Tal vez nos cuesta valorar en su justa medida la enorme carga de pacificación y progresos que supone el generar un clima de diálogo y el buen rollo entre las distintas confesiones religiosas. Tal vez no sería aventurado que la mejor manera de construir la paz es tender puentes entre estas dos orillas de creencias religiosas diferentes.
El hecho es que muchos de los conflictos que hoy destrozan nuestra sociedad tienen su origen o se justifican por cuestiones religiosas. Y sería muy importante cualquier trabajo en orden a arrancar a todas esas cargas explosivas este maldito detonador de los prejuicios religiosos.
Hay modos y maneras de asegurar la coexistencia y convivencia benevolente y amistosa entre distintas culturas y religiones, hay modos y maneras de tratar este problema en los medios informativos. Hay alternativas al conflicto de Libia, y a las salidas de tono que se suceden en Irán, o en la Francia de los velos de Sarkozy…
El Correo de Bilbao publicó el domingo pasado una amplia crónica de cómo se está gestionando en esta ciudad vasca la apertura de una o dos mezquitas en condiciones, y las posturas ante este problema de los vecinos que están en contra, de los grupos políticos presentes en el Ayuntamiento, y de los musulmanes promotores de estos proyectos.
El debate abierto afronta temas como la libertad religiosa, la convivencia entre autóctonos e inmigrantes y la regeneración de barrios como el de San Francisco, que todavía guarda algunos prostíbulos del barrio chino que fue, que hoy tiene fama de territorio de la droga, y que está habitado mayoritariamente por norteafricanos y subsaharianos, y un compacto tejido de tiendas y comercios africanos.
Hay nueve mezquitas en Euskadi, tres de ellas en Bilbao. Pero son manifiestamente insuficientes, pequeñas e inadecuadas para los entre 12.000 y 20.000 musulmanes que acuden semanalmente a hacer en ellas sus oraciones. Así pues, la comunidad musulmana ha presentado la debida solicitud para la apertura de dos mezquitas nuevas en Bilbao. Un portavoz de esta comunidad comentó en el periódico citado que “A lo mejor nos dan largas hasta que pasen las elecciones, pero somos ciudadanos de este país y no vamos a rebajarnos. Estamos en nuestro derecho y nadie nos va a obligar a retroceder”.
Desde una asociación de vecinos se señala que “tenemos miedo de que la mezquita ponga en peligro la convivencia”, aseguran que “nuestro rechazo es innegociable, aunque en el barrio hay quien pone carteles de protesta y otros que los quitan”
Desde el grupo municipal del PNV, se comenta que “el gran problema es que partimos del desconocimiento mutuo, funcionamos con prejuicios”. Desde el PSOE “Hay que huir de los discursos radicales y de los que intentan demonizar a los vecinos”. Desde Izquierda Unida, aquí Esker Batua: “Espero que con esta cuestión no se haga campaña y triunfe la tolerancia y el respeto”. El grupo municipal del PP, el más reticente, señala que “No han preparado el terreno y ahora no pueden hacer la vista gorda ante la reacción social”. Total, un mosaico de reacciones de los políticos municipales de Bilbao que ya quisiéramos haber oído y leído en historias semejantes ocurridas en otros municipios de otras comunidades autónomas del estado español.
Así las cosas, el ayuntamiento y los grupos políticos promueven e impulsan el diálogo y loa negociación entre las dos partes enfrentadas. Un exdirector de Asuntos Religiosos en Madrid, Víctor Urrutia, sugiere que “el único límite a la práctica religiosa es que afecte al orden público. Es una de las libertades básicas”. Y la concejala de Urbanismo, Julia Maadrazo, de Esker Batua, mantiene que “si cumplen con la legalidad, el Ayuntamiento debe otorgar la licencia pertinente”.
Al margen de las instituciones, ONG y grupos religiosos de signo católico están intentando llevar a cabo una labor de mediación entre las dos partes.
Tengo la impresión de que nos cuesta bajar de las grandes proclamas y los altos principios teológico-filosóficos a la práctica, la pedagogía, la labor de cambiar los hábitos y los pensamientos de las gentes. Tengo la impresión de que hemos olvidado que “no se ganó Zamora en una hora”. Yo puedo estar de acuerdo con Pepe Blanco en los objetivos que interesa alcanzar, con Renobales en que sobran mezquitas e iglesias, con Manuel V. en que las cosas vienen mal enfocadas desde la alta Edad Media en Toledo…
Pero por favor, decidme si se os ocurre algo para corregir esta puñetera manía de liarnos a mamporros por un “quítame allá esas pajas”! Decidme cómo sustituir las peleas de los ayuntamientos de Cataluña por una mesa de diálogo, o la guerra de Afganistán, o la de Libia, o las escabechinas de la policía en Siria…
Recurrir a las grandes proclamas así por las buenas, subirse a la parra, ¿no os parece que es como darse por vencido, ladrar a la luna?
