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El altar del dios desconocido

Como pórtico para esta Semana Santa, nos parece oportuno presentar este artículo de un escritor que siempre ha mostrado lucidez e independencia, Rafael Argullol, que publica hoy El País. Su planteamiento no difiere mucho de la búsqueda que desde hace años muchos estamos llevando en ATRIO sobre el sentido profundo de la humanidad.

El altar del dios desconocido

RAFAEL ARGULLOL 16/04/2011

 

En el desconcierto de nuestros días siempre resurge la misma duda: ¿estamos ante un nuevo Renacimiento o ante una nueva Edad Oscura? Los más pesimistas no tienen dudas con respecto a la inminencia de un tiempo tenebroso, y ven en signos e indicios el anuncio inminente de la catástrofe, en tanto que los más optimistas -o simplemente menos pesimistas- se tranquilizan presagiando una era dorada, gracias especialmente a la ciencia y a la técnica. Lo cierto es que hay argumentos para reivindicar ambas posiciones, y quizá esto sea lo propio de cada época y de cada presente: la ambigüedad extrema del futuro y la imposibilidad de formular profecías, a no ser que uno se ampare en doctrinas religiosas o ideológicas, que siempre tienen una perspectiva visionaria del porvenir.

Bajo la advocación de un dios -fuera este de la religión o de la ideología-, el hombre se atreve al pronóstico porque la doctrina que abraza necesariamente le reclama un futuro mejor, cuando menos a largo plazo (el cristianismo ofrecía la salvación; el comunismo dibujaba la igualdad; la Ilustración se consolaba de las penurias del presente con promesas de libertad y progreso). El problema surge cuando el dios está ausente, y el altar vacío. Cuando los templos, también laicos, están deshabitados, como sucede en nuestros días, el pronóstico se hace imposible. ¿A qué juego vamos a apostar si ni siquiera sabemos las reglas del juego? Cuando el altar está vacío podemos, como máximo, adorar a los ídolos del presente -en los estadios, por ejemplo, o en los festejos lúdicos-, pero nos representa una gran temeridad, o nos produce una insoportable pereza, ir más allá de esto. Y esta indolencia, esta apatía, para bien o para mal, nos deja indiferentes ante lo que pueda suceder en un futuro siempre demasiado lejano y con escasas ilusiones de intervención en su modelaje.

Si nos interesara el pasado -que tampoco nos interesa demasiado, en estricta simetría con nuestro desinterés por el porvenir- descubriríamos hasta qué punto es decisivo el tipo de dios que ocupará el altar vacío. Porque de lo que no hay duda es de que siempre hay un dios desconocido que acaba ocupando el trono de los viejos dioses.

Hace 2.000 años Pablo de Tarso vio esto con una claridad difícil de superar. Entre sus muchos méritos el mayor era la capacidad de observación, fruto de su extraordinaria energía nómada. San Pablo, como todo observador lúcido de un mundo en transición, sabía que las ideas y los mitos circulaban con las caravanas y se discutían en las tabernas y posadas del camino. No hubo caminante capaz de competir con Pablo de Tarso, de quien se calcula que entre la conversión al cristianismo, cuando se dirigía a Damasco, y su martirio en Roma recorrió 30.000 kilómetros. De la Arabia profunda a Macedonia, de Corintio a Roma, y según alguna leyenda también a España. Viajaba casi siempre a pie, solo o con algún discípulo, a un promedio de 30 kilómetros por día.

San Pablo, hombre de convicciones firmes, no era un gran orador, pero al parecer, con su actitud y su fe, tenía una enorme capacidad de persuasión. Se impuso en las ciudades de Oriente Medio y Asia Menor. Sin embargo, tuvo grandes dificultades en Atenas. Konstantino Kavafis, en un precioso poema, ha evocado el enfrentamiento entre el predicador cristiano y los filósofos atenienses. Aunque Atenas era ya tan solo una pequeña ciudad de provincias del Imperio Romano seguía contando con potentes escuelas estoicas, epicúreas y cínicas. Los filósofos, grandes argumentadores, desarmaban al infatigable Pablo.

