela

    Hola!
     
    1- El Texto leído no desmejora en nada el Texto escrito.
     
    2- Los Comentarios (extra e intra Atrio.org) me parecieron ecuánimes y merecedor el destinatario, José María Castillo.
     
    3- La trayectoria intelectual condensada en este Acto me es suficientemente clara para apreciar el esfuerzo realizado.
     
    4- Llegados a este punto de meditación teológica, estimo que se está llegando al límite de la “implosión” en la misma Ciencia teológica;
    Es decir que el “núcleo” del que se alimenta (Dios) entra en la fase de “recalentamiento crítico”.
     
    5- Por lo tanto, la teología de Castillo me queda como un testimonio de:
     
    * lo que fue la “Teología”
    ANTES de
    * su DES-APARICIÓN …
    …  del lugar en que estaba.
     
    El HECHO de que se le confiera en la Univ. Civil es un Primer Paso
     
    Veremos cómo sigue esto, que recién empieza.
     

    Por eso estoy ¡yendo todavía! – Oscar.

    NOTA: Aunque por otras razones, lo de Luis Troyano se corresponde a la “implosión” que mencioné.

  • Sarrionandia

    Castillo está a la altura De Hans Kung, Schillebeeckx, Rahner y Cía. La concesión del título de Doctor no hace más que poner en foco su valía

  • X. Gundín

    Tengo la impresión de que Castillo dice que “…se hizo hombre y habitó entre nosotros”.  Nada mal repetirlo, por viejo que sea.

  • Gabriel Sánchez

    Primero, es una cosa buena, que a un buscador como Josema, haya sido reconocido con este titulo, por su coherencia y por su pertenencia a una forma de ser Iglesia, que tiene mucho de “estar a la intemperie”…a la manera de Jesús de Nazareth…y porque como dijo en sus últimos escritos, COMBLIN, SE DEBE UNIR LA UNIVERSIDAD A LA VIDA, A LA LUCHA POR EL REINO QUE TODOS LOS DÍAS SE DA EN LO COTIDIANO, A LOS DESPOSEIDOS, A LOS POBRES, A LOS NINGUNEADOS Y A LOS ARRINCONADOS DE LA ESTA NUESTRA HISTORIA… Es imposible no estar de acuerdo, en el planteo que realiza que se puede afirmar que en Jesús de Nazareth, asistimos a la humanización de Dios… Si bien con algunos aspectos podemos matizar afirmaciones, como usando una expresión más genérica, a su afirmación de que “Dios se ha fundido con lo humano. Por tanto, a Dios lo encontramos, ante todo, en lo profano, en lo laico, en lo secular, en lo que es común a todos los humanos y lo que nos une “podríamos que a Dios lo encontramos en lo pro- fano, en lo laico… y también en todo los humano, es decir que Dios esta y obra en lo Universal, en todo lo existe…de formas que a veces podemos intuir…otras se nos escapan totalmente….¿Por qué? Porque estando enfáticamente de acuerdo con lo que sostiene Josema sobre Dios se ha fundido con lo humano…los parece más abarcantes la expresión “ lo Universal ”…que lo profano y lo laico…ya que se como bien dice Josema fundido con lo humano…, pero el fenómeno religioso…es tan humano, como lo que no lo es, entonces lo pro-fano y lo fano… dejan de existir como distinción, la habitación, porque no existe ninguna realidad que no este habitada por Dios… Me parece que sobrevuela la exposición pero al ser algo tan definitivo, solamente parece recogérsele indirectamente, que es el Reino de Dios…En ese emprendimiento que supera todas las divisiones que hemos construido los hombres…creyentes y no creyentes o de diversas tradiciones regiliosa y nos pone juntos, juntos todo los humanos de Buena Voluntad y Dios…como una parte de una misma historia común (historia de salvación)…un construir juntos, que para nosotros…seres temporales, tiene un aquí y un ahora y tiene una dimensión espiritual, mística si se quiere, afectiva, psicológica, pero que también tiene la dimensiones sociales, económicas y políticas…Y así como la realidad del Reino esta presente en la historia (también en el aquí y el ahora, aunque no en plenitud)…también esta presente el antireino, aquello que se resiste y ataca la realidad del Reino…lo interesante que como bien dice Josema, esto tiene un aspecto inmanente y trascendente (se humanizo lo divino y se divinizo lo humano)…Pero me parece que lo central y en esto estamos rabiosamente de acuerdo con lo que afirma el entrañable hermano premiado…sobre el aporte de la teológica “aportar algún sentido a la vida. Y así, potenciar la mejor respuesta que podemos dar a nuestros anhelos de humanidad. Quiero decir, los anhelos que buscan una forma de vida que, por ser más plenamente humana, por eso sea también más plenamente feliz.”
    Además en mi modesta opinión supone también una cuestión concomitante, como misión de la misma…que es que para la teología se pueda realizar el aporte que ayude a la humanidad a alcanzar la felicidad…se debe coadyuvar a visualizar en su historia… la personal y la de la humanidad y en el aquí y el ahora de cada uno y de todos en tanto sociedades…la presencia, la propuesta y el obrar de Dios…
    Esto implicará para muchos de nosotros el discernir comunitariamente la vida, la realidad cotidiana, partiendo desde un ver la realidad e iluminarla a la luz de la palabra…para comprometernos con esa realidad…No existe la felicidad humana, sin una transformación-conversión-refundación de todo lo humano…(el hombre nuevo)… desde los pobres, desde la justicia y desde la ternura de Dios…
    Con cariño y felicitando al querido hermano…queremos atravesar el océano, para hacerle llegar nuestro más apretado y fraternal abrazo…desde un Montevideo soleado…Gabriel

  • Luís Troyano

    “Porque, desde nuestra inmanencia, todo cuanto podemos pensar y decir es siempre inmanente. Nunca puede ser lo trascendente.”


     
    Con todos mis respetos para el Sr. José Mª Castillo, pero difiero de lo que se afirma arriba.
    Si no podemos salir de lo inmanente, entonces el trabajo espiritual buscando la experiencia de la divinidad, huelga.
    Podemos saborear, experimentar, lo que llamo divinidad, pero le caben cien mil nombres. Uno de ellos es Dios, si entendemos este Dios como el Misterio que pugnamos por desvelar.
     
    Una vez mas lo digo, el techo de nuestra conciencia no es la mera racionalidad. Desde lo meramente racional, si que valdría la afirmación que hace Castillo, si matizamos que la razón ya lleva implícita una cierta trascendencia, pues esta razón ya ha trascendido el estadio prerracional mítico.
    Existen estadios de conciencia después del ego racional, con sus correspondientes paradigmas de todo. Existen muchos mundos en este mundo nuestro. Afirmaría que cada uno de nosotros estamos en uno determinado. O mejor digo que existen diferentes paradigmas o “mundos” para diferentes sectores sociales.
    Según Ken Wilber, en EEUU. Existe un exiguo 2 % de personas mas allá de lo racional. Pero esto nos dice que es posible trascender el ego racional.
     
    Si no pudiéramos salir de la inmanencia, Jesús, hombre verdadero, tampoco hubiese podido acceder a lo trascendente.

  • Maite Lesmes

    Gracias, Antonio Duato, por  facilitarnos el acceso al discurso de JM Castilllo y al texto completo. Hacer comentarios requiere previamente una lectura reposada.