De todos modos, lo que quería decir es que la experiencia de Bilbao, donde dicen que somos tan borrokas y tan broncas, podría servirles a todos esos que andan a tiro y h. limpia por esos mundos y esas autonomías de Dios. Nada más y nada menos.
El viejo ‘ya no hay judío ni griego …etc.’ no lo he inventado yo. Pero no interesa que ya no haya judío ni griego, ni ecuatoriano, ni haitiano, ni estadounidense, ni alemán, ni noruego, ni indígena amazónico, ni español …
Somos racistas porque nos creemos miembros de grupos humanos diferentes, muy diferentes, y sobre todo unos superiores a otros. Recordemos el cuento de ‘el patito feo’.
En el fondo no queremos compartir con los demás, sino igualarnos al ‘modo de vida americano’, o sea estadounidense.
Queremos la más grande parte que podamos conseguir en el reparto del pastel, de tal forma, con tal intensidad, que nos parece justo lo que tenemos, y más que hubiéramos podido conseguir, pues casi no nos llega, siempre queremos más; de lo material, me refiero, lo que se llama vulgarmente ‘vivir bien’, tener suficiente dinero y suficiente tiempo para disfrutarlo y no tener que trabajar …
Por eso creamos la clase que llamamos ‘inmigrante’, como si nosotros aquí estuviéramos en ‘nuestra casa’, en ‘nuestra patria’, y ellos no, pues fueran de ‘otro mundo’, de ‘otro país’, de ‘otro Estado’.
Les llamamos hermanos, o sea de nuestra misma familia, no ya del mismo Estado, sino de la misma familia incluso, pero es sólo de boquilla.
Mientras mantengamos los Estados, mantendremos la xenofobia. Así que los mantendremos muchísimo tiempo.
Una de las miserias del ser humanos, de las más dañinas, que está en la base de las xenofobias, son los Estados y sus fronteras, las patrias, que hacen que yo me sienta vasco, español, europeo, y no urugüayo, boliviano, ecuatoriano, haitiano, patriota …
En el fondo defiendo, como si tuviera derecho a que fuera mío, el nivel de vida de España, nuestro modo de vida; con ello excluyo de esa parte del pastel a los que llamamos inmigrantes.
Ya sé que es muy difícil que se reconozca que es injusto excluir a los inmigrantes, lo mismo que es muy difícil que reconozcan los papistas católicos de la ICAR (también los de este foro), que excluyen a las mujeres del sacramento del orden, y a los homosexuales del sacramento del matrimonio. Se remiten a Dios, para semejantes injusticias: dicen que así lo ha dispuesto Dios, los muy inhumanos.
El catolicismo es un importante factor para sostener la justicia de la división del mundo en Estados con sus fronteras. Es la única religión que tiene un Estado independiente para su Papa y sus servidores jerarcas.
Pero la injusticia de todas esas exclusiones es evidente, y está basada en un interesado ‘orden’ (desorden) preconcebido de división del mundo en Estados, que viene existiendo desde siglos atrás, mantenido por injustos intereses que necesitan excluir a los más en el reparto del pastel planetario.
¿Dónde quedarían las jubilaciones de los españoles, si hubiera que repartir todo entre 6.700 millones de ‘personas hermanas’?
Se ha repetido hasta la saciedad que harían falta siete u ocho planetas como el que tenemos, para mantener el nivel de vida que tenemos los que vivimos bien, si lo queremos aplicar (que no queremos) a la totalidad de las personas.
Tendríamos que bajar mucho el pistón de nuestro nivel material de vida (jubilaciones incluidas –vivir 25 o 30 años sin trabajar), para tener todos lo mismo.
Mantendremos la doctrina que sea, también religiosa, con tal de evitarlo.
Lo de la convivencia “armónica” de Toledo es una falacia total, a los datos históricos hay que remitirse. Los Reyes Católicos no desbandaron lo que, desde la “dominación musulmana” estaba desbandado
Javier, el problema no está ni en las fronteras ni en los estados, el problema está en el ser humano y sus miserias, y la solución está en sus virtudes, sus capacidades y la posibilidad que tenemos de hacer de este mundo un mundo amable.