Hasta que este tuvo una ocurrencia genial: recordó haber visto, a las afueras de la ciudad, el altar al dios desconocido. En realidad, en la antigua Grecia, este tipo de altares no eran insólitos y en ellos se conmemoraba a los dioses sin nombre propio, un poco como en nuestra Fiesta de Todos los Santos o en nuestra Tumba al Soldado Desconocido. Pero Pablo se agarró a lo que le pareció una oportunidad y explicó que él, precisamente, anunciaba la venida de aquel dios desconocido. La estratagema surgió, al parecer, cierto efecto entre los oyentes y, aunque san Pablo abandonó Atenas sin el predicamento obtenido en otras ciudades, había logrado colocar la piedra angular del edificio en construcción. El altar estaba vacío pero pronto se llenaría con un nuevo dios que despertaría el entusiasmo de las multitudes.

Antes que Kavafis, otro poeta, Giacomo Leopardi, se había preguntado cómo una doctrina del talante de la cristiana, mucho menos sofisticada que la clásica, había terminado por imponerse en todo el Imperio Romano, y cómo fervorosos pero poco avezados predicadores, encabezados por Pablo de Tarso, habían desplazado a maestros de la palabra y del discurso de la talla de los filósofos griegos.

La respuesta la da el propio Leopardi: este mundo -el de los filósofos griegos-, pese a su decadencia imparable, era todavía brillante pero carecía de lo que el poeta italiano califica como valores de ilusión. En otras palabras, estaba falto de fuerza en medio de su exquisitez. Era un mundo sin ilusión, sin mística, la refinada sombra de una grandeza perdida. No estaba en condiciones de hacer frente a una invasión espiritual entusiasta.

Por el contrario, al mundo predicado por san Pablo, tosco en muchos aspectos, le sobraba entusiasmo y era capaz de ofrecer a la multitud el espejismo de la salvación. Tenía valores de ilusión, tenía fuerza: podía hacerse con el altar del dios desconocido. Lo ocuparía durante los 2.000 años siguientes, si bien en una parte de este periodo tuvo que compartirlo con otras ideologías que se presentaron como nuevos dioses. Las utopías sociales o ilustradas, por ejemplo.

Hoy día da la impresión de que las cosas han vuelto al punto en que las encontró el infatigable viajero Pablo de Tarso cuando, al acercarse a Atenas, divisó el altar del dios desconocido e interpretó, con razón, que el trono estaba vacío. Ninguna fuerza crea valores de ilusión, acaso con la excepción de la codicia; pero la codicia, por sí sola, únicamente reproduce el baile alrededor del Becerro de Oro al ritmo de un frenético presente continuo.

En el horizonte, aparentemente, no hay pretendientes capaces de ocupar el altar vacío. Podría suceder que el altar ya se hubiera quedado vacío para siempre y que nos hayamos adentrado en una humanidad ajena a las ilusiones, por apatía, por escarmiento o por sano escepticismo.

Sin embargo, también es posible -y probable- que ahora mismo, a pesar de nuestra ignorancia al respecto, se esté incubando el nuevo aspirante a ocupar el altar del dios desconocido. Y que de la naturaleza de ese dios dependa que nos encaminemos a una Edad Oscura o pongamos rumbo hacia un Renacimiento.

Rafael Argullol es escritor.

21 comentarios

  • Santiago

    COMO seres racionales que somos, nuestra realidad es doble ya que el conocimiento participa de la experiencia y de la razon….no hace falta hacer divisiones teoricas…en la practica conocemos,.. porque comprendemos la experiencia…por lo tanto, no se puede descartar a la razon basandolo todo en “sentimientos” o “experiencias internas”..como si esto fuera nuestra una unica realidad subjetiva…El mismo acto de pensar conlleva que existe algo fuera de nosotros en que el conocimiento es posible…Somos los unicos seres que podemos analizar la realidad conscientemente..no solo con respecto a nuestro mundo interior…sino con respecto a TODO el mundo que nos rodea….Al comprender la experiencia, interpretamos la realidad…por eso podemos llamarnos “criticos realistas”…no meramente seres “experimentalistas” o “existencialistas”…..
    COINCIDO en que estamos viviendo un mundo que cambia…TODO pasa….Las modas pasan…los imperios pasan…La vida pasa. La politica pasa…Lo esencial pues no esta en este universo efimero y cambiante puesto que su naturaleza es mutable, no hay nada permanente…Nada de esto posee en la vida “en si misma”., la vida que nosotros, en realidad, deseamos…Lo que ansiamos de permanecia se nos escapa…siempre tenemos deseos que sobrepasan lo presente…nuestros deseos son infinitos…Solamente en la promesa trascendente de Cristo ES donde se encuentra la respuesta, la solucion y nuestra verdadera realidad…que durara por siempre…Por eso EL mismo dijo que Sus palabras -y por ende Sus promesas- ,esas, no pasaran..permaneceran…pues se cumpliran en ese REINO que “no es de este mundo” y  al que TODOS estamos llamados….un saludo cordial de Santiago Hernandez 

  • Ana Maria

    Buena Pascua a tod@s
    Como primera premisa no estoy de acuerdo con que no hay dioses en esta sociedad, no solo el dinero es el primer dios a quien se rinde culto, sino mas que al dinero es al CONSUMO, con sus grandes catedrales en los centros comerciales y sus parroquias de barrio los supermercados. Allí muchos de nuestros conciudadanos pasan sus horas de ocio consumiendo lo que de verdad no necesitan. Y luego tenemos la tele, que en primer lugar los incita a comprar cada vez mas y ha quedarse enganchado horas y horas improductivas tanto intelectual como físicamente y no digamos espiritualmente.
     
    El altar no está vacío ni el dios ausente, y su teología se llama neoliberalismo y sus dogmas se basan en que si no consumimos toda la economía se derrumba, se pierden puestos de trabajo y la amenaza del paro galopante nos llena de pavor. Y no pensamos por un momento que nuestro consumismo desenfrenado (en occidente) lleva a la pobreza al resto de la humanidad, que si todos consumieran tanto como nosotros ya no quedaría tierra con que la que dar de comer, en España , al ritmo que llevamos, que es relativamente modesto gastamos el equivalente a la producción de una tierra y media.
    La madre tierra ya no aguanta esta forma de vida que tenemos en occidente y se recalienta y esta dando señales de agotamiento.
     
    Pero no creo por eso que está todo perdido, al revés: “Cuanto peor, mejor” ahora parece que nos empezamos a dar cuenta de lo gravedad del problema y se empiezan a ver señales incipientes de cambio. Los precios del petróleo son insostenibles; ergo se empiezan a buscar nuevas fuentes de energía limpias. Al gran imperio de Americano se le ven los pies de barro y emerge un nuevo poder, China, que acabará con su supremacía. La rebelión de los pueblos musulmanes nos está indicando que nadie se conforma con dictadores que se eternizan en el poder, y surge un nuevo dios y una nueva teología “la democracia” antigua y nueva a la vez que no sabemos a donde nos llevará.
     
    Estamos en un cambio de paradigma sin límites que también alcanzará a las religiones del libro, especialmente a la cristiana que aun que se resista tendrá que cambiar y ya apuntan brotes verdes en las comunidades más progresistas que empujan sin dar tregua. Pero  el autentico cambio también vendrá de oriente con su misticismo, a dar la vuelta a los valores encallados y anquilosados de las religiones de occidente. Este cambio seguramente yo no lo veré pero mis hijos y mis nietas si.
     
    Caerán las viejas catedrales románicas y góticas (ya no son más que museos para turistas) caerán los centros comerciales del dios Neoliberal  y serán sustitos por una economía más sostenible y ecológica, caerán los imperios occidentales para ser sustituidos por otros orientales, pero el mundo será cada vez mas sensato y aprenderá que si quiere sobrevivir ha de adaptarse a un mundo para todos ¿no es eso el  Reino es proclamaba Jesús de Nazaret?

  • M. Luisa

    Dice Santiago: para adquirir conocimiento, el ver, oír, oler, gustar no es suficiente TENEMOS que pensar sobre  lo que hemos visto y tocado (…) Ahí, ahí,  se encuentra el grave error  que viene enquistado  desde antiguo.
     