Por lo demás, hay utopías que son sueños inviables, es más viable seguir en la brecha y poner nuestro granito de arena. Además es más creativo, nos mantiene vivos y en dinamismo constante por conseguir esas metas y que dejemos de reptar a ras de suelo. Cuado nos miramos a nosotros mismos y nos ponemos en marcha, nos auto-generamos más bienestar que cuando estamos esperando las soluciones de fuera de nuestro alcance y de nuestras posibilidades. La realidad es la que es, y a partir de ella es desde donde podemos y debemos actuar.
La desesperanza, la desilusión o el cabreo, nos inmovilizan, nos evaden de nuestras responsabilidades, nos quitan la energía, nos matan. El otro está ahí para recibir nuestra comprensión, nuestra generosidad, nuestro amor, y esto sí que da sentido a la vida. Vivir con ángeles lo dejaremos para “el cielo”.
Creo que tiene razón Ana Rodrigo al señalar que se está extendiendo cierta xenofobia. Parece que se está convirtiendo en uno de los argumentos recurrentes de gente afín al PP: que si los inmigrantes tienen derecho a prestaciones sanitarias, que si tienen pensiones no contributivas, etc. Eso sí, nunca mencionan a las rumanas que tienen contratadas por dos duros, ni otras muchas situaciones de injusticia.
Hombre, Javier, supongo que a toda esa parafernalia religiosa le quedan más de dos días, o sea, más de cuarenta y ocho horas. Era una forma de hablar. Pero la verdad es que no creo que le quede mucho. ¿Una o dos generaciones, tal vez? Pero si tienes en cuenta los dos mil años de historia que la preceden, pues eso: “dos telediarios”.
Ana Rodrigo,
Yo creo que el mal está en la existencia de los Estados y sus fronteras y sus nacionalidades.
Habría que establecer una única ciudadanía, de modo que no haya más españoles, peruanos, franceses, ingleses, estadounidenses … ya no hay ni judío ni griego …, decía alguien hace casi dos mil años.
Claro, esto no lo permitirán nunca los Estados más fuertes, pues necesitan que haya otros Estados más débiles y pobres que les nutran de mano de obra baratísima, muchísimos esclavizados, que trabajan 18 horas al día por un mendrugo y duermen ‘en su puesto de trabajo’, para seguir trabajando en cuanto les despiertan …
Muchos de los Estados más fuertes son cristianos, pero con un cristianismo adaptado a su cultura de Estado poderoso, como sucede por ejemplo en España.
Habría que organizar todo el planeta sin Estados, sin nacionalidades, ni vascos ni españoles ni ingleses ni estadounidenses, ni chinos, ni árabes, ni indios … bueno, indios sí, todos seríamos indios, indígenas del mismo planeta.
Elecciones democráticas en todo el planeta, todos podrían votar …
Así no habría inmigrantes y nadie se creería superior a nadie por su nacionalidad … La última vez que dije esto en este foro me dijo alguien que esto es una utopía.
Bueno, el cristianismo es utopía, dice José María Castillo.
Pepe Blanco,
No creo que le queden dos telediarios.
Mira la Historia: el Emperador Romano necesitó el cristianismo para manejar mejor su Imperio, y los jefes del cristianismo necesitaron el Imperio de tal forma, que cuando se derrumbó el Imperio Romano quedó el Papa católico como emperador.
Desde entonces el Poder siempre ha estado aliado, de una u otra forma, con el Papado, utilizando el pensamiento mágico a raudales que ambos ponen en funcionamiento constantemente.
En España esto es más claro aún, pues el Estado Español se va formando utilizando el catolicismo, al menos desde los Reyes llamados Católicos. Es el nacionalcatolicismo español, que perdura desde hace siglos, y no creo que sólo vaya a perdurar dos telediarios de ahora en adelante.
Las necesidades del Poder siguen siendo las mismas, y el servilismo del Papado y su jerarquía con el Poder también. Así que seguirá esa impúdica Alianza por mucho tiempo, me temo.
En seguida el Papa manipulará a Dios de nuevo ante el mundo, y fabricará un Santo con su antecesor Wojtyla (así todo queda en casa) y pronto vendrá por tercera vez a España, manipulando a Dios repartiendo bendiciones que dice que son de Dios cuando no son más que del Papa.
A eso le llaman fe, a creer que Dios les bendice cuando el Papa les bendice, y cosas así.
Eso no va a terminar en dos telediarios, pues no le dejan a la gente liberarse del pensamiento mágico, individual y colectivo (la carcoma, que dice Juan Luis Herrero).
Le seguirán amenazando a la gente con eso de que fuera de la ICAR no hay salvación. Les va el negocio en ello.