    Por Dios!! No es que esta insuficiencia  en la que los sentidos nos deja sea la razón por la cual TENGAMOS  que pensar sobre lo que hemos visto y tocado. ¡Por favor esto no es así!  No veis ahí que este TENER que,  es lo tremendamente impropio de haber  establecido en filosofía  la radical separación  entre la sensibilidad y la inteligencia. Tener que pensar, decirlo así ral cual,  supone prescindir de lo que anteriormente hemos visto, olido y tocado etc.,  pero pensemos ahora sí, pensemos que  por muy insuficiente   que haya sido en nosotros esta experiencia  para  el conocimiento de  qué sea  esta realidad que nos impresiona,  si abandonamos sus notas, sus propiedades,   el conocimiento  al que aspiramos  será el propio de una intención,   será intencional  y no real, es decir,  al obrar la inteligencia como facultada  por si sola,  significa  que  la hemos sentenciado, le hemos  atribuido un carácter meramente racional.
     
    Con esa actitud  no cabe duda  de que  aquella insuficiencia   de nuestros sentidos  ha venido   determinada por un juicio que  de ellos  hacemos nosotros. Sin embargo esto no es ni remotamente así. Esta insuficiencia hay que considerarla  no como algo negativo sino  esencialmente  positivo  pues es lo que nos permite  pasar de la  mera afección  de  aquello que nos impresiona a  su  presentación misma. Es aquel momento de alteridad.  La afección tiene  la función de hacernos presente aquello que impresiona. De la alteridad,  he hablado   en multitud de ocasiones,  pues, bien, es ahí en esta estructura  del proceso  humano del sentir, es decir, de la sensibilidad, donde  la  alteridad  comienza  su apertura.
     
     
    Por otro lado,  me referiré  a la   abstracción. Se dice   que en ella vamos despojando a la realidad de sus notas, cambiantes, de sus notas imperfectas, de las notas que a lo mejor no tienen nada que ver con el momento característico que nos interesa descubrir en ella. Pero  aparte   de que esto confirma la intencionalidad  a la que antes me he referido, cuando se recurre a la abstracción, ese despojamiento  de las notas cambiantes, yo no llamaría a eso abstracción sino selección. Una selección cuyos mecanismos  son complejos  y distintos pero  selección al fin y al cabo. Se selecciona  ciertos momentos recurrentes para decir: esto es tal cosa… y lo otro son vicisitudes que le pasan a la cosa: iluminación distinta, distancia distinta, perspectiva distinta, etc.,
     
    Saludos cordiales

  • Santiago

    EN REALIDAD Dios, estrictamente hablando, DIOS no nos necesita para nada…Somos nosotros los que necesitamos de el, en primer lugar, para poder empezar a existir y para seguir existiendo en esta vida terrestre..Sin embargo, se entiende que el que dio el don, debe recibir “algo” del recipiente…los humanos lo hacemos en forma de agradecimiento  no es cierto?  porque vamos a hacer una excepcion..lo hacemos a veces con alguien que ni conocemos….y hasta por el internet
    Tambien es evidente que a veces confundimos LOS MEDIOS con el FIN…y asi hay quienes atesoran riquezas como un fin en si mismo…el hecho de tenerlas  provoca una adoracion…como si fuera un dios..es un acto de idolatria…A ese medio, pues, le atribuimos TODO lo que podriamos hacerlo con la divinidad, como si fuera nuestro ULTIMO FIN…Es por tanto, coincido, un gran error del entendimiento…PERO CLARO ESTA, es, POR OTRO LADO, en el “mal” uso de nuestros bienes y nuestros dones en el que reside el MAL…y contra esto es lo que debemos luchar denodadamente….un abrazo Javier…..de Santiago Hernandez