En realidad es la sociedad la que rechaza compartir calle o espacios urbanos con los musulmanes, por lo menos así se manifestaban un grupo de vecinos el otro día en un telediario. Hay más xenofobia de que imaginamos.
Este mismo rechazo se ha producido en otros lugares y por la misma razón. Así que lo que nos falta es educación y conocimiento mutuo. Pero el prejuicio contra “el moro” es ancestral y ahí sigue.
La xenofobia es un fenómeno muy instalado en nuestra sociedad. El otro día recibí uno de esos mensajes que circulan por internet y que venía a decir lo siguiente: llega un turista extranjero a España, sale a la calle y va preguntando a diversas personas, ¿es usted español? Y contestaban no, uno era peruano, otro marroquí, otra rusa, etc. El extranjero preguntó ¿dónde está los españoles? A lo que le contestó un inmigrante, “trabajando para darnos a nosotros de comer”.
Como estas idioteces circulan con toda normalidad en sucesivos reenvíos, pillé un cabreo que me llevó a contestar airadamente, como es lógico. Se está creando mal ambiente y animadversión contra el inmigrante, hasta que salga alguna Marie Le Pen y entonces no sepamos de dónde ha salido alguien que, como en Francia, obtiene tantos votos.
Nos gustará más o menos el Islam, pero las personas de una religión u otra, o de ninguna, tenemos que convivir en paz. En Granada, que hay muchísimos musulmanes, nunca he escuchado conflicto alguno entre esa comunidad con otros colectivos. Ellos viven su vida, su religión sus costumbres sin molestar a nadie, lo mismo que nosotros no debiéramos molestarlos a ellos. Tendremos que convencernos que el futuro es la interculturalidad, y la convivencia debe basarse en el respeto mutuo.
Jesús y Mahoma murieron hace tiempo, luego no pueden dialogar, salvo que sus fantasmas se arrastren, tal vez con cadenas, por las noches bilbaínas.
El mejor diálogo entre los que afirman seguir a un tal Jesús y los que se dicen seguidores de un tal Mahoma sería el que reconociese que no los necesitan para nada, ni a Jesús ni a Mahoma, para dialogar entre ellos. El mejor díálogo entre unos y otros sería el que reconociese que sus respectivas espiritualidades, no vienen del cielo: del cielo cristiano para unos y del cielo musulmán para los otros.
No, muy al contrario, la capacidad para la espiritualidad está en el interior de ellos, de los cristianos y de los musulmanes. Si se detuvieran un par de minutos a pensarlo, enseguida lo verían y, probablemente, dejarían de gastarse la pasta en construir mezquitas, iglesias y en mantener una clase teológica de élite que vive de y para saciar su credulidad. La historia es muy larga, y pienso que a las manifestaciones externas, culturales, tradicionales de la espiritualidad de unos y otros, les quedan dos telediarios.
En el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos podemos leer
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Por otro lado en la Constitución Española en su artículo 16
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
Ambos están refrendados por el Gobierno Español actualmente, por tanto jurídicamente está claro que para manifestar su religión, cualquier persona o colectivo puede, con la normativa actual dentro del Plan de Ordenación Urbana de las diferentes ciudades, construir un edificio que sirva como hospital público o privado, escuela, iglesia, etc.
El problema es que cuando votamos algo, votamos una larga lista de artículos que muy poca gente lee y cada cual se guarda en sus entrañas sus ideas, por lo que podamos ser xenófobos, racistas, ….o cualquier” ista” que imaginemos.
A mi modo de ver la labor de los políticos es pedagógica y no luchar entre ellos por un puñado de votos. Tienen que ser consecuentes con sus ideas que pueden desarrollarse sobre la base de los principios aprobados y si no les gusta proceder a cambiarlos desde la legalidad vigente.
Y para cambiar la mentalidad de la gente, quizá la escuela es lo más importante. La Segunda República Española lo vio e intentó cambiar todo a marchas forzadas para educar a todas las personas de todas las edades, pero no tuvieron tiempo. Pues bien, a pesar de todos sus errores, reivindico su papel para que copiemos lo que ellos hacían (por supuesto actualizando lo que sea) y los problemas se verán en su justa medida intentando que pensemos los sentimientos.
Como personas individuales nos puede gustar o no una iglesia de cualquier confesión pero también los otros (el prójimo) tienen sus derechos y debemos respetarlos. Se que es muy difícil pero eduquemos los sentimientos
Un saludo
JESÚS
Recuerdo que en la baja edad media, en Toledo, convivían armónicamente cristianos, judíos y mahometanos, hasta que los “Reyes Católicos” los desbandaron.