  • Santiago

    Oscar, es cierto que vivimos en experiencias…. hay experiencias objetivas, cuando ha pasado algo o hemos tenido un contacto fuera de nuestro mismo ser…y experiencias subjetivas que es lo que ocurre “dentro” de nuestro ser, o sea, nuestros sentimientos o impresiones…Sin embargo, los filosofos subjetivistas como Heidegger etc. usan la misma palabra para designar nuestros contactos con realidades objetivas como con nuestras impresiones o sentimientos subjetivos, entonces este subjetivismo se eleva al mismo nivel y tiene el mismo valor que el “conocimiento verdadero” que es dual: de realidades subjetivas y objetivas PUESTO que nosotros no somos una “isla” sino que tenemos contacto diario con una realidad distinta a la nuestra, como es el cosmico universo..Yo soy, pero tambien hay otras cosas que no son “yo”….TAMPOCO se puede enfrentar experiencia con intelecto, como si la experiencia fuese superior, como “conocimiento”, que su contricante el intelecto..sin embargo, las dos cosas son mas bien complementarias y parte del mismo proceso del conocimiento..PERO ES cierto que el conocimiento de la realidad necesita ser complementado por la experiencia..La practica profundiza nuestra comprension de la teoria..PERO la experiencia, per se, no nos dice demasiado, aparte de que pueda ser agradable o desagradable..Mucha gente tiene la misma experiencia una y otra vez, y, porque no reflexiona sobre ella, repite los mismos errores. POR LO TANTO, para adquirir conocimiento, el ver, oir, oler, gustar no es suficiente. TENEMOS que pensar sobre lo que hemos visto y tocado. SIN EMBARGO, pensar necesariamente presupone, al menos, un proceso de abstraccion de ideas y de proposiciones mentales
    Para acercarnos a la realidad verdadera no podemos basarnos en un mero “existencialismo”…..La mente, al principio, conoce  solamente su propio pensamiento..Pero esto NO QUIERE DECIR que ella esta encerrada SOLAMENTE en las paredes de su experiencia personal.   EL analisis propio del acto de pensar muestra un dinamismo interno y una intencionalidad de la mente humana que por su propia naturaleza presupone un mundo “afuera” del nuestro, en el cual el conocimiento es posible..Esto es lo que propiamente podemos llamar- como “metodo”- un realismo critico  un saludo cordial   de Santiago Hernandez 

  • Javier Renobales Scheifler

    ¿El Becerro de Oro?
     
    La llamada basílica de San Pedro de Roma, del Estado Vaticano, lo es, becerro de oro estrella. Y la de la ‘Sagrada Familia’ de Barcelona también es becerro de oro. Y tantas catedrales (y el minivaticano de Rouco, si lo consigue sacar adelante en Madrid) … El propio Estado Vaticano lo es.
     
    Diosdesconocido (si es que existe) ‘está’ o es en las personas, en el amor de las personas, no en los templos, ni en sus sagrarios ni en las hostias sobre las que han ‘echado’ su magia los de ‘vida consagrada’.
     
    Ningún rico ni poderoso tiene su dinero ni su poder como un fin en sí mismo, sino como un medio para un fin, para sus fines. Y vaya que sí lo saben utilizar hábilmente para sus fines, con la misma habilidad y tenacidad que han necesitado desarrollar para conseguirlo y mantenerlo, tanto dinero y tanto poder.
     
    Jesús no lo tenía, ni dinero ni poder. Por eso dijo que no se puede servir a Dios y al dinero. Porque tener dinero y propiedades acumuladas y mantenerlas en propiedad, con todo el poder sobre ellas, impide servir a Dios (lo cual no es sino servir a las personas, pues no hay otra forma posible de servir a Dios, que servir a las personas humanas).
     
    Por favor, Dios no necesita ni quiere que le sirvamos, ni le demos culto, ni le adoremos, ni le hagamos la pelota. Qué idea más arcaica obsoleta y trasnochada, la de que Dios quiere que le adoremos y le demos culto y andemos todo el día a vueltas con Dios por aquí Dios por allá …
     
    Lo que necesita Dios, si es que existe, es que sirvamos a las personas, pues esas sí que lo necesitan, eso está bien a la vista, sin necesidad de devanarse los sesos imaginando mundos sobrenaturales desde donde moverían a cada momento unos imaginarios hilos con los que dirigen nuestra existencia y la de todo el universo.
     
    Tener becerros de oro como el Estado Vaticano y tan ingente patrimonio, inmobiliario y mobiliario acumulado durante siglos y siglos, como tiene el dictador del Vaticano y sus jerarcas a su servicio, radicalmente impide servir a Dios y se convierte en servir al negocio propietario de tantos bienes materiales y en servirse de Dios manipulándolo en beneficio del negocio. En mi modesta opinión.

    Creo que el Papa Luciani quería hacer una Iglesia pobre (los pobres son el tesoro de la ICAR, dijo en su discurso inaugural, creo recordar).

    Así que lo quitaron de Papa de inmediato, para volver a involucionar hacia el pasado, hacia donde siguen involucionando los amos del negocio, seguidos de una forma u otra por los que les consideran sucesores de los apóstoles a esos amos.

  • Santiago

    Perdon por el error..hacia la mitad de mi comentario debe decir:
    “IGNACIO DE Loyola, con su fina y profunda psicologia, sale al paso del peligro DE “esta idolatria de lo material”..y como todos estamos sujetos a esta tentacion, de una manera o de otra-formula magistralmente”…vale, saludos….Santiago Hernandez

  • Santiago

    No cabe duda alguna que la frase evangelica de Cristo tiene mucho mas vigencia hoy en  dia ya que “no podemos servir a Dios y a la riquezas” …El primer mandamiento de la Ley manda no tener otro Dios sino a Yahve…el dios de Abrahan, de Jacob, de Moises…el dios que se define como EL QUE ES, ya que posee la vida en si mismo,  y el  QUE ESTA, puesto que  siempre permanece con nosotros…sin abandonarnos un solo instante…y que, por lo tanto,  sin EL,nuestro solido fundamente se desvaneceria en un pequeno soplo…en un tenuo pestanar…en un breve suspiro.
    Loyola, con su fina y profunda psicologia, sale al paso del peligro que “esta idolatria de lo material’..y como todos estamos sujetos a esta tentacion, de una manera o de otra -formula magistralmente en sus famosos Ejercicios Espirituales -todavia actualmente efectivos- la forma del “TANTO CUANTO”…tanto he de usar de lo que tengo, en cuanto me ayude a conseguir el gol final de mi vida, que es la posesion misma de Dios…y he de apartarme, por tanto, de lo que NO me ayude a conseguir el proposito final de mi vida…Tanto las riquezas o la pobreza, la salud o la enfermedad, la inteligencia o la cortedad, la belleza o la fealdad…no son FINES en si mismos, sino medios, y los medios son solo vias hacia el FIN.
    Apartemonos de la adoracion heretica del dios Mammon y sigamos fielmente los caminos de Cristo, donde no existe el odio, sino solamente amor…ya que fue capaz de perdonar a sus propios verdugos en el momento crucial de nuestra completa REDENCION cuando el estaba colgado del madero de la Cruz…..el camino pues esta en la imitacion del Amor….un saludo cordial de Santiago Hernandez

  • Gabriel Sánchez

    Todo depende de que a que le llamemos Dios…no obstante, se podría decir que el neoliberalismo es una religión con su liturgia y con sus sacrificios…y sólo podrá romper sus dinámicas, si las grandes mayorías así lo deciden…de lo contrario, no sera un Dios desconocido, sino el viejo y querido dios de siempre, Mammon, con nombres modernos…Gabriel

  • Iñaki S:S,


    No cabe duda que, hoy en día, el altar está ocupado por el Becerro de Oro
    A quienes el €uro nos ha pillado un poco mayorcitos, algunas cifras en esta moneda se nos siguen escapando. Por ejemplo, las de los sueldos del “top ten” de los banqueros españoles, aparecidos estos días en la prensa. ¡Nueve millones de € al año, el número uno!. Es decir, mil quinientos millones de pesetas. O sea, 100 millones de pesetas al mes, más tres pagas extraordinarias de este mismo importe. ¡Qué fuerte!. ¿Hay un alma caritativa que quiera explicarme los méritos personales de estos magnates de las finanzas?. ¿Qué clase de trabajo honrado y honorable permite alcanzar semejantes ingresos?. ¡El título de economista me debió de tocar en una tómbola, porque no acabo de entenderlo!. Y menos conociendo personalmente la trayectoria de alguno de estos personajes. ¿Cómo pueden pasar estas cosas, en un país con millones de parados y mileuristas que sobreviven malamente a golpe de subvención o chapoteando en la economía sumergida?.
     
    Pero como vivimos en el país del..”y tu más”, aquí nadie se sonroja. Nuestros grandes ejecutivos lavan su conciencia diciendo que bastantes futbolistas, con un coeficiente intelectual muy lejano a la excelencia, ganan aún más!!. Otro escándalo que produce indignación y está pidiendo una reacción.  La parafernalia que se ha montado con los duelos Madrid-Barcelona me produce un cierto hastío. Estas líneas están escritas con el televisor cerrado, mientras Messi, Cristiano y Cia. correteaban por el césped madrileño. Fue mi huelga contra el opio del pueblo, contra el Becerro de Oro que llena los altares vacíos. El mismo  con el que tratan de lavarnos el cerebro, colándonos de rondón toda clase de injusticias y corruptelas.

  • Santiago

    Floren,   es un Dios desconocido y conocido, presente y ausente,conocido en lo positivo y y en lo negativo, , creativo y transformativo al mismo tiempo..por encima de toda definicion, no sujeto a “nuestros experimentos”, pensable pero inalcanzable.. que se escapa a nuestras manipulaciones… sin embargo, es el fundamento de TODO..primer motor del circulo de naipes…que no recorre los mismos caminos nuestros, sino otros diferentes , que son conocidos solos por EL… DESMOMIFIQUEMOS los ritos, recobremos su sentido inicial, el sentido verdadero de la liturgia..como lo hacieron los primeros cristianos…volvamos a ser “corazones fogosos que tengan el coraje de vibrar con su latido” (Sarrionandia) para vivir la aventura de la vida en la esperanza..un saludo  de Santiago Hernandez 

  • Luís Troyano

    Silvestre Ruiz:
    Completamente de acuerdo, con lo que nos pones del novelista judío, y con el sentido que se desprende de tu otro comentario.
    Creo que la divinidad existe, eso hace que oriente mi vida hacia algo que me trasciende. Pero…, cuidado con tragarnos por ello, al dios bíblico, constructo humano donde los haya.
    ************
    Igual que el Universo es estable y hasta inmutable, también la verdad es estable e inmutable. Lo que varia es el modo en que interpretamos los humanos la verdad. Cada época tiene “su verdad”, y como aún lentamente vamos evolucionando a mejor, esta verdad perenne que percibimos, cada vez es percibida mas claramente.
    Si, tenemos en nuestra época actual, una verdad por descubrir que nos apasionaría como al explorador que transita territorio virgen.
    Decadencia de verdades que ya no nos valen para nuestro actual mundo, están obsoletas. ¿Pero acaso por ello el “astro Verdad” ha muerto…?
    Si orientamos nuestra vida hacia “eso” que nos trasciende, entonces nos situamos en las coordenadas del Kosmos, entonces no somos colmenas sin abejas madre, y entonces todo lo ordenamos en consonancia. Tendríamos lo que hasta ahora hemos llamado “temor de Dios”, y con dar unos pocos pasos, nos encontraríamos el camino para convertirnos en seres maduros y profundos. Pasaríamos de ser “pollos de granja” a ser “águilas imperiales”. Está en nuestras manos elegir…
    Pollos de granja, porque hemos olvidado como sacar agua de nuestro pozo interior, y nos movemos superficialmente en un mundo material y materialista. Estamos vacios.  Nos faltan muchas visitas a los psicologo y a los maestros espirirtuales.

  • Silvestre Ruiz

    El novelista judío Ángel Wagenstein en “El pentateuco de Isaac” de, Libros del Asteroide 2010, página 137, dice así: “Busqué a Dios en esta casa, llamada casa de Dios, y no lo encontré. No lo busquéis porque no está aquí. Buscad en vuestro corazón, y si lo encontráis, dejad que éste se convierta en vuestra sinagoga, en vuestro templo, en vuestro sagrario, en vuestras Tablas de la Ley; porque Dios es amor y sólo en los corazones se puede hallar el amor, no en las piedras. Este es el único Dios”. Así dice.

  • Silvestre Ruiz

    En la novela de Enrique Vila Matas, “Dublinesca”.- Seix Barral. Biblioteca Breve. 2010. pág. 305, una esposa opina así de su marido: “Para empezar, está percibiendo con claridad que tanto Dios como el genio que siempre buscó han muerto; se ve a sí mismo ahora instalado en una pocilga deplorable dentro de un mundo repugnante”. Y luego, en la pág. 316, le dice: “Vives sin un dios y te falta el sentido. Te has convertido en un pobre hombre”.

  • Jaume PATUEL

    Creo que también “El altar vacio” es el título de un libro que acaba de salir. Muy sugerente  las reflexiones de Argullol . Però si trasladamos metafóricamente  “el altar vacío” como si fuera nuestro innerior, nos tenemos qué preguntar qué Dios hemos puesto.No hablo en sentido masoquista ni culpabilidad. Sencillamente, saber qué vivimos. Puesto que el Horizonte Último genera valores de ilusión. Ciertamente, no podemos poner “valores de ilusión” con la dramática semana santa  que nos ofrece la Institución eclesiàstica con su liturgia del medioevo.  No creo que el libro del teólogo Ratzinger-Jesús de Nazaret, Benedicto XVI-  ayude demasiado a “llenar el altar vacío”.   Todo “dios” que expliquemos es el neustro. por lo tanto, relativa la explicación. El compromiso existencial debiera ser el libro de lectura de este altar.  Y andemos siempre con la realidad esperanzadora, ésta no fenece.

  • MAR Medina

    Vaya, entre Leopardi y Argullol me han casi convencido de que la decadencia nos ronda ya demasiado cerca, pues no veo por ningún lado valores de ilusión en nuestra civilización, que sólo parece moverse -en círculos- por codicia.

    Menos mal que hay quienes se salen del discurso y ponen corazones fogosos o transeúntes en el altar vacío.

    Pero no sé, creo que el transeúnte que cada uno de nosotros es, por fogoso que sea el corazón, no se justifica por sí mismo si no se reconoce a su vez que es más que uno mismo.

  • pepe blanco

    … , a que cada transeúnte decida, por fin, subirse a él.

  • pepe blanco

     Qué artículo más bonito y sugerente.

    Probablemente, el altar está esperando a que los transeúntes se suban a él…

  • Para contemplar a cualquier Dios, considero que es necesario concederle un culto, pues por medio de este, nos ponemos en contacto con el trascendente. Este escrito -magnifico por cierto- da forma a parte de mis juveniles inquietudes, pues me pregunto que de autentico hay en los ritos que desarrollamos. Leo hoy, mientras camino a Leonardo Boff y sus “Sacramentos de la vida” y con él llego a la conclusión de que nuestros ritos han sido momificados, están estáticos y por eso no llegan a la gente. Yo soy persona de liturgia, pero demasiadas veces llego a la conclusión de que los altares de hoy, no se basan en la sacramentalidad de las “aras”, ni en la manera de ofrecer un culto. La vida, la vida es el altar de hoy, entiendo yo. Y la manera de estar expectantes ante toda manifestación posible, ¿acaso nos esta preparando para acoger una nueva dimensión de Dios, que nos lleve a pensar que efectivamente es un Dios desconocido?.
    Saludos a todos.

  • Antonio Vicedo

    Solo la inconsciencia o motivos menos nobles, nos pueden permitir considerar los altares, cuando cualquier chispa de conciencia personal nos pone delante LO QUE  millones de hermanos tienen contra nuestra insolidaridad fraterna.
    Según Jesús, en su coloquio con la Samaritana, el Padre quería desde aquel YA, recibir adoración de los auténticos adoradores en espíritu y verdad.
    Porque ¿Dónde queda la verdad de PADRE, si se falsea el NUESTRO, por seguir aferrados a aquel ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
    Si el NUESTRO lo falseamos ¿no convertimos en blasfemia  la referencia a Padre?

  • Sarrionandia

    Articulo interesante, por cierto.
    El vacio del altar no tiene que ser ocupado por ningún dios ni conocido ni desconocido. Hoy no se necesitan altares sino corazones fogosos que tengan el coraje de vibrar  con su latido y preparar el parto de sus mejores añoranzas,